San Pedro Sula, 16 mar (SP). “Difícil encontrar las palabras para agradecer tanta generosidad. La generosidad del Congreso de la República para otorgarle al pueblo colombiano, por mi conducto, la Gran Cruz Extraordinaria. La generosidad del Presidente de Honduras, José Manuel Zelaya, para entregarle al pueblo colombiano, por mi conducto, la Orden Francisco Morazán.
Es una amistad que se remonta a los orígenes de nuestra historia, de común independencia, como en bellas palabras acaba de recordarlo el Presidente Zelaya.
Quiero rendir un homenaje a este pueblo, a este hermano pueblo de Honduras. A Morazán, así como Germán Arciniegas, a quien Honduras hizo el homenaje que esta mañana nos recordara el Presidente Zelaya. Escribió aquella obra, ‘Las vidas paralelas’ entre Bolívar y Santander. También deberíamos tener las vidas paralelas entre Morazán y Bolívar.
Ambos tuvieron la espada al servicio de la virtud. Y para ambos la virtud era la independencia y la libertad. Tenían un alto sentido de autoridad. Cuando se lee a Morazán, se parece estar leyendo a Bolívar. Y aquellas frases ante el Congreso de Ocaña: ‘Sin fuerza perece la virtud; sin virtud perece la República’.
Pero cómo pensaron ambos en la necesidad de la unión de nuestros pueblos. Morazán no entendía sino una Centroamérica unida. En su mente no cabía una Centroamérica disgregada. Bolívar somatizó la pena de la desintegración de la Gran Colombia, lo que finalmente lo condujo al sepulcro.
El sueño del Congreso Anfitriónico quería simplemente que el Istmo de Panamá se convirtiera en el centro de unión de todas nuestras naciones. Y el sueño era que nuestras naciones unidas estarían a la altura o podrían se superiores a las grandes alianzas entre naciones.
Ambos entendieron que la lucha por la independencia necesitaba el esfuerzo de la educación. En aquella constitución de Bolivia, Bolívar le dio a la educación toda la importancia. Advertía estéril su lucha si no se avanzaba en un gran proyecto educativo. Morazán dijo: ‘La educación es el alma de los pueblos y abono de los ejércitos de la libertad’.
Portaré toda mi vida, en nombre de Colombia, la Orden Francisco Morazán. Y la llevaré con afecto, con incancelable afecto, por la hermana Honduras.
Los vínculos históricos son muchos. Los vínculos contemporáneos lo son. Cuando recorro las regiones agrícolas de Colombia, allí se menciona con gran admiración a Honduras, a la Escuela Agrícola Panamericana, a San Pedro Sula. Hay un gran reconocimiento.
Todo eso ha hecho todavía más fácil fortalecer estas relaciones. A lo largo de estos años hemos encontrado en el Presidente Zelaya, a un gran amigo, a un hombre espontáneo, desprevenido, con una gran visión de servicio al pueblo. Abierto.
Diría que el Presidente Zelaya en su discurso y en su acción ha sido un constructor de unidad, no una gasolina de polarización. Y siento que debo decirlo aquí, en esta gran tierra hondureña.
Con él hemos tenido un diálogo fluido, amable, positivo. Él entiende la necesidad de que nuestros países creen convergencias, alianzas, integraciones. Que no asuman actitudes disociadoras. Ha sido un gran consejero. Y por supuesto, un gran compañero. Toda nuestra gratitud.
Y es un inmenso honor hacer esta visita a Honduras aquí en San Pedro Sula. Muchas gracias, Alcalde. Incorporaré esa llave siempre al corazón. Mis compatriotas que viven aquí me han dicho: ‘Presidente, le van a entregar las llaves por razones de afecto, no por requerimientos, porque no hemos necesitado llaves para disfrutar de toda la hospitalidad en San Pedro Sula’.
Muchas gracias, apreciado Alcalde. Estamos muy admirados de esta región tan bella, tan próspera. Ilusionados con su presente. Todavía más ilusionados con su futuro.
Cinco parámetros para una democracia moderna
Permítanme hacer algunas referencias sobre el continente y sobre Colombia. Pienso que el continente tiene que avanzar más por el camino de la unidad, que por el camino de la polarización. Algunos lo polarizan, hablando de izquierda, de derecha. Un debate que empieza a ser obsoleto, que radicaliza posiciones, que no integra.
Ese debate tuvo su momento histórico, momento que se requería para consolidar las democracias europeas que sucedieron los fenómenos fascistas. El debate para consolidar las democracias latinoamericanas, que sucedieron las dictaduras. Diría que cuando estamos comprometidos con la regla democrática, el debate de izquierda y derecha, empieza a ser un debate obsoleto.
En lugar de proponernos ese debate que aleja, pienso que requerimos es considerar todos los días cómo avanzan nuestras democracias. Unas democracias que tengan parámetros que las reten a mejorar. Nosotros creemos que hay cinco parámetros para una democracia moderna: la seguridad, las libertades, la cohesión social, la institucionalidad independiente y equilibrante del Estado, y la transparencia.
La seguridad todos la necesitan. Las izquierdas se sintieron oprimidas por las dictaduras latinoamericanas. Para superar eso requerían seguridad. Todo aquel que sea alternativa de poder, piénsese desde la izquierda o desde la derecha, necesita seguridad.
La seguridad, algunos dicen que es un valor de la derecha, pero ignoran que fue una necesidad de la izquierda. Algunos dicen que la seguridad la impuso la derecha simplemente para reproducir las condiciones de explotación. E ignoran que la tenía que reivindicar la izquierda para poder abrirse espacio y poder introducir reformas de mejoramiento social.
La seguridad la necesitamos todos. Es un valor democrático, una fuente de recursos. La inseguridad termina por destruir todas las opciones ideológicas.
Las libertades. Algunos fundamentalistas se quedaron en las ideas del marxismo, dando a las libertades la acepción de categoría de superestructura, que se utilizaba simplemente para que los predominios burgueses pudieran reproducir las formas de explotación. Sin libertad no se pueden exponer y agitar las alternativas. Sin libertad no se puede avanzar en los cambios. La libertad es un valor de todos.
La cohesión social. Una democracia que no avance en cohesión social es una democracia en riesgos. Es una democracia en el borde de un precipicio. La cohesión social es la fuente alimentaria de la perdurabilidad democrática.
Las instituciones independientes, pero que al mismo tiempo cooperen armónicamente en procura de los fines superiores del Estado, son la garantía del equilibrio del poder. El equilibrio del poder es la garantía de los derechos individuales del ciudadano y de los fundamentales derechos del conglomerado social.
La transparencia. Sin ella no hay confianza en una institucionalidad democrática. Y sin confianza esa institucionalidad perece.
La transparencia es la herramienta de construcción de confianza entre un individuo y el otro, que se convierte en ese factor cultural que va consolidando la nación. Y es el puente entre el individuo y las instituciones, entre las instituciones y el individuo.
Creemos que es más importante para el continente pensar en el tema del perfeccionamiento democrático, que simplemente en las posiciones polarizantes de estigmatizaciones.
No puede ser que a aquel que hable de lo social, le digan que es un peligroso comunista, o que a aquel que reivindique la seguridad le digan que es un peligroso fascista. Se requiere reivindicar todos los valores de la sociedad.
Confianza, la palabra líder de nuestra acción de gobierno
Apreciados Presidente Zelaya, señor Presidente del Congreso, de la Corte Suprema de Justicia, Diputados y apreciados asistentes: cuando era yo candidato a la Presidencia, preguntaba a los jóvenes universitarios si en algún momento habían pensado abandonar a Colombia, y me golpeaba mucho la respuesta: la inmensa mayoría levantaba la mano y decía: ‘Sí, y sin tiquete de regreso’.
Eso nos inspiró definir la palabra ‘Confianza’ como la palabra líder de nuestra acción política. Ha sido la palabra líder de nuestra acción de Gobierno: construir confianza en Colombia. Confianza en la comunidad internacional en Colombia. Confianza en los nacionales colombianos para vivir, estudiar, trabajar, avanzar en Colombia.
Hemos soportado la palabra confianza en tres acciones fundamentales de Gobierno: la seguridad con valores democráticos, la confianza inversionista con responsabilidad social, y la cohesión social con libertades.
La seguridad y la confianza inversionista crean un marco de prosperidad, sin el cual es imposible avanzar en lo social. Cuando se carece de una dinámica de prosperidad, lo social se reduce a repartir pobreza, a agitar pasiones electorales, y a producir la consecuencia de frustraciones en las acciones de Gobierno.
Pero lo social a su vez es el gran validador para que en los Estados de opinión sí justifique en el corazón social el esfuerzo por la seguridad y el esfuerzo por la inversión.
Logros de la Seguridad Democrática
¿Por qué Seguridad Democrática? Porque el continente sufrió la doctrina de la seguridad nacional. Porque se asociaba la seguridad con los regímenes fachistas, con las dictaduras, con la supresión del pluralismo, con la anulación de las libertades, con la censura de prensa, con la suplantación de la justicia por el ejecutivo.
Estos años hemos avanzado en Colombia en seguridad con valores democráticos, en seguridad con libertades, en seguridad con pluralismo. Aquellos que duramente me critican todos los días, muchos de ellos vivían en el extranjero, hoy viven en Colombia, protegidos por las garantías de nuestra Seguridad Democrática.
Creemos que la seguridad la necesitamos todos, que tenemos que estar unidos para que ese valor democrático, esa fuente de recursos que es la seguridad, nos permita avanzar.
En Colombia hemos avanzado pero nos falta. Uno podría cuantificar, Presidente Zelaya. Sí, teníamos 30 mil asesinatos. Este año aspiramos a que Colombia esté no más que 14.500 homicidios. Todavía es mucho. Teníamos 3.500 secuestros, el año pasado 197, especialmente en áreas remotas. Quisiéramos tener cero.
Hubo años cuando asesinaron a 15 periodistas. Quiero decirlo desde Honduras al mundo entero: en los últimos dos años no ha habido un solo asesinato de un periodista en Colombia.
Hubo años cuando asesinaban a 256 líderes sindicales. Nosotros nos hemos propuesto protegerlos eficazmente. Todavía el año pasado, 38 integrantes del magisterio oficial, de los sindicatos, que tienen una población de millón 250 mil personas, fueron asesinados.
Nosotros no nos conformaremos hasta que haya cero casos. Pero también quiero reivindicar esto: ya no hay acción sistemática para exterminar a líderes de los trabajadores. Lo demuestran las investigaciones de la justicia. Tenemos 156 personas en la cárcel y hoy protegemos a 10 mil colombianos con protección individual directa. De ellos, 2 mil son líderes de los trabajadores. Y ninguno de los protegidos ha sido asesinado.
Un país como Honduras, que nos ha dado amistad, afecto y confianza, me veo obligado a hacer esta rendición de cuentas, para que desde aquí escuche toda la comunidad internacional.
La situación ha mejorado. El Presidente Zelaya lo ha percibido. Pero nosotros no estamos contentos. La vida humana no se puede tasar en frías estadísticas.
Usted me inspiraba ahora a acicalar la memoria, Presidente Zelaya. Tal vez allá en la ‘Canción de la vida profunda’, Barba Jacob decía: ‘Hay días que somos tan sórdidos, tan sórdidos, como la entraña oscura de oscuro pedernal’… ‘Tal vez la vida nos sorprenda con sus profusas lámparas, enrute la monedas tasando el bien y el mal’. La vida no la podemos tasar.
Deben saber ustedes, compatriotas hondureños, que lo que queremos en Colombia es cero asesinatos, cero secuestros. Pero hay intangibles que hemos ganado: aquello que no se puede cuantificar.
En Colombia se acabaron los grupos paramilitares. La palabra ‘paramilitar’ se acuñó en Colombia para denominar a las bandas privadas criminales cuyo objetivo era enfrentar a las guerrillas. El Estado ha recuperado el monopolio para combatir a todos los violentos.
Hoy hay guerrillas debilitadas, bandas de narcotráfico, algunas de las cuales alimentadas por reincidentes del paramilitarismo, pero ya nadie puede decir que haya grupos suplantando al Estado para perseguir a los grupos violentos. Más aún, esos grupos están en alianzas alrededor del negocio del narcotráfico. El Estado ha recuperado el monopolio. Ese es un valor democrático.
Qué paradojas, Presidente Zelaya y señora Canciller: si esto hubiera pasado hace 20 años, a mí no me dirían lo que me dicen algunos, que soy una expresión de la derecha. A mí me dirían: qué gran líder de izquierda, cómo ha reivindicado el monopolio del Estado para combatir a los criminales.
Por eso es que yo no me acomodo con la izquierda y con la derecha. Yo solamente me acomodo con el trabajo popular de la cohesión social de todos los días.
Mientras que algunos intelectuales que posan de izquierda están cómodamente escribiendo contra mí los fines de semana, y diciéndome que son un líder de la derecha, yo estoy con mis compañeros de Gobierno trabajando sentidamente con los sectores más vulnerables de Colombia, pero no una vez por la foto, todos los días por razones del corazón.
Pero necesitamos su confianza, Presidente Zelaya, su compañía, la del pueblo hondureño, para seguir en esta batalla. No nos abandone, que nosotros no los vamos a defraudar.
La amenaza del narcotráfico
Y tenemos amenazas. Esa amenaza del narcotráfico. Y eso sí que tiene un riesgo bien grave. Les voy a contar en breve la historia de Colombia. Allá se dijo: eso no es problema. Por aquí pasa la droga y aquí le sacan utilidades al tráfico, pero aquí no va a ver siembra, ni va a ver consumo. Qué error. Después el país apareció con 5 mil hectáreas, y llegamos a tener 400 mil. Todavía debemos tener alrededor de 100 mil.
En esa batalla vamos ganando, pero no hemos ganado todavía. Qué trecho tan largo el que nos falta, qué trecho tan largo el que nos falta.
Y se dijo: no, Colombia no va a tener consumo. Hoy tenemos más de un millón de consumidores. La realidad ha demostrado que ese negocio convierte a cada país en víctima en todos los eslabones. Pero eso ese negocio hay que derrotarlo.
Yo me formé en el debate de la universidad pública, en los años del marxismo. El Estado de Derecho, que había sido una conquista de la posguerra aparecía como una decadente estructura de defensa de la burguesía. Y solo se vislumbraba en el horizonte la dictadura del proletariado. Dividían al mundo entre el modelo Mao Tse Tung, la naciente revolución cubana, el modelo soviético, el modelo de Ho Chi Minh.
Mí generación en los años 70 no tuvo veniales para advertir que poco después colapsaría la China de Mao, llegaría Deng Xiao Ping, colapsaría Unión Soviética y se caería el Muro de Berlín.
Mí generación se formó en ese debate. Y en esa época las guerrillas que aparecían como los nuevos revolucionarios, estaban totalmente distanciadas del narcotráfico y terminaron fusionadas. Entonces las guerrillas dejaron de ser ideológicas y pasaron a ser mercenarias.
En El Salvador se hizo la paz, entre otras razones, cuando las Ong’s europeas dijeron: no financiamos más a la guerrilla salvadoreña. Y se vieron obligadas a negociar también con unas garantías de libertades democráticas.
En Colombia no ha sido posible esa negociación, porque en Colombia los grupos violentos se alimentan con el narcotráfico.
Ese negocio hay que derrotarlo. Ese negocio no respeta fronteras. Y entonces esto nos ha llevado a una realidad: en los años sesenta, Colombia tenía una insurgencia. Hoy lo que falta por derrotar es simple y puramente terrorismo.
Una reflexión, compatriotas hondureños: ustedes han vivido en el vecindario de Honduras insurgencias contra dictaduras. En Colombia hay narcoterrorismo contra una democracia. He ahí la gran diferencia. Por eso nuestro pedido de apoyo a la comunidad internacional, hoy, desde Honduras, para que nos continúen animando en esta batalla.
Necesitamos cooperar todos. El terrorismo no tiene corazón. El terrorismo no tiene selectividad. El terrorismo carece de lealtades. Un día asesina en Colombia, pero mañana o pasado mañana, cuando se sienta incómodo, asesina más allá de la frontera con Colombia. Entre todos lo tenemos que derrotar.
Estamos muy entusiasmados en poder avanzar con nuestros hermanos centroamericanos, con Honduras, en la tarea de la derrota del narcotráfico, que es la fuente de financiación del terrorismo.
Confianza inversionista
Nosotros hemos avanzado en confianza inversionista. Por supuesto, le damos garantías al sector privado. Institucionales, no personales. El Presidente de Colombia no tiene facultades para decir: a este lo apoyo, este no me gusta, a este lo expropio. La relación con el sector privado es institucional.
Claro que ha mejorado mucho la tasa de inversión. Ojalá no desaparezca en este momento difícil de la economía. Hemos introducido estímulos tributarios. Nuestra ida no es bajarle los impuestos a todo el mundo, porque eso no garantiza que haya una construcción de riqueza social. Eso se puede. Y simplemente en apropiación individualista de utilidades. Nuestra idea ha sido focalizar con la tributación el estímulo a la expansión de la economía.
Exigimos responsabilidad social. Creemos que la responsabilidad social tiene varias manifestaciones.
Primera: transparencia en las relaciones entre los inversionistas y el Estado, transparencia en la tributación, en los contratos, transparencia en la solución de las disputas.
Segunda: expresión de la responsabilidad social, compromiso de los inversionistas con las comunidades. Por ejemplo, en temas como el medio ambiente, se necesita un diálogo permanente, se necesita una sensibilidad permanente, se necesita una disposición permanente del inversionista para atender los clamores comunitarios.
Tercero: el mundo tiene que hacer una reflexión. El capital tiene un concepto. Lo demás lo ha distorsionado y lo ha afectado. El capital tiene que entenderse como una herramienta de construcción de riqueza social, y no como un factor de juegos especulativos.
La actual crisis de la economía mundial tiene su origen en la especulación.
No podemos entender esta crisis como el colapso de la iniciativa privada. La iniciativa privada es insustituible. Pero esta crisis sí hay que entenderla como la oportunidad para que el mundo, a través de regulaciones, de coordinaciones, elimine totalmente la expresión especulativa del capital, a fin de que el capital se dedique a construir riqueza social.
Nuestra cuarta y más importante expresión de responsabilidad social, se da en las relaciones laborales. Rechazamos las relaciones laborales regidas por el capitalismo salvaje, y rechazamos las relaciones laborales regidas por el otro extremo: el odio de clases. Creemos en relaciones sociales de fraternidad.
Política anticíclica
Estamos en un momento muy difícil de la economía. Nosotros tenemos una política anticíclica para enfrentar esta situación crítica con infraestructura, con la red de protección social, con la financiación del Estado y de los particulares. Para enfrentarla con el apoyo a la pequeña empresa.
Uno de los temas que más se discute es el tema del empleo. Una controversia enorme en el mundo. Ayer me decía el Presidente Zelaya: hay empleos que se han perdido en unos sectores, que jamás se van a recuperar.
Nosotros estamos obligados ahora a revisar muy bien el tema del empleo. Cuáles son los sectores que nos pueden dar empleo y cuáles son los sectores que nos pueden dar empleo sostenible.
Hay otros debates. En Colombia no estamos ajenos al debate entre la calidad del empleo y el empleo masivo sin calidad. Algunos prefieren en este momento el empleo masivo sin calidad, que el empleo con calidad.
A mí me parece muy difícil que el desespero de la crisis nos lleve al empleo masivo sin calidad y sin seguridad social. Porque es posible que después los altísimos niveles de informalidad que se sumen a los actuales, sean irreversibles. Y que se creen unos hábitos en la sociedad que sea difícil desmontar.
Estamos retados a estudiar cómo podemos avanzar frente a los desafíos del empleo, sin afectar la calidad del empleo. Qué tema tan difícil. Estamos obligados a apoyarnos en esto, con toda la solidaridad.
Cohesión social
Nosotros hemos procurado avanzar en cohesión social. El tema de Colombia es hoy mucho más que seguridad. Hay un avance en inversión y un avance social.
Teníamos un 78 por ciento de cobertura en educación básica, hoy tenemos un 96. Y hay sitios de Colombia donde hemos logrado el ciento por ciento en cobertura. Tenemos un retrazo en educación para la primera infancia, menores de cinco años. Hemos empezado a enfrentar ese atraso.
El país entregaba 3 millones 400 mil porciones alimentarias a niños escolares por día. Hoy estamos entregando 13 millones. Colombia tenía 23 millones de ciudadanos asegurados a salud. De los 45 millones de ciudadanos, hoy tenemos 40 millones con seguro de salud.
Todavía hay disparidad entre salud y seguro para los sectores más pobres. Y el seguro para los trabajadores formales. Allí tenemos un inmenso reto. Estamos haciendo un gran esfuerzo presupuestal de gratuidad de educación, y un gran esfuerzo presupuestal para poder avanzar en educación de primera infancia.
Los empleadores colombianos tienen unas altas cargas de seguridad social. Por ejemplo, ellos sostienen la formación vocacional con dos puntos sobre la nómina. Antes formábamos a un millón de colombianos. El año pasado formamos, en oficios vocacionales, a seis millones de colombianos.
Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios. Hoy tenemos más de millón y medio de estudiantes universitarios.
Hemos hecho un gran esfuerzo para que el rescate de la seguridad vaya acompañado de una acción integral, donde lo económico y lo social son fundamentales.
Acuerdo de comercio
Por eso pedimos toda la comprensión y el apoyo de la comunidad internacional.
Ha sido muy grato, al hacer el acuerdo de comercio con Honduras y el Triángulo Norte de Centroamérica, incorporar el principio de equidad.
Yo diría que los acuerdos de comercio no son buenos o malos per se. Son buenos o malos si tienen unos aspectos de principios y unos aspectos prácticos.
Aquí hubo un aspecto de principios: la gradualidad para las desgravaciones incorporó el principio de equidad. Colombia lo aceptó. Y creo que eso nos ha unido y es bien importante.
Nosotros creemos que la integración de la economía tiene que darles a todos ventajas; a todos, oportunidades.
Quiero agradecer a Honduras, a su Gobierno, a sus instituciones, haber contribuido para que nos reciban en el Plan Panamá-Puebla. Oportunamente comprendieron nuestra amistad histórica y nuestra situación geográfica. El enlace entre Centroamérica, la visión de Mesoamérica y Suramérica. Muchas gracias por la aceptación de Colombia al Plan Panamá-Puebla.
Biocombustibles
Tenemos retos: el reto energético. Uno no sabe qué pase, cuando se supere la crisis de la economía, con la crisis energética y con la crisis de la deuda.
Hay que prepararnos no solamente para enfrentar la actual crisis, sino para enfrentar las que se vislumbran en el horizonte, como las crisis subsiguientes.
Puede ser que esta crisis de la economía, una vez empiece a superarse, tropiece con otros dos obstáculos: una nueva crisis energética y una nueva crisis de deuda.
Por eso tenemos que trabajar muy unidos para superar esta crisis de la economía, y para evitar las crisis de deuda y de carencia de energéticos, que se pueden vislumbrar en el futuro.
Ha sido muy grato poder trabajar con Honduras para el desarrollo de plantas de biocombustibles, al alcance de productores campesinos.
Colombia no producía biocombustibles. Cuando empezó este Gobierno, creamos todas las condiciones. Hoy estamos produciendo un millón de litros al día de etanol a partir de caña de azúcar. Y con las nuevas plantas que se inauguran antes de junio, completaremos la producción de un millón 800 mil litros al día de producción de biodiesel, a partir de palma africana.
Colombia y Honduras tienen la manera de decirle al mundo, son países excepcionales, porque la producción de biocombustibles en nuestras dos patrias no es un riesgo para la selva, ni tampoco es un riesgo para la seguridad alimentaria.
Nuestros dos países pueden avanzar en biocombustibles, sin afectar los recursos naturales, cuidando la selva, que en Colombia representa el 51 por ciento del aérea total del país y cuyo enemigo son el narcotráfico, la guerrilla terrorista, las bandas criminales.
Honduras tiene hoy gran consciencia del cuidado de la selva. Y la agricultura de nuestros dos países y las áreas disponibles, permiten que se avance en biocombustibles, sin afectar, sin limitar la seguridad alimentaria.
El mundo tenía una gran tecnología para empresas de superior tamaño. El agregado de Colombia, en esta pequeña muestra que se instala en Honduras, es haber desarrollado la tecnología para pequeña escala, que esté al alcance de los productores medianos y de los productores pequeños. Eso lo hemos hecho es con efecto, apreciados compatriotas de Honduras.
Colombia quiere expresarles a ustedes cariño y hermandad. Somos un país con dificultades, pero con una gran lucha por salir adelante. No tenemos chequera, pero tenemos un inmenso corazón, integrado de manera irrompible con ustedes.
Formación
Esta semana vamos a lanzar allí una capacitación de 250 mil jóvenes colombianos, en una tecnología, de año y medio de duración. Se están definiendo los detalles de financiación. Parte de los instructores serán profesores que recientemente acaba de perder el empleo por la crisis de la economía.
Pues bien, en oficios del futuro, en biocombustibles, en agricultura con riego computarizado, gota a gota, en los nuevos software, en el nuevo valor agregado de las telecomunicaciones, en la industria de los cosméticos, en la oleo-química, en el tema de los medicamentos.
El Presidente Zelaya tiene una oferta nuestra. Estamos dispuestos a recibir ya una delegación de hondureños, que resida las semanas que se requieran en nuestro país, para recibir del Servicio Nacional de Empleo de Colombia toda la formación, para que sean instructores de estos nuevos oficios en Honduras. Proceda, Presidente Zelaya, a enviarlos.
Embarcaciones
Colombia ha tenido que hacer un gran desarrollo con una empresa de la Armada, que se llama Cotecmar, para poder construir nuestras propias embarcaciones y proteger los ríos.
Colombia es un país que tiene 16 mil kilómetros de ríos navegables. Solamente protegíamos el 8 por ciento. Hoy estamos protegiendo el 65 por ciento. No teníamos recursos para comprar esa tecnología. La hemos desarrollado.
Entonces la señora Embajadora está instruida. En el momento en que quieran colocar las embarcaciones de la Armada hondureña en nuestra empresa en Cartagena, nosotros haremos las reparaciones, al costo y al menor costo, con eficiencia, con libros abiertos. Que nuestra Armada muestre cada uno de los reglones de costo, porque lo que queremos es fertilizar el cariño y profundizar la confianza.
Nos sentimos muy honrados de esta gran amistad con Honduras. La Orden del Congreso y la Orden Francisco Morazán solamente desaparecerán de mi gratitud el día de mi fallecimiento. Las llevaré con todo afecto.
Celebro muchísimo estas buenas relaciones. Esta mañana me deleitaba, me llegaba al alma, oír la bella mención del Presidente Zelaya a la relación fluida con Rafael Uribe Uribe, gran precursor del derecho laboral social en América Latina.
Recordar a Porfirio en un pinar de Honduras, que lo acogió con tanta calidez. Pero también hay una estrofa de Porfirio que retrata nuestras relaciones de hoy. Las relaciones de Honduras y de Colombia en el presente y en el futuro, están en el más positivo nivel. Están, como dijera Porfirio: ‘Hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles, como en abril el campo, que tiembla de pasión; bajo el influjo próvido de espirituales lluvias, nuestra tierra está brotando florestas de ilusión’.
La tierra de Honduras y la tierra de Colombia, en esta nueva etapa de las relaciones, brotan florestas de ilusión. Muchas gracias”.
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