Diciembre 3

   

Palabras del Presidente Álvaro Uribe en la ceremonia de ascensos de generales de las Fuerzas Militares

Bogotá, 3 dic (SP). “Acudimos a este bello campo de la Escuela José María Córdova, a cumplir con un acontecimiento esperanzador para la Patria: ascensos en el camino del rescate de la seguridad y condecoraciones a los mejores.

Hemos ascendido de mayor general a general de la República, al general Luis Alberto Ardila Silva, Segundo Comandante y Jefe de Estado Mayor del Ejército, 38 años en la institución.

Sus últimos cargos, además de Agregado Militar en Chile y Jefe de Operaciones Conjuntas, Inspector del Ejército.

Han ascendido a mayores generales, los hasta hoy brigadieres generales Jairo Antonio Herazo Marzola, Jefe de Operaciones Conjuntas, 35 años en la institución, Comandante de la Quinta División, Comandante de la Octava Brigada, alumno de la Escuela Superior de Guerra.

Le ha correspondido en el último tiempo, conducir operaciones tan importantes como la operación del Sumapaz y la operación del sur del Tolima.

General Ricardo Antonio Vargas Briceño, Comandante de la Segunda División, 35 años en la institución, Comandante de la Quinta Brigada, Jefe de la Jefatura Logística, alumno de la Escuela Superior de Guerra.

Le ha correspondido enfrentar toda la situación del Catatumbo, del Magdalena Medio, un reto enorme.

El Catatumbo es una zona de gran prosperidad en hidrocarburos, ya va para 14 mil hectáreas de palma africana, pero todavía el narcoterrorismo insiste en afectar la zona.

En el Magdalena Medio aún deambulan Farc, residuos del Eln y bandas criminales, que hay que derrotarlos a todos.

Esa confluencia de Aguachica, San Martín, San Alberto, (Puerto) Wilches, el otro lado del río Magdalena, San Pablo, Cantagallo, todo nos exige una acción victoriosa para derrotar la criminalidad.

Continúa el Mayor General Ricardo Antonio Vargas Briceño con esa responsabilidad.

Hemos ascendido a mayor general al general de la Fuerza Aérea, Juan Carlos Ramírez Mejía, 32 años en la institución, Comandante del Comando Aéreo de Combate número 1, alumno de la Escuela Superior de Guerra. Tiene una gran responsabilidad con el Pacífico, con el sur del país.

Algunos piensan que el sur del país no lo vamos a rescatar de las manos tenebrosas de la criminalidad, con persistencia lo vamos a hacer.

El señor general Juan Carlos Ramírez tiene una inmensa responsabilidad.

Desde hoy es mayor general el general Gustavo Sanabria Fajardo, Jefe de Desarrollo Humano de la Fuerza Aérea, 32 años en la institución, Jefe de la Jefatura de Seguridad y Defensa de Bases, y alumno de la Escuela Superior de Guerra.

Le corresponde la recientemente creada Brigada de Pasto, responsabilidades muy grandes con los restos del Eln en Samaniego; las bandas criminales y las Farc, que maltratan la carretera Pasto-Tumaco, esa área de confluencia de las llanuras de Tumaco con la Armada.

Al señor general Alfredo González Maragua, Comandante del Comando Aéreo de Combate número cinco, 32 años en la institución, Comandante del Componente Aéreo de la Fuerza de Tarea Omega, alumno de la Escuela Superior de Guerra.

Le corresponde al señor general González Maragua una tarea inmensa, para apoyar con la Fuerza Aérea, por ejemplo, la operación especial sobre el Nudo de Paramillo, donde han confluido durante tanto tiempo los narcoterroristas de las Farc y los narcoterroristas de bandas criminales.

Tenemos una nómina de lujo de coroneles de la República que hoy ascienden al grado de brigadieres generales: Alberto José Mejía Ferrero, hijo de nuestro general de la reserva activa Nelson Mejía Henao, el general Mejía Henao excomandante de las Fuerzas Militares.

El señor brigadier general Alberto José Mejía Ferrero asume la Cuarta Brigada de Medellín.

En la ciudad de Medellín una tarea inmensa contra las bandas criminales del narcotráfico, y en el área del departamento de Antioquia una tarea inmensa, allí donde se ha demostrado que el narcoterrorismo es derrotable, pero hay que atestarle la derrota final.

El brigadier general Henry William Torres Escalante asume la Novena Brigada del Ejército, en el Huila, en Neiva. Le corresponde allí una responsabilidad cuidadosa, es una de las regiones de la Patria más afectadas por un grupo tenebroso, la columna ‘Teófilo Forero’ de los narcoterroristas de las Farc.

Hace pocos días, en un operativo de gran significación, un operativo que muestra la madurez, la preparación, el arrojo de nuestras fuerzas, la Policía Nacional en la línea de división entre la llanura del Caquetá y la selva dio de baja al segundo de la ‘Teófilo Forero’, y han buscado por todos los medios desquitarse con carros-bombas contra la ciudad de Neiva.

Brigadier general Juan Bautista Yepes Bedoya, Comandante de la Segunda Brigada del Ejército. Le corresponde la ciudad de Barranquilla y un área en el sur de Bolívar, todavía con mucha presencia de bandoleros, esa área de Montecristo, de Regidor, allí donde se acercan los ríos Magdalena y Cauca, en la parte final de la serranía de San Lucas.

Brigadier general Alfredo Bocanegra Navia, asume como Comandante de la Quinta Brigada en Bucaramanga, una responsabilidad semejante a las responsabilidades del señor general Vargas.

El señor brigadier general Alfredo Bocanegra tiene la inmensa obligación de establecer solidamente la seguridad en Santander, la derrota de las bandas criminales que quisieran reagruparse en el área de Barrancabermeja, en Sabana de Torres, y de las Farc en el oriente del departamento, en García Rovira, en Málaga, en Aguadas.

Asumen como Comandante de la Brigada contra el narcotráfico el brigadier general Guillermo Arturo Suárez Ferreira. El país en el último año registró un descenso del 29 por ciento en la producción de narcóticos, en los cultivos, y el 38 por ciento en el tonelaje.

Tenemos que demostrar que Colombia es capaz de superar totalmente esta pesadilla.

El brigadier general Juan Pablo Amaya Kerquelen, hermano del Jefe de la Casa Militar de la Presidencia, del almirante (Rodolfo) Amaya Kerquelen. El brigadier general Juan Pablo Amaya Kerquelen tiene una superior obligación: la Brigada de Bogotá.

Cuando empezábamos el Gobierno, Bogotá estaba invadida por las milicias ‘Antonio Nariño’ de las Farc, por los grupos mal llamados paramilitares de ‘Martín Llanos’ y del señor ‘Miguel Arroyave’.

Hemos avanzado bastante, pero las operaciones de este año en el Sumapaz acreditaron plenamente el deseo que mantienen los grupos terroristas de reasumir posiciones en Bogotá.

¡Qué gran responsabilidad la del general Amaya Kerquelen!

Muchas felicitaciones al almirante Rodolfo Amaya Kerquelen, quien nos ha acompañado todos estos años en la Casa Militar de la Presidencia de la República.

El brigadier general Fernando Joya Duarte, Jefe de Estado Mayor del Comando Conjunto del Pacífico. Se acaba de crear el Comando Conjunto del Pacífico, el señor General Peña lo asume después de haber estado todos años en la División con sede en Cali.

El Comando Conjunto del Pacífico tiene una gran tarea de Buenaventura a la frontera con la hermana Ecuador, en una zona donde el terrorismo cree encontrar permanentes refugios y apenas está encontrando allí –y vamos a demostrarlo, señor General Joya Duarte– sus últimos refugios, sus temporales refugios, no sus refugios permanentes.

El brigadier general Orlando Delgadillo Giraldo, asume la comandancia de la Brigada de Apoyo Logístico.

El brigadier general Jorge Eliécer Suárez Ortiz, Comandante de la Vigesimosegunda Brigada. Es una zona donde hemos avanzado bastante, en el Guaviare, los resultados de los últimos meses son unos resultados estimulantes en el Guaviare, pero es una zona de confluencia con aquella parte de la selva de la Patria, donde todavía se esconde el terrorismo.

Un gran reto ahora es erradicar estos terroristas de la línea de división del Guaviare hasta la frontera con la hermana República del Brasil, tarea bien significativa para el brigadier general Jorge Eliécer Suárez Ortiz.

El brigadier general Ricardo Gómez Nieto, Director de Planeación del Ejército, uno de los ejércitos más curtidos del mundo, numeroso, organizado, profesional e importante. Cómo es de interesante saber que alguien asciende hoy a general para conducir la planeación del Ejército.

El brigadier general Germán Saavedra Prado, asume como Comandante de la Trigésima Brigada del Ejército, en Cúcuta, también creada durante este Gobierno.

Hemos avanzado en Cúcuta en la derrota del terrorismo, pero en el departamento aún nos hacen daño.

Esa área tan importante del Catatumbo, donde se sustituyen las drogas ilícitas y el terrorismo por los combustibles y la palma africana, requiere una presencia eficaz del Ejército. Hacer esta zona impenetrable al terrorismo. Este año el terrorismo nos ha hecho unos daños allí que han causado alarma.

El brigadier general Jairo Salguero Castro, Comandante de la Séptima Brigada, en Villavicencio. El Llano se ha recuperado mucho, es inmenso. Solamente el departamento del Meta tiene más de 90 mil kilómetros y allí tenemos un problema aún grave con las bandas del narcotráfico. Un individuo a quien se conoce con el alias de ‘Cuchillo’, llevamos tres años persiguiéndolo todos los días, sin tener éxito. Otro, que se conoce con el alias del ‘Loco Barrera’.

Eso ha creado algunas negativas inquietudes en nuestros compatriotas del Llano.

Al ponerse sobre sus hombros el sol general de la República, dije al General Jairo Salguero Casas que en sus manos queda la inmensa responsabilidad de capturar estos bandidos y derrotar lo que queda allí de las Farc. Que su tarea desde un comienzo en la persecución de estos bandidos, tiene que darle al Llano total confianza, a la Brigada de Villavicencio una reputación sin fisuras.

General Eliécer Pinto Garzón, Comandante de la Vigésima Tercera Brigada del Ejército, en Nariño. Ya dijimos cómo vamos a desvirtuar la presunción de que esa tierra de la Patria no va a recuperar la seguridad. Tenemos que recuperarla plenamente.

Cuando asumimos, la situación de Nariño era imposible. Hoy todavía los colombianos advierten dificultades allí. Un día nos asesinan compatriotas indígenas Awá en la carretera en Pasto, y también hay presencia o del Eln o de las Farc y de las bandas criminales.

Sentimos mucho gusto en entregar al Comandante de la Armada de los Estados Unidos, el señor almirante Gary Roughead, la Orden al Mérito Naval ‘Almirante Padilla’.

Almirante Roughead, muchas gracias por su actual apoyo a Colombia, muchas gracias por su integración con nuestro Ministerio de Defensa, con nuestra Armada, por su apoyo a nuestra lucha contra el narcoterrorismo.

Nos honra que la condecoración que lleva el nombre del gran almirante de la Batalla de Maracaibo quede hoy sobre sus hombros y sobre su pecho. En nombre de los colombianos le expresamos gratitud y admiración y nos sentimos muy honrados de esta visita suya, en compañía de su señora Ellen.

Es impresionante, un general de la República ha recibido hoy la condecoración del heroísmo. La condecoración Servicios Distinguidos en Orden Público, repito, óigase bien apreciados compatriotas, por séptima vez: el mayor general Jairo Antonio Herazo Marzola.

La condecoración Medalla 40 años de servicio a nuestro eficaz Comandante de la Fuerza Aérea, el general Jorge Ballesteros Rodríguez.

General, la Fuerza Aérea colombiana se destaca por su profesionalismo y por su puntería ¡Qué no le vaya a temblar la puntería General!

No vaya a dejar que los aviones de la Fuerza Aérea les de ese tembleque de la cobardía que en mi juventud llamábamos mal de San Vito.

¡Manténgalos firmes, hasta acabar con el último de los terroristas que medran en la Patria!

La condecoración 35 años de servicio la hemos entregado al mayor general Edgar Ceballos Mendoza, Director de la Escuela Superior de Guerra, al mayor general Carlos Arturo Suárez Bustamante, Inspector de las Fuerzas Militares.

La condecoración 30 años de servicio al brigadier general Hugo Enrique Acosta Téllez, Director de Inteligencia de la jefatura de Operaciones Especiales; al coronel José Ramiro Guerrero Campos, vocal de la Junta Clasificadora de la Fuerza Aérea Colombiana.

Aquí nos acompañan, en este campo hoy, los familiares de los ascendidos y de los condecorados. A las esposas, a los hijos, a los padres, a las mamás, a los hermanos, a todas las familias, nuestra gratitud.

Cuánto han debido recorrer para llegar al grado de General de la República. Y cuándo llegaron al grado de Brigadier General, cuánto han debido recorrer para llegar al grado de Mayor General o para llegar al grado de General.

Cuánto han debido arriesgar para la Medalla de Orden Público, cuánto han debido servir para las medallas de servicios distinguidos.

En todo ese largo periodo, quién ha tenido que vivir la abnegación, el temor al riesgo, la privación: la familia.

Por eso, con todo afecto, a las familias de los nuevos generales, a las familias de los mayores generales, a la familia del General, a la familia de los condecorados: gratitud.

La abnegación de las familias de ustedes, apreciados compatriotas, es la tranquilidad de las familias de nosotros, el resto de sus compatriotas. Les agradecemos de corazón.

Pero estos ascensos y estas condecoraciones tienen un compromiso específico sobre los cuales ya hicimos algunas puntualizaciones. Además un compromiso general.

Seguridad y prosperidad

Al señor Ministro (de Defensa), los Altos Mandos, les ha correspondido escucharme una tesis que voy a adelantar ante ustedes a lo largo de estos días y que hemos de repetirla en los meses que vienen en la Patria y mañana en la graduación de las escuelas.

 

Esta Patria está cumpliendo 200 años de vida independiente. Una Patria que ha tenido buenos gobernantes, buenos líderes, buenas políticas publicas y uno se pregunta ¿Por qué esta Patria no ha avanzado lo suficiente?

Historiadores, sociólogos, economistas darán sus puntos de vista, pero yo creo que también a nosotros nos corresponde una reflexión. Creo que unas de las causas por las cuales la Patria no ha avanzado lo suficiente, es porque hemos vivido en violencia.

En dos siglos de vida independiente solamente hemos tenido 47 años de paz: siete años de paz en el siglo XIX, 40 años de paz en el siglo XX.

Si nosotros queremos que este siglo, próximo a completar su primera década, sea el siglo del desquite, el siglo de la prosperidad colectiva, seguramente necesitaremos muchos presupuestos, pero fundamentalmente necesitaremos la fuente de todos: la seguridad.

El compromiso de ustedes, generales de la Republica ascendidos hoy, es un compromiso muy grande. No es un compromiso con la coyuntura de su carrera militar sino con el porvenir de la Republica, para poder transformar aquello que nos ha sido negativo de la historia, para transformar la violencia y el atraso en la seguridad y en la prosperidad.

Violencia en la conquista, violencia en la independencia. La violencia, el cadalso, nos privó de tener todos los resultados de aquello que podríamos llamar la generación de nuestra iluminación.

Tempranamente Caldas, Torres y otros llevados al cadalso.

Cómo fue de triste el final de Miranda. Yo creo que con el conflicto entre el Libertador y Miranda empieza lo que podríamos llamar la desventaja de la violencia entre amigos, del fuego amigo.

El Libertador en 1812 viaja a Londres, en una misión de Venezuela para pedir apoyo, ahí encuentra a Miranda, que ya tenía 70 años y que era el embajador de la causa independentista ante la corte de Inglaterra.

Miranda regresa con él, enfrentan la primera campaña en Venezuela. Se enemistan, al Libertador lo acusan de traición. Miranda termina preso en el desconsuelo y en la desilusión.

En aquellas primeras campañas, la incomprensión entre los nuestros lleva al fusilamiento a Piar, y en las últimas al General Córdova y al Almirante Padilla.

Una violencia muy dura.

Creo, señor Ministro y apreciados generales, que la Independencia tardó más de lo que debió tardar, no por la fortaleza de los españoles sino por nuestras luchas internas. Por eso, cuando contrastó el ejército de hoy con el ejército de la leyenda de la Independencia, creo que el de hoy tiene una ventaja: Está más sólido, sin fisuras, sin disputas internas que tanto costaron en aquel momento.

Esta unión de todas nuestras fuerzas hay que preservarla, consolidarla, ponerla en el retrovisor de la historia para saber cuánto nos costó la división en nuestras fuerzas, en la Independencia y en la vida posterior de la Nación.

Uno se pregunta por qué el Libertador no pudo dedicar más tiempo al bueno Gobierno, cuando regresaba de la Campaña del Sur y demostraba palpablemente sus condiciones de estadista al iluminar a Sucre sobre la Constitución de Bolivia, sobre la organización de Bolivia.

Colombia, la Nueva Granada, esperaría que las luces del Gobierno del Libertador la condujeran por el camino del éxito, no pudo concentrarse en el Gobierno. Empezaba las arremetidas para desintegrar la Gran Colombia y un día sus afanes eran para evitar que se apartara Venezuela dirigida por el General Páez y al siguiente para evitar que se apartara el Ecuador con nuestro Nariño del Ecuador dirigido por el General Juan Jose Flores.

Sucre regresa triunfante, en plena temprana juventud, del Sur; va enviado por el Libertador a aplacar los ánimos separatistas de Venezuela. Fracasa. Tiene la nostalgia por su señora y su hijita que viven en Quito; quiere regresar a Quito también fatigado por incomprensión en Venezuela

Y cuando ha determinado que debe viajar por Buenaventura en Pacífico, al Puerto de Guayaquil, don Domingo Caicedo, Vicepresidente de la República, le dice que debe irse por Popayán y Pasto. Todavía la historia no nos ha dicho por qué se le dio esa instrucción.

¡Increíble! Uno de los héroes de la Patria, el entonces gobernador del Tolima Grande, José Hilario López se le atribuye haber atentado contra la vida de Sucre, cuando éste en esa travesía cruzaba el río Magdalena. Por fortuna allí nada le pasó, mantiene una estadía en Popayán, reinicia el viaje al sur y Berruecos, matreramente, es asesinado el 4 de julio de 1830.

Ya el Libertador había emprendido su viaje final, su póstumo recorrido. La noticia de la muerte de Sucre lo aflige y le agrava la penosa enfermedad; es fusilado Apolinar Morillo, uno de los autores materiales del asesinato de Sucre en Berruecos.

Pero cuando el dedo de la historia –todavía en el amanecer del hecho luctuoso– señalaba responsable a Obando, éste 20 años después asume la Presidencia de la República.

Después de aquellos dolorosos episodios del 25 de septiembre de 1828, el General Santander va al exilio; se le pide que regrese después de la muerte del Libertador, ejerce una Presidencia virtuosa, significativa en el campo de la educación. Nuestro Ministerio de Educación tiene una condecoración que se llama ‘Francisco de Paula Santander’, que yo creo que significa la primera revolución educativa de la República; corta en sus efectos a pesar de la profundidad de sus intenciones, porque la Guerra de los Supremos, la violencia y la inestabilidad la opacó.

El país se aproxima, en medio de la confrontación y de la violencia, a la Constitución de 1863. Mosquera, Murillo Toro, todos los allí presentes conciben un textos prodigioso de descentralización, de federalización. La violencia que ya nos había frustrado la Gran Colombia también nos frustra la Constitución de 1863.

¿Qué le faltaron hombres? ¡No! Le sobraron y muy buenos, entre ellos Aquileo Parra, el gran hijo de Barichara, Murillo Toro, fueron ellos presidentes de los bienios de la Constitución de 1863. La inestabilidad, la violencia frustró esa Constitución y también evitó, privó al país de mejores resultados de buenos gobernantes.

Breves años de paz

Núñez, un prodigio. Había ganado la Presidencia del Estado de Bolívar por su actitud firme contra el desorden y la violencia. Cuando uno estudia los orígenes de la Batallas de las Flores del Carnaval de Barranquilla, que datan de los años iniciales del siglo pasado, encuentra un paralelo con el ascenso político de Núñez.

El Caribe colombiano, detrás de su expresión de su espontaneidad, de su alegría, tiene una firme y resuelta decisión contra el desorden y la violencia. Eso eligió a Núñez, primero Presidente del Estado de Bolívar y después, Presidente de la Nación. Hubo siete años de paz gracias a ese Gobierno.

El historiador Rodolfo Segovia nos recuerda cómo en esos siete años de paz prosperó la caficultura en la Colombia andina, también la industria en el Caribe colombiano. Un gran líder Núñez, era el precursor de la nueva política de moneda y Banca, combinó el apoyo a la empresa privada con la necesaria intervención para evitar abusos. Diría yo que después de la época librecambista de Florentino González, Núñez inicia la época de la intervención estatal contra los abusos; se anticipó 40 años a esos procesos en América Latina.

Guerra de los Mil Días y otros conflictos

Pero, un Gobierno de tanta visión como el de Núñez no puede producir la plenitud de sus consecuencias. Estalla la Guerra Civil de 1895, tal vez la cuarta de la segunda mitad del siglo XIX. No ha concluido esa guerra y empieza la Guerra de los Mil Días, que efectivamente fue de mil 128 días y 100 mil muertos, la declaró el General Rafael Uribe Uribe, a pesar de que el anciano General santandereano Gabriel Vargas Santos –a la sazón Director del Partido Liberal– tenía oposición a esa guerra.

Batallas memorables, Peralonso y Palonegro, derramamientos de sangre sin justificación. Las narraciones del heroísmo no se han complementado debidamente con la inutilidad del sacrificio. Esa guerra termina, no porque se hubiera presentado una gran voluntad de paz, sino porque el país estaba destruido. Termina en aquel final de 1902, con tres pactos, uno en Chinácota en Norte de Santander, al cual acude en nombre del Gobierno el General Ramón González Valencia, posteriormente Presidente de la República en 1909; otro en el Buque Wisconsin en Panamá, firmado por los representantes del General Benjamín Herrera, caudillo de las fuerzas insurgentes y por el General Alfredo Vásquez Cobo.

Y el tercer pacto en la finca Neerlandia en el Magdalena, en unas palabras referidas a ese acto, quien lo firmó en nombre de las fuerza insurgentes, el general Rafael Uribe Uribe, que firmó al lado del general Florentino Manjarrés, representante de las fuerzas oficiales. Aquel día el general Rafael Uribe Uribe nos dijo lo que había ocurrido: el país está destruido, todo por reconstruir.

Nosotros y nuestros padres nos equivocamos, porque creímos hacer Patria con las armas destructora de la violencia. El único camino para reconstruir al país es hacer Patria con las armas fecundas del trabajo. Palabras para la Colombia del presente y del porvenir.

La separación de Panamá

¡Qué tristeza! Todo parecería indicar que no hubo voluntad de paz, sino imposibilidad de continuar la guerra. Pero un año después, en medio de la depresión nacional se separa Panamá. Había hecho intentos.

Sobre Panamá déjenme apuntar dos atrevimientos: el primero, yo soy de los que cree que Panamá se fatigó por nuestra incapacidad de ejercer autoridad. Cuando se incendió Colón se quebraron las compañías de seguros de la época, no había quien respondiera por los daños de ese incendio, ni quien ejerciera autoridad contra los incendiarios. Los panameños estaban en proceso de separarse.

Por fortuna llegó el general Rafael Reyes. Mucho antes de ser Presidente, en aquel intento separatista de Panamá, ejerció autoridad, les dio garantía a los panameños y continuaron durante un tiempo unidos a Colombia.

Después, el 3 de noviembre de 1903, firman el acta de independencia. Al medio día ingresa el general Pedro Nel Ospina al Palacio de San Carlos y le dice al Presidente Marroquín que los panameños se estaban independizando. El Presidente Marroquín leía una novela en francés.

Aquella fue una independencia sin amargura y sin rabia. El acta de la separación de Panamá dice que se separan como hermanos, que han llegado a la mayoría de edad, que quieren ejercer estas obligaciones. Yo creo que no hubo rencor, todavía lo expresa el presente. Lo que hubo fue fatiga, porque nosotros distraídos en la violencia no administrábamos.

Muchos historiadores asignan la responsabilidad de aquella separación a la ´política del gran garrote´ del Presidente Roosevelt (Teodoro Roosevelt) de los Estados Unidos. Tuvo influencias, pero también tuvo mucha influencia nuestra política del gran descuido. Descuidamos a Panamá por esta embelezados en el derramamiento de sangre.

El país empezó una lenta etapa de reconstrucción. Un Gobierno magnífico de Rafael Reyes. Empiezan las carreteras, los ferrocarriles, el progreso del país. El debate político lo obliga a abandonar la Presidencia. Pasa en Europa muchos años, regresa al país. En los 14 años que sobrevive después de su regreso, simplemente pasa en medio de la tristeza, haciendo el análisis de lo que había sido su administración.

Vinieron gobiernos muy importantes como el del general Pedro Nel Ospina, que invierte bien los recursos de la indemnización de Panamá.

Gobiernos sobresalientes en el siglo XX

Un Gobierno sobresaliente el de Alfonso López Pumarejo, no como algunos lo quieren presentar en el debate político, como el amigo de los pobres en contra de los ricos. López Pumarejo era el amigo de la prosperidad colectiva, de la modernidad. Entendió como el mejor, que Colombia necesitaba darle todo el impulso a la actividad empresarial, todas las condiciones para que el país se modernizara, y al mismo tiempo, todas las garantías a los derechos de los trabajadores. ¡Que combinación tan afortunada la de López Pumarejo!.

Poco han hablado los historiadores sobre las tesis económicas y sociales del Libertador. Este año algunos hemos tenido la oportunidad de leer un libro muy bien documentado sobre la vida del Libertador, escrito por el escritor inglés John Lynch. ¡Cómo tenía el Libertador de sentido común, de orientación para el manejo de la economía!

Uno observa en el Libertador sentido social y sentido de orientación de la economía. Y hace un paralelo con el Presidente López Pumarejo.

Pero la obra de López Pumarejo, su sucesor el doctor Eduardo Santos, quien es uno de los artífices de uno de los grandes pasos del país. La caficultura colombiana ha prosperado con una estructura de pequeña propiedad por dos aciertos de Colombia en el siglo anterior.

Primero la creación de la Federación Nacional de Cafeteros y después la creación del Fondo Nacional del Café y su manejo adscrito a la Federación. ¡Cuánto tuvo que ver Eduardo Santos!

La violencia partidista

Pero estalló la violencia partidista, habíamos hecho la paz de la Guerra de los Mil Días’ a finales de 1902 y la violencia partidista no estalló el 9 de abril del 48; estalló antes.

Solamente tuvimos 40 años de paz el siglo pasado y esa violencia partidista se supera con los pactos del Frente Nacional liderados por los ex presidentes Alberto Lleras y Laureano Gómez.

No se habían apagado las llamas de la violencia partidista y llegaba al país una nueva violencia, la de las guerrillas marxistas. Había triunfado la Revolución Cubana y se escogían dos países para replicarla en el continente, Bolivia y Colombia.

Llegan las guerrillas marxistas buscando cambiar el debate político por la lucha violenta de clases, el estado de libertades por la dictadura del proletariado, la iniciativa y la creatividad del ser humano por la propiedad exclusiva del Estado.

Y a eso le reacciona la crueldad del paramilitarismo. Y unos y otros cooptados por el narcotráfico.

Las generaciones vivas, que vienen de los años 1940 hasta la fecha, no han podido disfrutar un solo día de tranquilidad en Colombia.

¡Que difícil compatriotas! ¡Qué compromiso para ustedes, señores generales ascendidos hoy, revertir el proceso de la historia!

Un retrovisor positivo

En estos días he procurado hacer un examen retrospectivo de los gobiernos, poner un retrovisor de lo positivo y uno sigue encontrando magníficos resultados en Colombia, magníficos gobiernos.

Hace pocos días, la Superintendencia de Industria y Comercio lanzó la Ley 1342 para defender al consumidor de los abusos de posesiones dominantes y asistimos a ese acto. Legislación muy moderna para el país.

Más importante que la reciente Ley 1342 es la que la antecedió. Con gran visión de futuro, con increíble visión de futuro, en 1959 el Gobierno del doctor Alberto Lleras, siendo Ministro de Hacienda el doctor Hernando Agudelo Villa, aprobaron la Ley 155 contra los monopolios, en defensa de la competencia.

La historiadora Rosemary Thorp dice que el Presidente Carlos Lleras Restrepo tuvo el arrojó de enfrentarse a las teorías económicas dominantes de la época para salvar a Colombia de una crisis cambiaria.

Poco más de 50 millones de dólares tenía el país en reservas, estábamos a hora de devorar esas reservas y el Presidente Lleras Restrepo introdujo el control de cambios.

El Presidente (Alfonso) López Michelsen impidió que los recursos del carbón o los dólares que venían de la bonanza petrolera del Oriente inundaran al país de deuda. Colombia no entró en la crisis de deuda de América Latina.

Y se pregunta uno ¿por qué con aciertos? Es que errores hay muchos. Los destacan los historiadores, el pueblo los castiga, pero también nos corresponde hablar de tantas cosas buenas que han ocurrido en Colombia ¿Por qué no se lograron resultados equiparables? Creo yo, en parte por la violencia.

Compromiso de los generales con el porvenir

Por eso, señores generales, su compromiso es con la coyuntura par derrotar totalmente a los violentos y su compromiso es con el porvenir para que las nuevas generaciones puedan asistir a una etapa larga, indefinida, infinita de prosperidad colectiva.

La seguridad es un cultivo, hay que cuidarlo todos los días. Cuando el campesino se acuesta creyendo que el cultivo va muy bien, no piensa en la noche sobre los riesgos del cultivo y no madruga para liberar al cultivo de esos riesgos, el cultivo se pierde.

Se pierde en la maleza porque no la arrancó a tiempo. Se pierde en el hongo porque no lo trató a tiempo. Se pierde en la falta de fertilización porque no la aplicó a tiempo.

Hemos avanzado en la Seguridad Democrática, en este bello cultivo para la prosperidad de Colombia, pero ese cultivo todos los días tiene riesgos. Que Farc, que Eln.

En el extranjero vivían muy tranquilos con nosotros, mientras no exigíamos responsabilidades frente a los terroristas colombianos, riesgos, dificultades.

Cuidar el cultivo de la seguridad

Hay que cuidar ese cultivo de la seguridad. La seguridad es un valor democrático, una fuente de recursos. La seguridad ayuda a que haya confianza de inversión, a que el país pueda tener plena cobertura en salud, en educación; que el país pueda superar pobreza, construir equidad.

Señores generales, su ascenso en el día de hoy es un reconocimiento a su carrera y también es depositar en ustedes la confianza del futuro de la Patria para que las nuevas generaciones no tengan que quejarse como las anteriores y las vivas, de una Patria que les negó muchas oportunidades por la violencia. Para que las nuevas generaciones puedan vivir en una Patria que les de prosperidad, equidad y felicidad.

Muchos éxitos, apreciados generales de la República”.

 

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