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Septiembre 06
Palabras del Presidente Álvaro Uribe, en el Consejo Comunal de Gobierno en Valledupar

Valledupar, 6 sep (SP). “Es muy grato llegar al Cesar y llegar a esta bella ciudad de Valledupar. Los colombianos, el mundo entero, admiramos esa expresión de nuestra cultura, que ha logrado esa gran convocatoria nacional e internacional, que trasciende las divisiones sociales, las divisiones económicas, las divisiones políticas, que es el vallenato. Una gran expresión del capital social, de la creatividad artística de este gran pueblo vallenato.

A los niños que han venido esta mañana con la dulzura del acordeón, nuestra felicitación y nuestra gratitud.

Y el Cesar tiene muchísimas cosas más bellas, dignas de que todos los colombianos lo visiten. Esta ciudad de Valledupar es una ciudad sumamente bien trazada. Una ciudad que merece que se le aprecie y se le conozca por lo que es su concepción básica.

Diría yo que es una ciudad ejemplarmente arborizada, ejemplarmente arborizada. La manera como se le ha trazado, la manera como se le ha arborizado, la manera como se insiste en la arborización, en sus desarrollos, se constituye en un gran ejemplo.

Por eso hay que poner mucho cuidado con los nuevos desarrollos. El urbanismo de los sectores populares tiene que preservar el mismo buen trazado de Valledupar, la amplitud de las vías, la comodidad para los ciudadanos.

En este bellísimo valle, entre la Sierra Nevada (de Santa Marta) y el Perijá. La ciudad esta allí, diría yo, que posa sobre los pies de la Sierra Nevada, de donde bajan ríos bellísimos. Aquí cerca el (río) Ariguaní, que pasa por Pueblo Bello, por la ciudad el Guatapurí, el Cesar, el río Badillo.

Esta mañana tuve la oportunidad con los comandantes de la Casa Militar, de Seguridad de la Presidencia, con el señor general (Luis Felipe) Paredes, de irnos a bañar al río Guatapurí. Yo diría que ese es uno de los paseos más atractivos del mundo.

Invito a mis compatriotas todos, a quienes puedan, que vengan al Guatapurí. Echen en el maletín una pantaloneta, es todo lo que necesitan.

Yo creo que difícilmente se encuentra en el mundo un agua más agradable que el agua del río Guatapurí.

Como este Consejo hay que terminarlo a las 5 y media de la tarde, por el partido Colombia – Uruguay, verán algunos de mis compañeros de Gobierno si quieren ir a aprovechar un ratico de luz, con pantaloneta, al río Guatapurí. Yo creo que vuelvo allá.

Y además Alcalde (de Valledupar, Rubén Darío Carvajal) qué hermosura la arborización a lado y lado. Por eso tiene toda la lógica continuar en el programa de darle una vivienda digna a todos los compatriotas que por necesidad habían invadido la orilla del río.

¿Cuántas familias han logrado ya tener vivienda, y cuántas nos faltan en ese programa? Faltan 300. ¿Y a cuántas se le ha entregado ya vivienda? 1.200. Hay que completar ese propósito, para que Valledupar tenga todo ese parque lineal, besando el Río Guatapurí.

Yo diría que ese es el gran igualador social. Al río Guatapurí llega el más pobre y el más rico. Las aguas del río Guatapurí son tan generosas con el más pobre como con el más rico.

Es el sitio de encuentro, donde todo el mundo finalmente es igual. Metido uno en el río Guatapurí no hay una sola diferencia con el vecino. Es imposible encontrar un factor de igualación social más eficaz, que una posibilidad como la que tiene nuestro pueblo de compatriotas de Valledupar, en el río Guatapurí. Esto es muy bello.

Acabar con las bandas emergentes

Hemos mejorado en paz. Los colombianos debemos recordar que esta tierra estuvo muchos años maltratada por la guerrilla. Cuando empezó nuestro Gobierno había un gran maltrato de guerrilla y de paramilitares. El abandono. Y hemos avanzado mucho. Yo creo que hemos superado mucho esas pesadillas.

Hay que poner cuidado. A uno le preocupa que haya sectores de la guerrilla que todavía quieran camuflarse en procesos sociales, para hacer agitación perturbadora.

Y aquello que quería instalarse a partir del viejo paramilitarismo, de bandas criminales, ya no con la disculpa de combatir a la guerrilla sino con el propósito de extorsionar, debemos eliminar cualquier expresión que puedan quedar de esas bandas.

La política de seguridad hay que continuarla con toda eficacia, para que esta tierra recupere plenamente la paz.

Esta mañana bañándome en el Río Guatapurí tuve la oportunidad de hablar con muchachos de la Universidad Popular del Cesar. Por aquí está nuestro Viceministro de Educación Superior, el doctor Gabriel Burgos. Gabriel hable con ellos.

Se quejan de la matricula. Dicen que les están cobrando una matricula semestral, que ellos tienen que trabajar duro para pagarla, pero que está muy mala la Universidad en sistemas. Yo me comprometí con ellos, que traería esa preocupación al Gobierno.

Viceministro de Educación Superior: Si Presidente. Yo he estaba ahorita visitando la Universidad con el rector, que él esta conmigo, entonces yo converso con él ahora, sobre ese tema.

Presidente Álvaro Uribe: Los temas que vamos a tratar hoy son varios. Yo me veo en la obligación de volver a referirme hoy al tema de la justicia. Tema sobre el cual hay que tener un diálogo claro, totalmente claro con el país. Un diálogo de argumentos, un diálogo de razones, y hay que hacer posible ese diálogo.

¿Qué le urge al país? Mis compañeros de Gobierno hace unos 3 años tuvieron la oportunidad de leer un libro que les repartí, que se llama ‘El Corazón del Cambio’, de un gran autor de administración, que es John Kotter, quien recientemente ha sacado un libro que se llama ‘Urgencia’.

Me llama mucho la atención un cuadro, donde él distingue la complacencia –que es un estado muy negativo- la falta de urgencia –que es muy perjudicial- y la necesidad de detectar la real urgencia, que es un imperativo.

Este país no puede tener complacencia. Nosotros en el Ejecutivo no hemos tenido complacencia, hemos reformado 311 entidades del Estado y vamos a seguir reformando hasta el último día de Gobierno.

Quien diga que todo está hecho y que nos podemos quedar tranquilos, está bien equivocado.

Justicia no debe tener miedo a las reformas

Llamo la atención a la Justicia. La Justicia no puede decir que todo esta perfecto, que allá no pasa nada. La Justicia no puede entrar en ese estado de complacencia.

Si nosotros hubiéramos dicho: “no, en las clínicas del Seguro Social no pasa nada”, no las estaríamos reformando. Si nosotros hubiéramos dicho: “en Telecom no pasa nada”, no lo hubiéramos reformado, y ahí tuviéramos ese problema tan grave de Telecom.

Y tenemos que seguir mirando a Colombia Telecomunicaciones, para que no se vaya a quedar atrás con este avance avasallador en el mundo de la telefonía inalámbrica.

Qué tal nosotros haber dicho: “no, en Ecopetrol no hay que hacer nada, eso es perfecto”. Y por miedo al sindicato, por miedo a los fundamentalismos ideológicos no haber emprendido esas reformas.

Esa comparecencia nos habría llevado a tener una Ecopetrol con un horizonte cuestionado. ¿Qué encontramos? Apenas una Ecopetrol con capacidad de invertir 700 millones de dólares al año. Este año, gracias a las reformas, a que renunciamos a la complacencia, Ecopetrol puede invertir más de 4 mil millones de dólares.

Mis compañeros de Gobierno y yo tenemos que ser autocríticos hasta el último día. Y así como hemos reformado 411 entidades del Estado, seguir reformando.

Uno en lugar de sacar disculpas, tiene que revisar dónde hay que hacer reformas. El espíritu reformista hay que mantenerlo dinamizado todos los días, todos los días. Por supuesto, es tan grave el estancamiento como el extremo de dar brincos, el extremo de dar tumbos.

Uno tiene que mantener una trayectoria reformista, siguiendo unos objetivos. ¿Qué objetivos tenemos nosotros? Un Estado que no le sirva a la politiquería, un Estado que no sea presa de la mezcla vitanda entre politiquería y excesos sindicales, sino un Estado que le sirva a la comunidad, un Estado Comunitario.

Por eso la reforma de las Clínicas del Seguro. ¿Para quién son las Clínicas del Seguro?, ¿para la politiquería?, ¿para los excesos sindicales? No, para el pueblo.

Por eso hoy está mejor la Clínica de Santa Marta, con la reforma nuestra. La Clínica de Cartagena, las clínicas de Bogotá, y las vamos a reformar todas.

Nosotros tenemos el objetivo de un país seguro para todos, de un país donde la justicia recupere, en nombre del Estado democrático, su monopolio, que lo había perdido a manos de los grupos violentos.

Un país donde haya confianza inversionista con responsabilidad social, un país con política social, que cree cohesión social. Espíritu reformista que no se apague, pero que esté enmarcado en unos objetivos claros.

Hay que vencer aquel estado de complacencia, de pensar que nada hay que hacer. Ese es un estado de abandono, ese es un estado dejadez. Y por supuesto, así como lo tenemos que vencer en el Ejecutivo, y lo tiene que vencer el Legislativo, también lo tiene que vencer la Justicia.

En Colombia todos estamos obligados a ser autocríticos, a mirar dónde hacemos reformas. Por eso me parece de la mayor gravedad que la Corte Suprema (de Justicia) se cierre a hacer reformas.

También siguiendo el marco del profesor Kotter encontramos otro error, que es la falsa urgencia.

Ayer iba a darle yo una entrevista a Juan Gossaín. Entonces me puse a pensar: “bueno, él me va a preguntar por la pelea con fulano. Esa no es una urgencia nacional. Me va a preguntar por la pelea con zutano. Esa no es una urgencia nacional. Entonces me amarré los nerviecitos de esta carne y dije por ahí, nada. Vamos a pensar en las urgencias reales”.

La falsa urgencia es prestarnos para esa espectacularidad de la pelea personal. La real urgencia es reformar las instituciones. Por eso hay que pensar es en la reforma a la justicia.

Al oído del delegado de Naciones Unidas

Primero, yo repito ante propios y extraños –y es bueno que el señor de Naciones Unidas que anda por aquí, nos oiga, porque este es un país democrático- nosotros respetamos totalmente la independencia de las instituciones. No quiere ello decir que tengamos que negar la discrepancia.

¿Acaso respetar la independencia de la Justicia es negar la discrepancia? Eso es apaciguamiento, hipocresía. Cuando se oculta la discrepancia en presencia de problemas, lo que puede ocurrir es que se agraven los problemas en vez de resolverse.

Cómo no va a criticar el Gobierno sentencias que el Gobierno considera dañinas a los procesos de orden público, si el Gobierno es el director constitucional del orden público. Las acatamos, pero las respetamos.

Tanta razón hemos tenido en criticar aquella sentencia de la Corte, que dijo que una cosa era la guerrilla y otro los paramilitares –nosotros dijimos hay que darles el mismo tratamiento- que muchos jueces, a pesar de la sentencia de la Corte, le han dado un tratamiento igual a guerrilla y paramilitares, en sentencias que llegan a la Presidencia.

Eso es bueno que lo conozca el país, que lo conozcan los medios de comunicación. Hay muchos jueces que se han apartado de esa jurisprudencia de la Corte, y le han dado un tratamiento igual al paramilitar que al guerrillero. Como tiene que ser.

¿Acaso uno puede decir: “no, es que este crimen es bueno porque lo hizo tal y este crimen es malo porque lo hizo tal”? Todo crimen es condenable, independientemente de su autor. ¿O ustedes aquí no sufrieron lo mismo por cuenta de ambos?

¿O quien puede decir que un compatriota secuestrado, que ese secuestro puede tener atenuantes porque lo hizo un grupo, en cambio hay que agravarlo en la condena porque lo hizo el otro? Es igual, es igual.

El Gobierno presentó unas razones para criticar la sentencia de la señora Yidis Medina. ¿Cómo no la vamos a criticar, si no hubo garantías? ¿Cómo el Presidente no se defiende, si compulsaron copias a la Corte Constitucional para revisar el acto legislativo de la reelección?

Y a mí me preocupa una cosa jurídica en Colombia: el Presidente, que es el director del orden público, ¿puede o no puede hablar de temas de justicia que tengan que ver con el orden público? Yo creo que sí. Ahora, procuro decirlo con el mayor respeto personal, pero con toda la franqueza.

Es que uno en aras del respeto no puede ser farsante, no puede ser hipócrita. Uno en aras del respeto no puede dejar de ser franco. A mí me parece grave que en el caso de la señora Yidis Medina, prevalezca una retención domiciliaria por cohecho, sobre una medida de aseguramiento por secuestro. Lo dejo al examen de los juristas.

Le pido al señor Presidente de la Corte (Francisco Ricaurte) que estudien ese tema. Este tema no es de que me agravio, de que lo agravio, este tema es pasar del espectáculo del agravio, al examen de fondo de los problemas.

Le pregunto al señor Presidente de la Corte, y que nos conteste jurídicamente, no con agresividad, no con animosidad personal, ¿le conviene al país sentar el antecedente de que prevalezca una retención domiciliaria por cohecho, sobre una medida de aseguramiento por secuestro?

Pienso –si estoy equivocado corrijo- como decía Enrico Ferri, el profesor de (Jorge Eliécer) Gaitán: la autoridad nace no del hecho de invocarla, sino de ganar la autoridad moral de reconocer la razón o la sin razón, cuando la razón la tengamos, o cuando con nosotros esté la sin razón que nos obligue a reconocer que la razón le asiste al otro.

Sí me toca corregir yo corrijo, pero yo creo que ahí hay un debate de fondo, porque es grave.

Entonces qué tal que en adelante eso haga carrera, y que los secuestradores puedan obtener el beneficio de la casa por cárcel, porque simultáneamente estén siendo juzgados o condenados por un delito menor ¿Qué tal que eso haga carrera? El Gobierno tiene que plantear estos temas.

Este Gobierno encontró esta país perdido entre guerrilla y paramilitares, y hemos combatido esos fenómenos. Yo recuerdo que al principio del Gobierno yo venía todos los lunes a esta ciudad –aquí hay uno de los gobernadores de la época, el doctor Guillermo Castro- a enfrentar de manera imparcial a guerrilla y paramilitares.

Le quiero recordar al delegado de Naciones Unidas que anda hoy por Colombia, que este Gobierno empezó el 7 de agosto de 2002, miércoles, y que al otro día, antes de que despuntara el sol, aterrizamos aquí en Valledupar, para empezar la Seguridad Democrática. Aquí empezó, y vinimos con toda imparcialidad.

¿Cuántos retenes había de aquí a Santa Marta? ¿Cuántos había de aquí a Bosconia? Uno salía de aquí de Valledupar y a los pocos kilómetros había un sitio de retenes de secuestro, internaban la gente en la Sierra Nevada.

Esto estaba en poder real de guerrilleros y paramilitares. Y digo esto como padre de familia: los hemos enfrentado imparcialmente. Eso nos da autoridad moral. Y antes no se habían enfrentado.

¿Cómo puede, el Gobierno que ha derrotado los paramilitares, aceptar que la Corte Suprema, su Presidente, diga que el Gobierno lo que quiere con la reforma política es la impunidad de la parapolítica? Impunidad la que había antes.

Señor Presidente de la Corte, yo le pregunto: ¿Qué faltó en el pasado, para que no se judicializaran los delitos que hoy se investigan? Si estos delitos son anteriores a este Gobierno, si estos delitos se cometieron antes de este Gobierno, ¿por qué apenas se ha empezado a hacer justicia durante este Gobierno? Era la misma Corte, era la misma estructura de la Justicia.

Quiero decirle al delegado de Naciones Unidas que piense si este Gobierno ha interferido la justicia o la ha hecho posible.

La justicia estaba interferida aquí en el pasado, por eso no obraba. ¿Y ahora por qué obra? Porque la hemos hecho posible con la Seguridad Democrática.

La Seguridad Democrática ha venido derrotando a los bandoleros. Cuando hay unos bandoleros debilitados, en proceso de derrota, la gente les pierde el miedo y la gente acude a la justicia del Estado.

Aquí la ciudadanía se había llenado de pánico, veía que el terrorismo era superior a la justicia del Estado y por eso la ciudadanía, por pánico, se sometía al terrorismo y no acudía a la justicia del Estado.

Esa ecuación la cambiamos. La ciudadanía hoy le ha perdido el pánico al terrorismo y ha recuperado su credibilidad en el Estado. Eso lo ha logrado la Seguridad Democrática.

No se puede decir que la crítica es pérdida de independencia, es interferencia. Yo le pido al señor Presidente de la Corte que reflexione sobre esa pregunta, fría, tranquilamente, ¿Por qué delitos cometidos antes del 2002 no se habían investigado, no se habían judicializado?

¿Qué pasa con investigación de Farc-política?

Este país sigue esperando la judicialización de la Farc-política.

Es que aquí, así como se sabía por ahí en los cocteles, en los run runes, que los paramilitares presionaban a los políticos, presionaban alcaldías, presionaban gobernaciones, se hacían adjudicar contratos, también este país ha sabido que la guerrilla tuvo controlados alrededor de 200 municipios o más, ¿y en qué están esas investigaciones?

¿No se puede preguntar esto? Yo creo que se puede preguntar, tranquilamente, señor Presidente de la Corte. El Gobierno pregunta: ¿en qué están las investigaciones de la Farc-política?

Y quiero que el delegado de Naciones Unidas, antes de dar declaraciones que creen suspicacias sobre el país, estudie bien los temas. Primero hay que estudiar y luego darle la cara a los medios de comunicación. Que estudie bien esta reforma a la justicia.

Doble instancia no fomenta la impunidad

¿Qué es lo que se propone?

Por ejemplo en doble instancia. Es que la doble instancia nosotros no la proponemos por capricho, es una institución universal. La misma Corte Constitucional la ha exigido.

Para que mis compatriotas se familiaricen con esta reforma, les voy a decir cómo y para quién proponemos la doble instancia.

Después de muchas discusiones, el Gobierno propuso lo siguiente: que la primera instancia en investigaciones contra congresistas, se de en la Corte Suprema de Justicia, pero que haya una segunda instancia, en lo que sería una corte de Gobierno, ¿integrada por quiénes?, los presidentes de las Altas Cortes y un magistrado adicional, en representación de cada Corte.

Les pregunto a mis compatriotas: ¿es eso malo?, ¿hay allí un propósito de interferir la justicia?, ¿qué malo hay de decir: la primera instancia en la Corte, la segunda instancia a cargo de los presidentes de las cortes y un magistrado delegado por cada corte?

Aquí todo el mundo reclamaba la doble instancia, pero decía: “no vayan a presentar eso que desafían a la Corte”. Uno no puede dejar de presentar las reformas por miedo. Uno no puede presentar reformas por rabia, ni puede dejar de presentar reformas por miedo.

El proceso de reformas hay que avanzar con él.

Es que no se puede olvidar la historia y menos la reciente.

Este país, apreciados compatriotas, incorporó el proceso penal acusatorio, una de sus instituciones esenciales es que un órgano investiga y otro acusa. Hay que incorporarlo en todos los procesos, y eso se ha pedido.

Dice el Presidente de la Corte, que esta reforma es para la impunidad de la parapolítica.

Primero, señor Presidente de la Corte, no diga eso, que no es justo.

Este es el Gobierno que le ha doblado los presupuestos a la Justicia. Este es el Gobierno que permitió que la impunidad de los paramilitares se desmontara, y lo digo aquí, en unos de los departamentos que más sufrió paramilitares y guerrilla. Y este es el Gobierno que con autoridad moral está pidiendo: desmonten también la inmunidad de la Farc-política. No hemos podido.

Me desvío para decir esto: anoche llegué a Cali, yo no tenía deseos, y no tengo deseos de hablar del tema de una señora Senadora. No, esa no es urgencia real, la urgencia real es el cambio de las reformas de la justicia.

Y yo no fui anoche a Cali a pasear, ni a bailar allá cerca del puente. Yo no me fui a bailar a Juanchito, no.

Yo fui a tres compromisos bien importantes. Estuve en dos ocasiones con los afectados por la bomba del lunes, y eso nos hizo llegar a Valledupar a la medianoche. Primero en el sitio donde estalló la bomba, y después donde estaban reunidos mirando a ver como les ayudábamos a que recuperen sus negocios, colombianos de muy poco capital.

Y me decía uno: “Presidente, ¿cómo es eso? Nosotros en este sufrimiento y viene una señora aquí a decir que esta bomba la mandaron poner los Generales y el Gobierno. Viene una señora Senadora aquí, a incitar que los muchachos se deben vincular a las Farc, a la rebelión ¿Entonces el Gobierno no puede preocuparse por eso?

Es que han enseñado los tratadistas, que cuando el delito es notorio, un hecho notorio, la notoriedad es la plena prueba. Y no se procede, ¿Cómo no vamos a estar preocupados?

Señor Presidente de la Corte, yo creo que usted no tiene razones para decir que la doble instancia, como la hemos presentado, es para la impunidad de la parapolítica.

Le voy a dar a mis compatriotas otro argumento: nosotros hemos propuesto que esta doble instancia sea solamente para las personas a quienes se les abra investigación en el futuro, nada tendría que ver con quienes actualmente están siendo investigados o con quienes actualmente están siendo juzgados.

Mucha gente nos dice: “Presidente, pero es que hay que aplicarle el principio de favorabilidad a todos”. La Constitución también puede decidir que una decisión del constituyente se aplique solamente hacia adelante.

Con todo el respeto por los juristas, repasando las lecciones de la universidad, encontramos que en el Estado de leyes, para que los principios generales del Derecho tengan aplicación, tienen que estar incorporados al ordenamiento jurídico.

Sí la Constitución no incorpora el principio de favorabilidad, éste no se aplica. La Constitución perfectamente puede decir, como nosotros lo hemos propuesto, que este sistema de doble instancia solamente se aplique a aquellos a quienes se les abran investigaciones en el futuro. Eso lo estamos proponiendo así.

Por eso le digo yo al Presidente de la Corte Suprema y al delegado de Naciones Unidas: si creen que a pesar de esta excepción al principio de favorabilidad, hay riego de impunidad en la parapolítica, que nos lo digan, pero que no lo digan con razones.

Presupuesto de la Justicia

Señor delegado de Naciones Unidas, eso es lo que le decimos al Presidente de la Corte Suprema. El pueblo colombiano demanda descongestión de la justicia.

Nosotros hemos casi doblado los presupuestos de la Justicia. Esta semana en varias ocasiones he dado las cifras, y no ha sido fácil, en un país donde falta tanto dinero, le falta a los municipios, a los departamentos, al Gobierno Nacional.

Cuando hay dinero de sobra, darle dinero a la Justicia no es problema, pero es que a nosotros nos ha faltado mucho recurso, por el déficit y por el endeudamiento.

Sin embargo, casi que le hemos doblado los presupuestos a la justicia, en diálogos con la Justicia.

Yo he tenido diálogos con la justicia muy amplios, por eso me preocupa que ahora la Corte cierre esos espacios, lance allí en presencia de delegados de las Naciones Unidas unos cargos infundados contra el Gobierno, y no permita que el Gobierno asista allí a examinar esos cargos.

Eso es muy fácil, que nos cierren las puertas para condenarnos, dejándonos por fuera y sin escucharnos. Eso es pretender una condena de opinión, violando el debido proceso. Eso es pretender una condena de Naciones Unidas, violando el debido proceso.

Y da mal ejemplo el Presidente de la Corte, cuando así procede.

Nosotros, en diálogos que hemos tenido con la Corte, hemos avanzado mucho en la parte presupuestal. Ahora se está avanzando en un programa que dirige la Ministra de Comunicaciones, que la Justicia colombiana tenga conectividad, que pueda llegar en poco tiempo a que toda la Justicia colombiana opere en línea.

¿Cuánto ayuda eso a acelerar los procesos?

Miren qué propone la reforma, apreciados compatriotas. Propone otras dos cosas bien importantes para la descongestión judicial.

Propone que el tribunal ese conformado por los presidentes de las Altas Cortes, pueda, sin apelar a la ley, óigase bien apreciados parlamentarios, tomar las decisiones reglamentarias que requiera, para que haya celeridad en la justicia.

Eso es un gran avance. Eso es la incorporación explicita en la Constitución, de la competencia de reglamentos constitucionales para la propia Justicia, a fin de que la Justicia, por intermedio de reglamentos constitucionales, sin tener que apelar a la ley, pueda tomar las decisiones que permitan celeridad y descongestión. Una gran medida.

Otras propuestas de la reforma

¿Qué más proponemos? Me lo explicaba anoche el Ministro del Interior, una de las razones de congestión en la Justicia es que se presenta una tutela sobre una pensión o sobre atención en salud, se acata, aparece un caso parecido y otro caso parecido, y hay que volver a presentar tutela.

¿Qué se propone?

Que para el Gobierno, tutela sobre esos temas tenga fuerza de ley, que baste con una tutela en un caso, y que después los casos idénticos haya que atenderlos administrativamente de la misma manera. Eso puede ayudar mucho a la descongestión.

Esas son las propuestas, esos son los temas de fondo.

¿Qué proponemos que las Cortes no intervengan más en la selección del Procurador y de los Contralores? Es cierto. ¿Pero cómo hago yo para hablar francamente y hablar sin irrespetar? Hay que hablar francamente.

Miren, antes de la Constitución del 91 se decía: ‘es que en las contralorías hay clientelismo con las asambleas, con los concejos y con el Congreso, vamos a resolver eso’. Pero no lo resolvieron, y agregaron clientelismo con la Justicia.

A mí me decía un contralor local, me decía: “vea Presidente, cuando a mí me eligieron contralor de mi municipio, yo partí la burocracia en tres bloques, el clientelismo, le di una tercera parte del clientelismo a los magistrados que me ternaron, una tercera parte del clientelismo a los concejales que votaron por mí y la otra tercera parte del clientelismo a mis amigos”. Eso es muy grave.

¿Entonces qué proponemos? Que en los municipios, los departamentos y la nación, para elegir al Contralor, los concejos, la asamblea y el Congreso, hagan un concurso público, de personas que reúnan los requisitos y que se presenten libremente. Y entre las personas que pasen ese concurso, se escoja el contralor, el nacional o el departamental o el municipal.

Y que el Congreso adelante un proceso idéntico, para escoger el Procurador General de la Nación.

Yo creo que esa propuesta es sana.

Ahora, todas las propuestas nuestras estamos dispuestos a examinarlas con el Congreso, con la opinión pública, con la Justicia.

Lo que no se puede es rechazar el examen de las propuestas y descalificarlas. El Congreso sabe que este es el Gobierno que más veces se ha sentado con el Congreso a examinar los proyectos de ley.

Este Gobierno ha luchado buscando un artículo, corregir el de más allá, adicionar el otro, para que el texto final de las leyes sea mejor que el proyecto inicialmente presentado.

La elección de los magistrados

Antes de la Constitución del 91 se hacía por cooptación. Ellos mismos se elegían. Vino una crítica, dijeron: “eso es una rosca, eligen a los amigos”. Y el sistema que se creó, infortunadamente, es un sistema de rosca política.

¿Qué proponemos?

Que los que quieran ser Magistrados de la Corte Suprema, del Consejo de Estado, se inscriban en un concurso. Aquellos que pasen el concurso se conviertan en el grupo de elegibles, y que dentro de ese grupo de elegibles, la Corte Suprema o el Consejo de Estado, escoja los reemplazos de los magistrados, que estén terminando su periodo.

Reforma política

Y además hemos presentado la reforma a la política, que es seria. La reforma a la política propone sanciones a los partidos, además de sanciones a los parlamentarios, propone normas más claras de financiación, propone un tema bien importante, que es la solución de fondo a lo que se ha llamado como la ‘silla vacía’. Le dice a los partidos: ‘mire partido político, si usted no pone cuidado, para que la financiación suya sea totalmente transparente, si usted no pone cuidado para que la lista de candidatos que usted presente no tenga que ver nada con criminales, usted pierde la personería jurídica’.

Creo que eso es sano para el país. Yo le he dicho a los congresistas con quienes he hablado: “apuremos esa reforma, para llegar a las elecciones de 2010, con un marco político más sano, transparente”.

¿Qué hemos dicho? Mire los partidos no solamente tienen que financiarse de manera austera, con fuentes lícitas, sino tienen que facilitar el control. Fuentes lícitas que no sean criminales y que tampoco sean de contratistas del Estado.

La reforma es muy audaz, la reforma dice: no se acepta que los contratistas del Estado concurran a financiar campañas. Pienso que eso es bueno para la democracia. Eso proponemos en la reforma.

Y también se propone que la contabilidad de los partidos sea simple, para que se facilite el control. Que no pueda haber artimañas contables. Eso es bueno.

¿Qué proponemos en materia de ‘silla vacía’?

Este Gobierno presentó un referendo en 2003, que tuvo una copiosa votación de los compatriotas, pero que no pasó.

¿Qué proponíamos en materia de suplentes?

Proponíamos lo siguiente: que se eliminaran. Nosotros creemos que las suplencias no son buenas en el Congreso, porque se pierde el hilo conductor.

Eso de estar cambiando congresistas cada tres meses, afecta el proceso legislativo, la visión de Estado y afecta el proceso de control político.

Propusimos en la reforma de 2003 que solamente pueda haber suplente, cuando muera el congresista o cuando renuncie por causa justificada, ¿Qué proponemos ahora? Revivir eso.

Si el congresista muere o renuncia por causa justificada, lo pueden reemplazar, de resto no.

Si al congresista lo meten a la cárcel no lo pueden reemplazar, se pierde la silla, se pierde la curul.

¿Para cuándo proponemos esta reforma?

Para que no haya impedimentos y se pueda votar, proponemos que esta reforma empiece a tener vigencia el 20 de julio de 2009, con la aspiración de que la aprobemos en este periodo que termina el 16 de diciembre, y en el periodo entre marzo y julio del año entrante.

Invito al Congreso a que le asignemos toda la prioridad a esa reforma, para llegar con un marco normativo más transparente al proceso de elecciones de 2010.

También sabe el Congreso nuestra disposición a co legislar con el Congreso, a mirar qué aspectos se le deben modificar, adicionar, para mejorarla.

Tenemos toda la vocación de hacerlo.

Eso en cuanto a esas dos reformas, apreciados compatriotas”.