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Palabras del Presidente Álvaro Uribe durante la presentación del libro ‘Colombia, un país que no tiene excusa’, del senador Ricardo Arias Mora

Bogotá, 10 dic (SP). “Nos reunimos esta mañana para asistir al lanzamiento de un esfuerzo intelectual bien importante: ‘Colombia, un país que no tiene excusa’. Un imaginativo título, una bien imaginada interpretación de la realidad nacional, unos esperanzadores apuntes sobre el futuro del país.

Ricardo Arias Mora nos ha acompañado en toda esta lucha, con dedicación, con afecto. Sentimos por él todo el respeto, toda la admiración, toda la gratitud. Ingeniero Civil de la Universidad del Cauca, especializado en Gerencia Pública, en Gerencia Administrativa y Financiera.

Antes de incursionar en las diferentes corporaciones públicas, fue miembro principal de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, de su Junta Directiva; Concejal de su ciudad de Armenia, entre 1990 y 1992; Diputado de la Asamblea del Quindío; Presidente de esa duma departamental.

Llegó a la Cámara en el año 2002; Presidente de la Comisión Segunda; con el doctor Juan Manuel Santos y con muchos de ustedes, es miembro fundador del Partido de Unión Nacional Social.

Ha hecho una gran labor en el Congreso de la República: Presidente de la Comisión de Paz en el Senado, Presidente de la Comisión Séptima. Ha trabajado intensamente por los proyectos sociales, por su departamento. Una de las grandes preocupaciones: la economía, la situación social del Quindío.

Su coterráneo y Ministro, el doctor Diego Palacio, ha escrito el prólogo a esta obra. Diego me decía que es un ensayo ordenado, con profunda reflexión y con llamado a la reflexión sobre la realidad nacional. Bien imaginado. Nos describe como si estuviéramos en un círculo. Pudo haber dicho: donde se detienen los ríos, en un remolino, sin avanzar, simplemente enfrentados a la misma problemática y sin arrestos para superarla.

Una compilación ordenada de estudios, de estadísticas. Una obra que tiene unas bases de muy buena investigación; además optimista sobre las posibilidades de una Colombia nueva, digna, como lo dice el autor, llena de los mejores argumentos y dispuesta para ofrecer lo mejor de ella; ofrecerlo a los anhelos personales y colectivos de todos nuestros compatriotas.

Un aporte a lo que debe ser la orientación prioritaria del gasto público y del gasto privado. Aborda en esta obra los temas por los cuales ha luchado él intensamente en el Congreso de la República: la superación de la pobreza, la atención al desplazamiento, al desempleo, el mejoramiento de calidad de vida, la educación y la situación de los colombianos más vulnerables. Ha propuesto crear el Ministerio de la Familia.

La política debería ser el oficio que más exija investigar, que más exija pensar, que más exija escribir. Pero paradójicamente es un oficio en donde lo cotidiano se excluye con la necesidad de estudiar, de pensar y de escribir. La afugia de cada momento se convierte en un obstáculo a esos imperativos de la política.

El senador Ricardo Arias, en medio de una muy dura actividad política, muy exigente, nos da un ejemplo de investigar, de pensar, de escribir, que tanto fertiliza, que tanto alimenta la actividad pública. Y nos entrega para esta Navidad este buen ensayo, esta buena reflexión: ‘Colombia, un país que no tiene excusa’.

Nos ha acompañado en todos estos años, con mucha generosidad, con total dedicación. Tenemos por él todos nosotros infinita gratitud.

Tres caminos para salir del círculo

Cuando uno mira algunas de las páginas del ensayo y habla con quienes han tenido la oportunidad ya de mirarlo en su conjunto, valora cómo Ricardo entiende que la política social no puede separarse de la política de seguridad. Y así lo ha demostrado en todos estos años en el Congreso.

Nosotros necesitamos tener algo muy simple, que también es muy profundo, en la mente, apreciados compatriotas: un país para que, como él dice, no gire sino que marche, tiene que tener unos objetivos. Para que se salga del círculo, del remolino, tiene que tener una meta. Diría: confianza en Colombia, por tres caminitos: la seguridad, la promoción de la inversión con responsabilidad social y la política social. Son inseparables.

Es muy difícil, a pesar de que haya la mayor ilustración para garantizar un buen manejo de la economía, que el país prospere si no tiene una política de seguridad continuada, con toda la fortaleza. Y sin ambas, es muy difícil que el país supere la pobreza.

Solo hemos tenido 47 años de paz

En estos años de la reflexión y del Bicentenario, por la mente de uno pasan conclusiones muy preocupantes. Uno lee a los historiadores, hace sumas y restas y encuentra que en 200 años de vida independiente solamente hemos tenido 47 años de paz.

Qué difícil la historia de la Nación. Y entonces uno se pregunta: Colombia con buenos presidentes, buenos líderes, buenas políticas públicas, buena gente, buenas empresas, buenos empresarios, con un gran espíritu emprendedor, ¿por qué no ha progresado más? Seguramente historiadores, sociólogos, economistas, todos darán sus explicaciones.

Creo que la violencia ha sido un freno muy grande en la historia de Colombia. Nosotros, por ejemplo, no pudimos beneficiarnos, lo que debimos beneficiarnos, de la generación de la Iluminación, porque los llevaron al cadalso.

Las guerras de la Independencia tomaron más tiempo y costaron más por las luchas intestinas. Nos privamos del buen gobierno, de las dotes, de El Libertador, porque El Libertador tuvo que ocuparse más de sofocar las dificultades internas, y eso no le permitió aplicarse al buen gobierno. Cuando regresaba del sur, rápidamente surgía la preocupación por la separación de la Gran Colombia que ya se veía venir, desde Venezuela, jalonada por el General Páez, y desde el Ecuador, por el General Juan José Flórez.

El Libertador, que tenía magníficas, ideas económicas. Lo que uno puede destacar de ese libro de John Linch, el historiador inglés, sobre El Libertador, es que dedica un capítulo a las ideas sociales y económicas de El Libertador, bien importantes. Y el mismo Libertador, que plasmó en la Constitución de Bolivia, a través del Mariscal Sucre, todas aquellas ideas sociales y democráticas de tanta avanzada, es el mismo Libertador que siempre estuvo preocupado por la producción, por la inversión. A raíz de la guerra con los españoles, ¿cuánto pidió la inversión inglesa en nuestro país? Un día se preocupaba por la producción de plata, la producción de oro, la producción de cacao, la producción de alimentos, los ensayos, los cimientos de la industria. Y el país se privó de tener unos gobiernos que pudieran plasmar esas ideas de El Libertador, tan convencido de la necesidad de la prosperidad de la empresa privada con responsabilidad social. Algo que es bueno revivirlo hoy en la historia, ir a las fuentes de la historia, mirar esos libros, mirar esos autores. Pienso que hay distorsiones grandes.

Nos privamos también de lo mejor del General Santander. Aquellos acontecimientos del 25 de septiembre de 1828 lo mandaron al exilio. Cuando regresa, después de la muerte de El Libertador, emprende una gran revolución educativa, pero poco duraron sus efectos: vino la Guerra de los Supremos. Había estado antecedida por el primero de los magnicidios, si pudiera decir uno que es el primero. Si uno se atreviera a desconocer como magnicidios otros anteriores. El primero de los magnicidios, el de Sucre. Y después vino Arboleda y después Uribe Uribe y después Gaitán y Galán y Álvaro Gómez. Pero uno podría decir que hubo antecedentes: Caldas, Torres, Piar, Jose María Córdoba, el Almirante Padilla.

El país llega, en medio de la violencia pero con alborozo, a la Constitución de 1863. La dirigen grandes talentos. La Constitución más descentralista, federalista, libertaria. Vienen gobiernos de colombianos destacadísimos: Murillo Toro, Aquileo Parra. Mucha inestabilidad, violencia. Esos líderes no pueden dejar la huella acorde con su capacidad, con su talento, con su formación, con su patriotismo.

Llega ese Gobierno magnífico de Núñez. A pesar de lo tanto que se ha escrito sobre Núñez, creo que hay que valorarlo más. Núñez es un ejemplo de aquellos colombianos que se han anticipado al siglo de los tiempos. Fue el gran precursor de esa combinación entre promoción a la inversión privada y regulaciones razonables del Estado. Diría que es la mejor expresión de lo que tiene que ser un Estado que regule en favor de las causas sociales, pero que al mismo tiempo le dé toda la promoción y toda la seguridad a la empresa privada. En materia de monedas y bancas se anticipó 40 años a otros proyectos de América Latina.

Hubo siete años de paz alrededor del Gobierno de Núñez. Floreció la caficultura en la Colombia Andina, aparecieron los primeros proyectos industriales de la Colombia Caribe, pero rápidamente todo se acabó. La guerra civil de 1895, tengo que revisar bien la cuenta, creo que es la cuarta de la segunda mitad del siglo XIX. Y no se ha terminado esa guerra y viene la de los Mil Días. Y se firma la paz en 1902, no porque se quisiera firmar la paz sino por sustracción de materia se había acabado el país, no había manera de continuar la guerra.

Y así lo reconocieron muchos. Uno de los que reconoció que el país estaba acabado fue el General Uribe cuando firmó, en nombre de las fuerzas insurgentes, en la finca Neerlandia, con el general Florentino Manjarrés, uno de los tres acuerdos de paz. Dijo: ‘El país está destruido. Nuestros padres y nosotros mismos nos equivocamos al creer que hacíamos patria con los fusiles destructores de la violencia. Para reconstruir el país, necesitamos apelar exclusivamente a las herramientas fecundas del trabajo’. Es algo bien importante para detenerse: ¿hicimos la paz por convicción de paz o porque habíamos destruido al país?

Panamá había intentado separarse porque sentía que nosotros no ejercíamos autoridad para protegerlos. Uno de esos intentos de separación se evitó porque de aquí enviaron al General Reyes y ese sabía ejercer autoridad y castigó severamente a los pirómanos que destruyeron Colón. Los compatriotas de Panamá estaban muy desesperados por la desprotección, querían irse. En aquel momento se evitó la separación, pero 14 meses después de los pactos de paz de 1902, viene la separación de Panamá. Que la política del Gran Garrote, dicen unos. Influyó. Que apenas habían vivido en unión con nosotros algo más de 80 años, desde principio de los años 1820. Que no tenían un sentido de pertenencia. Totalmente sólido. ¿Quién sabe?

Pero hay que aportar otro atisbo, otro asomo, que creo que es verdad. La política del Gran Garrote de Roosevelt fue acompañada por la política del gran descuido de nuestra parte. Por estar aquí derramando sangre, descuidamos totalmente Panamá.

Vinieron gobiernos bien importantes: que Reyes; que Pedro Nel Ospina: una gran obra de infraestructura, la aplicación de los recursos de la indemnización de Panamá; ese gobierno prodigioso de López Pumarejo. A mí me sorprende que todavía en la plaza pública quieren poner a López Pumarejo como un enemigo de la propiedad, de la inversión, por presentarlo, como fue, gran defensor de los derechos de los trabajadores, tratan también de presentarlo como un obstáculo a la iniciativa privada. Fue todo lo contrario. López Pumarejo interpretó cabalmente lo que escribieron en la Constitución del 36: La propiedad, función social. Diría que fue el gran promotor de la modernización empresarial del país y simultáneamente de la defensa de los derechos de los trabajadores.

 

Un gobierno ecuánime como el de Eduardo Santos, que además tuvo la gran visión de que el Fondo Nacional del Café no se administrara con criterio burocrático sino que se le asignara su administración a la Federación de Cafeteros, lo que contribuyó. Creo que Colombia tiene caficultura y en pequeña escala y con gran estructura social, por dos decisiones del siglo pasado: la creación de la Federación, la creación del Fondo, y la adscripción de su manejo a la Federación.

Pero vino la violencia partidista. Entonces solamente entre 1902 y principios de los años 40, vivimos un periodo de relativa paz en el siglo pasado. Y no había terminado la violencia partidista, estábamos en los pactos del Frente Nacional de los ex presidentes Laureano Gómez y Alberto Lleras, y aparecieron las guerrillas marxistas. Y toda esa tragedia. Y la reacción igualmente cruel del paramilitarismo. Y unos y otros cooptados por el narcotráfico.

Las generaciones vivas desde los años 1940, no han tenido un día completo de paz en nuestra Patria. Y uno repasa. He procurado en estos días tener como una especie de retrovisor positivo, apreciados compatriotas, ver lo bueno de cada gobierno.

Gobiernos que tuvieron toda la decisión contra el crimen: Turbay y Valencia; gobiernos, toda la generosidad frente a estos bandidos: Betancur, el Presidente Pastrana Arango; gobiernos sumamente talentosos, ingeniosos, el Presidente Lleras.

Creo que escasamente el país tenía un saldo de 50 ó 57 millones de dólares. Imagínense. Ese era el saldo de reservas. Y en estos días me dijeron: ‘Presidente, corrija, porque esa plata no era del Gobierno ni del Banco de la República; era un préstamo del Fondo Nacional del Café’.

Por ahí lo estoy mirando. Eso era lo que le quedaba al país de reservas. Y el Presidente Lleras, con un gran ingenio, con una gran personalidad, dicta el decreto 444, desconociendo las indicaciones de la economía internacional de la época.

Y los historiadores se preguntan: ¿por qué Colombia no entró en la crisis de la deuda de principios de los años 80? También por la visión del Presidente López Michelsen. Cuando estos países estaban inundando la oferta de dólares que venían del Medio Oriente y aquí ya se habían puesto las bases para una gran producción de carbón, el Presidente López Michelsen tuvo la visión de impedir que el país se inundara de esos dólares, no obstante que le decían: endéudese, recíbalo, que con el carbón Colombia va a tener oportunidad de pagar toda esa deuda. El Gobierno tomó una decisión de mucha firmeza y mucha disciplina fiscal, y no lo hizo, y nos evitó entrar en esa crisis de deuda.

Seguridad acompañada de política social

Creo que uno puede decir algo bueno e importante de cada Gobierno de Colombia. ¿Entonces por qué, en las palabras de Ricardo, hemos girado sin avanzar? ¿Por qué tantas dificultades? Creo que la violencia ha hecho mucho daño.

Por eso agradezco inmensamente a todos los compatriotas que, como Ricardo, entienden y lideran la idea de que esta Patria necesita, para resolver sus problemas sociales y económicos, avanzar por el camino de la seguridad.

Creo que lo que está haciendo el Congreso de la República en este momento de prorrogar el impuesto al patrimonio, es un gran aporte. Además honra a la democracia colombiana. Imaginen ustedes que nosotros estuviéramos diciendo hoy, en las vísperas de culminar este Gobierno, que avanzamos en seguridad, pero que nos tuvimos que gastar todo el dinero en seguridad y que no pudimos avanzar en los social: ¿qué sería?

Creo que las decisiones que se tomaron en estos años anteriores, una liderada por el Ministro Juan Manuel Santos, en 2006, sobre el impuesto al patrimonio; aquella anterior de emergencia social de 2002 sobre el impuesto al patrimonio; la decisión de acompañar la Fuerza Pública con política social, creo que nos permite decir, a pesar de todo lo que falta, que la seguridad ha sido acompañada de la política social.

Anoche asistíamos a una magnífica, lo han llamado el acto público de educación, la Premiación de los Mejores. Hay avances notables: el avance en los Icfes, en las Pruebas Ecaes; de los tres mil programas universitarios de Colombia, ya hay 700 con calificación de excelencia.

Las universidades públicas colombianas, cuando empezó este Gobierno, tenían un poco más de 400 mil estudiantes, las públicas, hoy tienen cerca de 900 mil.

Cuando empezó el Gobierno teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios, ayer teníamos un millón 574 mil, y vamos rapidito, con todo lo que se esta haciendo nuevamente el Sena, en tecnologías, en la parte de titulada, y las universidades, vamos a llegar a millón 700 mil.

Empezamos con un Icetex que financiaba a 60 mil estudiantes; a la fecha tiene financiados a 286 mil.

El Gobierno que nos antecedió introdujo Familias en Acción, tenía 220 mil en un plan experimental, hoy hay dos millones 840 mil.

La emergencia social que vamos a dictar en los próximos días es para poder darle sostenibilidad a la salud, que ha logrado 41 millones de colombianos asegurados.

Un país con más de 40 mil dólares de ingreso per cápita como los Estados Unidos, con esas dificultades, casi 50 millones de trabajadores sin seguro de salud. Y un país con las inequidades, la pobreza de Colombia, con cuatro mil dólares de ingreso per cápita, todavía con un desempleo bien alto, y lograr tener asegurados en salud 41 millones de ciudadanos, esa es una tarea bien grande, que por fortuna la ha podido lograr Colombia, pero hay que darle sostenibilidad.

Por eso vamos a hacer ese esfuerzo para obtener de los cigarrillos, de los licores, de la cerveza, unos recursos, y poder cumplir con las sentencias de la Corte Constitucional.

Apreciado Ricardo: usted con esta obra nos ayuda a desglosar el futuro. A mí me preguntan: ¿usted por qué con esas obsesiones? Sí. Yo trato de repetirles todos los días a mis compatriotas, y ya algunos que andan por ahí conmigo me dicen: ¿Vas a hablar de lo mismo?

Y los hijos míos me dicen: que Seguridad Democrática, que confianza inversionista, que política social. Se necesita, se necesita. Los pueblos tienen que tener unas metas, soñar con ellas, trabajar con ellas, abrazarlas con obsesión, y unos caminitos.

¿A qué nos ayuda el libro de Ricardo? Nos da una reflexiones sobre cómo mejorar. Tener unas metas, decir que se insista en unos caminitos, nos es invitar al estancamiento. Esto tiene que tener un proceso dinámico, de mejoramiento continuo. No estancamiento y no bandazos. Mejoramiento continuo, pero sin salirnos de los tres caminitos: ese caminito de la seguridad, ese caminito de la confianza de inversión y ese caminito de la política social, donde todos los días hay que estar mejorando, apreciados compatriotas.

Promoción de la inversión

Uno ve lo siguiente: este año la inversión extranjera en el mundo ha caído en un 44 por ciento; en Colombia en un 11 (por ciento). Pero es que en Colombia ha caído del pico más alto, que fue un pico de diez mil 574 millones de dólares el año pasado.

Si tenemos una inversión extranjera directa que se sitúe este año en Colombia alrededor de ocho mil 500 millones dólares, queda en lo que podríamos llamar el período alto de los últimos años.

El país podría dividirlo uno en dos períodos: un período caracterizado por pisos de 400 y techos de dos mil millones dólares, y unos últimos años de ocho mil 500, seis mil 500, nueve mil 28, diez mil 574, este año puede ser una suma de ocho mil 500.

Y algo bien importante: en el primer semestre, todavía no tenemos las del tercer trimestre, en el primer semestre la tasa total de inversión fue del 25,9 (por ciento). Esto en la situación general de la economía es excepcional, una economía con muchas dificultades.

Si ustedes me preguntaran cuáles son los fundamentos más simples del Gobierno pero más importantes para que haya prosperidad económica, les diría: la seguridad, la promoción de la inversión y el acceso a mercados.

Uno se sorprende que esta Patria hizo la apertura, pero tenía muy poquito acceso a mercados. Teníamos la Comunidad Andina, no de ayer, de la administración Lleras Restrepo. Diría que prácticamente es un proceso en la administración Lleras Restrepo, cuando la firman el Presidente Frey papá, el Presidente Belaúnde Terry. Era Presidente de Venezuela Raúl Leoni, y el Presidente Carlos Lleras. Después se salió Chile. Entonces eso fue desde los años 66 – 70.

Y vinimos a tener un nuevo acuerdo de comercio solamente cuando el Ministro Santos fue Ministro de Comercio, que hizo el acuerdo con México que, por las circunstancias de la época, ahí lo tenemos que revisar para profundizarlo. Entonces uno se pregunta con asombro: ¿por qué un país que hizo la apertura, en lugar de hacer apertura unilateral no se lanzó a la conquista de mercados?

Ahí tiene el país un gran reto. Y conquistar estos mercados sí que es difícil. Nosotros hicimos el acuerdo Comunidad Andina Mercosur. Y recuerdo que aquí me decían los empresarios: ‘Presidente, nos muele Brasil’.

En Mercosur no les interesaba. Y aquí nos moríamos de pánico. Hoy uno tiene que decir: miren, no esperemos a que vengan a comprarnos. Nosotros en la puerta de la casa a ver si viene de Venezuela alguien a compararnos. Nosotros tenemos que ir, maletín en mano, a vender a todas partes. Y ahí tenemos un mercado de casi 200 millones de habitantes.

El acuerdo con Chile; el acuerdo para profundizar en posibilidades de inversión más allá de la Comunidad Andina con Perú; el acuerdo con tres países Centroamericanos: no querían, pero les ofrecimos equidad, porque en estos acuerdos de comercio una de las expresiones de equidad son las asimetrías; el acuerdo con Canadá, hoy en pleno debate en el Congreso; el acuerdo con Estados Unidos; a días de cerrar la negociación con la Unión Europea; acuerdos de promoción de inversiones con China; con India; vamos a empezar ya la negociación con Corea y con Singapur. No porque nosotros veamos porvenir exportador rápido a Corea y Singapur, sino porque son fuentes importantes de inversión en Colombia, por el significado político, anclas que nos pueden jalonar para nuestra inserción en Asia.

Creo que el país para salirse del círculo y avanzar tiene que integrarse a toda la economía mundial. Eso nos permite tener una política internacional, que diría abierta a todos los países del mundo, con aliados, pero con más independencia. Entre mas abierta pueda ser, tiene la ventaja de poder fluir con mayor independencia.

Diferencia entre complicidad y tolerancia

Quiero terminar haciendo una diferencia entre la complicidad y la tolerancia. A la luz de lo que ocurrió ayer en Venezuela, unos partidos políticos incorporan a sus cuadros directivos a los cabecillas terroristas de las Farc. Entonces algunos dicen: no se puede reaccionar ante eso; tenemos que ser tolerantes.

La tolerancia, tan importante en el pensamiento democrático, es frente a las ideas ajenas; pero lo primero que exige la tolerancia es el rechazo al crimen. Para poder ser tolerante, es fundamental rechazar el crimen.

La decisión que se tomó ayer en Venezuela es una decisión de complicidad con el terrorismo. Es la tipificación de varios delitos. Uno de ellos, el concurso para asesinar. Es confesar la complicidad con quienes asesinan, con quienes secuestran, con quienes adelantan actividades de narcotráfico.

Ricardo: es fundamental para avanzar, siempre apelar a las instancias judiciales. Por eso nosotros hemos pedido a nuestra Fiscalía que esas personas dirigentes de esos partidos que ayer se declararon cómplices del grupo narcoterrorista de las Farc, sean judicializadas en Colombia y que Colombia procure traerlas a la justicia para que respondan por ese delito de concierto con criminales.

A nosotros nos parece de la mayor importancia que Colombia, apelando a su tradición jurídica, impida que en nombre de las ideas políticas simplemente se dé esta complicidad con el terrorismo. Una cosa es la tolerancia con las ideas ajenas y otra muy distinta es la complicidad con los criminales. Para que el país no tenga excusas, Ricardo, no puede haber complicidad con los criminales.

Lo felicito de todo corazón. Es increíble que en el ajetreo de la política usted saque tiempo para pensar, compilar estadísticas, escribir y publicar. Muchas felicitaciones y muchos éxitos y a todos ustedes muchas gracias”.


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