La caravana libertadora dejó muy temprano la población de Toca, se enrumbó por entre unos valles fértiles, bañados por varias quebradas y tomó un camino empinado que alcanzó casi los 3.000 metros en el Alto de la Recebera, hasta llegar a la población de Chivatá, que en lengua indígena significa “nuestra labranza”.
La llegada a esta población se convirtió en una fiesta. Los niños que esperaban con entusiasmo a sus héroes agitaban las banderas de Colombia y de Boyacá y con gran emoción gritaban “Viva Colombia”. Desde las calles se divisaba la caravana de más de 600 jinetes que descendían como una franja multicolor por el camino real que bordea la montaña.
En la plaza principal, la cabalgata fue recibida por los pobladores y sus autoridades con música carranguera y torbellinos que calentaron el ambiente de los jinetes y demás acompañantes que se juntaron a esta gesta que rememora la Ruta Libertadora.
Al empezar la tarde, la caravana emprendió el viaje hacia la capital del departamento y cuando los caballistas entraron triunfantes a las calles de Tunja, la música, la pólvora, los pitos de los carros y los gritos festivos de sus habitantes se tomaron la ciudad. La histórica ciudad estaba de fiesta y parecía como si el aguinaldo boyacense se hubiera anticipado.
Un río humano condujo la caravana hacia la Plaza de Bolívar, en donde le esperaba un gran homenaje encabezado por el Gobernador de Boyacá, José Rozo Millán, de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas y de toda esta gente que habita la cuna de la libertad.
Las calles de Tunja albergaron desde muy temprano a los niños de instituciones educativas que ensayaban sus mejores interpretaciones. La banda marcial del Colegio Femenino de la Presentación, con sus 92 instrumentos musicales, obligaba a que las personas de las oficinas se asomaran a las puertas y ventanas y por un momento la vida cambiara de rumbo.
Las palabras de bienvenida, la música de la banda sinfónica, de la orquesta infantil Batuta, de las agrupaciones folclóricas y de las bandas marciales de los colegios, se juntaron con los niños en caballos de madera que acompañaron la gran cabalgata, además, del teatro y la poesía para celebrar la hazaña que un grupo de valientes guerreros realizó hace 190 años.
Hoy se vive la fiesta de la libertad anticipada, esta noche en Tunja nadie duerme, pues mañana están celebrando los 470 años de la fundación de la ciudad. Se conmemorará con un día cívico para que la población disfrute y reciba a los cientos de jinetes venidos de todo el país que se juntarán a la Ruta Libertadora, que el 7 de Agostó llegará victoriosa al Puente de Boyacá. |