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Octubre 30     Versión imprimible
Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez en la clausura del VII Congreso Panamericano de Seguridad Privada y XVIII Congreso Nacional de Seguridad Privada (Andevip)

Girardot, 30 oct (SP). “Quiero saludarlos muy afectuosamente. Les agradezco de corazón esta condecoración. Me conmueve mucho porque lo que procuramos hacer es cumplir los deberes con la Patria.

En 1996-1997, teniendo yo el inmenso honor de ser Gobernador de Antioquia, vine a este mismo lugar a reunirme con ustedes. Era una época cuando las voces de la Seguridad Democrática éramos aisladas. El país seguía en aquel especie de limbo: mientras se le buscaba el diálogo a los terroristas, ellos respondían con la destrucción de la Nación. Con ustedes empezamos un periplo muy importante para avanzar en la política de Seguridad Democrática.

Quería hoy hablarles de unos temas, pero veo que tenemos que hablar de otros.

Cuando escucha a mi paisano, el doctor Diego Restrepo Echavarría (Presidente de la Junta Nacional de la Asociación Nacional de Entidades de Seguridad Privada, (Andevip, y Presidente del Capítulo Antioquia), empezar con un poema y terminar con otro, pues yo también quisiera hablar de unos poemas de la Patria. Pero hoy los versos son otros.

Cuando lo escucho referirse a diez lustros de violencia, a la incapacidad del Estado que tuvo que ser suplida por los esfuerzos de los particulares, yo quisiera sustentar ante ustedes una tesis que me viene penetrando muy hondamente el alma en estos pensamientos del bicentenario:

La Patria ha tenido muy buenos líderes. Una Patria gobernada por Bolívar, por Santander. Una Patria gobernada por Núñez, por Rafael Reyes, por Pedro Nel Ospina, por (Enrique) Olaya, por (Alfonso) López Pumarejo, por los Lleras. Una Patria que ha tenido buenas políticas publicas. Una Patria que ha tenido buenos gobiernos, pero ha tenido no tan buenos resultados. Y la tragedia ha sido la violencia. Violencia en la conquista, en las guerras de la Independencia, violencia entre los propios. Cómo se dificultó consolidar la Independencia por la violencia entre los propios. Violencia todo el siglo XIX.

Los historiadores algunos apenas reconocen unos años de paz alrededor del Gobierno del Presidente (Rafael) Núñez que permitieron que floreciera algo la industria en la Costa Caribe y que floreciera la caficultura en la Región Andina.

Pero se truncó rapidito, regresando a las guerras civiles con aquella de 1895, que fue la víspera no de la Guerra de los Mil Días, de la guerra de los 1.128 días, que terminara con los acuerdos del 1902. Una guerra que costó 100 mil vidas, dejó al país totalmente deprimido.

Dijo el General (Rafael) Uribe Uribe cuando firmaba el Pacto de Paz con el general Florentino Manjarrés, en la Hacienda Neerlandia, en el departamento del Magdalena: el país todo está por reconstruir.

Nosotros y nuestros padres que creímos hacer Patria con los fusiles destructores de la guerra, hoy entendemos que la única manera de hacer Patria es con las herramientas fecundas del trabajo.

La Patria quedó destruida, se separó Panamá. Empezaron unos gobiernos, llamaríamos de reconstrucción. Empezamos unos años de paz que solamente duraron hasta loa años 40. Difícil que un historiador se atreva a decir que en la centuria anterior, en el siglo XX, tuvimos en Colombia más de 40, a lo sumo 43 años de paz, sumándole al siglo XIX que no habíamos tenido años de paz.

Y en los años de paz hubo progresos: los de (Rafael) Reyes, los progresos del Gobierno de Pedro Nel Ospina, esa gran modernización de Alfonso López Pumarejo.

Pero reapareció la violencia, a la cual se refería Diego. Cuando todavía no habían terminado las refriegas entre los partidos, que por fortuna se superaron con el Frente Nacional, ya estaban apareciendo las guerrillas marxistas del odio de clases, del propósito de instalar la dictadura del proletariado, de eliminar las libertades democráticas. Y avanzaron, crearon la reacción igualmente criminal del paramilitarismo. Unos y otros concluyeron fusionados en el narcoterrorismo.

Este siglo tiene que ser el siglo de la seguridad para que sea el siglo del desquite, apreciados compatriotas.

Una Patria que sea privado de la posibilidad de tener mayor prosperidad, que la hubiera merecido, por la laboriosidad de sus gentes, buenos gobiernos. Yo quiero hacer una contribución a la unidad de la Patria, a lo largo de este proceso de la conmemoración del bicentenario: destacar aspectos buenos de cada gobierno; seguir en esa tesis: uno de los factores que causaron que no pudiéramos progresar al ritmo que pudimos hacerlo ha sido la violencia.

Nosotros empezamos la Nación con el mismo ingreso per cápita de los Estados Unidos. Hoy el nuestro es de 4 mil dólares; el de allá es de 45 mil (dólares).

Cuando terminaba la Segunda Guerra Mundial y empezó la recuperación asiática, allí estábamos nosotros, en el mismo nivel o incluso por encima. Y hoy estamos totalmente rezagados.

Cuando terminó la guerra de Corea y empezó la recuperación de Corea, nuestro ingreso per cápita iba ahí para a par con el de Corea. Hoy estamos totalmente rezagados. Pero hay la gran posibilidad de que sea el siglo del desquite.

Yo quería hablarles de cómo ha avanzado Colombia no solo en la seguridad, sino también en la promoción de la inversión, en la confianza de la inversión, que le va a ayudar mucho al país.

Por ejemplo, este año de la crisis de la economía, la inversión en el mundo ha caído en un 44 por ciento; en Colombia en un 10 por ciento.

¿Pero de dónde es la caída en Colombia? Del mayor pico; del año de la mayor inversión extranjera que fue el año pasado, con 10 mil 574 millones de dólares.

Podríamos hablar de dos rangos, el rango alto de los últimos años, 8 mil 500, 6 mil 500, 9 mil 28, 10 mil 574, y el rango bajo del periodo anterior, entre 400 y picos excepcionales de 2 mil millones de dólares al año. A finales de septiembre de este año llevábamos 6 mil 700 millones de dólares.

Sí, una caída del 10 por ciento frente al año pasado. Pero de todas maneras todo indica que nos vamos a situar en un rango elevado de inversión, y que somos una excepción en los países del mundo que han visto caer mucho más la inversión de lo que ha caído en Colombia.

Y cuando uno no mira solamente la inversión extranjera, sino la inversión doméstica y cuantifica el flujo total de inversión como porcentaje del PIB, en el primer semestre, en medio de estas dificultades de la economía, tuvimos una tasa de inversión del 25,9 por ciento.

Y el Banco Mundial, por tercer año consecutivo dice que Colombia es uno de los países que más está avanzado en competitividad. En ese escalafón ocupábamos el puesto 80 entre 132 países. Ahora, el puesto 37 entre 157 países y estamos a la cabeza de América Latina, inclusive por encima de México, de Brasil, de Chile. Y el Foro Económico Mundial ha dicho que Colombia ha ganado cinco puestos de competitividad en el último tiempo.

Pero hemos buscado que la seguridad y la política de promoción de inversiones vayan acompañadas de la política social.

Examinábamos la política educativa en estos días. Colombia ha pasado en estos años de una cobertura en educación básica del 78 por ciento, está llegando al cien por ciento.

En el bachillerato, en la educación media, antes Colombia, el primer año de nuestro Gobierno, graduó 414 mil bachilleres. Este año en grado 11 tiene 737 mil.

La cobertura de educación media ha pasado del 57 por ciento y está por encima del 80.

Teníamos, apreciados compatriotas, menos de un millón de estudiantes universitarios. Estamos sobre millón y medio. Y con los nuevos esfuerzos de formación titulada del Sena aspiramos a llegar rápidamente a millón 700.

Uno se asombra de ver que un país como los Estados Unidos está hoy en la discusión acalorada de una reforma a la seguridad social para proveer de seguro de salud a 47 millones de trabajadores norteamericanos que no lo tienen. Nosotros hemos logrado seguro de salud para 41 millones de colombianos.

No obstante las dificultades que tenemos que enfrentar, todavía el conjunto de beneficios en el Régimen Subsidiado es muy inferior al del Régimen Contributivo. Y ha habido reformas muy buenas en las clínicas del Seguro Social, lo habrán notado ustedes en la de Cartagena, en la de Santa Marta, en las de Bogotá, en las de Medellín, en la de Cali, reformando todas las clínicas del Seguro Social para acabar con el desgreño estatal y sustituirlo por eficiencia social.

Hemos reformado 217 hospitales públicos, pero todavía falta reestructurar muchísimos.

Tenemos hoy dos millones 840 mil Familias en Acción y más de 5 millones de niños en gratuidad educativa, gracias a los esfuerzos que ha hecho el Congreso de la República.

El país ha pasado de tener cinco millones de usuarios en Bienestar Familiar, un instituto gran idea del Presidente Lleras Restrepo, gran soporte del Presidente Virgilio Barco, que en este Gobierno ha crecido inmensamente.

El Sena antes formaba al año un millón 100 mil personas. Este año forma seis millones y medio de personas y se destaca el Sena de Cundinamarca, manejado extraordinariamente por el doctor Mauricio Parra.

En fin, es un país con muchas dificultades pero con muchas ganas y con muchas posibilidades.

Quería profundizar sobre todos esos temas, pero aquí está el discurso que cambié escuchando a mis antecesores en el uso de la palabra.

Democracia participativa y representativa

En estos años de diálogo público, creemos que a través del diálogo con los compatriotas hemos, en alguna forma, posibilitado que haya más confianza en Colombia.

Ahora, el diálogo no puede ser un diálogo de promesas ni puede ser un diálogo de pereza. No puede ser un gobierno que ha todo le diga que sí y al otro día quede mal, porque primero que la unanimidad está la credibilidad. Es preferible que discrepen de uno, pero que digan ‘le podemos creer’.

Tampoco un gobierno de pereza que a todo le dice que no y se voltea para el otro lado desdeñosamente: es que no hay plata, es que no se puede. No, tampoco, es un país con muchas necesidades; tiene que ser un gobierno buscador de opciones en el diálogo con los colombianos.

Ahora, desde el nacimiento de esa gran democracia, la democracia de los Estados Unidos, se dio ese formidable debate entre Jefferson y Madison sobre la democracia participativa y la representativa. Hoy se requieren ambas. Ese ejercicio permanente de democracia participativa es un canal alimentario de la fertilidad y de la legitimidad de la democracia representativa.

Entonces, vamos a asumir estos temas:

Primero, hagamos lo siguiente muy constructivamente: que el doctor Portilla (Juan Carlos Portilla Jaimes, Superintendente de Vigilancia y Seguridad Privada) y el Viceministro (Alejandro Arbeláez Arango, Viceministro de Defensa para la Estrategia y Planeación) se reúnan la semana entrante con su junta, para hacer el inventario de las demoras en los procesos en la Superintendencia y proponerse, en el curso de unas semanas, con un trabajo ad hoc, que la Superintendencia se ponga al día. Hagamos ese esfuerzo.

Pero que de esa reunión se levante un acta y se haga un inventario de los procesos que están atrasados, y un compromiso para poner esos procesos al día.

Hay que tener en cuenta, también, unas cosas:

Yo me iba a hacer un posgrado joven, pero mataron a mi papá. Me fui a hacerlo viejo y le puse mucha atención, tenía que estudiar con mucha responsabilidad porque era estudiante pero ya era papá. Entonces tenía que dar buen ejemplo y estudié mucho en ese posgrado.

Entonces, una profesora me entregaba las notas en una libretica, en el anverso me escribía todo lo bueno y yo volteaba la página y en el reverso encontraba todo lo malo. Le decía: ‘¿Pero usted por qué me puso todo lo bueno en el anverso?’. Y me dijo: ‘Porque lo tenía que preparar para lo malo’.

Claro que Diego (Diego Restrepo Echavarría, Presidente de la Junta Nacional de la Asociación Nacional de Entidades de Seguridad Privada, Andevip, y Presidente del Capitulo Antioquia) no me preparó a mí para lo malo, porque se le olvidaron unas cositas que yo voy a tener que recordar:

Queridos amigos: la tasa de tributación en Colombia era del 38, la tarifa de renta. Está en el 33. La reforma laboral de 2002 racionalizó inmensamente recargos por nocturnos y festivos. Y no fue fácil.

Yo recuerdo toda la demagogia que se hizo entre los vigilantes de la seguridad privada en contra del Gobierno: que el Gobierno había acabado con los derechos de los vigilantes por enriquecer a los propietarios de las empresas. Una reforma que hoy muestra todas sus bondades.

Este país no habría podido estar construyendo 14 mil habitaciones hoteleras, haber tenido el crecimiento que está teniendo en la salud, en todos los servicios, en los centros comerciales, si no fuera por la Seguridad Democrática y por esa reforma, por esa reforma laboral de 2002, que yo creo que en cierta forma trajo más racionalidad y, por qué no, un alivio a ustedes, que ustedes son un componente esencial de la seguridad.

Hoy repito lo que siempre he creído: en esta Patria, en su tamaño, en su difícil geografía, podríamos tener las Fuerzas Armadas del mundo, y sin la ayuda de los privados sería imposible, por eso el tema de la seguridad privada no es circunstancial sino un imperativo de todas las horas.

Nosotros algo que hemos aprovechado, el avance de Colombia en comunicaciones, es para fortalecer la política de cooperantes de la Fuerza Pública. Hoy hay cuatro millones. ¿Cuál es su instrumento, su arma? Un radio, un equipo de celular.

Hace pocos días que hubo unos brotecitos en la cordillera boyacense, nuestra primera preocupación allí fue por pedirle a las compañías de celular que nos extendieran la señal, porque se había dificultado mucho, por falta de señal, la integración entre la comunidad boyacense de cooperantes de la cordillera y las Fuerzas Armadas.

Yo soy un convencido de que un país que ha sufrido durante tanto tiempo la violencia de toda pelambre necesita la eficacia y la transparencia de sus Fuerzas Armadas. Y que el acompañamiento privado es garantía de eficacia y de transparencia de las Fuerzas Armadas; de compromiso de las Fuerzas Armadas con los ciudadanos. A más cooperación ciudadana, a más cooperación privada, más compromiso de las Fuerzas Armadas, y al mismo tiempo se da más confianza de los ciudadanos en la capacidad de ese trinomio, de ese trío que son la Constitución, las Fuerzas Armadas y el pueblo, para garantizar la seguridad.

Nosotros creemos profundamente en eso y por eso creíamos, también, que fortalecer estas empresas con esa reforma laboral no hacía daño y finalmente se constituye en una razón de estabilidad de los vigilantes.

Hubo otra cosa bien importante:

Recuerdo una discusión aquí. Yo no tengo la memoria que me suelen adjudicar y de pronto voy a tener que empezar a ser más desmemoriado, porque por allá llegó una amiga en la Costa Caribe y me dijo: ‘Álvaro Uribe tú tienes muy buena memoria, tú recuerdas tal promesa que me hiciste y no me las cumplido’.

Y ella se apegó de mi memoria para recordarme una promesa que yo no le había hecho. Y me dijo: ‘Si tú no te acuerdas de esa promesa es porque nadie se acuerda, porque tú tienes muy buena memoria’.

Yo le dije: ‘Hija, aquí falló. En ninguna parte aparece que yo hubiera hecho esa promesa’.

Pero yo sí me voy a acordar hoy de una cosa:

Creo que no me equivoco: una de las grandes preocupaciones de ustedes era por el IVA. Yo recuerdo que me decían: mire, es que a nosotros nos cobran IVA por toda la facturación.

Y se debe descomponer la facturación en dos: una cosa es la parte de la factura que tenemos que dedicar a pagar los servicios personales, y otra cosa es la parte de la factura que corresponde a lo que son nuestros ingresos.

Y me dijeron: está bien que nos cobren el IVA por la parte de la factura que corresponde a nuestros ingresos, pero no por aquello que nosotros tenemos que pagar por servicios personales.

Y nos pareció lógico eso.

Y eso llevó al acuerdo que se hizo con el Congreso y el Ministro (de Defensa, Juan Manuel) Santos, y el Ministro (de Hacienda) Alberto Carrasquilla, en diciembre de 2006, donde se dijo: bueno, no les cobren el 16 (por ciento) sino el uno y pico.

Y para no tener el problema de tener que desagregar la cuenta en dos grandes factores, dijo: el uno y pico sobre todo. Yo creo que eso trajo un gran alivio.

Yo pienso que ustedes también son beneficiarios de la deducción que hay en Colombia del 30 (por ciento). Está en el 40 (por ciento), se le ha propuesto al Congreso que la pongamos en el 30 (por ciento), para las inversiones generadoras de renta. No los excluye a ustedes. Ustedes son contribuyentes de renta. Toda inversión que hagan tiene esa deducción.

Tienen ustedes preocupaciones. Empecemos por el tema de la inversión extranjera”.

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