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Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez durante la celebración de los 57 años de la Universidad Autónoma de Bucaramanga

Bucaramanga, 18 nov (SP). “Después de su regreso al país, después de haber permanecido unos años en el exilio, a raíz de los acontecimientos dolorosos del 25 de septiembre de 1828, el General Francisco de Paula Santander emprendió la primera revolución educativa, profunda, de que da cuenta la historia de la Nación. No duró mucho tiempo porque, como lo veremos más adelante, todo ese periodo, como casi todos los tramos de nuestra historia, han estado severamente afectados por la violencia.

Para honrar la memoria de quien construyó el principio de que los colombianos practicamos la ética si respetamos la ley, los colombianos respetamos la tolerancia si acatamos la ley, para honrar la memoria del Padres de la Patria, del General Francisco de Paula Santander, se creó la Orden que lleva su nombre, para distinguir a los mejores educadores, a las instituciones y personas naturales que mejor contribuyan a la educación de Colombia.

La importancia de la Unab

Me honra mucho, como Presidente de la República, entregar, en estos 57 años que hoy conmemoramos, a la Universidad Autónoma de Bucaramanga, la Orden Francisco de Paula Santander.

Quiero destacar ante los colombianos la importancia de la Universidad. Surgió en dos momentos de intolerancia, el fruto de la violencia. Primero, su bachillerato, y años después, sus programas universitarios.

Cuenta la historia que en 1952, en el antiguo Café Inglés se reunieron algunas personas del profesorado liberal, tomaron la decisión de fundar un plantel que orientara la educación de manera diferente, que impartiera una educación para la libertad, que mantuviera una diferenciación de este criterio, de otro criterio excluyente que se consideraba no aceptable.

El ex ministro, Presidente y cofundador, Presidente de la Junta Directiva y cofundador de la institución, el doctor Alfonso Gómez Gómez, nos recuerda: ‘Fundamos un establecimiento con calor, con interés, y de ahí resultó el primer aporte, en ese tiempo una suma grande, que fue de dos mil pesos, para comprar algunos pupitres, tableros, tiza, y dimos en crear un núcleo que apoyara esa idea. Así en pocos días el establecimiento empezó a funcionar en forma muy precaria, desde luego, con la mayor parte del personal docente ad honórem. El colegio era de propiedad de nadie; era una corporación, la estábamos fundando como quedó para siempre, sin ánimo de lucro, no reparte dividendos, y las utilidades que necesariamente debe producir se destinan a reinversión en el mejoramiento constante de los servicios.

‘Consolidado el Instituto Caldas en 1952, en una junta que se celebró en sus aulas, el doctor Armando Puyana, cofundador de la institución, propuso la necesidad que tenía Bucaramanga de administradores de empresas; organizaron la Facultad de Administración de Negocios, que llevaría a convertir a la Unab en la primera universidad de carácter privado del oriente colombiano’.

Quiero rendir homenaje a sus fundadores, encabezados por los doctores Alejandro Galvis Galvis, Alfonso Gómez Gómez, Armando Puyana Puyana.

Un homenaje a sus rectores, al doctor Gómez Gómez, a los doctores José Manuel Arias Carrizosa, Manuel Francisco Neira Rojas, a nuestro Viceministro Gabriel Burgos Mantilla, en dos ocasiones Rector, y a nuestro noble amigo, el doctor Alberto Montoya Puyana, también en dos ocasiones Rector y actual Rector. Un homenaje a todos los que han contribuido a la Universidad, a sus éxitos.

Es grato registrar que todos los programas tienen hoy la certificación de calidad, y que ha avanzado en programas de gran importancia que ya tienen el certificado de acreditación de excelencia, como son: el programa de Administración de Empresas, de Contaduría Pública, de Comunicación Social, de Música, de Ingeniería de Sistemas, de Licenciatura en Educación Preescolar, de Sicología. El programa de Derecho está en proceso de renovación de la acreditación de excelencia.

Quiero rendir un homenaje al esfuerzo investigativo de la Universidad, a sus nueve centros de investigación, a sus cuatro centros de conocimiento, a los 31 grupos de investigación registrados en Colciencias. Once ya lograron el reconocimiento y 20 están en el proceso de obtenerlo. A los 23 semilleros de investigación. Al gran esfuerzo de la Universidad, que ya tiene un porcentaje importante en sus profesores con doctorado, y un 34 por ciento de sus profesores con maestría.

Quiero rendir un homenaje a quienes han sido destacados en el día de hoy con las diferentes distinciones que otorga la Universidad.

La Universidad ha cumplido un papel fundamental en la defensa de la libertad de cátedra, que es el camino necesario para el avance de la ciencia. En la defensa de la tolerancia, en la defensa de la convivencia.

El país ha visto en materia universitaria periodos graves de intolerancia que han desembocado en violencia. Primero, aquel que antecedió al nacimiento de la Universidad Autónoma, y después aquel periodo paralelo con el ejercicio de la Universidad Autónoma. Ambos restringieron la libertad de cátedra, quisieron amañar los conocimientos, someterlos a caprichos ideológicos, afectar las posibilidades investigativas.

Cuando un periodo de restricciones sucedió al otro, por fortuna hubo esa luminaria de libertades, que aquí se expresó y se ha expresado en la Universidad Autónoma. Cuando todavía el país no había superado el periodo que la antecedió, en las universidades colombianas se estaba creando otro periodo de restricciones: no se permitía el ejercicio científico de la cátedra; se imponía una sola visión del pensamiento. De pronto no dejaron reflexionar lo suficiente, no permitieron anticipar con más claridad los procesos que ocurrirían en el mundo.

Después de aquellas fatídicas exclusiones que antecedieron la Universidad Autónoma, vinieron otras.

A mi generación le correspondió una universidad de la monocátedra del Marxismo. No se permitían sino unos textos. El mundo no se podía ver sino a través de una idea: la dictadura del proletariado, la socialización de los medios de producción, la restricción de lo que se llamaban las libertades burguesas, la necesidad de escoger entre cualquiera de los sistemas afines.

No había más posibilidad que el sistema soviético o la réplica de la naciente revolución cubana o las tesis de Ho Chi Min o la China de Mao Tse tung. Eso también estancó profundamente el proceso de la ciencia. Y por fortuna, mientras eso ocurría, florecieron universidades de libertad y de investigación, como la Universidad Autónoma de Bucaramanga.

La restricción de la ciencia en esos periodos de intolerancia ha afectado mucho la prosperidad del país; también la convivencia. Y no permitió avizorar eventos tan significativos como la caída del Muro de Berlín, que ahora conmemora sus 20 años; como la transición de Mao Tse Tung a  Deng Xiao Ping, en China, o como el colapso de Unión Soviética. Tampoco el análisis de las causas que determinaron esos fenómenos.

Todavía pendientes del escrutinio histórico, habrá de ser este que nos diga qué fue lo determinante de aquellos fenómenos, si la pérdida de libertades o la afectación de la calidad de vida.

El pueblo soviético vivía una gran carrera armamentista, éxito en la conquista del espacio, pero una deplorable evolución de su calidad de vida. Todo el aparato productivo obsoleto, mientras en Occidente había prosperidad. Los alemanes del Este, por las rendijas del Muro de Berlín, podían ver una Alemania occidental próspera. Y ellos, totalmente afectados en su calidad de vida.

La China de Mao Tse Tung tuvo que remozarse con la apertura de Deng Xiao Ping. Y el mundo demostró que el proceso científico no se puede estancar, como tampoco se puede estancar con las teorías que posteriormente se produjeron, por parte de aquellos que creyeron que con la economía de mercado se había culminado la evolución de la historia económica y de la historia social.

Para evitar esos procesos de estancamiento, se requiere la universidad investigativa, la universidad de libertades, la universidad que premie la creatividad, méritos todos de la Universidad Autónoma de Bucaramanga.

Una universidad de debate, crítica, científica, pero no violenta

Nosotros tenemos un concepto de universidad. Creemos que tiene que ser científica, que tiene que ser una universidad de debate, que tiene que ser una universidad masiva, que tiene que ser una universidad evolutiva, pero una universidad no violenta.

He allí algunos de los puntos que hemos venido defendiendo en estos años, y no siempre de manera fácil. Para que la universidad sea científica, tiene que estar rodeada de un medio de libertades; para que la universidad sea masiva y popular, tiene que estar rodeada de todas las garantías de educación para los sectores populares de la Nación.

Tenemos que aceptar la universidad crítica. En un país con todas las dificultades sociales como nuestra Patria, la universidad es esa especie de caja de resonancia donde producen su eco los problemas sociales. La universidad es esa especie de laboratorio donde se procesan las respuestas a la estructura social.

Pero aquello que rechazamos es la universidad violenta. Mientras ha habido violencia en muchas de nuestras universidades, esta universidad ha sido un faro de investigación, de crítica social, al mismo tiempo de convivencia, de libertades y de paz. Qué importante.

Es equivocada la idea de asociar la universidad científica y de masas, la universidad crítica, con la universidad violenta. Es acertado el recorrido de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, que asocia la universidad crítica, la universidad científica, la universidad de libertades, con la universidad ajena, la universidad contraria a la violencia.

Quiero rendir un homenaje sentido, en nombre de todos los colombianos, en estos 57 años de la Universidad Autónoma de Bucaramanga.

La violencia ha detenido la prosperidad del país

Y cuando la universidad nace, a raíz de un proceso de los tantos de violencia que han afectado al país, conviene, apreciados compatriotas, justo en esta época de la víspera del Bicentenario, hacer unas reflexiones para que contribuyan al análisis crítico por parte de los historiadores.

Colombia, un país de buenos gobiernos, de buenas políticas públicas, de buenos liderazgos, un país de grandes posibilidades, ¿por qué no ha tenido mejores resultados?

Cuando nuestra Nación nació, tenía el mismo ingreso per cápita de los Estados Unidos. Y después de la Segunda Guerra Mundial, cuando empezaba el proceso de reconstrucción en Asia, nuestro país tenía el mismo ingreso per cápita de Corea.

Y nos preguntamos: ¿qué nos ha detenido la mayor prosperidad que pudimos obtener? Seguramente habrá muchas respuestas. Permítanme aportar una: hemos sufrido mucho la violencia.

La violencia es, a mi juicio, un factor que determina por qué Colombia, en medio de tantas posibilidades, ha tenido menos prosperidad de la que pudo tener: violencia en la Conquista, violencia en la Reconquista, violencia en la Independencia, el cadalso, las guerras intestinas.

Uno se pregunta si al Libertador le costó más trabajo la independencia de los españoles o superar las contiendas internas. Uno se pregunta por qué El Libertador no pudo dedicar suficiente tiempo al buen gobierno, y la respuesta es una: porque tuvo que dedicar todas sus energías a superar las dificultades internas.

No se había consolidado la Independencia frente a los españoles, y ya el Gobierno de Páez en Venezuela atentaba contra la integridad de la Gran Colombia. Y cuando El Libertador llegaba de apaciguarlo, inmediatamente tenía que desplazarse al Ecuador a buscar también apaciguar las tentaciones de desintegración de la Gran Colombia. En tareas infructuosas, finalmente se dio esa desintegración, liderada allí por el General Juan José Flórez.

Cuando el General Santander, en la Presidencia, al regreso del exilio, emprendió esa gran revolución educativa, pronto fue afectada porque el país entró en la Guerra de los Supremos.

En ese siglo XIX, si se repasa cuidadosamente el registro de los historiadores, apenas tuvimos siete años de paz alrededor del Gobierno de Núñez. Y esos siete años de paz permitieron que en la Colombia Andina floreciera la caficultura y que en la Colombia del Caribe florecieran los primeros procesos industriales.

Tuvimos excelentes gobernantes a partir de la Constitución del 63. Pero la inestabilidad por las rencillas, la violencia o su amago, impidieron mejores logros de unos liderazgos ejercido brillantemente por Murillo Toro, por Aquileo Parra. Y cuando el país gozaba de siete años de paz, rápidamente irrumpió una nueva guerra civil: la Guerra Civil de 1895.

No hemos tenido un momento completo de paz

A finales de esa centuria, el país tuvo seis guerras civiles. Y no había concluido definitivamente la Guerra Civil de 1895, cuando empezaba aquella guerra civil de los Mil Días, que realmente fue de 1.128 días, que en un país de menos de cuatro millones de habitantes dejó más de 100 mil muertos.

Las circunstancias de depresión a las que esa guerra condujo a nuestra Patria, llevaron a los pactos de paz. La paz se hizo por considerar que el país estaba destruido.

Yse hizo en aquellos tres acuerdos de 1902: el acuerdo en Chinácota, suscrito por las fuerzas revolucionarias y el General Ramón González Valencia, en nombre del Gobierno; el acuerdo del Buque Wisconsin en Panamá, suscrito por el General Alfredo Vásquez Cobo, en nombre de las fuerzas gubernamentales, y por los delegados de las fuerzas insurgentes del General Benjamín Herrera, y el acuerdo en Neerlandia, finca del departamento del Magdalena, suscrito por el General Rafael Uribe Uribe, en nombre de las fuerzas insurgentes, y por el General Florentino Manjarrez, en nombre del Gobierno.

En aquellos momentos, el héroe de Palonegro y de Peralonso, quien inicialmente bajo la conducción del general santandereano Gabriel Vargas Santos, y después en alguna forma en actitud desobediente, avanzara en esas guerras, el General Uribe Uribe, dijo: ‘Todo el país está por reconstruir. Nuestros padres y nosotros mismos pensamos hacer Patria, equivocadamente, con los fusiles destructores de la violencia; hoy creemos que el único camino para hacer Patria es el de las armas fecundas del trabajo. He renunciado a la guerra, pero jamás renunciaré a la dialéctica de las ideas. Por eso cada mañana paso revista a las ideas que he venido profesando, doy de baja aquellas que considero inútiles y obsoletas, y las sustituyo por otras más fuertes y robustas’.

Nada detuvo el proceso negativo para el país que dejó toda esa cantidad de guerras, una tras otra.

En noviembre de 1903, trece meses después de los pactos de paz, se independiza Panamá. Firman un acta de independencia de hermandad, dicen que han llegado a la mayoría de edad y que se separan como hermanos. Al mediodía de aquél 3 de noviembre, el General Pedro Nel Ospina ingresó al Palacio de San Carlos a contarle al Presidente Marroquín que se estaba firmando el acta de separación de Panamá. El Presidente de la República leía una novela en francés.

Nada había que hacer. Nosotros habíamos cavado, en la sucesión de nuestra violencia, el malestar que condujo a la independencia de Panamá y a la pérdida del Canal.

Es bueno repasar la historia para saber qué tuvo más determinación, qué influyó más en la separación de Panamá: si la política del Gran Garrote, del Presidente Theodore Roosevelt, o la política del gran descuido, a la cual nos condujo la sucesión de hechos de violencia en nuestra Patria.

Empezó el país un proceso de reconstrucción con un Gobierno realizador, más comprendido en la posteridad de la historia que en el momento de sus realizaciones: el Gobierno del General Reyes.

Después vinieron esfuerzos grandes, como el esfuerzo de infraestructura del General Pedro Nel Ospina, aplicando los 25 millones de dólares de la indemnización de Panamá. Vino un Gobierno de renovaciones de Olaya y un Gobierno inolvidable en la memoria de los colombianos: el Gobierno de Alfonso López Pumarejo.

De pronto, a pesar de todo lo que se ha escrito sobre la administración López Pumarejo, es importante incluso hacer algunas revisiones: en mi concepto, él entendió, como quien mejor pudiera comprenderlo, la necesidad de apoyar la empresa privada y de apoyar a los trabajadores en sus derechos.

López Pumarejo fue el gran modernizador, el que condujo a Colombia a dar el gran salto de inserción en el siglo XX, el que la condujo a la modernidad empresarial y, al mismo tiempo, el gran defensor de los derechos de los trabajadores. Qué importante ese binomio.   

En nombre del necesario apoyo a la empresa privada, a la libertad de emprendimiento para la prosperidad del país, jamás incurrió en aquello que se podría denominar, a la luz de las tesis contemporáneas, los excesos del capitalismo salvaje. Y en nombre de la defensa de los derechos de los trabajadores, jamás llegó al exceso de hacer inviables los proyectos de emprendimiento privado.

Esa conciliación entre el interés del emprendimiento y el interés de los derechos de los trabajadores, es un legado bien importante de la administración López.

Y estaba el país entrando en esa época de modernidad, y a principios de los años cuarenta irrumpió la violencia partidista. Uno podría decir que del siglo pasado apenas tuvimos 40 años de paz, entre aquellos acuerdos de 1902 y los primeros años de los años cuarenta. 

Todavía no se habían apagado las llamas con los acuerdos del Frente Nacional, y entonces aparecieron las guerrillas marxistas. El reciente triunfo de la Revolución Cubana definió dos réplicas para América Latina: una en Bolivia y otra en Colombia.

Y aquí se apeló al odio de clases, a la lucha violenta, al propósito de destruir el Estado de Derecho y de sustituirlo por la dictadura del proletariado. Y crecieron las guerrillas marxistas. Y vino la reacción, igualmente cruel, del paramilitarismo. Y unos y otros terminaron fusionados con el narcotráfico y en acciones de narcoterrorismo.

Desde esos primeros años de 1940 hasta la fecha, las generaciones de colombianos que hemos vivido sobre este suelo, no hemos tenido un momento completo de paz.

El siglo del desquite

Diría, apreciados compatriotas, que si nosotros queremos hacer de este siglo un siglo de prosperidad, un siglo de desquite, un siglo que nos desatrase, necesitamos entender que la seguridad, como camino para la paz, es un valor democrático, es un presupuesto necesario.

Ojalá en las reflexiones de este Bicentenario se le asignara toda la importancia a la seguridad como fuente de recursos, como valor democrático.

Y nada mejor para expresarlo que el auditorio de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, con 57 años de un ejercicio de crítica con tolerancia, de un ejercicio profundamente constructivo y científico, como un gran aporte al bienestar nacional.

Por supuesto, la seguridad hay que acompañarla de la prosperidad colectiva, y la prosperidad colectiva necesita un gran esfuerzo en inversiones, un gran esfuerzo en mercados, un gran esfuerzo en competitividad, un gran esfuerzo en política social, encabezada por la política educativa.

Colombia, a mi juicio, apreciados compatriotas, requiere proyectar en el largo plazo un interés superior por mantener una alta tasa de inversión, permanente, estable.

Cuando Deng Xiao Ping abrió la economía comunista de China, para integrarla  a la economía de mercado, comprendió que solamente con una alta tasa de inversión, sostenida en el tiempo, se podía reivindicar de la pobreza al pueblo chino.

Llevan más de 20 años recibiendo flujos de inversión superiores a los 58 mil millones de dólares al año, y de los 1.200 millones de habitantes han reivindicado de la pobreza a 400 millones.

Nuestro país ha progresado, pero no lo suficiente, y no podemos tener incertidumbre hacia el futuro.

Confianza inversionista

Nosotros, a pesar del mal momento de la economía, hemos logrado ir consolidando la confianza de inversión.

Antes, la inversión extranjera directa se movía en un rango de entre 400 y 2 mil millones de dólares; en los últimos años, un año de 8 mil 500, otro de 6 mil 500, otro de 9 mil 28; el año pasado, el año récord: 10 mil 574 millones de dólares.

Este año la inversión extranjera directa en el mundo cae en un 44 por ciento; en Colombia, en un 10 por ciento.

Es una caída sensiblemente inferior a la caída de la inversión extranjera directa en el mundo, pero también debemos tener en cuenta que es una caída que se da en comparación con el año récord de inversión extranjera en nuestro país, que fue el año 2008.

Confiamos en que la inversión extranjera bruta, antes de descontar las inversiones de empresas, como Ecopetrol, la empresa de gas de Bogotá, como Interconexión Eléctrica en el extranjero, la inversión extranjera este año se puede situar en Colombia en 8 mil 500 millones de dólares. Estamos en el rango elevado de los últimos años. 

Y a pesar de estas dificultades de la economía, la inversión, como flujo porcentual frente al Producto, que antes estaba entre el 12 y el 14 por ciento, en los últimos años ha fluctuado entre el 25 y el 28; en el primer semestre de este año se situó en el 25,9 por ciento. Una tasa permanente elevada de inversión es fundamental en nuestra Patria.

Acceso a mercados del mundo

Y por supuesto, en una ciudad andina, pero al mismo tiempo con una gran apertura cosmopolita, en esta Bucaramanga, de un gran sentimiento universal, es preciso también decir, apreciados compatriotas, que Colombia necesita ampliar el ingreso a todos los mercados del mundo.

Con 46 millones de habitantes, nosotros no podemos estar restringidos a unos pocos mercados. Antes apenas teníamos el mercado andino y un acuerdo relativamente liviano con México.

En los últimos años hemos hecho el Acuerdo de la Comunidad Andina – Mercosur, que nos va integrando con ese gran coloso que es Brasil; el Acuerdo con Chile, una de las economías más integradas a la economía mundial; el QAcuerdo de Inversiones con Perú, que va más allá de las reglas de la Comunidad Andina; el Acuerdo de Comercio de Inversiones con tres países centroamericanos; el Acuerdo con Canadá, que confiamos que después de todos los obstáculos el Congreso canadiense lo apruebe en las semanas que vienen; el Acuerdo con los Estados Unidos, con preocupante demora en su Congreso.

Estamos próximos a cerrar negociaciones con la Unión Europea. Y hemos avanzado en acuerdos como el acuerdo con China; para el fomento y la seguridad recíproca de inversiones, el acuerdo con India, que se firmó la semana anterior.

Estamos avanzando también en tratados internacionales para desmontar la doble tributación, para que al inversionista extranjero en su país no le cobren por las inversiones en nuestro país, para que aquí se cobre por la inversión del inversionista extranjero en nuestro suelo, y allá eso se le deduzca, y viceversa.

Y también hemos tomado la decisión de incursionar en el mercado asiático. Muchos compatriotas dicen: es que nosotros no tenemos la oferta de minerales del Perú o de Chile para llevar al mercado asiático. Pero hay que entender estos acuerdos de comercio como posibilidades que no solamente dan sus beneficios en el corto plazo, como acuerdos fundamentales para la confianza de inversión, como señales políticas que dan gran confianza en países como Colombia.

En los próximos días empezaremos la negociación del acuerdo con Corea. Seguramente en los primeros años poco podremos exportar a Corea. Pero en Corea nos quieren. Los coreanos agradecen que fuimos el único país latinoamericano que los apoyó en la guerra. Quieren convertirse en el gran líder para la integración de Colombia a las economías asiáticas. Consideramos ese paso de fundamental importancia.

Yo pienso en 46 millones de compatriotas. En la necesidad de la prosperidad colectiva, y la veo necesariamente vinculada a la seguridad. La veo necesariamente vinculada a tener una tasa de inversión sostenida y elevada y a la posibilidad de que realmente ingresemos a todos los mercados del mundo.

Avances en competitividad

Tenemos obstáculos de competitividad, no obstante los avances. Claro que hay avances en competitividad.

Recientemente, el Banco Mundial ha certificado que durante los últimos tres años Colombia se ha ganado la distinción del Doing Business por ser uno de los países que más está avanzando en competitividad.

Entre 132 economías ocupábamos el puesto 80. Hoy, entre más de 150 economías, ocupamos el puesto 37. Estamos por encima de Brasil, de México, de Chile. Colombia en ese escalafón ocupa hoy el primer lugar entre los países latinoamericanos.

Y el Foro Económico Mundial, que tendrá una reunión en el mes de abril en Cartagena, también ha calificado a Colombia como un país que ha avanzado cinco puestos en competitividad.

Escollos y desatrasos en infraestructura

Pero tenemos dificultades enormes. Por ejemplo, en el tema de infraestructura. Yo confío que podamos ir superando estas dificultades. Hemos tenido grandes escollos: las finanzas públicas, la falta de proyectos, el fracaso en las concesiones de primera generación que estaban todas en pleito, las dificultades financieras de dotación de maquinaria de la ingeniería nacional.

En estos años vamos despegando en el desatraso. Aquí, en esta gran tierra santandereana, el Plan 2.500 logró pavimentar 235 kilómetros. Por supuesto, 3 mil kilómetros en el país, 235 en Santander es poco frente a la extensión territorial de la Nación.

Pero miren, mientras los municipios piden más vías municipales, los gremios de la economía piden que los recursos de la Nación no vayan a vías municipales, sino a los corredores de comercio exterior.

Hemos procurado conciliar lo uno con lo otro. A los gremios les he dicho que nosotros no podíamos llegar a los municipios colombianos simplemente con los soldados, que teníamos que llegar con la política social y también con esfuerzos de infraestructura.

Y a los gobernadores y alcaldes les he expresado que, dadas las restricciones presupuestales, los nuevos esfuerzos no podemos orientarlos a más vías municipales, sino a los corredores de competitividad.

Hemos adoptado la decisión de que unos recursos del Presupuesto Nacional financien parte de la tasa de interés para unos créditos subsidiados a los departamentos y a las ciudades capitales, a fin de que puedan avanzar en su infraestructura departamental y local.

Obras de infraestructura en Santander

Celebro el aprovechamiento que el departamento de Santander, su Gobernador, el doctor Horacio Serpa, ha hecho de esta línea de crédito, lo que permitirá un gran avance de infraestructura  de vías en el departamento.

Y esta tarde me confirmaba el señor Alcalde de la ciudad, el doctor Fernando Vargas, que con dos fuentes de recursos, aquellas provenientes de TeleBucaramanga –patrimonio que salvó la ilustre ex ministra santandereana Martha Pinto de De Hart, al salvar el patrimonio de la Nación en Telecom–, me confirmaba el Alcalde de Bucaramanga que con los recursos provenientes de TeleBucaramanga y los recursos de los créditos subsidiados del Gobierno Nacional, se emprende un gigantesco plan de obras en la ciudad.

Chile ha tenido problemas con la construcción de un Transmilenio. En Colombia estamos construyendo nueve Transmilenios en nueve ciudades capitales. Y estamos empezando otros diez Transmilenios.

El Alcalde, esta tarde, con optimismo, me decía que el Gobierno Nacional ha cumplido con los aportes con que nos comprometimos aquí, para un sistema que, sumándole unos recursos de la concesión en el tramo Bucaramanga–Floridablanca–Piedecuesta, nos costará un billón de pesos.

Y me decía el Alcalde, con entusiasmo, que a finales de diciembre deben estar los primeros buses ya en la fase inicial de rodamiento en este sistema, para mejorar la calidad de vida de la comunidad de Bucaramanga.

Por supuesto, esto exige ajustes todos los días. Hemos tenido muchos dolores de cabeza con la concesión del área metropolitana de Bucaramanga, que se van superando.

Inicialmente se delegó para que la adelantaran la ciudad y el departamento. Diría que este proceso perdimos dos años y medio.

Hoy la situación es del siguiente tenor: se ha hecho un reajuste de calendarios con el concesionario. Además de los peajes, esa concesión tiene 43 mil, 44 mil millones de pesos hasta hoy aportados por el Presupuesto Nacional.

Tema del Aeropuerto

El tramo del Aeropuerto a Lebrija tiene unos cortes de tierra inmensos. En esos cortes está bien avanzado.

El tramo del Aeropuerto al ingreso a la parte urbana de San Juan de Girón también está avanzado. Allí pudieron existir dificultades de programación del concesionario, pero también ha habido dificultades de taludes.

Una doble calzada en el trayecto del Aeropuerto a la ciudad, que se hizo con mucha velocidad y que no dio suficiente tiempo para estabilizar los taludes, ha presentado muchísimos problemas. Algunos ingenieros me han expresado que ha sido necesario asignarle tiempo, con toda la paciencia, a la estabilización de los taludes en la vía del Aeropuerto.

Creo que hubiera rendido más si el contratista se hubiera dedicado exclusivamente a ese trayecto. Lo veo disperso en varios trayectos. Y entonces no se alcanza a apreciar la obra.

Y quien viene a Bucaramanga no se da cuenta de que está avanzado un trayecto hacia Lebrija, que hay una repavimentación de vías cuyo sostenimiento está a cargo del contratista, y que también ya hay explanación en otro de los trayectos.

Vamos a ver todo esto cómo se va mejorando. Ayer estuvieron aquí el Gerente del Inco y el Consejero Presidencial para la Política Anticíclica, y esta mañana examiné con ellos una reprogramación de la concesión.

Les pediré que en los próximos días hagan una visita a Bucaramanga, quincenal, para hacerle un seguimiento riguroso a la obra.

Puente de Flandes

A eso se suma el Puente de Flandes. El Puente de Flandes nos debe costar alrededor de 50 mil millones de pesos. Confieso que hemos tenido muchas dificultades. Tenemos que financiarlo agregándole más recursos presupuestales a la concesión. La concesión no alcanza a financiarlo.

Se ha acordado con el contratista firmar en las próximas semanas el otrosí, el agregado al contrato para poder construir ese puente. El compromiso es que una vez esté perfeccionada la enmienda del contrato, el primer puente tardará nueve meses. Y una vez se dé al servicio, se empieza la construcción del segundo, que tardará otros nueve meses.

También vamos a pedir una veeduría de alguna institución de Santander, que podría ser la Cámara de Comercio de Bucaramanga, para hacerle seguimiento riguroso a la programación y construcción de ese puente.

Hidroeléctrica de Sogamoso

Pero veo con entusiasmo también otras obras de gran trascendencia. No creí que pudiéramos empezar en este Gobierno, dada la situación presupuestal de la Nación, la Hidroeléctrica de Sogamoso.

Yo me moría de la gana de poder decir ‘la vamos a hacer, la vamos a hacer’. Y tuve toda la cautela, por las restricciones presupuestales.

La nueva política energética que concebimos, y que permite que el país tenga unos grandes desarrollos sin comprometer el presupuesto ni el endeudamiento directo de la Nación, hacen posible que ese sueño santandereano, ese imperativo de la Patria, esté hoy en plena construcción.

La Ruta del Sol

Tenemos en plena licitación la Ruta del Sol, la obra vial más importante en la historia de la Patria; la doble calzada de Villeta a Santa Marta, con un tramo bien importante en tierras santandereanas. Es un proyecto que va a costar 14 billones.

Confío en las adjudicaciones recientes. Yo vine con entusiasmo a Bucaramanga hace pocos meses a presenciar, en compañía del señor Gobernador (Horacio Serpa), de los parlamentarios, de los alcaldes, la firma de tres significativos contratos: el contrato de la carretera del Carare. Esos tres contratos suman más de 600 mil millones.

El informe que tengo, porque semanalmente le hago un seguimiento, es que el contratista de la carretera del Carare ya por lo menos restableció la transitabilidad, tan afectada en el tramo entre Landázuri y Cimitarra. Y en los próximos días debe empezar a colocar placas de concreto. Una carretera de trascendental importancia para Santander y para toda la sabana cundiboyacense.

La Troncal Central del Norte

Otra carretera de gran importancia para la competitividad del país es la carretera de la Troncal Central del Norte. En nuestro primer Gobierno logramos contratar algunos trayectos, pero faltan trayectos fundamentales. El informe que tengo es que el nuevo contrato ya ha empezado a ejecutar obras.

Hubo una larga discusión, constructiva por cierto, sobre cuál era la mejor comunicación entre Cúcuta y Bucaramanga. Y yo tengo que agradecer la comprensión de la ciudadanía y de las autoridades de Santander y de Norte de Santander alrededor de la propuesta de hacer la doble calzada Cúcuta-Bucaramanga.

Se ha adjudicado el primer contrato por valor aproximado a los 346 mil millones de pesos. En este momento el contratista tiene campamentos, equipos, cantera. Está pendiente de que se le apruebe el plan de manejo ambiental.

Hay que ser cuidadoso en eso. Con los planes de manejo ambiental no se puede improvisar. Es un país que tiene grandes compromisos derivados de su cumplimiento con las normas ambientales. Haremos seguimiento para que el Ministerio de Ambiente cumpla con lo que nos ha dicho: entregar aprobado el plan de manejo ambiental para esta vía, a principios del mes de diciembre.

Como ustedes saben, son unas licitaciones adjudicadas con total transparencia, en un Gobierno que adoptó el prepliego, la audiencia pública, las veedurías comunitarias. Estas licitaciones están a cargo de firmas serias.

Me preocupa la variación que propone el doctor Alberto  Montoya Puyana, porque si la conexión con la vía que va de Bucaramanga a Pamplona va ser en el kilómetro 40, eso entonces nos podría afectar el inicio que es a partir del kilómetro 8.

Me preocupa que eso nos fuera a llevar a una angustiosa demora adicional.

El Ministro (de Transporte, Andrés Uriel Gallego) va a venir a la Universidad la próxima semana a discutir el tema con el doctor Montoya Puyana y con las personas que él quiera invitar a esa discusión.

El reporte que he tenido es que la conexión en el kilómetro 8 es lógica, que vale mucho menos, pero ustedes saben que la ingeniería, a pesar de las matemáticas, tampoco es ciencia exacta, y que finalmente también hay criterios subjetivos.

Ojalá, pues, no demoremos el inicio de esta obra tan importante que es la doble calzada de Bucaramanga a Pamplona.

Estamos buscando los recursos para poder ajustar la concesión de Cúcuta a Pamplona. Esa concesión ya tiene unos dineros bien importantes del presupuesto. Su recaudo de peajes es muy bajo, porque la estructuración inicial se vio sustancialmente afectada por el cambio de ubicación de peajes en el Área Metropolitana de Cúcuta.

Ojalá podamos dar la buena noticia de que están completos los recursos para esa carretera, que es trascendental para el país. Reitero ante ustedes todo el compromiso.

Cuando llegaba esta tarde a la ciudad, me encontré en el Aeropuerto Palonegro con el Director de Aeronáutica.  Me dijo que estaba socializando con la comunidad de Bucaramanga la concesión para el Aeropuerto. Hemos tomado la siguiente decisión:

Se concesiona solamente el terminal, para que los recursos del concesionario no tengan que distribuirse entre el terminal, las plataformas y la pista. Para que los recursos del concesionario simplemente se dediquen al mejoramiento del terminal. Y la Aeronáutica seguirá a cargo del tema de plataformas y de pistas.

Me parece que es una buena sugerencia, y el Gobierno Nacional, una vez la ha escuchado del Director de Aeronáutica, la ha aceptado.

Sé que hay obras pendientes por definir. No basta con sostener en buen estado la carpeta asfáltica de la Concesión Comuneros. Es necesario también hacer la doble calzada. Estamos buscando el mecanismo.

Vías y Ecopetrol

El Ministro me ha dicho que propongamos al Congreso de la República, para esta carretera, la carretera de Zipaquirá a Bucaramanga, y para lo que falta de la carretera de Cúcuta a Pamplona, la venta de algún porcentaje de acciones de Ecopetrol.

El tema es bastante controversial, pero no es malo. La empresa más próspera de la región en materia de petróleos es Petrobrás, de Brasil. Y el Estado tiene alrededor del 50 por ciento, o menos.

Nosotros reestructuramos a Ecopetrol. Primero se le hizo la reestructuración laboral; después, la pensional, y después, la capitalización, que permitió que entraran 460 mil colombianos a hacer aportes de capital.

La empresa vale hoy cuatro veces lo que valía antes. Se ha valorizado enormemente. El patrimonio de la Nación, que representa allí el 89 y medio, vale mucho más que el patrimonio que antes tenía la Nación representado en el ciento por ciento de la empresa, antes de su reestructuración.

La empresa tenía una capacidad de inversión de 500 millones de dólares, este año invierte seis mil millones de dólares y tiene preparada para el año entrante una inversión de siete mil millones de dólares.

El domingo, cuando realizábamos un Consejo de Seguridad en Barrancabermeja, en la compañía del señor Gobernador, de los Altos Mandos, del Ministro de Defensa y de los mandos regionales, veíamos cómo las inversiones en Barranca y su área de influencia son inversiones de dos mil millones de dólares año tras año, lo que le tiene que dar una gran dinámica, una renovada dinámica a Barrancabermeja y al departamento.

Como estos temas son para el examen público, yo dejo esa reflexión a criterio de ustedes. Me parece que vender un pequeño porcentaje para construir estas vías de competitividad, dedicando ese dinero exclusivamente a un fondo para esas vías, con todas las precauciones para que no haya desviación de recursos hacia otros objetos de gasto público y manteniendo la dinámica de inversiones en Ecopetrol, permite que el país siga avanzando, con el recurso básico, con los hidrocarburos, y al mismo tiempo con las vías de competitividad.

Es la primera vez que ante un auditorio hago un anuncio público en esta materia, porque todo lo que habíamos definido era una capitalización de particulares, nunca la venta parcial, sino una capitalización hasta el veinte por ciento de la empresa.

Desde que el Estado preserve la mayoría en la empresa y la empresa mantenga un ritmo grande de inversión que está muy bien catalogada. Ya hoy la catalogan como una de las 30 empresas de hidrocarburos más importantes del mundo. Y se soñaba con eso. Haberlo dicho hace unos años habría sido proponer una utopía. Hoy es una realidad. Hay un reconocimiento universal a la empresa.

Vamos a ver cómo abrimos este camino, para garantizar estas vías que también requieren Santander y los departamentos vecinos.

Tema educativo

Hoy ha sido un día grato de educación. A mí me preguntan: ¿Presidente, usted por qué no le quita dineros a programas educativos como Familias en Acción y se los asigna a infraestructura? Han ido economistas muy importantes a la oficina a decirme eso.

Porque este año, en realidad, nos faltan ocho billones de recaudo. Nosotros aspirábamos recaudar 74 billones este año y vamos a recaudar 66 billones.

Logramos hacer al principio del Gobierno el Puente Barrancabermeja, el Puente Guillermo Gaviria. Pero yo se lo decía al señor Gobernador el pasado domingo: no hemos podido financiar la parte de la Nación para el acceso, por las restricciones presupuestales.

Estamos abriendo ahora una licitación para hacer esas vías del sur de Bolívar y darle uso al puente.

Allá apenas hemos hecho unas pequeñas vías, entre Cerro Burgos, puerto sobre el río Magdalena, Simití y Santa Rosa del Sur. Y de los kilómetros entre Simití y San Pablo apenas logramos hacer 30 kilómetros; lo otro está sin vías.

En los próximos días se abrirá una licitación, para avanzar de Barrancabermeja, por la margen izquierda bolivarense en la orilla del río, con la carretera de Cantagallo, San Pablo a Simití. Vamos a estudiar la posibilidad de agregarle a eso la licitación, los recursos para que la Nación pueda hacerle un aporte a los accesos al puente de Barrancabermeja.

Hemos tenido muchas limitaciones presupuestales. Y me decían distinguidos economistas y ex ministros de Hacienda: ‘Presidente, mérmele a Familias en Acción, a esos programas sociales. Haga infraestructura’.

Yo les contestaba de manera muy simple: ‘Un pueblo educado construye la infraestructura. Un pueblo sin educación se encarta con la infraestructura’.

Yo soy consciente de que eso genera controversia. Soy consciente de que hemos sacrificado infraestructura y otros programas por los programas sociales, por los programas educativos.

Pero también es bueno ver lo siguiente:

Esta tarde asistimos a la graduación de bachilleres de Familias en Acción. Ya el departamento de Santander tiene 116 mil Familias en Acción. Bucaramanga casi 20 mil.

Si a eso se le suman los recursos de gratuidad educativa para cinco millones y medio de niños, los aportes de los departamentos, el programa de universidad popular de la alcaldía, etcétera, el país va entrando en una gran revolución educativa.

Y encontrábamos hoy lo siguiente: como se están graduando los sectores populares más pobres de Bucaramanga. Hoy fue día de graduación aquí en Familias en Acción. Y a los muchachos que terminan noveno, para que no haya deserción se les dice: si ustedes hacen el décimo grado, además del aporte a sus familias cada dos meses, cada uno va a tener un aporte de 130 mil pesos. Hoy se pagó aquí.

Y a los que terminan diez les decimos: si usted hace el undécimo grado y se gradúa, además del apoyo a su familia, del apoyo para que entre al Sena o a la universidad, usted va a tener un aporte de 300 mil pesos, para ayudar a que no haya deserción.

Nada ganamos que los muchachos entren a estudiar si hay deserción.

Empezamos este año con un gran temor de que la situación de la economía nos aumentara la deserción. Pero la hemos venido rebajando. Todo esto ha ayudado. En un año crítico de la economía, Colombia puede decir que ha reducido la deserción. Hace un año la deserción en educación básica y en educación media era del 7. Este año la hemos reducido en un punto gracias a todos estos programas.

Eso es lo que finalmente va a cambiar la estructura social de la Nación, eso es lo que finalmente legitima la democracia. Una democracia que condene a las familias de los pobres a ser pobres, es una democracia que se invalida ella misma.

Abrir las avenidas de la movilidad social es fundamental. Por eso el énfasis en esos programas, que son los que definitivamente le van a dar a nuestra Patria competitividad.

Y en esos programas sociales también hay validadores importantes. Hace pocos días el Banco Mundial dijo que Colombia, en los países con idéntico nivel de ingresos, es uno de los que más está avanzando en índices de oportunidades. Y hace pocas semanas, Naciones Unidas publicó el Índice de Desarrollo Humano, y concluye que Colombia, con Perú, después de China, son los países que más están avanzando en el Índice de Desarrollo Humano.

Una revolución educativa como la soñó el General Santander en los gobiernos que sucedieron al exilio, es lo que puede conducir a Colombia a validar su democracia, a validar su seguridad, a superar la pobreza, a construir equidad.

Hemos pasado en cobertura de educación básica de un 78 por ciento, y ya ve uno coberturas del ciento por ciento en Bucaramanga.

En educación media hemos pasado de coberturas del 57 a coberturas superiores al 80 por ciento.

Cuando empezó nuestro Gobierno, apreciados compatriotas, Colombia graduaba 414 mil bachilleres. En este momento en grado once tenemos 737 mil jóvenes colombianos.

Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios, y hemos pasado ya de largo sobre millón y medio. Y con los nuevos aportes del Sena a la formación titulada estamos llegando a un millón 700 mil.

Nosotros financiábamos apenas 60 mil estudiantes universitarios con el Icetex. Ahora ya estamos entre 250 y 300 mil.

Y algunos decían: bueno, pero la masificación puede afectar la calidad. Hemos hecho el esfuerzo para que mejore la calidad. Está el programa Ecaes, el programa de los exámenes Saber. Todos los profesores se están vinculando en la educación pública a través del concurso, han empezado las evaluaciones de los profesores y Colombia es el país latinoamericano que más expone sus estudiantes a competir en las pruebas de calidad con los estudiantes de los países desarrollados y el país latinoamericano más exigente en pruebas domésticas de calidad educativa.

La calidad educativa, el esfuerzo en certificados de excelencia de los programas de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, es una gran muestra y un gran punto de referencia de los esfuerzos del país en materia de calidad educativa.

El Sena era una institución que le llegaba a un millón 100 mil colombianos por año. Este año el Sena le imparte formación a seis millones y medio de colombianos.

Tenía 41 mil colombianos matriculados en programas técnicos y tecnológicos. Hoy tiene 295 mil y está abriendo otros 250 mil cupos para responder especialmente a los nuevos desafíos, a los nuevos emprendimientos, a las nuevas necesidades de desarrollo del país.

Yo creo que allí hay avances importantes en medio de todo lo que requerimos.

Diría yo: necesita la Patria seguridad, es fundamental; necesita la Patria inversión; necesita la Patria mercados; necesita la Patria competitividad -reconocemos el gran reto en infraestructura- y necesita la Patria un gran validador de la democracia que es la política social, encabezada por la política educativa.

Felicitaciones a la Unab

Esta universidad nació de la violencia y es una gran constructora del progreso y de la paz.

En estos 57 años ha sembrado mucho y los colombianos ahora lo que requerimos es que la Universidad Autónoma de Bucaramanga siga por esta senda de progreso y de contribución al bienestar de la Nación.

En medio de dificultades, que un día se atrasa un contratista, que tenemos problema con el desorden del otro, yo quiero repetir ante ustedes todo el compromiso del alma con esta gran tierra.

A mí jamás se me olvida una pancarta con la que me recibieron alguna vez en el Aeropuerto de Palonegro: ‘Quien pisa tierra santandereana es santandereano’.

A mí no me han sacado estas canas las guerrillas. Llevo 30 años combatiendo esos bandidos. A mí este pelo me lo puso blanco la angustia por no poderle responder a los colombianos con la velocidad con que requerimos, dadas las ‘afugias’ nacionales.

Felicitaciones a los fundadores, a los rectores, a los profesores. ¡Qué bueno a ver visto esa pléyade de profesores, destacados en el día de hoy por su Universidad.

Muchas felicitaciones. Nos sentimos muy orgullosos de ustedes.

Felicitaciones Santander y Bucaramanga por tener esta gran universidad”.

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