El Rosal, Cundinamarca, 23 ago (SP). “Muchas gracias por este esfuerzo. Toda la gratitud a los concesionarios, a los funcionarios de la concesión, a los trabajadores de la concesión, por el avance de esta obra.
Muchas gracias a cada uno de los ingenieros de la concesión, a la doctora Clemencia (Hernandez Motta) la gerente de la Concesión (Sabana de Occidente).
Muchas gracias al Ministro (de Transporte, Andrés Uriel Gallego) al director del Inco (Álvaro José Soto).
Muchas gracias al Gobernador de Cundinamarca (Andrés González Díaz) con quien trabajamos permanentemente, al Alcalde (de El Rosal, Hugo Orlando Arevalo Pulido) al grupo de alcaldes de nuestros municipios vecinos.
Estas obras ayudan a que el país vaya recuperando mejores niveles de competitividad, y son posibles en un país en el cual se construye confianza inversionista, y esta a su vez requiere un gran esfuerzo en materia de seguridad.
Yo repito en toda reunión con mis compatriotas que hay tres elementos que debemos inculcar en el corazón de los compatriotas, insistir en ellos diariamente, buscarlos con ahínco en cada nueva hora de la vida colombiana. Son ellos: la seguridad con valores democráticos, la inversión con responsabilidad social y la cohesión social.
En un país que pierde la seguridad, todo se va convirtiendo en pobreza y anarquía, finalmente lo único que se puede hacer es registrar el atraso y distribuir pobreza.
La seguridad es un valor democrático, una fuente de recursos. Es prácticamente imposible que un país cuente con los recursos para financiar su ingeniería, para poder tener los tráficos suficientes que alimenten estos peajes, para contar con las partidas presupuestales que complementen los recaudos de peaje, si no hay seguridad.
Por eso nosotros no podemos desvincular estas obras de los esfuerzos que Colombia viene haciendo en materia de recuperación de la seguridad.
Que falta mucho, pero un país con toda la determinación lo logrará.
Y el país se ha recuperado bastante. Hemos recuperado el monopolio que nunca se debió perder, para que sea el Estado el único que combata a las diferentes organizaciones del crimen.
Hemos recuperado el monopolio de la justicia. En muchas regiones de Colombia jueces y fiscales habían sido reemplazados por usurpadores, por los cabecillas de las diferentes organizaciones terroristas, que querían entrar a ejercer las funciones que corresponden a la justicia.
En muchas regiones de Colombia, pleitos de familia, pleitos de vecinos, crímenes mayores, menores, ya no podían ser conocidos por la justicia del Estado, sobre ellos intervenían de facto las organizaciones terroristas. Eso se ha superado en Colombia.
Hoy en todo el país tenemos recuperado el monopolio estatal para combatir a los violentos y el monopolio estatal para ejercer justicia.
Las víctimas reclaman, antes no lo hacían por temor, porque lo encontraban inútil. Hoy tenemos 220 mil víctimas registradas, avanzando en el proceso de la reparación.
Pero para ellos el más importante derecho es el derecho a la no repetición, y lo único que garantiza que el país no se victimizado de nuevo de manera general, como había ocurrido, es mantener toda la firmeza en la continuación, en el mejoramiento permanente de una política de Seguridad Democrática.
Esto ha avanzado con libertades, ha sido regido por los derechos civiles, por los derechos políticos.
Esta política de seguridad que ha permitido enfrentar el terrorismo más rico del mundo, el problema más grave que ha vivido la America Latina y del Caribe, esta política de seguridad se ha conducido con ceñimiento riguroso a la legislación ordinaria, sin legislación marcial, sin supresión de libertades, con plenas garantías para todos los ciudadanos.
Aumento de la inversión
Y el país va aumentando su inversión. Hemos pasado en estos años de unas tasas de inversión que estaban en el 12 – 14 (por ciento) a unas tasas de inversión de los últimos años alrededor del 25 por ciento.
No obstante la caída de la economía este año, en el primer trimestre la tasa de inversión se sitúo en el 25 por ciento.
Si ustedes me preguntaran un objetivo en la idea económica, en la política económica del actual Gobierno, les diría, apreciados compatriotas, que la tasa de inversión no se caiga por debajo del 25 por ciento.
Lo único que saca adelante a un país con 46 millones de habitantes, lleno de necesidades, con inmensos desafíos, es una tasa de inversión elevada y sostenida en el largo plazo, que nos permita superar pobreza, que nos permita generar prosperidad, que nos permita construir equidad.
A 30 de julio, no obstante las dificultades de la economía, la inversión extranjera se nos sitúo en 4 mil 675 millones (de dólares) menos que el año pasado, pero mucho más que en periodos anteriores.
En periodos anteriores esa inversión era de 500, 700, picos de mil, de 2 mil millones (de dólares) en todo el año. En los últimos años hemos logrado, en un año, 8 mil 500 (millones de dólares) en otro año 6 mil 500, en otro año 9 mil 28, el año pasado 10 mil 564 (millones de dólares) y este año estamos empujando para que este segundo semestre nos ayude a tenerla todavía mas tonificada.
A pesar de que comparativamente los 4 mil 675 millones (millones de dólares) de los primeros siete meses constituyen una cifra sobresaliente en el conjunto de los países en esta crisis de la economía.
Y por supuesto hay muchos elementos que contribuyen a esa confianza inversionista: la seguridad, la circunstancia de que Colombia da una batalla política en el continente a favor de la libertad de emprendimiento, de todas las libertades, que Colombia no está en el proceso de estatización de medios de producción, que Colombia no está en el proceso de estatización de medios de comunicación.
Esos linderos políticos, decir qué piensa el país para proteger la libertad de emprendimiento, son fundamentales para que haya confianza de inversión en Colombia.
Cuando los gobiernos emiten señales débiles, los inversionistas no creen; cuando los gobiernos no son firmes para marcar linderos con tendencias políticas que afectan las libertades, que amenazan medios de comunicación, que eliminan independencia de instituciones, que restringen la iniciativa privada, cuando los gobiernos son débiles frente a esas tendencias políticas, entonces lo que ocurre es que también los países todos, por esa debilidad de los gobiernos, van perdiendo las posibilidades de inversión.
Eso no ocurre en Colombia. Aquí reiteramos todos los días la más firme determinación para que este país sea un país número uno A como destino de inversión.
Creo que las reformas estructurales adelantadas, las que están en proceso, la reforma del Estado que ha reformado 427 entidades administrativas, que el Seguro Social, que sus clínicas, que ha reformado Ecopetrol, que ha reformado Telecom, las reformas que siguen, ayudan mucho a esa confianza inversionista.
Creo que lo se ha hecho en el plano laboral, contribuye a que Colombia tenga un equilibrio en normatividad laboral, un equilibrio entre lo que es esa garantía de flexibilidad para empleadores y esa garantía de estabilidad para los trabajadores.
Hemos logrado una legislación tributaria bastante estimulante de la inversión.
Nosotros no tenemos una legislación tributaria tan simple como se quisiera, tampoco tenemos la legislación tributaria que hoy se llama estructural, que reduce las tarifas para todo el mundo, que tiene unas tarifas planas y bajas, universales.
Creemos que la legislación que hemos logrado es una legislación buena, ¿por qué?, porque estimula la inversión, porque le da a los contribuyentes inversionistas unos estímulos, porque les da un tratamiento más favorable que el que se le da a los contribuyentes no inversionistas.
Las inversiones que fomentamos con esta política tributaria se ven prosperar en la Sabana de Bogotá para bien del empleo, para bien de la calidad de vida de todos los ciudadanos que viven en la capital y en estos hermosísimos alrededores.
Por eso le hemos dicho al país que debemos mantener en lo fundamental la estabilidad en las normas tributarias logradas. Hay que hacer ajustes pero sin afectar el fundamento de esas normas.
Impuesto al patrimonio
Ahora estamos tramitando en el Congreso de la Republica un ajuste. Habrá que mantener el impuesto al patrimonio. Yo creo que la discusión va mucho más allá de lo técnico, la discusión hay que ubicarla en lo social, en lo político.
Ese impuesto al patrimonio de los últimos años ha permitido que se adelante la política de Seguridad Democrática y que también se adelanten las coberturas sociales, la política de infraestructura, que se recupere un ritmo de política de infraestructura.
Cuando empezó nuestra política de seguridad, muchas personas decían: ‘esto va a ser guerra y no va a haber política social’. Gracias al impuesto al patrimonio ha sido posible financiar la política de Seguridad Democrática y al mismo tiempo avanzar en las coberturas sociales.
Esto le da al país gobernabilidad social, esto le da al país cohesión social, prueba de ello es que esta Patria nuestra hoy, apreciados compatriotas, tiene más debate político pero tiene menos confrontación social. Eso es bien importante.
Por ejemplo, la relación con grupos sociales, maestros, trabajadores del sector privado, con muchas organizaciones sociales, es una relación hoy más fluida, es una relación hoy menos tensa; con las comunidades mas pobres, es una relación que genera más ilusiones, porque hemos podido avanzar en las coberturas sociales.
Por eso mi invitación al Congreso, a los sectores más pudientes, a que se apruebe ese nuevo impuesto al patrimonio, porque eso permite seguir avanzando en la política de seguridad sin desmedro de las políticas sociales.
Cuánto gana Colombia en términos de fraternidad, en términos de gobernabilidad social, cuando se puede decir que aquí la política social no ha sido afectada, no ha sido sacrificada por la política de seguridad, que al contrario se complementan hoy.
Hace dos semanas veíamos en La Macarena, en el Meta, cómo la política de seguridad allí tiene un gran apoyo en todo lo que se llama el Plan de Consolidación Social. Y se hacen esfuerzos en todo el país, para que lo social acompañe la política de seguridad.
La teoría política a mi generación le enseñó, equivocadamente, que la única explicación del delito era la problemática social, y eso llevo a asumir una peligrosísima permisividad con el delito.
La teoría política creó en las mayorías colombianas la idea de que no se podía reclamar la seguridad, que la seguridad vendría como consecuencia implícita de lo social. ¿Y qué ocurrió? Como no se enfrentó de verdad la inseguridad, entonces los niveles de violencia lo que hicieron fue empeorar la situación social.
Hoy por fortuna eso esta bastante superado. Cuando escucho a mis compatriotas, que a los alcaldes, que a los concejales, que a las acciones comunales, que a las madres cabeza de familia, que a Familias en Acción, que a los estudiantes. En todas las regiones de Colombia reclaman por igual la presencia de la Policía y las coberturas sociales.
Eso es una evolución cultural fundamental que se viene logrando en la mentalidad de nuestros compatriotas.
Infraestructura
Y todo eso nos tiene que ayudar a que el país prospere en todos los órdenes. Sabemos que uno de los grandes obstáculos a la competitividad del país es la infraestructura. Bastante difícil. Como lo repetía el Gobernador (Andrés González) esta ciudad está a mil kilómetros del Caribe, a 580 kilómetros del Pacífico. La Paz (Bolivia) está a 540 kilómetros del Pacífico.
Nosotros tenemos inmensas dificultades, y hemos tenido dificultades fiscales, dificultades financieras, sumamente difíciles de superar.
Cuando empezó nuestro Gobierno, la mayoría de todas las condiciones del país en todos los ramos estaban en pleito. El Gobierno en septiembre de 2002 no tenía con qué pagar los soldados, nos vimos en la obligación de derramar con legislación extraordinaria de emergencia el impuesto al patrimonio.
El déficit del Gobierno Nacional Central había alcanzado el seis y medio (por ciento) y el consolidado había alcanzado el 4,2 (por ciento). Yo confieso que nuestro Gobierno tuvo pánico de compromiso en obras de infraestructura por razones fiscales y financieras de los primeros años.
Veíamos que superar, que recuperar esa viabilidad para financiar obras, iría a tomar muchísimo más tiempo. Los pleitos, la desfinanciación, la situación bastante dramática en que se encontraba la economía particular de las firmas de ingeniería de Colombia, la falta de proyectos, todo eso nos creó muchísimas dificultades.
Y encontrar caminos no es fácil. Los dos primeros años de nuestro Gobierno, se pasó con la tesis de que había que crear un patrimonio autónomo para financiar las vías del Plan 2500. En algún momento preguntamos: pero para qué ese patrimonio autónomo si la inmensa mayoría de esas vías no generan recursos, finalmente todo lo tendrá que pagar el fisco y hoy la mayor credibilidad se da en las vigencias futuras, en los papelitos que expide el fisco, hagámoslo contra eso, y pudo empezar después de haber perdido mucho tiempo.
Y que también nos equivocamos, de muy bien fe, en la idea de que se podían adjudicar contratos a los proponentes que tuvieran el registro de elegibilidad y que presentaran la propuesta más barata. Y entonces de 150 contratos, aproximadamente, del Plan 2.500, tuvimos dificultades en 20, que se van superando, se van enmendando, pero se han rectificado y pavimentado 2.400 kilómetros, en el plan 2500, en un país que tiene muchísimas necesidades.
Que hay allí corredores de competividad, si; que hay vías que solamente comunican con pequeños municipios, es cierto; pero es que en el país todos los reclamos son válidos.
A mí un día me decían los gremios: ‘Presidente ¿para qué construyen vías a los municipios?, hay que hacer las vías de comercio exterior’. Tienen razón, faltan vías de comercio exterior, pero al otro día me dicen los municipios: ‘Presidente, el Plan 2.500 es muy bueno –me dicen los alcaldes- pero muy poquito’. Y tienen razón.
Un día llego a Puerto López, y me dicen: ‘magnífica la carretera Puerto López – Puerto Gaitán’, del Plan 2.500, 114 kilómetros, pero ahora tenemos que seguir para Rubiales, tenemos que seguir para todos los municipios que están a la orilla del río Meta, en busca de la dirección de Puerto Carreño.
Al otro día llego a San José del Guaviare, y me dicen: ‘Presidente, magnífico se han rectificado y pavimentado 190 kilómetros de la vía que viene de Granada a San José del Guaviare, eso incorpora un potencial agrícola de 800 mil hectáreas, y muy bueno, se acaba de contratar para que los 42 kilómetros que faltan hasta San José del Guaviare queden con condiciones de autopista, pero Presidente, hay que seguir al Retorno, hay que seguir a Calmar’.
‘Presidente, muy bueno lo que se ha contratado con el Ejercito: ese corredor del Meta al Hulla, de los Llanos Orientales al Pacífico, inicialmente con 161 mil millones que los colombianos lo referencian como la carretera La Uribe, en el Meta, a Colombia, Huila, pero Presidente, esa carretera no puede quedar como se ha contratado ahora, que quedaría en el tramo Colombia-La Uribe, de muy buena especificaciones, con muy buena infraestructura, pero todavía no pavimentada, hay que agregarle recursos’.
Y va uno un día a La Mojana, en la Costa Caribe, y me dicen: ‘muy buena la carretera que se está haciendo de La Mojana, pero no han hecho sino 55 kilómetros y son 120 (kilómetros) estábamos esperándola hace 40 años, no se había hecho un kilómetro para entrar de San Marcos a La Mojana, ahora van 55, pero Presidente hay que hacerlos todos, y no se pueden quedar en Achi, tienen que atravesar ahí el río Cauca, invéntense un puente, y hacer la carretera por los derramaderos de San Lucas hasta Regidor-La Gloria, para poderla conectar con la carretera que va a Bosconia y a Valledupar’.
Se hace un poquito, se hace un esfuerzo muy grande, se logra un pequeño resultado y queda faltando mucho.
El Gobierno reconoce todo lo que falta en infraestructura, pero cero que vamos obteniendo un buen ritmo para que el país se desatrase.
Y tenemos una muy buena ingeniería, y tenemos confianza para financiar a los ingenieros colombianos, para financiar las grandes obras públicas de Colombia.
Yo quiero felicitar a los ingenieros de esta Concesión. A la doctora Clemencia, su Gerente; al doctor Mario Huertas, su líder. Agradecerles este gran esfuerzo, que hace parte de obras de gran importancia nacional, y de todos lo que podríamos llamar el amoblamiento en los alrededores de Bogotá.
Refirámonos a algunas:
Avanza bastante la doble calzada de Bogotá a Sogamoso: 140 kilómetros, de los 220.
Hemos contratado –y debe estar empezando- el tramo de Sogamoso a Yopal, que no es de doble calzada, pero queda de muy buenas especificaciones.
En el tramo de Tame-Arauca se ha hecho un kilometraje sustancial, con regalías de Arauca y contrato impulsado por el Gobierno Nacional con las Fuerzas Militares.
En el tramo de Bogotá a Girardot se ha avanzado mucho. Por ejemplo, ese tramo de Bogotá a Sogamoso tiene más de 300 mil millones del Presupuesto Nacional, además de los peajes.
Es que algo que ha crecido mucho en este Gobierno es la financiación a estas obras con recursos del Presupuesto Nacional. Porque de pronto hay la idea facilista: hagan, hagan ese por peaje. Eso tiene un límite.
Por ejemplo esta misma obra debió recibir una incorporación, el año pasado, de 120 mil millones del Presupuesto Nacional, adicional a la otra fuente de recursos que son sus peajes.
En esa vía de Bogotá a Sogamoso, el Gobierno Nacional aporta alrededor de un billón de pesos, además de los peajes.
Por ejemplo, en toda la vía de Bogotá a Girardot, inicialmente la estimamos autosuficiente con todo lo que se ha presentado, que le va a servir al tramo del Transmilenio de Bosa a Soacha también hay un enorme aporte del Presupuesto Nacional: 320 mil millones.
En la doble calzada de un kilometraje sustancial al Llano tiene que haber un aporte del Gobierno Nacional.
Ustedes saben que en la carretera de la 13, que viene a Madrid, Mosquera, Facatativa, esa es autosuficiente. Esa se financia en su totalidad por peajes.
Esta tiene un componente sustancial de peajes, ya dije, tiene esos 120 mil millones del Gobierno Nacional, y ahora aspiramos que antes de que termine el año esté perfeccionado el contrato para la carretera –ya no la llamamos de Bogotá, sino de Villeta a Santa Marta- la Ruta del Sol, una de las obras más importantes del continente.
Tenemos fe que se pueda cerrar esa licitación, de acuerdo con lo previsto, el 30 de septiembre, y que se pueda adjudicar y se pueda perfeccionar ese contrato en lo que resta del año.
Ojala, ojala, estamos haciendo todos los esfuerzos.
¿Qué ha pasado con las discusiones de algunos ingenieros sobre ese tema?
Ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego: Se está programando una audiencia pública final para discutir las últimas inquietudes. Algunos están pidiendo un tiempo marginal.
Presidente Álvaro Uribe: Me preocupa, ¿porque ustedes tenían una fecha inicial de cierre para cuándo?
Ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego: Le aumentamos 45 días, la teníamos para el 15 de agosto y la aplazamos para el 30 de septiembre. Y hay algunas otras inquietudes sobre los requisitos que estamos exigiendo en términos financieros y técnicos.
Presidente Álvaro Uribe: ¿Cuándo es la audiencia pública?
Ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego: Estamos programándola para el 8, Presidente.
Presidente Álvaro Uribe: Cuanto antes, porque estamos contra un cronómetro muy apretado.
Ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego: Sí señor, el 1° de septiembre ya dimos el plazo final para el ferrocarril, va a haber propuestas múltiples y esperamos que haya propuestas también del ferrocarril, que es una concesión que aportamos 600 millones de dólares.
Presidente Álvaro Uribe: Yo lo que sugeriría es agilizar, para no fallarle al cronograma de la Ruta del Sol.
Ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego: Nosotros tenemos el compromiso con todo el país, de tener contratada la Ruta del Sol la última semana de diciembre, y ese es el cronograma que nos hemos fijado y no lo vamos a modificar, Presidente. Vamos a discutir con los consorcios que ya están configurados, los aspectos que sean esenciales, no de capricho, sino que sena beneficiosos para transparencia de la propuesta, para firmeza de las propuestas y para que empiece la ejecución del contrato.
Presidente Álvaro Uribe: Eso es fundamental para la competitividad de esta ciudad y del país. Como el corredor que estábamos viendo: el corredor Arauca-Tame- Yopal-Sogamoso-Duitama-Tunja-Bogotá-Girardot. Eso no es aislado, está contratado en su totalidad hasta Buenaventura.
El tramo Girardot-Ibagué-Cajamarca está contratado, avanza bien. Hoy vamos a revisar en el Sumapaz, el túnel –lo que es la excavación ya se culminó- ahora falta que entre esta fecha y diciembre tengan las obras de revestimiento, y ojala lo den al tráfico, lo den al servicio en diciembre. ¿Será posible?
Ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego: Para Semana Santa nos han garantizado que está. Entre diciembre y Semana Santa estaría, Presidente.
Presidente Álvaro Uribe: Un año antes.
Ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego: En este momento están trabajando el revestimiento del pavimento, Presidente, avanzando muy rápidamente.
Presidente Álvaro Uribe: Este Gobierno construyó el túnel básico del túnel de La Línea. Eso permitió despejar una serie de dudas, demostrar que sí es posible. Y ahora se está empezando la construcción del túnel ya de servicio, del túnel de tráfico. He tenido informes que ya han estado realizando obras en los últimos días. Próximamente haremos una visita allí. Esperamos que esa visita pueda encontrar la obra ya en pleno auge.
Lo que es el tramo de autopistas del café, que estaba también en grandes reclamos, suspendido, ha avanzado velozmente. Y está contratado en su totalidad el tramo Buga-Buenaventura, lo que permite garantizar una carretera de excelentes especificaciones, de doble calzada, sobre el túnel de La Línea –que ojala lo llamáramos el túnel del Segundo Centenario- de Bogotá a Buenaventura.
Yo diría que en buena hora llega todo este programa de infraestructura que se venía trabajando desde el principio del Gobierno, que no ha sido fácil arrancarlo y que nos ayuda a dar una señal ahora de que Colombia es un país que tiene todas las energías para superar esta crisis de la economía”.
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