Boston, 26 sep (SP). “Muchas gracias, querida comunidad, muchísimas gracias. Un saludo muy afectuoso a todos ustedes. Gratitud inmensa.
Ustedes, que trabajan insólitamente con honor y entrega, este sábado tendrían muchos temas familiares que atender y obligaciones laborales y académicas. Y se han hecho presentes aquí. Muchas gracias.
Un saludo muy afectuoso a cada uno de ustedes y a sus familias. Un saludo al señor Ministro de Comercio, Industria y Turismo, el doctor Luis Guillermo Plata; a nuestras embajadoras en los Estados Unidos, Carolina Barco, y en las Naciones Unidas, Claudia Bloom. A la doctora Alicia Arango, Secretaria Privada de la Presidencia. Y a nuestra Cónsul en Boston, Viviana Gómez.
A todos los senadores. Al senador Antony Galluccio. A las autoridades de la cuidad de Boston. A quienes nos acompañan del Consulado, de la Presidencia de la República.
Querida comunidad, es muy grato estar con ustedes. A muchos de ustedes pude verlos hace unos pocos meses, atendiendo la reunión con los alcaldes de Estados Unidos y tuvimos un espacio en la víspera para poder hablar con ustedes. Muchas gracias por verlos nuevamente.
Creo que ayer fue importante para Colombia porque al llegar a Boston, a la Universidad de Harvard, primero tuvimos la oportunidad de tener un amplio diálogo con todo ese grupo que constituye los centros del Rockefeller Centers para estudios de América Latina. Después participamos en la conmemoración de los 100 años de la Escuela de Extensión de la Universidad de Harvard. Quiero saludar aquí a Catalina Laserna, una compatriota que destaca el nombre de Colombia, vinculada a la Escuela de Extensión. Después vino una reunión bien importante en la Escuela de Gobierno. Y después tuve otra reunión con estudiantes. Y es muy grato tener esta reunión, esta mañana, con ustedes.
Confianza
Lo que les voy a decir no es nuevo. Muchos de ustedes ya lo pueden repetir. Pero creo que uno tiene que insistir en inocularle al propio corazón y al de los compatriotas unas ideas básicas, cuando se consideran que son buenas para el país. Nuestra idea básica es que Colombia sea un país que dé confianza: confianza a propios y confianza a extraños.
Para eso se requiere de seguridad. Se requiere con prosperidad, que se consigue con inversión, con responsabilidad social. Y se requiere política social. En esa tarea estamos nosotros.
A mí me dicen: ‘¿Va a repetir lo mismo? ¿Que confianza, que entonces seguridad, que entonces prosperidad con inversión, que entonces políticas sociales?’. Digo: ‘Sí, me toca’.
Porque es bien importante que tengamos una concepción elemental pero profunda. Y que la pongamos allá adelante, como un punto de referencia al cual nosotros debemos aproximarnos.
Agradezco tanto a los organizadores que los han convocado a ustedes esta mañana. Agradezco tanto a la señora Cónsul, a todo este equipo que ha trabajado por esta reunión.
Yo pensaba: ‘Bueno, qué esfuerzo, qué trabajo tan grande, y un sábado.
Participación ciudadana
Hace ocho días estábamos en el Consejo Comunitario de Armenia. Allá fue muy bello porque inauguramos un centro de convenciones. Al principio del Gobierno, cuando pedían ese centro de convenciones, creí que no éramos capaces, dadas las dificultades del país. Pero se inauguró el pasado sábado. Y les doy esta grata noticia. ¿Quiénes son de Armenia? Porque aquí puedo saludar a algunas personas de Armenia.
Y mantenemos esa tarea constante de hacer todos los sábados los consejos comunitarios. En ocasiones, ni pocas, en las semanas, también hay reuniones muy participativas con los ciudadanos.
A mí me preguntan: ‘Presidente, ¿y por qué la participación?’. La participación ha ayudado mucho. Nos obliga a los gobernantes a ser menos promeseros, pero más comprometidos. Yo no puedo llegar a un Consejo Comunitario un sábado a adelantar una promesa o alguno de mis compañeros de Gobierno, sabiendo que no la vamos a poder cumplir. Porque como permanentemente abrimos espacios de participación, nos van a reclamar en la siguiente reunión.
Un Gobierno que hoy hace una promesa que no va a poder cumplir y que sabe que tiene que volver a aparecer ante la cuidadanía a rendir cuentas, a asumir sus responsabilidades, el siguiente sábado dicen: ‘Mire’. Prefiero no hacerla, voy a quedar mal, el otro sábado me van a pedir cuentas. O en tal reunión el miércoles me van a pedir cuentas y voy a quedar mal.
Esta participación ha logrado un Gobierno menos promesero, pero más comprometido. Cuando a uno le exigen algo que necesita una comunidad y uno no tiene los recursos, las posibilidades, por lo menos uno tiene que comprometerse de verdad, de cuerpo y alma, a buscar opciones. Creo que ese es un resultado bien importante de ese proceso participativo: menos promesa, pero más compromiso.
Entonces, sí, no hemos podido, para citar un ejemplo, obtener los recursos para poder hacer unos diques en la isla de Mompós, que protejan a esa isla de las inundaciones del río Magdalena. Pero eso no quiere decir que nos olvidemos del tema. No. Un Gobierno que está dándole la cara a la ciudadanía, tiene que estar comprometido para buscar soluciones.
Yo no puedo llegar a Mompós a decirles: ‘Ahí les va la promesa, les construimos ese dique’. E irme e incumplirles. Porque la semana siguiente voy a ver afectada mi credibilidad.
Pero tampoco puedo decirles: ‘Es que no hay manera y hasta luego’. No. Tengo que buscar opciones: ‘Vamos a ver si entonces podemos obtener unos recursos de Cormagdalena, si hay un crédito, vamos a buscar una vigencia presupuestal del año entrante, un crédito puente, a ver cómo lo aplicamos’. Búsqueda de opciones. No promesas, sí compromisos. Búsqueda de opciones para resolver problemas de la comunidad colombiana.
Algo bien interesante: no puede haber facilismo. El Gobierno por facilismo no puede convertirse en un gobierno que a todo diga que sí. Ni tampoco en un gobierno por el lado despectivo del facilismo que a todo diga que no. Hay facilismo tanto para decirle a todo que sí, como para decir despectivamente: no, no se puede. Ninguno de los dos facilismos: ni el facilismo del sí, ni el facilismo del no. Se necesita es compromiso, entrega.
Ahora: lo único que resuelve las dificultades, en una comunidad con tantas necesidades y con tantas limitaciones y con tantos requerimientos como nuestra comunidad colombiana, es trabajar con amor y con dedicación. Si ustedes me preguntaran dos reglas, diría: amor y dedicación. Porque la dedicación es estar cabalgando sobre el compromiso para buscar opciones, para buscar resultados. Y el amor obliga a superar todas las vicisitudes, todos los obstáculos, todas las dificultades, y a hacer las cosas con toda la transparencia. Diría que eso es bien importante: trabajar con amor y con dedicación.
Facilismo del sí, no. Nunca facilismo del no. Ni lo uno ni lo otro.
Y creo que para mis compatriotas en este diálogo ha habido una cosa bien interesante de destacar, en el diálogo de todos estos años. El diálogo es hoy más concreto, en línea general. Antes todo el que pedía la palabra en un Consejo Comunitario, hablaba de todos los problemas del país y de todas las soluciones imaginables. Hoy hay un diálogo más concreto.
Algo bien importante: hoy uno encuentra una opinión general más informada sobre la prioridad de lo que se necesita y sobre las posibilidades de presupuesto, competencias legales, etcétera. Diría que hay una Nación hoy más informada, más realista.
Y el realismo no quiere decir conformismo. En esto de la sicología de la comunicación, hay unos equilibrios bien importantes. Un equilibrio entre no promesas y sí compromisos. Un equilibrio entre evitar el facilismo del sí y evitar el facilismo despectivo del no se puede. Un equilibrio: el equilibrio de ser realista sin ser conformista. Un equilibrio: el equilibrio de ser ambicioso y de requerir atención a necesidades históricamente olvidadas, y al mismo tiempo no ser iluso. Un equilibrio: tener grandes metas, pero al mismo tiempo que sean cumplibles. Diría que ese es un buen tema. Los equilibrios de la comunicación.
Diálogo franco, pero respetuoso
¿Y saben qué destaco de este diálogo, de estos siete largos años de diálogo con mis compatriotas? Que ha sido un diálogo muy franco, pero muy respetuoso.
Este diálogo de los Consejo Comunitarios, que no son solamente los sábados. Muchas veces entre semana tenemos tres o cuatro acontecimientos de diálogo, que con un gremio, que con una cooperativa, que las reuniones con los sindicatos en la Presidencia, que las reuniones de generación de empleo en las regiones, que las reuniones de Banca de Oportunidades, que las reuniones de irrigación de crédito a la mediana empresa.
Se trabaja mucho. Diría que la norma de nuestro Gobierno es ese diálogo. Ha sido un diálogo muy franco, pero muy respetuoso. A mí me sorprende. Los ciudadanos presentan sus quejas, sus preocupaciones, sus desacuerdos, pero con un respeto enorme.
Diría que el diálogo popular que hemos impulsado en Colombia en estos años, es mucho más respetuoso y más creativo que el diálogo del debate político. En el debate político infortunadamente en Colombia no hay buen diálogo. En cambio el diálogo popular en Colombia es magnífico. Pero eso terminará por influir en el debate político. Creo que el debate político va a ser determinado por el debate popular. Un debate popular constructivo, respetuoso, franco, terminará teniendo incidencia en el debate político. Albergo esa esperanza.
Algo muy importante: en el pasado el gran énfasis era dialogar con los violentos, que no querían dialogar. Pero poco interesaba este diálogo. Hoy la prioridad es el diálogo popular: el diálogo con los colombianos que estudian, que trabajan, que están desempleados; con los colombianos que hacen esfuerzos todos los días, con los colombianos que viven una vida de sacrificios, una vida de dificultades. Creo que ha sido bien importante.
A mí me sorprendía: ¿pero por qué nos interesa tanto el diálogo con los violentos, que no quieren escuchar, y no hay los espacios de diálogo popular? Eso también ha sido bien importante en este proceso.
Transparencia
Diría que es un proceso en el cual ese crecimiento de la participación ayuda a que en Colombia haya más transparencia. Eso ordena la transparencia. Una ciudadanía refiriendo a un Gobierno, lo obliga a ser transparente. Es bien importante.
Y en la medida en que haya transparencia a partir de la participación, se da confianza. Los ciudadanos viven más confiados en un país en el cual tengan amplias oportunidades participativas que les garantice la transparencia, que en un país que las niegue.
Por ejemplo: una de las cosas que he indicado a mis compañeros de Gobierno que practiquemos, desde el principio de Gobierno es: este es un Gobierno ampliamente participativo. Nosotros tenemos que estar dispuestos a revelar todo lo de nuestra vida pública a los ciudadanos.
Y me preguntan: ‘Presidente, ¿y un caso de corrupción? Primero, nosotros debemos estar atentos a descubrirlo. No esperar A que nos lo descubran. No asumir esa posición: ‘Ah, como nadie ha dicho nada, ¿qué voy a decir yo?’. No. Hay que tomar la iniciativa.
Y si nos damos cuenta de que hay un caso de corrupción ¿qué hacemos? ¿Lo guardamos? De ninguna manera. Hay que revelarlo. Así sea en contra de nuestro propio Gobierno. Ponerlo sobre la mesa. Que el Gobierno tome la iniciativa de publicarlo, llevarlo a las autoridades y a la opinión pública, y tomar las decisiones que se requieran, para construir confianza. Eso es absolutamente necesario.
Espacios de participación
Y abrir espacios de participación. Me quiero referir a otros espacios de participación. Periódicamente, los Altos Comandantes Militares y de Policía, el Ministro de la Defensa y mi persona, acudimos a las regiones, a los Consejos de Seguridad y a la televisión, a las audiencias de derechos humanos.
¿Cómo son los consejos de seguridad? Los consejos de seguridad tienen en las regiones dos segmentos. En el primero, escuchamos a la comunidad local. Y cómo nos enseñan. Porque cuando uno no escucha a la comunidad local, uno tiene una percepción de que el orden público es mejor. La comunidad local es la que le cuenta a uno cuáles son los reales problemas.
Esto es: uno no se da cuenta de la magnitud del homicidio, de la magnitud de la extorsión, de los riesgos de inseguridad, si no escucha a la comunidad. Nosotros en el Gobierno, cuando el diálogo es solamente entre nosotros, tenemos la tendencia de minimizar los problemas. La comunidad nos va a ceder con más crudeza la realidad.
Si yo llego a una región y simplemente me reúno con el comandante de Policía, comandante del Ejército, tendemos a irnos al extremo de ver las cosas color de rosa. Muy grave. En cambio cuando escuchamos a la comunidad, la comunidad nos hace ver todas las deficiencias y dificultades.
Y en el segundo segmento, hacemos ya una reunión de los comandantes regionales, de los comandantes nacionales, el Ministro de Defensa, el señor gobernador, el alcalde y mi persona. Y ya, bueno, escuchamos esto de la comunidad, y además está en este informe, ¿cómo vamos a proceder para ajustar las estrategias?
En derechos humanos también ha sido muy importante. Porque periódicamente los comandantes, el Ministro de la Defensa y mi persona acudimos a la televisión a escuchar a la comunidad sus quejas sobre derechos humanos. Eso es bien interesante.
¿Cómo escuchamos a la comunidad? Yo no permito que filtren una llamada telefónica. ¿Que es que fulano lo va a insultar? ¡Déjelo! Yo no permito que seleccionen llamadas telefónicas. Así lo hice cuando era senador de la República, en los tres años de la Gobernación de Antioquia, y en estos siete años de la Presidencia. Llama el ciudadano que quiera a poner la queja que quiera.
Y fue grato, en medio de tantas dificultades, esta semana oír a la Alta Comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en Nueva York, hacer un buen reporte sobre la evolución positiva de los derechos humanos en Colombia.
Control de la opinión pública
Yo creo mucho en la participación para todo esto. Y creo que la participación es fundamental para derrotar la corrupción... La participación se convierte en un elemento extraordinario de derrota de la corrupción. En la evolución de las formas del Estado, del desarrollo del Estado en el mundo, que aparece el Estado de Derecho, que es el Estado en el cual el gobernante tiene que dar ejemplo para acoger la ley, para respetar la ley. Eso empieza a principios del anterior milenio, del primer milenio, en Inglaterra, con la Carta de Juan sin Tierra. Y sucesivamente se va llegando al Estado de los controles, que hace parte del Estado de Derecho.
Entonces un día te dicen: ‘Se necesita un parlamento, que es el único que puede derramar impuestos; no lo puede hacer el gobernante. Hay que controlar al gobernante en materia de impuestos a través del parlamento’. Y al otro día se dice: ‘Pero ese parlamento además tiene que ser crítico, tiene que hacer control político’. Y después, en el proceso de ese desarrollo, dicen: ‘Se necesita una contraloría que haga el control del gasto, una contraloría que sea el juez de control de que el presupuesto no se está derrochando, de que no se está gastando ilegalmente’. Y después aparece otro que dice: ‘Se necesita una procuraduría, una procuraduría que controle que la conducta de los funcionarios esté ajustada a la ley, a la moral’. Van apareciendo los controles.
Todo ese proceso es muy importante, todos esos controles son necesarios. Pero finalmente el mejor de los controles es la participación de opinión pública.
No creo, como algunos malinterpretan nuestro concepto de Estado de Opinión, que la participación de la opinión pública pueda derogar los otros controles. Pero la participación de la opinión pública sí se tiene que sumar a todos los otros controles y se convierte en el control de los controles.
Muy bien el control del Congreso, el control de la prensa, muy bien el control de la Contraloría, el de la Procuraduría, el de la Fiscalía, pero adicionalmente se necesita el control de la opinión pública. Eso es bien importante.
Consejo Comunal contra la corrupción
Entonces vamos a hacer nosotros, el 17 de octubre, vamos a hacer un Consejo Comunitario contra a la corrupción. ¿Cuál es la idea inicial? Escuchar llamadas, de departamento por departamento, son 32 departamentos, en orden en que entren al conmutador. Ese es el único control. La queja entró de primera, de primero se escucha. Entró de segunda, de segunda se escucha. En orden en que entren al conmutador, para que la ciudadanía proponga sus quejas en materia de corrupción.
Y tenemos que estar ahí, empezando por esto: dando ejemplo, dando la cara a la ciudadanía a responder todo por todo. Todo el equipo de Gobierno, del Fiscal o su delegado, del Procurador o su delegado.
Vamos a hacer ese ejercicio, porque hay que hacerse ejercicios de participación de ciudadanía hasta el último día de Gobierno.
Ha sido muy importante el ejercicio de las audiencias en televisión en materia de derechos humanos. La semana pasada me dijo el Delegado de la Alta Comisionada, que está en Bogotá, me dijo: ‘Presidente, le traigo buenas noticias, este año no hay sino cuatro quejas que tienen algún mérito’.
Le dije: ‘Quedo muy aburrido, porque debería haber cero quejas’.
Creo que, Embajadora Barco, esto es de gran utilidad paras tareas en Washington.
Me dijo: ‘Presidente, pero es que eran antes centenares, y este año no se han presentado sino cuatro’.
Le dije: ‘Queremos cero quejas’.
Creo que ha habido una gran relación de causa – efecto, entre la participación de la opinión pública y aquello de que todos los funcionarios que estamos en orden público ajustemos nuestro comportamiento a la observancia rigurosa de los derechos humanos.
Y confío que este primer Consejo Comunitario que se va a hacer de lucha contra corrupción, lo va a lograr. Porque un Gobierno que aparece claramente, sin ninguna reserva, sin ninguna cortina a decir: ‘respondemos’, creo que va a llegar un momento en que nadie se atreve, por temor a la participación de la opinión pública, a incurrir en un acto de corrupción.
Creo muchísimo en que los gobiernos son más responsables, la ciudadanía mejor informada, los derechos humanos más observados, la transparencia más nítida, en cuanto más participación de opinión se dé en nuestro país. Por eso hemos venido hablando a lo largo de estos años del Estado Comunitario, del Estado de Opinión.
Conciliaciones en obras públicas
Yo no permito que el Ministerio de Obras Públicas adjudique una licitación si no hacen una audiencia pública. Y en muchos contratos se hace audiencia en televisión. Entonces ahí son varias etapas. En una etapa para decir: ‘La calificación de la parte técnica y legal de estas propuestas es la siguiente’. Para que todos los proponentes puedan cuestionar eso y decir: ‘Estoy de acuerdo o estoy en desacuerdo’.
En otra etapa para decir: ‘Las respuestas que damos a las concesiones, a la calificación de las propuestas, son estas. ¿Qué opinan ustedes?’.
En otra etapa para decir: ‘Entonces nuestra propuesta a la adjudicación es la siguiente’.
Las conciliaciones. Cuando yo llegué teníamos 21 pleitos en Telecom, con asociados extranjeros. Y ninguno se resolvía. Y un país que ve inundarse la inversión de pleitos, es un país que deja de invertir.
Los colombianos decían: ‘¿En qué invierto en mi Patria si este es un país de pleitos?’. Y los extranjeros decían: ‘¿Qué voy a invertir en Colombia si todo se vuelve pleito?’.
Entonces propusimos: ‘Bueno, conciliemos estos 21 pleitos de Telecom’. Y me dicen: ‘No, es que a la gente le da mucho miedo’. Y los funcionarios no se atreven a conciliar porque los meten a la cárcel y se genera mucha suspicacia de opinión en cada ocasión en que se va a un proceso de conciliación.
¿Qué hicimos? Encontramos las conciliaciones. Cuando estén acordados los textos conciliatorios con los inversionistas, los publicamos ampliamente, antes de perfeccionar el acuerdo. Y así se hizo.
Y logramos la conciliación de todos los pleitos de Telecom. Y lo que se estimaba podía costar 2 mil millones de dólares, costó 400 – 450 millones de dólares. La participación de la ciudadanía es de gran importancia.
Democracia participativa y representativa
En los orígenes de la formación del Estado de los Estados Unidos, hay unos relatos bellísimos sobre la democracia participativa y la representativa. Nosotros creemos que se requiere de ambas.
Un país no puede vivir sin concejos, sin asambleas, sin Congreso, pero tampoco puede vivir sin participación de opinión pública. Se requieren ambas: democracia participativa y representativa, en un gran equilibrio.
La representativa tiene que tener un oído conectado con la participación, y la representativa también opera como una especie de canal que conduce a aquello que emana de la participación.
Entonces es muy grato poder tener esta reunión con ustedes, vamos a escucharlos.
Coyuntura económica
Un año muy difícil en la economía, muy difícil. Nuestras exportaciones a los Estados Unidos se han caído mucho, los giros de la comunidad internacional a sus familias en Colombia se han caído mucho. En la mayor dificultad por la disminución de esos giros se ve en Pereira. Ha crecido mucho el desempleo. A pesar de que el país en su conjunto ha crecido generando empleo, hemos generado empleos en cantidades menores a las que se requieren para poder disminuir el desempleo.
Es que Colombia solamente para que no crezca el desempleo necesita crear 350 mil – 400 mil empleos al año, solamente para que no crezca el desempleo. Entonces, si queremos reducir el desempleo, hay que crear, no 350 mil, no 400 mil, sino todavía muchos más empleos al año.
Un año muy difícil: la restricción de las exportaciones a Venezuela, la disminución de las exportaciones al Ecuador.
Y en medio de las dificultades, hay cosas buenas: Colombia se ha convertido en una niña de los ojos de la inversión mundial. Y eso va a ayudar.
El pueblo colombiano no se deja revirar. Los sicólogos deberían estudiar por qué los colombianos son tan gentiles y tan enérgicos. Es el pueblo al que más le duelen las penas en el mundo, pero el pueblo con más energía para superarlas. ¡Increíble!
Como decíamos cuando el terrorismo lanzaba bombas contra el Club el Nogal de Bogotá. Decíamos: ‘Bogotá llora, pero no se rinde’. El pueblo colombiano llora sus penas, pero se crece en la adversidad.
Este año, en medio de las dificultades económicas, no he encontrado un solo colombiano aburrido. Inclusive de viaje de Bogotá para Pereira, con ese desempleo, y en el avión preocupado y atornillando la cabeza: ‘¿Qué va a pasar?’. Y llego y encuentro, en medio desempleo, esa vitalidad y esa energía. Eso es increíble. Algún día tendré que describirlo, dejarlo por ahí vertido en unos renglones, con un teclado de computador: esa sicología de mis compatriotas para superar la adversidad.
Pero les voy a contar esto: la inversión extranjera en el mundo ha caído un 42 por ciento. En Colombia en un 8 y medio. Pero miran de dónde hemos caído. No hemos caído de aquí, de esta plataforma, hemos caído del techo. Caer 8 y medio de esta plataforma es caer mucho. Caer 8 y medio del techo alto es muy poquito.
No hemos caído de dos mil millones de dólares que se invertían en Colombia antes. Hemos caído 10 mil 574 millones, que fue lo que se invirtió el año pasado. Ocho y medio por ciento frente a 10 mil 574, no es mucho.
Grave lo que ha ocurrido en el mundo: un descenso del 42 por ciento en inversión extranjera directa. En nuestro país antes el rango de inversión extranjera directa estaba entre 500 millones de dólares y picos escasísimos de dos mil.
En nuestro Gobierno ese rango ha estado entre 6 mil 500 y 10 mil 574. Inclusive este año vamos a caber en el rango. Porque si el piso que hemos puesto en nuestro Gobierno para ese rango de inversión extranjera es de 6 mil 500 millones de dólares, este año estamos cerquitica, porque a 11 de septiembre llevábamos 5 mil 680 millones de dólares.
Una cosa que no es buena. El año pasado estuvo mejor distribuido entre, por un lado, petróleo y energía y, por el otro lado, los diferentes sectores de la economía. Este año esta más concentrado en petróleo y energía. Pero confiamos en que se reanimen los otros sectores
Una medición para mí bien importante en la vida económica es la tasa de inversión. Si ustedes me preguntaran: ‘Presidente, después de siete años de Gobierno, ¿cuál es su principal preocupación para mirar la economía en el largo plazo?’. Yo diría dos puntos: que el país tenga una fuerte tasa de inversión y que el país tenga acceso a mercados. De otra manera no salimos adelante, no se crean las bases de la prosperidad.
La tasa de inversión este año ha sido buena, a pesar de las dificultades. En el primer trimestre fue del 25 por ciento y en el segundo trimestre del 26 y medio.
¿Cómo se mide? El porcentaje del dinero invertido como proporción del total del Producto. Si producimos 100 pesos, la tasa de inversión es del 25 por ciento. Quiere decir que para una economía de producción de 100 pesos, se invirtieron 25. Antes se invertían 12 ó 14.
Se ha elevado la tasa de inversión en estos años, al proyectarla en el largo plazo. Una tasa de inversión elevada, en un país con responsabilidad social, es lo único que permite superar la pobreza y construir equidad. Si no hay inversión, ¿de dónde sacamos los recursos para superar la pobreza? Muy difícil.
Empujar el TLC con Estados Unidos
Y acceso a mercados: nosotros, cuando empezó el Gobierno, teníamos el Pacto Andino y el acuerdo con México. Con el liderazgo del Ministro de Comercio, Luis Guillermo Plata, logramos el acuerdo con Chile; el acuerdo con Perú, para tener mejores estímulos a la inversión, más allá de los acuerdos de la comunidad andina que nos vinculan con Perú; con tres países centroamericanos; con Canadá, hoy en proceso de aprobación en el Congreso canadiense; con Suiza y sus asociados, ratificado hace dos días por Suiza; negociación muy avanzada con la Unión Europea, y pendientes del Congreso de Estados Unidos.
Creo que les vengo a pedir hoy a ustedes otro empujoncito, otra cartica. El Congreso de los Estados Unidos es muy grande, llenarlo es muy difícil, pero lo llenamos con mensajes de ustedes pidiendo que se apruebe ese TLC.
Las veces que ha ido la doctora Carolina Barco (Embajadora de Colombia en Washington) con delegados del Congreso de los Estados Unidos de ambos partidos, ellos han regresado bien impresionados.
Uno diría que hoy hay una buena impresión, una mejor impresión de Colombia en el Congreso de los Estados Unidos, que hace más factible la aprobación del TLC. Pero hay que hacer otro esfuerzo, porque se requiere la voluntad de que lo pongan a consideración y lo vote el Congreso. Ese es el esfuerzo que necesitamos en este momento.
Inversión y mercado: entonces en medio de las dificultades la tasa de inversión, ante esta caída mundial, a pesar de esta caída mundial, sigue fuerte en Colombia.
Coberturas sociales
Algo que hemos logrado en estos años, por lo cual el país tiene que seguir luchando, es que la seguridad se acompañe de las coberturas sociales. Nosotros no podemos llegar a una reunión solamente con soldados. Tenemos que llegar con Bienestar Familiar, con educación, con Familias en Acción, con Banca de las Oportunidades, con toda la política social.
Tenemos una cosa que se llama la Red Juntos. ¿En qué consiste? Concentrar sobre un universo de millón y medio de familias, las más pobres, el conjunto de beneficios sociales del Estado, para ayudar a que ese grupo salga de la miseria.
Hoy ya tenemos dos millones 840 mil familias en el programa Familias en Acción, los más pobres del país, que están recibiendo un subsidio para garantizar que sus hijos puedan atender la totalidad del ciclo escolar.
Si los hijos de los pobres pueden atender la totalidad del ciclo escolar, llega un momento en que ya los niños de los pobres no estarán condenados a ser pobres.
Hemos pasado en Bienestar Familiar de 5 millones de usuarios, hoy Bienestar Familiar distribuye alimentación a 12 millones de usuarios.
Teníamos una cobertura en educación básica del 78 por ciento, estamos llegando al 100 por ciento, pero se nos quedaron chiquitos los colegios. Hoy el problema es que tenemos esos colegios inundados de niños y jóvenes. Hay que hacer más colegios. Nos quedó pequeña la infraestructura. Ha sido desbordada por la cobertura.
Ahora estamos en el proceso de construir en las zonas más pobres del país 50 colegios excelentes, de élite, de excelencia, ubicados en las zonas más pobres del país. Cincuenta colegios. El primero se va a inaugurar ahora en octubre en la ciudad de Cali.
El país tenía menos de un millón de estudiantes universitarios, hoy tiene un millón 700 mil. El Sena formaba un millón de personas y este año forma 6 millones de personas. El Sena les está enseñando inglés a muchos colombianos. Para diciembre el compromiso es que el Sena les esté enseñando inglés a un millón de colombianos a través de internet.
La mayoría de los profesores son de San Andrés. Ustedes saben que nuestros compatriotas del archipiélago nacen con dos lenguas maternas: el español y el inglés.
Como la transmisión hoy es satelital, con limitaciones, ahora estamos contratando, con un costo 60 – 70 mil millones, ya se contrató, esta en plena instalación un cable submarino de Barranquilla a San Andrés, para hacer de San Andrés un gran potencial de informática.
Antes le prestábamos, a través del Icetex, le hacíamos crédito a 30 mil – 60 mil estudiantes, ya pasamos de 250 mil. Y ayudamos a Colfuturo muchísimo. En años anteriores Colfuturo despachaba para el extranjero 70 personas. Y este año despachó casi 900 a formarse afuera.
Tengo fe en lo que viene haciendo el país en materia social. Salud: tenemos 41 millones de colombianos con seguro de salud, en un país de 46 millones de habitantes.
Diría que este es un gran avance. Pero hay problemas. Ustedes saben que en el país tenemos dos sistemas. Los trabajadores formales cotizan al régimen contributivo y los informales, los sectores más pobres, tienen el carné del régimen subsidiado. La cobertura de riesgos en el régimen subsidiado es menor que la cobertura de riesgos en el régimen contributivo.
El país necesita hacer un esfuerzo para nivelarlos. Unos me dicen: ‘Presidente, qué bueno, cuando empezó su Gobierno había 23 millones de colombianos con carné de salud, y ahora ya hay 41 millones’.
Pero el Gobierno no se puede quedar bañándose en agua de rosas. Esa agua se avinagra. El Gobierno tiene que amanecer todos los días a ver los mismos problemas. La vida pública es eso. Diría que la vida pública es un círculo en el cual se producen mil esfuerzos y se logra un pequeño resultado. Pero a partir de ese pequeño resultado hay que emprender otros mil esfuerzos para lograr otro pequeño resultado. Por eso la vida pública hay que hacerla con amor. Lo único que vence la fatiga ante las dificultades de la vida pública, es amar a la Patria. Lo único que ayuda a trabajar todos los días es tener amor por la Patria.
Creo que ha sido bueno estos años que con el impuesto al patrimonio, que pagan los sectores más pudientes de Colombia, hubiera sido posible financiar la seguridad y al mismo tiempo las coberturas sociales.
Cuando empezó nuestro Gobierno, decían: ‘Uribe es guerra, aquí no va a haber política social, Uribe es paramilitar, es fachista’. Y ha ocurrido todo lo contrario. Nosotros hemos avanzado sustancialmente en las coberturas sociales.
Por eso ahora le estamos proponiendo al Parlamento que prorrogue el impuesto al patrimonio, para que podamos seguir financiando la seguridad y al mismo tiempo las coberturas sociales.
¿Qué tal que en estos siete años solamente hubiéramos financiado la seguridad y no lo social? ¿Y qué tal que no hubiéramos financiado la seguridad?
Creo que estos años hayan demostrado que el país necesita seguridad, inversión y política social. Las tres. Si no hay seguridad, no hay inversión y entonces no hay recursos. Y sin recursos no hay manera de financiar la política social, apreciados compatriotas. Las tres.
Y creo que ha ocurrido algo muy importante, que en este Gobierno ha servido como pedagogía para lograr también una revolución mental de los colombianos. Antes se hablaba solamente de lo social, no se reclamaba la seguridad, a pesar de que todos los días sufríamos la crueldad de la inseguridad.
Se demeritaba, se desconocía, se ignoraba la seguridad. Hoy todos los colombianos reclaman: que el alcalde, que el gobernador, que la junta de acción comunal, reclaman más policías y al mismo tiempo más educación.
Creo que hay algo bien importante en esta transformación de las aproximaciones colectivas. Hoy la aproximación de los colombianos es más exigente que integralmente. Más exigente en seguridad, pero también reclaman inversión.
En todas las zonas del país quieren hoy una planta de biodiesel, en todas las zonas del país quisieran tener hoy una planta de alcohol carburante, en todas las zonas del país le piden a Luis Guillermo Plata, el Ministro, le piden una zona franca.
Qué bueno eso. Hoy en el país existe más conciencia de que necesita más seguridad y piden más policía; más inversión, piden más zonas francas; más política social, piden más educación. Creo que esa es una transformación en la sicología colectiva, bien interesante, que se ha dado estos años en nuestra Patria.
Muy grato compartir con ustedes, y tienen la palabra”. |