Bogotá, 31 jul (SP). Faltando 137 kilómetros para llegar al Puente de Boyacá, hoy la caravana arribó al final del día, tras diez horas de camino, a Tutazá, escala de la Ruta Libertadora en donde el patriotismo se mezcla con la fe.
El pueblo entero, de no más de 20 cuadras y 2.500 habitantes, parece un pesebre blanco que reposa en una pequeña cuna de montañas con verdes de variados matices.
Cada tutaceño o tutazúa, como se hacen llamar los habitantes de esta población papera, conoce esta relación entre fe y libertad que se inició en la Batalla del Pantano de Vargas, siete días después de que Bolívar y sus hombres se detuvieron aquí camino al reencuentro con las tropas de Santander, quien por la ruta alterna sostuvo varios combates con los españoles.
Cuentan los habitantes que en la dificultad del combate el Libertador pidió el auxilio de la Virgen del Rosario de Tutazá, que había conocido durante en su estadía aquí y cuyo nombre no recordó en ese momento.
Los tutaceños recitan de memoria las palabras del general. “Virgen santísima de allá donde hacen los tiestecitos, socórrenos”, dijo Bolívar refiriéndose a los utensilios de barro que se hacen en la región desde la época precolombina.
Según el ex concejal Gilberto Ravelo, “en ese momento la Virgen les dio fuerzas a los catorce lanceros que definieron la batalla”.
Para el párroco de Tutazá, Wilson Eduardo Barrera, “esta realidad histórica es muy importante para los que vivimos aquí y de una u otra manera reconocemos que la acción divina también se hace presente en los momentos difíciles de la libertad”.
El padre Barrera agrega que la imagen tiene también gran significado para muchos militares y policías boyacenses que hoy día piden el amparo de la patrona de este municipio, recordando la invocación de Bolívar.
El Santuario de la "Virgen de los tiestecitos de Tutazá" es uno de los más visitados en el departamento y atrae a miles de peregrinos en las ocasiones en que la estatua, cubierta con un brillante manto rojo es sacada de la iglesia para recorrer las calles del pueblo en las fiestas de febrero y octubre.
Otro motivo de orgullo para los tutaceños es la historia de Pío Morantes, quien fue reclutado por el Ejército libertador y cayó bajo el fuego enemigo al formar parte de la avanzada patriota en el Pantano de Vargas.
Rómulo Moreno, maestro del colegio que lleva el nombre de este héroe, resalta la importancia de inculcar a las nuevas generaciones el significado histórico y humano de la gesta libertadora. “Buscamos hacerle ver a los jóvenes desde un sentido crítico y reflexivo el esfuerzo que hicieron nuestros antepasados para darnos la libertad”, dice.
La caravana fue recibida con júbilo cerca de las 6 y 30 de la tarde al compás de la música de las bandas de los dos colegios locales, en medio de aplausos, banderas y pólvora, a lo largo de una marcha encabezada por la estatua de la Virgen de Tutazá.
Este sábado los jinetes proseguirán su camino recorriendo Belén y Cerinza hasta llegar a Santa Rosa de Viterbo. |