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Agosto 18     Versión imprimible
Palabras del Presidente Álvaro Uribe al instalar el foro internacional ‘Los desafíos de la democracia en Colombia y en América Latina’

Bogotá, 18 ago (SP). “Primero, quiero agradecer, en nombre de los colombianos, al señor ex Presidente Lagos (Ricardo Lagos, ex presidente de Chile) que nos acompañe en este momento de reflexión de la vida nacional. Sabe él nuestra admiración y gratitud.

Cuando empezó nuestra política de Seguridad Democrática, tuvimos en él un gran vocero para defenderla en frente del Parlamento Europeo, en los Estados Unidos y a lo largo y ancho de nuestra América Latina. Nuestro Gobierno mantiene con él incancelable gratitud. Toda nuestra admiración a sus valores democráticos.

Y quiero felicitar a la doctora Maruja Pachón de Villamizar (DirectoraEjecutiva de la Corporación Escuela Galán para el Desarrollo de la Democracia)por el sostenido esfuerzo en esta corporación, un esfuerzo pedagógico para la cultura política del país, bien significativo.

Yo no debería agradecerle la invitación, porque a mí me crea el riesgo de intervenir en política, pero ha convocado en esta ocasión luctuosa de la Patria una audiencia de compatriotas y de la comunidad internacional del más alto nivel, para examinar temas como los que acabamos de escucharle al ex presidente Lagos.

Galán: la verticalidad encarnada

El 4 de junio de 1830, el Héroe de Ayacucho (Mariscal Antonio José de Sucre) fue asesinado en la Montaña de Berruecos. El Libertador, en sus diálogos, expresa cómo ese magnicidio aceleró en él la enfermedad y el camino a la hora final.

Se investigó. Concluyó la justicia de la época que era un crimen de la política, del Estado. Lo imputaron a figuras muy importantes de la vida nacional de entonces, como López y Obando. Finalmente, solamente el autor material fue condenado. Y en 1842, Apolinar Morillo, se ejecutó sobre él la sentencia de pena de muerte.

En octubre de 1914, Leovigildo Galarza y Jesús Carvajal asesinaron al General Rafael Uribe Uribe, uno de los más grandes en la historia de la Nación y en nuestra América Latina. El crimen quedó en la oscuridad. Se identificaron los autores materiales, pero los autores intelectuales quedaron en la acusación política. Su propio Partido Liberal lo había descalificado por su condición de disidente, de patriota integral.

Todavía, además de haber identificado a Juan Roa Sierra como asesino de Jorge Eliécer Gaitán, no se sabe finalmente qué determinó el crimen, dónde están, quiénes fueron los autores intelectuales.

En noviembre de 1995, fue asesinado el doctor Álvaro Gómez Hurtado. Del crimen todavía no sabemos, por intermedio de las autoridades competentes.

Hoy hace 20 años, los colombianos nos conmovimos en lo más profundo de nuestros seres por el asesinato del doctor Luis Carlos Galán. El héroe, como los otros mencionados, acribillado por una historia criminal que estamos en la obligación de derrotar. Punto que no se puede perder de vista en estas discusiones, que trasciende lo meramente fenoménico, para tratar de presentar los fenómenos políticos contemporáneos como reaparición de divisiones de izquierda o derecha.

Galán: la verticalidad encarnada. Su honestidad se refleja en su verticalidad. Era una honestidad sin acomodo, sin cálculo, un arrojo que siempre puso a riesgo su propia vida para defender aquello que consideraba útil para el país. Navegó solitario, y con qué valor, en muchos de los temas que defendió.

De una inmensa capacidad de estudio, permanente. En sus primeros años de Parlamento, así lo acredita la preparación en aquellas magistrales intervenciones del debate sobre el uso que Colombia le debería dar a los recientemente comercializados yacimientos de carbón. Todas sus tesis estaban soportadas en un enjundioso estudio.

Muchos de sus compañeros en el Congreso de la República se destacaron, en el momento en que él los lideraba, por ser los más juiciosos congresistas en el estudio de los temas. Quisiera citar simplemente a Gabriel Rosas Vega. Difícil un paralelo en el análisis minucioso del presupuesto y de las finanzas nacionales.

Galán, una energía sin agotamiento. Quienes han escrito sobre él nos narran cómo en aquella primera campaña que lo llevó al Senado de la República por Santander, durante muchos fines de semana, en un Daihatsu,con dos compañeros, viajó de Bogotá a los municipios santandereanos. Esa sola campaña demuestra su vigor, su entidad de combatiente.

Un luchador democrático de todas las horas. Quiero referirme a su lucha por el cogobierno, con éxito o sin éxito, pero una lucha democrática. A su lucha por la Consulta en el Liberalismo.

Nombrado Ministro de Educación a los escasos 27 – 28 años, enfrentó uno de los movimientos estudiantiles más radicales de la historia contemporánea, y sacó adelante el cogobierno. La participación de estudiantes y profesores en los órganos directivos de las universidades.

No era fácil. Algunos sectores de lo que podría llamarse el ‘centro’ de la época, lo recibían bien. Pero los extremistas que lo habían reclamado la víspera, encontraban que esa respuesta democrática los dejaba sin argumentos, y entonces, cuando tuvieron esa respuesta, empezaron a combatirla.

Galán le dejó al país esa gran interpretación de la universidad: la caja de resonancia de los problemas nacionales, el centro para examinar esa problemática y para producir una acción de réplica sobre el conglomerado social. Nos hizo entender a los colombianos, a tiempo, la relación entre universidad y sociedad y la réplica permanente de sociedad sobre universidad.

Había combatido la acción de Gobierno del Presidente Turbay Ayala, y cuando éste era Director del Liberalismo, se dio la unión alrededor de la tesis de la Consulta, que el doctor Luis Carlos Galán había venido defendiendo de tiempo atrás.

Creo que ese fenómeno de ampliación democrática en los partidos, sobre el cual nos hace reflexionar la exposición del Presidente Lagos alrededor de las instituciones predefinidas en los procesos de los partidos, que son tan firmes las instituciones como abiertas en oportunidades, creo que ese fenómeno se ha regresado, en alguna forma, a pesar de mantener las consultas, al haberse adoptado la Reforma Constitucional que impide la diversidad de listas. En nombre de la necesidad de enfrentar la dispersión, se quiso acabar con el pluralismo.

Galán, como Uribe Uribe y Gaitán, se habían constituido en fuentes de modernización de su partido, a través de grandes aportes formulados desde la disidencia. En alguna forma, esos procesos disidentes han sido abolidos.

Tesis de división entre izquierda y derecha es obsoleta y polarizante

Nos reunimos invitados a hablar de desafíos democráticos. Hemos escuchado esta presentación del Presidente Lagos, que tanto nos hace reflexionar sobre los mismos.

Permítanme decir, que yo no creo que el debate en América Latina se pueda proponer hoy alrededor de las viejas tesis de la izquierda y la derecha. Tenían validez cuando se enfrentaban las dictaduras, y habían llegado de Europa Occidental los vientos doctrinarios que enfrentaron a Hitler y a Mussolini, y se incorporaron a la agitación latinoamericana.

Dejan de tener validez, cuando todos se comprometen a actuar en acatamiento de la regla democrática. Creo que esa división hoy corresponde más a una ficción de excusa, que a una realidad de hechos. Además es polarizante, sin resultados prácticos.

Muchos gobiernos elegidos en nombre de la izquierda, terminan con los vicios que se le imputaban a la derecha. El tema es más de percepciones del debate ideológico, que de realidades.

Un día me decía una periodista: ‘Bueno, Presidente, usted se tiene que sentir muy mal como Presidente de derecha, en una América Latina de izquierda’.

Y le decía yo: ‘¿Y usted por qué me dice que yo soy de derecha?’.

Y ella me decía: ‘No, no sé. Es lo que oigo, es lo que digo’.

'Dígame un gobierno de izquierda’.

Y me dijo: ‘Lula’.

Dije: ‘¿Y ha restringido las libertades, ha frenado la inversión? O por qué no mira lo que nosotros estamos haciendo en educación, en Familias en Acción, en salud, en educación’.

No me supo responder. De pronto no ha tenido que dar unas batallas internacionales como las nuestras, que tenemos este problema del terrorismo.

Finalmente me dijo: ‘No, yo reconozco que no sé. Lo que pasa es que es más de moda decir que soy de izquierda’.

Entonces, qué bueno este debate político, para definir si nos quedamos en la moda. A la gente le da pena definirse de derecha y gozan mucho autonombrándose de izquierda. Parecería que nombrarse de izquierda, en círculos ideológicos y sociales, da réditos.

Pero yo creo que hay que ir. Pienso que el reto que tenemos es mirar estas democracias a través del lente de cinco estándares democráticos: la seguridad, las libertades, la cohesión social, la independencia de instituciones, la transparencia.

Y podría plantear uno allí alrededor de doce desafíos democráticos, todos bajo el umbral de esos cinco parámetros.

A la Seguridad Democrática no la podemos enmarcar hoy en la derecha o en la izquierda

La seguridad. Primero se le estigmatizaba señalándola como una categoría de la derecha. Los unos decían: ‘Es la represión para reproducir las formas de explotación’. Y los otros decían: ‘Es la represión para evitar los proyectos de izquierda’.

Y cuando se asesinaba a gentes de izquierda, la misma izquierda que en la víspera había denostado contra la seguridad la reclamaba, para poder ser alternativa.

La seguridad no la podemos enmarcar hoy en la derecha o en la izquierda. Es un valor democrático, es una fuente de recursos.

Me pregunto: la insistencia en la seguridad, en un país que además de haber sufrido estos magnicidios; apenas tuvo un periodo de apaciguamiento entre el final de la Guerra de los Mil Días, en 1902, y la primera mitad de los años 1940; que ha tenido la violencia entre los partidos; las guerrillas que, en nombre de las tesis marxistas, luchaban por la implantación de la dictadura del proletariado, entendían que la lucha de clases era el único instrumento de acción política; su ulterior evolución hacia el mercenarismo narcotraficante; el paramilitarismo, que terminó en el mismo mercenarismo narcotraficante, no obstante que se declaraba sustituto del Estado para combatir a los insurgentes que el Estado no había combatido eficazmente, y todas las diferentes expresiones del narcotráfico; un país que ha sacrificado a tantos sus líderes y a varias de sus generaciones por la criminalidad, tiene el derecho de mantener una determinación totalmente firme para derrotar la criminalidad, sin que se le pretenda desacreditar ubicándolo en el club de la derecha.

Por supuesto, aquí hemos buscado esa seguridad con toda determinación y con valores democráticos, con respeto a las libertades.

Hemos recuperado unos monopolios que no debimos perder: el del Estado para combatir a los criminales, el de la justicia. Hemos recuperado unos derechos que no debieron anularse, de las libertades políticas, de la descentralización.

El país ha superado el paramilitarismo. La palabra ‘paramilitar’ se utilizó en Colombia para definir a las bandas armadas criminales cuyo objetivo era enfrentar a la guerrilla. Desde la hora cero de nuestro Gobierno, empezamos a combatir con toda la determinación, por igual, a todas las expresiones del crimen. Y esa política de seguridad logró el desmantelamiento del paramilitarismo.

Colombia ha debilitado las guerrillas. Año tras año, tenemos una reducción de la criminalidad, no obstante lo que falta.

Seguridad Democrática, el gran camino hacia la Paz

En nombre de la paz, en los años 90, mientras crecían las guerrillas terroristas y los paramilitares terroristas, se desmovilizaron cuatro mil personas. En nuestro Gobierno, en nombre de la seguridad, mientras hemos derrotado el paramilitarismo y avanzamos en la derrota de las otras expresiones del terror, se han desmovilizado más de 50 mil personas.

La seguridad ha demostrado ser el gran camino hacia la paz, cuando se practica con valores democráticos.

Una tercera parte de los desmovilizados reincidentes, que son tres mil 500, hacen parte de las bandas criminales del narcotráfico. ¿Qué tipo de reincidencia? Hacia lo que se llamó el paramilitarismo, no, porque lo hemos superado totalmente. Hemos recuperado el monopolio del Estado para combatir a los violentos.

Reinciden simplemente en el narcotráfico. Tienen una alianza mafiosa con las guerrillas. Su relación es mafiosa, para unirse y repartirse los dividendos del narcotráfico o para pelearse por ese botín.

Se ha recuperado el monopolio de la justicia

El país ha recuperado el monopolio de la justicia. En muchas regiones colombianas, jueces y fiscales habían sido desplazados y reemplazados por los cabecillas del terrorismo paramilitar o guerrillero. Eran estos cabecillas los que conocían de pleitos de familias, de querellas entre vecinos, de crímenes mayores, de crímenes menores. La justicia ha recuperado su vigencia en todo el territorio.

Pero además de las restricciones territoriales que el terrorismo le impuso a la justicia, también le impuso restricciones en materias. Por ejemplo, no se había avanzado en la investigación del paramilitarismo y la política. Y hoy sigue impune la relación entre la guerrilla y la política.

Y la mayoría de los crímenes que se señalan en la relación entre el paramilitarismo y la política, son anteriores a este Gobierno. Y tenemos las mismas instituciones de justicia. Y no se había avanzado en esas investigaciones.

¿Qué se infiere? La justicia también había sido restringida por acción del terrorismo, que le impedía avocar el conocimiento de materias.

Se ha rescatado la eficacia de la descentralización

Este país había avanzado mucho en la descentralización. Pero esa descentralización se había convertido en una descentralización inocua. El 8 de agosto de 2002, 400 alcaldes de Colombia no podían ejercer en sus municipios, y en buena parte del territorio.

Las organizaciones terroristas, además de hacer desplazado a los funcionarios de la descentralización, habían interferido corruptamente los recursos de esas entidades. Se ha rescatado la eficacia de la descentralización.

Los políticos, los periodistas y las víctimas

La política. La historia dirá qué de lo que se ha investigado como parapolítica fue crimen y qué fue coacción insuperable –no obstante que los dirigentes de la política tienen un compromiso superior, que siempre honró Galán con sus deberes, y que tienen que corren mayores riesgos que el ciudadano que no está en los avatares de la política–, la política había sido interferida por la acción de los terroristas. Y muchas de las regiones de Colombia estaban, de hechos, en una grave situación de indefensión. No había manera de ejercer las libertades políticas.

El terrorismo asesinaba a 15 periodistas por año, les limitaba y les condicionaba el ejercicio de su profesión.

En Colombia se hablaba de las víctimas en los funerales. Las víctimas no reclamaban, por temor o porque lo encontraban inútil. Este proceso de la Seguridad Democrática, sus diferentes normas legales y administrativas, ha llevado a que hoy tengamos unas reclamaciones de más de 220 mil víctimas.

Y se ha iniciado un proceso de reparación, aún precario, pero haciendo un enorme esfuerzo, en un país con alto déficit y con alto endeudamiento.

El mayor derecho de las víctimas es el derecho a la no repetición. Y lo único que lo garantiza es un ejercicio en mejoramiento continuo, sin vacilaciones, de una política democrática de seguridad.

Países de América Latina enfrentaron desafíos de inseguridad, menores al que hemos enfrentado nosotros, con legislaciones marciales. Estos siete años de Seguridad Democrática se han conducido por legislación ordinaria, no por legislación de Estado de Sitio, no por legislación de restricción de libertades.

Colombia recuerda el fenómeno de la UP. Por la época del magnicidio del doctor Luis Carlos Galán, también fueron asesinados el doctor Bernardo Jaramillo Ossa, candidato de la Unión Patriótica, y Carlos Pizarro Leongómez, reinsertado, candidato del M-19.

Sobre el tema de la Unión Patriótica, el juicio histórico tiene que detenerse en dos elementos: aquel error, a juicio de muchos, de haber pretendido combinar la política con la acción armada, que no se puede permitir que renazca esa tendencia. Y hay tiene que tener toda la firmeza la Seguridad Democrática. Y por supuesto, falta de eficacia en la acción del Estado.

Protección de ciudadanos

Hoy Colombia protege a 10 mil ciudadanos. Esa protección ha sido eficaz. Muchos de los críticos del actual Gobierno que vivían por fuera del país, han regresado. Y desde Colombia mantienen su actividad crítica, rodeados de todas las garantías de la Seguridad Democrática. Diez mil ciudadanos tienen hoy protección individual directa, protección efectiva.

El país asesinaba en años a 256 dirigentes sindicales. Todavía hay asesinatos. Este año, entre afiliados a los sindicatos y maestros sindicalizados, han sido asesinadas 17 personas. No estaremos contentos hasta que lleguemos a cero casos.

Estábamos muy contentos, porque llevábamos dos años sin el asesinato de un periodista. Este años nos han asesinaron a dos. Ya capturados y judicializados los criminales de uno de los casos, en el sur del Cauca.

Teníamos dos sentencias contra asesinos de dirigentes sindicales. Tenemos más de 100. Y ya hay 176 personas en las cárceles por estos crímenes.

Y de los 10 mil colombianos con protección individual directa, 2 mil son dirigentes sindicales.

El desafío es el respeto integral a las libertades

En estos desafíos, el examen de las libertades es bien importante. Creo que no puede reducirse simplemente a la aparente libertad de participar en elecciones. El desafío es el respeto integral a las libertades.

Hay que revisar. ¿Cómo es la aproximación de cada gobierno frente a todas ellas en el continente? Por ejemplo: cuando la ‘libertad electoral’ se autoriza en un medio de restricción de otras libertades, esa libertad electoral simplemente obliga a refrendación. Un desafío del continente es mirar las libertades en su conjunto.

Algunos regímenes del continente quieren reivindicar la legitimidad de sus libertades, simplemente por procesos de sus plebiscitarios, pero no dan cuenta del grado de irrespeto a otras libertades.

No estancarse ni derogar lo que está produciendo buenos resultados

La independencia de las instituciones, su colaboración armónica. Es que es bien importante hablar del tema de las instituciones. Yo, por ejemplo, he repetido ante mis compatriotas que no considero conveniente perpetuar al Presidente de la República. Perocon todo énfasis defiendo la aspiración de muchos compatriotas de darle prolongación en el tiempo a la política de Seguridad Democrática, a la política de confianza inversionista y al resultado, que es la cohesión social.

Si miramos el tema a la luz de los trabajadores, de los maestros, del sector de la salud, de pronto Colombia tiene hoy más debate político en estos salones y más reducido debate del antagonismo social.

Es bien importante mirar este tema. Cuando escucho la lista de candidatos que presenta nuestra dilecta anfitriona, la doctora Maruja Pachón, me pregunto: ¿Y por qué excluye otros? Y me pregunto: ¿No será que el interés es derogar las políticas, y ese interés se esconde fustigando la reelección presidencial?

No le voy a quitar méritos a ninguno de los compatriotas que aspira a la Presidencia de la República. Pero sí creo que así como hay derecho a proponer alternativas, hay derecho a proponer la alternativa de que estas políticas se prolonguen.

Ahora: nuestro Gobierno no es partidario del estancamiento ni del cambio brusco, del abandono de las políticas. Es partidario de lo que aprendimos en las canteras del liberalismo colombiano, de aquello que decía Alfonso López Pumarejo: proyectar unas políticas, con ajustes que las mejoren en el diario vivir.

Bellamente se refería a eso el ex presidente Alberto Lleras Camargo, en sus escritos sobre lo que fue el curso de la Revolución en Marcha. En esa cantera aprendimos que no se puede quedarse en el estancamiento, pero tampoco derogar lo que está demostrando producir buenos resultados. Que hay que buscar proyectarlo y ajustarlo todos los días.

Las instituciones

Hablemos de instituciones. Por ejemplo, la Constitución del 91 fue un quiebre de las instituciones que produjo unas buenas instituciones.

Yo me he hecho una pregunta, y la quiero formular para la reflexión en este auditorio: un mecanismo de reforma constitucional en la Constitución del 86, el que siempre se utilizó fue el de la reforma a través del Congreso. El Congreso no negó esas reformas. El Congreso no negó la del Presidente Turbay.

Durante la administración López se hizo una reforma constitucional por acto legislativo del Congreso, para convocar a una Constituyente que debería especializarse en la administración de justicia y en la organización descentralizada. Convocada en ocho debates por el Congreso de la República, fue declarada inexequible por la Corte.

La misma Corte que, años después, declaró exequible una convocatoria de Constituyente por decreto de Estado de Sitio, a través de la ponencia de un conjuez. Constituyente que tampoco se legitimó, porque tuvo una mínima participación política en su elección y no hubo requisitos de umbral, ni de Consejo Electoral, ni de Registraduría, ni de Corte Constitucional.

Otra cosa es que las circunstancias del país le hubieran dado toda la legitimidad al resultado de esa Constituyente, que la elegimos para unos propósitos que se nos presentaron y se declaró soberana. Y que por presiones políticas revocó al Congreso. Con el mismo argumento habría podido revocar la justicia. Ese sí que es un mal precedente.

Y no había sido el Congreso el que se había opuesto a esas reformas. Habían sido declaradas inexequibles por la Corte Suprema de Justicia.

Si vamos a hablar de fortaleza institucional, este Gobierno habría tenido las mayores excusas para revocar al Congreso por la parapolítica, que se refiere a crímenes anteriores a este Gobierno. Y sin embargo, hemos hecho todos los esfuerzos para distinguir entre lo que es el examen judicial de la conducta personal de los congresistas y la solidez de la institución.

Hemos hecho todo el esfuerzo para que el resultado legislativo sea conveniente para el país. Y hemos aprobado la reforma constitucional para que por primera vez se exija en Colombia que los partidos, so pena de sanciones severas, tengan que poner toda la diligencia en la escogencia de sus candidatos, en las fuentes de sus recursos.

Colombia tiene una institucionalidad a toda prueba. La justicia: el Presidente propone el Fiscal General de la Nación, pero ya no es la vieja oficina de instrucción criminal del Ministerio de Justicia. Es una Fiscalía con toda la autonomía, en el mismo nivel del Ejecutivo, que incluso muchas veces, por reivindicar su independencia, se aparta del mandato constitucional de coordinar con el Ejecutivo la política anticriminal.

El Gobierno no interviene en la selección de la Corte Suprema de Justicia ni del Consejo de Estado. Propone ternas para una de las salas del Consejo de la Judicatura. Y propone por ternas tres de los nueve integrantes de la Corte Constitucional, para periodos de ocho años.

Este Gobierno ha participado en dos elecciones del Presidente del Banco de la República, respetando la iniciativa y la autonomía del Banco.

Las personas que se nombran allí se han nombrado con el criterio constitucional imperante de las mayores calidades. Se ha respetado la independencia, sin perjuicio de que esa relación que se creó con el Ministerio de Hacienda –que es necesario: no mantener estas relaciones sí que es exponerse al riesgo de los excesos de la globalización, que criticaba el Presidente Lagos, citando a Su Santidad, el Papa Benedicto–; el Gobierno ha tenido esa relación con el Banco de la República, respetando en su final competencia, para que el Banco tome las decisiones fundamentales.

La solidez de la descentralización colombiana

¿La descentralización en Colombia cómo se ha consolidado? La liberamos de las garras del terrorismo, aumentamos las transferencias. Este país permite hoy que del total del gasto público, las regiones ejecuten el 52 por ciento.

Colombia elije 32 gobernadores y 1.102 alcaldes, de los más diversos orígenes políticos, y se practica un total respeto hacia ellos. Nosotros, en lugar de sustituirlos por razones políticas, hemos construido con todos ellos ese mínimo de gobernabilidad que exige la Patria, para que el Gobierno central y las entidades territoriales marchen en armonía. Las diferencias de origen político no han sido obstáculo para construir esa relación de respeto, presupuesto de la gobernabilidad democrática.

Cuando se habla de instituciones, hay que referirse, no se puede desconsiderar, la solidez de la descentralización colombiana.

Ahora: claro que se necesita armonía entre los poderes independientes. Lo decía el Presidente Lagos: la relación entre la justicia y la política. En Colombia el Ejecutivo no tiene posibilidades, y por fortuna no las tiene, de politizar la justicia. Pero la justicia sí puede politizarse por sí misma.

Nosotros compartimos la restricción constitucional que le impide al Ejecutivo politizar la justicia, pero nos preocupa que la justicia politizada judicialice la política.

Y eso no lo podemos ocultar. Y también es necesaria una colaboración con realismo. Por ejemplo, el Ejecutivo tiene las responsabilidades sobre el balance fiscal y financiero. La justicia tiene la responsabilidad para declarar los estados inconstitucionales de hecho.

Tienen que armonizarse, porque tampoco puede haber hechos inconstitucionales, que se le exija al Ejecutivo enfrentarlos de una manera que sea imposible desde el punto fiscal financiero. Ese es un claro reto de cómo estas instituciones tienen que interactuar.

Las mentiras del terrorismo

Bien importante hoy examinar la libertad de prensa. Un desafío en el continente. A nosotros nos honra decir que la Seguridad Democrática ha probado ser su mejor garantía. La Seguridad Democrática ha probado ser la mejor garantía de la libertad de prensa. ¿Será de izquierda quien la restringe?

Si tratamos de renovar los viejos parámetros de izquierda y derecha, esa es una buena pregunta: ¿Podrá calificarse de izquierda quien la restringe? ¿O a quien la manipula?

Este Gobierno no tiene publicidad. Nosotros no tenemos un peso en la Presidencia de la República de presupuesto de publicidad. Y qué reto tan grande decirlo, apreciados compatriotas, para que lo revisen.

Yo creo que sobre la libertad de prensa, no hay que dar explicaciones de la manera como se ejerce la libertad de prensa en Colombia y la protección de los líderes de la oposición.

Y además, protección eficaz. El país en el pasado protegió a la oposición del establecimiento, pero no a la oposición radical. Y hoy se protege por igual a la oposición que surge del establecimiento y a la oposición radical.

Y es bueno mirar esto: las estadísticas anteriores a nuestro Gobierno, y es un país que ha tenido respeto por la información objetiva, siempre. Incluso, en nombre de la información, se ha preferido orientar las estadísticas al castigo de los gobiernos que a su premio.

Este país tuvo años con más de 30 mil asesinatos, a lo que habría que sumarle las fosas de asesinatos anteriores a este Gobierno, que han sido identificadas por la política de Seguridad Democrática.

El año pasado todavía hubo muchos: 16 mil 40.

Hemos reducido una tasa de asesinatos por cada 100 mil habitantes de 64 – 66 a 33 – 34. Estamos lejos de lo que debería ser.

Este país llegó a tener 4 mil secuestros. Este año van 74 secuestros extorsivos. No debería ir uno.

Esta misma ciudad de Bogotá en muchas de sus áreas era presa de la guerrilla, del paramilitarismo. Basta recordar qué pasó aquí el 7 de agosto de 2002. Las acciones de las guerrillas a través de las ‘Milicias Antonio Nariño’, o de los paramilitares a través de ‘Martín Llanos’ y de Miguel Arroyave.

El tema no es de declaraciones; el tema es de resultados.

¿Por qué no he vacilado yo en denominar a estos grupos ‘terroristas’? En otros países la insurgencia tuvo alguna legitimidad porque combatía a dictaduras. Aquí han pretendido destruir la democracia.

Cuando yo era estudiante universitario ofrecieron que en el momento en que este país ampliara la democracia con la elección popular de alcaldes y gobernadores, dejarían las armas.

Se aprobó la elección popular de alcaldes por acto legislativo propuesto por el doctor Álvaro Gómez en la administración del Presidente Betancur. Y en la administración del Presidente Gaviria se aprobó la elección popular de gobernadores.

Los violentos de la víspera, que reclamaban esa ampliación democrática como razón para hacer la paz, se convirtieron en las fuerzas criminales que coaccionaban y asesinaban a las autoridades territoriales.

En los años 2001 – 2002, en el Caguán, que lo utilizó la guerrilla para crecer en su propósito criminal, y lo hizo confesamente, ofrecieron que en el momento en que Colombia desmontara el paramilitarismo harían la paz.

Colombia ha desmontado el fenómeno paramilitar. Y estos señores parecerían estar igualmente lejanos de una voluntad de paz de buena fe.

Cuando se hizo la paz en El Salvador, los insurgentes obtuvieron del orden establecido un compromiso de respeto a las libertades democráticas. Aquí las hay, y plenamente.

Allá se habría podido decir que estaban luchando contra la dictadura. Aquí han sido destructores de la democracia.

Allá se financiaban de Ong’s de Europa Occidental, que en un momento tomaron la decisión de no suministrarles más fondos. Aquí son mercenarios del narcotráfico. Han tenido una inmensa riqueza, que los ha llevado a ser orondos e irónicos con la comunidad internacional. La engañan para buscar protección. Pero no hacen caso a los llamados de paz.

Libertad de prensa

Tema de la libertad de prensa. Volvamos a él. Creo que la libertad de prensa en el continente tiene un deber: el de la protección de las otras libertades. Pienso que ese es un gran desafío democrático para el continente.

Porque de pronto, a medida que se van cercenando libertades, se da la apariencia de que no se está en ese propósito, manteniendo algunas expresiones de prensa de oposición y manteniendo elecciones. Pero como en el poema de Bertolt Brecht, finalmente también llegan por la abolición de la libertad de prensa. Puede ser la última, pero finalmente llegan por ella.

Por eso, Presidente Lagos, creo que un compromiso del ejercicio de la libertad de prensa en el continente, un desafío democrático, es la protección de las otras libertades.

Inversión y responsabilidad social

El tema de la inversión y de la responsabilidad social. Nosotros creemos que así como se necesita la seguridad, se necesita una tasa alta y sostenida de inversión.

Ningún gobierno en Colombia ha sido hostil hacia la inversión, el nuestro ha hecho todos los esfuerzos.

Creemos que el terrorismo ha propuesto una trampa. Es que el terrorismo siempre se expresa con fundamentos ideológicos, pero finalmente termina dominado por su actividad criminal.

Ha propuesto la trampa de apoyar los procesos de restricción a la libertad de emprendimiento, procesos en los cuales avanzan algunos países. Pero ha impuesto aquí al campesinado, como única posibilidad de emprendimiento, el narcotráfico, la siembra de coca.

Este país, con 46 millones de habitantes, que requiere superar la pobreza y construir equidad, necesita mantener una alta tasa, sostenida, de inversión. Creo que mantener esa confianza es un elemento fundamental de lo que sería la política anticíclica, pero con una proyección de largo plazo.

Claro, está la responsabilidad social. Un desafío en enmarcarla y vigilar que se cumpla con ella. Pensamos que las Metas Sociales del Milenio son tímidas y ilimitadas; que los organismos internacionales, en nombre de la responsabilidad social, tienen que ser mucho más exigentes.

Nosotros creemos que el desafío de la responsabilidad social, implica transparencia en la relación entre los inversionistas y el Estado, en la asignación de contratos.

En nombre del Estado de Opinión, que es la expresión superior de la participación, que es un elemento fundamental del Estado de Derecho, en nuestro Gobierno no se ha asignado un solo contrato que no sea en audiencia pública. Y la solución de todas las disputas contractuales tiene previa difusión ante la opinión pública, antes de su perfeccionamiento.

Creemos que el mejor de los controles emana de la opinión pública. Creemos que la participación de opinión pública creciente, es la gran garantía de esa transparencia entre la inversión y el Estado, en esa relación.

La responsabilidad social es el compromiso empresarial más allá de los mínimos legales, en temas tan importantes como el medio ambiente.

Ya el Presidente Lagos se refería al tema del cobre. Por ejemplo, aquí estamos exigiendo en esa nueva actividad que aparece en Colombia, bien promisoria, que es la producción de combustibles biológicos, el sello ambiental.

La responsabilidad social se da en las relaciones de empleadores y trabajadores. Creemos que los extremos del odio de clases, del capitalismo salvaje, son igual de dañinos. Y que se requiere avanzar en la construcción de fraternidad en las relaciones laborales.

Redefinir el concepto de capital

La reciente crisis de la economía que padecemos, y quién sabe por cuánto tiempo, ha demostrado no el fracaso del libre emprendimiento. Ha demostrado el fracaso del capital especulativo.

Redefinir el concepto de capital, definir que su única función es la construcción de riqueza social, y derogar su expresión especulativa, es un imperativo de la responsabilidad social.

Un reto es tener claridad sobre las relaciones entre la economía privada y el Estado. Así como no se puede anular la intervención, tampoco se puede caer en el estatismo.

Uno de los temas que tensiona las relaciones internacionales de Colombia hoy, es el proyecto de estatización de medios de producción y de medios de comunicación, que avanza más velozmente y más abiertamente en unos países, y con dudas pero con propósitos en otros países.

Nosotros, por ejemplo, hemos reformado 437 entidades del Estado: 437. Lo cual ha traído un profundo ahorro de 6,28 del PIB (Producto Interno Bruto). Puede ser el mejor legado a las finanzas públicas de este Gobierno. Pero no hemos desmontado el Estado. No lo hemos desmantelado.

Las instituciones reformadas representan hoy mejor patrimonio para los colombianos y para el Estado, que antes de su reforma.

Basta mirar el caso de Telecom, el caso de Ecopetrol, las clínicas del Seguro Social. En éstas, por ejemplo, se ha hecho el tránsito del desgreño del Estado a la eficiencia social, buscando unos mecanismos nuevos con las cajas de compensación, las universidades, las fundaciones sin ánimo de lucro especializadas en la salud

Creo que un desafío para América Latina está en revisar la inconveniencia de las décadas del neoliberalismo, que llevaron al propósito del desmantelamiento del Estado, y de las décadas del burocratismo, que en nombre de la socialdemocracia llevaron al desgreño del Estado.

Finalmente ambos abandonaron la comunidad. Finalmente ambos concurrieron a derogar el Estado. El neoliberalismo por decreto y el neoburocratismo por quiebra.

Por eso hemos creído en un Estado responsable de la cláusula social, que agregue valor y que le sirva más a la comunidad y menos a los enclaves politiqueros y a los excesos sindicales.

Relaciones internacionales

En ese tema debo hacer un comentario sobre la tensión de las relaciones internacionales. Lo que pasa es que en muchas ocasiones anteriores nos conformamos con que nos dieran mensajes de pésame en los foros internacionales, pero no exigimos que nos ayudaran a combatir el terrorismo, que se protegía también en otros países.

Nosotros hemos exigido que se nos ayude a combatir ese terrorismo. Nosotros nos hemos opuesto, y hemos frenado propuestas internacionales de declararle a ese terrorismo reconocimiento de beligerancia.

Porque es que además en una democracia que ha buscado recuperar el imperio de la justicia, eso no tiene acomodo.

No tienen control territorial, simplemente abusan de la geografía para esconderse, y se esconden también en el vecindario.

No ejercen justicia, ni podría aceptarse que es una condición para el reconocimiento de beligerancia. ¿Qué tal que nosotros hubiéramos aceptado hace un año, cuando se proponía algunos países, con eco en otros, que se les reconociera el estatus de beligerancia? Eso equivalía a aceptar que ejercían justicia. Eso no tendría ninguna explicación en un país que vio afectar su justicia por el terrorismo, y que ha estado en un proceso de recuperación total de la vigencia de la justicia.

Lo que ha hecho Colombia en estos años no es proponer tensiones internacionales, sino demandar ayuda práctica para derrotar el terrorismo. Lo que ha hecho es oponerse, por ejemplo, a propuestas como aquellas que, gracias a nuestro Gobierno y a la ayuda de otros, se frenaron, como era el reconocimiento del estatuto de beligerancia a los terroristas.

Y hay que mirar, para analizar el tema internacional, también algunos cambios que se han dado aquí y allá. Hubo gobiernos en países hermanos que invitaban a conversaciones de paz en Colombia, les ofrecían su territorio, o decían que no intervendrían frente a los terroristas colombianos, que nunca los llamaron como los debieron llamar, porque no querían llevarse la guerra allá. Pero esos gobiernos no entraron en disputas con nosotros, por la razón de que aquí se respeta la libertad de emprendimiento y la libertad de medios de comunicación.

Más allá de agravios, de temas fenoménicos y de epidermis, sí hay un ponto fundamental en la discusión: aquí no hay propósitos de estatismo, de estatización de medios de producción, ni de estatización de medios de comunicación. Aquí hay un concepto de intervención del Estado para garantizar la cláusula social, pero lejos de nosotros están esas estatizaciones. Que nos presentan estos puntos de vista ante algunos de nuestros contradictores como un peligro, como un problema, como un obstáculo para su expansionismo en el continente. Y eso sí lo tenemos escogido los colombianos con claridad.

Estados Unidos nos han dado una ayuda práctica. Nosotros creemos que el nuevo paso va en la dirección correcta. Quisiéramos que todos los países pudieran colaborar con nosotros y nosotros con ellos, de manera práctica, en la derrota del narcoterrorismo.

Y a todos les hemos pedido. Recuerdo, y hemos tenido un diálogo fraternal: el Presidente Lagos me dijo un día que no podían extraditar de Chile a un tipo que se capturó allá de las Farc, que porque la situación política no se lo permitía. Para allanar el camino, le dije final: ‘Presidente Lagos, no se preocupe, que él firme allá un acta de desmovilización’. Y así se hizo.

El Presidente Lula no extraditó al ‘Cura Camilo’, un terrorista que vive en Brasil y allá estuvo detenido. Hemos mantenido un diálogo constructivo con el Presidente Lula.

Esto demuestra que si es difícil con los más amigos, cuánto más difícil es con aquellos que se declaran contradictores antagónicos de nuestro sistema de libertades.

Por eso, al examinar el tema de las tensiones internacionales, hay que ir al fondo de estas materias.

Nosotros creemos que nuestro acuerdo con Estados Unidos debería, progresivamente, expandirse a un acuerdo entre todos los países de la región, eficaz, práctico. Eso no puede ser de declaraciones teóricas. Ojalá, deseamos, que en esos 1.690 kilómetros de frontera con el Brasil, podamos tener un acuerdo efectivo con el Brasil. Y deseamos poder tener un acuerdo, en el Consejo de Defensa de Suramérica, recientemente creado, para que todos, sin limitaciones, combatamos el narcoterrorismo.

Y hemos avanzado en esa integración con México, con Panamá, con Perú. Aspiramos seguir avanzado con otros países. Hemos avanzado en esa integración con Guatemala.

El tema de la relación entre la descentralización y el Estado-Nación, la integración y la soberanía, es otro gran reto del continente.

El tema de la cooperación y de la interferencia. Nosotros creemos en la cooperación y la necesitamos, pero rechazamos la injerencia.

Estamos adheridos a los principios del derecho internacional público; el principio del respeto a la autonomía, que hoy no se puede desvincular del respeto, al interior de cada país autónomo, de la regla democrática, y el principio de la no intervención, que no puede ser selectivo.

En Honduras, donde se ha roto el orden constitucional, y Colombia lo que ha hecho es apoyar la mediación del Presidente Arias, surgida de la OEA, la tensión de sectores ciudadanos la creó una intervención extranjera.

Esto sí que tiene que tener solidez ética. Hay intervención o no hay. Pero no puede ser que se considere mala la intervención de un país y buena la de otro país. Si eso continuara siendo doctrina, daría al traste con las democracias de la región y correríamos el riesgo de que vengan más golpes de Estado.

Y no puede que ser que un día se rechace la intervención de los Estados Unidos, y al otro día se pida la intervención del Ejército de los Estados Unidos. El tema no admite simplificaciones.

Corresponsabilidad en lucha antidrogas

Tenemos retos inmensos en energía y medio ambiente. Tenemos retos en la corresponsabilidad de la droga. Todavía hay países en la región que dicen que el problema no es que nosotros hagamos un gran sacrificio contra la droga, que el problema es que se frene el consumo en los países industrializados.

La corresponsabilidad hoy ha tomado varias y diferentes dimensiones. Hoy concurren en un país, y en casi todos los países, fenómenos de producción, de tráfico, de enriquecimiento ilícito, y fenómenos de crecimiento del consumo.

No se puede decir que nosotros somos los productores y los otros los consumidores. Hoy hay aquí creciente consumo, que tenemos que enfrentar, y hay allá creciente producción sintética, que tenemos que enfrentar.

Se acabó ese determinismo de producción porque hay demanda. Por eso insistimos nosotros en revisar la permisividad de la dosis personal, que ha sido el factor de ingreso de muchos niños colombianos a la criminalidad.

La impunidad en el consumo resta autoridad moral para enfrentar la producción y el comercio de las drogas ilícitas.

Es bien importante pensar que cuando el mundo discute el avance hacia la legalización, los analistas que más leemos no se han detenido a examinar cómo el consumo ha tenido avanzada legalización.

Es muy difícil, con la permisividad del consumo, combatir la producción y combatir el narcotráfico.

Educación

Un desafío democrático del continente es el tema de garantizar la educación libre, científica, en valores, por contraposición al adoctrinamiento. Pido que se piense en eso.

Aquí en Colombia tenemos un gran avance en educación. Teníamos un 78 por ciento de cobertura en educación básica. Estamos al ciento por ciento.

Graduábamos a 420 – 430 mil bachilleres. Estamos graduando a 660 mil.

Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios. Con programas de titulados técnicos y tecnológicos estamos llegando a un millón 700 mil.

Financiábamos a 60 mil estudiantes universitarios. Estamos financiando a más de 250 mil.

El país empieza a tener mayores velocidades en maestrías, en doctorados.

El país ha logrado una proximidad al propósito de plena cobertura en nutrición infantil. Teníamos 5 millones de beneficiarios, tenemos 12 millones de beneficiarios, pero todavía tenemos un gran atraso en escolaridad de primera infancia.

Nosotros en Colombia formábamos a un millón 100 mil colombianos en oficios vocacionales al año. Gracias a esa profunda reforma del Sena, estamos formando a 6 millones.

Era mínimo el estudiantado oficial que estudiaba inglés. Este año debemos concluir con un millón de colombianos estudiando inglés a través de Internet, gracias al Sena.

Hoy la transmisión de las clases es satelital, en su mayoría desde San Andrés y Providencia. Ya se ha contratado el cable para hacer del Archipiélago una gran potencia en informática.

Después de México, y gracias a las reformas de los últimos años, este es el país que más se somete a pruebas internacionales en las cuales participa la educación de los países desarrollados, y que mayor cantidad de pruebas domésticas tiene.

No obstante la masificación de la cobertura, y que se ha hecho el esfuerzo de masificarla en favor de los sectores más vulnerables, donde se daba la peor calidad, y no obstante que apenas estamos en los primeros años de esfuerzos de calidad, que de acuerdo con los científicos de la educación demoran en producir sus resultados, ha habido dos logros: la masificación en favor de los sectores vulnerables no ha reducido los niveles de calidad. Y ya hay manifestaciones de mejoramiento de la calidad.

¿Por qué digo esto? Porque obras son amores y no buenas razones. También he asistido a un país que históricamente ha hablado de la inversión social, y pocas veces ha respondido por ella. Y un Gobierno que tiene siete años, todos los días tiene que estar dando rendición de cuentas de sus acciones.

Pero también por un tema: el desafío democrático del continente.

Vamos a tener que escoger entre una educación libre, científica, con inducción en valores, o una educación remplazada por el adoctrinamiento.

A nosotros nos parece que cuando el adoctrinamiento se impone sobre la educación libre y científica y con inducción de valores, en lugar de que los pueblos avancen van acumulando energías para retroceder.

Homenaje a Galán

Yo no participé en el Nuevo Liberalismo. Tuve oportunidades de conocer al doctor Luis Carlos Galán. Recuerdo que cuando él avanzaba en procura de la Consulta Liberal, me dijo en el Senado de la República, en reuniones en las cuales siempre participó José Blackburn, que de hacerse la unión liberal, escogería al Directorio Liberal de Antioquia – Sector Democrático, que yo dirigía, como el primer directorio del oficialismo liberal para visitar. Y así lo hizo.

Se realizaron unas espléndidas reuniones en aquella ocasión en Medellín. Al otro día, muy generosamente, me invitó a que participara allá en la Dirección de su campaña. Le dije que había empeñado mi palabra con el doctor Ernesto Samper.

Me dijo: ‘¿Cuántos votos saca?’. Y le dije: ‘Si agito su nombre, me convierto en la mayoría liberal de Antioquia. Aquí la receptividad a su nombre es total. Puedo sacar más de 140 mil votos. Al doctor Samper lo conocen menos. Podemos sacar 70’.

¿Y esa conversación hacia dónde evolucionó? Le dije: ‘Doctor Galán, la Consulta, como procedimiento democrático, tiene que recuperar la esencia del liberalismo, la libertad de los electores, su libre consentimiento. Nosotros estamos dispuestos a que en nuestro Directorio se agite su nombre’. Y nos dimos la mano. Hicimos un pacto.

En pleno cumplimiento de ese bello pacto estábamos, en un viernes liberal, el 18 de agosto de 1989, que terminó en lágrimas.

Pocos días después conversé con el Presidente Gaviria. Y me dijo que eso no podía seguir, porque absorberíamos al galanismo en Antioquia. Yo le insistí infructuosamente. Y no me aceptó la insistencia.

Pues bien, ¿qué pasó? El doctor César Gaviria sacó, como en todo el país, una inmensa mayoría en la Consulta. Creo que en Antioquia sacó más de 200 mil votos. El doctor Hernando Durán Dusan, 180 mil. El doctor Samper, 70 mil. Las listas del Nuevo Liberalismo, 16 mil. Y la que encabezó este luchador de la política, casi 100 mil.

Recuerdo mucho al doctor Luis Carlos Galán advertirnos a los colombianos que este era un país con más territorio que Estado. Eso lo he tenido en mente y en palabra durante estos siete años. Por eso hemos procurado llegar a todos los rincones de Colombia con la Policía y con la justicia, con la educación y con la informática, con Bienestar Familiar, con el Sena, con Familias en Acción, con los planes de consolidación.

El derrotero de la vida pública me ha enseñado que cuando la presencia de las instituciones armadas es precaria, por lo transitoria, el pueblo no confía.

Un día me decían: ‘¿Para qué nos dicen que apoyemos al Ejército, si mañana se lo llevan. Y entonces viene la guerrilla y nos asesina por haber apoyado el ejército, y después llegan los paramilitares y nos asesinan por haber apoyado a la guerrilla?’.

La presencia permanente de las instituciones armadas, de la justicia, en todo el territorio, es nuestro objetivo. Esta Patria tiene 16 mil kilómetros de ríos navegables. Había presencia del Estado en tres mil. Hoy hay presencia del Estado en 14 mil. Falta mucho. Pero hay un afán patriótico, más allá del cotidiano debate de la política, de avanzar.

Creo, apreciados compatriotas, que hay que buscar puntos de referencia más profundos sobre la gran dimensión de Galán. En esa dirección nos llamaba la atención la doctora Maruja Pachón. Me parece que el aeropuerto de Bogotá debería llamarse ‘Aeropuerto Luis Carlos Galán’, en El Dorado Bogotá.

Y producir siempre un punto de reflexión sobre este gran líder. El miércoles 16 de agosto de 1989, lo vi por última vez en el Senado. Le dije, en presencia de José Blackburn: ‘Doctor Galán, los criminales han rebasado el Estado, a usted lo necesitamos’.

Había mucha angustia. Pocos días antes le habían hecho un atentado llegando a la Universidad de Medellín. Lo habían amenazado con otros atentados y había estado en el extranjero por varias semanas. Quedamos de que hablábamos al siguiente martes en el Senado. Lo asesinaron ese viernes.

Un colombiano que quiere la democracia, que vive en permanente debate democrático con sus compatriotas y que todos los días los quiere respetar más, en la franqueza de la exposición de las ideas, le quiere hacer un homenaje al doctor Luis Carlos Galán. Yo le quiero hacer un sencillo homenaje: que cuando yo termine la Presidencia de la República, pueda mirar a mis compatriotas a los ojos, por haber combatido a todos los criminales, con toda la firmeza y en todos los momentos, tratando de tener como punto de referencia la verticalidad de Luis Carlos Galán.

Muchas gracias”.

 


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