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Octubre 02

Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez en la instalación de la Asamblea de la Confederación General de Cámaras de Comercio (Confecámaras)

Bucaramanga, 2 oct (SP). “Para mis compañeros de Gobierno y para mí, ha sido muy importante poder tener este fructífero diálogo, a lo largo de seis años,  con las cámaras de comercio. Quiero expresarles toda nuestra gratitud.

Los programas de competitividad se han podido construir con ustedes. Hemos resuelto, en la discusión con ustedes, muchos problemas sobre la necesidad de una visión en infraestructura en las regiones, la mayor fluidez en el crédito, la mayor fluidez en los trámites aduaneros. En fin, me haría interminable, si pretendiera incluir en la lista cada una de las iniciativas que para bien del país hemos podido adelantar con ustedes. Muchas gracias.

Sea la oportunidad de reiterar, hoy, todavía con más conocimiento de causa, que las cámaras de comercio del país se constituyen en un actor insustituible para la construcción del bienestar de los colombianos.

Cualquier cosa que se haga para interferirlas, le hace daño a la Patria; cualquier decisión que se tome para afectarles sus recursos, le hace daño a la Patria. El Gobierno es conciente de ello y seguirá trabajando en esa dirección.

Agradezco inmensamente, doctor Julián (Julián Domínguez Rivera, Presidente de la Junta Directiva de Confecámaras) y doctor Eugenio (Eugenio Marulanda Gómez, Presidente de Confecámaras), el homenaje de ustedes a la política de Seguridad Democrática, que tiene tres actores principales:

El apoyo del pueblo colombiano: una política de Seguridad Democrática en un país de opinión -y ser un país de opinión es la principal característica del Estado moderno de Derecho- no se puede adelantar sino con un permanente de la opinión; la consagración de los ministros y el heroísmo de los soldados y policías de la Patria.

Muchas gracias a ustedes, apreciados directivos de las cámaras.

Antes de entrar en un diálogo con ustedes, compatriotas, permítanme recordar algunos puntos de la visión de este Gobierno sobre la Patria:

Para nosotros la palabra fundamentales construir confianza en Colombia: confianza para vivir en el país, para invertir en el país, para encontrar posibilidades de emprendimiento en el país; buenas oportunidades de empleo, empleo con calidad, con afiliación a la seguridad social; confianza para que las nuevas generaciones puedan vivir felices en el fecundo suelo de la Patria.

Nosotros soportamos esta política en tres pilares: seguridad desde la democracia, confianza inversionista con responsabilidad social y construcción de cohesión social. Se necesita.

La seguridad y la confianza inversionista crean un marco de prosperidad que hace posible ir avanzando en la política social y esta, a su vez, se convierte en el gran validador de la política de seguridad y de la política de confianza inversionista.

La política de seguridad. Diría yo que en nada en la vida se puede llegar a  estados de conformismo. En ese reciente libro del profesor John Kotter, sobre la urgencia, se demuestra todo el daño que se hace cuando se entra en estados de conformismo.

El Gobierno entiende que en nada, en un país con tantas dificultades, podemos entrar en estados de conformismo.

Resultados de la Seguridad Democrática

La Seguridad Democrática todavía necesita mucho más. Se necesita anidarla en la conciencia de los colombianos, para que se convierta en un valor universal del país; se llegue a un punto en que sea irreversible; se le entienda por todos como un valor democrático, como una fuente de recursos.

Algunos resultados materiales e intangibles:

Recientemente, la Revista Foreign Policy  hizo una publicación que dice lo siguiente: Caracas registra 130 asesinatos por cada 100 mil habitantes; Cape Town, 62; New Orleans, 67; Bogotá, 19; Medellín, 34; Barranquilla, 28.

El país ya empieza a tener unas zonas que pueden competir en seguridad con aquellas que se tienen como las más seguras del mundo. Pero reconocemos las dificultades y riesgos que todavía tenemos que enfrentar.

Los intangibles. Generalmente hablamos de cuál ha sido la tendencia en reducción de homicidios; todo lo que falta en secuestros, en masacres, etcétera.

Permítanme hoy, ante este auditorio de capital social de la Patria, compartir con ustedes lo que aprecio son los resultados no cuantificables de la política de Seguridad Democrática:

Primero, se ha recuperado el monopolio del Estado para combatir criminales y para ejercer justicia.

La semana pasada, en Nueva York, en un foro, me decían: ‘¿Pero usted cómo dice eso, si todavía hay paramilitares?’.  

De los desmovilizados, unos 3 mil reincidieron; unos 400 siguen activos en el delito, pero están dedicados a la extorsión, al narcotráfico, al secuestro; asociados con la guerrilla, como lo hemos visto en muchas partes del país, más recientemente en Nariño, donde el Eln está asociado con estas bandas.

La palabra ‘paramilitar’ la escogió el país para darles nombre a las organizaciones privadas, criminales, cuyo propósito era enfrentar la guerrilla. Hoy, en Colombia, el enfrentamiento de los grupos criminales lo está haciendo,  de manera exclusiva, el Estado. Yo creo que ahí tenemos una gran ganancia.

La Justicia había sido rebasada. En muchas regiones de Colombia, la Justicia del Estado era una justicia formal y el ejercicio de la Justicia lo hacía el poder usurpador del terrorismo: o paramilitares o guerrilla o ambos.

Creo que tenemos hoy recuperado el imperio de la Justicia del Estado de nuestro país.

Otro resultado no cuantificable: los colombianos habían llegado a estados de indiferencia y de temor. No acudían a las instituciones del Estado en busca de protección, en busca de seguridad. Muchos querían resolver el problema por sus propios medios.

Esto está bastante superado. Hoy hay confianza en la tarea del Estado de dar el servicio público de seguridad; se acude al Estado; la gente ha recuperado la credibilidad en el colectivo para resolver este tipo de problemas.

Otro no cuantificable: los colombianos tenían temor de testificar. Hoy los colombianos han perdido ese temor. Lo importante ahora es no pasar del extremo en que nos encontrábamos, donde la Justicia, entre otras cosas, no podía operar, porque la gente no se atrevía a denunciar ni a testimoniar, no podemos pasar al extremo de hacer del testimonio un objeto de manipulación.

Las víctimas. Todos sabíamos del creciente número de víctimas, pero nos daba temor agitar la bandera de la protección de las víctimas y las víctimas no reclamaban; no lo hacían por temor; no lo hacían por desconfianza. La política de Seguridad Democrática ha puesto en primer nivel de atención en Colombia el apoyo a las víctimas.

Repararlas totalmente es imposible, pero los esfuerzos de reparación son esfuerzos de reconciliación. Allí donde se hace la tarea de intentar reparar una víctima, se eliminan posibilidades de odio, gérmenes de venganza. Más de 150 mil colombianos víctimas han aparecido hoy a reclamar sus derechos.

Creo, apreciados compatriotas, que allí hay unos intangibles importantes de resaltar, consecuencia de la política de Seguridad Democrática.

Confianza inversionista

La confianza inversionista con responsabilidad social. ¿Cómo entendemos la responsabilidad social?

Primero, transparencia absoluta en las relaciones entre los inversionistas y el Estado, en la asignación de contratos, en la solución de controversias, en la tributación.

Segundo, solidaridad de la inversión con la comunidad. Esta Patria nuestra producía 32, 34 millones de toneladas de carbón; este año puede exportar más de 80. Va por el camino de llegar a exportar 110 millones de toneladas de carbón. Eso no se puede hacer creándoles incomodidades a las comunidades. Por encima está el debido respeto a los derechos ambientales de las comunidades.

Nosotros tenemos todas las posibilidades de tener un gran desarrollo en energías alternativas, en biocombustibles. Para hacerlo, tenemos que tener todo el cuidado en no destruir la selva, en no afectar la seguridad alimentaría.

Una tercera expresión de responsabilidad social es la fraternidad en las relaciones laborales.

Ahora que escuchábamos al doctor Eugenio referirse al tema del sector azucarero del Valle del Cauca o del sector de la Justicia, me permite decir,  apreciados compatriotas, que la fraternidad laboral es un imperativo en la Patria, para crear confianza de todos los compatriotas en el colectivo nacional.

Dirigir unas relaciones laborales con odio de clases ha sido muy dañino. Hizo mucho daño en la Patria.

Quienes vivimos la universidad pública en los 60, en los 70, en los principios de los 80 y conocimos cómo se inculcaba la lucha violenta de clases como factor de movilidad social y se pensaba solo en que a través de ella podía destruirse la estructura democrática, que se le descalificaba como estructura burguesa, y podía lograrse la implantación de la dictadura del proletariado, conocimos de primera mano el daño inmenso que en las relaciones laborales introdujo el concepto de la lucha del odio de clases.

Pero tampoco se puede el otro extremo: el de asumir las relaciones laborales con indiferencia social, con criterio de capitalismo salvaje.

Nosotros creemos que la gran manera de conducir las relaciones laborales es a través de una sincera fraternidad. Aspiramos que haya orden y fraternidad. No se puede permitir la violencia; tampoco las vías de hecho. Pero hay que estimular los acuerdos de fraternidad.

Deseamos que rápidamente, en el Valle del Cauca, se llegue a un acuerdo de fraternidad que le dé gran tranquilidad al sector azucarero y un gran ejemplo a todo el país.

Consejo Comunitario con la Justicia

El sector de la Justicia. El sábado, un Consejo Comunitario que estaba previsto en la ciudad de Montería se aplazará y vamos a tener un Consejo Comunitario con la Justicia, a través del sistema de teleconferencia del Sena.

Hemos invitado la Justicia para que esté en todas las regionales del Sena del país; nosotros, desde Bogotá y poder tener una interlocución respetuosa y franca, clara en las ideas, absolutamente respetuosa frente a las personas, para examinar los problemas de la Justicia.

A lo largo de estos días, les he expresado a los compatriotas que trabajan en la Justicia nuestro interés de resolverles todos los problemas, con toda la devoción, pero también con realismo.

Nosotros no podemos jugar con el Presupuesto Nacional, menos en estos momentos de dificultades de la economía mundial. Más adelante quiero referirme a lo que son los esbozos iniciales del plan de contingencia del Gobierno, para que el país se defienda de esta amenaza proveniente de la crisis de la economía mundial.

Les he dicho a los compatriotas que trabajan en la Justicia que nada ganan ellos con tener con tener un Gobierno lisonjero que les haga promesas para desatar aplausos y que después les quede mal. Que nada gana la Patria, si este Gobierno, por los 22 meses que le quedan, hace unos acuerdos que se les trasladen a los gobiernos del futuro y que sean incumplibles. Eso genera incredulidad, desconfianza.

Si bien no hemos podido resolver todos los problemas de la Justicia, en este Gobierno prácticamente se ha duplicado el presupuesto de la Justicia. Y a eso se le suman esfuerzos puntuales.

En el 2004 hicimos un acuerdo de nivelación a través de prima para los magistrados de los tribunales y los fiscales de igual nivel. Cuesta 50 mil millones de pesos adicionales por año. Esto, adicional a lo que son los ajustes salariales en el sector público año tras año.

En 2005, un acuerdo con los jueces. Costo anual: 79 mil 800 millones de pesos. En 2006, para apoyar empleados y jueces. Costo anual: 45 mil millones de pesos.

Ahora, hemos reconocido que, especialmente, el sector de empleados administrativos de la Justicia, como en general el sector público nacional, tiene un bajo nivel de asignaciones.

Estamos haciendo un gran esfuerzo. Hemos ofrecido 111 mil millones anuales. Es el gasto recurrente. Una solución de esta naturaleza exige un gasto recurrente año tras año. 111 mil millones anuales.

¿Por qué no hemos pasado de ahí? Porque las circunstancias no lo permiten. Les he explicado que si bien en el Gobierno nuestro hay una gran reducción del endeudamiento y del déficit, como vamos a verlo más adelante, de todas maneras todavía la situación de los indicadores macroeconómicos de la Nación es convaleciente. Y que tenemos ahora unas señales de peligro derivadas de la crisis de la economía mundial.

Les he explicado, por ejemplo, que uno de los efectos negativos que puede producir la crisis económica mundial, en países como Colombia, es la dificultad en el financiamiento. Y que podríamos tener dificultades en el financiamiento en los próximos años.

No obstante que la remuneración general en el sector público nacional es mala, que es mala para los empleados de la Justicia, los empleados de la Justicia están ligeramente mejor que los empleados del conjunto nacional.

Vamos a escucharlos ampliamente, de cara al país, el sábado. Yo creo mucho en el Estado Comunitario. Participación de la opinión en la toma de decisiones del Estado; ampliación de la participación ciudadana en la discusión de los temas públicos; soluciones de cara a la comunidad.

Mientras las soluciones se tomen de cara a la comunidad, hay menos susceptibilidades, hay menos suspicacias; eso da confianza.

Y al reiterarles todos estos argumentos a los compatriotas de la Justicia y a escucharlos con todo respeto, les hemos propuesto que en mayo del año entrante, cuando se esté cobrando la primera cuota del impuesto de renta, correspondiente al período tributario 2008, que se recauda en el 2009, haríamos una evaluación de cómo va evolucionando la economía, el recaudo, las posibilidades de endeudamiento. A ver si hay posibilidades de introducir otra respuesta que mejore la situación salarial de los compatriotas de la Justicia.

El Gobierno mantendrá paciencia para escuchar; diálogo con afecto; esfuerzo, pero también realismo.

Un país tan afectado por el terrorismo, donde nos esmeramos tanto en el pasado para dialogar con los que no querían dialogar, tiene que proceder por dos caminos: un camino enfrentando al terrorismo con todo el vigor y con toda la decisión, y otro camino trasladando el diálogo al escenario natural, que es el diálogo permanente entre los estamentos democráticos de la Nación.

A los grupos de forajidos, todo el rigor de la Fuerza Pública. A la Justicia, todo el afecto, toda la voluntad de diálogo con el buen compromiso, con el buen límite, con el buen freno de no entrar en la oferta demagógica que hace mucho daño.

Hemos hablado, compatriotas, de tres elementos de responsabilidad social. Ese elemento de la responsabilidad laboral, de la fraternidad laboral, el tercero que venimos hablando, sí que es importante.

Ventajas para invertir en Colombia

Permítanme hacer está reflexión:

Entre las ventajas que hay para invertir en Colombia se destacan muchas, a pesar de obstáculos -en competitividad, en infraestructura- yo diría que podemos resaltar estas:

Colombia tiene muy buena gerencia, todo el mundo la reconoce. Y no es que en todo el mundo haya muy buena gerencia; aquí hay una gerencia especialmente buena.

¿Y se lo dicen a uno a dónde? Se lo dicen en el extranjero: ‘Yo tengo un gerente colombiano de lujo’. Se lo dicen inversionistas extranjeros que vienen aquí: ‘Qué lujo de gerencia colombiana’. Y la empresa colombiana, en general, tiene muy buena gerencia.

Segunda ventaja: nuestros trabajadores tienen una gran capacidad de asimilar rápidamente nuevas tecnologías; una inteligencia desbordante; una creatividad sin límites.

Yo recuerdo que cuando fuimos a inaugurar el Metro de Medellín, los constructores alemanes me dijeron que necesitaban un año para preparar a los operadores. Me asuste mucho. Dije: ‘Un año es lucro cesante’. A los tres meses vinieron y me dijeron: ‘No. Se puede poner a operar ya. Porque estos paisanos suyos, que eran nuestros alumnos, ya nos dan clases’.

Los compatriotas aprenden con mucha rapidez excepcional. Por eso, hay que ponernos aquí a aprender todo lo del camino recto. Cerrar los aprendizajes de los caminos incorrectos y abrir plenamente los aprendizajes del camino de la rectitud, para que la Patria tenga esa necesaria combinación entre rectitud y prosperidad.

Otra gran ventaja para invertir en Colombia: la legislación laboral. Una  legislación laboral muy equilibrada hoy.

Otra gran ventaja: en Colombia se encuentra personal excelente para conseguir socios, para adelantar emprendimientos en sociedad. La gente dice: ‘Colombia es un país lleno de gente buena para vincularla como socios en los nuevos proyectos de emprendimiento’.

Normatividad laboral

Lo laboral. Pienso que hemos logrado una legislación en equilibrio. Que es la hora de no más reformas laborales, sino la hora de aplicar esa legislación.

Dos leyes recientes: una que le impone severos límites a las cooperativas de trabajo asociado.

Viniendo del aeropuerto, yo le decía al Gobernador de Santander, Horacio Serpa, que es tan grave pretender mantener las empresas estatales en la vieja y dañina mezcla entre la politiquería y los excesos sindicales, como pretender estabilizarlas con la explotación de cooperativas inescrupulosas.

La nueva Ley, recientemente aprobada, dice que las cooperativas no pueden ser intermediarios laborales. Que tienen que pagar una remuneración que cumpla con los mínimos legales. Que tienen que pagar las cotizaciones de seguridad social, las cotizaciones parafiscales.

Y la otra Ley reciente: el Gobierno se despojó de la facultad para calificar la legalidad o  ilegalidad de la huelga. Se le trasladó a la Justicia y se derogó aquel artículo de la legislación que permitía que después de 60 días de huelga, el Gobierno pudiera llamar la huelga a final, a que se concluyera, y convocar un tribunal de arbitramento obligatorio.

Eso se ha trasladado al derecho de las partes de proceder de consenso. Creo que allí hay unos buenos avances. Es una la legislación laboral con suficiente flexibilidad para enganchar y desenganchar en favor de los empleadores y suficiente estabilidad en favor de los trabajadores. Vamos a aplicarla.

El último año tiene un ejemplo bueno: entre junio de 2007 y junio de 2008 -y son noticias buenas de las dificultades, doctor Eugenio, y por eso ahí tengo una discrepancia con el Banco Mundial- Colombia creó 718 mil empleos; 442 mil se afiliaron a las cajas de Compensación Familiar. Es el 61 por ciento.

El país venía acostumbrado a que de cada cuatro empleos generados, uno se afiliará a las instituciones que caracterizan la formalización laboral. En esta ocasión no ha sido el 25 por ciento el que se ha formalizado, ni el 33; ha sido el 61 por ciento.

Y a eso ha contribuido bastante la Planilla Integrada de Liquidación de Aportes (Pila). La Pila que les ha quitado trámites a los empresarios y que le da al sistema mucha mayor transparencia y lo protege contra la evasión.

Ustedes saben que antes de la Pila, apreciados empresarios, ustedes tenían que hacer mínimo 4 declaraciones y hacer mínimo 4 pagos. Mucho trámite y mucha posibilidad de evasión:

Una declaración y un pago para régimen contributivo, que podría convertirse en tantos cuantas EPS afiliaran a sus trabajadores. Otra para pensiones, con la misma posibilidad de multiplicador. Una tercera para Sena, cajas de Compensación y Bienestar Familiar y una cuarta para riesgos profesionales.

¡Y cómo se evadía!

 El trabajador que estaba en los fondos de pensiones vigilaba y decía: ‘a mí no me pueden evadir, porque mi pensión va a depender, en muy buena parte, del monto que yo construya en mi cuenta. Pero no había esa preocupación por el régimen contributivo.

Entonces, se daba el caso de que un trabajador de millón de pesos estaba declarado por un millón de pesos en pensiones y lo declaraban por salario mínimo en régimen contributivo y no lo afiliaban a las cajas de Compensación ni a Bienestar ni al Sena.

Creo que los indicadores del último año son buenos.

Un país que puede decir que en el ultimo año, cuando se nos ha presentado esta dificultad de la economía, formalizó el 61 por ciento de los empleos creados en ese año, yo creo que allí hay un buen avance.

Y me reclaman muchos compatriotas: ‘Presidente, para generar empleo hay que eliminar los parafiscales’. Déjenme decir que creo que le haríamos un daño al país. Esos parafiscales sirven para financiar al Sena, a las cajas de Compensación y a Bienestar Familiar, que son instrumentos fundamentales de política social.

Y nosotros no podemos ver el tema solamente a través de la fotografía de hoy, sino que tenemos que ver la película:

1990, hicimos una reforma laboral. Los mayores aquí recordamos que esa reforma laboral cambió la vieja retroactividad de las cesantías por la obligación de la liquidación anual y del manejo en los fondos de cesantías.

¿Qué había? Había una gran dificultad para las empresas, porque la retroactividad laboral no les permitía predecir costos y les traía gravísimas sorpresas cada vez que había fenómenos inflacionarios. Una ilusión de papel para los trabajadores. En el papel tenían unos ahorros muy grandes,  representados en los activos de la empresa, y cuando se quebraba una empresa, esos trabajadores quedaban abandonados.

Creo que se superó con la Reforma Laboral de 1990.

La de 2002, al principio de este Gobierno, criticada y hasta hace pocos días cuestionada ante la Corte Constitucional, que finalmente la declaró exequible. Sin esa reforma no se habría dado la modificación del Sena. Pasamos de tener 20 mil aprendices a tener más de 100 mil aprendices al año. ¡Y cuánto ha crecido el sector del turismo, el sector de los servicios, los almacenes de cadena!

Cuando empezó este Gobierno, Carrefour tenía 5, 9 almacenes; va a terminar el año con 60. El Éxito ha pasado de veintipico a 80 y así, sucesivamente, todas las cadenas. Y esos son empleos de buena calidad, con afiliación a la seguridad social.

Veíamos la afiliación a las cajas en el último año. La mayoría ha sido de pequeñas empresas. Porque a mí me dicen: es que la pequeña empresa no puede pagar los parafiscales. Y vemos dos grandes beneficios para la pequeña empresa, que quiero proponerles esta reflexión a ustedes, o pequeños empresarios que son o amigos de pequeños empresarios, y que mensualmente tienen que hacer el esfuerzo de pagar los parafiscales: generalmente, el universo de trabajadores de pequeña empresa, en su gran mayoría, es un universo de trabajadores que tiene una remuneración inferior a 4 salarios mínimos

Entonces, ese es un conjunto de trabajadores que se benefician de los parafiscales. En el sistema de cajas de compensación, esos trabajadores de menos de salarios mínimos son los que reciben el subsidio monetario por los hijos; son los de los mayores beneficios.

¿Quién paga eso? No lo paga la pequeña empresa, porque la pequeña empresa, generalmente, con lo que le contribuye al sistema, no alcanza a equilibrar lo que el sistema le devuelve en apoyo a sus trabajadores. Lo paga la gran empresa, donde se sitúa el mayor número de trabajadores con remuneraciones superiores a los 4 salarios mínimos.

Y una segunda reflexión sobre el tema:

Piensen ustedes como pequeños empresarios en un reclamo laboral. Yo creo que es más fácil para la pequeña empresa manejar los reclamos salariales; poder tener unos costos equilibrados más razonables, cuando puede decirles a los trabajadores: yo estoy cumpliendo con el pago de las obligaciones parafiscales.

Creo que no le quedaría bien al país, después de la Reforma Laboral de 1990 y después de la Reforma Laboral de 2002, entrar ahora a aceptar la idea de desmontar los parafiscales.

Nosotros necesitamos un gran equilibrio social y el pago de esos parafiscales puede contribuir a avanzar en ese equilibrio social.

Creo que la crisis económica que se ha generado en Estados Unidos nos produce una cuarta reflexión sobre lo que tiene que ser la responsabilidad social empresarial: aceptar y proponer limitaciones al capital especulativo.

El fenómeno que se ha desatado en los Estados Unidos tiene una razón de ser: la economía especulativa, como un potro chúcaro, sin rienda, sin control. Por eso hay que aprender en todos los sitios del planeta y aquí mismo.

Hace poco, cuando el gobierno nuestro, por el tema de la revaluación y de las altas tasas de interés, le impuso unas limitaciones a los capitales foráneos de corto plazo, hubo mucha crítica. Y está bien que se dé la crítica.

Pero lo que no puede permitir el país es que fenómenos especulativos; que vengan capitales de corto plazo a especular, a cosechar ganancias de corto plazo, le hagan daño a la economía.

Y dicen algunos economistas: es que eso le hace daño a la confianza inversionista.

Creo que el fenómeno de Nueva York nos está demostrando que lo que le hace daño a la confianza inversionista es dejar que las economías se quiebren, por falta de tener la voluntad política de poner talanqueras a los excesos del capital especulativo.

No podemos dejar que prospere el capital especulativo. Yo comparto la preocupación del doctor Eugenio Marulanda sobre las pirámides. Esta semana la Superintendencia Financiera ya tomó decisiones para anular algunas de esas pirámides y hay que seguir con toda la determinación combatiéndolas.

Ojalá los Estados Unidos resuelva definitivamente esta crisis. Esta crisis puede ser devastadora de la economía mundial. Más allá de hacerle un gran daño a la credibilidad del capitalismo puede ser destructora de la economía mundial.

Stalin escribió aquel libro que se llamó ‘El Imperialismo, fase superior del capitalismo’. Y la tesis de ese libro es que ahí empezaba la destrucción del capitalismo. Pero no anticipó esta crisis de Wall Street, en la cual podría empezar la destrucción de la confianza mundial en el capitalismo.

Y los Estados Unidos tiene un deber ético con todo el mundo. Es el único país que se puede dar el lujo de tener un alto déficit fiscal, un alto déficit comercial y de jugarlo todo con un alto endeudamiento. Es el único país que se puede dar el lujo de tener la moneda más fuerte, en el largo periodo histórico y, al mismo tiempo, la moneda más endeudada, porque todo el mundo le presta dinero a los Estados Unidos. Cuando los Estados Unidos ha recibido dinero en préstamo de todo el mundo, tiene la reciprocidad ética de entrar a hacer un gran esfuerzo para salvar la economía mundial en este momento tan crítico.

Que nos quede una lección, apreciados compatriotas: nosotros no podemos permitir capitales especulativos. Eso es lo que finalmente vuelve a la economía en una economía de vicios y no en una economía de ética productiva.

Ya hemos hablado de las condiciones a la inversión. ¿Y cuáles son los estímulos a la inversión?

El primero, decir que Colombia es consecuente con la idea de ser un país garantista a la inversión.

Yo creo que hubo un problema, apreciados directivos de las cámaras de Comercio: se pensó que la propiedad privada y las libertades no iban a estar atacadas. Entonces los economistas solamente hablaban de competitividad, de infraestructura, de investigación, del doing business, pero no hablaban de lo fundamental: el derecho a la iniciativa privada.

Vemos hoy en la práctica política latinoamericana y en el nuevo constitucionalismo amenazas muy severas a la iniciativa privada.

Una Constitución del vecindario dice que de participar el capital privado en los servicios públicos, lo tiene que hacer en condición minoritaria. Eso puede hacer un enorme daño. Puede dejar a esos países sin que el capital privado participe en los servicios públicos y es una fuente necesaria de financiación.

Otra disposición del nuevo constitucionalismo latinoamericano llega, incluso, a considerar a los medios de comunicación como servicios públicos, para los cuales la participación de capital privado tiene que ser minoritaria. Eso afecta la iniciativa privada; afecta, en lo fundamental, las libertades.

Cuando hay ambientes de hostilidad a la iniciativa privada en el continente, Colombia tiene que decir, hoy, que es un país garantista de la inversión privada, exigiéndole responsabilidad social.

¡Y qué temor a los monopolios de Estado! ¡Qué temor a su obsolescencia! La historia todavía no ha dado una respuesta. Estamos en mora de que los historiadores nos digan qué produjo la caída del Muro de Berlín, el colapso de la Unión Soviética, la transición de la China de Mao Tze Tung a la China de Deng Xiaoping: si la falta de libertades o la falta de calidad de vida.

Los alemanes del Este, a través de las hendijas del Muro de Berlín, veían prosperidad en el Oeste de Alemania y ellos se sentían rezagados.

En Unión Soviética percibían que había éxito en la carrera armamentista pero la gente vivía muy mal, porque sus bienes y servicios eran ofrecidos por unos monopolios estatales obsoletos. Lo mismo en la China de Mao Tze Tung; y vino el colapso y dijo Den Xiaoping: nosotros, para lograr los objetivos de la economía socialista, necesitamos combinarlos con la iniciativa privada.

Y mientras allá se hizo eso para corregir, ahora, equivocadamente, en América Latina algunos quieren anular la iniciativa privada y sustituirla como fuente del desarrollo en los monopolios estatales que pueden llegar a un momento de gran obsolescencia.

Esto no nos lo han regalado. Por eso hay que poner mucho cuidado en el presente y en el futuro del país para proteger la iniciativa privada, apreciados compatriotas. Esos fenómenos de contagio de pronto se vuelven en olas difíciles de atajar. Y a mí me preocupa mucho esto.

Por fortuna no parece, por ahora, que el precio del petróleo vaya a seguir creciendo; pero bien difícil de predecir. Cuando los jerarcas mundiales de la teoría del petróleo pronosticaban que iba a caer a 8 dólares, subió a 26. Hace tres años, alguien dijo que iba a llegar a 100 y le dijeron mentiroso. Parece, en el corto plazo, en algo tan difícil de predecir, que fuera a estabilizarse. Ojalá.

Entonces, hay países que han querido sustentar su desarrollo en hidrocarburos, donde han afectado la confianza en la iniciativa privada, y pueden tener este problema: que no aumente la producción de hidrocarburos; que no aumente el precio; por ende, que se estanquen sus ingresos y que se estanque su crecimiento y su prosperidad y que a eso se le adicione un gran deterioro de los sectores productivos diferentes a hidrocarburos, por la desconfianza inversionista.

Eso le puede hacer mucho daño al vecindario y de contera nos puede hacer mucho daño a nosotros.

 

Dificultades de la economía

Hay que seguir, además, aliviando los temas de la macroeconomía. Hemos reducido el endeudamiento del 50 por ciento del PIB al 27. Vamos a terminar el año entrante con los mismos 147 billones de deuda que ahora. Hemos reducido el déficit del Gobierno Nacional central, del 7 y medio al 3.2.

Pero déjenme compartir con ustedes algunas preocupaciones:

¿Saben ustedes cuánto le tenemos que trasladar el año entrante al Seguro Social para que cumpla con las obligaciones pensionales? Siete billones. Recauda 2.4 billones, tiene que pagar 9.4 billones. El Gobierno Nacional le tiene que entregar 7 billones

Adicionalmente, tenemos que pagar 15 billones en el Fondo Nacional de Pensiones. Hasta ahí 22 billones en pensiones. Eso representa más del 5 por ciento del PIB. El promedio latinoamericano de pago de pensiones es del 2 y medio.

Este país ha sido socialmente responsable con los pensionados. En otros países de América Latina dejaban que la inflación, sin reajustes pensionales,  deteriorara totalmente la capacidad adquisitiva de las pensiones. Aquí eso se evitó.

Pero sumemos. Y por eso esos países tienen una carga pensional del 2 y medio y aquí, en el solo Gobierno Central, del 5 y medio. Sumémosle a eso que las pensiones de Ecopetrol, que las de la vieja Telecom, que las de todo el Estado.

El Gobernador (de Santander, Horacio Serpa) me decía, ahora, viniendo del aeropuerto, que Santander tiene mucho más carga de pensionados que de trabajadores activos.

La carga pensional del Estado colombiano es enorme.

Nosotros hemos reducido el endeudamiento y hemos cambiado su perfil. Antes de cada unidad de moneda que debíamos, el 70 por ciento lo debíamos en moneda extranjera y el 30 por ciento en moneda local.

Ahora esta al revés: más o menos alrededor del 30 por ciento en moneda extranjera; alrededor del 70, en moneda local.                                                                                                                                

¿Qué problema tenemos?

Nosotros estamos bien posicionados en los mercados. A Colombia le creen. Como dicen los anglicistas, este país nunca ha incurrido endefault; nunca ha negado la deuda; nunca ha sido moroso. Es un país respetable en el manejo de su deuda.

Además, la exposición con los mercados el año entrante es de mil millones de dólares; lo otro lo tenemos que conseguir con los bancos multilaterales. Aquí está el Presidente de uno de ellos, don Enrique García, de la CAF, que creo que no vamos a tener problema con usted, banquero bien apreciado en Colombia, doctor Enrique.

Entonces, yo le decía a Tarsicio, uno de los voceros de la justicia:

- ‘Hombre, Tarsicio, ¿usted debe plata?’

Y me decía: ‘Doctor, poquita’.

- ‘¿Ha sido buen pagador?’.

- ‘Mucho’.

- Mire, puede pasar esto con la crisis mundial: que usted salga por aquí por la séptima y vaya a su banco y entonces allá le digan: ‘Don Tarsicio, usted es un cliente de lujo, una gran historia acá en este banco, pero es que el banco se quebró y no le podemos prestar’.

Y eso es lo que puede pasarle a países como Colombia; que lleguemos el año entrante y nos digan: ustedes son un pagador de lujo, una gran historia financiera, pero aquí nos quebramos, no podemos prestarle. Por eso tenemos que poner mucho cuidado.

Si a nosotros nos falta un peso, el año entrante, en la proyección de recaudo, lo tenemos que sustituir por endeudamiento o por reducción de inversión. Y cómo les parece reducirle la inversión a cualquier región colombiana, cuando la inversión todavía es bastante deficitaria en Colombia. Por eso hay que poner mucho cuidado.

¿Cuál es nuestro plan de contingencia?

Primero, unos créditos de emergencia con los bancos multilaterales. Ya estamos avanzando en eso. Segundo, estar buscando con todo el mercado la financiación que corresponde a fuentes distintas de los bancos multilaterales, para los años 2009, 2010 y 2011; anticipar esa financiación. Tercero, buscar mercados diferentes para nuestros recursos financieros; volver a los mercados asiáticos, al mercado japonés. Cuarto, para que no se vaya a afectar el ritmo de inversión extranjera directa en Colombia, buscar también otras fuentes de inversión, como las fuentes del Lejano Oriente, de los países árabes. Quinto, mantener todo el buen cuidado para que no se nos deteriore el mercado nacional.

Estamos en mejores condiciones para enfrentar una crisis, pero no es suficiente. Antes, cuando había un peso de deuda mala, solamente existían 39 centavos de provisiones. Hoy, por cada peso de deuda mala, tenemos de provisiones un peso con 10 centavos.

Eso ha mejorado. Pero no nos podemos confiar porque se puede derrumbar muy fácilmente ante una crisis de estas proporciones.

El Gobierno está trabajando todo un plan de contingencia, apreciados compatriotas, para poder salir adelante.

Otra razón de confianza inversionista es el tema de la reforma del Estado.

Hemos reformado 411 entidades del Estado y contra mucha oposición ideológica, contra radicalismos ideológicos.

¿Quién dejaba hacer la reforma laboral, la pensional de Ecopetrol? ¿Quién permitía -sobre todo ahora, en América Latina, cuando se piensa que el capital privado no puede estar en los recursos de hidrocarburos- que a Ecopetrol le entrarán 465 mil colombianos como accionistas? ¿Quién permitía la reforma de Telecom, la reforma de las clínicas del Seguro Social?

Hemos reformado 411 entidades del Estado.

Yo confío, por ejemplo, que en diciembre, los bogotanos que vayan a ir a las clínicas del Seguro Social encuentren unas clínicas a la altura de las clínicas de excelencia del mundo, porque han dejado de ser de propiedad del sindicalismo de extrema y de la politiquería y hoy son de propiedad de una entidad social, la Caja de Compensación Compensar, la Fundación de Hermanos de San Juan de Dios y la Universidad del Rosario.

Nosotros no podemos seguir con un concepto de Estado burocrático, de desgreño administrativo estatal. Necesitamos eficiencia social y en un país que tiene las cajas de compensación, las Cámaras de Comercio, hay unos fundamentos muy importantes para la eficiencia social.

Hay que continuar en la reforma del Estado.

En Santander, nosotros hemos contribuido con alrededor de 104 mil millones a la reforma de los hospitales, pero no está completa. Ahora me decía el Gobernador y el Alcalde de Barranca que hay que continuar en la reforma del Hospital de Barranca.

Mi sugerencia respetuosa ha sido: busquemos que los hospitales que estaban en esa mezcla perversa de politiquería y excesos sindicales no queden en el otro extremo de explotación, a través de cooperativas y a través de inestabilidad laboral. Pero concesionémoslos; busquemos concesiones para administrar esos hospitales en cabeza de entidades sociales. El Gobierno seguirá hasta el último día de la administración trabajando en la reforma de la administración pública.

Permítanme decir esto, apreciados compatriotas: esta reforma nos ha ahorrado un billón 400 mil millones al año.

Ecopetrol tenía capacidad para invertir 700 millones de dólares al año, este año puede invertir 4 mil millones de dólares. Telecom tenía patrimonio negativo, cero capacidad de inversión; en este cuatrienio está invirtiendo 8 billones de pesos y ahora tiene un patrimonio positivo.

Porque decían: es que Uribe está acabando con el patrimonio del Estado. ¡Mentiras! Hoy vale más el patrimonio del Estado. Nosotros tenemos una idea de Estado Comunitario al servicio de la comunidad. Nosotros no compartimos la idea neoliberal de décadas anteriores de desmantelar el Estado, pero tampoco compartimos la idea tradicional del Estado del desgreño administrativo. Por eso hay que tener es un Estado al servicio de la comunidad, con alta participación comunitaria.

Para fomentar la inversión, nosotros hemos introducido los incentivos tributarios. Ahora le preguntaba al doctor Juan Camilo Montoya (Presidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Bucaramanga): ‘¿Qué hubo de la zona franca en Santander?’. Y me dice: ‘La vamos a sacar adelante en Florida’.

Hemos introducido incentivos tributarios. Algo bien importante, políticamente: los incentivos tributarios de Colombia no consisten en la idea neoliberal de rebajarle los impuesto a todo el mundo, sino en la idea social de premiar al que invierta.

Por eso, aquí hay un premio al que invierta, con una deducción general. Usted invierte en Colombia hoy un peso, le deducen 40 centavos. Usted construye un hotel en Colombia para generar empleo de buena calidad y estimular el turismo, tiene 30 años de exención de impuesto de renta. Usted siembra cultivos de tardío rendimiento, que palma africana, que caucho, que cacao, tiene diez años de exención de renta cuando empiece el periodo productivo. Usted produce biocombustibles, no paga el IVA ni paga el impuesto global al combustible. Usted crea una zona franca, no paga arancel, no paga IVA y no paga renta, sino del 15 por ciento y, además, puede firmar contratos de estabilidad con el Gobierno por 20 años.

Me preocupa que el debate político dice que esos son regalos a los ricos. Esos son incentivos a la inversión que finalmente son los incentivos al empleo.

Les hago esta reflexión: en una economía abierta es imposible, apreciados compatriotas, concebir incentivos al empleo que no sean incentivos a la inversión. Por más barato que sea el empleo, si no hay condiciones de inversión, la gente no crea empleo.

Hoy en el mundo prevalecen las condiciones de inversión como camino fundamental para la generación de empleo. La gente no está tan preocupada porque la mano de obra sea más cara o más barata; la gente está preocupada porque haya de verdad condiciones de inversión, que es lo que hemos querido crear con estos incentivos a la inversión en nuestro país.

Nosotros queremos que haya estabilidad tributaria. Estamos haciendo el esfuerzo de no presentar una reforma tributaria más. El país debería tener estabilidad tributaria para dar una gran señal de seguridad a la inversión.

Y hay una crítica. Dicen: ‘Pero es que se está gastando mucha plata’. En estos días me visitaba un economista y me decía: ‘Presidente, ¿cómo es que van a llegar a 3 millones de Familias en Acción el año entrante?’.

Cuando empezó el Gobierno teníamos 220 mil, ahora tenemos millón 700 mil y vamos a llegar a 3 millones de Familias en Acción.

Yo creo lo siguiente: en época de dificultades hay que acelerar el gasto social.

Por fortuna, empezó a reducirse la inflación. Pero habíamos llegado a una inflación casi del 14 por ciento en alimentos, en los últimos 12 meses. La inflación básica en Colombia está relativamente controlada, en el 3.9. Doctor Enrique, yo que creo que ese es un indicador internacional bastante presentable.

La inflación general este año puede estar, con lo que se sumó ayer, más o menos en 6.70. Ojalá se nos quede por ahí cerquita de 7 este año, alrededor de 7. Lo preocupante es la inflación de alimentos, porque es la que golpea a los pobres. Los pobres son los que tienen que gastar el mayor porcentaje de su ingreso en alimentos y, entonces, cuando hay estos problemas es cuando hay que aumentar la protección a los pobres. Por eso el Gobierno quiere insistir en avanzar en las políticas de protección social.

Hemos pasado de 220 mil Familias en Acción a un millón 700 mil, pero el año entrante hay que llegar a 3 millones de Familias en Acción. Y para la protección social, si queremos tener una Patria en armonía, una Patria con mucho debate político, pero con menos conflicto social, la única contabilidad aceptable es la de don Pepe Sierra: para algunas cosas la regla contable es ‘tiene que haber’. Para lo social tiene que haber, apreciados compatriotas.

Para llegar a 3 millones de Familias en Acción tiene que haber, como tiene que haber para lograr la universalización en salud, para lograr la universalización en educación básica, para seguir avanzando en microcrédito, en Banca de Oportunidades, en un país que falta mucho.

Entonces, me dicen: ‘Bueno, Presidente, pero es que eso es asistencialismo’.

¡Cuidado! Los teóricos sociales dicen que una política social es asistencialista cuando no tiene impacto en la futura distribución del ingreso.

Veamos esta política, toda la política de nutrición. Bienestar Familiar ha pasado de 3 millones 300 mil niños, a diez millones; tiene que llegar a 12. La política de Familias en Acción, todo eso está relacionado con la educación.

Las Familias en Acción, eso no es un regalo; es un subsidio condicionado. La familia tiene que demostrar que los niñitos están yendo al colegio, que están sometidos a las pruebas médicas. Ha demostrado que eso disminuye la deserción escolar; eso les permite a las familias pobres pensar que sus hijos no van a estar condenados a ser pobres por falta de educación.

Grave para la democracia es que los pobres tengan que sentirse condenados a que sus hijos sean pobres. Regla necesaria de la democracia: abrir las avenidas de la movilidad social.

Todos estos programas que contribuyen a la educación, finalmente van a contribuir a la mejor distribución del ingreso. Por eso son estructurales, no asistenciales.

¡Claro que tenemos un programa asistencial! El de los ancianos. El país atendía 60 mil ancianos; nosotros estamos atendiendo 837 mil, módicamente. Deberíamos atenderlos mejor, pero ahí 2 millones de ancianos pobres en el país. ¡Claro que eso no va a impactar la distribución del ingreso en el futuro¡ Pero una democracia no puede dormir tranquila con el abandono de los ancianos.

Primero decían: ‘Bueno, es que el Gobierno de Uribe no es sino guerra y no hay política social’. Y después decían: ‘No, es que Uribe va a llegar a 3 millones de Familias en Acción por la reelección’. Y ahora dicen: ‘No, es que cuesta mucho; mucho gasto público. Hay que reducir el gasto público en esta época’.

Cuidado con esto, apreciados compatriotas: ¿qué gana un país que tenga muy buenos indicadores macroeconómicos, si está todos los días incentivando más el conflicto social?

Un conflicto social en crecimiento, que no se va enfrentando para resolverlo, es una falta de garantía de estabilidad política a futuro. A eso le tenemos pánico.
Para tener estabilidad política a futuro, nosotros tenemos que avanzar en política social en este país.

¡Claro que si no hiciéramos estos esfuerzos, estaríamos más cerca de llegar al equilibrio! Pero es preferible para Colombia demorarse en llegar al equilibrio fiscal con tal de anticipar soluciones sociales.

Yo creo que eso da más estabilidad política, que es finalmente lo que puede garantizar en Colombia la inversión.

Ahora, en inversión hemos tenido una protección. Nosotros, en Colombia, de cada 100 pesos que producíamos, invertíamos 12. En los últimos años hemos invertido 21, 24. El año pasado, 27.5.

En el primer trimestre de este año, no obstante que se desaceleró la economía, todavía se mantuvo una tasa de inversión del 27.5. El país tiene que proponerse que su tasa de inversión no caiga del 25 por ciento.

En inversión extranjera directa, la de ahora es menos inconstante y más voluminosa. El país mantenía unos flujos de inversión extranjera directa de 500, 700, 2 mil millones de dólares. Llegaban cuando aparecía Cusiana, Caño Limón, Cupiagua, se abría la televisión a los canales privados o la telefonía móvil. Llegaban o no llegaban.

En los últimos años hemos tenido una inversión extranjera más constante. En el año que llegó la cervecera, 10 mil 500 millones; el año siguiente, 6 mil 500; el año pasado, 9 mil 028; este año ojalá podamos cumplir la meta de una inversión de 10 mil millones de dólares.

Todo indica que se va a poder cumplir, salvo que sobrevengan unas consecuencias inesperadas sobre la inversión, de esta crisis mundial.

¿Cómo se distribuye este dinero? Hay una cosa buena: está llegando en un 56 por ciento a hidrocarburos y minería; en un 44 por ciento, al resto.

Ahora, en esto hay que tener paciencia. La política social y la política de inversión no son milagrosas, no producen resultados de la noche a la mañana, hay que darles tiempo y hay que estarles haciendo ajustes todos los días, pero sin dar bandazos.

Por eso, el país tiene que pensar muy bien en ese trípode: Seguridad Democrática, confianza inversionista, cohesión social. Ajustar ese trípode; mejorarlo, pero no abandonarlo.

Pensemos en dos posibilidades de países, hoy en esta crisis: el país A y el país B. Esos países tienen la misma crisis, pero no tienen confianza inversionista. Y Colombia, el país C, con este problema de inflación, de altas tasas de interés,  pero con confianza inversionista.

Es mucho más llevadera la crisis, menos difícil de resolver, cuando se enfrenta con confianza inversionista, que cuando hay que enfrentarla sin confianza inversionista.

Por eso mi invitación es a que hagamos todos los esfuerzos para mantener en este momento de dificultades la confianza inversionista en Colombia. Y el gremio de las cámaras de Comercio es un gran elemento para generar confianza en Colombia.

Sé que uno de los problemas grandes a la competitividad, que ustedes siempre han reclamado, es el problema de infraestructura. Pero entiendo que hicieron una reunión amplia con el Ministro (de Transporte, Andrés Uriel Gallego). El doctor Eugenio se ha referido al tema y yo creo que en medio de las dificultades vamos a ir avanzando en el tema de infraestructura.

Confío, por ejemplo en Santander, que hecho el Plan 2500 -que a uno le parece muy grande desde Bogotá, a la hora de cotejarlo con las necesidades regionales es pequeño- se le sume lo que puede emprender la Gobernación apoyada en un crédito de la Nación, para vías departamentales. Se le sumen las vías de competitividad a cargo del Gobierno Nacional. Ahí vi que por fortuna ya está avanzando en su ejecución la concesión del área metropolitana de Bucaramanga. Hay que resolver unos problemitas con licencia ambiental; ya llamamos, ahora, al Ministerio del Medio Ambiente.

La concesión del área metropolitana de Bucaramanga tiene una proyección hasta Barrancabermeja en doble calzada. Creo que hay que estar atentos para que en el próximo mes, por tarde; en los próximos días, por tarde, empiece el proceso licitatorio para la doble calzada de Bucaramanga a Pamplona. Porque la de Cúcuta-Pamplona está definido hacerla con el concesionario del área metropolitana de Cúcuta.

Chile tiene hoy un problema de infraestructura. Está haciendo un Transmilenio en Santiago; nosotros estamos construyendo nueve transmilenios.

Uno de ellos es Metrolínea de Bucaramanga, que todavía le hace falta una platica. Y aquí miro a las distinguidas viceministras de Hacienda, porque me tienen que ayudar, porque Bucaramanga, su área metropolitana, tiene que quedar dotada con ese gran sistema que es el sistema de Metrolínea.

Un país con dificultades en infraestructura. ¿Saben ustedes cuántos kilómetros hay de Santiago de Chile al mar? 140 kilómetros.

Miren las paradojas: está más cerca La Paz, capital de un país mediterráneo como Bolivia, está más cerca del océano que la Capital colombiana.

De Bogotá a Buenaventura hay 580 kilómetros, con una topografía muy hostil. De Bogotá al Caribe hay mil kilómetros.

Ya falta poquito para dejar totalmente contratado el corredor Bogotá-Buenaventura en doble calzada y con el Túnel de la Línea.

Yo creo que lo que pasó el lunes, que le llegaron ocho propuestas al Ministerio de Transporte para construir ese túnel -que se debe llamar del Segundo Centenario, para que cuando las nuevas generaciones pasen por ahí recuerden la negra noche de la violencia y vean la luz de una Patria mejor para ellos y para los que habrán de venir- creo que lo que pasó el lunes es una muestra de confianza en el país.

Hay que preservarla, para hacer todas estas obras de infraestructura. No veo la hora de poder venir a Bucaramanga a que le demos largada a la maquinaría para hacer esa doble calzada hasta Pamplona.

Es un compromiso de honor. Como cogimos también como compromiso de honor la Central Hidroeléctrica de Sogamoso. Eso parecía imposible, pero es producto de la confianza inversionista. Hoy se puede hacer sin comprometer el patrimonio del Estado, sin comprometer el presupuesto público, sin comprometer el endeudamiento.

El país tenía 13,5 millones de kilovatios instalados. Este año ha asignado la construcción de 4 millones adicionales.

Antes había que comprometer el endeudamiento, el presupuesto. Por eso, del endeudamiento total de la Nación, el sector eléctrico llegó a representar el 27 por ciento; hoy representa el 3 por ciento.

Todas estas obras, como Sogamoso, se van a hacer con empresas independientes, sin riesgo para el presupuesto y sin riesgo para el endeudamiento. ¿Por qué? Porque hay confianza inversionista en Colombia, porque las van a poder hacer como zonas francas.

Sogamoso no va a tener que pagar IVA ni arancel para traer los equipos y cuando empiece a operar no pagará renta del 33 por ciento, sino del 15 por ciento. Además, tendrá un acuerdo de estabilidad con el Gobierno de veinte años, para que no le cambien esas reglas de juego.

Y todas estas nuevas centrales tendrán el cargo por capacidad del sistema. Esto es, el día que la paren porque la población colombiana no necesita que esa central despache la energía, de todas maneras tiene derecho a que le paguen una prima por tener la capacidad disponible para generar la energía.

Vamos a insistir en toda esta infraestructura en la Patria.

En este momento de dificultades de la economía, como decía algún talentoso del sentido común en Colombia, es el momento cuando hay que hacer esfuerzos. Él decía: ‘Sembremos caña, ahora que la panela está barata’.

En este momento hay que decirle al mundo en crisis: hay que buscar donde hay oportunidades y Colombia es un país de oportunidades.

Trabajando con amor, incesantemente, por esta Patria, la sacamos adelante.

He sido muy extenso, pero es que los temas de la Patria son subyugantes”.