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Diciembre 17     Versión imprimible

Intervención del Presidente Álvaro Uribe en la XV Cumbre de las Naciones Unidas para el Cambio Climático

Copenhague, Dinamarca, 17 dic (SP). “Señor Presidente, excelentísimos señores Jefes de Estado y de Gobierno y señores delegados:

Colombia suma poco a las emisiones, hace un gran esfuerzo ambiental y tiene toda la disposición de realizar nuevas contribuciones.

Mientras aportamos el 0,5 por ciento del Producto (Interno Bruto) del mundo, nuestras emisiones son proporcionalmente menores, al representar el 0,37 por ciento del total.

Por cada punto del Producto emitimos 250 toneladas de C02, casi la mitad del promedio mundial y un 7 por ciento menos del promedio suramericano. Estamos cerca de la meta a la cual quiere llegar la mayoría de los países.

Nos comprometemos a no aumentar la proporción de las emisiones a medida que se incremente el tamaño de nuestra economía. Más aún, queremos reducir la proporción de estas emisiones.

Más del 85 por ciento de la generación de energía, en un año normal, es hidroeléctrica. Nos comprometemos a mantener nuestra matriz de energía limpia no obstante nuestra gran producción de carbón.

Colombia es en Latinoamérica el segundo productor de etanol y el primer productor de biodiesel. Lo hacemos con tres compromisos: no derribar la selva; no limitar la seguridad alimentaria; y garantizar entre las plantaciones de caña de azúcar, palma africana y los biocombustibles, una ganancia neta en absorción de dióxido de carbono.

Nos comprometemos a mantener los incentivos y a aumentar la promoción y producción de energías alternativas, como eólica, solar, geotérmica, pero requerimos reducciones en los costos de adquisición de la tecnología y mejor financiación para masificar estos usos.

Mantenemos nuestro compromiso con las zonas protegidas, que ya se aproximan al 12 por ciento del territorio. Recientemente declaramos un nuevo parque nacional, el segundo más grande del país, Yaijojé Apaporis, en la Amazonía, con más de un millón de hectáreas.

Mantenemos nuestro compromiso con la preservación de la selva. La selva representa el 52 por ciento de nuestro territorio.

Colombia retiró el 40 por ciento del territorio de la posibilidad de transacciones comerciales, a través del reconocimiento de títulos de propiedad a compatriotas indígenas y afrocolombianos.

Como país amazónico apoyamos y requerimos el compromiso para disminuir la deforestación y para crear el Fondo Forestal.

Nos preocupa que se ignore el narcotráfico, el narcoconsumo, que estimula la deforestación para remplazar la selva por narcóticos.

El mundo debe remunerar la preservación de la selva. El programa de Familias Guardabosques, supervisado por Naciones Unidas, que Colombia financia, es necesario para proteger la selva y dar a las comunidades un ingreso que evite la deforestación tanto donde la selva se remplaza por drogas ilícitas como donde se sustituye por agricultura comercial.

Hasta el momento Colombia ha invertido de sus propios recursos más de 400 millones de dólares en este programa y ha protegido 90 mil familias rurales contra la tentación de las drogas ilícitas.

Esta reunión necesita acuerdos, metas ambicionas, mecanismos de verificación y régimen de sanciones. La verificación y las sanciones hacen la diferencia entre las declaraciones retóricas y las obligaciones serias.

El mundo, los habitantes de todos los países, esperan que asumamos obligaciones serias, no que despachemos esta reunión con una nueva declaración retórica.

En los últimos años Colombia padeció severas inundaciones, ahora sufrimos el inicio de una temible sequía. La erosión de nuestras costas, el deshielo de nuestros picos nevados, los riesgos para nuestras comunidades, hacen que nos duela en carne propia el cambio climático.

Colombia es un ejemplo de país de ingreso medio bajo que realiza esfuerzos, asume compromisos, sufre el cambio climático y requiere el apoyo de acuerdos internacionales.

Todos necesitamos fondos públicos, mayor participación del sector privado y respaldo de los bancos multilaterales y regionales.

El imperativo del acuerdo y su cumplimiento no es una discusión ideológica, es un estado de necesidad para salvar el planeta que habremos de heredar a las nuevas generaciones.

Llamo la atención sobre dos puntos, muy respetados delegados: hagamos la diferencia entre el acuerdo serio y la mera declaración retórica; hagamos la diferencia entre lo que es una discusión ideológica, que hoy ante la gravedad de la crisis climática debería superarse, y lo que es un estado de necesidad, el que enfrentamos para poder salvar al planeta de esta amenaza.

Gracias señor presidente y distinguidos delegados”.

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