A través del Banco de Tiempo, 320 colombianos han donado su tiempo para ayudar a las personas que abandonaron los grupos armados ilegales.
Bogotá, 16 jul (SP). En el último año, más de 320 colombianos han donado su tiempo para beneficiar a la población desmovilizada de manera directa, gracias al proyecto Banco de Tiempo, que lideran la Alta Consejería Presidencial para la Reintegración (ACR) y la Fundación Colombia Presente.
Esta iniciativa, que nació en abril de 2008, ha permitido que profesionales, estudiantes y empresarios se acerquen al proceso de reintegración, aportando desde sus propias posibilidades. Por ejemplo, profesionales han asesorado 120 planes de negocios de las personas en proceso de reintegración y también han prestado su apoyo para talleres psicosociales, brigadas de salud y otras actividades.
El Banco de Tiempo, que se inició en Bogotá, se ha extendido a otras ciudades como Bucaramanga, Montería, Valledupar y Medellín, vinculando empresas como Coca-Cola Femsa, Nacional de Chocolates, Grupo Live, Phillips Morris, las cámaras de comercio de distintas ciudades, Universidad Nacional Abierta y a Distancia (Unad), Sena, Banco Agrario y Universidad de Antioquia, entre muchas otras instituciones.
Uno de los 10.050 desmovilizados en proceso de reintegración que se están beneficiando del Banco de Tiempo es Modesto Pacaya, quien hoy, gracias a las asesorías que recibió de profesionales de Coca-Cola Femsa, sabe cómo administrar mejor su minimercado ubicado al noroccidente de Bogotá.
“Me ha servido muchísimo. Si yo no hubiera tomado la capacitación en Banco de Tiempo, creo que hubiera fracasado con mi plan de negocio. Pero me he capacitado, he aprendido a manejar el libro de contabilidad, costos fijos y variables”, dice Modesto, quien planea en un año abrir una nueva sucursal de su minimercado.
A través del Banco de Tiempo se han donado cerca de tres mil horas, permitiendo a la vez que los donantes comprendan de primera mano que la paz necesita del aporte de todos, afirma José Romero, director del área de atención al cliente de la Cámara de Comercio de Valledupar, quien donó tiempo para asesorar jurídicamente a la cooperativa Coomapi, que produce ají.
“Esta experiencia que yo he tenido me ha ayudado mucho porque cotidianamente la vida no tiene muchos altibajos. Hablo a nivel personal, pues la casa, el trabajo, la familia y es reconfortante encontrar que hay personas que sin importar las caídas que han tenido, todavía están al frente con la intención de recibir, de volver a comenzar, creyendo en que es posible iniciar una nueva vida productiva para la sociedad”, agrega José Romero. |