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Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez durante la celebración de los 55 años del Sindicato de Empaques, Sintraempaques

Medellín, 1º. nov (SP). “Les tengo que confesar que este acto produce mucha emoción, produce mucha ilusión de Patria, porque no es fácil, uno no lo pensaba en momentos anteriores, que pudieran sentarse en esta conmemoración, con tanta fraternidad, los empresarios a acompañar a los trabajadores. Y que empresarios, trabajadores y Gobierno tengan una comunidad de intereses para sacar adelante una sociedad con prosperidad y con justicia social.

Yo no tengo palabras para felicitar al Sindicato. Hoy hicieron, tanto el Presidente del Sindicato (Luis Germán Restrepo Maldonado) como el Presidente de la compañía (Pedro Miguel Estrada Londoño), una narración de la cronología, del proceso. Qué proceso tan intenso. No fácil. Pero qué resultado tan bueno para Colombia, qué ejemplo. Uno quisiera ver todo el país en estos procesos y sería una Patria sustancialmente diferente.

No creo que en muchas ocasiones anteriores a unas efemérides de un sindicato haya acudido la empresa con la solidaridad con que hoy lo hacen. Y en muy pocas efemérides de sindicatos ha estado presente el Gobierno.

Hemos celebrado muchísimo las intervenciones de hoy. Esa apertura de Julio Roberto Gómez (Secretario General de la Confederación General del Trabajo, CGT) que le hace eco a las palabras del doctor Germán (Restrepo Maldonado), el Sindicato de la compañía de Empaques, y a la disposición empresarial.

Hemos celebrado, también, muchísimo, el pacto social que nos ha leído nuestro Presidente de Acopi en Antioquia (Germán Pérez Vallejo); las palabras generosas del Embajador Angelino Garzón (Embajador de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas en Ginebra). Esa manera de patriota como él dice expresar sus sentimientos de afecto con los trabajadores de la Patria, que él ha defendido a lo largo de toda su vida, y la manera como defiende los intereses de la Patria en Ginebra (Suiza).

Apreciados trabajadores, yo los felicito de todo corazón a todos.

El Gobierno nuestro se siente muy ilusionado en un acto como este. Nosotros hemos venido trabajando por construir confianza en Colombia. Esto la construye. Esto es un ejemplo mundial lo que ustedes han hecho.

Una confianza en Colombia que esté apoyada en la seguridad, en la promoción de la inversión y en la política social. Van de la mano, son inseparables. Yo les quiero dejar esa reflexión: si no hay seguridad nadie invierte, y si no hay inversión cómo financiamos la política social en un país de 46 millones de personas y todavía con tanta pobreza.

Pero también se necesita la política social como validador. Si no hay política social van a decir: ¿para qué la seguridad? Si no hay política social van a decir: ¿para qué la promoción de la inversión? Eso es un todo de tres elementos inseparables.

La violencia, común denominador en estos dos siglos de historia

Esta Patria nuestra ha sufrido mucho la violencia.

Ahora, con motivo del Bicentenario (de la Independencia) he invitado a los colombianos a que hagamos una reflexión que responda esta pregunta: ¿por qué un país como Colombia, que ha tenido buenos gobiernos, sus primeros presidentes fueron Bolívar y Santander; que ha tenido buenos dirigentes, buenas políticas públicas; que ha tenido una dinámica de democracia; excelentes trabajadores, por qué no progresado lo suficiente, por qué no ha tenido unos resultados positivos proporcionales?

Y la explicación la encuentra uno, entre otras razones, en una violencia que ha sido un común denominador en estos dos siglos de historia: violencia en la conquista, en las guerras de Independencia. No solamente hicimos la guerra de la Independencia frente a los españoles, sino que hubo mucha violencia entre nosotros. Todo el siglo XIX fue de violencia.

Algunos historiadores, entre ellos el doctor Rodolfo Segovia, nos dicen que solamente hubo unos pocos años de paz en el siglo XIX, en el gobierno del Presidente (Rafael) Núñez, y que eso permitió que empezarán a florecer las industrias del Caribe y también avanzaran las de la Región Andina y avanzara muchísimo la caficultura en la Colombia Andina.

Pero fue una paz muy efímera.

Renacieron las guerras civiles, aquella de 1895; que termina, pero ahí mismo empieza la guerra que se conoce con el nombre de Los Mil Días, que en realidad no fue de mil días, sino de mil 128 días, en la que murieron más de cien mil colombianos.

Se firman los pactos de paz en el año 1902, el país queda postrado, al año siguiente se separa Panamá y empieza el país, en esa postración, un proceso de recuperación.

En ese proceso hay gobiernos muy realizadores, para citar algunos a manera ejemplo: el gobierno del General Reyes; el gobierno de Pedro Nel Ospina, que invierte la indemnización recibida de los Estados Unidos por la separación de Panamá. Gobiernos modernizantes, de un gran calado social, como el de Alfonso López Pumarejo.

Pero esa paz nos duró muy poquito. Una paz de escasos 40, 42 años.

Y a principios de los años 40 aparece la violencia entre los partidos políticos, y cuando se está superando, con el Frente Nacional, a finales de los años 50, aparecen las guerrillas marxistas, que traen la idea del odio de clases, de la instauración de la dictadura del proletariado; que quieren sustituir la dinámica democrática por la violencia.

Y después llega la reacción cruel del paramilitarismo y el narcotráfico, presente en unos y otros. Y esa violencia que renace al principio de los años 40 es la todavía estamos sufriendo.

Las generaciones vivas en Colombia hoy no han vivido un solo día de paz.

¿Y cómo ha afectado esto al movimiento sindical?

Esta Patria llegó a tener en un año el asesinato de 250 líderes sindicales. Ha disminuido mucho. Yo agradezco muchísimo la valerosa intervención de Germán Restrepo, su reconocimiento a este esfuerzo. Pero nosotros no estamos contentos. No lo estaremos hasta que se pueda decir que en Colombia no asesinan a un solo trabajador. Es nuestra determinación desde el primer día de Gobierno.

La historia de por qué los han asesinado es una historia que hay que contarla. Y a los criminales hay que derrotarlos.

Las guerrillas marxistas trajeron al país la idea de la combinación de las diferentes formas luchas. A mi generación no nos lo contaron en los libros, lo vivimos en la universidad pública.

Entonces, asesinaban y penetraban la política; querían combinar el asesinato con la política; el asesinato y el secuestro con el movimiento estudiantil, con el movimiento campesino, con el movimiento laboral. Y a sangre y fuego hicieron penetraciones.

Entonces, después vino la reacción paramilitar y empezaron a asesinar trabajadores acusándolos de ser colaboradores de la guerrilla y la guerrilla a asesinar trabajadores acusándolos de haber traicionado a la guerrilla. Y toda esa confusión en ese derramamiento de sangre con el narcoterrorismo. Y la Patria llega a ese desangre de trabajadores, que lo tenemos que superar plenamente.

Yo diría que hoy hay algo bueno a pesar de que el problema no está totalmente resuelto. Le hemos quitado a la dirigencia de los trabajadores un enemigo: el paramilitarismo. Hay un actor menos de los que han tenido el designio criminal de asesinar trabajadores.

Todavía las Farc asesinan trabajadores. En las cuentas recientes aparece en el sur, en el departamento de Nariño, cómo las Farc llegan y asesina a 4 maestros, y en otra parte también hace asesinatos.

Nosotros tenemos que derrotarlos a todos y lograr que esta Patria tenga cero, cero asesinatos de trabajadores.

Protección a los trabajadores

Hemos avanzando también en la protección. Colombia en los últimos años ha mantenido más o menos 10 mil personas con protección individual del Estado. De ellos, 2 mil dirigentes de los trabajadores.

También muchas gracias Germán, porque usted dijo una verdad: ninguno de los trabajadores protegidos ha sido asesinado. Eso muestra que hay eficacia en la protección del Estado.

Este sistema de protección nos cuesta este año más de 40 millones de dólares. Y solamente para los trabajadores, más de 14 millones de dólares. Pero con qué gusto lo hacemos.

Y hemos avanzado en romper la impunidad. En eso ha ayudado mucho nuestro Embajador Angelino en Ginebra, Nuestros empresarios, nuestros trabajadores, el Gobierno han hecho un pacto para romper la impunidad.

Y queremos apoyar el trabajo en el cual nos quieren ayudar algunas embajadas para llegar totalmente al fondo del problema y superarlo definitivamente.

Cuando nosotros llegamos, en Colombia había apenas una sentencia condenatoria de asesinatos de trabajadores. Hoy hay más de 200. Ya tenemos 180 personas en la cárcel. Entonces, estamos trabajando en la protección y en la superación de la impunidad, tras un propósito: cero asesinatos de trabajadores en nuestra Patria.

Creo que esta política de Seguridad, a la que falta mucho, a mí me preocupa este problema de las bandas criminales en Medellín. Hay que derrotarlas. El sábado pasado hicimos otro ejercicio en Belén, después del que habíamos hecho en Manrique a ver cómo avanzamos en esto.

Yo creo, apreciado coronel Martínez (coronel Luis Eduardo Martínez, Comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá) que como todavía está legalizada la dosis personal, eso sí que es un factor que induce a la violencia, por eso hay que ilegalizarla, y a ustedes les queda muy difícil como policías meter a la cárcel a alguien que encuentran distribuyendo droga pero que solamente tiene en el bolsillo una dosis personal, que les dice a los jueces: no, es que esto no es delito. Yo creo que mientras tenemos la legislación que está en desarrollo, está en trámite, para ilegalizar esa dosis personal y meter a la cárcel a esos distribuidores, no a los enfermos, el país se equivoca, los intérpretes: nosotros no proponemos llevar a la cárcel a los enfermos, a los adictos. De ninguna manera. Pero sí a los que están vinculando, a través de la distribución, a los jóvenes a la criminalidad.

Mientras tenemos esa legislación, creo que en una ciudad como Medellín y en todo el país es urgente que ustedes vayan detrás de los distribuidores hasta las casas, los sitios donde tienen almacenada la droga y aplicarles extinción de dominio a todos esos sitios. Es una tarea de seguridad en la cual hay que insistir mucho. Yo creo que tiene cosas buenas.

Se ha recuperado un monopolio que el Estado nunca debió perder: el monopolio de las fuerzas del Estado para combatir a los violentos.

La palabra paramilitar nació en Colombia para denominar grupos privados criminales cuyo objetivo era combatir a las guerrillas. Hoy son las fuerzas institucionales del Estado las únicas que combaten a todos los delincuentes. Se ha recuperado ese monopolio que nunca debió perderse.

Se ha recuperado el monopolio de la Justicia. La Justicia colombiana es autónoma e independiente. Pero en muchas partes del país la Justicia había sido desplazada; los terroristas no la dejaban actuar. Hoy actúa en todo el país.

Los colombianos tienen menos miedo, denuncian. Yo creo que eso es bien importante. Ya los colombianos le han perdido el miedo al terrorismo, denuncian.

Las víctimas reclaman. Antes las víctimas no reclamaban porque lo encontraban inútil o temían represalias. Hoy tenemos 270 mil víctimas registradas como víctimas que han reclamado y estamos en el proceso de repararlos.

Aunque reparación total no hay, pero todo esfuerzo de reparación cierra posibilidades de venganza, anula odio. Pienso que la mejor reparación es el derecho a la no repetición. Nada ganamos con entregarle un cheque a una familia o con una reparación moral, si siguen matando. Por eso lo que necesita esta Patria es el derecho a la no repetición.

Este debe ser el siglo de la paz en Colombia

He pensado yo que nosotros pudimos haber obtenido mucha más prosperidad en los dos siglos anteriores, de no haber tenido tanta violencia. Y que este siglo debe ser un siglo de seguridad y de paz en Colombia, para que sea el siglo del desquite en la prosperidad colectiva de los colombianos.

Creo muy importante, compatriotas, señalar esto:

Esta política de seguridad se ha hecho con total respeto a las libertades, sin Estado de Sitio, sin afectación de los derechos políticos, sin afectación de las garantías individuales, con respeto al pluralismo.

Colombia tiene mil 102 alcaldes de elección popular y 32 gobernadores. El Gobierno se entiende respetuosamente con todos.

Cuando empezó el Gobierno, había 400 alcaldes de 400 municipios que no podían estar en sus municipios por amenazas del terrorismo. Hoy todos ejercen sus funciones rodeados de la política de Seguridad Democrática.

Se había perdido en Colombia la libertad de acción política, no por culpa de los gobiernos, que han sido respetuosos de la las libertades, si no por el avance del terrorismo.

En muchas regiones, para hacer política le tenían que pedir permiso al narcotráfico, a la guerrilla, a los paramilitares. Hoy hemos recuperado esa libertad para que la gente haga política, sin tener que ir a buscar un salvoconducto de los criminales.

Hay avances en el país. Pero cuando uno ve por ejemplo todavía este problema de las bandas criminales en Medellín -O anoche, que estaban celebrando el día de los niñitos en Toribio (Cauca), llegó un hombre de las Farc y tiró una granada- el trabajo que nos queda por hacer es grande, intenso. En esto no podemos espabilar sino por un solo ojo. Hay que estar al pie, al pie del trabajo en esto, para que el país recupere totalmente la seguridad.

Promoción de la inversión

Y hemos trabajado también en le segundo tema: la promoción de la inversión.

Este país ha ganado confianza, mucha. Este año, en el mundo, la Inversión Extranjera Directa ha caído en un 44 por ciento. En Colombia ha caído en un 10 (por ciento). Sigue llegando inversión.

Antes a Colombia llegaba en un año 400 millones de dólares, a lo sumo dos mil, excepcionalmente. En los últimos años, un año de 8.500; otro de 6.500; otro de 9.028; el año pasado llegaron 10 mil 574 millones de dólares.

A 30 de septiembre de este año llevábamos 6.700. 6.700 en un año de crisis es una suma bien importante.

Y a pesar de estas dificultades de la economía, en el primer semestre del año la tasa de inversión fue del 25.9 (por ciento).

¿Cómo la miden los economistas? ¿Cuál es el porcentaje que representan los recursos de inversión, en relación con el producto de un país?

Antes, de cada cien pesos que producíamos, invertíamos 12, 14 (pesos). Ahora estamos invirtiendo este año 25.9 (pesos). Hemos llegado en los últimos años a invertir 28 (pesos).

Si ustedes me preguntaran a mí por dos pensamientos para la prosperidad económica del país -y qué bueno poderlo decir ante un sindicalismo de participación, moderno, como el de ustedes; tan responsable con la empresa y con el país- yo les contestaría: tener una tasa de inversión alta y sostenida en el largo plazo y acceso a mercados.

Tratados de libre comercio

Por eso he agradecido mucho el apoyo de ustedes a los tratados de comercio. Es que esos tratados de comercio los buscamos no por caprichos ideológicos, sino porque necesitamos llegar a esos mercados.

Miren, lo que decían: hay un problema en la economía de un país vecino o con su Gobierno y ahí mismo se afectan nuestros empleos.

Entonces, nosotros tenemos que tener muchos tratados de comercio.

Yo le agradezco mucho al Sindicato de la compañía de Empaques ese apoyo permanente.

Y agradezco mucho la evolución que se viene dando en la CGT (Confederación General del Trabajo). Julio (Roberto Gómez Esguerra, Secretario General de la CGT), ayúdenos con eso, ayúdenos con eso. Eso es para que los colombianos tengan posibilidades.

Y además, hoy no se puede hacer tratados de comercio en contra de los trabajadores.

El primer capitulo que se exige hoy en una democracia en un tratado de comercio, es que ese tratado garantice la calidad del empleo, la afiliación a la seguridad social, el respeto al derecho de los trabajadores.

En el pasado, la globalización se entendía como algo de capitalismo salvaje. Hoy no. Hoy cualquier integración de las economías primero que todo necesita el capítulo social.

Por eso, yo les pido a los trabajadores que nos ayuden a que tengamos muchos acuerdos de comercio, para que tener posibilidades de llegar nosotros a mercados.

Germán (Restrepo Maldonado) también mencionaba en su intervención, sumamente -voy a recoger la palabra de mí época de universitario- dialéctica, de evolución, que los revolucionarios tienen que ser evolucionistas.

Mencionaba China. China es la que nos está dando ejemplo de inversión. Cuando Deng XiaoPing llegó a sustituir a Mao Tse Tung, dijo: ‘Es que nosotros no creamos el socialismo chino para tener la gente pobre, sino para que haya prosperidad. Por eso necesitamos vincularlo ahora con al economía social de mercado’. Y abrieron ese país.

Y llevan más de 20 años recibiendo 60, 70 mil millones de dólares de Inversión Extranjera Directa por año. Y todavía les falta mucho, porque de 1.200 millones de chinos apenas han superado la pobreza 400 millones.

Ellos nos han enseñado que lo países necesitan un tasa sostenida en el largo plazo y elevada de inversión, pero con responsabilidad social.

Nosotros hemos dicho que la responsabilidad social es transparencia, que la inversión sea transparente, que pague los impuestos, que no haya corrupción en los contratos.

Hemos dicho que la responsabilidad social es ir más allá de los mínimos legales. Yo aplaudo que la empresa organizada de Colombia hoy tiene un buen balance de responsabilidad social.

Hace dos días, al inaugurar el Centro Global en Bogota sobre responsabilidad social, la empresa privada colombiana informaba que está dedicando un 3 por ciento de sus ventas corporativas a programas de responsabilidad social.

La responsabilidad social es fraternidad laboral. Ustedes nos dan una enseñanza: sindicato y empresa.

Las relaciones laborales no pueden ser de capitalismo salvaje ni de odio de clases. Tienen que ser de fraternidad.

Entonces, cuando uno habla de la necesidad de que este país tenga unas relaciones cristianas, fraternas, entre empresas y trabajadores, aquí, en esto de ustedes encuentro un gran ejemplo.

También el mundo va a tener que hacer una reflexión: ¿esta crisis de la economía de dónde viene? De la especulación.

Y la especulación es contraria a la responsabilidad social.

Nosotros necesitamos volver a entender que el capital es un factor de creación de riqueza social, no una herramienta especulativa.

Ahora, el país tiene que avanzar mucho en competitividad. Es difícil.

Cuando yo voy a aterrizar en Medellín miro por la ventana y digo: ‘Todos los días admiro más a mis coterráneos’. Haber hecho estas fábricas a esta distancia del mar y con estas montañas, con esta topografía.

Y cuando viene alguien conmigo que no conoce Medellín, le digo: ‘Asómese. Vea que montañitas, vea que topografía, como la palma de la mano, pero mirada así’.

Y empiezo a decirle las distancias al mar. Es increíble que estos coterráneos hayan hecho esta civilización aquí. Es porque tienen una gran capacidad de labor, una gran capacidad de labor.

Esta Patria nuestra ha tenido muchas dificultades de competividad. Ahí se van superando. Yo tengo fe que el país salga adelante con la infraestructura que se está haciendo, con la educación.

Y hay buenos avances:

Este año, el Banco Mundial, en una calificación de competitividad que se llama el Doing Business, por tercer año consecutivo ha dicho que Colombia es uno de los países que más está avanzando.

Antes ocupábamos el puesto 80 entre 132 economías. Ahora el 37, entre 157 economías. Colombia en el puesto 37 es el primero de toda América Latina. Quedamos este año por encima de Chile, Brasil y México.

Y ya estamos trabajando en las reformas a ver cómo el año entrante Colombia por cuarto año consecutivo se gana eso.

Y también estamos trabajando para seguir avanzando en el Foro Económico Mundial. El Foro Económico Mundial dice que Colombia avanzó cinco posiciones en competividad.

Pero hay que tener validadores que nos digan si estamos o no en seguridad, si estamos avanzando o no en promoción de la inversión y si estamos avanzando o no en política social.

Avances en política social

Yo creo que también hay un buen avance en política social.

Recientemente el Banco Mundial dijo que Colombia es uno de los países que más está avanzado en el Índice de Oportunidades. Todo lo que es educación salud, microcrédito, etc.

Y el índice más difícil de todos, más difícil de todos, es el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas. Y en el informe que acaban de revelar dicen que Colombia ganó cinco posiciones, y que después de China, Colombia es el país que más ha avanzado.

 

Ahora, nos falta mucho. Uno se reúne con los sectores más pobres de los compatriotas permanentemente y uno se siente muy impotente.

Pero también hay que ver las cositas buenas que se dan en el país, porque nada más importante para una meta de largo plazo que ganar una meta parcial. Nada más importante para un pacto social que congregue a todos los colombianos a que ustedes lo vayan haciendo así sea por partes.

Si una central obrera, por ejemplo en este caso la CGT, dice: yo le juego a este pacto social y lo firmo. Esa meta parcial va ayudando a que se avance a la meta total para que en un momento estén todos en la meta total. Qué bueno que se pudiera hacer eso.

Hemos avanzado bastante en educación. En política social en general.

Este país está llegando hoy a un ciento por ciento de cobertura en educación básica.

Cuando empezó el Gobierno nuestro graduábamos 414 mil bachilleres. Este año se gradúan 737 mil.

Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios. Hoy hay más de millón y medio.

El Sena hoy es una revolución. Ha pasado de capacitar un millón cien mil trabajadores, este año capacita seis millones y medio. Y tiene 295 mil matriculados en técnicas y tecnologías. Tenía 41 mil. Y está agregando otros 250 mil.

Bienestar Familiar hace una revolución: tenía cinco millones de usuarios, tiene 12 millones de usuarios.

Colombia va a llegar a total cobertura en nutrición de niños. Claro que nos falta mucho.

Una cosa es la nutrición y otra cosa la escolaridad. Si ustedes me preguntaran problemas: muchos.

Uno de los más graves problemas es que apenas estamos empezando con la escolaridad para los niñitos pobres de menos de 5 años.

Otro problema bien grave, salvo en Bogotá y Medellín donde hay muy buenas edificios escolares, en el resto del país estamos muy atrasados. Las coberturas nos han desbordado la capacidad de los edificios escolares.

Otro problema. Nosotros, con la ayuda de Dios, en julio del año entrante tendremos el ochenta por ciento de los estudiantes de la matrícula pública con Internet. Eso está muy desequilibrado regionalmente. Hay unas regiones con un gran avance, otras todavía con un sensible retraso.

Pero para ver problemas y cosas buenas en salud. Los Estados Unidos está hoy en ese debate, tremendo, a ver cómo le resuelven el problema a 47 millones de trabajadores norteamericanos que no tienen seguro de salud. En Colombia, de 46 millones, ya tenemos 41 millones con seguro de salud.

Y los Estados Unidos tiene 46 mil dólares de ingreso por habitante; Colombia, 4 mil.

Ahora, que hay problemas. Claro. Les voy a reconocer dos:

Todavía el Régimen Subsidiado tiene un conjunto de beneficios muy inferior al Régimen Contributivo.

Y si bien hemos mejorado, yo creo que ustedes han sentido la mejora de las clínicas del Seguro Social en Medellín. Las hemos reformado todas, y hemos hecho ese tránsito de la vieja EPS del Seguro a la nueva. Pero nos falta reformar muchos hospitales públicos en el país.

En el Gobierno nuestro no se ha cerrado un hospital, pero se han reformado muchos. Y es bueno, después de 7 años, recordar cómo eran las clínicas del Seguro Social y cómo son ahora. Pienso que allí hay un gran avance.

El país tiene hoy 2 millones 840 mil Familias en Acción.

Pero en esto hay que estar trabajando todos los días, y ustedes nos dan un ejemplo enorme.

Hay una discusión en el país: Presidente, quiten los parafiscales para generar empleo. Yo no creo.

Lo decía antier en las cajas de compensación. Qué bueno decirlo en Antioquia, en la Compañía de Empaques, porque aquí nació el subsidio familiar. Creo que hay que defender las cajas de compensación, el Sena y Bienestar Familiar; mejorarlos todos los días.

Yo pienso esto, apreciados compatriotas:

Uno quita esa plata y de pronto le generan 150, 200 mil empleos y después no le vuelven a generar empleo.

Es que el mundo hoy no está buscando dónde está la mano de obra barata para generar empleo, sino dónde hay posibilidades de inversión y de acceso a mercados. Eso es bien importante la evolución que se ha dado.

Un empresario internacional y un empresario nacional, con buena agudeza, para hacer una inversión no pregunta si la mano de obra está muy barata. Pregunta: ¿hay condiciones de seguridad para la inversión? Pregunta: ¿lo que yo produzca allá lo puedo exportar? ¿Tengo buen mercado interno? ¿Ese país tiene acuerdos de comercio con bastantes países, para que lo que yo produzca en ese país lo pueda exportar a muchos países?

Esas son las preguntas.

Entonces, ¿qué creo yo?

Si nosotros quitamos los parafiscales, yo creo que no hay una respuesta al empleo como algunos la predican. Se abarata la mano de obra y hay más utilidades para algunas empresas porque dejan de pagarlos, pero no hay beneficio para el empleo.

Es el traslado de una renta que hoy va al beneficio social, a una renta que iría a la empresa. Eso es perjudicial. Va contra la práctica que ustedes nos están enseñando aquí.

Otros dicen: ‘No. Es que buscamos otra fuente’.

Yo no veo hoy posibilidades de una fuente tributaria en Colombia para reponer 6 billones que valen los parafiscales, 5 billones cuatrocientos.

Entonces, dicen: ‘Es que eso mata la pequeña empresa’.

El trabajador de la pequeña empresa tiende a ser el que más se beneficia del subsidio monetario para los hijos, de las cajas de compensación. La pequeña empresa se puede beneficiar mucho del Sena, de Bienestar Familiar.

Entonces, si la pequeña empresa paga los parafiscales, si hay ese beneficio a sus trabajadores, va a ver más afecto de los trabajadores por la empresa; mejores condiciones de estabilidad, de productividad, y menos presión por salarios, especialmente en época de crisis.

A mí me preguntan: ‘Entonces, ¿cómo generar empleo?

El empleo es una variable derivada, una variable resultado.

Yo creo que el país tiene que generar empleo insistiendo en la seguridad. El país tiene que generar empleo insistiendo en la investigación, en la transferencia tecnológica; construyendo la infraestructura que nos haga competitivos.

Por ejemplo, tenemos todo el compromiso de construir esas autopistas de la Montaña, para que esta gran civilización nuestra tenga mejor comunicación con el mar.

Hay que generar empleo construyendo condiciones de confianza. Ustedes son unos generadores de empleo. Les aseguro que si ustedes no hubieran construido estas relaciones de confianza, la Compañía de Empaques estaría cerrada.

Estos acuerdos de construcción de confianza son generadores de empleo.

Salario mínimo

Estamos entrando ahora en una época difícil de discusión del salario mínimo, porque vamos a discutir salario mínimo con la inflación más baja en 60 años. Una inflación del 3 por ciento.

Yo confío en la sensatez y en la generosidad. Qué bueno un acuerdo sobre salario mínimo.

Y algunos dicen que Colombia tiene que bajar el salario mínimo. Lo han dicho en muchos foros este año, a Julio (Roberto Gómez, Secretario General de la Confederación General del Trabajo) le ha tocado. En los mismos foros que han dicho que quitemos los parafiscales.

Sí, reconocemos que hay muchos colombianos que no ganan el salario mínimo, pero la vía no es rebajar el salario mínimo. Si uno rebaja el salario mínimo es como maquillar un balance: aparecería menos ciudadanía laboral en la informalidad, pero también menos calidad de vida.

Uno maquilla un balance: en la apariencia quedan mejor las cuentas, pero uno va a ver y se deteriora la caja de la empresa.

Entonces, uno aquí qué puede hacer: rebaja el salario mínimo y entonces le aparece menos informalidad, pero va a ver y está la gente más pobre.

Y el salario mínimo, así haya muchos trabajadores de Colombia que están todavía con un ingreso por debajo del salario mínimo, de todas maneras es un factor de referencia, es un jalonador. Vamos a estar atentos a este difícil momento.

Yo tengo una preocupación: nosotros no podemos deteriorar la calidad del empleo, la tenemos que mejorar.

Miren, ¿ustedes saben qué es lo que nos puede matar a nosotros la posibilidad de los tratados de comercio? Deteriorar el empleo.

Cómo le dice uno a Canadá o a Europa que hagan tratados de comercio con nosotros, o al Asia -ahora que tomamos la decisión de hacer el tratado de comercio con Corea, porque los coreanos nos quieren, porque nos agradecen haber participado en la guerra de ellos, porque quieren ser el padrino de Colombia para que Colombia entre a la Asociación de Países del Pacífico, y allá está hoy el gran motor de la economía mundial, y nosotros todavía no estamos allá, y allá nos tenemos que meter, allá tenemos que llegar- cómo le dice uno a estos países:, hagan tratados de comercio con Colombia, y nos preguntan: ¿y el capítulo social? Y al mismo tiempo estamos nosotros aquí afectando salario mínimo o eliminando parafiscales.

Hay que pensar eso. Nosotros necesitamos cartas de presentación para los tratados de comercio.

Aquí nos hemos propuesto tener unos sectores de talla mundial: que los biocombustibles, que el sector médico. Cómo me gusta ver que ya hay dos zonas francas aquí, aprobadas recientemente, para traer turistas en el sector de la salud. Una que la está haciendo el Hospital de San Vicente, cerca del Aeropuerto de Rionegro, y se le acaba de aprobar otra a la Clínica Soma para Sabaneta.

Nosotros podemos ser muy competitivos en esos servicios, enormemente.

Otro sector de talla mundial, que el call center, que el software, que la producción de cosméticos, todo eso.

Pero uno no puede pretender desarrollar sectores de talla mundial, si no está buscando al mismo tiempo mejorar la calidad del empleo.

El mundo no entiende que un país pueda ser un sector de talla mundial, y que al mismo tiempo quiera deteriorar la calidad del empleo.

La confianza inversionista

Si yo fuera un extranjero y viniera hoy a invertir a Colombia, preguntaría: ¿ese país tiene estabilidad? Deteriorar las condiciones laborales no da estabilidad.

Nosotros, el año pasado le dijimos al Congreso: no echen para atrás la Reforma Laboral del 2002, que nos ha ayudado mucho.

Este país no hubiera construido 14 mil habitaciones hoteleras que está construyendo, ni estuviera construyendo todos esos almacenes de cadena, sin la Reforma Laboral. Pero también nos dio el dinero el Sena, del Fondo Emprender.

Le dijimos al Congreso eso: por de pronto tener una bandera electoral, la van a tumbar, pero hacemos un gran daño. Pero también hemos dicho: así como no creemos que sea conveniente crearle nuevos obstáculos al empleo, tampoco podemos ir a quitarles derechos a los trabajadores.

Nos opusimos a que desmontaran esa Reforma Laboral, pero también nos hemos opuesto a lo que muchos han propuesto de eliminar parafiscales o disminuir el salario mínimo.

Para la confianza inversionista es fundamental la estabilidad Y la estabilidad se da en un país como se ha dado en la Compañía de Empaques. Cuando trabajando todos unidos van encontrando elevados índices de satisfacción.

Si aquí vinieran los encuestadores a medir el índice de satisfacción de la empresa y de los trabajadores, y a compararlo con hace 20 años o más, yo les aseguro que ha mejorado mucho.

Y el índice de satisfacción no es siempre el índice de ganancia. Inclusive, en momentos de crisis, cuando hay buenos acuerdos entre empresas y trabajadores, puede haber más índice de satisfacción, aunque haya menos índice de utilidades para la empresa y menos incremento salarial para los trabajadores.

El índice de satisfacción tiene por allá un elemento no medible en dinero, que es el agrado entre empresa y trabajadores, por las condiciones en que se han puesto de acuerdo. Eso lo necesita un país. Ustedes lo han logrado en la Compañía de Empaques, y lo necesita un país.

Lo que ustedes empezaron a hacer aquí ya se ha replicado en 154 casos en Colombia. Ya tenemos 154 contratos sindicales. Teníamos uno. Y lo que necesitamos es masificarlo. Yo diría que el contrato sindical y las modalidades semejantes expresan la contratación colectiva en la vida moderna. Hay comunidad de intereses.

En el viejo esquema, la empresa se preocupaba por sus utilidades; los trabajadores, por sus reivindicaciones. Ahora, aquí, la Compañía de Empaques se preocupa por sus utilidades, pero también por los trabajadores, y los trabajadores se preocupan por su situación y también por la empresa.

Eso marca una gran diferencia.

Hoy a todos les interesa la competitividad y la sostenibilidad de la empresa. Tanto el doctor Pedro Miguel (Estrada Londoño, Presidente de la Compañía de Empaques), como el doctor Germán (Restrepo Maldonado, Presidente del Sindicato de Empaques), se refirieron muy acertadamente a la diferencia entre la vieja época de la economía cerrada y ahora.

Ahora, con esta economía del mundo integrada sí que necesita este tipo de acuerdos como el de ustedes. Porque en el pasado no había amenazas de afuera. Hoy si una empresa se descuida la quiebran de afuera muy fácil. Si una empresa pierde su afán competitivo, la cierran de la noche a la mañana con la competencia internacional.

Por eso, hoy sí que se hace imperativo esto de ustedes, donde ustedes se preocupan no solamente por los trabajadores, sino por la sostenibilidad de la empresa.

Echen ese pacto social para adelante. Lo que nosotros podamos ayudar lo hacemos con mucho gusto.

Yo les quiero hacer una confesión sentimental: cuando uno pertenece a una generación que no ha vivido un solo día de paz, llegar a un acto como este le produce mucha emoción de Patria.

He entregado, con un inmenso orgullo, con una gran emoción, la Orden Nacional al Mérito al Sindicato de la Compañía de Empaques.

Este país, al decir de algunos, ha rezado más de lo que ha practicado. Ustedes han practicado más. Porque ustedes, sin decirlo, han cumplido una gran labor de fraternidad cristiana al mantener este acuerdo de empresa y de trabajadores.

Los felicito”.

 

 


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