Julio 14

   
Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez al intervenir en la conmemoración de los 30 años de la Asociación Nacional de Anunciantes (Anda)

Bogotá, 14 jul (SP). “Me es muy grato acudir nuevamente a esta reunión de la Asociación Nacional de Anunciantes (Anda). Quiero felicitarlos muy de verdad por estos 30 años de ardua labor. Diría que en medio de las dificultades, aquí se han escuchado buenas noticias. Para mí es una grata sorpresa que los voceros de los anunciantes colombianos le digan al país, desde esta reunión, que este año han tenido un crecimiento nominal del 8 por ciento. La señora Ministra de Comunicaciones (María del Rosario Guerra) y yo veníamos con toda la preocupación, por lo que podría estarse presentando en la caída en la facturación de ustedes.

Una paradoja. Hace un año, cuando entrábamos en la crisis, las expresiones eran de mayor preocupación que las que hoy se advierten. Y creo que lo que ha pasado en el mercado colombiano, que lo registra el señor Stephan Loerke (presidente de la Federación Mundial de Anunciantes), es algo bien importante: la participación de la actividad frente al PIB, por encima del promedio mundial. Y la circunstancia de que Colombia empiece aproximarse a estar en esa lista de excelencia, de los 20 primeros mercados de anunciantes en el mundo. Creo que eso nos llena de entusiasmo.

Política balanceada entre seguridad, inversión y política social

Muy apreciados compatriotas: podríamos decir, a manera de frase para entrar a hacer algunas consideraciones, que Colombia es un país con más debate político y con menos conflicto social.

Cuando empezó nuestro Gobierno, muchos pensaban que sería un Gobierno de guerra, que no habría recursos para lo social y que todo, y el exclusivo interés, estaría en la seguridad. Se ha logrado, con el concurso de todos, lo que podríamos llamar una política bien balanceada.

Para construir confianza en Colombia, esa confianza que es la palabra que nos guía, hemos procurado que la seguridad esté acompañada de la promoción de la inversión, y ambas del avance en las coberturas sociales.

Creo que podríamos haber creado una conflagración social y haber permitido con nuestros hechos que se hubiera cumplido la predicción negra de que financiaríamos la seguridad a expensas de lo social. Por fortuna eso no ha ocurrido. Pienso que hemos avanzado en los tres pilares: en el pilar de la seguridad, en el pilar de la promoción de la inversión y en el pilar de las coberturas sociales.

La circunstancia de ese avance equilibrado le permite a la democracia colombiana decir que no ha estado en el juego de la división dañina de América Latina entre izquierda y derecha, que ha procedido en el puro equilibrio de la modernidad democrática. Que si bien la seguridad y la promoción de inversiones ayudan a crear un clima de ingresos que haga factible avanzar en las coberturas sociales, éstas también se constituyen en un gran validador de las políticas de seguridad y de inversión.

Intangibles de la seguridad

En todo nos falta, y mucho. Permítanme registrar con ustedes algunos de los que llamaría los avances intangibles en materia de seguridad. Hemos recuperado dos monopolios que nunca debimos perder: el monopolio del Estado para combatir a los delincuentes y para ejercer justicia.

Se ha desmantelado el paramilitarismo. La palabra ‘paramilitar’ se utilizó para denominar las bandas privadas criminales cuyo propósito era enfrentar a la guerrilla. El país ha superado la pérdida de ese monopolio, el Estado lo ha recuperado.

Hoy encontramos que hay unas guerrillas debilitadas, pero todavía con mucha capacidad de daño, y unas bandas criminales del narcotráfico. Tienen entre sí una relación mafiosa. En algunas partes se alían y en otras partes se confrontan, todo alrededor del botín del narcotráfico. Pero en todas partes el Estado enfrenta a todos. Creo que hay un buen punto para discutir alrededor de la relación entre los diferentes criminales y del enfrentamiento del Estado en contra de todos ellos.

En muchas del país los cabecillas paramilitares, los cabecillas guerrilleros, habían desplazado y remplazado a la justicia. Pleitos de familia, pleitos de vecinos, ya no eran conocidos por jueces y fiscales. Eran conocidos por los cabecillas del terrorismo. Estos se constituían en los usurpadores de la justicia para remplazarla de facto frente a crímenes mayores y menores. Hemos recuperado el monopolio de la justicia.

En Bogotá y en todas las regiones de Colombia crecía la tendencia de los ciudadanos que sentían que no había a quién acudir, que desconfiaban de las instituciones y del colectivo y que apelaban a sus propias iniciativas para resolver el problema de seguridad. En esta ciudad, por ejemplo, las autoridades desconocían la existencia de las milicias ‘Antonio Nariño’ de las Farc y de los grupos paramilitares de Martín Llanos y de Miguel Arroyave. Y en las regiones de Colombia ocurría lo mismo.

Creo que hemos recuperado la tendencia de crecimiento de confianza de los ciudadanos en las instituciones. Los ciudadanos sienten que hay instituciones, seres que las representan, a quienes acudir. Eso es bueno para el tejido social de la democracia.

Otros países del continente enfrentaron unos desafíos de seguridad inferiores al de Colombia. Aquí hemos tenido el terrorismo más rico, con autosuficiencia y exceso de recursos. En otros países del continente enfrentar los fenómenos de inseguridad permitió encontrar argumentos para suspender libertades, para adoptar legislaciones marciales.

En Colombia hemos enfrentado este desafío con legislación ordinaria, con absoluto respeto a los derechos políticos, a las garantías civiles, sin legislación marcial, con profundización práctica para el ejercicio eficaz de las libertades.

Hoy las víctimas son prioridad

De las víctimas se hablaba en los funerales. No reclamaban por temor o porque lo encontraban inútil. Hoy la reparación de las víctimas hace parte de los puntos prioritarios de la agenda nacional. Se han inscrito 240 mil víctimas. Estamos haciendo un gran esfuerzo para procurar avanzar en alguna reparación. Reparación total no hay, apreciados compatriotas. Pero estos esfuerzos ayudan a que no haya venganza, a que se anulen los sentimientos de odio.

Hemos apoyado con más de 300 millones de dólares a los colombianos que han sufrido acciones de terrorismo en los últimos años. Y empezamos ahora un proceso, con un componente pecuniario de reparación que puede costarle al país 14 billones de pesos. Este año estamos aplicando los primeros 200 mil millones para ese componente pecuniario de reparación de unas 12 mil víctimas en la Patria.

Creemos que le tema de reparación es necesario abocarlo, pero evitar que por la víspera de elecciones se convierta en una propuesta generadora de aplausos inmediatos e inaplicables. Tememos que unas cuantías excesivas ofrecidas en la ley, terminen por convertir en inocuos los esfuerzos de reparación. Que se empiece por buscar el entusiasmo del electorado, y se concluya en una gran frustración de las víctimas.

En medio de dificultades fiscales, entendemos que estos esfuerzos hay que hacerlos, pero también hay que hacerlos con algún grado de realismo.

No hemos compartido la tesis de que se ordene la reparación de las víctimas, en cualquier caso, asimilando las acciones de los terroristas con las acciones de las Fuerzas Armadas.

En el caso de algo que se alegue contra las Fuerzas Armadas, pensamos que se necesita sentencia judicial ejecutoriada. Creemos que de omitirse este requisito, las Fuerzas Armadas tendrían razones de desmotivación.

Un policía podría pensar: ¿cómo voy a enfrentar a este delincuente, si de inmediato, con la nueva ley, va a surgir la tesis de que es él o su familia víctima de una violación de derechos humanos? Van a condenar al Estado por vía administrativa a hacer una reparación, y de inmediato van a buscar una repetición contra la persona del policía, contra su pequeño pecunio.

Eso sería muy grave para la Fuerza Pública. Por eso invito a los colombianos a mantener firme el principio de que no podemos nivelar a la Fuerza Pública con los terroristas.

Firmeza para derrotar a los violentos

En esta Patria hemos sufrido mucho a manos de guerrilla y de paramilitares, todos financiados con el narcotráfico. Nuestro camino es apoyarnos en las Fuerzas Armadas de la Nación y en la Constitución. Y por eso si bien tenemos que mantener toda la decisión de sancionar cualquier violación de derechos humanos, nuestro propósito fundamental tiene que ser el del apoyo, tiene que ser el de nuestro compromiso con las Fuerzas Armadas de la Nación.

Hace pocos días, la Secretaria de Estado de Estados Unidos, la señora Hillary Clinton, me decía que si yo consideraba que el avance hacia la recuperación de la seguridad en Colombia era irreversible.

Dudé, pensé para responderle, le dije: creo que no. Todavía hay factores que preocupan mucho. El narcotráfico, que hace de nuestro terrorismo un terrorismo autosuficiente.

Si ellos pueden encontrar refugio en una Nación extranjera, no van a tener motivaciones para reconocer que no hay puntos de avance criminal en Colombia, y que tienen que negociar.

Y además se aprovechan situaciones de falsos positivos que el Gobierno no vacila en sancionar, para procurar con falsas acusaciones desacreditar todas las acciones de nuestras Fuerzas Armadas.

Le dije: Creo que se van a necesitar esfuerzos continuados de muchos compatriotas, durante muchos años, para recuperar la seguridad. Le dije, a manera de discurso, sin rigor histórico, pero creo que sin mentir, que el país había tenido unos de años de relativa paz entre aquel momento triste cuando, concluida la Guerra de los Mil Días, se separó Panamá, y la violencia que irrumpió entre los partidos históricos en los años 40.

Que superado ello, con el Frente Nacional, vino la aparición de las guerrillas marxistas en nuestro país, que se hizo de Colombia con Bolivia los dos objetivos en los cuales la revolución cubana quería replicarse en América Latina.

Que esas guerrillas crecieron con el propósito de la toma violenta del poder a través de la lucha de clases, y que en contra de esas guerrillas se hicieron esfuerzos importantes, pero cortos. Y que prevaleció un diálogo siempre ofrecido, que ellos recibieron simplemente como una expresión de debilidad que les daba la oportunidad de avanzar.

Le expresé que vino la reacción paramilitar con la misma crueldad, y que todos concluyeron fusionados en el negocio del narcotráfico.

Son muchos años. Muchas generaciones de colombianos han sufrido esta violencia. Por eso hay que poner mucho cuidado sobre la necesidad de mantener toda la firmeza para derrotarla.

Avances en confianza inversionista

Creo, apreciados compatriotas, que en medio de estas dificultades de la economía, Colombia ha ganado una posición destacada como país de atracción de inversión. Nuestra tasa de inversión ha pasado del 12 – 14 por cierto, y en los últimos años se ha situado entre el 24 y el 28 por ciento.

No obstante la recesión económica, en el primer trimestre de este año nuestra tasa de inversión estuvo en el 25 por ciento. Esta mañana se publicaron cifras de inversión extranjera al cierre del mes de junio: teníamos 4 mil 78 millones de dólares.

Si bien hay un descenso frente al año pasado, es un gran aumento frente a años de periodos anteriores. En periodos anteriores la inversión extranjera era de 700 mil, picos de 1.500 y 2 mil millones de dólares. En los últimos años esa inversión extranjera se ha situado en 8 mil 500, en 6 mil 500.

En el año 2007, en 9 mil 28 millones de dólares. El año pasado en 10 mil 564. Y en medio de tantas dificultades, en el primer semestre de este año, en 4 mil 78.

Creemos que ningún Gobierno en Colombia ha sido hostil a la inversión, pero también reivindicamos el hecho de que este Gobierno ha tenido todo el compromiso con la promoción de inversión.

Permítanme decir algo muy elemental, apreciados compatriotas: la única manera de superar la pobreza y construir equidad, es a través de una tasa sostenida y elevada de inversión. Lo demás solamente sustenta un discurso electoral y termina, como siempre, en frustración.

Esa tasa de inversión de sustenta en decisiones políticas, en la seguridad y en el manejo económico. Mientras muchos países de América Latina han ahuyentado la inversión, el Gobierno de Colombia, en nombre de las mayorías nacionales, ha repetido que este es un país no solamente amigo sino que necesita la inversión. Que aquí se le da a la inversión todas las garantías, que se le exige responsabilidad social.

Cuando hay esa hostilidad contra la inversión en muchos países latinoamericanos, la tendencia colombiana de atraer inversión se destaca. Ha sido algo bien importante desde el punto de vista político.

Hemos dicho que la responsabilidad social se expresa en transparencia en las relaciones entre los inversionistas y el Estado, transparencia en los contratos, transparencia en la solución de disputas, transparencia en la tributación.

Que la responsabilidad social se expresa en el compromiso de los inversionistas con las comunidades, más allá de los mínimos legales, por ejemplo, en los temas ambientales.

Que responsabilidad social es fraternidad en las relaciones laborales, por oposición al odio de clases, al capitalismo salvaje.

Creemos que la génesis de esta crisis de la economía implica, en nombre de la responsabilidad social, revisar el concepto del capital, para eliminar la noción equivocada que quiso entender al capital como un factor de especulación, y reafirmar que el capital es un factor exclusivamente de creación de riqueza social.

Reformas administrativas

Hemos avanzado en muchas reformas, pero faltan muchas. Hemos avanzado en la reforma que eliminó los privilegios pensionales, no obstante que el periodo de transición es largo.

Hemos avanzado en la reforma que racionalizó las transferencias a las regiones. Hemos avanzado en reformas laborales, en reformas tributarias y en la reforma administrativa.

Sobre el tema laboral y tributario haré posteriormente unas afirmaciones.

La reforma administrativa es quizá la menos mencionada en el análisis económico, pero puede constituirse en el mejor legado de este Gobierno al saneamiento de las finanzas del Estado.

Hemos reformado 427 entidades del Estado. En la conversación con mis compañeros de Gobierno, quienes han hecho una tarea entregada a la Patria, les he dicho que en esos temas las fáciles son las soluciones técnicas, lo difícil es la implementación política.

No es difícil concebir el esquema técnico para transformar a Telecom. Es muy difícil su implementación política. Lo mismo en Ecopetrol.

Desde el punto de vista político destaco que Ecopetrol, después de haber hecho la reforma laboral y la reforma pensional, abrió su capitalización a miles y miles de colombianos en contra de las tendencias que han querido imponerse en America Latina, que niegan la presencia del capital privado en el sector de hidrocarburos.

Hacer eso ha sido algo bien importante: que Colombia marque una contra-tendencia. Y eso ha ayudado mucho. Hoy vale más el porcentaje que la Nación tiene en Ecopetrol, el 88 y medio por ciento, que el ciento por ciento del cual era dueña la Nación en el pasado.

Hoy hay una gran capacidad de inversión que no se tenía, y la empresa marcha velozmente a constituirse en una de las primeras empresas petroleras del mundo.

Contrariamente a lo que piensan teorías políticas antagónicas, con esta reforma hemos aumentado el valor de los activos del Estado. Por ejemplo, Telecom carecía de valor, y hoy Colombia Telecomunicaciones tiene un valor creciente bien importante.

Además hemos podido resolver grandes problemas pensionales, no obstante que pesa mucho sobre el presupuesto el tema pensional. Y hasta el año 2014 continuará teniendo una alta participación como gasto en relación con el PIB.

Hemos hecho reformas en muchísimas entidades del Estado para erradicar la politiquería y los excesos sindicales, reformas que han tenido que enfrentar una muy dura oposición política.

Si ustedes acuden a las clínicas del Seguro Social en Bogotá, las encontrarán sustancialmente mejoradas frente a lo que eran. Es un ejemplo de la reforma del Estado.

Ya no están en poder de excesos sindicales ni de la politiquería. Están a cargo de una caja de compensación, de la Sociedad de Hermanos de San Juan de Dios y de la Universidad del Rosario.

El Gobierno continuará adelantando la reforma administrativa hasta el último día de la administración. Esa reforma ha ahorrado 6,28 del PIB. Y ha demostrado que el Estado puede ser no un obstáculo a la iniciativa privada, sino un gran facilitador. No tiene que destruir valor sino que puede construirlo. No puede estar secuestrado por intereses de grupo, sino que puede estar al servicio de toda la comunidad.

Tenemos en la mira todas las entidades nacionales para continuar en esa tarea.

Reforma Financiera

Recientemente, en la última legislatura, el Congreso aprobó reformas muy importantes. Quiero destacar la reforma al sector financiero. Da mas flexibilidad para el manejo de los fondos de pensiones. Permite que las cuentas de capitalización de los trabajadores más jóvenes, se puedan invertir en portafolios de más largo plazo. Y se crea una escala intermedia y también otro esquema para los trabajadores más próximos a obtener la pensión, cuyas reservas tienen que ser manejadas con un criterio más cercano a la liquidez.

Esa reforma introdujo otro tema de gran importancia: el desarrollo constitucional al principio de que el Estado pueda contribuir con los sectores más vulnerables del tejido social para que tengan un ingreso de retiro.

Me explico: si ustedes me preguntaran, apreciados compatriotas, cuál es el problema social mas grave que veo en la Nación de los años que vienen, no vacilaría en decir: de los 19 millones de trabajadores colombianos, alrededor de 10 millones no tienen expectativa de pensión.

¿Entonces qué ha hecho el Gobierno? Ha avanzado en los siguientes pasos: primero, ha vinculado a 860 mil ancianos en un programa de apoyo pecuniario.

Segundo, en el acto legislativo de 2005, se introdujo la reforma que autoriza construir un ingreso de retiro para los trabajadores vulnerables que no tienen expectativa de pensión.

Tercero, en la reciente reforma al sistema financiero se ha hecho el desarrollo legal.

¿Qué procuramos con ello? Que aquellos trabajadores de los sectores más vulnerables sin expectativa de pensión, puedan hacer un ahorro. Que el Estado, con el Fondo de Solidaridad Pensional, aporte una contraprestación y se les garantice, cuando cumplan una edad, un ingreso de retiro.

En la medida en que podamos avanzar en este horizonte, vamos enfrentar exitosamente uno de los problemas sociales más graves de la Colombia de los años que vienen.

Pero simultáneamente hay que avanzar con velocidad en la formalización de la economía, que es lo que permite que los nuevos trabajadores y los nuevos emprendedores, desde la hora cero de su actividad laboral, empiecen a acumular unas reservas que garanticen la pensión de retiro.

Tema laboral

Creemos que en el tema laboral Colombia hoy requiere estabilidad. Le hemos dicho al Congreso que no es el momento de aprobar reformas laborales que les quiten beneficios a los trabajadores o que le impongan más obstáculos al empleo.

Discutimos con las mayorías del Congreso la necesidad de negar la contrarreforma laboral. Me decían los congresistas: ‘Presidente, ¿pero por qué nos pide que hagamos eso? Nos van a acusar en época electoral de negar una contrarreforma laboral. Van a decir que somos los enemigos de los trabajadores. Eso nos va a costar mucho electoralmente’.

Dije: ‘Creo que el país tiene un proceso de madurez de la opinión pública, en todos los estratos sociales y económicos, que está conduciendo a la mayoría de los colombianos a votar por razones de responsabilidad y no por razones de agitación’.

Les expliqué cómo esa reforma laboral hasta hace poco gestionada, ha sido un gran acicate para estimular la construcción de hoteles, el avance del sector servicios, del sector hospitalario, etcétera, de todas aquellas actividades que tienen que prestar servicio las 24 horas, que no pueden darse el lujo de cerrar domingos, de cerrar festivos.

Y el Congreso, con toda responsabilidad, negó esa contrarreforma laboral.

También hemos tenido que actuar frente a propuestas que vienen desde otros ángulos. Por ejemplo: aquella propuesta de desmontar los parafiscales que financian al Sena, a las cajas de compensación, a Bienestar Familiar. En un país donde hay tanta pobreza e inequidad, que están relacionadas con el alto grado de informalidad de la economía, elementos como Bienestar Familiar y las Cajas de Compensación, se constituyen en factores de creación de entendimiento social. También de gobernabilidad social.

Relacionado con mi primera afirmación, diría que esta Patria tiene hoy más entendimiento social que político, más entendimiento social, y por supuesto más agriedad en el debate político.

El Gobierno sugiere respetuosamente estabilidad en las normas laborales. Creo que el tema del empleo no depende hoy de nuevas modificaciones laborales. Bastantes ha hecho el país, y con qué dificultades.

La reforma laboral del año 1990, que entre los aquí presentes la recuerda el doctor Enrique Gómez Hurtado, entonces senador, y mi buen amigo, el ex ministro Jaime García Parra.

Los mayores sabemos que de no haberse aprobado esa reforma, el tema de la retroactividad de las cesantías habría terminado como una calamidad para empresarios y para trabajadores. Para empresarios porque no había posibilidad de proyectar gastos y para trabajadores porque tenían unas cuentas fabulosas en los libros y, como ocurrió en muchas empresas, tal el caso de Aerocóndor, esas cuentas finalmente quedaban perdidas en los altos insolutos de las liquidaciones.

Al inicio de nuestro Gobierno, entre las reformas introducidas estuvo una reforma laboral. Creo que Colombia tiene una legislación laboral bastante equilibrada, hasta donde puede decirse, con un espacio importante para que los empleadores tengan flexibilidad y para la garantía de la estabilidad de los trabajadores. Mi sugerencia respetuosa es dar estabilidad a esas normas.

Incentivos a la creación de empleo

Y entonces me preguntan: ‘Presidente, ¿y cómo se genera empleo?’. Yo creo que empleo se genera con una tasa de inversión sostenida y elevada.

Algunos insisten en que hay que introducir incentivos al empleo distintos a los incentivos a la inversión. Mi respuesta ha sido que los incentivos a la inversión incluidos en nuestra legislación tributaria, finalmente son los incentivos al empleo.

Que en una economía abierta, en tendencia creciente a incorporarse a la economía internacional, se van esfumando las divisiones entre el impulso al empleo y el impulso a la inversión. Y que aquello que finalmente impulsa el empleo es el incentivo a la inversión.

Legislación tributaria

Y eso nos lleva a la legislación tributaria. En estos años hemos procurado no una legislación tributaria en la cual se reduzcan los impuestos para todo el mundo, pero sí una legislación tributaria que incorpore incentivos a la inversión.

Creemos que en un país con un gran faltante de inversión física, en un gran faltante de mejoramiento del capital humano dándoles oportunidades a todos los ciudadanos, no se puede dar el mismo tratamiento tributario a aquellos que invierten y a aquellos que no invierten.

En lugar de una gran reducción de tarifas, hemos creado unos diferenciales para promover la inversión.

Algunos han dicho que se necesita una reforma impositiva estructural. Cuando pregunto por el significado al cual aluden, la respuesta es una reforma con una sola tarifa y baja, igual para todo el mundo.

Nosotros creemos que tendría dos deficiencias. La primera deficiencia, que eliminaría el principio de la progresividad que se requiere en una sociedad de tantas desigualdades como Colombia. Y la segunda, que anularía los estímulos necesarios de inversión.

Estímulos a la inversión y zonas francas

¿Qué estímulos a la inversión hemos introducido? Estímulos sectoriales y estímulos generales. Estímulos a los biocombustibles, al software, estímulos al turismo, estímulos a la investigación, a los cultivos de tardío rendimiento.

¿Qué estímulos generales? Que la deducción a las nuevas inversiones generadoras de renta, que las zonas francas. En toda la historia de las zonas francas, iniciadas con gran visión en la administración del Presidente Alberto Lleras Camargo, Colombia había logrado once zonas francas.

La nueva legislación que vino a renovar aquella que, reconozco, fue tan bien concebida que se le anticipó a muchos países de América Latina a finales de los años 50, con la nueva legislación llevamos 46 zonas francas aprobadas. Y confiamos que terminemos el año con alrededor de 65 zonas francas.

Hay un requisito laboral: todos los empleos que creen las zonas francas deben ser empleos sin intermediarios laborales, deben ser empleos con afiliación a la seguridad social. Empleos de muy buena calidad.

Hemos introducido, gracias a una aprobación del Congreso, el mecanismo de los acuerdos de estabilidad en las reglas de juego, porque los inversionistas dicen: ‘Sí, ustedes me dan hoy un gran incentivo para invertir en biocombustibles, pero mañana lo cambian, mañana lo derogan’.

La exigencia de estabilidad es un imperativo contemporáneo de confianza de inversión. Por eso en buena hora el Congreso nos aprobó la Ley para poder avanzar con los pactos de estabilidad.

En lo fundamental, apreciados compatriotas, el Gobierno estima que una legislación de incentivos que acaba de introducirse, no debe derogarse. Tomar la decisión de invertir en Colombia no es tema de unas horas. Hay muchos empresarios domésticos e internacionales que apenas están decidiendo invertir en Colombia.

Muchos que no tenían a Colombia en la pantalla de sus destinos y que solamente ahora empiezan a mirarla. Estos procesos de incentivos a la inversión necesitan madurar, hay que darles tiempo. Por eso consideraríamos totalmente inconveniente entrar a derogarlos.

Entonces me preguntarán: no obstante esa gran reducción del déficit, del 6,5 (por ciento) al 2,34 (por ciento) en el Gobierno Nacional Central, esa gran reducción del endeudamiento del 48 al 22 por ciento, no obstante ello, la crisis nos llevará a que vuelva a crecer el déficit y de nuevo crezca el endeudamiento, por supuesto, nunca a los niveles que llegaron a tener.

Entonces la pregunta que sigue es: ¿frente a eso hay que actuar en el frente tributario? Mi respuesta es: debemos hacer ajustes, apreciados compatriotas.

¿Qué significa la palabra ‘ajuste’? No podemos quedarnos en el extremo del estancamiento, negarnos a revisar legislaciones, pero tampoco podemos ir al extremo de los bandazos.

Recuerdo a los profesores de liderazgo, insistiendo en la necesidad de construir con las mayorías de un país una visión elemental como profunda. Nosotros hemos hecho el esfuerzo de repetir hasta el cansancio, diariamente, a los colombianos, la necesidad de hacer de Colombia un país generador de confianza. Un país seguro, un país con inversión, un país con cohesión social.

Eso hay que repetirlo, hay que predicarlo y hay que practicarlo. Entonces eso en alguna forma nos ata a un camino. Ese camino no se puede estancar, pero tampoco se puede abandonar.

Nuestra propuesta en el frente tributario es mantener en lo fundamental la política de incentivos y hacer algunos ajustes.

Impuesto al patrimonio

En el patrimonio, quiero invitar a los sectores más pudientes de Colombia a esta reflexión: para orgullo de nuestra democracia, la seguridad se ha financiado con aportes de los sectores más pudientes del país, nunca a expensas de la política social.

Creo que eso ha ayudado mucho al entendimiento social, a reducir el nivel de conflicto social, no obstante la dureza del debate político. Otra sería la Patria, si pudiera decirse que los sectores más pudientes no han llevado sobre sus hombros la financiación de la política de seguridad, y que ésta habría tenido que hacerse a expensas de la política social, en sacrificios de las coberturas sociales. Por fortuna, eso no ha ocurrido.

Por eso quiero invitar a los sectores más pudientes del país a hacer un esfuerzo patriótico adicional, para que el Congreso, en la legislatura que empieza el próximo lunes 20 de julio, apruebe de nuevo un impuesto transitorio a los grandes patrimonios, que empezaría a cobrarse en el año 2011, que permitiría que Colombia continuara dando sostenibilidad fiscal a la política de Seguridad Democrática sin perjudicar las coberturas sociales.

Ajustes en incentivos

En aquello de los incentivos, queremos introducir unos ajustes en la política de deducciones y otros ajustes en la política de acuerdos de estabilidad.

En la política de deducciones: nuestra primera deducción aprobada en 2003 era del 30 por ciento. Esto es, los colombianos, de cada 100 pesos invertidos, podían reducir de la renta líquida gravable, 30 (pesos).

Pero eso se convertía en un diferimiento impositivo, porque el valor de multiplicar esa deducción por la tarifa, debía pagarse en el momento en que la empresa distribuyera esos dividendos.

En la Reforma Tributaria de 2006, el Congreso tomó dos decisiones: una, aumentar la deducción al 40 por ciento, y otra, hacerla una deducción en firme.

¿Qué proponemos? Que se mantenga un criterio del Congreso de 2006 y que se modifique otro. Que se mantenga el criterio de que esa deducción sea en firme. Que lo que le deduzcan a una empresa o aquello que le deduzcan a un contribuyente, persona natural, por reinversión de utilidades, no se lo quiten la semana siguiente, los años siguientes, cuando repartan utilidades. Que esa deducción quede en firme.

Pero que no sea del 40 por ciento sino del 30 por ciento. Porque el nivel del 30 por ciento, siempre entre 2003 y 2006, se observó que era suficiente. Que el problema no era el aumento del 40 por ciento, sino corregir la falencia del primer texto, que lo convertía en un diferimiento y no en una deducción en firme. Vamos a proponer esos dos puntos al Congreso.

Ajuste en acuerdos de estabilidad

Y en cuanto a los acuerdos de estabilidad, debe quedar claro en la nueva legislación que solamente se garantiza estabilidad por 20 años al tratamiento de deducciones hasta el 30 por ciento. Y que no se puede acumular el beneficio de la deducción tributaria con el beneficio de las zonas francas.

Creemos que estos son unos ajustes razonables. Así los capta el Gobierno, después de escuchar todo este debate fiscal en Colombia. Pero el Gobierno sí quiere insistir en que nuestros compatriotas diferencien el tema de los ajustes razonables de lo que sería la política equivocada de desmonte de los incentivos.

Colombia ha logrado, por múltiples aspectos, escalar a convertirse hoy en un país que está de moda para los inversionistas. Tenemos que continuar ese camino, dinámicamente, sin estancamiento, con buenos ajustes, pero no renunciar a ese camino.

Cohesión social

Hemos avanzado en las coberturas sociales, a pesar de todo lo que falta, apreciados compatriotas.

Teníamos un 78 por ciento de cobertura en educación básica. Estamos llegando a un ciento por ciento. Por supuesto, la cobertura ha desbordado la infraestructura. Si ustedes me preguntaban por problemas, he ahí uno: la falta de infraestructura escolar en muchos sitios del país. La cobertura de media ha pasado del 57 al 78 por ciento.

Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios, nos estamos acercando a un millón setecientos mil estudiantes universitarios.

El fondo para préstamos estudiantiles, Icetex, prestaba a 60 mil estudiantes universitarios, ya ha superado el número de 250 mil, y apresta a llegar a 300 mil. Es una de las 427 entidades del Estados reformada para bien. Ya no se necesita tener pedir una palanca política para acceder a un crédito universitario, basta hacer la solicitud por Internet, a través de la universidad en la cual se esta matriculado.

El país se ha convertido en el líder, en la región latinoamericana y Caribe, en materia de formación vocacional. El Sena ha pasado de un millón 100 mil estudiantes por año, este año tiene 6 millones de estudiantes.

Está llegando un millón de colombianos a través de formación virtual. Y este año debe llegar la enseñanza de inglés como segunda lengua a un millón de colombianos a través de Internet. La mayoría de los profesores están radicados en San Andrés, allí donde nuestros compatriotas nacen con el inglés como lengua materna, que acompaña a nuestra bella lengua castellana.

La señora Ministra de Comunicaciones ha asignado un contrato, en audiencia pública, como todos los contratos de nuestro Gobierno, para instalar el cable submarino que convierta a San Andrés en un gran centro de desarrollo e informática.

Tenía el Sena 41 mil estudiantes matriculados en programas técnicos y tecnológicos, hoy tiene 295 mil.

Pero recientemente, como parte de la política anticíclica, se han sumado otros 250 mil cupos, que se harán efectivos en año y medio, que empezó a contarse desde mayo: 250 mil cupos especialmente orientados a los estratos 1, 2 y 3, a los colombianos más vulnerables, 250 mil cupos para orientar a técnicos y tecnólogos hacia los nuevos oficios, en el reconocimiento de que esta crisis de la economía dejará sepultados muchos de los viejos empleos masivos, y exige a las naciones, a través de la investigación, de la aplicación y de la exploración, encontrar los nuevos caminos del empleo, los nuevos caminos del emprendimiento.

Hemos avanzado mucho en nutrición. El país, a través de Bienestar Familiar, entrega hoy 14 millones 156 mil porciones alimentarias. Aun en el Chocó, a través de los caminos entre la selva, por los caños y por los ríos, llegándoles a los niños de las comunidades indígenas, hemos logrado ya casa ciento por ciento de cobertura.

Un gran avance en la cubertura de la nutrición infantil, un gran faltante. Este año es el segundo de nuestro gran esfuerzo para la cobertura escolar de niños pobres menores de cinco años. Apenas estamos llegando a 300 mil. Confiamos el año entrante poder llegar a 400 mil.

El país ya tiene 41 millones de ciudadanos con seguro de salud. Cuando leo sobre esfuerzos, algunos fallidos, del Gobierno de Francia, para eliminar privilegios pensionales, me pregunto con positivo asombro: ¿Y cómo lo ha logrado Colombia?

Cuando leo los esfuerzos que hacen la administración Obama y el Congreso de los Estados Unidos para proveer de sistema de salud a 50 millones de norteamericanos que aún no lo tienen, me pregunto cómo ha logrado Colombia seguro de salud para 41 millones de ciudadanos.

Por supuesto, falta. Cuando comparamos el plan de beneficios para los trabajadores formales, que hoy les llega a 18 millones de colombianos, con el plan de beneficio para el sector más vulnerable, aquel que se llama el sector subsidiado, que hoy les llega a 23 millones de colombianos, encontramos que el plan de beneficio de los trabajadores formales es mucho más completo que el plan de beneficios para los trabajadores vulnerables.

El Gobierno no solamente respeta sino que comparte la sentencia de la Corte Constitucional, de que hay que nivelar los dos sistemas. El Gobierno ha pedido el entendimiento de la gradualidad, porque hacerlo de una vez costaría seis billones.

Creemos que Colombia lo va a lograr gradualmente. Y creemos también que en la medida en que avance la inversión con responsabilidad social, el país asistirá a un fenómeno de formalización de la economía, que permitirá que vaya descendiendo el número de trabajadores que tienen que ser enteramente subsidiados por el fisco para que estén en el régimen de salud, que se llama subsidiado, y se irán trasladando al régimen contributivo, en el cual el empresario paga ocho puntos y los trabajadores cuatro puntos de la nómina.

En este Gobierno no se ha cerrado un hospital, apreciados compatriotas. Pero hemos reestructurado muchos, empezando por las clínicas del Seguro Social. Y confiamos seguir este proceso de restructuración hasta el final de la administración.

Ya llegamos a dos millones 700 mil Familias en Acción, las familias más pobres, del nivel uno y de los desplazados de la Nación. Ese programa lo inició la administración Pastrana con 220 mil familias. Nosotros nos hemos dado la tarea de masificarlo. Hoy tenemos dos millones 700 mil familias.

Garantiza el ciclo escolar de los hijos de los sectores más pobres, y por supuesto les abre las avenidas de la movilidad social, que son de la esencia de la democracia.

Fortalecer programas de salud, de nutrición, programas de Familias en Acción, de gratuidad educativa, de construcción de hogares múltiples, de construcción de escuelas, todo hace parte de la política social del Gobierno, y por supuesto, en buena hora, de la política anticíclica.

Nosotros creemos que con un gran esfuerzo en inversión, en educación y en competitividad, el país va a superar el flagelo del alto desempleo.

Muchos compatriotas me dicen: ‘Presidente, ¿pero para qué insistir en confianza inversionista, si en crisis no hay inversión allí en donde hay desconfianza, tampoco aquí donde hay confianza?’.

El primer semestre de este año demostró que, a pesar de la crisis, los países que construyen confianza se convierten en destinos de inversión. Por eso hay que persistir en ello.

Y en el peor escenario, aquel en el cual la crisis fuera tan honda y tan prolongada que se frenara la inversión, nosotros creemos que de persistir Colombia en la construcción de confianza, en el momento en que empiece una recuperación sostenida de la economía se tendría que recuperar en Colombia una altísima tasa de inversión.

Infraestructura

Tenemos problemas de infraestructura. Si ustedes miden en el mapa la distancia entre Bogotá y el Caribe, encontrarán que es de aproximadamente mil kilómetros, la distancia entre Bogotá y Buenaventura de aproximadamente 580 kilómetros, la distancia entre La Paz, capital de un país mediterráneo, y el Pacífico, es de 540 kilómetros.

Cuando uno ve esta abrupta topografía, la distancia de muchas de nuestras capitales, empezando por Bogotá, en relación con el mar, admira cómo estas ciudades, a tanta distancia, han logrado tal nivel de prosperidad.

Estamos haciendo un gran esfuerzo en desatraso de infraestructura. Por ejemplo, para referirme a la carretera que corresponde al tramo colombiano, a la gran carretera de Caracas a Buenaventura, en los tramos colombianos hemos pavimentado casi todo lo que corresponde a Tame – Arauca, que se inaugurará el próximo lunes 20 de julio.

Hace dos semanas formalizamos el contrato para una carretera de excelentes especificaciones entre Sogamoso y Yopal, que conecte con la de Tame, Arauca.

De los kilómetros entre Bogotá – Duitama y Sogamoso, tenemos construidos 115 en doble calzada, y confiamos que a finales de 2010 el país tenga la totalidad de esa doble calzada construida.

Avanza la construcción de la doble calzada en el tramo Bogotá – Girardot, en el tramo Girardot – Ibagué. Se construyó el túnel básico de La Línea y está empezando la construcción del túnel definitivo, que lo llamamos el Túnel del Segundo Centenario.

La semana pasada se concluyó la excavación del Túnel de Sumapaz, que le hemos pedido a los colombianos que se conozca con el nombre de Túnel Guillermo León Valencia, para honrar la memoria del Presidente Valencia, de quien este año hemos conmemorado los 100 años de nacimiento. El Presidente Valencia, un punto de referencia, de honradez en el manejo del erario público, un punto de referencia de firmeza en el combate a los violentos.

Y toda la doble calzada de Armenia – Buga – Buenaventura está contratada.

Confiamos que el país empiece a sentir esas transformaciones en infraestructura.

El sábado inauguraremos nuevos tramos de doble calzada entre Pereira y Santander de Quilichao. Con excepción de algunos pequeños broches, los colombianos ya pueden discurrir por una carretera de óptimas condiciones entre Manizales y Santander de Quilichao.

Y confiamos que antes de terminar el año podamos haber formalizado el contrato para la doble calzada entre Bogotá y Santa Marta; entre Villeta y Santa Marta, porque estamos adelantando la carretera de la Sabana de Bogotá a Villeta.

Y confiamos que las nuevas concesiones del Caribe colombiano, que están todas operando, las podamos convertir en una gran concesión que los fusione a todos, y que se contraten con ellos los tramos adicionales para garantizar una carretera de óptimas condiciones entre Palo de Letras, en la frontera con Panamá, y el Puente de Paraguachón, en la frontera con Venezuela.

Dentro de pocos días, Bogotá recibirá la primera parte de las obras de concesión de El Dorado, el edificio del cuerpo de bomberos de El Dorado, las nuevas instalaciones y las nuevas plataformas de carga, el edificio de la administración, para empezar la construcción del segundo edificio.

Todo este atraso de infraestructura se convierte en una gran posibilidad para el país en este momento. La necesidad de contar de contar con esa infraestructura, además de la confianza para invertir en el país, nos permiten comprometernos con buenos augurios, para avanzar en ese desatraso.

Acuerdos de comercio

Seguiremos trabajando en los acuerdos internacionales de comercio. La aprobación del TLC con los Estados Unidos la seguiremos buscando con esa difícil mezcla entre la paciencia y la urgencia.

Esta mañana nos reuníamos con el Gobierno suizo, y nos ratificaba toda la decisión de aprobar en el Congreso suizo los tres acuerdos suscritos con Colombia: el de desmonte de la doble tributación, el acuerdo de promoción de inversiones y el acuerdo de comercio.

Estos años estamos pasando de un país que tenía acuerdos con seis países, a un país que tendrá acuerdos con 49 países, para que los colombianos tengan más posibilidades de actuar frente al mercado del mundo.

Son momentos muy difíciles de la economía, sin que hayamos resuelto el problema social. Pero con entusiasmo, con fe en Colombia, con amor a la Patria, esforzándonos en cada momento, lo vamos a lograr.

Mensaje a los anunciantes

Creo que la Anda es como el Gobierno, apreciado doctor Carlos Delgado. Tienen que hacer mil esfuerzos para lograr un resultado. Pero al otro día hay que amanecer con las pilas recargadas para emprender otros mil esfuerzos, así no se logre sino un pequeño resultado. Ahí se va sumando en favor de la Patria, día tras día.

Estoy sorprendido. Miro a los periodistas para decirles: yo no sé cómo, no me atrevería a explicarlo, pero aquí han afirmado hoy ilustres compatriotas que en este sector, en lugar de haberse presentado una gran recesión, este año ha habido un crecimiento, supongo nominal, del 8 por ciento. Que en términos reales es muy bueno cuando nos aprestamos a tener una inflación inferior al 5 por ciento.

Treinta años de esfuerzos de la Anda son nada, para que Colombia ande. Muchas gracias a todos”.

 

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