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Agosto 28     Versión imprimible
Primera intervención del Presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, al iniciarse cumbre de Unasur en Bariloche

Bariloche, Argentina, 28 ago (SP). “Gracias, señor Presidente. Muchas gracias, señora Presidenta Cristina Kirchner por su hospitalidad. Un saludo respetuoso a todos los Presidentes y Jefes de Estado y a todas las delegaciones presentes.

Quisiera hacer simplemente una introducción sobre tres temas: el acuerdo de Colombia con los Estados Unidos; el tema del narcotráfico; por supuesto, la necesidad de hacer todos los esfuerzos para que el narcoterrorismo narcotraficante no se situé en alguno de los países, y la necesidad de investigar todos los casos de suministro de armas a grupos ilegales, a grupos terroristas.

Acuerdos con Estados Unidos y países de Unasur

El acuerdo de cooperación de Colombia con los Estados Unidos, su legalidad, su conveniencia, su historia.

Colombia ha tenido una serie de acuerdos con los Estados Unidos desde 1952. En el año 2000 se dio un paso bien importante, que es el Plan Colombia.

Estos acuerdos se han enmarcado plenamente en el conjunto de normas multilaterales, en la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas de 1988: ratificada por 184 países, todos los países de Unasur la ratificaron; la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, de 2000: 147 países signatarios, ratificada por todos los países suramericanos; Convención Interamericana contra el Terrorismo: 34 países signatarios, ratificada por 10 países de Unasur, con la excepción de Bolivia y Surinam.

Está antecedido este acuerdo por una serie de declaraciones multilaterales, como la de Cartagena de 1990; la de San Antonio, Texas, de 1992, y la de Cartagena, de 2008.

Colombia, que ha realizado históricamente una tarea en el continente para pedir que activamente todos combatamos el flagelo del narcotráfico, ha hecho esfuerzos en la suscripción de convenios: con Argentina en 1998; un protocolo complementario en el año 2000; con Brasil, el acuerdo de asistencia recíproca de 1981; el memorando de entendimiento de 2008.

Nosotros deseamos poder adelantar convenios con todos los países, especialmente con los vecinos, donde se presentan las mayores dificultades.

Tenemos una frontera de más de 1.600 kilómetros con Brasil. En muchas ocasiones hemos examinado el tema. Con el señor Presidente Lula, esta semana hubo una reunión muy positiva de los Ministros de Defensa. Y creemos que todos estos acuerdos tienen que ir conduciendo a que se lleve a la práctica lo que está en la declaración del Consejo de Defensa de Unasur, que es la exclusión no retórica sino eficaz de todos los grupos violentos.

Tenemos memorando de entendimiento con Ecuador de 1998; con Nicaragua, de 1991; con Venezuela, un acuerdo en 1998.

Por supuesto, hemos tenido acuerdos para trabajar conjuntamente contra delincuencia en las zonas de frontera, lo que se ha llamado las Comisiones Bilaterales de Frontera, con la República Bolivariana de Venezuela, que dejó de aplicarse por decisión unilateral del Gobierno de Venezuela en el año 2001.

Y con la República del Ecuador, acuerdo, que en la teoría estaría vigente pero que no se aplica actualmente.

Corresponsabilidad en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo

Este acuerdo con los Estados Unidos tiene también unos elementos bien importantes: la corresponsabilidad con la lucha contra el terrorismo y la droga. Los Estados Unidos nos han dado una ayuda práctica. El tema de la corresponsabilidad tiene que ser un tema que trascienda las declaraciones discursivas.

Colombia, que ha sufrido inmensamente este flagelo del narcoterrorismo, en todos los foros y en todas las reuniones recibe declaraciones de pésame, expresiones de solidaridad, pero pocas veces hay una cooperación práctica. La cooperación que nos ha dado los Estados Unidos, enmarcada en los acuerdos multilaterales de Naciones Unidas, de la Organización de Estados Americanos, ha sido una colaboración práctica, eficaz. Esa eficacia nosotros estamos dispuestos a examinarla con ustedes a lo largo de la reunión del día de hoy.

Y hace parte de lo que tiene que ser la aplicación de la corresponsabilidad. La corresponsabilidad no puede ser una norma que se quede viva en el texto de las declaraciones de la diplomacia y que no tenga rigor, aplicación práctica, en el día a día de la lucha contra el narcotráfico y contra el terrorismo.

Muchas veces reclamamos la necesidad de que los países industrializados, que han tenido una altísima responsabilidad en el consumo, en el tráfico, en el lavado de dineros, en la producción de armas, una altísima responsabilidad en la provisión de precursores químicos, muchas veces reclamamos que ejerzan su corresponsabilidad para derrotar las drogas.

Los Estados Unidos han atendido ese llamado de Colombia, con la serie de acuerdos a los que acabo de referirme.

Pensamos también que las realidades muestran hoy la necesidad de revisar el concepto de corresponsabilidad. Inicialmente se decía: aquí se produce, porque hay unos países que consumen. En nuestros países ha crecido exponencialmente el problema del consumo.

Las manifestaciones de la droga, en todas sus etapas, empiezan a afectarnos por igual. Prácticamente resulta hoy imposible hacer esa división de antaño entre productores y consumidores.

En los años iniciales del narcotráfico, en alguna forma se decía en Colombia que Colombia nunca sería país productor, y que su población tampoco correría el riesgo del consumo. Pues bien, del narcotráfico se pasó a la producción. Cuando tuvimos cinco mil hectáreas de producción, hubo sorpresa pero no hubo visión para anticipar a lo cual llegaríamos.

Los científicos reconocen que de haberse realizado en el 2000 las mediciones sobre cultivos de droga en Colombia, con las mismas metodologías que hoy se adelantan, Colombia habría presentado un número de 400 mil hectáreas de droga.

El crecimiento de sembrados de drogas ilícitas se aceleró durante los años en los cuales el Gobierno de Colombia, de muy buena fe, le mantuvo al grupo narcoterrorista de las Farc una zona desmilitarizada de 42 mil kilómetros. Para eso la aprovecharon: para secuestrar, para crecer los cultivos ilícitos, para avanzar en su propósito de establecer un imperio terrorista.

La dosis personal

Cuando Colombia se dio cuenta de la realidad de las siembras, nunca pensamos que la sociedad colombiana pudiera ser víctima del consumo. Sin darnos cuenta, llego un momento en el que las cifras nos dijeron: un millón de consumidores. Un gravísimo riesgo para nuestra juventud.

Inclusive una discusión bien importante para dar, es la discusión que se propone desde algunos estamentos, la discusión de legalización. Nosotros creemos que la discusión tiene que ser la contraria. La discusión tiene que ser acerca de la necesidad de ilegalizar el consumo.

En nuestro país, como en muchos países, por decisiones judiciales, hay una legalización del consumo, una impunidad a la dosis personal. Y eso se utiliza como un factor de inducción de la niñez a la criminalidad.

Sale un niñito de su casa en procura de ir a un parque de diversiones, de deporte, lo reclutan los narcotraficantes, se aprovechan de su inimputabilidad penal y lo utilizan para distribuir droga, y termina de consumidor e involucrado en el negocio criminal.

Por eso uno de los pasos que se está dando hoy en la Constitución colombiana es el paso de ilegalizar la dosis personal, de ilegalizar el consumo.

No se entiende que un país que ha derramado tanta sangre por el terrorismo narcotraficante, tenga permisividades frente al consumo.

Una de las discusiones que proponemos es que la corresponsabilidad es de todos y que todos tenemos el riesgo de la producción, del narcotráfico, el riesgo del consumo. Y no podemos ocultar el crecimiento del consumo en los países de América del Sur.

Principios de igualdad soberana e integridad territorial

Este acuerdo con los Estados Unidos se rige por el principio de la igualdad soberana. Quiero anotar, señores Presidentes: no hay renuncia colombiana a soberanía. No hay abdicación de soberanía.

Se rige por el principio de la integridad territorial de los Estados. Y hay una derivación bien importante: el acceso de los Estados Unidos para ayudar a Colombia en la lucha contra el narcoterrorismo, es un acceso sin renuncia de Colombia a la soberanía sobre un milímetro del territorio.

Se preserva, además del principio de la igualdad soberana, el principio de la integridad territorial.

Y es bien importante resaltar que el artículo tercero de este acuerdo dispone que este acuerdo no se puede utilizar para la intervención en asuntos internos de otros Estados. Quiero resaltarlo con toda claridad ante todos ustedes.

Lucha de Colombia contra el narcoterrorismo

Es importante mirar la conveniencia de esta lucha. Desde que terminó la última guerra civil, que irrumpió a finales del siglo XIX, que terminó a finales del año 1902, Colombia ha vivido unos pocos años de paz.

Empezó una violencia entre partidos políticos en los años 1940. Cesó a finales de los años 1950. Nacieron las guerrillas, que buscaban la instalación de la dictadura del proletariado. Su idea de lucha política era la lucha violenta de clases.

Sucesivos gobiernos dieron todas las oportunidades de que se integraran a la vida política constitucional del país...

(…)

Aparecieron los grupos paramilitares. Las guerrillas introdujeron la idea de la combinación de todas las formas de lucha, penetraron sectores del movimiento estudiantil, laboral, campesino. Asesinaban y secuestraban. Masacraban y hacían política. Producían atentados diversos contra la sociedad colombiana, pero al mismo tiempo querían penetrar sectores de la vida civil, sectores del periodismo, someter la política, etcétera.

Los paramilitares hicieron lo mismo. Ambos surgieron con unas declaraciones teóricas y terminaron como mercenarios del narcotráfico.

Yo soy testigo de excepción de esos años de nacimiento de las guerrillas, como estudiante que era de la universidad pública. Habría sido imposible anticipar su evolución hacia el mercenarismo narcotraficante.

Muchas generaciones de colombianos no han vivido con un día completo de paz.

¿Por qué decimos nosotros que todos estos grupos son terroristas? En América Latina hubo guerrillas contra dictaduras. En alguna forma eso les dio la legitimación de insurgencia. Colombia ha tenido una democracia respetable, de independencia de instituciones, de plenitud de libertades.

La apelación al narcotráfico y al secuestro: a mí me sorprende que cuando los hechos que han producido en Colombia estos grupos son, como los que están en estas fotografías…

Por ejemplo, aquí está la masacre a una familia: al papá, a la mamá, la madre con siete meses de embarazo, tres hijitos de 8, 7 y 2 años de edad, como represalia por haber ofrecido agua a una compañía del Ejército.

Aquí está: masacre en San Pablo, Bolívar, nueve personas , entre ellas Yolanda Rodríguez Guarín, una mujer de siete meses de embarazo.

Masacre a Bojayá, en la selva chocoana, en el Río Atrato, 119 personas masacradas.

¿Por qué son grupos terroristas?

Nosotros no estamos hablando de un juego político. Estamos hablando de una amenaza que ha vertido en sangre a la sociedad colombiana. Estamos hablando no de un tema liviano de soberanía o de acuerdos jurídicos. Estamos hablando del derecho fundamental de la sociedad colombiana de superar esta amenaza, que tanta sangre ha producido en nuestro país.

Cuando Europa, los Estados Unidos, Canadá, al reconocer estas realidades, han declarado a estos grupos terroristas, a todos, a nosotros nos sigue inquietando que América Latina no lo haga; que apenas se haya avanzado a reconocer como terroristas algunos hechos, pero no la actividad general del grupo que tiene este elemento común denominador.

Es que son grupos que han procurado tener una diplomacia, pero mientras tratan de cautivar, a través de su engaño a sectores de la comunidad internacional, están derramando sangre en Colombia, financiados por el narcotráfico.

Hay un progreso en la Carta inicial del Consejo de Defensa de Unasur, que es la exclusión de cualquier grupo violento. Colombia aspira a que todos los países de la región reconozcan a estos grupos como grupos terroristas, como tal se les señale.

Avances y retos de Colombia en la lucha contra el terrorismo

Nosotros hemos avanzado, nos falta muchísimo, lo reconocemos. Y sería bueno mirar aquí también qué ha pasado en Colombia con la disminución de la violencia, con la reducción del narcotráfico. Sería bueno mirar la utilidad de esta ayuda que nos han dado los Estados Unidos, que puede ser un punto de referencia para que todos nos incorporemos en esta lucha.

No se puede perder de vista que esta violencia ha creado una problemática social de extrema gravedad en Colombia. Durante todos estos años los sectores que más han sufrido son los pobres. Ellos no tienen dinero para pagar seguridad privada, no pueden irse al extranjero, dependen de la protección que pueda darles el Estado. Parte fundamental de la protección es el acuerdo eficaz con países que puedan ayudarnos en este combate al narcoterrorismo.

Colombia llegó a niveles de pobreza cercanos al 60 por ciento por esta violencia. La tasa de inversión se redujo en el sector privado a niveles del 6 – 8 por ciento. La tasa de desempleo tocó el 20 por ciento.

Recuperar ese tejido social es muy difícil. Y se vuelve imposible si no hay una política resuelta, con toda determinación, para avanzar en la seguridad.

Este terrorismo quiso eliminar todas nuestras instituciones democráticas. Acaban de conmemorarse en Colombia los 20 años del asesinato del doctor Luis Carlos Galán. Ese mismo año fueron asesinados otros cuatro candidatos a la Presidencia de la República.

Colombia es un país totalmente respetuoso de las libertades, de la libertad de medios de comunicación. Este terrorismo tuvo años de asesinar a 15 periodistas. Llevábamos dos años sin el asesinato de un solo periodista. Este año han asesinado dos. Ya está totalmente esclarecido el asesinato de uno de ellos.

Nuestro Gobierno ha avanzado muchísimo en la protección de los colombianos. Hoy hay 10 mil colombianos con protección individual directa del Gobierno.

Voceros de la oposición: la oposición radical, nunca había tenido la protección efectiva que hoy tiene en Colombia.

Periodistas, dos mil líderes sindicales. Este terrorismo primero penetró a sectores de la sociedad colombiana en nombre de la combinación de las diferentes formas de lucha, y después los asesinó, como ocurrió con el sindicalismo.

Tuvimos años cuando fueron asesinados en Colombia más de 200 líderes sindicales. Este año todavía nos han asesinado a 21 integrantes de las organizaciones sindicales.

Desde la hora cero del Gobierno, hemos hecho un gran esfuerzo para protegerlos eficazmente. Había dos sentencias, en un país con una justicia independiente, pero gracias al apoyo del Estado, del Ejecutivo, bajo una orientación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y con una gran participación de empleadores y trabajadores, hemos avanzando en contra de la impunidad. Hoy hay alrededor de 100 sentencias. Y ya hay 176 personas en la cárcel.

Colombia es un país que respeta como una institución sagrada de la democracia, la descentralización. Colombia, por voto popular directo, elige a 32 gobernadores y 1.102 alcaldes, de los más diversos orígenes políticos y el respeto a ellos es total…

(…)

Descentralización

(Las autoridades departamentales) y municipales de Colombia ejecutan el 51 por ciento del gasto del Estado. ¿Por qué esta mención? Porque el terrorismo estaba destruyendo la descentralización.

El día que nosotros a la Presidencia, en 2002, 400 de los 1.102 alcaldes de Colombia no podían ejercer sus competencias por amenazas del terrorismo. Estaban refugiados en sitios distintos a las cabeceras de los municipios, a las capitales de los departamentos.

El terrorismo, con su poder criminal, con intimidación, secuestró las libertades políticas. Lo hizo la guerrilla, y eso que todavía está impune. Lo hizo el paramilitarismo. Y todos esos actos se están investigando hoy, cometidos en su inmensa mayoría antes de nuestro Gobierno.

Hemos recuperado la eficacia de la descentralización.

Recuperación del monopolio de la justicia

Hablemos de la justicia. Este acuerdo con los Estados Unidos ha sido muy importante para apoyar la justicia en Colombia, para apoyar nuestra lucha por los derechos humanos. La justicia en Colombia es totalmente independiente del Ejecutivo, y es autónoma.

En muchas regiones de Colombia los cabecillas guerrilleros y paramilitares de estas organizaciones terroristas, habían desplazado a los jueces y fiscales. Hoy hemos recuperado en todo el territorio nacional ese monopolio que nunca debió perderse: el monopolio de la justicia del Estado.

Recuperación del monopolio del Estado para combatir a los criminales

Con el desmantelamiento de los paramilitares, hemos recuperado otro monopolio que nunca debió perderse: el monopolio de las instituciones estatales para combatir a todos, a todos los criminales.

Respeto a los derechos humanos

Sabemos que en una democracia de opinión, una política de seguridad tiene que tener credibilidad. Y esa credibilidad reposa en que sea eficaz y transparente. Todos los días se avanza en la lucha por el absoluto respeto en los derechos humanos.

Colombia es un país abierto a la vigilancia internacional. Lo peor que le pasa allí a algún crítico de la comunidad internacional, es tener un desacuerdo argumental con el Presidente de la República. Gozan de plenas garantías.

Lo que preocupa a Colombia

A nosotros nos preocupa muchísimo que no haya severidad para tratar estos grupos por su nombre: terroristas.

No preocupa muchísimo que todavía se les acepten connotaciones políticas, a las que renunciaron hace muchos años.

Nos preocupa muchísimo que de vez en cuanto surja la tesis totalmente inaplicable del reconocimiento de beligerancia.

¡Qué tal, cuando tienen escondites, pero no control territorial!

¡Qué tal, un reconocimiento de beligerancia que implica reconocer que ejercen justicia, cuando lo que estaban haciendo era desalojando, con la intimidación y el crimen, a la justicia del Estado, que es lo que ha venido recuperando Colombia!

A nosotros nos preocupa muchísimo que en algunos discursos se les tenga a estos grupos como aliados políticos.

A nosotros nos preocupa muchísimo, y creemos que es un tema que tiene que discutirse, que estos grupos puedan esconderse en territorios por fuera de Colombia, vengan de esos territorios a cometer crímenes en Colombia, y regresen a esconderse allá.

Y creemos que hay que buscar, por todos los canales diplomáticos –lo subrayo–, la manera de que eso no se siga dando.

A nosotros nos preocupa muchísimo que a estos grupos se les encuentren armas provenientes de otros países. En Colombia también ha habido casos de corrupción. A través de la corrupción se han entregado armas a estos grupos. Y el Estado hace todo el esfuerzo para asignar responsabilidades, para llevar a la cárcel a los responsables, para que eso no se repita.

¿Nosotros qué pedimos? Que todos aquellos casos en los cuales aparecen elementos probatorios que indican que alguien de otro país les entregó armas, que se asuma la responsabilidad frente a esos casos, que se investiguen esos casos, que se responsabilicen esos casos.

Estos serían puntos del temario, señora Presidenta (de Argentina), Cristina (Fernández de Kischner), y señor Presidente de Unasur (Presidente de Ecuador, Rafael Correa), que Colombia está dispuesta a examinar con ustedes.

Muchas gracias”.


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