llamar la ‘tormenta de ideas’ en la que muchos están participando, sobre cómo debemos actuar.
El tema de la juventud
En la juventud. Nosotros hemos propuesto un programa que incluye educación, nutrición, seguridad y emprendimiento para la juventud colombiana.
En materia educativa, en educación básica hemos pasado en estos años de Gobierno de una cobertura del 78 por ciento a una cobertura que hoy está llegando al 96 por ciento y que puede alcanzar el ciento por ciento en el año 2010.
Para masificar la educación parar niñitos menores de 5 años, apenas estamos empezando en debida forma.
En educación universitaria hemos pasado de una cobertura del 22 por ciento al 33. Aspiramos que en el 2010 esté, por lo menos, en el 35 por ciento.
Nuestro gran avance se ha dado en educación vocacional. Tenemos un Instituto reformado en esta administración, que se financia con una contribución de nómina, pagada exclusivamente por los empleadores. Pagan el 2 por ciento a los salarios.
Ese Instituto ha pasado de capacitar un millón 100 mil colombianos por año, a capacitar este año cerca de 6 millones de colombianos. Ha pasado de dar 6 millones de horas de enseñanza al año, a dar este año casi 16 millones de horas de enseñanza.
Ha introducido el servicio de formación virtual a distancia. Y este año en ambiente virtual pueden pasar por ese Instituto dos millones de colombianos.
Creemos que la labor de este Instituto es una labor muy eficaz para orientar a la juventud, para retener a la juventud frente a las tentaciones de la criminalidad.
Nos parece de la mayor importancia la integración de la educación básica, la educación tecnológica y la educación superior.
Una de las decisiones que se han tomado en este Gobierno, es que quienes se formen de técnicos, tecnólogos, esos créditos los puedan acumular para después acceder a los grados de educación superior.
Y para estimular competencias laborales, competencias cívicas, competencias de convivencia, hemos venido integrando la educación tecnológica, hacia abajo, con la educación básica.
Uno de los desafíos más grandes que vemos para la juventud es la permisividad en materia de drogas. Diría que el mundo esta equivocado en el debate que propone.
Se propone el debate de la legalización. Lo fundamental está legalizado: el consumo. Todos los días vemos que hay más permisividad al consumo en todo el mundo, empezando por nuestro país.
En este Gobierno nuestro, nosotros extraditado a cerca de 900 narcotraficantes. Tenemos 14 jefes del paramilitarismo extraditados y dos jefes de la guerrilla extraditados.
Este año solamente fumigamos 130 mil hectáreas de droga y erradicamos manualmente 100 mil hectáreas de droga. Hemos pagado un costo en sangre muy grande.
Muchísimos de los erradicadores manuales diariamente sufren el problema de las minas antipersonal. Pero en la misma Colombia hay libertad de consumo de dosis personal. Y ese es el camino de vinculación de los niñitos y de los jóvenes a la criminalidad.
Cuando muchos de nuestros países están dando esta batalla tan grande, creo que es la hora de repensar el tema. Muchos nos invitan a la legalización. Mi respuesta es: tienen legalizada ya la parte fundamental, que es el consumo.
Creo que hay que pensar seriamente. Nosotros estamos insistiendo ante el Congreso de Colombia que se pueda penalizar el consumo.
En materia de nutrición de jóvenes y niños, hemos pasado en estos años de Gobierno de un apoyo estatal en nutrición a 3 millones 300 mil jóvenes, hoy estamos llegando a 10 millones. Pero necesitamos llegar a 12 millones. En esto, países con tanta pobreza y con tantas dificultades, siempre faltan esfuerzos adicionales.
Hemos avanzado mucho en el tema del apoyo al emprendimiento. Hemos pasado en estos años, con la reforma del contrato de aprendizaje, de 20 mil aprendices por año, a 100 mil aprendices por año.
Y hemos creado con cargo a la parafiscalidad un fondo de apoyo al emprendimiento de recursos estatales, que vale más o menos 40 millones de dólares al año.
Y hemos creado un sistema de crédito para jóvenes y para los sectores más pobres, que se llama Banca de Oportunidades, que incluye al sector privado, al sector público, a los bancos del primer piso y de segundo piso.
El Estado reglamenta, el Estado crea facilidades, el Estado aporta fondos de garantías, el Estado estimula los diferentes instrumentos de apoyo crediticio a estos sectores.
La crisis financiera internacional
Después de escucharlos a casi todos ustedes, muy apreciados Presidentes y Jefes de Estado, uno ve que esta crisis se ha dado por una espiral especulativa, que le hizo creer a todo el mundo que todos iban a ganar.
Se impuso el capital especulativo y también a nuestros países llegó. Porque en alguna forma incidió para tener burbujas de construcción. Incidió para tener precios artificialmente altos de productos básicos. Etcétera.
Creo que todos, en alguna forma, fuimos engañados con esta crisis especulativa. Es la hora de preguntarnos si hemos hecho bien la tarea, cómo estamos, qué fortalezas tenemos, qué debilidades tenemos.
Colombia en estos años ha pasado de 10.600 millones de dólares en reservas, a 24 mil millones de dólares en reservas.
El sector financiero. Es más fácil proteger al sector real cuando hay menos dificultades en el sector financiero, que cuando hay que gastarse los recursos en el rescate del sector financiero. Colombia lo ha vivido.
El sector financiero en estos años ha pasado de tener un 39 por ciento en provisiones para cartera morosa, hoy tiene un 110 por ciento.
El seguro de depósito en Colombia, cuando nuestro Gobierno empezó, tenía 400 millones de dólares. Uno de los ahorros de nuestro Gobierno es que hoy tenemos 3 mil millones de dólares en el seguro de depósito.
Hemos mejorado el endeudamiento. Hemos mejorado el déficit. El déficit del Gobierno Nacional Central se ha reducido del 7,5 al 3,2.
El solo Gobierno Nacional tiene una carga pensional que representa el 5 por ciento de PIB. En promedio de la carga pensional en América Latina es del 2,5. Colombia siempre ha honrado pensiones. Colombia ha tenido un sistema de reajuste de pensiones, que es una expresión de responsabilidad social que ha compensado, en el valor de las pensiones, todas las pérdidas inflacionarias.
Allí tenemos un riesgo, porque si bien ha rebajado bastante este déficit, todavía un déficit del 3,2, cuando estamos entrando en esta crisis, es preocupante.
El endeudamiento lo hemos rebajado del 50 al 27 por ciento.
La empresa de petróleos, si todavía la pudiéramos incluir en las cuentas públicas (ya no porque el 10,5 por ciento pertenece a 465 accionistas privados de Colombia), si pudiéramos incluir a esa empresa, el endeudamiento estaría en el 25. Hay una gran reducción del endeudamiento. Y diría que hemos hecho una buena transformación del perfil de la deuda.
Cuando nosotros empezamos, el 70 por ciento de nuestra deuda pública estaba moneda externa. Hoy el 75 por ciento de nuestra deuda pública está en pesos colombianos.
Tenemos menos vulnerabilidad frente al sector externo, pero también estamos obligados a manejar, muy cuidadosamente, las presiones sobre el financiamiento externo, para no crearles mayores dificultades a los bonos del tesoro colombianos, y para no crearle mayores dificultades a la financiación del sector privado.
A nosotros nos preocupa mucho cuando escuchamos decir que las compañías privadas de uno u otro país han tenido grandísimas pérdidas, porque invirtieron, expusieron, en lo que se ha llamado los derivados secundarios.
Por fortuna, oportunamente se tomaron unas medidas en Colombia. Y lo que conocemos hasta ahora es que el sector privado colombiano no tiene mayor exposición, hasta ahora no se conoce que tenga exposición en ese mercado especulativo de los derivados secundarios. Ahí tenemos una fortaleza.
Durante dos años resistimos un debate: nos criticaban mucho porque el Gobierno mantuvo los controles a los capitales de corto plazo. La tesis nuestra fue: la confianza inversionista es para proteger el capital productivo, que hay que entenderlo como un instrumento de creación de bienestar. No podemos entender el capital como un factor especulativo.
Por eso hemos mantenido los controles a los capitales de corto plazo. Y si bien eso nos creo dificultades en el mercado accionario y en el mercado interno de los títulos soberanos del Estado Colombiano, nos ha producido dos grandes ventajas.
Primero, en este momento cuando se conoce en algunos países que la crisis la está desencadenando el afán de esos capitales volátiles de abandonar esos países para irse a proteger en títulos de Estados Unidos, en Colombia no hay ese problema.
También nos ha producido el efecto de que el sector privado colombiano está prudentemente endeudado en moneda extranjera. No hubo exceso en endeudamiento.
Durante estos años, nosotros logramos desmontar el subsidio al precio del combustible, derramando un incremento en costos muy alto sobre el pueblo colombiano.
Cuando empezó nuestro Gobierno, el precio al público era equivalente a un valor de 12 dólares el barril de petróleo. Hoy en gasolina es equivalente a un valor de 80 dólares el barril de petróleo. Y en el tema del diesel, de 60 dólares el barril del petróleo.
Siquiera hemos hecho ya tarea, porque nos daría mucho miedo encontrarnos en la hipótesis de que al reducirse los recaudos, que ya empezamos a percibir una reducción de recaudos, nos forzaran a desmontar en este momento de crisis velozmente los subsidios a los combustibles. Los hemos venido desmontando a lo largo de estos años.
Tenemos debilidades. Una debilidad en el recaudo. Empezamos ya a sentir efectos de esta crisis en disminución de recaudo. Tememos lo que pueda pasar el año entrante con una disminución en el impuesto corporativo y en el impuesto al valor agregado.
En la financiación del sector público, Colombia tiene más o menos asegurada la financiación para el año 2009. Estamos haciendo un gran esfuerzo para prefinanciar lo que será la necesidad de endeudamiento del sector público de los años 2010 y 2011.
Nos preocupa que la confianza inversionista que ha ganado Colombia, que se traduce en muchas expresiones (por ejemplo, el país tenía 11 zonas francas y ahora tiene 40 nuevas zonas francas aprobadas, que deben invertir en el sector productivo en los próximos tres años alrededor de 6 mil millones de dólares, nuestra preocupación es: qué tal que no puedan encontrar la financiación para poder instalar todos estos proyectos productivos y de generación de empleo.
Nosotros hemos adjudicado este año, sin riesgos para el fisco y sin riesgos para el endeudamiento público, la instalación en Colombia, con empresas nacionales e internacionales, de 4 millones de kilovatios de energía. Y nuestra preocupación es que llegue a haber dificultades para el financiamiento de estos proyectos.
Nosotros creemos tener algo a favor. Hemos desarrollado en estos años mecanismos que nos permiten ser un país hoy con confianza inversionista. Confianza inversionista con responsabilidad social.
La preocupación es que eso no se pueda traducir en un crecimiento acelerado de proyectos por falta de financiación.
Aquí se ha hablado de muchísimas propuestas. Nosotros las respetamos todas. Creemos que es la hora de no excluir una sola. Una norma de las tormentas de ideas es recibir bien todas las propuestas.
Nosotros creemos que debemos proceder todos los países latinoamericanos e iberoamericanos unidos. Defender una teoría económica de bulto. El mundo tiene que establecer todas las regulaciones necesarias para garantizar que haya una sola expresión de capital: el capital productivo como factor de creación de riqueza social. Ponerle todas las talanqueras, es terminar las posibilidades del capital especulativo.
Debemos unirnos con todos los mecanismos que estén al alcance: los bancos multilaterales, los nuevos bancos, los aportes de reservas, para garantizar en esta época de dificultades la financiación del sector real en procura del empleo.
Sería muy grave que esta factura derivada del capital especulativo, se la vamos a cobrar a los trabajadores, con altos índices de desempleo, sin poder compensarlos.
La defensa del sector real nos obliga a hacer un gran esfuerzo conjunto. Y el objetivo es la defensa del empleo.
Y la protección social. En esta época ojalá no lleguen las recetas de siempre: recorte en gasto público.
En esta época es cuando, en un continente con tantas dificultades sociales como América Latina, es cuando más esfuerzos tenemos que hacer en la protección del sector social.
Y eso nos implica financiamiento. Cada uno tendrá que mirar qué posibilidades internas tiene de financiamiento. Y en aquello de lo externo, juntarnos, para obtener el financiamiento, para poder mantener todos los programas sociales.
Por supuesto, además de la defensa del empleo, de los programas de protección social, cada país tiene unas prioridades. Colombia tiene dos prioridades que no puede abandonar, además de éstas.
Tiene la prioridad de seguir financiando la seguridad democrática, y tiene la prioridad de financiar un gran desatraso necesario en materia de infraestructura competitiva.
Nuestra propuesta es que analicemos cómo, todos, trabajando juntos, podemos enfrentar esto en el corto plazo. Y cómo podemos, juntos, contribuir a los diseños para lo que pueda ser una nueva regulación de la economía mundial, en procura de que el capital tenga una sola sección: capital productivo creador de bienestar social.
Gracias, señor Presidente. |