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Noviembre 19 Versión imprimible
Palabras del presidente Uribe en la clausura del Curso de Altos Estudios Militares (Caem), Curso Integral de Defensa Nacional (Cidenal) y Estado Mayor (Cem)

El Presidente Álvaro Uribe dijo que es una honra para Colombia poder presentar a sus Fuerzas Armadas en televisión, sin ninguna filtración y manipulación, respondiendo por las quejas de derechos humanos de la comunidad. Foto: Miguel Ángel Solano - SP

 

Bogotá, 19 nov (SP). “En el año del ceremonial de las Fuerzas Militares y de Policía, este es uno de los acontecimientos más importantes. ¿Por qué? Porque aquí certificamos varios pasos. Certificamos el esfuerzo académico de quienes, previamente seleccionados, se han dedicado durante un buen lapso, prácticamente internos en la Escuela Superior de Guerra, a hacer el estudio, el Curso de Altos Estudios Militares (Caem).

Aquí certificamos a los alumnos del Curso Integral de Defensa Nacional (Cidenal), a los alumnos de la Maestría en Seguridad.

Qué importante saber que nuestros oficiales van avanzando en estos niveles de formación, que les permite regresar al campo con mejores elementos académicos.


Y celebro también cómo crece la vinculación de ciudadanos de la sociedad civil al tema de estudio de materias de defensa nacional.

Uno de los componentes fundamentales de nuestra política de Seguridad Democrática es el apoyo de los ciudadanos a las Fuerzas Militares y de Policía de la Patria.

Pensamos en un trípode, que se llama la Constitución, las Fuerzas Militares y el pueblo.

En una Nación de esta extensión geográfica, un millón 160 mil kilómetros; en una nación de estas dificultades topográficas, todavía, por fortuna, con 578 mil kilómetros cuadrados de selva, por más que crezcan las Fuerzas Militares y de Policía, por más que se doten para tener los niveles de eficacia que necesita nuestra ciudadanía, requieren un gran apoyo de la ciudadanía.

Y esta participación de la sociedad civil en Cidenal y en la Maestría, es apoyo de la ciudadanía, es ciudadanía que quiere integrarse más, para apoyar más y mejor a nuestras Fuerzas Militares y de Policía.

Y ese apoyo garantiza transparencia y eficacia. Unas Fuerzas Armadas, un Gobierno, que tienen una ciudadanía más pendiente, están obligadas a ser más eficaces; y cuando tienen una ciudadanía más vigilante, están obligados a ser totalmente transparentes.

Y una ciudadanía que mantiene esta cercanía con sus Fuerzas y con el Gobierno, que ejerce sobre ellos actividades de cooperación y al mismo tiempo de vigilancia, en la medida que Gobierno y Fuerzas puedan responderle bien, es una ciudadanía que gana más confianza.

Muchas felicitaciones a todos.

Permítanme decirles que insistimos nosotros en la construcción de confianza en Colombia, a través de la Seguridad Democrática, a través de la confianza inversionista y a través de la política social.

La experiencia de Colombia demuestra que solamente la Seguridad Democrática y la confianza inversionista hacen posible un marco de prosperidad, que a su vez se convierte en la causa eficiente para avanzar en lo social.

Todo peldaño de avance en lo social, valida la razón de ser de las políticas de seguridad y de las políticas de inversión.

Nuestra seguridad es democrática, es una seguridad para proteger a todos los colombianos, es una seguridad con total adhesión a los derechos humanos, es una seguridad con toda la vocación de eficacia y con todo el compromiso de transparencia.

Es importante hoy, apreciados oficiales y compatriotas, tener en cuenta esa relación entre la eficacia y la transparencia en la Política de Seguridad.

La eficacia es lo único que nos permite que las nuevas generaciones puedan vivir en un país sin guerrilla, sin paramilitares, sin narcotráfico, sin otras formas de delincuencia.

La eficacia es lo único que nos permite, como dijera el Libertador, en aquella bellísima carta a la Convención de Ocaña, escrita desde Bucaramanga, la eficacia de la Fuerza Pública es lo único que aterra al criminal, es lo único que protege al débil.

Para estudiar el tema de la eficacia de la Fuerza Pública es bueno volver sobre los párrafos del Libertador en aquella bellísima carta a los legisladores reunidos en Ocaña.

Decía: “sin la eficacia de la Fuerza Pública perece la virtud, y si perece la virtud, perece la República”.

Ahora que algunos han querido afectar la eficacia de la Fuerza Pública con críticas especialmente en lo internacional, es la hora de que nosotros volvamos sobre el imperativo de la eficacia.

Tengamos dos referentes: aquellas palabras premonitorias del Libertador dirigidas a la Convención de Ocaña, y la historia que le ha tocado vivir a las generaciones presentes.

Todas las razones que condujeron a que la Fuerza Pública no pudiera ser eficaz durante mucho tiempo, condujeron a que en este país creciera sin límites la guerrilla, apareciera y creciera sin límites el paramilitarismo, creciera sin límites el narcotráfico, aparecieran todos los días nuevas formas de criminalidad y finalmente la ciudadanía se sintiera totalmente indefensa y desconfiada.

Es la hora de fortalecer el compromiso con la eficacia.

¿Y por qué el tema de la transparencia? Porque la eficacia necesita una política de seguridad sostenida en el tiempo, y en un Estado de opinión como el nuestro, donde hay controles de la contraloría, controles de la Procuraduría, donde interviene la Fiscalía, donde hay controles políticos del Congreso, de las Asambleas, de los Concejos, el control más importante es el de la opinión.

En un Estado de opinión como el nuestro, que requiere que la política de combate a la delincuencia sea sostenida en el tiempo para ser totalmente eficaz, esa sostenibilidad se logra si la ciudadanía cree en la acción de la Política de Seguridad.

Y para que la ciudadanía de credibilidad, además de la eficacia se necesita la transparencia. Si no hay transparencia, la ciudadanía termina perdiendo la credibilidad. Y esa pérdida de credibilidad produce que la ciudadanía, en lugar de apoyar con entusiasmo, fervorosamente estas políticas, la ciudadanía empiece a retirarse, a alejarse de estas políticas, a mirarlas con suspicacia.

La transparencia es el mecanismo mediante el cual se alimenta la prolongación en el tiempo de la confianza ciudadana, para que esta política, con ese respaldo en la ciudadanía, pueda lograr la eficacia, resultado de la perseverancia, que finalmente concreta, consolida, la confianza de la ciudadanía.

Una política de transparencia da toda la autoridad moral para defender la política de eficacia en cualquier escenario, nacional o internacional. Entonces la política de transparencia es la que permite justificar plenamente una de las virtudes que tienen que tener el soldado, el policía, el infante: la agresividad en el combate contra el criminal, la iniciativa en el combate contra el criminal.

Hay autoridad moral para mantenerse en la iniciativa con toda la agresividad, si se ha respetado totalmente la transparencia. Cuando no hay transparencia, entonces el temor al pecado cometido, el temor al delito tipificado, anula la posibilidad de la iniciativa agresiva contra el criminal.

La transparencia es una especie de vitamina, de alimento fundamental, es una especie de nutriente de raíces, es una especie de surco del árbol para poder tener toda la fuerza, la fuerza moral y el vigor espiritual para mantenerse en una actitud de agresividad, de iniciativa contra los criminales.

Tenemos el deber, en los 400 mil hombres de la Fuerza Pública de la Patria, de inocular todos los días esos dos valores: eficacia y transparencia, para que podamos defender a esta Patria ante propios y extraños, para que tengamos la autoridad moral de defender en todos los rincones del país la Política de Seguridad Democrática y de defenderla en todos los foros del mundo.

Ahora, vincular a la ciudadanía y responderle bien en materia de derechos humanos da confianza, muestra que aquí no hay nada que ocultar.

Cuando un ciudadano a través de la televisión observa que el General, comandante de una División, el oficial comandante de una Brigada, de un Batallón, aquellos que comandan las regionales de Policía, las localidades de Policía, los comandos de la Fuerza Aérea, que comandan las Fuerzas Navales, sin ambigüedades, de manera clara y contundente comparecen ante el país y dicen: ‘hemos recibido estas quejas, adelantamos estas investigaciones, hemos tomado estas decisiones, hemos traslado de estos otros temas, que a la Fiscalía, que a la Procuraduría, que a la Justicia Penal Militar’, cuando la ciudadanía observa eso, que con incurable buena fe nosotros enfrentamos públicamente nuestras vicisitudes, nuestras dificultades, y aún nuestros errores, la ciudadanía se llena de confianza, y esta difícil política para derrotar la criminalidad reposa en la confianza de la ciudadanía.

Vista en grandes tramos la historia de la Patria podríamos decir que tuvimos un corto periodo de relativa paz, de los años 40 hacia atrás, hasta aquel 1902, cuando terminó la Guerra del los Mil Días, que dejó bien deprimida la Nación, y que fue la causa eficiente de la separación de Panamá, y a no dudarlo, Panamá era la cabeza del momento. Bogotá, una villa importante y culta, pequeña y atrasada. En Medellín apenas florecían tres chimeneas industriales. Cali era todavía un villorio. Cartagena mantenía su historia dentro de las murallas. Y la gran prosperidad empezaba a verse en Panamá.

Y perdimos, perdimos a Panamá. La hemos ganado en el curso de la historia como una gran hermana, pero aquel momento Panamá se separó de la unidad nacional.

Postrado el país, empezó a recuperarse bajo ese conductor eficaz, nunca bien recordado: el Presidente, General Rafael Reyes.

No se puede negar que vivimos unos periodos de paz, y esa paz se rompió nuevamente por la violencia partidista que emergió en los años 40.

Esas guerrillas que se desmovilizaron en los gobiernos del General (Gustavo) Rojas Pinilla y el Presidente Alberto Lleras Camargo, los remanentes se tornaron en las guerrillas marxistas del odio de clases, después en las guerrillas mercenarias del narcotráfico, en las causas del paramilitarismo, en los aliados del narcotráfico. Y de los años 40 a la fecha, las diferentes generaciones de colombianos no han tenido un día completo de paz.

Derrotar este prolongado espacio de violencia exige una política de seguridad sostenida en el apoyo del corazón de los colombianos. Y para lograrlo, necesitamos esa combinación de eficacia con transparencia.

Quiero felicitarlos a todos ustedes.

Da mucho orgullo como colombiano ver que por aquí pasan distinguidos profesionales de la sociedad civil a obtener su diploma por haber hecho el curso Cidenal, a obtener su diploma por haber hecho el master de la Escuela Superior de Guerra.

Y da mucho orgullo saber que un distinguido grupo de coroneles, capitanes y mayores, próximos a ascender, reciben hoy el diploma por haberse consagrado en el último tiempo –con dedicación exclusiva- a los altos estudios que ahora los ponen, todavía, en un nivel de mayor conocimiento para continuar su carrera de ascenso en el mando y de ascenso en las responsabilidades al interior de las Fuerzas Armadas de la Patria.

Los felicitamos a todos. En nombre del señor Ministro (de la Defensa, Juan Manuel Santos), de sus altos mandos, de todos los compañeros del Gobierno, nuestra felicitación inmensa.

Muy apreciado Mayor (del Ejército, Óscar Alexander) Tovar, usted es un héroe de la Patria. Los reconocimientos académicos están a la altura de los reconocimientos que usted ha obtenido por el heroísmo en el campo de batalla.

Cuando pensamos en los hijos, en los nietos, en los colombianos que habrán de venir, decimos: gracias a Dios Colombia tiene hijos como el Mayor Tovar, héroes en la academia, héroes en el campo de batalla, porque ustedes son la garantía para que esta Patria pueda darle felicidad a las nuevas generaciones, para que las nuevas generaciones no tengan que vivir la Patria de violencia ininterrumpida que se ha dado desde mitad de los años 40 hasta la fecha.

A sus compañeros, al Capitán Luis Ernesto Espinosa, al Mayor Juan Carlos Rueda Cartagena, nuestras felicitaciones y nuestra gratitud por esta distinción.

Llevan sobre su pecho la Medalla Francisco José de Caldas, que los reconoce como los primeros puestos.

Y en su nombre rendimos un homenaje a todos sus compañeros.

Hoy nos sentimos todavía más orgullosos de las Fuerzas Armadas de Colombia.

Difícilmente un país que ha sufrido los avatares de Colombia, no lo hay en el mundo que pueda presentar a sus Fuerzas Armadas en televisión, sin ninguna filtración, sin ninguna manipulación, respondiendo por las quejas de la comunidad. Esto honra.

Hay que pulir, enmendar y salir de inmediato al campo de batalla, para hacer más eficaz confianza en Colombia.

Gracias a ustedes. Felicitaciones y de nuevo muchas, muchas gracias”.