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Octubre 13     Versión imprimible

Palabras del Presidente Álvaro Uribe durante la celebración de los 50 años de la Asociación de Gerentes de Guatemala (AGG)

Ciudad de Guatemala, 13 oct (SP). “Es un alto honor para mis compañeros de Gobierno y para mí estar tarde en Ciudad de Guatemala participando de la celebración de estos 50 años de enormes y de permanentes esfuerzos de la Asociación de Gerentes de Guatemala.

Quiero felicitarlos de corazón por esta tarea. Y me honro mucho en llegar esta tarde a reunirme con ustedes en compañía del Presidente de Guatemala, Álvaro Colom. He tenido el privilegio de su amistad desde 1995, cuando siendo yo Gobernador de Antioquia compartimos los esfuerzos de las Naciones Unidas para impulsar la descentralización, y también para buscar enfrentar la violencia en nuestros países.

El Presidente Colom es un luchador social con espíritu de fraternidad. Es bien importante, porque la lucha social puede tener dos caminos: el camino del resentimiento, del odio, de la incitación a la violencia, que es un camino destructor, no tiene resultados sociales, pero sí opaca la democracia. O el camino de la fraternidad, que es el camino acertado del Presidente Colom, que es un camino que termina fortaleciendo la democracia, fortaleciendo las libertades y creando un gran ambiente de fraternidad, un gran ambiente de fortaleza, de lazos sociales.

Permítanme compartir con ustedes la experiencia de estos siete años y dos meses en el Gobierno de Colombia: nosotros nos propusimos buscar confianza en Colombia de parte de la comunidad internacional y de parte de los colombianos. ¿Y de dónde surge esa preocupación? En el año 2000 y 2001 preguntaba a los estudiantes universitarios si en algún momento habrían querido abandonar a Colombia sin tiquete de regreso, y la inmensa mayoría levantaba las manos diciendo que sí.

Había una especie de desprendimiento, de  desarraigo, de pérdida de raíces. Eso nos inspiró la palabra confianza como la palabra que debería guiar  la acción del Gobierno.

Ganadas las elecciones emprendimos ese camino. Lo hemos soportado en tres pilares: la seguridad con valores democráticos, la promoción de la inversión con responsabilidad social y la lucha por la cohesión social con libertades. Están profundamente entrelazados.

La seguridad es un factor indispensable para la inversión, y ambas, seguridad e inversión, permiten que fluyan los recursos para poder financiar la cohesión social. Por su lado, la cohesión social se constituye en el gran validador de la seguridad y de la promoción de inversiones.

¿Por qué hablamos de Seguridad Democrática? Porque es una seguridad con libertades, porque es una seguridad para todos los colombianos, independientemente de su amistad o de actitud crítica u opositora frente al Gobierno, porque es una seguridad con garantías para todos los ciudadanos.

Hemos reducido el homicidio, el secuestro, las masacres, protegido los municipios. Colombia era un país con 66 homicidios por cada 100 mil habitantes, está en 33. Se ha reducido a la mitad, pero todavía el camino a recorrer es un camino que exige mucho esfuerzo para poder eliminar el homicidio, reducirlo a las tasas de homicidio de los países en desarrollo.

Era un país con 4 mil secuestros al año, este año es un país con 104 secuestros, pero no podemos estar contentos, la libertad no se puede tasar, deberíamos tener cero secuestros. La disminución nos anima pero no nos tranquiliza, porque queremos eliminar totalmente el secuestro.

En los años inmediatamente anteriores a nuestro Gobierno, fueron destruidas 300 municipalidades en Colombia, en los últimos cuatro años no han destruido una sola municipalidad.

Queda una tarea grande y hoy los ciudadanos son más exigentes. Hace siete años un homicidio más se sumaba, pero contra él no se protestaba. Había dolor por un secuestro más, pero se entendía como algo del común y corriente.

Hoy se han revivido los nervios, las terminales nerviosas del pueblo colombiano, hay reacción contra cada homicidio, hay reacción contra una tentativa de secuestro. Recuperar la capacidad de reacción de la comunidad es construir la capacidad de prevención de la comunidad.

Año tras año hemos venido reduciendo la criminalidad, este año se ha reducido en un 9 por ciento frente al año anterior, pero todavía tenemos zonas con muchas dificultades.

Quiero referirme a lo que llamaría algunos intangibles de esta política de Seguridad, al tema de la droga. Y quiero referirme en este punto de la Seguridad a algunas acciones de rutina que ha mantenido nuestro Gobierno en estos años.

Intangibles de la Seguridad Democrática

Intangibles. Hemos recuperado el monopolio de las Fuerzas Armadas de Colombia para combatir a los violentos. En Colombia los paramilitares surgieron con el propósito de combatir a las guerrillas, hoy no hay paramilitares. El paramilitarismo se desmontó en el Gobierno que presidimos.

El Estado ha recuperado su monopolio para combatir a todas las organizaciones criminales. Ahí hay una gran ganancia para la democracia, y hoy la ciudadanía tiene confianza en que somos capaces de derrotar las organizaciones criminales que quedan, a las cuales se les ha venido debilitando.

Colombia tiene una justicia independiente y autónoma, pero esa justicia en muchas regiones del país había perdido su capacidad de actuar, de llevar a los ciudadanos el servicio público que le compete. Terroristas de uno o de otro bando habían desplazado y pretendido reemplazar a jueces y fiscales, se daba una especie de usurpación a la administración de justicia. Hoy hemos recuperado la justicia del Estado en todo el territorio, ese es un intangible bien importante.

Los colombianos temían denunciar, las víctimas no reclamaban, no lo hacían por temor, no lo hacían porque lo encontraban inútil. Hoy los colombianos denuncian, exigen, nada se tolera.

Hay una opinión pública dispuesta, en todo momento, a denunciar cualquier anomalía. La ciudadanía siente que ha recuperado su libertad para poder denunciar y que ha recuperado su libertad para reclamar.

Tenemos 270 mil víctimas registradas, estamos haciendo un enorme esfuerzo para avanzar en la reparación. Sabemos que reparación total no hay, pero todo esfuerzo de reparación anula sentimientos de venganza, elimina semillas de odio.

Creemos, apreciados ciudadanos de Guatemala, que la reparación más importante es el derecho a la no repetición. Por eso he pedido todos los días a mis compatriotas que se prolongue en el tiempo, como una condición necesaria de la democracia, la política de seguridad, porque es la que garantiza a los colombianos el derecho a no repetir la pesadilla de la victimización.

Si queremos que las nuevas generaciones no sean victimizadas, como muchas generaciones anteriores lo hemos sido, tenemos que persistir en la política de seguridad.

Algo bien importante: Colombia tiene mil 102 municipios y 32 gobernaciones, alcaldes y gobernadores son elegidos popularmente. El país tiene descentralización política y descentralización en el gasto público.

El 51 por ciento del presupuesto de Colombia lo ejecutan las regiones. ¿Qué había pasado? De los mil 102 alcaldes de Colombia, cuando llegó nuestro Gobierno 400 no podían desempeñar sus funciones, estaban amenazados por el terrorismo y estaban desplazados de sus municipios.

Además, el terrorismo había penetrado las instituciones descentralizadas para robar presupuestos, se había acabado la libertad de la política. Para el ejercicio político muchos tenían que someterse a las guerrillas o a los paramilitares. Por eso en los últimos años ha aparecido el fenómeno de sanción a los políticos que se vincularon con los paramilitares, todavía sigue impune la vinculación con la guerrilla. Todos esos delitos anteriores a nuestro Gobierno, el que ha desmontado el paramilitarismo.

¿Qué hemos logrado? Hemos logrado recuperar la seguridad para todos los alcaldes, independientemente del origen de su elección. Trabajar con todos, respetando sus creencias políticas, es un factor muy importante de construcción de de en Colombia, de confianza en Colombia, de construcción de gobernabilidad, de esa mínima unidad de Patria.

Los políticos se sienten hoy libres, no tienen que andar buscando pasaportes, paz y salvos de los grupos violentos, para poder ejercer su actividad. Aspiro que esto lo comprenda cada día más el pueblo colombiano.

Los políticos tenían que ir a pedirle permiso al terrorismo; hoy, gracias a la Seguridad Democrática, han recuperado su libertad, y el terrorismo ha sido alejado de la posibilidad de robarse los presupuestos de las entidades descentralizadas.

Diría, apreciados ciudadanos de Guatemala, que algo que honra hoy a la democracia colombiana es que esta política se ha adelantado con legislación ordinaria, con respeto a las garantías individuales, con absoluto respeto a los derechos políticos, con una gran sensibilidad por la observancia de los derechos humanos, con un gran compromiso por el respeto a los derechos humanos. Sin legislación marcial, sin supresión de libertades, sin censura de prensa, hemos enfrentado el terrorismo más peligroso del continente.

El negocio criminal del narcotráfico

Además, unos grupos violentos que no han dependido de donaciones externas, unos grupos violentos que se han financiado con excesos de recursos por el negocio criminal del narcotráfico.

Y entro en este punto: para nosotros la  experiencia del narcotráfico ha sido una amarga pesadilla de 30 ó 40 años.

Todos los países, si miran en el espejo de Colombia, verán el riesgo de caer en cualquiera de las trampas del narcotráfico: o en la trampa de la producción o en la trampa del tránsito y del tráfico o en la trampa del consumo. En Colombia hemos caído en todas.

Primero se pensó que sería un país de paso, después se dijo que produciríamos muy poco, y llegamos a tener 400 mil hectáreas de droga, todavía tenemos alrededor de 80 mil y estamos en un proceso continuado para eliminarla. Ya hay más de un millón de colombianos que la consumen.

Esto ha incitado un fenómeno criminal muy delicado en nuestras grandes ciudades: el microtráfico. Ya el narcotráfico no es en su totalidad un negocio de grandes volúmenes de exportación, ha empezado a aparecer otro fenómeno: la distribución de las drogas. Y de las drogas más degradadas en nuestras ciudades, lo que induce a una criminalidad de niños y de adolescentes, que estamos combatiendo.

A nosotros nos agrada mucho poder integrarnos con Guatemala, con el Gobierno del Presidente Colom, para poder avanzar en la derrota del narcotráfico.

Y quiero dejarles una reflexión, apreciados compatriotas de Guatemala: el mundo propone la legalización de la droga: filósofos, sicólogos, sociólogos, algunos economistas propugnan, agitan esta tesis. Nosotros decimos: ¿cuál legalización si está legalizada? Las facilidades de consumo en países industrializados y aun en nuestros países, en mi misma Patria, no se puede penalizar la dosis personal.

Pregunto: ¿si se está legalizado el consumo, cómo se pretende que tengamos total éxito en la lucha contra la producción, en la lucha contra el tráfico, en la lucha contra el lavado de activos? Me parece que es de la mayor importancia ilegalizar el consumo.

En Colombia estamos avanzando con una reforma constitucional para ilegalizar el consumo; no es para llevar a la cárcel a los adictos a los enfermos, que requieren tratamiento médico, pero sí para llevar a la cárcel a los criminales, a los inductores del microtráfico, a los que vinculan a los niños en la distribución del negocio criminal, y que se escudan que logran impunidad cuando solamente la Policía en una pesquisa puede hallarles una dosis personal hoy no penalizable.

Acuerdo de cooperación con Estados Unidos

Colombia he tenido un apoyo importante de los Estados Unidos en esta lucha, un apoyó práctico, lo que nos ha movido a dar el paso del acuerdo de cooperación para avanzar en esa lucha contra el narcotráfico, que es lo que sostiene el terrorismo en Colombia.

Hoy narcotráfico y el terrorismo son inseparables, el terrorismo es el método mediante el cual el narcotráfico se preserva, y el narcotráfico es la fuente de financiación del terrorismo, son inseparables y de ahí la importancia de ese acuerdo con los Estados Unidos.

Nosotros fumigamos los cultivos de droga, pero anualmente disminuimos las áreas que se fumigan y aumentamos las áreas donde hay erradicación manual. Impulsamos cultivos alternativos: que palma africana, que café orgánico, que caucho, que acuicultura, que otras actividades.

Y tenemos un programa que llamamos Familias Guardabosques, familias rurales que estuvieron en algún momento involucradas en el negocio de la droga, familias que han llegado a un acuerdo con el Gobierno; esas familias aceptan abandonar el cultivo de drogas, aceptan colectivamente cuidar un área de la selva, para que esa área de la selva no sea destruida por el cultivo de la droga; aceptan trabajar en la supervisión de la recuperación de la selva; se le paga a cada familia aproximadamente dos mil dólares al año. El programa tiene una supervisión de las Naciones Unidas.

Pienso que países como Guatemala y Colombia son ejemplo, pero tienen una inmensa responsabilidad en la lucha contra el cambio climático. Guatemala, con una importantísima extensión de su territorio en áreas de reserva, un santuario ecológico de biodiversidad de la humanidad, nos da a todos ejemplo en esa materia, es un punto de referencia muy elevado.

En Colombia tenemos un 51 por ciento del territorio todavía en selva, y programas como Familias Guardabosques son fundamentales.

Si ustedes me dijeran cuál debe ser la principal contribución de Colombia en la lucha contra el calentamiento global, les diría: preservar la selva. Si ustedes me preguntaran cuál es el mayor enemigo del medio ambiente, de la biodiversidad, de la selva colombiana, les contestaría: la droga.

Porque llegan los narcotraficantes, destruyen la selva, planta drogan, erosionan los suelos, los ponen en contacto con los rayos solares, enseguida viene la aplicación de agroquímicos de precursores, y entonces finalmente se contaminan las corrientes de agua, se asesina la flora, se asesina la fauna, se destruye el equilibrio ambiental.

La droga hay que mirarla hoy como un enemigo del medio ambiente, y creo que esa es la razón más poderosa para sembrar en la juventud la idea de que debemos ilegalizar la droga.

Colombia hace grandes esfuerzos también para extraditar. En este Gobierno hemos extraditado más de mil narcotraficantes. Colombia hace grandes esfuerzos para capturar, para decomisar la riqueza ilícita. Una de las primeras leyes de nuestro Gobierno es la que le da facilidad a la Policía Judicial, a la Fiscalía y a los jueces para identificar un bien adquirido ilícitamente.

La mera sospecha les permite iniciar el proceso, y partir de que haya una fundada sospecha se inicia el proceso de confiscación, de extinción de domino, y es aquel que figura como propietario el que tiene la obligación de probar que lo adquirió lícitamente. Si prevalece la prueba, la sospecha de la adquisición ilícita y no hay una prueba que desvirtúe esa adquisición ilícita, el bien se decomisa.

Nosotros en los últimos años hemos decomisado más de 15 mil bienes de riqueza ilícita.

Colombia traía un proceso muy importante de reparto de tierras, por sucesiones, el fenómeno normal, porque había mucha gente también que quería trabajar en la parte urbana, no en la parte rural, porque hubo programas de reforma agraria.

Los grupos terroristas aupados por el narcotráfico, revirtieron la tendencia y nos crearon unas peligrosas tendencias de concentración nuevamente de la propiedad de la tierra. Es muy importante esta fase de extinción de domino sobre la riqueza ilícita.
Estas son algunas de las herramientas que utilizamos en la lucha contra el narcotráfico. La más importante es la cooperación internacional.

Por eso no vacilen ustedes en apelar a nosotros, nosotros por combatir el fenómeno hemos ganado experiencia y tenemos toda la voluntad de combatirlo. Y nosotros sabemos que en Guatemala, en el Gobierno del Presidente Colón, en su Fuerza Pública, en toda la ciudadanía, encontramos un gran aliado.

En Colombia, Ejército y Policía, bajo la conducción del Ministro de Defensa, del Presidente de la República, un solo Ejército, una sola Policía Nacional, tienen que estar diariamente en todas las horas combatiendo estos fenómenos.

Consejos de seguridad

Quisiera pasar al segundo pilar de confianza. Pero antes permítanme contar algunas cosas de rutina, que es del caso no repetir en estos foros, pero alguno de ustedes me decía que las contara. Porque había tenido oportunidad de examinarlas una noche en Cartagena, recibiendo la muy honrosa visita del Presidente Colón, de sus altos mandos y de algunos empresarios.

Nosotros realizamos consejos de seguridad periódicamente, hace parte de nuestra rutina, en las ciudades, en las municipalidades, nos dividimos en dos sesiones. En la primera sesión oímos a la comunidad.

Al inicio del Gobierno la comunidad era muy tímida, parecía amordazada, no exteriorizaba sus sentimientos, sus percepciones; hoy la comunidad sin ningún tapujo expresa todo lo que ve y todo lo que siente. Y la comunidad nos ayuda mucho, porque generalmente cuando entre nosotros en el Gobierno con las Fuerzas Armadas intercambiamos ideas, creemos que las cosas van mejor, la comunidad nos hace ver aquello que no ha mejorado, aquello en que hemos retrocedido, aquello en que tenemos que mejorar.

Por eso nuestros consejos de seguridad con las comunidades son unos consejos de rutina.

Y en la segunda parte, ya con el respectivo gobernador, con el alcalde, con los mandos militares y de policía de la región, con los Altos Mandos, con el Ministro, estamos ajustando la política de seguridad.

Ha sido muy importante vincular la ciudadanía a ayudarnos como cooperantes.

Colombia es un país de un millón 150 mil kilómetros cuadrados, grande, el 51 por ciento en selva. Colombia tiene alrededor de 580 mil kilómetros cuadrados en selva. Imaginen ustedes esa extensión. Allí hay muchos terrenos para esconderse el terrorismo.

Les he dicho a mis compatriotas que podríamos tener el Ejército más numeroso del mundo, la Policía más numerosa, y ambas fuerzas la mayor eficacia. Y que sin ayuda comunitaria es imposible.

Hoy se necesita que la comunidad le ayude con información a la Fuerza Pública, para nosotros eso es clave. Colombia tiene cuatro millones de cooperantes de la Fuerza Pública, no armados. Hay dos armas fundamentales: la decisión de ayudarle a la Fuerza Pública y las comunicaciones.

Ese es un proceso bien difícil, ha tenido mucha oposición en Colombia, pero se ha venido abriendo paso.

Hoy en Colombia ya no se combate el llamado del Gobierno a que haya cooperantes; los que atacan la Seguridad Democrática, la atacan generalmente calumniándola, pero no se atreven a combatirla en sus realidades.

Creo que la comunidad toda tiene que ayudar con las Fuerzas Armadas. Eso requiere: uno, que el Gobierno y las Fuerzas Armadas le den confianza a la comunidad. Si la comunidad denuncia y no encuentra quien le reciba la llamada, no encuentra quien reaccione o encuentra una Fuerza Pública corrupta, la comunidad se llena de desconfianza.

Tiene que haber de parte del Gobierno y de parte de la Fuerza Pública, una actitud diligente, una gran disposición a recibir la información, a integrarse con la comunidad y a acudir en socorro de la comunidad, en apoyo de la comunidad, con toda la determinación y con toda la ética.

Nos ha ayudado mucho a ampliar la cobertura de las comunicaciones en Colombia; ya hay un estudio de la Universidad de los Andes que indica que hay una gran relación entre el mejoramiento de la seguridad y la apertura de las comunicaciones.

Cuando nuestro Gobierno empezó, Colombia tenía cuatro millones de celulares, hoy tiene 41 millones de celulares.

La semana pasada estuve en una región del norte de Bogotá, en la cordillera boyacense, y hemos tenido allí alguna reaparición de grupos violentos, y estuve mirando qué nos pasa: esa región todavía no tiene cobertura de telefonía móvil.

La cobertura de la telefonía móvil en manos de unos ciudadanos comprometidos con la Fuerza Pública, ayuda muchísimo para dar información a tiempo y para prevenir el delito.

Para nosotros es fundamental lo de los cooperantes para derrotar el secuestro, para derrotar el asesinato, para derrotar todos los delitos, porque en la medida en que en Colombia ha disminuido el asesinato y ha desminuido el secuestro, los ciudadanos empiezan a reclamar por delitos por los que antes no reclamaban.

Antes no era importante el hurto callejero, tampoco el hurto a residencias, tampoco era importante el atraco bancario, hoy todos esos delitos han cobrado importancia en la sensibilidad ciudadana, porque la ciudadanía dice: si hemos mejorado en la libertad para la locomoción por las carreteras, si ha disminuido el secuestro, si ha disminuido el asesinato, entonces ahora tenemos que satisfacer otras necesidades en materia de seguridad, tenemos que exigir que se combata la inseguridad urbana que se expresa a través de los delitos que los acabo de mencionar.

Los consejos de seguridad con las comunidades, la política de cooperantes, la construcción de confianza para que la comunidad denuncie, las comunicaciones, son fundamentales para un proyecto de seguridad.

Elementos de la democracia moderna

Y algo bien importante: la seguridad no es de derecha ni de izquierda, la seguridad es de la democracia.

Algo con lo cual se desorientó a mi generación, fue formándonos en la idea que la seguridad era de dictadura, de fascismo, de paramilitarismo, no, la seguridad es un valor democrático, es una fuente de recursos.

Creo que América Latina tiene una equivocación tremenda, al pretender mantener una división entre izquierda y derecha, es obsoleta. ¿A qué conduce?

Recuerdo que una vez una periodista me decía a mí: ‘Usted, Presidente, se debe sentir muy mal en América Latina, porque usted es una isla de derecha en medio de un conjunto de presidentes de izquierda’.

Y le dije: ‘Señorita periodista, dígame qué es de derecha’. No, es que usted es muy duro con los criminales.

Entonces le dije: ¿y qué pensaría usted con un presidente que fuera blando con los criminales, cuando los criminales asesinan a los de izquierda? Y entonces la niña periodista se quedó callada.

Y después le dije: déme el nombre de un presidente de izquierda, y me dijo: fulano de tal, y le dije: él ha hecho esto, aquello, lo demás allá, ¿cuál es la diferencia con nosotros para que usted diga que el Gobierno nuestro es de derecha?

Y después le dije: déme el nombre de un presidente de izquierda y me dio otro nombre, y le dije: ¿usted cree que es de izquierda o de derecha aquello de la independencia entre instituciones del Estado, aquello de las libertades? Le dije: de pronto si fueran a medirnos con los viejos parámetros, aparecería que este de aquí de Colombia es más de izquierda que aquel que suponen de izquierda de otra parte.

Creo que a América Latina la han llevado a descuidar fenómenos como el de la seguridad. Inclusive a mí me sorprende, porque hay unos discursos de izquierda que a la hora de revisar cómo operan las instituciones, son expresiones de la vieja derecha. Y hay otros discursos de izquierda que al mirar cómo opera la economía, son expresiones del desacreditado neoliberalismo.

Nosotros creemos que para América Latina mejor que esa división, es hablar  de una democracia moderna, y opinamos que esa democracia moderna debe tener cinco elementos: seguridad, es un valor democrático, es una necesidad para todos, la seguridad la necesita el trabajador y el campesino y el empresario y los sectores pobres.

Yo les decía a mis compatriotas: los sectores más pudientes en aquella violencia podían irse a vivir a Miami, o tener carro blindado; los sectores pobres son los que necesitan el mayor esfuerzo en materia de seguridad del Estado.

Segundo elemento: las libertades. Bien importante. La seguridad era sinónimo de supresión de libertades; hoy con la regla democrática y la práctica que hemos tenido en estos años, muestran que las libertades son un resultado de la seguridad con valores democráticos.

En Colombia se habían perdido buena parte de las libertades, no por obra de los gobiernos sino por ascenso del terrorismo. Y en la medida en que hemos venido debilitando al terrorismo y a la criminalidad, se han recuperado las libertades.

Allí asesinaban periodistas y la única queja era el reclamo que de pronto se escuchaba en la asamblea anual de la Sociedad Interamericana de Prensa; hoy los periodistas de Colombia gozan de toda nuestra determinación para protegerlos.

Digan lo que digan, hablen bien o mal del Gobierno, gozan de toda nuestra determinación para protegerlos. Sus libertades.

Tercero: cohesión social. Es imposible avanzar en lo social si no hay seguridad; porque si no hay seguridad, a pesar de que haya intenciones de buen manejo económico, no se da la prosperidad, que es fuente de recursos para la construcción de cohesión social.

Instituciones independientes, que no quiere decir que se anule la deliberación entre instituciones.

Las instituciones tienen el derecho y la obligación de deliberar, pero también tienen la obligación de respetar cada una la independencia de las otras y de colaborar armónicamente con los fines superiores del Estado.
Y el quinto elemento de una democracia moderna, es transparencia, que se consigue con participación ciudadana, con un  pueblo sin mordazas que se sienta libre para criticar, para denunciar, para argumentar. Eso el da a los ciudadanos confianza.

Y la crítica comunitaria, la deliberación comunitaria, en contacto permanente con la comunidad, la disposición de oírla sinceramente, ayuda a construir transparencia, a partir de reconocer esa democracia participativa, que es el fundamento sin el cual se vuelve inoperante la democracia representativa.

Nosotros hemos venido trabajando entonces por aclimatar la seguridad como un valor democrático, que no le quepa el cliché de la izquierda o el cliché de la derecha, que se le entienda como un requisito para la sociedad en su conjunto.

Confianza inversionista con responsabilidad social

Y ha ayudado a recuperar la inversión. Pero también la inversión ha dependido de otros elementos. Nosotros creemos en el emprendimiento privado, en la iniciativa privada, individual o asociativa; empresa tradicional o cooperativa, con responsabilidad social; en la iniciativa de la pequeña, mediana y de la gran empresa con responsabilidad social.

A nosotros nos preocupan algunos proyectos estatizadores, porque América Latina ha fracasado cuando ha estatizado los medios de producción, y también ha fracasado cuando se ha ido al otro extremo, al extremo de desmontar el Estado.

América Latina vivió el fracaso de la revolución estatista de Bolivia, el fracaso de la revolución estatista de Brasil, el fracaso de la revolución estatista de Velasco Alvarado en el Perú, se perdieron décadas durante las cuales habría podido florecer la iniciativa privada.

Nosotros creemos que los proyectos estatistas a la postre pueden hacerle un profundo daño a nuestras economías, porque se marchita el vigor de la iniciativa, se crea desconfianza para invertir.

Por eso hemos repetido en Colombia que nosotros tenemos fe en la iniciativa del emprendimiento particular; eso sí, lo ubicamos con una exigencia: la responsabilidad social. Para nosotros el emprendimiento particular es fundamental, pero no como fin en sí mismo sino como un medio para construir equidad, para superar pobreza.

Cuando pensamos en responsabilidad social, reflexionamos sobre varias acepciones en responsabilidad social: responsabilidad social es transparencia en las relaciones entre inversionistas y el Estado, transparencia en la tributación, en la asignación de contratos, en la solución de disputas. Responsabilidad social es compromiso de la empresa privada con las comunidades más allá de los mínimos legales, por ejemplo, en temas ambientales; la responsabilidad social en lo laboral es fundamental.
Nosotros creemos que las relaciones laborales no se pueden dirigir por el odio de clases, tampoco deben ser insertadas en el capitalismo salvaje; las relaciones laborales necesitan generosidad, fraternidad, es lo único que conduce a unas empresas estables, a una unión necesaria entre empresarios y trabajadores, es lo único que crea un tejido social fuerte, indestructible, en una comunidad próspera.

Y creemos que la crisis de la economía debe darnos una lección: no es socialmente responsable cuando se entiende al capital como factor de usurpación de posibilidades.

Cuando el capital es un elemento de especulación, afecta la responsabilidad social. Esta crisis de la economía tiene una génesis en el capital especulativo. La responsabilidad social obliga a redireccionar el capital, lo debemos entender como una herramienta fecunda de construcción de riqueza social.

Para estimular la inversión, nosotros hemos introducido una serie de reformas estructurales: que reforma para eliminar los privilegios pensionales, que reforma tributaria, que reforma laboral, que reforma para racionalizar las transferencias a las regiones, que reforma administrativa; hemos reformado 427 entidades del Estado. Nosotros no desmontamos el Estado, pero tampoco permitimos que el Estado burocrático elimine las posibilidades de la sociedad.

Nos parece tan grave el neoliberalismo que ha desmontado al Estado, como el Estado burocrático que lo ha quebrado. Dicen partir de polos antagónicos de la ideología, pero se juntan. El neoliberalismo elimina al Estado por decreto y el burocratismo estatista elimina al Estado porque lo quiebra. Por eso nuestro camino ha sido el de reformar al Estado, para quitarle al Estado la presencia de la politiquería que lo apropia, la presencia de los excesos sindicales que no lo deja prosperar.

Hemos reformado 427 entidades del Estado, pero seguimos reformándolas. Esta mañana hablábamos con el Presidente Colom de la reforma de Ecopetrol, nuestra empresa de petróleos. Era totalmente estatal, le introdujimos la reforma laboral para hacerla sostenible en el largo plazo, la pensional, con el mismo fin, y hace poco introdujimos la reforma que permite la capitalización de particulares. Hoy hay casi 500 mil ciudadanos de Colombia que son dueños del 10 y medio por ciento. Y el patrimonio del Estado en esa empresa vale mucho más hoy que cuando era totalmente estatal.

Esa es una batalla ideológica que le hemos ganado a aquellos que se han opuesto a estas reformas, y el resultado práctico: esa empresa tenía capacidad de invertir 500 millones de dólares al año, este año invierte 6 mil millones de dólares.

Pero el proceso reformista hay que continuarlo, apreciados compatriotas de Guatemala.

Yo les digo a mis compatriotas que hay que tener por allá un norte y les repito todos los días hasta el cansancio: seguridad, confianza inversionista, cohesión social; lo repito aquí, lo machaco allá, porque hay que tener unas guías elementales incrustadas en el corazón del pueblo, que jalonen las energías de los gobiernos.

Y les digo: para llegar allá, un caminito, no nos salgamos de él. Hagamos reformas, pero dentro del caminito: ni estancamiento ni bandazos; no dejemos que el caminito se estanque, porque entonces se atrofia y nos quedamos en la mitad y no llegamos. Pero tampoco nos dejemos llevar de las tentaciones que quisieran invitarnos al bandazo, a salirnos del caminito.

Vamos a continuar, vamos a continuar el camino reformista hasta el último año, hasta el último día de Gobierno, a seguir reformando instituciones del Estado.

Ahora le asignamos toda la importancia a una reforma en el Congreso de la República para introducirle agilidad a la justicia.

Avances en índices internacionales

Hemos ganado en los índices de competitividad, pero también recuérdenlo, porque más adelante les voy a decir cómo hemos ganado en los indicadores sociales.

El Banco Mundial durante tres años nos ha reconocido a Colombia ser uno de los países que más ha avanzado en el Doing Bussines, su escalafón de competitividad.

Antes estábamos en un puesto cercano al 80, ahora estamos en el 37. Gracias a las reformas introducidas año tras año, superamos una región modelo del continente que es Chile. Colombia hoy es el primer país latinoamericano en este indicador del Banco Mundial.

El Foro Económico Mundial acaba de decir que Colombia ha ganado 5 posiciones de competitividad, pero ya hemos empezado el nuevo conjunto de reformas, ahí dentro de los linderos del caminito, a ver si el año entrante somos capaces de volver a ganar estas menciones de avance de competitividad.

Tenemos muchas dificultades, esta crisis de la economía nos ha afectado. Yo salí esta mañana muy preocupado de Colombia por la revaluación de nuestra moneda, pero de todas maneras hemos avanzado.

Miren: la inversión extranjera en Colombia llegaba a gota gota: 400 millones de dólares, 500, por allá un año de 2 mil. En nuestro Gobierno las goticas han sido un poquito más grandecitas y más frecuentes. En los últimos años la inversión extranjera ha sido de 6 mil 500, 8 mil 500, 9 mil 28, el año pasado de 10 mil 574 millones de dólares.
Este año la inversión extranjera en el mundo se ha caído en un 44 por ciento, en Colombia en un 8 por ciento. A 20 de septiembre, la inversión extranjera acumulada en Colombia es de 5 mil 800 millones de dólares. Confiamos en que al 31 de diciembre estemos dentro del rango de los últimos años. Indudablemente vamos a tener una caída, pero estamos luchando para que esa caída no supere el 8 por ciento, cuando en el mundo la caída es del 44 por ciento.

Hemos tenido muchas dificultades en la economía este año: que el mercado de Venezuela, que el mercado de Ecuador, que le mercado de Europa, que el mercado de los Estados Unidos, muchas dificultades de la economía; sin embargo, la tasa de inversión ha estado en el 25,9 por ciento.

Si ustedes me dijeran cuál es la mayor preocupación del Gobierno de Colombia para sacar adelante la economía, les diría dos preocupaciones: acceso a mercados e inversión.

Ustedes que son gerentes saben que si no hay una tasa sostenida, elevada, de inversión, es imposible lograr la prosperidad de la empresa. Eso se le puede traducir al país. Esa colectividad, la empresa de todos, que es la Nación, no logra salir adelante si no tiene una ruta ininterrumpida de prosperidad, y esa ruta ininterrumpida de prosperidad necesita una elevada y continuada tasa de inversión. Bien aplicados los recursos, pero que no falten.

Nosotros queremos hacer de Colombia y hacer de la región, y queremos trabajar con ustedes, para que nuestros países se conviertan en los mejores destinos de inversión del mundo.

Nosotros queremos ver a Panamá, a Costa Rica, a Guatemala, a El Salvador, a Nicaragua, a Belice, a todos nuestros hermanos centroamericanos, convertidos en los mejores destinos de inversión del mundo.

Lo digo no por la emoción de estos 50 años de la Asociación de Gerentes, lo digo por una razón de afecto por los pueblos hermanos y también por un motivo práctico: no hay nada mejor que tener un vecindario próspero. Aquí necesitamos prosperidad en todo el vecindario. 

Por eso, ahora que hemos puesto en vigencia nuestro Tratado de Comercio, diría que lo más importante es buscar que tengamos inversiones. Prioritario al comercio hoy, es que los tratados de comercio atraigan inversión.

Mi gran preocupación de que todavía el Congreso de Estados Unidos no nos haya aprobado el Tratado de Comercio, es porque necesitamos eso como una señal para poder estimular una tasa de inversión aun mayor, más sostenida en el largo plazo en Colombia.

Acceso a mercados e inversión: dos presupuestos bien importantes de la economía.

En estos años hemos hecho el tratado con Chile, con Perú, para ir más allá de los límites de la Comunidad Andina. Hicimos el Tratado de Comunidad Andina – Mercosur, y ha sido enormemente importante haber hecho el tratado con ustedes, con El Salvador, con Honduras. Un tratado donde hemos reconocido de parte de Colombia, a favor de ustedes, las asimetrías.

Eso, sumado al Plan Panamá Puebla, a la integración de nuestros procesos de generación y de conducción de energía, nos tiene que ayudar más, y nos tiene que ayudar a que vamos saliendo adelante todos, de manera conjunta.

Ha sido muy importante la tributación. Nuestra idea en Colombia ha sido no rebajar los impuestos para todo el mundo, pero sí introducir estímulos muy importantes a la inversión.

A mí me dicen: ‘Presidente, hace falta una política tributaria estructural’. Y pregunto: ‘¿qué es una tributación estructural?’.

Y me contestan: ‘Es una tributación con una tarifa baja universal, sin exenciones, sin estímulos, la misma tarifa para todo el mundo’.

A ese significado de tributación estructural le observamos dos problemas: primero, elimina la progresividad, que es fundamental en sociedades pobres con desigualdades; y segundo, elimina la necesaria diferencia en el tratamiento a aquellos que invierten frente a aquellos que no invierten.

Incentivos

Países que tienen tanta falta de capital físico, de capital humano, como Colombia, necesitan estimular la inversión.

Nosotros hemos rebajado apenas del 35 al 33 por ciento la tasa de renta, pero hemos introducido incentivos muy importantes. Me refiero a algunos:

Hay incentivos generales e incentivos sectoriales.

Sectoriales: si ustedes construyen un hotel hoy en Colombia, tienen 30 años de exención de impuesto de renta. Yo envidio mucho, siento envidia de la buena por la capacidad de atracción del turismo de Guatemala. Nosotros queremos seguir su ejemplo, y quisiéramos integrarnos a ustedes. Se quejan mucho los turistas de que cuesta demasiado la movilización aérea en nuestro continente. La manera de enfrentar eso es con los circuitos turísticos.

Qué bueno que pidiéramos tener, promovido por todos, el circuito turístico de los Aztecas a los Mayas, recorriendo Centroamérica a llegar a los Incas, pasando por Colombia y pasando por el Ecuador.

Por eso, para poder avanzar en turismo, un país que se había frenado en posibilidades de turismo, introdujimos esa exención de 30 años.

Nosotros estamos trabajando los biocombustibles. No producíamos. Hoy producimos un millón 50 mil litros diarios de etanol a partir de caña de azúcar, y un millón 800 mil litros diarios de biodiesel a partir de palma africana.

¿Qué hemos hecho? Hay incentivos a esos cultivos y a esos productos. Mientras los combustibles fósiles, la gasolina, sus derivados del petróleo, en Colombia pagan IVA e impuesto global al combustible, los combustibles biológicos no pagan esos impuestos.

Además, en aquellos combustibles biológicos derivados de cultivos de tardío rendimiento, hay una exención de impuesto de renta a los ingresos de los cultivos de tardío rendimiento durante los primeros 10 años del periodo productivo.

Hemos introducido una exención permanente a la madera. Y esa exención de los 10 años no es sólo para la palma o para las fuentes de biocombustibles, es para todos los cultivos de tardío rendimiento.

Y tenemos estímulos a la inversión en investigación.

Y tenemos estímulos generales: si ustedes hacen en Colombia una inversión, cualquier contribuyente, tienen derecho a una deducción del 30 por ciento. Invierten 100 dólares, pueden deducir de su renta líquida gravable 30 dólares. Pueden hacer efectiva esa deducción en el número de años que requieran.

Y tenemos también una nueva figura, que es la figura de las zonas francas. Hoy se pueden instalar zonas francas en Colombia, en cualquier parte del país, por una empresa o por varias empresas.

Hay unos requisitos de generación de empleo de buena calidad. Nuestro afán es: empleo de buena calidad, empleo digno, empleo con afiliación a la seguridad social.

Las zonas francas no pagan el impuesto de renta, que es del 33, sino una tarifa especial del 15; no pagan IVA y tampoco pagan las zonas francas el impuesto arancelario. Eso sí, deben vincular a los trabajadores con contratos a término indefinido y garantizar la afiliación de los trabajadores a los organismos de seguridad social.

Y muchos empresarios inversionistas me preguntaban: ‘Bueno, ¿pero si nos cambian esas reglas?’.

Colombia es un país que ha tenido tradición de estabilidad en las reglas de juego, pero para dar una garantía adicional, nuestro Congreso aprobó una Ley que autoriza al Gobierno a firmar pactos de estabilidad en las reglas del juego por 20 años con los inversionistas. Ya tenemos más de 60 pactos firmados.
Impuesto al patrimonio

Ahora, la inversión nos ayuda en seguridad social. Allí hay unas cargas altas. Me quiero referir a ellas.

Cuando fue a empezar nuestro Gobierno, decían: ‘Uribe en nombre de la seguridad lo único que va a hacer es guerra’.

Este proyecto de nuestro Gobierno en Colombia tiene amigos, pero también enemigos.

El terrorismo durante 60 años consiguió muchos simpatizantes, y derrotarlo, derrotar al terrorismo y quitarles la nostalgia a sus viejos simpatizantes, es una tarea dura. Por eso hay que amanecer con cuero duro a enfrentar las vicisitudes de cada momento.

En aquel momento una crítica, que hoy es muy pequeña. Decía: ‘Uribe va a ser guerra, aquí no va a haber nada social’.

¿Pues qué hemos hecho nosotros? Acompañar la política de seguridad con política social. ¿Pero qué lo ha hecho posible? Que los sectores pudientes del país han pagado un impuesto al patrimonio para sostener la seguridad. Eso nos ha permitido avanzar en lo social, al tiempo que avanzamos en la seguridad: acompañar la seguridad con el avance de las coberturas sociales.

Yo les digo a los empleadores colombianos, a los empresarios: eso honra nuestra democracia. ¿Qué tal que nos hubiera ocurrido lo otro? Sí, han avanzado en seguridad, pero es insostenible, porque no han avanzado en cobertura social. Lo único que hace sostenible el proyecto de seguridad es el avance en coberturas sociales.

Nosotros le hemos derramado ese impuesto al patrimonio a los patrimonios superiores a millón y medio de dólares. Y ahora estamos tramitando en el Congreso de la República una ley que lo extienda por otros cuatro años. Ahora, si invierten en Colombia, por allá tienen las exenciones en inversión  y las deducciones. Entonces unas cosas se van compensando con lo otro.

Y también si invierten, eso nos ayuda a expandir las riquezas, la base de contribución, que así sea con tarifas reducidas de zona franca, nos permite  ir financiando el Estado.

Seguridad social

En seguridad social también Colombia hace un esfuerzo. Nosotros tenemos en salud dos sistemas: uno que se llama contributivo para los trabajadores formales, y otro que se llama subsidiado para los sectores más pobres.

El ideal es que llegue un momento en que todos los colombianos estén en el contributivo. De 46 millones de colombianos, hoy a 41 millones con seguro en salud. Hemos hecho un gran esfuerzo para llegar a esta universalización.

Hay diferentes instituciones que prestan ese servicio, se llaman EPS, Empresas Promotoras de Salud. Las hay públicas, las hay cooperativas, las hay privadas y las hay mixtas.

El trabajador escoge donde afiliarse, entonces se pagan 12 puntos y medio, el trabajador paga 4 puntos y el empleador paga 8 puntos y medio. Ha ayudado mucho en salud: accidente de trabajo y enfermedad profesional, el empleador lo paga, cuesta entre 0,5 y un punto a la nómina.

Pensiones: Colombia está haciendo un formidable ahorro pensional, estamos llegando a 30 mil millones de dólares. Eso es costoso, pero nos ha desarrollado un mercado financiero interno excelente. Colombia financia buena parte de sus necesidades en el mercado interno, sin tener que acudir a los bancos internacionales, gracias a la construcción de reservas de pensiones.

Nosotros tenemos dos sistemas: el viejo sistema de prima media o de reparto, y el sistema de los fondos de pensiones, que operan desde 1993.

El trabajador se afilia al sistema que quiere, se pagan 13 puntos y medio, el empleador paga 10 puntos, el trabajador paga 3 puntos y medio, pero todavía, ya les conté la ventajas, pero hay desventajas, dificultades.

Nosotros tenemos todavía 9 millones de trabajadores sin afiliarse al sistema pensional; hemos avanzado en estos años en cobertura, pero poco. Y les confieso a ustedes lo que falta, porque nos falta en muchos campos.

En los próximos años Colombia tendrá que hacer un esfuerzo, ya se aprobó la ley, para crearles un beneficio de retiro a los trabajadores que vayan envejeciendo sin derecho a pensión. Estamos en el proceso de crear ese beneficio de retiro.

Hoy atendemos a 860 mil ancianos pobres en el país, necesitaríamos atender a 2 millones, y en los años que vienen serán 9 millones. Por eso hay que expandir la torta de la economía para poder fortalecer el tejido social, que aquí encuentra debilidades que reconocemos y que tenemos que superar.

Ese es más o menos un panorama de incentivos y de obligaciones.

Hay tres instituciones muy importantes que financian y ayudan a manejar los empleadores de Colombia. Por ellas pagan 9 puntos de la nómina. Son las cajas de compensación familiar; el sistema del Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena, y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

Con este último estamos llegando a un cobertura del 100 por ciento en nutrición infantil. Colombia reparte hoy diariamente 14 millones y medio de porciones alimentarias a través de este Instituto. Ahora el siguiente paso es empezar a darle cobertura escolar, porque ahí tenemos un retraso, en cobertura para niñitos menores de cinco años. Ese instituto es coadministrado con los empleadores colombianos, que pagan por él. Lo mismo las cajas de compensación y el Servicio Nacional de Aprendizaje.

El Servicio Nacional de Aprendizaje en estos años ha pasado de atender a un millón 100 mil colombianos al año, y este año atiende a 6 millones. Les da servicios a los trabajadores de las empresas que cotizan y a los trabajadores informales.

Es abierto, es una entidad que tiene un 96 por ciento de aprobación en el pueblo colombiano. Hoy esa entidad se ha convertido en la gran institutora para enseñar inglés como segunda lengua. En diciembre debe tener un millón de estudiantes por Internet aprendiendo inglés. Esa institución es una institución muy querida por los colombianos, y nos ha ayudado a avanzar mucho también no solo en la formación vocacional sino en la formación técnica y tecnológica.

Nosotros hemos avanzado en salud. Tenemos un programa que hemos compartido mucho con el Presidente Colom: Familias en Acción, aquí se llama ‘Mi familia progresa’.

Con Familias en Acción hemos logrado que las familias más pobres perciban un subsidio, a condición de que garanticen la asistencia escolar de sus hijos. Nosotros hemos pasado de una cobertura de educación básica del 78 por ciento, está llegando al 100 por ciento. La educación media ha pasado del 57 al 85, graduábamos 414 mil bachilleres, y este año estamos graduando a 737 mil bachilleres. Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios, 22 por ciento de cobertura, y nos aproximamos a un millón 700 mil, más del 26 por ciento de cobertura.

Hemos aprobado una ley de ciencia y tecnología. Tenemos una institución estatal reformada que antes les daba crédito a 60 mil estudiantes universitarios, ahora les damos crédito a más de 250 mil estudiantes universitarios.

Cuando no se avanza, los ciudadanos no reclaman. Cuando se avanza, los ciudadanos reclaman. A mí antes no me reclamaban Familias en Acción. Pero como ven que ya es verdad, donde llego, no obstante que el país tiene 2 millones 840 mil Familias en Acción, levantan la mano mis compatriotas y me protestan.

Les digo: ‘¿Estás en Familias en Acción?’.

-‘Sí’.

-‘¿Estás contenta?’.

-‘Si’.

-‘¿Entonces porque reclamas?’.

-‘Porque necesitamos mas cobertura’.

Proceso permanente de diálogo con el pueblo

Pero está bien. Creo que en la medida en que se reconocen derechos, los sectores sociales reclaman derechos. Pero enfrentando eso con paciencia, con fraternidad, con afecto, se va fortaleciendo el tejido social.

Creo no equivocarme si afirmo en frente de ustedes esto: en mi país hay mucho debate político. A mí se me controvierte allá y por fuera. Que Uribe, que la reelección, que lleva mucho, que la seguridad, que una cosa y que la otra.

Pero hay menos de confrontación social. El país ha avanzado enormemente en entendimiento social. ¿Que quedan fisuras? Quedan, pero todos días estamos haciendo esfuerzos para suturarlas, para construir mejor el tejido social de la Nación.

Y mantenemos un proceso permanente de diálogo, rutinario, no faltamos dos o tres veces a la semana y los sábados. Ha sido fundamental para construir gobernabilidad. Si ustedes me preguntaran qué significa ese proceso de diálogo permanente con el pueblo colombiano, diría que es un proceso muy importante, porque el Gobierno que hoy está en un diálogo popular, sabe que no puede hacer promesas porque pasado mañana vuelve al diálogo popular y allá le van a pedir rendición de cuentas.

Pero también el Gobierno sabe que no puede evadir compromisos, que tiene que hacer todos los esfuerzos, explorar todas las opciones, recorrer la milla adicional. Ni el facilismo del sí-sí ni el negativismo del no-no. Buscar opciones sin promeserismo. Ese es un resultado bien importante que se deriva de un diálogo permanente con los colombianos.

Nosotros creemos mucho en la pequeña empresa. Nuestros pueblos latinoamericanos son pueblos con más vocación de emprendimiento que de subalternidad laboral.

Hemos montado un sistema que llamamos Banca de Oportunidades, en el cual participan la banca privada, la pública, la de primer piso, la de segundo piso, las Ong’s. Lo promueve el Gobierno. Crédito para los sectores más pobres.

Insistentemente trabajamos en el tema. Otro esfuerzo de rutina. Y ese esfuerzo de rutina nos ha enseñado que estos temas no salen adelante sino con constancia.

En este segundo Gobierno nos habíamos comprometido a entregar 5 millones de microcréditos, hemos entregado 4 millones y medio de microcréditos.

Alguna vez con el Ministro responsable acudimos a un salón y allí había muchas personas protestando, y me dijo el Ministro: ‘¿Pero por qué protestan, por qué protestan si hemos avanzado mucho en microcrédito?’. Le dije: ‘Porque los que han recibido el microcrédito se quedaron en la pequeña empresa, aquí están los que no lo han recibido’.

Porque se necesita el diálogo popular, porque si nos quedamos nosotros en la Presidencia simplemente proyectando en la pantalla informes que se presentan en power point, no vemos lo malo. El power point y la Presidencia es muy peligroso porque no muestra sino lo bueno. Por eso hay que acudir al people power, al poder de la gente, en una comunicación permanente para que la ciudadanía lo haga ver a uno aquello que falta.

Quiero rendir mi testimonio de admiración al Pueblo de Guatemala, a su Gobierno, a sus empresarios, a sus instituciones, a sus trabajadores, a sus comunidades, a su etnodiversidad. A esta sociedad de tantos valores para la humanidad.

Quiero expresar el propósito de los colombianos de integrarnos más con ustedes. Ustedes nos han tratado con el afecto de la hermandad, nosotros queremos reciprocarlos con el afecto de la hermandad.

Es muy conveniente venir a Guatemala. Estas luchas necesitan firmeza y en la dulzura del quetzal uno encuentra firmeza. En una parte de Colombia hay un pájaro que llaman el chavarrí. Es arrogante y robusto, pero es cobarde. Cuando lo gritan, el engreído se echa.

En cambio el quetzal prefiere la muerte en el cautiverio que perder la libertad. Nada lo lleva a renunciar a su libertad. La firmeza del quetzal en la defensa de su libertad tiene que ser el punto de inspiración para que tengamos una América Latina próspera, libre, segura, equitativa, que supere la pobreza y construya equidad.

Los felicito en estos primeros 50 años de la Asociación de Gerentes de Guatemala. Hay que hacer empresa, sentirse orgulloso de la empresa.

Cuando Gorbachov empezó de nuevo el cambio en Rusia, llegó Perestroika, encontró hambrunas y dificultades, quiso devolverle el campo ruso a las empresas y no había quién lo recibiera. Stalin había acabado con el empresarismo.

Es muy difícil construir empresarios, es muy fácil acabarlos. Hay que aprovechar el empresariado para construir responsabilidad social. No es fácil construir un tejido social próspero solamente desde el Estado. Es menos difícil con un empresariado transparente, organizado, responsable, consciente de sus deberes, que reciba garantías de su Estado.

Muchas gracias a todos ustedes”.

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