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Noviembre 26 Versión imprimible
Palabras del Presidente Álvaro Uribe al instalar el Congreso Cafetero en Bogotá

Bogotá, 26 nov (SP). “Quiero agradecer las generosas palabras del doctor Gabriel Silva, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, y decir que el Gobierno simplemente ha querido contribuir a una gestión, conducida por él, con visión moderna de largo plazo y gran eficiencia.

Y las generosas palabras del doctor Javier Pérez, presidente de este Congreso Cafetero, que además nos han servido como un recuento histórico bien importante de esa cadena de esfuerzos de la caficultura colombiana, que finalmente configuran su historia.

Permítanme hacer una introducción, y después referirme a las dificultades del primer semestre, a las dificultades de este segundo semestre, a la situación actual de la economía colombiana, para enfrentarlas. Al tema de las ‘pirámides’, algunas noticias de infraestructura, y compartir con el Ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, algunos puntos que consideramos de gran importancia, como contribución al éxito del gremio.

Motivos de optimismo para los cafeteros

Apreciados compatriotas: uno no puede renegar de la naturaleza, pero tiene que hacer esfuerzos en todos los momentos para superar dificultades. Uno no se puede llenar de resentimiento por la crisis económica, ni echarse a llorar. Hay que hacer esfuerzos, en todos los momentos, para superarla.

Nada más importante para hacer esfuerzos, que ver motivos de optimismo. Y antes de referirme a las dificultades, permítanme enfrascarlas, incrustarlas, en algunos motivos de optimismo.

El país venía con una producción cafetera estable, con tendencia a la reducción. Y ahora todo indica que vamos a pasar, en el curso de los próximos años, de una producción de 11 – 11,6 – 12,6 – 12,1, nuevamente a 17 millones de sacos de café. Eso es bien importante. Ya es un hecho. Entre otras cosas, gracias a las políticas de renovación.

Cuando el país corría el peligro de bajar su producción cafetera a 7 millones de sacos, ver que va por una tendencia totalmente llena de certeza para volver a producir 17 millones de sacos, es un país que está fortalecido para enfrentar la adversidad.

Ha habido elasticidad, gran talento, de parte de ustedes y de sus directivos, para ajustarse a las exigencias del mercado. Cuando en teoría nos recomiendan: hay que producir alimentos especiales orgánicos, la caficultura colombiana en estos años ha pasado de 200 mil sacos de cafés especiales a un millón y medio. Diría, apreciados compatriotas, que esa es otra gran noticia.

Y una tercera: los reembolsos valían 800 millones de dólares. Este año van a valer 2 mil millones de dólares.

Y una cuarta: el consumo de café en el mundo sigue creciendo. Y sigue creciendo el consumo de café suave, como el café de Colombia.

Y una quinta: hace muy poco empezamos las tiendas. Y vamos a terminar el año con 170.

Entonces hay que revisar todo para mejorar. Pero hay que ver unas cosas buenas para animarse.

Actuación del Gobierno frente a las dificultades

Ahora sí permítanme entrar a ver dificultades, no para que nos dé moridera, sino para que seamos conscientes de cómo las tenemos que enfrentar en todo momento.

El primer semestre fue difícil, muy difícil. Inflación de alimentos, precios del petróleo. Y todo tan impredecible. Fue tan impredecible el nivel del petróleo a 140 dólares, como el nuevo nivel a 50 – 55 – 49 dólares.

Cómo se elevó el precio de los fertilizantes, no solamente de los directamente derivados del petróleo sino de algunos que tienen independencia frente al petróleo, como el caso de los fertilizantes basados en fósforo, en potasio, etcétera.

Y cómo se afectó el precio interno de muchos productos, entre ellos el café, con la revaluación.

Pero el Gobierno actuó. Las ayudas directas a los compatriotas afectados por la revaluación, en el primer semestre, solamente para ayudar a sostener los niveles de empleo, para que no despidieran trabajadores, ascendieron a 614 mil millones.

Y eso no es fácil. Porque muchos economistas dicen: ¿cómo dan esas ayudas? Algunos inclusive llegan a recomendar que dejen quebrar a esos sectores.

Y siempre salen con la crítica facilista de que lo que pasa es que esos sectores no son suficientemente competitivos, y que por eso no resisten la revaluación.

Son competitivos. Y mucho. Han hecho enormes esfuerzos de productividad.

Lo que pasa es que si un elemento como la tasa de cambio, no acompaña los esfuerzos de productividad, un día de los floricultores, de los confeccionistas, de los cafeteros, de los bananeros, de los productores de zapatos, ellos dejan de ser competitivos. No porque no hagan grandes esfuerzos de productividad, sino porque un factor fundamental de competitividad, que es la tasa de cambio, no ayuda.

En la reunión con ustedes, apreciados compatriotas cafeteros, en Chinchiná, el Gobierno los escuchó.

Yo les he dicho a mis compañeros del Gobierno: hay que ver. Hay que mirar y ver. Y hay que oír y escuchar.

De pronto uno, cuando ya se le va cayendo la tintura del pelo, empieza a hacer diferencias cuidadosas entre esas palabras. Una cosa es mirar y otra cosa es ver. Una cosa es oír y otra escuchar.

El Gobierno los escuchó, con afecto, con compromiso con ustedes. Por eso no vacilamos en desmontar los aranceles de los fertilizantes, lo que nos costó en el recaudo.

Cuando vemos las dificultades del recaudo, hasta el primero de octubre –y ahora me referiré al tema–, ahí influyó muchísimo el desmonte de los aranceles a los fertilizantes y el desmonte de los aranceles a unas materias primas no producidas en el país, para ayudarles un poquito a palear las dificultades a sectores exportadores muy afectados por la revaluación.

Nosotros, además, tuvimos en un momento que ayudar en el precio, porque hubo un momento en que el precio se puso por debajo de un punto de equilibrio. Y el Gobierno inmediatamente comprometió unos recursos para ayudar en ese precio.

Examinamos, con el Ministro de Agricultura y el doctor Gabriel Silva Luján, que sin incluir lo nuevo, la contribución del fisco nacional este año al sector cafetero puede superar los 200 mil millones.

Porque está el tema de renovación, está el tema del costo de eliminar los aranceles de los fertilizantes, está una ayuda que se dio al precio en un momento crítico, y está también la financiación de unos temas de extensión.

Diría que el monto no es lo significativo. Lo significativo es mantener una tendencia, año tras año, de compromiso del presupuesto nacional con la caficultura, por razones sociales. Es lo que quiero destacar.

En buena hora, cuando era Ministro de Hacienda el doctor Juan Manuel Santos, anticipó eso. Y lo quiero reiterar. Tengan la certeza de que en el país se ha venido creando una gran conciencia.

Y este Gobierno quiere contribuir hasta el último día en ello, de que un sector, de tanta importancia social como el cafetero, necesita un acompañamiento permanente del Gobierno. No un acompañamiento excepcional, en momentos de graves crisis, sino un acompañamiento permanente.

Por eso, más que el monto, que no es despreciable, en medio de tantas dificultades de la economía, es más importante el acompañamiento permanente.

Esfuerzos frente a las tragedias de la naturaleza

Un segundo semestre signado por la crisis de la economía mundial, las tragedias de la naturaleza, las ‘pirámides’.

Hemos hecho grandes esfuerzos para enfrentar estas tragedias de la naturaleza. Estaremos nuevamente en el Huila, en La Plata, tan cerca de Belalcázar, que es el casco principal del municipio de Páez, el sábado, para mirar cómo enfrentamos todas estas tragedias.

Estábamos con una conciencia tranquila, porque se habían tomado todas las medidas en sismógrafos, radiocomunicación, alertas tempranas, en esa área del volcán nevado del Huila. Y sin embargo tenemos a unos compatriotas que han perecido.

Alguien me decía: ‘Bueno, Presidente, pero es que ahora las cuentas indican que han perecido 10 compatriotas y en la avalancha del 94 perecieron 1.600’. ¡No! Nosotros queremos que no perezca ni uno solo. Los esfuerzos que hemos hecho son para que no perezca uno solo.

Y hay un costo grande de infraestructura. Vamos a hacer todo el esfuerzo por reparar esa infraestructura. Y la situación ha sido bien difícil en el país. Porque entonces está el tema de todos los desgarres en la ciudad de Manizales, y la ciudad sin agua. Está el tema de toda la situación en Medellín. Y en La Mojana, donde hemos hecho una inversión enorme en diques, en vías.

Esta avalancha del Huila ha tenido ahora dos componentes: el primero fue una avalancha de piroplastos y después vino una avalancha de agua. Y han crecido excesivamente los dos ríos: el Magdalena y el Cauca. Y nos ha hecho nuevos daños en La Mojana. Estamos desde antes de anoche allá, con unos equipos de emergencia, tapando una boca del caño Majagual.

Pero esto lo seguimos enfrentando. La mejor herramienta para trabajar es hacer las cosas con amor. Y una dificultad como ésta, hay que enfrentarla es con amor a la patria. Sin renegar de la naturaleza, no nos vamos a arrugar.

Y la filosofía del Gobierno y la instrucción a mis compañeros de Gobierno, es: allí donde le duela la muela a un colombiano, allí tenemos que estar. El Gobierno tiene que estar solícito en todas partes ayudando a ver cómo salimos adelante.

La crisis de la economía

La crisis de la economía. El doctor Gabriel Silva nos decía cómo hay esta gran reacción para enfrentarla. Estados Unidos primero adoptó un plan de estímulos de 700 mil – 800 mil millones de dólares, en una economía que vale 13,6 trillones. Diría que es un plan de estímulos grande. Ahora están anunciando otro paquete de estímulos, a través de la Federal Reserve, de otros 800 mil millones de dólares.

La Unión Europea está adoptando un plan de estímulos inmediato de 200 mil millones de euros, que equivale al uno y medio por ciento del producto de los países de la Unión Europea. El plan de estímulos de China es bien grande.

Confiemos que la sumatoria de todos esos planes de estímulos le devuelva confianza a la economía mundial, y se vuelvan a normalizar los flujos de crédito.

¿Y en qué situación está Colombia? Colombia tiene fortalezas y tiene riesgos.

Diría que entre las fortalezas podemos mencionar las siguientes: nosotros pasamos en estos años de 10 mil 600 millones de dólares en reservas, a 24 mil millones de dólares en reservas.

El seguro de depósito pasó de 400 millones de dólares, este Gobierno ha ahorrado 2 mil 600, el seguro de depósito está hoy en 3 mil millones de dólares. Creo que eso ayuda bastante.

Las coberturas en el sistema financiero han pasado de un 37 – 39 por ciento a un 110 por ciento. Antes por cada peso de cartera en mora, había una cobertura entre 37 – 39 centavos. Hoy hay una cobertura de uno con diez. Creo que eso ayuda bastante.

Es bien importante registrar lo siguiente: en 1997 la deuda externa del sector privado colombiano superaba los 17 mil millones de dólares. La semana pasada esa deuda externa estaba en 16 mil 910 millones de dólares.

La reflexión es ésta: el sector privado colombiano más que se ha doblado de tamaño en esos años, y tiene una deuda externa menor. Creo que esa es una fortaleza.

Otra fortaleza: el sector privado colombiano no le jugó a la ‘pirámide’ de Wall Street. Aparece mucho sector privado de la región con inversiones allá. Inversiones que se las llevó esa borrasca. Aquí el sector privado colombiano no aparece hasta la fecha invertido en el mercado secundario de derivados. Creo que eso nos ayuda.

Otra fortaleza: la economía colombiana no se llenó de capitales externos de corto plazo. El Gobierno enfrentó esa crítica en los últimos dos años. Nos decían en la Bolsa de Valores: ‘Aquí no se valorizan los TES ni las acciones, porque el Gobierno no deja entrar los capitales de corto plazo’.

Y nos decían algunas calificadoras de riesgos: ‘No le devolvemos a Colombia el grado de inversión, porque Colombia tiene unos controles de capitales’.

Y nosotros mantuvimos esos controles a los capitales de corto plazo. Porque nosotros creemos, apreciados compatriotas, que el capital tiene que ser un factor de producción, de servicio y de creación de riqueza social, y no una herramienta especulativa. Pues bien, eso cuánto nos ayudó.

Uno les pregunta a los analistas por razones para explicar las crisis de Paquistán, Ucrania, Islandia, Hungría. Y dicen: ‘Una de las causas determinantes de esas crisis, es que esos países tuvieron una prosperidad soportada en capitales de corto plazo, y ahora esos capitales están buscando salir urgentemente de esos países, lo que los anglicistas llaman fly to quality. Esos capitales quieren salirse de esos países y quieren migrar hacia inversiones en papeles del tesoro de Estados Unidos.

Entonces hay una gran presión en esos países por salida de capitales. Lo que ha producido una impredecible devaluación, que ha llegado a unos montos que ha llevado a esos países a declararse en quiebra. Y en cuatro o cinco países solamente, el Fondo Monetario Internacional ha tenido que hacer unos apoyos que valen 42 mil millones de dólares. Eso no le ocurrió a Colombia.

Subsidios a los combustibles

Ahora, por supuesto, hemos hecho otros esfuerzos. Diría que un gran esfuerzo de estos años, que es el momento de apreciarlo, es el sacrificio que se les pidió a los colombianos en precio interno de combustibles.

Cuando empezó nuestro Gobierno, los colombianos pagábamos gasolina por un equivalente a 20 dólares el barril de petróleo. Hoy pagamos gasolina por un equivalente a 70 dólares el barril de petróleo.

Pagábamos diesel por un equivalente a 16 dólares el barril de petróleo. Hoy estamos ligeramente por debajo del precio de equilibrio, de acuerdo con la cotización del petróleo en el mercado mundial.

Les voy a plantear esta hipótesis: imagínese que nosotros, por el contagio de Ecuador y Venezuela, hubiéramos mantenido unos precios de combustibles aquí bajos, que para un Gobierno es muy difícil estarlos subiendo mes a mes, que no los hubiéramos subido sino los hubiéramos mantenido bajos, tratando de tener allí alguna semejanza con Ecuador y Venezuela.

¿Qué estaría pasando hoy? Nos estarían diciendo: ‘En esta crisis de la economía, ustedes no pueden mantener esos subsidios a los combustibles, tienen que desmontarlos de inmediato’.

¿Nos podemos imaginar qué le pasaría a la economía colombiana si hubiéramos llegado a esta crisis con unos precios de combustibles bien bajos, y ahora tuviéramos apresuradamente que desmontar esos subsidios?

Fue una bendición haber desmontado esos subsidios, a lo largo de estos años. Y eso nos permite ahora pensar en unos recursos para acelerar el tema de obras de infraestructura.

Ahora, tenemos dificultades. Tenemos preocupaciones en el recaudo y tenemos preocupaciones en el financiamiento, y tenemos preocupaciones sobre disponibilidades de recursos para lo que se llama políticas anticíclicas.

Dificultades en recaudo

A primero de octubre tuvimos una gran angustia, porque nos faltaban 312 mil millones, en comparación con la expectativa de recaudo.

¿Por qué? Porque en el primer semestre hubo menos dinamismo en el comercio exterior. Los impuestos aduaneros se liquidaron no sobre dólares de 2 mil 100, 2 mil 200 pesos, sino sobre dólares de mil 800, mil 700 pesos, lo que nos dio menos ingresos por impuestos aduaneros.

Y porque hubo que hacer sacrificios, a los cuales ya me referí, como unos desmontes arancelarios de fertilizantes, de materias primas no producidas en el país.

Octubre se comportó bien. Vamos a ver qué pasa en noviembre. Gracias al comportamiento de octubre, ese faltante de recaudo se redujo a 201 mil millones.

Creemos que estamos con optimismo de que podamos terminar el año 2008 cumpliendo la meta de recaudo.

2009, renta e IVA básicamente. Todo indica que los grandes contribuyentes de renta, a pesar de todas las dificultades, hacen un buen 2009, lo que le da alguna tranquilidad al Gobierno. Nos preocupa lo que lo pueda pasar con IVA a lo largo del 2009, por esta desaceleración de la economía.

Y por supuesto, nos preocupa más lo que pueda pasar con renta en el 2010, porque en el 2010 se recaudarán los impuestos que se causen en el ejercicio económico de 2009. Por eso el Gobierno tiene que tratar de tener la mayor objetividad, sin perder el optimismo.

Mientras haya energía, todos tenemos que estar con toda la agudeza mental y buscando soluciones. Y las soluciones se encuentran no cuando uno tiene moridera, sino cuando uno mantiene estados de optimismo, estados de ganas, estados de hacer las cosas con energía.

Dificultades en financiamiento

Ahí advertimos unas dificultades. Y advertimos unas dificultades en el financiamiento.

Nosotros hemos mejorado la situación del crédito público, por varias razones. Porque se ha disminuido el porcentaje de la deuda en relación con el producto. Ha pasado del 48 – 50 por ciento del producto, al 27. Que si no tuviéramos a Ecopetrol por fuera de las cuentas nacionales, como hubo que ponerlo por fuera de las cuentas nacionales por la reforma administrativa a Ecopetrol, ese endeudamiento estuviera en el 25.

Segundo: antes el 75 por ciento de la deuda pública, el 70 por ciento, estaba en moneda externa. Ahora apenas el 25. Lo otro de la deuda pública, el 75, está en moneda interna, en moneda local. Eso ayuda.

Somos menos vulnerables frente al mercado financiero internacional. No quiere decir ello que nos podamos quedar tranquilos. Tenemos que manejar con mucha delicadeza el mercado financiero interno, para no desatar unas presiones que le quiten cupo, que encarezcan más la tasa de interés y le quiten cupos de financiamiento al sector privado. El Gobierno tiene que ser allí cuidadoso.

Nosotros ya prácticamente tenemos resuelto el endeudamiento externo del país para el año 2009. Necesitamos 2 mil 400 millones de dólares. Pensábamos contratar 1.000 en los mercados y 1.400 en los bancos multilaterales. Los 2 mil 400 están ya contratados en los bancos multilaterales.

Si no se presentan nuevas necesidades de financiamiento externo, el año 2009 en ese frente, financiamiento público externo, están superados los riesgos.

El Gobierno está trabajando cuidadosamente para despejar los caminos para el financiamiento público externo de los años 2010 y 2011.

De todas maneras nosotros creemos que es un riesgo para todo el mundo, aun para el Estado colombiano, que ha sido tan cumplido, que nunca ha incurrido en negación de deuda, ni en castigo unilateral de deuda, en aquello que los anglicistas llaman default, que ha tenido una economía respetada internacionalmente, esta crisis financiera internacional es un riesgo para todos.

Otra preocupación de financiamiento: Colombia es un país que ha ganado muchísima confianza inversionista. ¿Qué nos preocupa? Que los bancos puedan decir a los inversionistas que quieren hacer inversiones en Colombia: ‘Magnífica esa inversión, pero nosotros tenemos un problema, que nosotros no les podemos prestar’.

Todo esto nos obliga a ser sumamente cuidadosos.

Una ventaja: Colombia ha ganado confianza inversionista. Para nosotros ha sido tan importante la construcción de cohesión social, en un trabajo de corazón y de presencia permanente con el pueblo colombiano, como la seguridad democrática y como la confianza inversionista.

Los gobiernos de Colombia no fueron hostiles a la inversión. Fueron amigos. Diría que lo que se puede destacar de este Gobierno es el gran interés de este Gobierno por aumentar la tasa de inversión. Creo que eso es lo que marca la diferencia.

Y se ha aumentado esa tasa de inversión. Era una tasa de inversión del 12 – 14 – 15. Ha pasado al 21 – 27 – 28. Hay que hacer el esfuerzo, a pesar de las dificultades de financiamiento, de mantener esa tasa de inversión.

El país recibía 700, 1.000, picos de 2 mil millones de dólares de inversión extranjera directa. En los últimos años hemos tenido en un año 10 mil 500, en otro año 6 mil 500. El año pasado 9 mil 28.

Este año me han dicho, en el Banco de la República y en el Ministerio de Comercio, que, a pesar de las dificultades, puede ser un año nuevamente de 10 mil millones de dólares de inversión extranjera directa. Un 57 – 60 por ciento en sectores de minería, hidrocarburos. Lo otro distribuido en otros diferentes sectores de la economía colombiana.

Tenemos temor de que esta crisis nos disminuya esta tendencia que habíamos consolidado de tener unos flujos más permanentes y más altos de inversión extranjera directa. Pero seguiremos haciendo todos los esfuerzos para que el mundo distinga entre los países que arruinaron la confianza inversionista y los países que la han consolidado.

Llamado a cafeteros para que se conviertan en embajadores de Colombia

Yo sí creo que hay que decirle al mundo: lo que escaparon de allá de esa borrasca de Wall Street, inviértanlo preferencialmente en los países que lo merecen, como Colombia.

Creo que nos toca a todos convertirnos en embajadores de Colombia, y salir con frenesí al mercado internacional a buscar inversión en Colombia. A mí, por ejemplo, me dio pena con unos compañeros y unos compatriotas que me acompañaban el sábado en Lima y llegaron a Bogotá a las 3:00 de la mañana, entre ellos el doctor Luis Carlos Villegas.

Pero yo me dije en Lima: ‘No me voy de aquí sin encontrar en cualquier parte al Sultán de Brunei y al Presidente de Singapur, porque con ellos hay unos temas que hablar de inversión en Colombia’.

Nosotros necesitamos con febrilidad, con frenesí, en todas partes, buscar esta inversión en Colombia. Eso es como vendiendo café en momentos de dificultades: hay que insistir. Y hay que meterse con todas las ganas en todas partes.

Ahora nos toca hacerlo: convertirnos en un cirirí, pidiéndole al mundo inversión en Colombia. Y por supuesto ofreciendo todo lo que hemos logrado, que son condiciones de confianza inversionista en Colombia.

¡Hagámoslo! Si hay alguna institución que tiene este país para hacer ahora una gran política que vaya más allá de la órbita cafetera, para ayudar a que siga fluyendo la inversión en Colombia, en este momento de dificultades, es la Federación Nacional de Cafeteros.

Vengo a pedirles eso: que ustedes en este momento se constituyan en embajadores del país, para exigir, para buscar en toda parte, que sigan afluyendo recursos a nuestro país, que no se nos frene la tendencia de inversión en nuestro país.

Reforma del Estado

Nosotros hemos hecho una serie de cosas por mejorar esa confianza inversionista. Mientras en algunos países del continente hay un discurso hostil a la inversión, aquí hay un discurso de una actitud garantista de la inversión.

En medio de dificultades hemos venido mejorando los indicadores macroeconómicos. Hemos hecho unas reformas institucionales que no pudieron hacerlas ni Francia ni Brasil. Brasil no ha resuelto el problema de las transferencias a las regiones.

¡Cuánto hemos avanzado aquí en racionalizar eso, sin afectar la descentralización!

¡Cuánto ha avanzado este país en el tema de eliminar los privilegios pensionales a nivel de la Constitución!

Y seguimos con reformas institucionales de gran importancia

Creo que una de las reformas más importantes que debe tramitarse ahora, es la descongestión de la justicia. Porque la congestión de la justicia es uno de los factores que se alegan para decir que en Colombia todavía faltan condiciones de competitividad.

Nosotros hemos reformado 411 entidades del Estado, empezando por Ecopetrol, siguiendo por Telecom. Ahora estamos en la reforma de todas las clínicas del Seguro Social.

De no reformar a Telecom, habría estas consecuencias: necesitaría el fisco nacional desembolsar 600 mil millones para pagar pensionados. Y no habría en Telecom capacidad de inversión. Esa reforma permitió una capacidad de inversión de dos billones por año. En este cuatrienio está invirtiendo ocho billones. Y permitió también que allá pagaran todas las deudas y puedan pagarles a los pensionados.

Ahora hay que dar el tercer paso, que es buscar asociar a Colombia Telecomunicaciones con los grandes jugadores de la telefonía móvil.

Petróleo y energía

Ecopetrol. Antes de la reforma, Ecopetrol podía invertir 700 millones de dólares al año, este año invierte 4.600, el año entrante 6.600.

El Consejo de Ministros vio un resumen del Ministerio de Minas, hace dos noches, que le asegura a Colombia que en los próximos años en inversión de petróleos y de energía, el país tiene asegurada una inversión de 49 mil millones de dólares.

Hay que reconocer los riesgos y dificultades, pero también hay que ver lo bueno.

El país tiene, por ejemplo, contratada una inversión grandísima, contratada y asegurada, en exploración de pozos de petróleo. Aquí estábamos explorando 10 pozos al año, el año pasado 76, este año 100. Y a eso hay que sumarle 500 pozos, cuya exploración está contratada para los próximos cuatro años.

Y hay que sumarle las inversiones en las refinerías y en el desarrollo de los nuevos campos.

Nosotros veníamos con mucho temor en el tema de hidrocarburos, porque íbamos a perder la autosuficiencia en el año 2008. Ahora la tenemos aplazada por allá hasta el año 2017 – 2018.

Teníamos miedo de que se nos cayera la producción por debajo de 500 mil barriles. Este año empezamos produciendo 514 mil barriles, terminamos el año produciendo 620 – 630. Podemos tener un promedio de producción anual este año de unos 570 mil barrilles. Y el año entrante puede ser una producción que supere los 610 mil barriles al día, que nos ayuda a compensar la caída del precio.

Hemos adjudicado unos proyectos de energía bien importantes. Todos esos proyectos de generación que se han adjudicado: que El Quimbo, en la tierra del señor Presidente del Congreso, que Pescadero, que Sogamoso en Santander, todos esos proyectos son proyectos que se van a hacer sin afectar el presupuesto nacional y sin afectar el endeudamiento público.

Ustedes saben que el sector eléctrico llegó a tener una deuda que representaba el 27 por ciento de la deuda pública. Hoy representa el tres. Y a eso ha contribuido el esquema tributario. Nosotros hemos introducido una legislación tributaria muy atractiva para invertir en Colombia. Muy controvertida, pero ha dado sus frutos.

Por ejemplo, los generadores de energía pueden instalarse en zonas francas, declararse zonas francas. No pagan impuestos aduaneros para entrar esos equipos, que son tan costosos. Tiene una tarifa de renta no del 33, que es la ordinaria, sino del 15. Y como todos los grandes inversionistas, tienen derecho a un pacto de estabilidad en reglas de juego por 20 años en nuestro país. Eso ayuda muchísimo.

O sea que también hay que considerar que en medio de esta crisis, hay también unas garantías que nos permitirán tener éxito en la tarea de sortear estas crisis con las menores dificultades.

Tema de las ‘pirámides’

El tema de las ‘pirámides’. Yo me duelo políticamente de que no se hubiera procedido con más rapidez. Pero también respeto, y el país lo tiene que considerar, las razones de la Superintendencia. Y ayer se profundizó en ellas, en una reunión con la comunidad del Putumayo.

Sí. Me duelo porque yo no he sido retardado para tomar decisiones.

A mí un día me dijeron que hay que sacar a Granda de por allá… Sáquelo por cuenta mía.

Al otro día me dijeron que hay que bombardear a un bandido por allá… Bombardéelo por cuenta mía.

Al otro día me dijeron: ‘Ahí hay unos bandidos que hablan de un proceso de paz, pero lo que están haciendo es cerrando ciudades para vivir en orgías, cerrando centros comerciales, y así se acaba ese proceso de paz’… Métanlos a La Ceja por cuenta mía.

Y al otro día me dijeron: ‘Hay tales problemas en La Ceja’… Lléveselos para la cárcel de Itagüí.

Y después me dijeron que el señor Macaco reincide… Extradítelo.

Y después me dijeron que los otros están en estos y estos problemas… Extradítelos.

Que van a frustrar la extradición… Extradítelos, antes de que consoliden una frustración de la extradición.

Yo he procurado ser rápido en estas decisiones, no quedarme retrasado, y no me he puesto a calcular riesgos personales. He procurado poner siempre el interés superior del país por encima de cualquier riesgo personal.

Entonces si a mí me hubieran dicho: ‘Necesitamos una legislación de emergencia urgente’, yo no habría vacilado.

Me preocupa también, porque hay que considerar a las Superintendencias, que son la otra cara de la moneda.

La Superintendencia Financiera intervino el año pasado a DMG. Utilizó todas sus competencias, y la obligó a cesar actividades.

¿Pero estos señores qué hicieron? Dieron la vuelta y aparecieron con una empresa, que era una sociedad ya no financiera sino mercantil.

Y anoche explicaba el Superintendente de Sociedades cómo empezaron a investigarla desde principios de este año.

La Policía venía entregando informes a la Fiscalía, desde hace 14 meses, sometidos a una cadena de custodia tan rigurosa, que ni el Ministro de Defensa ni el Presidente podían saber esos contenidos.

Y eso es bueno que se sepa, porque seguramente aquí habrá un pleito histórico.

Y los superintendentes también dicen: ‘Es que este es un Estado de Derecho’.

Anoche explicaba el Superintendente detalladamente cómo cada decisión que él tomaba la sometían a recursos, a dilaciones para la notificación. Él no podía pretermitir esas instancias, esos recursos.

Y también tienen un justo temor, porque dicen: ‘Así como lo amenazan a uno hoy con demandas por omisión, también pudiéramos haber quedado incursos en demandas por abuso de autoridad, por no haber respetado los términos’.

Con antecedentes. Por ejemplo, cuando la Superintendencia Financiera toma posesión de una entidad no sometida a control, tiene que entregarles esos activos de inmediato a los jueces. Y los jueces pueden confirmar o rechazar la intervención.

Entonces el Superintendente dice: ‘Se corre el riesgo de que se obliga a devolver esos activos y enseguida se condene a una indemnización, y se condene al Superintendente a una repetición’.

Todo eso hay que mirarlo.

Pero finalmente se produjo esta legislación de emergencia. Finalmente la investigación que venía adelantando la Policía, ha sido acogida por la Fiscalía y por los jueces de garantías.

Sí. Que venía desde hace 14 meses. Pero no le queda bien al Presidente estar a toda hora criticando a otras instituciones. Por eso he procurado en esto asumir la responsabilidad y lanzar la crítica sobre mí mismo.

Quedaría más tranquilo si me estuvieran diciendo hoy ‘atrabiliario’, a que me puedan decir que me quedé dormido en este caso. Pero también tengo que comprender que este es un Gobierno reglado.

Recuerdo que cuando estábamos dictando los decretos de emergencia hace dos semanas, ex Ministros de Hacienda me llamaban y me decían: ‘Presidente, cuidado. Usted no puede intervenir a la Superintendencia Financiera. Eso exige un respeto total a su independencia y a su autonomía’.

Entonces muchas veces lo llenan a uno de esos pudores. Pero también les he dicho a unos muchachos muy jóvenes, les dije: ‘Hombre, ustedes son muy jóvenes, yo ya estoy viejo, ustedes tienen unos conocimientos más frescos, pero ustedes sí deberían oír lo que uno dice. Porque uno hace unos comentarios de buena fe’.

Y uno siempre se duele. Porque fui a Nariño por allá a principios de septiembre a un consejo de seguridad a enfrentar esas pirámides. Y nadie nos acompañó. Al otro día, en un consejo comunitario, a enfrentar esas pirámides. Ahí están los registros públicos. Y las autoridades no nos acompañaron.

Y a uno le da tristeza porque un senador bien importante de allá circuló entre sus colegas de la Comisión Primera un proyecto de ponencia, que no se lo firmaron. Alfonso Valdivieso me decía ayer: ‘Yo no se lo firmé, pero me lo presentó’. Un proyecto de ponencia para archivar el proyecto de ley que presentó el Gobierno, que buscaba elevar las penas al delito de captación masiva ilegal de dineros. Penas que ahora hemos elevado por legislación extraordinaria.

Hemos creado en esta legislación extraordinaria unos procedimientos administrativos rápidos. Dependerán mucho del dinero que se halle.

Y anoche les decía a estos señores del Putumayo. Porque se hace una gran defensa de algunos estafadores de ‘pirámides’, los nuevos héroes nacionales. Les decía: ‘Pongamos cuidado todos los colombianos. Detrás de esto hay una acción de desquite del narcotráfico, de paramilitares, de guerrillas, para estafar a la sociedad colombiana, para desquitarse de la sociedad colombiana, y para crearle un problema de marca mayor al Gobierno y un riesgo de inestabilidad a las instituciones’.

Entonces me dicen, muy bravos, que el Gobierno cómo trata de mal a Don David. Entonces he dicho lo siguiente: ‘La primera obligación que tiene quien capte dinero del público, es vivir austeramente. Uno no puede captar los dineros de los colombianos en el Putumayo y en Nariño, y estar en Panamá en esa vida de sibarita’. Yo no había oído mencionar los tales carros Maserati.

Entonces, está bien, el Gobierno tiene que modernizar sus instituciones y ver cómo actúa más rápidamente. Pero creo que es la hora es de señalar a los delincuentes.

Yo le acepto todas las críticas al Congreso. Por ahí vi una declaración esta mañana, antes de venir aquí, que no es del caso repetirla aquí.

Pero sí me extraña una cosa: que hay unos congresistas que se quedaron en el espíritu de su vida pasada de delincuentes y no atacan al delito sino al Gobierno. En su vida de delincuentes ellos destruían las Cortes y atacaban a las instituciones. Y en su vida de ex delincuentes, no atacan a los delincuentes sino a las instituciones y al Gobierno.

Y hay otros congresistas que se quedaron por allá, en aquella vida donde les tocaba tapar todas las dificultades del momento. Entonces parece que tuvieran es una rabia que quiere aflorar, para desquitarse de lo que no pudieron hacer. Y en lugar de señalar a los delincuentes, señalan al Gobierno.

El Gobierno acepta todos los señalamientos. Y alguna declaración hice esta mañana. Lo que pide el Gobierno es que, por favor, todos los congresistas tienen que dar ejemplo de enfilar las baterías es contra los criminales.

Entonces un discurso donde no ha habido denuncia de los criminales, donde, al contrario, han circulado proyectos de ponencia para archivar las acciones contra los criminales, y ahora se aprovecha, de manera oportunista, el momento, simplemente para crucificar a los funcionarios del Gobierno. ¡Tampoco!

En un diálogo largo, anoche, con los compatriotas del Putumayo, les decía: ‘A mí no me parece que el Gobierno pueda atender la petición de ustedes de buscar unos recursos para pagarles los saldos que no alcancen a devolver los liquidadores de estas ‘pirámides’. Creo que ese sería un pésimo precedente para el país’.

Lo que va a hacer el Gobierno es ayudar con política social. Hemos definido incorporar unos recursos, seguramente de crédito, por legislación extraordinaria, para poder ampliar en esas zonas del país Familias en Acción. El Putumayo tiene 27 mil Familias en Acción. El Gobernador me decía anoche: ‘Presidente, hacíamos unas cuentas para llegar a 50 mil’.

Y hacer algo parecido, que en Nariño, que en el Huila, que en el Cauca. Y puntualmente allí donde haya los problemas.

Segundo, lo de Familias Guardabosques, en lo cual también hemos atendido muy bien al Putumayo.

Tercero, avanzar con unas brigadas de crédito. Una irrigación masiva y rápida de crédito, con todas las instituciones bancarias de primero y segundo piso, para lo cual queremos proceder de la siguiente manera: por legislación extraordinaria, fortalecer el Fondo Nacional de Garantías. Por legislación extraordinaria, permitir que las garantías en estos créditos no sean del 80 por ciento máximo, sino también casos donde sean del 90 por ciento.

Por legislación extraordinaria, decirles a los bancos: ustedes van a tener unas obligaciones de invertir en estos sectores sociales, pero también van a tener unas posibilidades.

Hay que obligarlos a facilitar la bancarización de los sectores pobres, eliminando unos costos y dándoles también estas posibilidades. Por ejemplo: que durante un año puedan importar sin IVA y sin arancel todos los datáfonos, para poder atender la bancarización en esas regiones. Eso les ayuda mucho.

Segundo: que los ingresos que obtengan, provenientes de esos créditos, se excluyan de su base tributaria. Que no sean ingresos gravables. Eso también les ayuda. Entonces estamos puliendo esta legislación para producirla en las próximas horas.

El país puede tener la seguridad de que avanzaremos con toda la diligencia en atención social a estas regiones de la patria, y en seguir abriendo los caminos de la bancarización, frente a lo cual este Gobierno no ha sido negligente.

Cuando empezó nuestro Gobierno, la bancarización en Colombia era del 32. Hoy es alrededor del 57, pero hay un 43 por ciento sin bancarización.

Ahora, el país también tiene que ser cuidadoso. En esa ponencia, que por fortuna no se firmó en el Congreso, el senador ponente decía que todo lo de las ‘pirámides’ era consecuencia del sector financiero colombiano.

Es muy grave, a un sector que tiene solidez, entrar a inculparlo ahora como el causante de los criminales. Uno no puede confundir el narcotráfico con el sector financiero. Uno no puede confundir un coletazo de narcotráfico, paramilitares, guerrilla, con el sector financiero.

Y no nos podemos olvidar que todos los impuestos y contribuciones obligan al sector financiero, sin posibilidades de evadir, a entregar el 50 por ciento de sus utilidades al Estado colombiano.

Si uno suma los diferentes factores de contribución, finalmente la tasa efectiva de contribución en el sector financiero es del 50 por ciento de sus utilidades.

Hay que mejorar, sí. Hay que exigirle más, sí. Pero también hay que ver que por fortuna Colombia tiene un sector financiero sólido, y que una cosa son los criminales y otra cosa es el sector financiero, donde hay que introducir mejoramientos, que estamos procurando hacerlo.

Nosotros hemos avanzado con Banca de Oportunidades, mucho. A agosto de este año, de la meta de entregar 5 millones de microcréditos, en este segundo gobierno llevábamos dos millones 700 mil. Un millón de personas que nunca habían salido de la usura, del mercado negro del ‘gota a gota’.

Y los decretos extraordinarios también han dispuesto que la tasa de usura sea aplicable, y las consecuencias de violarla, a todas esas modalidades: las de las prenderías en sus diferentes expresiones jurídicas. Que el pacto de retroventa, que en todo eso hay que moverse, teniendo como tope el rendimiento de la tasa de usura.

Y hemos incrementado la sanción penal a la violación de esos topes para que ese delito no sea excarcelable. Para combatir todos estos fenómenos de usura, ‘gota a gota’, prenderías, etcétera.

Cuando empezó el Gobierno, el microcrédito colombiano tenía 732 mil millones de cartera. Ahora tiene más de seis billones.

Antes representaba el uno y medio de la cartera, y ahora representa el cinco y medio. Creo que ahí hay un avance. Sin embargo, el Gobierno sabe que todos los días hay que hacer más.

Infraestructura

En infraestructura. Creo que en medio de las dificultades, hay unas buenas noticias para algunas zonas cafeteras.

Nariño. Fuera de algunas vías que se han hecho en este Gobierno, ustedes las conocen, como la Circunvalar del Galeras, está abriéndose la licitación para terminar todo lo que va desde Buesaco hasta el extremo norte del departamento. Allí hay un gran avance.

Cauca, Huila. Tres carreteras de gran importancia. La carretera que va por La Plata y que llega finalmente a Totoró y a Popayán. Y la que viene por Isnos, Paletará y llega a Popayán. Carreteras bien importantes para esos dos departamentos.

Y todo lo que es la carretera de penetración al Macizo Colombiano en el Cauca.

Tolima. Y muchas gracias por la buena receptividad en el Tolima a esto. Además de los esfuerzos que se están haciendo en las grandes vías (y confiemos que la semana entrante se pueda adjudicar la otra parte del Túnel de la Línea, porque ya construimos el túnel básico), en el Tolima estamos avanzando en la pavimentación (ya es obra en ejecución) de Guamo, Ortega, Chaparral. Y en la pavimentación (contratada con ustedes, aportes del Gobierno, contratada con los cafeteros), de la carretera que va de Ataco a Planadas y de la carretera que va de Chaparral a Rioblanco.

Caldas. Cuando empezó el Gobierno, la Chec estaba quebrada. La recuperamos. Y ahora acabamos de vender las acciones de la Nación, pero le dejamos esos 260 mil millones a Caldas. ¿Para qué? Para terminar su aeropuerto de Palestina y para avanzar en todas las vías. Creo que es un aporte importante. Y ustedes conocen cómo superamos todo el pleito de la Troncal del Café, con unos grandes aportes del Gobierno. Y vamos avanzando en eso.

Risaralda. Lo más importante es su salida al Pacífico. Ustedes pueden tener la certeza de que quedan contratados, en ejecución, todos los kilómetros que van de La Virginia, subiendo por Apía, Pueblo Rico, bajando a Santa Cecilia hasta Novita, esos pueblos del Chocó. Y tenemos 135 mil millones para avanzar de ahí hasta Nuquí.

¿Cuál es el problema? El problema que hemos tenido es que unas consultas con organizaciones comunitarias de la zona, con compatriotas indígenas, etcétera, nos ha demorado mucho la iniciación de esas obras. Ese es uno de los temas.

Por ejemplo, en la agenda con algunos sectores indígenas, ellos piden que el Ejército no entre a sus regiones. Yo no puedo aceptar eso. O que el subsuelo es de ellos. Es de todos los colombianos.

Que no se pueden hacer obras ni extraer petróleo si ellos no dan visto bueno. Está bien la consulta, pero no el veto. Porque entonces pararíamos totalmente la economía del país.

Diría que hay unas obras importantes en toda la zona cafetera. Vamos a insistir en esas obras. Siempre es mucho más lo que se necesita que lo que se está haciendo. Pero hay una infraestructura bien importante en construcción en toda la zona cafetera”.