Bogotá, 27 may (SP). “Alteza: los colombianos tenemos la mayor admiración, el mayor afecto por Su Majestad, el Rey Don Juan Carlos (de Borbón), y por Su Majestad, la Reina Sofía (de Grecia).
Su padre, el Rey, incorporó este país a su corazón, desde muy temprana edad. Lo ha visitado a lo largo de muchos años. Se ha constituido en un gran soporte para Colombia. Hemos tenido en él una irremplazable amistad.
Usted, Alteza, ha seguido los mismos pasos. Desde su primera juventud, ha estado permanentemente atento al transcurrir colombiano.
El Rey y el Príncipe han sido factores muy importantes en la integración Iberoamericana. Estos 20 años de cooperación han tenido un eje estructural: Su Majestad, el Rey.
Los colombianos y los latinoamericanos valoramos inmensamente su permanente trabajo por nuestra región, Alteza. Su conocimiento de la región, su preocupación.
El Rey y el Príncipe han sido factores definitivos para que hayamos encontrado en España la misma política de cooperación de un Gobierno al otro. Intensa. No alcanzaría a ponderar lo que significa hoy España para nosotros. Su nivel de inversión y de confianza en Colombia. Nuestro acceso a la Unión Europea. Diría que es España donde mejor se comprende nuestra realidad.
En el proceso de negociaciones que aspiramos concluir en los próximos meses con la Unión Europea, España ha sido un factor fundamental.
Quiero, por su conducto, Alteza, agradecer al Gobierno del Presidente (del Gobierno Español), José Luis Rodríguez Zapatero, las decisiones tomadas en favor de los colombianos que, por circunstancias del destino, llegaron a territorio español. Unas medidas generosas, que valoramos, de legalización de muchos miles de colombianos.
Llegan sus Altezas, Don Felipe (de Borbón) y Doña Letizia (Ortiz), a un país de una democracia sólida y de una democracia moderna, que trasciende las fronteras ideológicas, que, con mucha carga pasional, se quisieran imponer entre tendencias de América Latina.
Llegan a un país haciendo un gran esfuerzo por la seguridad, por las libertades, por la institucionalidad, por la transparencia, por la cohesión social, que son los factores que vienen a constituir una democracia de avanzada.
Intangibles de la Seguridad Democrática
Muchos colombianos comprendemos que el camino de la paz definitiva es la seguridad. Nos falta mucho, pero hemos avanzado. Y hay una determinación popular y gubernamental de consolidarla.
Debemos destacar ante ustedes, Altezas, y por su conducto ante España y Europa, los avances no medibles, no cuantificables: los intangibles.
Colombia ha recuperado unos monopolios que nunca debió perder. El monopolio del Estado para combatir a los criminales y el monopolio de la justicia democrática.
La palabra ‘paramilitar’ se utilizó en Colombia para denominar a bandas privadas criminales, cuyo objetivo era combatir a la guerrilla. El paramilitarismo está superado.
En todas las regiones del territorio, las Fuerzas Armadas constitucionales han recuperado el monopolio para combatir a los criminales. Las guerrillas debilitadas y su dependencia del narcotráfico impide diferenciarlas de las bandas del narcotráfico.
Pelean o se alían por razones mafiosas, simplemente por razones del negocio de la droga, sin tener como referencia la institucionalidad colombiana.
En muchas regiones de la patria, nuestra justicia, con un bien ganado prestigio histórico, había sido desplaza y remplazada por actores terroristas.
La usurpación, el remplazo de facto, nos llevó a que pleitos de familia, disputas entre vecinos, abocar el conocimiento de crímenes mayores o menores, estuviera a cargo de jefes terroristas de la guerrilla y del paramilitarismo, en desplazamiento contundente de la justicia.
El camino se ha reversado. El monopolio de la justicia se ha recuperado en todo el territorio.
Los colombianos tienen hoy más confianza para acudir a los recursos institucionales, para resolver sus problemas de seguridad y de justicia.
Se ha venido anulando la peligrosa tendencia, que crecía, de que los ciudadanos se aislaran o buscaran resolver el problema por sus propios medios.
Los colombianos tienen hoy más confianza para denunciar. Hoy hay, gracias a ello, más conocimiento de todos los crímenes de cualquier naturaleza.
Lo más importante es que este proceso se ha conducido con un elemento fundamental de la democracia moderna: las libertades.
Otros países latinoamericanos, para enfrentar desafíos de seguridad menos severos, aun guerrillas que tenían alguna legitimación que en Colombia no tienen, porque allá combatían dictaduras y aquí amenazan destruir una democracia, porque allá vivían de donaciones que estimulaban su causa, y aquí el narcotráfico; en algunos países latinoamericanos, para combatir fenómenos de terrorismo, de inseguridad o de guerrillas con algún grado de legitimación, se suprimieron libertades, se eliminó el disenso, se impuso legislación marcial.
Colombia, con el mayor desafío terrorista, financiado en el narcotráfico, de que de cuenta democracia alguna, ha venido superando el fenómeno con absoluto respeto a las libertades. Sin legislación marcial, con legislación ordinaria.
Y aquí se ha profundizado la eficacia de las libertades, respetadas por todos los gobiernos, pero mancilladas por el avance del terrorismo.
El proceso de derrotar al terrorismo, la victoria final, que no se ha obtenido, pero la tarea que se va ganando, ha sido una tarea cumplida, y que así se mantendrá, con legislación ordinaria, con todo el respeto a las garantías individuales, a los derechos fundamentales, a los derechos políticos. Es algo que honra a Colombia.
En otros países, en nombre de la seguridad, se afectó la libertad de expresión, se censuró la prensa. Este es un país de plenitud de libertades.
Hubo años cuando el terrorismo asesinó en Colombia a 15 periodistas. Estábamos muy orgullosos, porque en los dos últimos años no se había presentado el asesinato de un solo periodista.
Infortunadamente, hace unas pocas semanas, en el sur del departamento del Cauca, hubo el asesinato de una periodista, pero hemos ganado mucho. El país se conmovió. Los fenómenos de anestesia se superaron.
Y la protección de la prensa libre es hoy más eficaz gracias a que avanza triunfante la batalla contra el terrorismo.
Encuentra usted la prensa más libre, menos amenazada, en todo el territorio de la patria.
Un país de instituciones
Es un país de instituciones. Y de qué solidez y de qué independencia. Diría que Colombia está en la fase superior del Estado de Derecho, que es el Estado de Opinión. Aquí las leyes no las determina el presidente de turno. Difícilmente las mayorías del Congreso. Todas son sometidas a un riguroso escrutinio popular, y finalmente a un riguroso escrutinio constitucional.
El equilibrio entre la democracia participativa y la democracia representativa ha logrado que la opinión pública, en creciente actividad, sea el factor determinante del producto legislativo. Es una democracia de opinión en la determinación del contenido de las leyes.
En el proceso de formación del Estado de Derecho, que iniciara con la Carta Magna y con Juan sin Tierra, se habló inicialmente de la necesidad de que el gobernante fuera limitado por una legislación heterónoma, ajena a él. Aquí la determina totalmente la opinión pública.
Los gobiernos controlados por unos órganos que no correspondieran a la rama del ejecutivo. Aquí los organismos de control son independientes y autónomos.
La Procuraduría General de la Nación la dirige un Procurador elegido por el Senado, de una terna que conforman dos de las Cortes, y otra persona presentada por el Presidente de la República. La Contraloría General de la Nación la elije el Congreso. Su titular proviene de ternas que presentan las Cortes. El Defensor del Pueblo lo elige el Congreso, de una terna que presenta el Presidente de la República.
Pero nuestro Estado de Derecho no se quedó en la autonomía de independencia de los órganos de control, que en una democracia moderna no deberían ser del Gobierno, tampoco de la oposición. Se deben más a la opinión pública, que es la misma razón de ser y el fundamento de los órganos de representación. Y su misión es darle herramientas al control político, en la instancia de los órganos de representación y en la instancia básica de la opinión pública.
Colombia es un país con una justicia independiente y autónoma. La Constitución de 1991 sustituyó una modesta Dirección de Instrucción Criminal, adscrita al Ministerio de Justicia de entonces, que alguna forma era la rectora de la política criminal, por el Fiscal General de la Nación, que la misma Constitución lo sitúa en el nivel del Presidente de la República para dirigir la política criminal.
Nuestras Cortes son autónomas e independientes. El Gobierno Nacional no tiene influencia alguna en la composición del Consejo de Estado. Tampoco en la constitución de la Corte Suprema de Justicia.
La Corte Constitucional consta de nueve magistrados. Tres de ellos son elegidos por el Senado, de ternas que presenta el Presidente, sin posibilidades de acumulación, porque solamente puede ejercer la competencia para presentar la terna cuando los respectivos tres magistrados concluyen su periodo.
En medio de las restricciones fiscales financieras del país, la justicia tiene una muy intensa participación en el proceso de preparación y de aprobación de presupuesto, y es autónoma para su ejecución.
La disciplina en la justicia y la administración presupuestal corresponde al Consejo de la Judicatura, en una de cuyas salas interviene el Presidente de la República, a través de ternas que envía al Congreso. En la otra no hay intervención.
Es muy importante que el debate latinoamericano sobre las instituciones trascienda la afirmación política, porque en unas partes se es muy indulgente por parte de la crítica internacional frente a los atrevimientos que amenazan eliminar instituciones, y frente a otros países se hacen equiparamientos sin conocimiento de causa.
Defender el avance de las institucionalidad colombiana para presentar la solidez de esta democracia, es un imperativo de la hora.
Inversión y cohesión social
En medio de inmensas dificultades, Altezas, trabajamos por la cohesión social. Con una política de seguridad para todos los colombianos. Con una política de libertades. Con una política de confianza para la inversión –que sí que se necesita hoy, dados los derroteros en muchos sitios de América Latina–, condicionada a la responsabilidad social y con una política social.
No es fácil, con una inversión estancada por el terrorismo, superar la pobreza y construir la equidad, en una Nación de 46 millones de habitantes, que había visto desvanecerse la tasa de inversión, multiplicarse la expatriación de ciudadanos y crecer exponencialmente el desplazamiento interno.
España ha jugado un papel muy importante para ayudarnos a recuperar la tasa de inversión. Tenemos que mantener ese objetivo. Sin una elevada, sin una sostenida tasa de inversión, es imposible superar la pobreza y construir equidad.
Ninguno de los gobiernos de Colombia ha sido hostil a la inversión social. El nuestro ha tratado de poner la inversión como una primera prioridad en la convicción de los ciudadanos.
Diariamente, Altezas, en el diálogo con los colombianos, repetimos la necesidad de que este país profundice la confianza sobre tres pilares: la seguridad con valores democráticos, la inversión con fraternidad, con responsabilidad social, y la cohesión social con libertades.
Por ejemplo, en medio de las dificultades, el país muestra grandes avances en educación. Teníamos un 78 por ciento de cobertura educación básica, estamos logrando un ciento por ciento.
Teníamos un 57 por ciento de cobertura en educación medida, estamos llegando a un 78 por ciento.
Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios, estamos llegando a millón 600 mil.
Financiamos 60 mil estudiantes universitarios, estamos financiando 300 mil.
Tenemos la mejor institución de formación vocacional de la región latinoamericana, financiada por un aporte de los empleadores y abierta los requerimientos de los colombianos en general. Odiosa comparación. Aquella que sería un punto de referencia, la del Brasil, solo atiende a los trabajadores de las empresas contribuyentes. La nuestra atiende toda la formación vocacional del país. Formábamos a un millón 100 mil colombianos al año, estamos formando 6 millones.
Esa institución tenía 41 mil estudiantes en programas titulados del nivel técnico y tecnológico, y hoy tiene 298 mil.
Ahora, como parte de la política anticíclica para enfrentar esta fase tan difícil de la economía, esa institución está abriendo otras 250 mil matrículas de técnicos y tecnólogos, especialmente orientadas a los nuevos empleos, porque la superación estructural de esta crisis requiere el reconocimiento de que muchos de los viejos empleos no van a reaparecer con la superación de la crisis.
Hemos aprobado una nueva ley de ciencia y tecnología. Las coberturas han desbordado la infraestructura. Ustedes encuentran, Altezas, una muy buena infraestructura escolar en ciudades como Bogotá y Medellín, y muchas deficiencias en el resto del país.
Hemos avanzando muchísimo. Esfuerzos de sucesivos gobiernos en nutrición escolar. El país entrega hoy 14 millones de porciones alimenticias diarias con el liderazgo de una institución del Gobierno central, que es el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Pero tenemos todavía un gran retraso en cobertura educativa para primera infancia. Una Revolución Educativa permanente es el eje de construcción de cohesión social.
Política anticíclica
Hemos avanzado en el saneamiento de la economía. Tenemos preocupaciones. Veníamos recuperando la dinámica de creación de empleo con afiliación a la seguridad social, y nos hemos estancado. No somos inmunes a la crisis.
Tenemos una política anticíclica con cuatro grandes capítulos: el capítulo de infraestructura, el capítulo de la red de protección social, el capítulo de la confianza inversionista y el capítulo de la financiación del Estado y de los empleadores.
Esta patria colombiana, a la cual ustedes le han dado tanto cariño, Altezas, y que los recibe con todo el afecto, tiene grandes retos de infraestructura.
Hace poco Bolivia celebró el Día del Mar. Y por alguna curiosidad, con unos compañeros de Gobierno examinamos la distancia entre La Paz y el Pacífico, chileno y peruano. Es menor que la distancia entre Bogotá y el Caribe. Entre Bogotá y el Pacífico tenemos que 580 kilómetros de una topografía muy abrupta.
Este año el país, entre concesionarios, contratistas que arriesgan sus recursos y los diferentes niveles del Estado, se está haciendo el esfuerzo de invertir un 10 por ciento de su Producto en infraestructura.
En la red de cohesión social, además de los programas alimentarios y educativos, de formación técnica y tecnológica, hay programa líder también vinculado con educación: el programa Familias en Acción, que este año debe completar tres millones de familias de los sectores más pobres con un subsidio estatal, condicionado a la asistencia escolar de sus hijos, para que las familias pobres puedan ver que sus hijos están en la posibilidad de tener la evolución social de la esencia de la democracia. Que por falta de educación, los hijos de las familias pobres no estén condenados a reproducir la pobreza.
Ese programa busca financiar, con otras fuentes del Estado, el ciclo educativo total de los hijos de las familias más pobres.
Colombia es un país de emprendimiento. En la sicología colectiva y en la individual, ustedes, Altezas, encuentran un pueblo más orientado al emprendimiento que a la subalternidad laboral. El apoyo en formación, en acompañamiento y en financiación del emprendimiento, es primera prioridad.
Este año, como parte de la política anticíclica, se deben colocar en Colombia millón y medio de microcréditos. El microcrédito representaba el 1,5 de la cartera financiera del país. Hoy representa el 5,5.
Hay un afán de todos los días para avanzar en financiación del emprendimiento popular, que consideramos ha sido uno de los factores de exclusión social en nuestro país.
Los gobiernos de Colombia construyeron una gran credibilidad de este país en la comunidad financiera doméstica e internacional. Este Gobierno ha contribuido.
Hemos reducido el endeudamiento del 48 al 22 por ciento. Este año habrá que aumentarlo un poco. El déficit del Gobierno Nacional Central del 6 y medio al 2,34. Crecerá un poco.
Colombia es un país que no ha tenido dificultades mayores. Gracias a la credibilidad de los anteriores gobiernos y a las reformas estructurales de inmenso riesgo político introducidas por este Gobierno, no hemos tenido mayores dificultades para financiarnos en este momento de la crisis.
El Fondo Monetario Internacional nos ha entregado un crédito de contingencia de 10 mil 400 millones de dólares, sin ninguna negociación política que estuviera creando el riesgo de un debate de antagonismos, peligroso para nuestra estabilidad.
El país en todos los sectores ha debido recibir con tranquilidad ese crédito. El Ministerio de Hacienda ha acudido a los mercados internacionales en dos ocasiones, durante este año, con notable éxito.
En la última, hace pocas semanas, se colocaron mil millones de dólares en bonos de soberanos de Colombia, y hubo requerimientos por cuatro billones de dólares.
Estamos haciendo un gran esfuerzo para conciliar en la financiación las necesidades de corto plazo con la salud financiera del país en el medio y largo plazo, a fin de que esta administración pueda financiar este tramo que le corresponde, y se dejen abiertos todos los espacios sin crearle dificultades, a fin de que las nuevas administraciones puedan financiar los años que vienen, de cuyo comportamiento económico nada podemos predecir.
Pero a la par que se busca la financiación del Estado a tiempo, ya estamos financiando 2010, también se hace un gran esfuerzo para financiar al sector privado generador de empleo.
Queremos, en medio de la crisis, mantener la confianza inversionista ganada en los últimos años. Fortalecerla. Algún compatriota me decía: ‘¿Presidente, para qué, si da lo mismo tenerla o no tenerla, no va a haber inversión allí donde se carece de confianza inversionista, pero tampoco aquí donde la tenemos?’.
Nosotros discrepamos. En los últimos cuatro años la inversión extranjera directa ha sido 8.500, 6.500, 9.028. El año pasado, 10.564 millones de dólares.
En los primeros cuatro meses de este año, en medio de los más negativos presagios, superó los 2.500 millones de dólares. Cifra superior a lo que era nuestro promedio anterior, de 500 – 700, picos de 1.500, de 2.000 millones de dólares.
Queremos hacer de Colombia un destino de primera categoría en atracción de inversión. Creemos que en los últimos dos años hemos logrado la primera o la segunda inversión extranjera per capita en América Latina. Una de las tasas más alta de inversión neta.
Con responsabilidad social como condición, queremos persistir en la confianza inversionista.
Reparación a las víctimas y atención al desplazamiento
Usted acude a Colombia, Alteza, en la compañía de Doña Letizia, para presidir en Medellín el Congreso de Víctimas. Las victimas no reclamaban por temor o porque lo encontraban inútil.
Tengo mucho gusto en comunicarle a la opinión internacional, por su conducto, que en la primera quincena de junio Colombia empieza a hacer efectiva la reparación a las víctimas. Empezamos a desembolsar los primeros 100 millones de dólares para reparar a las primeras 12 mil víctimas.
Hay una Comisión de Reparación externa al Gobierno, de los más diversos orígenes de la política y de la vida social, administrando el tema con total objetividad.
Sé que una de sus preocupaciones es el desplazamiento. Nuestro esfuerzo por atenderlo nos ha llevado a multiplicar por diez veces el presupuesto anual. Hemos avanzado mucho en salud, en educación. Tenemos todavía un preocupante atraso en vivienda.
Pero esos esfuerzos también se han constituido en una especie de incentivo perverso. Ahora, por ejemplo, tenemos muy abultadas cifras de desplazamiento, porque se registran personas que se desplazaron aun en la mitad de la centuria anterior.
Recientemente hemos invitado a la Cruz Roja Internacional para que no solamente nos ayude en la parte reactiva del desplazamiento, sino para que conozca toda la preparación de nuestros operativos militares contra terrorismo narcotraficante, y nos ayude a crear todos los elementos de confianza en la ciudadanía para evitar el desplazamiento.
En varias zonas del país la figura que hemos creado del enlace de confianza entre las Fuerzas Armadas y la comunidad local, ha sido muy útil. Ahora queremos multiplicarla en sitios como el Caquetá, el Baudó chocoano, el Pacífico caucano y nariñense, que son los principales orígenes de desplazamiento.
Muchas gracias, Alteza. Muchas gracias, Don Felipe y Doña Letizia, llegan a un país de una elevada democracia, de una democracia de opinión.
El Gobierno quiere contribuir a que este país tenga más debate político, pero menos confrontación social. Creemos que en alguna forma esa caracterización se da y ayuda inmensamente para que esta sea una democracia cotidianamente determinada por una alta participación de opinión. Solamente la alta participación de opinión crea ese otro elemento de la democracia moderna, que es la confianza. Participación de opinión en las decisiones del Estado, en su ejecución, en la vigilancia. Participación de opinión en la contratación.
Este Gobierno, Altezas, no adjudica hoy contratos sin audiencia pública. Y con frecuencia el Ministro de la Defensa, los Altos Mandos y el Presidente de la República acuden a unas audiencias en televisión a responder las quejas de los ciudadanos en materia de derechos humanos. Porque para nosotros, en una democracia de opinión, una política de seguridad que tiene que ser sostenida en el tiempo, como lo exigen seis generaciones afectadas por la violencia, basa su sostenibilidad en la credibilidad, que depende tanto de la eficacia de la política como de su transparencia, de su observancia a los derechos humanos.
Los colombianos nos sentimos muy complacidos con esta nueva visita de los Príncipes.
Invito a los presentes a levantar su copa para brindar por Sus Altezas Reales, los Príncipes de Asturias, y por la prosperidad de un entrañable país tan caro a los afectos de todos los colombianos, como es España. Salud”. |