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Diciembre 4     Versión imprimible

Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez en la ceremonia de ascenso de oficiales de la Policía Nacional al grado de mayor general y brigadier general

Bogotá, 4 dic (SP). “Este es un día muy importante en el acontecer de la Nación. Después de haber acudido ayer a los ascensos en el Ejército, en la Fuerza Aérea, acudimos esta mañana a los ascensos, también promisorios, de la Policía Nacional.

Después regresaremos a la Escuela José María Córdova, a una nueva graduación de subtenientes. En la tarde, los grados en la Escuela de Aviación Marco Fidel Suárez de la Fuerza Aérea, en Cali. En la noche, los ascensos y los grados en la Escuela Almirante Padilla de la Armada Nacional, en Cartagena.

Es promisorio para la Patria los ascensos de la Policía Nacional que se dan esta mañana.

Mayor general Rafael Parra Garzón

Asciende a mayor general el general Rafael Parra Garzón, Subdirector de la Policía. Muchas felicitaciones a él, a sus padres, doña María Helena y Rafael; a su señora Rita Elvira; a Julián Alfredo y María Alejandra.

Inició su formación en la Policía en 1975. Administrador policial y administrador de empresas. Especializaciones en investigación criminal, seguridad integral, curso superior de defensa continental del Colegio Interamericano de Defensa, curso integral de defensa nacional.

Decano de la Facultad de Criminalística de la Escuela General Santander, Jefe de Interpol. Tiene la enorme responsabilidad de ser el más cercano en la jerarquía al Director de la Policía y al Ministro de Defensa, en la exigente tarea de devolverles la seguridad a los colombianos.

Caracteriza al señor Subdirector de la Policía, el general Rafael Parra Garzón, su ecuanimidad y su profesionalismo.

Mayor general Orlando Páez Barón

Hemos ascendido a mayor general al general Orlando Páez Barón, Director de Seguridad Ciudadana. Sus padres don Carlos y doña Ubaldina; su esposa doña Miriam; sus hijos Juan Manuel, que nos acompaña desde el Cielo, y María Alejandra.

Tenía el general Páez Barón 17 años cuando ingresó a la Policía. Administrador policial, profesor policial; cursos de jefes docentes y asesores pedagógicos; curso de didáctica policial, tecnólogo en estudios policiales, curso sobre técnicas y tácticas de patrullaje.

Ha tenido responsabilidades muy grandes en los diferentes comandos. Mi general Páez Barón es consciente de que el país todos los días nos exige más; que la seguridad ciudadana es un tema que no se puede explicar con una tendencia descendente de las cifras; que la seguridad ciudadana solamente se entiende cuando la ciudadanía siente que es totalmente invulnerable en esta materia.

¡Qué inmensa responsabilidad la suya, señor general Páez Barón!

Hemos ascendido a generales de la República a brigadieres generales, a una nómina destacada de coroneles de la Policía Nacional.

Brigadier general Janio León Riaño

Desde hoy es brigadier general Janio León Riaño, Director de esta Escuela (Escuela de Cadetes de la Policía General Francisco de Paula Santander). Sus padres, don Roberto y doña Graciela; su esposa Gloria Viviana; sus hijos Alejandro y María José.

Hermano del brigadier general José Roberto León Riaño, Inspector General de la Policía, ingresó a la Escuela en 1981. Profesional en administración policial, administrador de empresas, maestría en estudios políticos de la Pontificia Universidad Javeriana, especialista en Resolución de Conflictos. Una brillante hoja académica que le da inobjetables méritos para dirigir esta alma máter de la Policía.

En una Patria dispuesta a dejar atrás estos dos siglos de violencia, la formación de la Policía es de la esencia de las aspiraciones de los ciudadanos. Sigue en sus manos, ya señor general Janio León Riaño, la dirección de la formación de nuestros policías.

Brigadier general Julio César Santoyo Velasco

Desde hoy es brigadier general Julio César Santoyo Velasco, Comandante de la Región de Policía número 2, (que tiene a su cargo) nuestro Tolima, nuestro Huila. Sus padres don Luis Alfonso y doña Hilda; su esposa doña Rosalbina; sus hijos César Alfonso, Mateo Nicolás, Julián Santiago.

Hermano del señor general Mauricio Santoyo Velasco, quien fuera el primer Director de Seguridad de la Presidencia en nuestro período.

El señor general Santoyo Velasco se graduó como oficial de la Policía en 1962. Especialista en vigilancia, con una maestría en ciencias criminológicas y penales. Especializado en mercado agroindustrial, en alta gerencia en la Universidad de los Andes.

Tiene una responsabilidad infinita.

El Tolima pensó que estaba condenado de por vida a la violencia. Que la acción de los paramilitares en el norte -en la ribera del Magdalena-, de la guerrilla -en la cordillera y también en el sur- eran presencias inderrotables.

Hemos venido desvirtuando ese pensamiento. El Tolima está ganando la paz, pero falta mucho. ¡Qué responsabilidad tan grande, señor general Santoyo!

Una de las ciudades más maltratadas en la Patria por el terrorismo ha sido Neiva. Allí, ese grupo narcoterrorista de las Farc, su columna ‘Teófilo Forero’, quiere tomar venganza contra la Policía por los operativos exitosos de la Policía con sus comandos especiales contra esa columna.

Día y noche tenemos que aplicar toda nuestra diligencia al cuidado de Neiva, a la protección de sus ciudadanos.

Brigadier general Miguel Ángel Bojacá Rodas

Desde hoy es brigadier general Miguel Ángel Bojacá Rodas, Comandante de la Policía Metropolitana de Cali. Sus padres don Pablo Enrique, quien nos acompaña desde el Cielo, y doña Hilda; su esposa Sandra; sus hijos Laura Lucía y Natalia.

Ingresó a la Escuela en 1982. Ha laborado en la Oficina Asesora de Gestión Institucional, en la Dirección de Inteligencia, en la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, en la Policía del Meta. Ha realizado varias comisiones al extranjero.

Nuestra Cali, afectada desde hace muchos años por el narcotráfico y las organizaciones criminales que se nutren de este flagelo.

Cali este año reporta un crecimiento en homicidios que nos preocupa. Tenemos que recuperar plenamente la seguridad de Cali -más adelante voy anunciar unas medidas convenidas con el señor Ministro (de la Defensa, Gabriel Silva) y con él señor general Oscar Naranjo, Director de la Policía, para el mejoramiento de la seguridad, también con énfasis en áreas urbanas-.

La coordinación con la Fiscalía, la colaboración comunitaria, la disposición a proceder con toda la determinación contra la criminalidad, aquello de no permitir fisuras en materia de transparencia son normas fundamentales para recuperar plenamente la seguridad de Cali.

Señor general Bojacá, no hay un momento del día en que no pase por nuestra mente la seguridad de nuestros compatriotas de Cali. Tiene usted allí un desafío del honor y de la Patria: garantizarles esa seguridad.

Brigadier general Ricardo Alberto Restrepo Londoño

Es brigadier general Ricardo Alberto Restrepo Londoño, Director de Carabineros y de Seguridad Rural. Sus padres Jorge Enrique y Estela; María Teresa, su señora -ella es coronel de la Policía-; sus hijos Felipe, Alejandro y Natalia.

Subteniente en 1982, con Especialidad de Carabinero. Administrador policial y administrador de empresas de la Universidad Cooperativa de Colombia. Diplomado en Seguridad y Defensa en la Universidad Nacional de Defensa de los Estados Unidos; diplomado en Alta Gerencia en la Universidad de los Andes; diplomado en Gestión Policial y Relaciones Internacionales en la Universidad Javeriana.

Todo esto demuestra, apreciados compatriotas, el nivel de profesionalismo de nuestra Policía. Escasas ocasiones se dan para que los colombianos conozcan cómo ha ascendido nuestra Policía en el nivel de la competencia académica, que es presupuesto para la competencia en el desempeño profesional.

En enero, el señor general Ricardo Alberto Restrepo Londoño asumirá la Policía Metropolitana de Cartagena. ¡Qué reto!

Cartagena parecía intocable por el terrorismo. Me sumo a aquellos colombianos que siempre pensamos que nunca habría posibilidades de que el terrorismo incursionara en Cartagena. Pero nos equivocamos.

Había sido enormemente maltratada por el terrorismo. En pocos años pasó de 500 mil habitantes a un millón, especialmente por los desplazamientos que provocaba la violencia, en Bolívar, en los Montes de María, en el Magdalena, en la Serranía de San Lucas.

 

Los colombianos empezaron a disminuir y a cancelar sus viajes de turismo a Cartagena por el riesgo del terrorismo en la carretera; los cruceros internacionales abandonaron sus paradas en Cartagena.

El 5 de agosto de 2002, antes de la iniciación de este Gobierno, estalló un carro bomba en la Gobernación de Bolívar.

Hemos venido recuperando la tranquilidad en Cartagena.

Hemos adelantado una política de seguridad acompañada de una política social. Se ha recuperado muchísimo el turismo interno. Hay una nueva tendencia muy vigorosa de construcción de instalaciones de turismo. Se han reunido en Cartagena convenciones que años antes no habrían querido venir a Colombia por temor.

Ayer, el señor Vicepresidente (Francisco Santos) presidía la sesión final de la Convención Internacional para hacerle seguimiento al pacto de Ottawa, que obliga a los países a deshacerse de las minas antipersonas. Más de 150 países representados.

Habíamos renunciado a la esperanza de que todas estas convenciones llegaran a Cartagena. Hoy llegan.

Da gusto, en esta temporada cuando empieza el frío en el norte, constatar que cada mañana llega un crucero del Caribe a Cartagena. Se ha reanudado la tendencia: casi 300 mil el año pasado, casi 400 mil este año.

La ciudad se prepara para que en pocos años pueda recibir un millón de turistas del Caribe, de los cruceros del Caribe. Pero eso necesita seguridad.

El año pasado hubo un video que nos creó muchas alertas y nos preocupo muchísimo. Un video que mostraba que a algunos turistas les interesa llegar a Cartagena a hacer ‘narcoturismo’. Eso no puede ser.

Esa bellísima ciudad del Caribe, de la historia, la epopeya, el presente y el futuro, no puede tener ese tipo de máculas.

Ilegalizar el consumo de drogas ilícitas

Por eso, estamos tramitando en el Congreso de la República, la reforma Constitucional para que el país pueda avanzar más eficazmente en la derrota de las drogas.

Las drogas ilícitas antes eran solamente para el mercado de exportación. Hoy tienen una participación muy significativa en la criminalidad interna, doméstica, por la distribución para el creciente consumo nacional.

El mundo, en muchas partes y en muchos voceros, expresa la necesidad de considerar la legalización. Nosotros pensamos que hay que hacer todo lo contrario: ilegalizar.

Muchos países, incluido el nuestro, legalizaron el consumo. Legalizado el consumo se dificulta mucho la acción contra las otras etapas del flagelo.

Recuerdo que después de aquel video empezamos a trabajar con la Policía de Cartagena para poder llevar a la cárcel a los distribuidores de droga. Y no fue posible. A todos les aparecía apenas una dosis personal. Eran por esa razón inimputables.

El acto legislativo no es para llevar a la cárcel a los enfermos ni a los adictos. Pero sí para llevar a la cárcel a aquellos que están induciendo a los jóvenes a la criminalidad, a través de ese mercadeo de la droga, y que hoy se mantienen en la impunidad, por la legalizada dosis personal que el acto legislativo no permitirá declarar nuevamente ilegal.

Señor general Restrepo, su responsabilidad con Cartagena es la responsabilidad con la vitrina de la Patria; es la responsabilidad con el corazón de una industria de gran porvenir para el empleo de los colombianos: el turismo.

Brigadier general Jorge Miguel Gutiérrez Peñaranda

Hoy es brigadier general Jorge Miguel Gutiérrez Peñaranda, Comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla. Sus padres don Jorge Emiro, quien nos acompaña desde el Cielo, y doña Josefa; su esposa Nancy; sus hijos Federico y Silvana.

Administrador de empresas con varios estudios de especialización. Piloto con especialidad en antinarcóticos.

El señor general Jorge Miguel Gutiérrez Peñaranda tiene la responsabilidad en una de las ciudades de más vigorosa economía de la Patria y del continente: Barranquilla.

¡Qué bueno que podamos superar plenamente las dudas que aún subsisten sobre la seguridad en Barranquilla!

Hemos avanzado.

Antes todos los días teníamos un petardo o una bomba más grande. Pero todavía tenemos dificultades.

Brigadier general César Augusto Pinzón Arana

Es brigadier general de la República César Augusto Pinzón Arana, Comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá. Sus padres Jorge Enrique y doña Julieta, quien nos acompaña desde el Cielo; Luisa Fernanda, su señora; tres hijitas: Catalina, Angélica y Natalia.

Especialista en seguridad integral, diplomado en alta gerencia, en gerencia estratégica policial. Un éxito enorme en investigación criminal. Operaciones trascendentes para la seguridad han sido efectuadas por él: la captura de Daniel Rendón Herrera, alias ‘Don Mario’; la captura de Miguel Ángel Mejía Múnera, alias ‘El Mellizo’; el abatimiento en combate de Víctor Manuel Mejía Múnera; la captura de José Leonardo Muñoz Martínez, alias ‘Douglas’.

Señor general Pinzón, nuestra capital, aquella por la que nos juzgan en el extranjero; nuestra capital, aquella que alberga a ciudadanos de todas las regiones se puso en sus manos justamente por su brillante hoja de servicios.

¡Qué reto tan grande el mejoramiento de la seguridad de Bogotá! Un objetivo: que los hechos generen una percepción de total tranquilidad; que la ciudadanía de Bogotá sienta en carne propia que es una de las ciudades más seguras del continente.

Ajustes a la política de Seguridad Democrática

Nos proponemos introducir otros ajustes a la política de Seguridad Democrática.

Apreciados compatriotas:

Nosotros creemos en un caminito cuyo objetivo es la confianza en Colombia. Y ese caminito tiene tres senderos: el de la seguridad con valores democráticos, el de la inversión con responsabilidad social y el sendero de la cohesión social.

Yo creo que hay que persistir. No podemos estancarnos, pero tampoco dejarnos seducir a dar ‘bandazos’. De ninguna manera. Hay que mantenernos, sí, en mejoramiento continuo.

Para mejorar esta seguridad estamos trabajando lo siguiente:

Se incrementará capacitación de integrantes de Fuerza Pública

El Manifiesto Democrático de 2002 ofreció que haríamos una tarea de capacitación de los integrantes de las Fuerzas Armadas de Colombia, para que pudieran desempeñarse en oficios diferentes al porte de las armas de la República.

Hasta la fecha hemos capacitado, especialmente a través del Sena (Servicio Nacional de Aprendizaje), a 165 mil miembros de la Fuerzas Armadas de Colombia, en técnicos. (En) Formación con graduación, hemos formado 11 mil de la Policía Nacional.

Esta tarea hay que incrementarla. Se convierte en un gran aliciente que los integrantes de las Fuerzas Armadas puedan tener esa oportunidad. Sabemos la estrechez de recursos, pero ojalá se pueda dar esta oportunidad a todos los policías y soldados de Colombia.

Reclutamiento especial en Medellín y Cali

Segundo, en los próximos días la Policía Nacional empezará un reclutamiento especial en las ciudades de Medellín (Antioquia) y Cali (Valle del Cauca). Serán reclutados para prestar servicio en la policía 3 mil jóvenes de Medellín y Cali.

¿Qué es lo nuevo? Garantizaremos a esos 3 mil ciudadanos formación titulada en oficios técnicos y tecnológicos, y también posibilidades laborales, una vez terminen la etapa de su servicio en la Policía.

Vamos a hacer ese ensayo para mejorar las posibilidades de los jóvenes de estas dos ciudades, cuyas tendencias de homicidio siguen siendo preocupantes.

En las dos se presenta un crecimiento del homicidio frente al año pasado. Tuvimos semanas, en ambas, de más de 50 homicidios. Las últimas semanas han sido de 28. Pero el reto todavía es muy grande.

Los ciudadanos nos piden el policía de barrio. El señor Gobernador de Cundinamarca (Andrés González Díaz), que aquí nos acompaña, ha sido un gran ejemplo en asumir responsabilidades para la seguridad. Ha hecho una magnifica tarea en acuerdos con el Ministerio de Defensa y con la Policía, para poder llevar a los municipios cundinamarqueses el policía de barrio.

En las grandes ciudades esto se dificulta. La complejidad, esa convivencia impersonal de los ciudadanos, la velocidad de vida. Sin embargo, la Policía está optimista con la figura del policía comunitario.

En los próximos días daremos el paso de 7 mil policías comunitarios que hay actualmente, a 15 mil.

Conocen ustedes, apreciados compatriotas, el afán de nuestro Gobierno por la cooperación ciudadana.

En un Estado Social de Derecho cada ciudadano está obligado a expresar su solidaridad con el colectivo. Una manera es contribuyendo con su información veraz y oportuna al mejoramiento de la seguridad.

Tenemos miles de frentes locales de seguridad. Trabajamos las escuelas de seguridad. Los ciudadanos se organizan para colaborar con la Fuerza Pública en las áreas urbanas.

Como tenemos que vivir en mejoramiento continuo, advertimos un problema: los compatriotas de los frentes locales de seguridad, por regla general temen denunciar a los delincuentes de alta peligrosidad.

El paso que debe darse es seleccionar, en los frentes locales de seguridad y en las escuelas de seguridad ciudadana, grupos de colaboradores especiales, que nos ayuden en la denuncia de los asesinos que están mortificando a nuestras ciudades. Una especie de Grupo Elite de cooperación ciudadana con la Fuerza Pública.

En materia de seguridad se puede hacer una comparación. Aquel estudioso Maslow (Abraham Maslow) le ha dicho al mundo cómo el ser humano todos los días quiere ir hacia delante. Siempre se añora avanzar y se olvida los grados de abajo de los cuales se viene.

En seguridad pasa lo mismo. El Gobierno es conciente.

El Gobierno no puede pretender que sigamos con el júbilo de aquellos puentes de finales de 2002, cuando nuestra Fuerza Pública se volcó a las carreteras a devolverles a los colombianos la eficacia en la libertad de locomoción.

Ese es un derecho natural que se había perdido. Hoy, recuperado, se entiende como un derecho natural.

El Gobierno tiene que comprender que antes un crimen se sumaba pero no conmovía; un secuestro dolía en la familia, pero no era motivo de alarma, en un conglomerado anestesiado por el dolor.

Hoy cualquier caso es de la mayor gravedad.

Hemos avanzado.

Este año, con menos de 16 mil asesinatos será el año con menos homicidios durante 23 años. Nos permitirá decir que Colombia en estos años ha pasado de 68 asesinatos por cada 100 mil habitantes, a 32. Pero no lo suficiente. Tenemos que llegar a los índices de los países desarrollados.

Es el año de menos secuestros, durante todo el tiempo en que Colombia lleva estadísticas de secuestros.

Todos los delitos urbanos, como lesiones personales, hurto a residencias, a comercio, a personas y otros, han descendido en un siete por ciento.

Pero para bien del país, los ciudadanos hoy tienen más sensibilidad por la seguridad. Eso los hace ser más exigentes, y es bueno. Por eso nosotros tenemos que estar introduciendo mejoramientos.

A mi me decía alguien: ‘Hombre, ¿por qué no hacen unos videos? Gasten una plata en publicidad para que el mundo cambie la percepción de Colombia’. Me lo decían en 2002. Yo dije: ‘La mejor publicidad son los hechos. Lo único que cambia la percepción son los hechos’.

Lo único que cambia percepciones de inseguridad en las ciudades son hechos, nuestros, (de) los responsables para garantizarles a los ciudadanos el mejoramiento de esa seguridad.

Haremos todos estos nuevos esfuerzos.

El siglo de la seguridad, de la prosperidad colectiva

Señores generales ascendidos, señores nuevos generales:

Tienen ustedes un enorme compromiso con la coyuntura y con la historia. Esta Patria perdió muchas oportunidades por la violencia. Una patria con buenos gobiernos, con buenas políticas públicas, gentes laboriosas, emprendedoras y no tan buenos resultados.

 

Ahora, estamos en vísperas del Bicentenario (de la Independencia). Seguramente habrá muchas lecturas sobre el tema. Yo he venido aportando a mis compatriotas una:

En estos dos siglos de vida independiente solamente hemos tenido 47 años de paz. Eso nos ha retrasado mucho. Nos ha hecho perder muchas oportunidades.

Para que el siglo que comienza sea el siglo del desquite, de la prosperidad colectiva, entre las muchas cosas que necesita Colombia, la seguridad está en el primer orden.

Ayer tuve la oportunidad de hacer, en la Escuela José María Córdova, un recuento basado en los historiadores sobre muchos episodios de la vida nacional.

La Guerra de la Independencia fue más difícil por las luchas intestinas. Las acciones que enfrentaron a los nuestros, el triste final de (Francisco de) Miranda, de (Manuel) Piar, de José María Córdova, del Almirante Padilla (José Prudencio Padilla).

La cadena de magnicidios que empezara con el asesinato de Sucre (Antonio José de Sucre) en Berruecos, el 4 de junio de 1830, hicieron más difícil la Guerra de la Independencia. Hicieron más difícil la consolidación de todas nuestras fuerzas. Hicieron más difícil que llegara el buen gobierno.

La violencia desintegró la Gran Colombia. La violencia no permitió que el país avanzara de acuerdo con sus ilusiones, después de adoptada la Constitución de 1863. La violencia nos llevó a la pérdida de Panamá.

Las generaciones vivas desde 1940 no recuerdan un solo día en paz.

Habíamos hecho la paz en 1902, para ponerle fin a la Guerra de los Mil Días, la guerra de los mil 128 días, de lo cien mil muertos. Esa paz nos duró apenas hasta principios de los años 1940.

La violencia en los partidos, los pactos del Frente Nacional que le dieron punto final no habían producido la plenitud de sus resultados e irrumpió la violencia de las guerrillas marxistas, que querían sustituir el Estado de libertades por la dictadura del proletariado; la creatividad, por el monopolio estatal; el argumento en el debate político, por la lucha violenta de clases; la reacción igualmente cruel del paramilitarismo. Ambos, guerrillas y paramilitares cooptados por el narcotráfico.

El país tiene que superar esa pesadilla.

La ciudadanía todos los días nos exige más en seguridad. Es un presupuesto para que el país salga adelante. He ahí, apreciados generales, una gran responsabilidad de ustedes con el porvenir, para revertir la tendencia de la historia.

Uno se pregunta qué es mejor para el país: ¿la Batalla de Flores de Barranquilla o la guerra que dejó cien mil muertos?

El General Heriberto Vengoechea, para celebrar los pactos de paz de 1902, lideró la convocatoria a la Batalla de Flores, que por fortuna, año a año se revive en el Carnaval de Barranquilla.

Al terminar la Guerra de los Mil Días, dijo: ‘Colombia no puede tener en adelante sino batallas de flores’.

Expresaba ese sentimiento de orden que subyace a la alegría, al jovial temperamento caribe. Pero quedaban cien mil sepulturas, cien mil familias con duelo.

El país tiene que pensar en esas opciones.

Nosotros tenemos que pensar en qué país queremos: ¿el país alegre, espontáneo, que les dé felicidad a las nuevas generaciones o un país de minas antipersonas, de casi dos mil integrantes de la Fuerza Pública mutilados por minas antipersonas, rehabilitándose en los pabellones de sanidad de los hospitales?

La seguridad es un imperativo, es un valor democrático, es una fuente de recursos, es un presupuesto insustituible para avanzar en lo económico, para la prosperidad colectiva, para superar la pobreza, para el mejoramiento de la distribución del ingreso, a fin de tener una Colombia, además de próspera, una Colombia equitativa.

Esa seguridad es como un cultivo. Hay que cuidarlo todos los días. El campesino no se puede confiar. Si el campesino se acuesta a las 8 de la noche, muy confiado en que su cultivo va muy bien y nada le pasará, al otro día lo puede sorprender una plaga o una maleza.

El campesino tiene que estar disponible, mental y físicamente en todo momento, para conducir el cultivo; para quitarle las malezas, las plagas.

La seguridad es idéntica. En un país que ha sufrido tantos años de violencia nosotros no podemos declararnos conformes.

En unas partes nos azotan las bandas criminales; en otras, las guerrillas. Y los ciudadanos nos exigen más en seguridad urbana. Hay que cuidar este cultivo de la seguridad, abonarlo todos los días, quitarle las malezas todos los días, fertilizarlo todos los días, mantenerle una gotica de agua refrescante en cada momento.

Muchas felicitaciones, señores generales de la Policía Nacional. Su ascenso es un motivo de optimismo para la Patria.

A sus familias nuestra gratitud. Sus padres, sus esposas, sus hijos, que les han proporcionado la calidez del hogar para el sacrificio enorme de su vida al servicio de la seguridad, son también los destinatarios de nuestra gratitud.

El sacrificio de sus familias es el motivo de tranquilidad de las familias de nosotros, el resto de sus compatriotas.

Muchas gracias, Policía Nacional”.

 

 


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