Medellín, 29 mar (SP).“Un saludo muy respetuoso a todos ustedes. La palabra clave que ha buscado nuestro Gobierno a lo largo de estos años ha sido confianza, incrementar confianza en Colombia.
La presencia de ustedes en Colombia, en la ciudad de Medellín, nos da una enorme, una muy eficaz ayuda para aumentar esa confianza. Muchas gracias.
Medellín es el lugar indicado para una visita internacional de esta magnitud, porque una ciudad tan importante que ha venido haciendo ese proceso de transformación, necesita un validador internacional como es la presencia de ustedes. Y por supuesto, esto le ayuda a toda Colombia en esa consecución de confianza.
Los tres pilares
Nosotros trabajamos por esa confianza, como lo decía el señor (Charles) Dallara (Director Administrativo del Instituto Financiero Internacional), sobre tres pilares: la seguridad con valores democráticos, la inversión con responsabilidad social y la construcción de cohesión social con libertades.
Nosotros creemos que la única manera de crear un marco de prosperidad es con esa combinación de seguridad e inversión. Y que ese marco de prosperidad es el único camino para poder hacer de la política social de cualquier país una política estructural, sostenible, que definitivamente erradique pobreza y construya equidad.
Y por supuesto, en un Estado de opinión, donde solamente la opinión es la garantía de que una política dé seguridad y dé confianza de inversión, sea sostenible en el largo plazo, el avance en la cohesión social alimenta esa sostenibilidad de opinión, en alguna forma legitima la seguridad y la inversión.
Intangibles
Para no fatigarlos en cifras de seguridad porque hemos avanzado mucho, pero falta mucho; vamos ganando, pero no hemos ganado todavía, permítanme mencionar unos intangibles, aquellas ganancias no cuantificables.
El país ha recuperado el monopolio del Estado para combatir los grupos violentos. Creemos que es una ganancia democrática enorme. Hoy hay unas guerrillas debilitadas, todavía con capacidad de hacer daño; unos grupos de narcotráfico en asociación con esas guerrillas, pero el concepto paramilitar ha desaparecido.
En Colombia se utilizó la palabra paramilitar para denominar bandas privadas criminales cuyo objeto era confrontar a la guerrilla. El Estado ha recuperado ese monopolio para confrontar a los criminales.
En muchas regiones de Colombia guerrilleros, paramilitares, habían usurpado las funciones de la justicia. Ellos querían dirimir los pleitos de familias, los pleitos entre vecinos, los pleitos sucesorales, los pleitos entre pequeños propietarios. El Estado ha recuperado la vigencia de la justicia institucional en todo el territorio.
Los colombianos tenían mucha desconfianza, no apelaban a las fuerzas institucionales en busca de que las fuerzas institucionales acudieran a prestarle el servicio de seguridad. O se aislaban o se iban al extranjero. O se desplazaban a otros sitios donde querían permanecer anónimos o querían resolver el problema por sus propios medios. Hoy hay más confianza de todo el colectivo social de la Nación en las fuerzas institucionales.
Y algo bien importante que, creo que ante la historia puede ser el gran legitimador de una política democrática de seguridad. Esta política la hemos adelantado sin legislación de Estado de Sitio, sin restricción de libertades, sin legislación marcial. Creo que en el proceso histórico latinoamericano es algo destacable.
Para mirar el valor democrático de esta política basta un día domingo como hoy, abrir las páginas de los periódicos para leer allí todas las opiniones, y todas expresadas con plenitud de garantías eficaces en materia de libertades.
Confianza inversionista
Para nosotros es muy importante el tema de la confianza inversionista. Creo que el mundo de la iniciativa privada había aceptado la tesis del fin de la historia. Creo que el mundo de la iniciativa privada en un momento, hace no muchos años, pensó que todo estaba ganado para la iniciativa privada, que no reaparecerían en el mundo doctrinas que quisieran arrebatarle la primacía a la iniciativa privada. Pero nos equivocamos. Aquello que parecía ganado, está otra vez disputado.
Muchos gobiernos de América Latina son hostiles a la inversión privada y están pensando que el motor del desarrollo tiene que ser la propiedad estatal de medios de producción.
Por eso, es importante en este momento volver sobre los principios fundamentales. Y en Colombia repetimos, una y otra vez, que nosotros somos fervorosos creyentes de la iniciativa privada con responsabilidad social. Que lo hacemos en todos los escenarios y que procuramos ser en nuestra práctica cotidiana congruentes con esa creencia.
Solamente una iniciativa privada próspera, con responsabilidad social, puede garantizar la superación de la pobreza y la construcción de equidad.
Las tasas de inversión han mejorado en Colombia y, en la discusión que ahora sostenemos diariamente con nuestros compatriotas, muchos me dicen: ¿Presidente, pero para qué la confianza inversionista si en esta crisis no habrá inversión en los países que carecen de esa confianza, ni tampoco la habrá en países que han ganado esa confianza como Colombia? Mi respuesta ha sido: a pesar de la crisis seguimos manteniendo inversión. Todo nos indica que podremos mantener inversión.
Pero aun en el evento de que la crisis sea más profunda y más prolongada, y que lleguemos a ver una parálisis del flujo de inversión, preservar la confianza inversionista es un gran imperativo porque en el momento en el que empiecen a aparecer los signos de la superación de la crisis, los recursos, el talento, el emprendimiento, la inversión, se asentarán allí donde haya confianza, y estarán ausentes de los lugares donde no haya confianza.
Para nosotros la preservación de la confianza inversionista es un imperativo especialmente en este momento de dificultades.
Indicadores macroeconómicos
Hemos trabajado por mejorar los indicadores macroeconómicos del país. Al (ex) ministro (de Hacienda), Roberto Junguito, le correspondió al inicio del Gobierno.
Yo les contestaba a unos periodistas esta mañana que para Colombia la crisis no la sorprende porque nosotros hemos vivido muchos años de crisis por estas dificultades del terrorismo.
Yo diría que la crisis que enfrentaba el Ministro Junguito, no la primera que él enfrentaba, una de las tantas que él ha enfrentado cuando empezaba nuestro Gobierno, lo tiene que hacer pensar a él que nada de lo que ahora aparece en el proceso mundial en esta conmovedora crisis, lo sorprende.
Y nosotros hemos sido cuidadosos para trabajar contra el endeudamiento, contra el déficit. El endeudamiento estaba en el 48 por ciento del PIB, el año pasado terminamos con el 22 por ciento. Este año habrá que subirlo.
El déficit en el consolidado era del 4,2 por ciento en agosto del 2002, terminamos el año pasado con el 0,1 (por ciento). El más importante para mirar en Colombia es el del Gobierno Nacional Central porque es el que paga las pensiones.
Y tenemos una alta carga pensional, ese déficit, sumándole la carga pensional sobreviniente, la transferencia al Instituto de los Seguros Sociales, teniendo como tamaño de la economía en las estadísticas oficiales el año 2000, ese déficit era del 6 por ciento. Terminamos el año pasado con el 2,34 (por ciento).
Restructuración del Estado
Yo veo que muchos países están en la crisis hoy afanosamente imaginando políticas de reformas estructurales.
Nosotros, a lo largo de estos años, hemos trabajado reformas estructurales, las hemos convertido en realidades, y seguimos trabajando reformas estructurales. Queremos hacerlo hasta el último día de Gobierno.
Y muy difíciles. Reformas estructurales que han tenido muchísima oposición política y de amplios sectores de opinión.
Aprobamos la reforma constitucional que elimina los privilegios pensiónales, la reforma constitucional que racionaliza las transferencias a las regiones, reformas laborales, reformas administrativas. Hemos reformado 424 entidades del Estado.
Ustedes como financistas podrían pensar esto: al proyectar un escenario fiscal tendrá menos dificultades un Estado que haya reformado sus instituciones estatales, que aquel que no lo haya hecho.
Esta ciudad es un buen sitio para, por la vía de ejemplo, ilustrar algunas de esas reformas administrativas: Las clínicas del Seguro Social le estarían costando hoy al Estado un subsidio de 400 millones de dólares al año. Nosotros, con las reformas de esas clínicas, les hemos eliminado ese subsidio.
La empresa de telecomunicaciones le estaría costando hoy al Estado un subsidio, solamente para pagar pensionados, de 200 millones de dólares al año. Con la reforma lo eliminamos.
La empresa de petróleos no tendría capacidad para invertir sino 700 millones de dólares. Con la reforma este año, invierte 6 mil millones de dólares. O sea que la reforma administrativa da un poco de más tranquilidad al proyectar el escenario fiscal a partir de esta crisis.
Y estamos introduciendo más reformas estructurales. Si ustedes me preguntaran: ¿Urgencias del momento? Una, que está a consideración del Congreso de la República: poner al día la justicia, avanzar en la descongestión de la justicia.
Colombia ha sido un país muy bien calificado en los últimos años en el ranking del Doing Business del Banco Mundial, pero otros calificadores de competitividad todavía nos castigan mucho.
Y uno de los factores incidentes es que tenemos una justicia democrática, independiente del Gobierno, una justicia autónoma, pero todavía con unos factores estructurales que la hacen muy lenta.
Uno de los afanes del Gobierno es poder avanzar en esa reforma, poder avanzar en un proyecto que está a consideración del Congreso de la República para darles a los fondos de pensiones más flexibilidad, sin poner a riesgo su seguridad, sin poner a riesgo su solvencia, su liquidez.
Ustedes pueden estar seguros de que este Gobierno piensa que hasta el último día hay que hacer la tarea. En un país con tantas dificultades y los gobiernos creen que todo está hecho, y por cualquier pequeño éxito quieren sentarse sobre los laureles, se equivocan. La tarea nuestra es enfrentar reformas todos los días, y no fáciles.
Por ejemplo, mañana mis colaboradores tienen que viajar a la ciudad de Cali porque allí tomamos una decisión muy impopular esta semana, que fue liquidar una empresa de basura que tuvimos que intervenir porque era una empresa destructora de valor.
Entonces, nosotros hemos tomado unas decisiones que nos deberían tener en un rango político de mucha impopularidad. Pero lo hemos venido acompañando con una pedagogía de todos los días, para explicarles a los colombianos la razón de estas reformas. Hay que tener una pedagogía política pública de todas las horas.
Política anticíclica
Me preguntaran ustedes: ¿y la política anticíclica? Tenemos cinco capítulos. Yo voy a procurar hacer un resumen esta tarde al intervenir en la instalación de la Asamblea del BID. Un capítulo de Infraestructura. Un capítulo de Red de Protección Social bien importante.
El país este año debe asignar millón y medio de microcréditos, en un esquema promovido y regulado por el Gobierno, pero con una muy generosa participación de la banca privada, de las Ong’s.
El microcrédito representaba en Colombia el 1.5 (por ciento) de la cartera financiera, hoy representa el 5.5 (por ciento). Este país con 45 millones de habitantes, este año debe proteger tres millones de las familias, las más pobres, lo cual tiene un multiplicador que llega a 12 millones de persones, para evitar la deserción escolar en esta época de crisis.
En fin, tenemos una política. Falta mucho, pero de significativos avances en la red de protección social.
¿Quién lo creyera? Colombia, de 45 millones de habitantes, termina este año con 41 millones de habitantes con seguro de salud.
Es que falta mucho, y todos los días hay quejas por los que no se han asegurado o porque en algunas regiones del país las aseguradoras son de mala calidad o porque los planes de seguros todavía no incluyen todos los eventos.
Pero este año terminamos con 41 millones de colombianos asegurados en salud. Cuando empezó el Gobierno, teníamos por un lado 10.6 (millones) y por otro lado 13. Entonces ahí tenemos, mal contados, 24 (millones). Este año debemos terminar con 41 millones en seguro de salud.
Nuestro tercer capítulo es cuidar muy bien la confianza inversionista, cuidarla muy bien, que la seguimos teniendo. No dejar que se pierda.
Entonces, hacer un seguimiento riguroso para que todos los proyectos de inversión en Colombia tengan los menores obstáculos en este momento tan difícil.
Nuestro cuarto capítulo es la financiación del Gobierno y de los particulares. No podemos dejar que se seque la caja de los generadores de empleo.
El Gobierno colombiano ha tenido siempre muy buen nombre internacional. Este país ha sido muy cumplido en sus obligaciones financieras. Eso hay que reconocérselo a todos los gobiernos de Colombia. Y creo que algo ha sumado este Gobierno con el mejoramiento en la disminución del endeudamiento, en la disminución del déficit y en la solución de algunos problemas estructurales.
En julio del año pasado sobraba la plata en los bancos multilaterales. Y yo veía a muchos de mis colegas en la región que miraban despectivamente a los bancos multilaterales, como quien dice: ‘no los necesitamos’.
Hoy hay dificultades para atender todos los requerimientos de crédito. ¡Cómo cambian las cosas!
Entonces, nosotros hemos logrado, se los habrá dicho ahora el Ministro de Hacienda (Óscar Iván Zuluaga), que el Estado colombiano esté financiado este año. Ahora estamos buscando la financiación de 2010.
Entonces, uno entra ahí a hacer un balance entre la política anticíclica y el equilibrio macroeconómico. Porque uno quisiera ser más agresivo en la política anticíclica, de corazón. Pero también las expectativas sobre lo que puede ser la duración de la crisis, las expectativas sobre la posibilidad de que no solamente haya que financiar un año o dos, sino muchos años en medio de dificultades, nos hacen también un llamado de atención en materia de prudencia.
Estamos haciendo todos los esfuerzos para que los bancos estatales de segundo piso, especialmente tres: Finagro, para el sector agropecuario; Bancoldex, inicialmente para el sector exportador, y Findeter, especialmente para entidades territoriales, aumenten sus presupuestos este año. Y los tres en el periodo acumulado del año han logrado doblar sus colocaciones.
Todos son de segundo piso. Yo creo que ha sido una decisión histórica, muy responsable de Colombia, ir eliminando el concepto de banco estatal de primer piso, y trabajar para que esos recursos del Estado fluyan a través de la banca privada de primer piso.
Allí estamos haciendo un gran esfuerzo, y eso se desagregaría ya en varios objetivos puntuales.
Mañana vamos a lanzar aquí en Medellín dos líneas de vivienda para ayudar en la financiación a evitar mayores impactos en esta crisis de la economía. Se ha venido concertando con la Asociación Bancaria, que agrupa a las entidades financieras del país, y vamos a continuar en la tarea de financiación.
Muchos países están hoy buscando estímulos tributarios para enfrentar la crisis. Nosotros los introdujimos a lo largo de estos años. Yo creo que en alguna forma nos anticipamos.
La idea en Colombia no ha sido una reducción general de tarifas, sino un estímulo a la inversión.
La tarifa de renta apenas la hemos reducido del 35 al 33 por ciento, pero hemos introducido una deducción del 40 por ciento para cualquier inversión. Deducción que se puede hacer efectiva en el número de años que se requiera.
Y hay unos estímulos muy especiales en el caso de las zonas francas, unos estímulos sectoriales bien importantes al turismo, al software, a los biocombustibles y a otros sectores.
Creemos que en un país con tanta pobreza el Estado no puede correr el riesgo de reducir de manera general las tasas impositivas, ante el albur de si eso se va a reflejar o no en la inversión. Nosotros hemos preferido condicionar esos estímulos a que efectivamente haya inversiones.
Empleo de calidad
Hoy había una gran discusión, porque nos han dicho: ‘bueno, ustedes han estimulado la inversión, pero no el empleo’. Nosotros hemos hecho un gran énfasis en el mejoramiento de la calidad del empleo.
Habíamos reducido en estos años el desempleo que oscilaba entre el 17 y el 20 por ciento, a una oscilación entre el 10.5 y el 12.5 por ciento. Se nos ha crecido el desempleo.
Estamos ahora alrededor del 14, 14.2 por ciento. Todavía no hemos destruido empleo, pero no hemos generado el empleo que necesita nuestra economía en los últimos semestres.
Habíamos avanzado bastante en calidad de empleo. Las afiliaciones a los Fondos de pensiones, al régimen contributivo de salud, a riesgos profesionales, en este Gobierno habían crecido ente el 42 y el 55 por ciento.
Pensamos nosotros que la angustia no nos puede llevar a que el debate entre masificación de empleo y calidad de empleo, lo gane la masificación. Sería muy difícil sus sostenibilidad política en el largo plazo. Creo que tenemos que hacer un esfuerzo equilibrado entre creación de empleo y calidad de empleo.
Y allí ha venido una respuesta que hemos dado en este debate: nosotros vemos que en una economía como la colombiana, que se está incorporando más y más a la economía mundial, no se puede pensar sino en empleos de buena calidad, que son los únicos competitivos, y en empleos innovadores.
Uno de los programas que tenemos ahora en la política anticíclica es vincular 250 mil colombianos más, de manera gratuita, a programas técnicos y tecnológicos, pero para nuevos oficios.
Porque también estamos convencidos que ltodo lo que gasten los países para superar esta crisis, si no está acompañado de la búsqueda de los nuevos oficios, si no está acompañado de un proceso permanente de creación de valor y de innovación, puede ser dinero perdido.
Puede ser que haya una reactivación de la demanda, que permita la superación transitoria de la crisis, pero que allí quede el virus. Y que no haya unas reformas estructurales, y que finalmente se dé que se reincurra en una recaída en la enfermedad.
Y por eso, hemos dicho que no encontramos que haya estímulos al empleo, diferentes a los estímulos a la inversión. Creemos que es un buen debate.
Nosotros hemos creído que el mejor estímulo que le podemos dar al empleo es el estímulo a la inversión, y la exigencia que ese empleo sea de buena calidad. Pero ahí tenemos una dificultad porque veníamos reduciendo el desempleo a un ritmo más aceptable, que lo hemos perdido en los últimos ocho meses.
Preocupaciones del organismo IIF
Ustedes plantean unas preocupaciones: el proteccionismo. Nosotros estamos acelerando todo lo que puede ser la incorporación de Colombia a la economía mundial.
Primero, contribuimos eficazmente al pacto Comunidad Andina — Mercosur; hicimos el acuerdo con Chile; el acuerdo de profundización de inversiones con Perú; el acuerdo con tres países centroamericanos; el acuerdo con Canadá. Le agradecemos al Primer Ministro (Stephen) Harper, quien lo firmó con nosotros en octubre en Lima, que hace ya dos días lo presentó a consideración del Congreso canadiense.
Está pendiente en el Congreso norteamericano el acuerdo con los Estados Unidos. El tema lo enfrentamos con una mezcla de paciencia y urgencia. Yo creo que me adivinan con esas dos palabras, que no necesitaría decirles más.
Hemos firmado ya el acuerdo de protección de inversiones con China; lo hemos cerrado con India. Estamos negociando con la Unión Europea, y estamos avanzando velozmente en acuerdos de protección de inversiones y en acuerdos de desmonte de la doble tributación.
Hemos encontrado que la doble tributación, la doble imposición, sigue siendo un obstáculo muy grande para la internacionalización del capital.
O sea que, más que creerlo desde una categoría ideológica, lo creemos desde una visión práctica: nosotros necesitamos todos los días darles oportunidad a estos 45 millones de colombianos frente a todo el mercado mundial.
Por eso creo que la realidad colombiana hará que nuestro país no entre ahora en una etapa proteccionista frente a la cual usted, señor presidente, nos prevenía.
El sector financiero. Otra de las preocupaciones de ustedes.
Colombia ha hecho tareas responsables en los momentos críticos del sector financiero. Creo que en este Gobierno se ha hecho varias cosas: recuperamos unos bancos que habían sido intervenidos en el pasado y a pesar de un ácido debate político, los enajenamos en buen momento. Yo creo que esta tarea fue oportuna. ¿Qué tal que no los hubiéramos recuperado, que hoy estuviéramos pensando en recuperarlos, que no los hubiéramos vendido y que apenas se nos hubiera ocurrido venderlos hoy?
Las reservas internacionales de Colombia han mejorado sustancialmente, han pasado de 10 mil 600 millones de dólares a 23 mil 600 millones. Algo bueno. El país en los últimos meses solamente se ha gastado 400 millones de dólares en la defensa del peso.
Yo creo que es bueno, que mientras otros países vecinos han tenido que gastar enormes cantidades de dinero en defensa de su propia moneda, lo que ha pasado en Colombia. Yo lo resaltaría como una señal muy importante para nuestro país.
El seguro de depósito. Hay un gran ahorro de este Gobierno. Ha pasado de 400 millones de dólares cuando empezó el Gobierno, ahora está en 3 mil millones de dólares.
Las coberturas del sector financiero estaban en 0.39 (por ciento), hoy están en 1.11 (por ciento).
La calidad de la cartera después de haberla recuperado muchísimo, se había deteriorado algo. Lo bueno allí, el atenuante es que de octubre a la fecha, todo indica que se ha venido estabilizando. Entonces, mientras en muchos lugares por la profundización de la crisis se ha deteriorado la cartera, aquí una tendencia que marcó hacia el deterioro, se ha estabilizado desde el mes de octubre. Vamos a seguir con todo el cuidado en esos aspectos.
Un tema: el temor que ustedes expresan a la sobre-regulación. Yo diría que la filosofía de Colombia es no relajar la regulación y no estrangular al sistema financiero con una sobre-regulación. Creo que el país ha logrado ese equilibrio.
El Gobierno nuestro, claro que dio unos pasos. Por ejemplo, la Superintendencia (Financiera) adoptó el sistema de riesgo implícito. Yo creo que ayudó, y ha ayudado a mejorar las coberturas.
El sector financiero ha avanzado en este Gobierno mucho en patrimonio, reservas. Cuando les pregunto a muchos interlocutores por los índices de solvencia en otras partes del mundo, el de aquí es bueno, es del 14.5 (por ciento).
Es posible que de pronto se necesiten algunos recursos de la remuneración del encaje para alimentar un fondo, que lo creó la Administración Pastrana, pero este Gobierno lo ha fortalecido mucho, que es un fondo de protección de la cartera hipotecaria. Está en unos 280 millones de dólares ese fondo. Y vamos a tener que consumir algo ahora de esos recursos para ayudar en vivienda y ayudarle a esta economía.
Pero cualquier medida ahí en lo que tienen que ver con la reposición de recursos para ese fondo, será una medida que se tomará de manera prudente, sin causar afectaciones. Entonces, esa preocupación de ustedes, señor presidente, se la quisiera disipar.
Muchos me dicen: ‘¿Bueno, Presidente, pero lo que quiere el Gobierno es promover el crédito, y la gente con qué va a pagar?’. Mañana lanzamos aquí un programa de vivienda. Esta es una de las ciudades que corre riesgo hoy porque ha sido una ciudad de manufactura y edificaciones. Y se ha caído el ritmo de edificaciones y, por supuesto, las exportaciones de manufactura.
Entonces esta es una ciudad donde hay una prioridad para ayudar a detener la caída de la economía. Mañana lanzamos en esta ciudad las nuevas líneas de vivienda.
Y tenemos operadores del sector social muy eficientes. Una institución hoy extraña en el mundo, que son las cajas de compensación familiar en Colombia. Mañana lanzamos aquí ese proyecto con unas cajas de compensación familiar.
La idea nuestra es procurar agregarle a la demanda, vías soluciones sociales, de tal manera que la gente tenga con qué pagar sus deudas. Buscar un equilibrio entre la provisión de crédito, y al mismo tiempo la generación de capacidad de pagar esos créditos.
Les agradezco inmensamente. Si a mí me preguntaran: ¿Díganos una señal de confianza en Colombia?, yo diría: Mire, una señal de confianza en Colombia, saquen por ahí de los archivos la foto del piso 11, del Banco de Colombia, el día 29 de marzo, para que vean esos visitantes tan importantes que si no tuvieran gran confianza en Colombia, no habrían venido.
Ayúdennos, inviertan en Colombia.
Muchas gracias”. |