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Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez en la presentación del informe ‘Instituciones y competitividad’

Bogotá, 9 abr (SP). “Yo tengo que darles a ustedes inmensos agradecimientos por el esfuerzo continuado de estos años.

Para el Gobierno ha sido muy importante poder contar con ustedes. Si no fuera por la perseverancia de ustedes —todo el compromiso- esto no habría salido adelante.

La tarea de Fabio Valencia (Cossio, Ministro del Interior y Justicia), de Miguel Peñaloza (Alto Consejero para la Competitividad y las Regiones), han sido tareas muy importantes. Pero definitivamente estos temas no salen sino con una gran asociatividad con el sector privado. Muchas gracias.

Muchas gracias por la seriedad que ustedes han tenido en la conducción de este tema de tanta importancia y muchas gracias por la generosidad que han tenido con el Gobierno.

Permítanme hacer unos comentarios en esta etapa, cuando faltan ya 119 días para la conclusión del Gobierno. Es que generalmente, a los gobierno los miden en los 100 primeros días. Yo les he dicho a mis compañeros breguemos a tener una buena nota en los últimos 150 días.

Entonces todos los días les digo a ustedes les falta tal cosa, a mí tal cosa, a usted tal cosa, tal cosa. Tengo por aquí un disquete —me gira y gira- de lo que falta en cada una de las agencias de Gobierno. Y todos los días es más la angustia porque ayer quedaban 120, hoy 119 días; y eso hay que hacerse seguimiento con todo entusiasmo.

Hace pocos días, en una reunión con el Consejo, el doctor Hernando José (Gómez, miembro del Consejo Privado de Competitividad) nos presentó unos temas que todavía en el corto plazo —estos 119 días- podemos sacar adelante y ojala lo saquemos, ojala los saquemos; 119 días de trabajo es mucho.

Recordando la historia de la Patria, el Gobierno del General (José María) Melo apenas fue un Gobierno de ocho meses; y todo el Gobierno del General Ramón González Valencia fue un Gobierno de un año. Y el primer Gobierno del Presidente Alberto Lleras Camargo fue un Gobierno de un año. O sea que 119 días dan para hacerlos rendir, trabajando con toda la devoción y con todo el patriotismo, apreciados compatriotas.

Avances y equilibrio en materia laboral

La verdad es que hay unos conceptos que en la práctica son inseparables. Yo no podría separar competitividad de prosperidad; no podría separar competitividad y prosperidad de empleo; no las podría separar de superación de pobreza y de mejoramiento de la distribución del ingreso.

Algunos compatriotas en el debate del empleo dicen: ‘Bueno, es que hay que quitar los parafiscales’. El año pasado en el Congreso de la República se proponía todo lo contrario. Sí, hay que eliminar la reforma laboral del 2002, y hablamos con esos congresistas y les dijimos, no vamos a eliminar eso, y me decían: ‘Presidente, imposible. Hay que eliminarla. ¿Cómo vamos a ir nosotros a elecciones pasando como los malos?’ Dije hombre, yo asumo toda la responsabilidad. Échenme toda la culpa a mí, pero no vamos a cometer ese error.

Y después también dijimos tampoco el error desde el otro lado, la eliminación de los parafiscales. La verdad, yo creo que Colombia, en esa materia laboral ha avanzado bastante.

Los mayores aquí sabemos qué era la retroactividad de las cesantías, qué era la acción de reintegro para trabajadores próximos con más de 10 años y lo difícil que fue corregir eso, en aquella Ley 50 de 1990. El tema laboral hay que mirarlo en su recorrido histórico. Y lo difícil de la reforma laboral del año 2002, todavía cuestionada en el debate político.

Yo creo que Colombia ha logrado un relativo equilibrio —hasta donde se pude lograr- en materia laboral.

Los empresarios dicen: ‘Bueno, es que cuesta mucho despedir, porque al eliminar la acción de reintegro pues se mantuvo y en alguna forma, se encareció la indemnización’. Y los trabajadores dicen: ‘Es que hay mucha inestabilidad’. Entonces todavía hay críticas desde uno y otro lado.

Yo particularmente creo que el país ha logrado en eso un buen equilibrio. Cuando uno compara esta legislación laboral con muchos países ve que es una legislación laboral con un equilibrio que ayuda a la fraternidad. Y yo no creo que la solución para el empleo —que no lo puedo disociar de la competitividad, de la prosperidad- sea la solución hoy laboral. Yo pienso que no es el momento de la vida nacional para quitar beneficios a los trabajadores o para ponerle nuevas cargas al empleo. Yo creo que el tema es mucho más de fondo.

El profesor Jesús Botero, en un estudio matemático, en un modelo matemático muy riguroso, de la Universidad Eafit (Escuela de Administración, Finanzas y Tecnología), demuestra que si se eliminaran los parafiscales se crearían máximo 200 mil empleos por una vez. ¿Y de ahí para adelante?

Ahora, el país ha venido haciendo ajustes. El año pasado hicimos uno solicitados por ustedes, que fue reglamentar la Ley 590, para que la pequeña empresa que nazca, el primer año no pague sino el 25 por ciento de parafiscales, el segundo año el 50, el tercero el 75 y el cuarto año ya pague el ciento por ciento.

Contratos de aprendizaje, una solución

Me parece que Colombia debería valorar y difundir más lo que se ha hecho en materia de contrato de aprendizaje, porque una de las grandes ganancias de la reforma laboral inicial de este Gobierno fue —y voy a adoptar una palabra que choca mucho- flexibilizar el contrato de aprendizaje. Lo sustrajimos de la orbita laboral y lo localizamos en el marco jurídico de la orbita de los contratos de servicios. Se facilita enormemente hoy el contrato de aprendizaje en Colombia.

Con un punto adicional. El año pasado el Sena modificó los topes para que en Colombia las empresas puedan contratar aprendices, para agregarle a la nómina, siempre y cuando no sustituyan la nómina, muy por encima de los mínimos que antes existían.

Si ustedes me preguntaran hoy una solución laboral en un momento de desempleo alto, yo les diría apliquemos esas normas que se han logrado en materia de contrato de aprendizaje.

Hasta hace dos meses yo me preguntaba, no se qué ha pasado en los últimos dos meses. Entonces he tenido ahí un descuido de no hacer seguimiento. No llevábamos sino 9 mil casos registrados en aplicación de las nuevas normas del contrato de aprendizaje. Yo haría hoy ese apunte.

Y creo que ahí hay temas pendientes de gran importancia. Este Gobierno ha hecho mucho énfasis en la necesidad de hacer una transición del viejo sindicalismo reivindicatorio político a un nuevo sistema de participación de trabajadores. Y creemos que el contrato sindical es bien importante. Sindicalismo de participación, un trabajo laboral de participación. Yo creo que ahí el Gobierno va a dejar un estatuto reglamentario. Se está, en este momento es uno de los temas pendientes; es de gran importancia porque lo que sí afecta le equilibrio son los extremos.

Entonces, cuando nosotros hemos reformado todas esas clínicas del Seguro Social encontramos que fueron los excesos sindicales y la politiquería los que causaron la quiebra. Pero cuando reformamos muchos hospitales vemos que se ha pasado de los excesos sindicales a un exceso de inestabilidad, de fragilidad para los derechos de los trabajadores. Por ejemplo, apelando masivamente a las cooperativas de trabajo asociado, que no todas son garantistas.

Sindicalismo de participación

Entonces uno piensa que tiene que desarrollar el país un esquema de equilibrio que se pueda dar en la contratación sindical, donde el trabajador ya asume unas responsabilidades no solamente reivindicatorias, sino unas responsabilidades participativas, gerenciales.

Yo diría que esa evolución es un punto fundamental que está pendiente en la vida del país y quería llamar respetuosamente la atención de ustedes. Porque nosotros hemos reformado 220 hospitales, y entonces ahí se acabó esa vieja carga de excesos sindicales y de politiquería.

Pero hoy hay mucha queja por abusos de cooperativas de trabajo asociado. Y ahí es donde uno ve un gran espacio para lograr equilibrio y sostenibilidad en esas reformas, que lo pueda dar ese contrato sindical, el sindicalismo de participación. Yo muy respetuosamente quiero pedirle al Consejo Privado de Competitividad y a las diferentes entidades del Estado, la consideración de ese punto.

Entonces ¿de qué depende el empleo, la prosperidad, la competitividad. Por qué digo yo que no se pueden disociar? Porque los medios matemáticos le muestran a uno que no son disociables. Los estudios recientes muestran que Colombia entre 2003 y 2007 redujo aceleradamente el desempleo. Se nos estancó en el último año y medio porque nosotros sufrimos dos choques: el de la economía internacional y el particular de Venezuela. Y no obstante seguimos creando empleo.

En esta crisis hay una característica. Colombia sí, nosotros aspirábamos tener al final del Gobierno un desempleo mucho más bajo. Pero qué hacemos, aparecieron estas dos crisis. Y la característica es que no destruimos empleo, seguimos creando empleo. Pero no en la cantidad necesaria, porque además crece mucho la tasa de participación, que pasó del 55, 56 por ciento al 63 por ciento. Que no es un indicativo de mayor pobreza, porque la pobreza ha disminuido en el último año.

Mientras en América Latina se ha aumentado la pobreza en 9 millones aquí —ayer me lo confirmó el Director de Planeación (Esteban Piedrahita)-, hay una disminución en el último año de la pobreza y de la miseria absoluta y un mejoramiento leve pero muy importante, en un año de crisis del coeficiente Gini de distribución del ingreso.

Elementos claves para prosperidad y empleo de calidad

¿Qué pienso yo en un esquema de, apreciados compatriotas, de competitividad prosperidad, empleo, emprendimiento y buena calidad? Yo pienso en seis elementos: pienso en la seguridad, en la confianza inversionista, en el acceso a mercados, en la innovación productiva, en una política de revolución educativa permanente y mejoramiento continuo, y por supuesto, en el tema de infraestructura y logística que ha traído el doctor Hernando José (Gómez Restrepo, Presidente del Consejo Privado de Competitividad).

Creo apreciados compatriotas que en el país se han dado unas revoluciones conceptuales que podrían llamarse revoluciones culturales. A mi generación la formaron en la idea de que la seguridad era una categoría fachista y por eso los proyectos de seguridad no tuvieron ambiente en los procesos democráticos de Colombia. Yo creo que se ha dado una revolución cultural importante cuando las mayorías colombianas hoy aceptan que la seguridad es un valor democrático y una fuente de recursos.

Yo creo que eso es fundamental para la competitividad, para la prosperidad, para el empleo, para el emprendimiento. En adelante, cuando yo refiera a la palabra prosperidad yo les ruego entender ahí competitividad, entender ahí empleo de buena calidad, entender ahí el tema del emprendimiento.

Eso es una revolución cultural. A mi generación la formaron en la idea del desprecio por la seguridad. Decían ‘no, es que todo delito tiene un origen social’. Nos llevaron al extremo de la teoría positiva del derecho penal, en la cual todo delito es famélico, en esa interpretación excesiva. Y entonces decían ‘no, primero hay que resolver lo social’. Y sin una fuente de recursos como es la seguridad, cómo se resuelve lo social. Imposible.

Y a mi generación también, en las bancas de la universidad pública, la formaron en la idea de que había que reclamar lo social pero sin nociones de promover inversión. ¿Y cómo se resuelve lo social si no hay un gran énfasis en la promoción de la inversión?

Entonces en eso, primero de los seis puntos, yo creo que es bien importante, apreciados compatriotas, insistir en esa revolución cultural. Que toda la Patria en tienda que la seguridad es una fuente de recursos y un valor democrático.

Promoción de la inversión

En el segundo tema, en la promoción de la inversión podríamos calificar hoy, ubicar los países de América Latina en tres categorías. En una primera categoría están países abiertamente adversos a la inversión. Yo no les veo buen futuro, puede que la crisis se demore mucho más porque tienen petróleo a 86 dólares, capacidad de subsidiar, pero me parece que llegará un momento en que sin una tasa de inversión no habrá subsidios que garanticen una calidad de vida.

Un segundo grupo de países. Países que no son hostiles a la inversión pero no le prestan atención. Y un tercer grupo de países, países que le han puesto toda la atención a la inversión, como es el caso de Colombia.

Ahora, Colombia nunca ha sido enemiga de la inversión. Yo les diría que lo que ha caracterizado a este Gobierno es poner todo el énfasis en la promoción de la inversión, destacarla, no asumir una actitud indiferente.

Para eso hoy es muy importante el concepto político. Desde lo político uno puede decir ‘el capitalismo había creído que ya se habían superado todas las restricciones a la inversión privada’. Y la aparición de nuevos movimientos contra inversión en América Latina demuestran que no. O sea que el derecho a la inversión privada es un derecho por el cual hay que seguir luchando cuando le han aparecido enemigos que demuestran que eso no se puede tomar por ganado.

Entonces desde el punto de vista político hay que dar la lucha por el derecho a la inversión privada. Y por supuesto, ese es un gran motivo de confianza, cuando la inversión doméstica internacional percibe que en un país se da la lucha por el derecho a la inversión privada, esa inversión se llena de confianza.

Y hay que explicitar esa lucha. Yo creo que en el discurso político colombiano yo no recuerdo que eso se hubiera explicitado; no había oposición pero no se había explicitado esa lucha por la inversión. Aparecían casos excepcionales. Un día para el carbón, otro día para unos pozos de petróleo, que para la televisión privada etcétera. Yo creo que hay que explicitar el discurso pro inversión.

Inversión con responsabilidad social

Ahora, que no es un fin en si mismo; es un camino para que inversión, confraternidad nos permitan superar pobreza y construir equidad.

Ayer preguntaron unos periodistas en Cartagena ‘bueno, este Foro (Económico Mundial) es una gran ventana de oportunidad para que en Colombia crezca la confianza de inversión. ¿Y los pobres?’

Entonces yo decía ‘mire, cuando los colombianos hallaban la inversión hacia fuera y la inversión extranjera no viene, a los pobres se los traga la tierra. Porque el que tiene capital lo puede llevar a cualquier parte donde le den condiciones. El capital es mercuriano, sigue condiciones. ¿Qué hacen los pobres? Entonces la ausencia de inversión doméstica, la ausencia de inversión internacional a quienes afecta es a los sectores pobres.

Esa inversión con fraternidad, con responsabilidad social, hay que entenderla como un imperativo político para superar pobreza, para construir equidad. Yo creo que es otra lucha política que tiene que dar el país. Miren, nosotros no reivindicamos la pobreza, no construimos equidad, si no hay una tasa de inversión sostenida en el largo plazo con responsabilidad social.

Y hay temas muy elementales de responsabilidad social porque la verdad es que en la visión de los países hay que volver lo profundo elemental. Entonces para no dejar la responsabilidad social en lo etéreo —y hay muchas definiciones-, nosotros hemos acopiado cuatro elementos que simplemente los enuncio: uno es transparencia; relación en la inversión Estado, asignación de contratos, solución de disputas, etcétera. El otro es responsabilidad con temas tan sensibles como el medio ambiente. El otro es fraternidad en las relaciones laborales; un país que ha sufrido tanta violencia no puede tener relaciones laborales regidas por odio de clases o por capitalismo salvaje. De ahí la importancia de los esquemas de participación de trabajadores.

Y el otro es derivado de esta crisis reciente de la economía mundial, que el capital no puede tener una noción de factor de especulación; el capital tiene que tener una noción política que esté inculcada en el corazón del pueblo, en la razón colectiva como un factor de creación riqueza social no como un factor de especulación.

Nosotros creemos que esos son elementos que le dan ese componente de responsabilidad social a la inversión.

Entonces sí, la seguridad, el concepto político, la responsabilidad social, veamos lo fiscal.

Legado fiscal y reforma al Estado

Yo creo que este Gobierno deja dos buenos legados en lo fiscal: el legado de desmontar el subsidio al combustible y el legado de la reforma al Estado.

Yo les pregunto a mis compatriotas ¿qué sería hoy de la situación fiscal si no se hubiera tomado la decisión muy difícil, el que más sufre soy yo, porque ustedes saben que yo amo los votos, que eso es fundamental. Entonces cada mes cuando vamos a subir el impuesto al combustible yo pienso en términos de votos. Digo cuánto nos irán a costar en votos estos 100 pesos de impuesto al combustible.

Sin embargo, pensando en el futuro del país hemos creído que un gran aporte de este Gobierno como legado fiscal ha sido el desmonte al subsidio del combustible y no fácil. Pensemos en qué estaba, cuánto le valía la gasolina a los colombianos hace ocho años y cuánto le vale hoy

El otro legado bien importante de saneamiento fiscal es la reforma al Estado, 431 entidades reformadas. Hay que pensar qué sería del fisco pagando hoy las pensiones de Telecom; qué sería del fisco si no se hubiera multiplicado por 12 la capacidad de inversión de Ecopetrol; qué seria del fisco si tuviera que subsidiar hoy con un billón de pesos al año las clínicas del Seguro Social, que ya las estábamos subsidiando con 600 mil millones. Hoy estarían en un billón de pesos al año.

Nosotros creemos que esa reforma ha sido bien importante, significa alrededor de 7 puntos del PIB (Producto Interno Bruto), pero está incompleta. Por ejemplo, en Telecom; el Gobierno tiene que tener franqueza, la mayor objetividad para reconocer temas que faltan, temas que hay que corregir.

En Telecom dimos dos pasos. Primero el de liquidar la vieja empresa, que políticamente era muy difícil. Crear Colombia Telecomunicaciones. El segundo paso fue vincular el socio; queda pendiente un tercer paso que es que Colombia Telecomunicaciones entre a la telefonía celular, puede ser a través de asociados.

Hay una consultoría del Ministerio de Hacienda. Aquí está la señora Viceministra (Natalia Salazar) que está estudiando el tema. No es sostenible en el largo plazo el proyecto exitoso de Colombia en telecomunicaciones sin su participación en la telefonía celular. Que no necesariamente tiene que ser un actor, puede realizar proyectos asociativos.

Porque en esto hay que mantener los conceptos políticos, apreciados compatriotas. Ha tenido dos conceptos políticos. Primero, no ha sido una posición neoliberal, tan desacreditada en America Latina para desmontar el Estado. Tampoco ha sido una posición neoburocrática para mantener un Estado asfixiante. Ha sido una posición de reformar el Estado para hacerlo sostenible. Y bastante difícil.

Si usted me preguntaran ‘hace ocho años ¿usted pensaba que hasta dónde podían llegar en Telecom, en Ecopetrol? Yo pensaba que teníamos que hacer la reforma laboral y pensional de Ecopetrol. Pero sinceramente no pensé que pudiéramos llegar a la capitalización, porque yo había vivido en el Congreso de la Republica las oposiciones políticas a este tipo de reformas.

Reforma de Ecopetrol, modelo para el país

Me había tocado trabajar la Ley 50, la Ley 100 y sabía del fanatismo político contra ese tipo de reformas. Yo creo que la reforma de Ecopetrol es un gran modelo para este país.

Y los resultados están a la vista. Un país en que Ecopetrol invertía al año 500, 600 millones de dólares, este es el segundo año en que está invirtiendo 7 mil millones de dólares. En el empalme con la administración precedente, en 2002 nos dijeron ‘la autosuficiencia petrolera termina en 2008’.

Entonces yo pregunto: ¿Qué es autosuficiencia? Es producir lo que se necesita para el consumo domestico. ¿Cuánto es el consumo domestico? 220, 234 mil barriles de petróleo al día.

¿Qué quiere decir perder la autosuficiencia? Que deberíamos estar produciendo menos de 220, 234 mil barriles. Colombia está produciendo 785 mil y las inversiones de Ecopetrol son fundamentales. Lo que decía el doctor Hernando José, esa necesidad de invertir 3 mil 500 millones en oleoductos ahora. Eso es un tema al cual yo no le tengo miedo.

La situación de Ecopetrol y la confianza en el país lo garantizan y además lo hacen rápido. Pero miren, yo recuerdo a principio de Gobierno la pelea era Ecopetrol: ‘no se lleven las utilidades, necesito para invertir’. El Ministerio de Hacienda: ’Necesito de sus utilidades por el problema fiscal’.

Yo creo que ese crecimiento tan importante en la capacidad de inversión de Ecopetrol ha venido superando ese conflicto permanente de interés entre el Ministerio de Hacienda y Ecopetrol.

Ahí hay unas reformas bien importantes. Suman hoy 431 entidades del Estado., ESo ha pasado por el IFI (Instituto de Fomento Industrial). Las ultimas son Etesa (Empresa Territorial para la Salud) y (Dirección Nacional de) Estupefacientes. Pero también las reformas estructurales en el nivel constitucional y legal, como reformas de transferencia, reformas de pensiones, etcétera.

Reforma a la justicia

Si ustedes me preguntaran, de lo faltante ¿qué es lo que más le preocupa? Yo diría la justicia.

Nosotros tenemos tres proyectos en el Congreso de la Republica: uno para agilizar procesos judiciales, otro para cobrar un arancel para ayudar a financiar la justicia y el otro proyecto es para poder incorporar las nuevas normas de lo que se llaman los crímenes menos graves. Ojalá en esos días pudiera avanzar.

Y hay una comisión de ex presidentes de la Corte haciendo un estudio que le vamos a entregar al nuevo Gobierno. Y cuando uno ve ahí el Doing Business , uno ve que estamos todavía mal en aquello que todavía se requiere de la justicia. Una justicia autónoma, independiente, pero requiere reformas como ustedes lo acreditan.

Nosotros pensamos que los proyectos que hay en el Congreso de la Republica son buenos pero insuficientes y ojala que pudiera avanzar en esos proyectos.

Siguiendo con el tema fiscal, veamos primero el resultado y qué ve uno a futuro. Y eso esta en el capitulo de promoción de inversiones. Cuando ustedes le suman al déficit del Gobierno Nacional Central de 2002 el faltante de recursos que se había causado en el Seguro Social para pagar sus pensiones, ese déficit superaba el 6 y medio (por ciento).

Lo que pasa es que no se explicitó sino en el 2003, porque en el 2003 fue cuando hubo que empezar a transferirle dinero del fisco al Seguro Social para que el Seguro pudiera pagar las pensiones y hay años de 7 billones. ¿Ustedes se imaginan cuánto le pesa eso al fisco, trasladarle al Seguro Social 7 billones? A nosotros al Presupuesto Nacional Central, este año, la carga pensional llegaba alrededor de 23 billones.

Déficit

Habíamos logrado rebajar ese déficit del Gobierno Nacional central al 2,34. Yo creo que va a quedar 4,3, 4,5. El recaudo enero-febrero-marzo me da la ilusión de que no va a tocar el 4,5. Es bajito pero uno se sorprende. En esos días me puse a compararle con todos los países desarrollados y todos están por encima. El más cercano es Canadá con el 4,7.

Ahora el déficit consolidado en Colombia es más bajo. Entonces a mí me dicen muchas veces en Prensa de la Presidencia ¿Y usted porque habla del más grave, del más alto, que es el del Gobierno Nacional Central? Les digo por responsabilidad, porque nada nos ganamos en hablar del más bajo, que es el consolidado, cuando es el Gobierno Nacional Central el que tiene que pagar pensiones, el que tiene que hacer las transferencias y el que tiene la carga de la deuda pública.

Por so le hemos prestado toda la atención al déficit, pero en el nivel del Gobierno Nacional Central.

¿Este crecimiento del déficit por qué se da? Porque no redujimos el gasto público pero si se nos redujeron los ingresos. Pero tiene un resultado bueno, que fue que defendimos la economía. Nosotros teníamos mucho temor de que esta crisis —más dura que la del año 99- nos produjera una caída todavía más profunda en la economía que la del año 99. Por fortuna hemos podido defender la economía y el país no ha retrocedido.

Buen balance en la crisis

Yo creo que no es mal balance mostrar cómo en esta crisis han seguido en un nivel muy importante las coberturas bancarias, cómo en esta crisis podemos crecer magramente, humildemente, pero pudimos crecer.

Cómo en esta crisis no se aumentó la deserción escolar ni universitaria. El gran temor que teníamos nosotros era, bueno, los logros en educación se nos van a venir atrás en esta crisis. Al contrario, siguieron en aumento las tasa de escolaridad y la población universitaria.

En esta crisis no se nos disminuyó la afiliación a la seguridad social. Al contrario, ustedes le preguntan a las cajas de compensación, al Sena, a Bienestar Familiar, al sistema de salud contributivo y en esta crisis siguieron aumentando afiliaciones.

Por supuesto, se necesita un ritmo mucho mayor, especialmente en pensiones.

O sea que yo diría que haber subido un déficit del 2,3, nivel al cual lo habíamos rebajado, hace dos años, la 4,1 de ahora, al 4,3, el Ministro de Hacienda (Oscar Iván Zuluaga) dice que hablemos del 4,5 en que puede terminar este año, en el Gobierno Nacional Central, ha sido valioso, porque ha defendido la economía y el tejido social de la Nación.

La verdad es que cuando hay una comisión independiente tan exigente, que tiene una medida de pobreza en Colombia mucho más exigente que generalmente se observa en los países del vecindario, poder decir que mientras en América Latina el número de pobres creció en 9 millones en el último año y aquí disminuyó, yo creo que eso en alguna forma dice: ha valido la pena esto del déficit.

El endeudamiento estaba en el 48 por ciento, lo habíamos bajado al 22. Confiamos no dejarlo por encima del 26, 28.

Con algo muy importante, se ha venido disminuyendo el riesgo cambiario, por dos razones: porque el endeudamiento público, antes el endeudamiento en moneda extranjera representaba el 70; ahora más o menos el 36, Natalia (Salazar, Viceministra). 68 / 32.

Entonces hay un 68 por ciento hoy en moneda nacional ¿Y hay con que hacer esa moneda?

Yo noté ayer a unos periodistas económicos internacionales muy asombrados. ‘¿Pero cómo Colombia, sin grado de inversión y a colocado 800 millones dólares en mercado externo, en esta crisis, que no lo ha logrado ningún país en la poscrisis?’ 800 millones de dólares nominados en moneda colombiana a un plazo de once años, con una tasa de interés razonable. Yo creo que esto es bueno. Hemos venido en el perfil de la deuda, en la denominación de la moneda, evitando riesgo cambiario.

Entonces hay un endeudamiento que ha pasado del 48 (por ciento), debe quedar en el 26 y con un menor riesgo cambiario. Yo creo que eso es bueno para el país, eso da posibilidades.

Estímulos a la inversión

Algunos dicen que hay que hacer una reforma tributaria para eliminar las gabelas que se le han dado a los ricos. Sinceramente yo creo que los estímulos a la inversión no se pueden tratar peyorativamente como gabelas a los ricos.

Entonces uno lee la literatura y los economistas y los autores, de las publicaciones en los bancos multilaterales se dividen; esos incentivos se requieren; otros dicen no, no se requieren.

La verdad es que en Colombia han sido útiles y nos permiten ser competitivos, porque por encima de la teoría esta la práctica doméstica y la práctica internacional.

¿Cómo hace uno para competir con los incentivos de otros países de América Latina? Veamos Cuba. Una inversión en turismo en Cuba y en otros sectores de la economía le dan una gran cantidad de tiempo exenta para recuperar la inversión y después por todo concepto pagan 30 por ciento.

Nosotros tenemos que empezar por el impuesto predial, el impuesto de industria y comercio, renta, el sobrecosto de la factura de energía y el patrimonio.

¿Cómo compite uno en turismo, en software, en cultivos de tardío rendimiento? Colombia debería tener hoy más de cuatro millones de hectáreas en reforestación comercial. Este Gobierno recibió unas 130 mil; deja más de 300 mil. Es muy poquito.

¿Qué paró la reforestación comercial en Colombia? En los años setenta le quitaron los incentivos tributarios y vino ese aceleramiento de la violencia. Esas actividades necesitan estos incentivos tributarios; bien importante.

A uno le preguntan ‘bueno, pero ¿por qué los Estados Unidos rebaja tanto? Cuando se propone rebaja tan rápido el desempleo; ahora no.

¿Por qué lo rebajó tan rápido Argentina después de la crisis de (Carlos) Menem, (Fernando) de la Rua (ex presidentes)? Porque tenían una alta capacidad instalada, creo yo. Entonces esa capacidad instalada les quedó ociosa por la crisis, pero apenas se fue superando la crisis ahí mismo volvieron a activar esa capacidad instalada y les generó empleo muy rápido.

Y por supuesto disminución de pobreza. En Colombia la capacidad instalada ha sido mínima. Colombia está en un proceso en el cual tiene que acelerar mucha instalación de capacidad, formación de capital físico, capital humano.

Y yo creo que para ese proceso es muy importante darle un tratamiento diferente al contribuyente que invierte, que al contribuyente que no invierte.

Por eso nuestra defensa de este tema de los incentivos. Dicen eliminen las exenciones. Veamos cuáles. La más importante es la del Banco de la República. ¿Qué razón tiene eliminarla? Si cuando el Banco de la Republica genera utilidades eso se lo traslada al fisco.

La otra es la de los dividendos. Este país dio una lucha de muchos años para eliminar la doble tributación, que apenas se logró en la administración de (Virgilio) Barco, ayer. Hay que tener visones de largo plazo, era Ministro de Hacienda el ex Presidente César Gaviria.

Entonces esa otra exención bien importante y otros son estos estímulos que ha creado este Gobierno a la inversión.

Por ejemplo, esto hay que estudiarlo más profundamente, de lo que yo he visto en el discurso político, de lo que he oído. Porque dicen miren todas esas zonas francas. Nosotros antes le pusimos impuestos ahora a las zonas francas. Antes tenían cero renta, ahora tienen el 15 (por ciento).

Lo que pasa es que introdujimos una flexibilidad; que se pueda realizar en cualquier sitio del territorio por inversionistas privados que puedan ser uniempresariales o multiempresariales. Pero pagan el 15 (por ciento) de renta; antes pagaban cero.

La deducción tributaria del 30 por ciento. La verdad es que un país con tanta necesidad de formación de capital por qué la va a quitar, si ha ayudado muchísimo.

Que costó el año pasado cuatro billones. Sí, pero no hicieron la cuenta de los 30 billones que se sustentaron de inversión con esa deducción tributaria.

Algunos gremios me han dicho: ‘mire, el resultado más humilde de la política de estímulo tributario a las inversiones es que se ha acelerado mucho, se ha anticipado la ejecución de inversiones que estaban programadas’.

Y algunos dicen ‘bueno, pero es que hay que hacer una reforma estructural’ Y se preguntan ¿qué es una reforma estructural? Algunos dan esta definición: es una reforma en la cual haya una tarifa plana para todo el mundo.

Yo creo que tiene dos problemas: primero es que quita ese diferencial que debe darse en el tratamiento al contribuyente que invierte frente al contribuyente que no invierte.

Y segundo, en una sociedad con tantas disparidades, con tantos desequilibrios sociales, la tarifa plana es lo opuesto a la progresividad. Yo creo que es dañino desde le punto de vista social.

Nosotros, el Congreso (de la Republica) nos aprobó un ajuste el año pasado que yo creo que tuvo aspectos importantes.

Primero se redujo la deducción tributaria del 40 al 30, en el ensayo de este proceso se había visto que haber pasado, como se pasó en el 2006 del 30 al 40 por parte del Congreso, ya eso producía un rendimiento marginal y no era necesario.

Y lo otro es que había un factor de elusión, porque por falta de claridad en la norma los beneficiarios de zonas francas también estaban haciendo uso del beneficio de la deducción. Entonces la ley de diciembre aclara no se pueden sumar; si usted tiene zona franca usted no puede hacer uso del beneficio de la deducción por nuevas inversiones.

Yo creo que se le quitaron unos excesos. Yo creo que el Gobierno tiene que hacer mucha pedagogía en este final para defender por lo menos los fundamentos de este esquema impositivo. Ahora, me dicen el impuesto al patrimonio, que es antitécnico. Sí. Muchos dan razones para demostrar que es antitécnico, pero yo creo que ha tenido la posibilidad, ha engendrado condiciones para un gran mensaje político: la seguridad la han pagado los sectores más pudientes; eso ayuda a crear fraternidad en Colombia.

Se decía ‘no, es que Colombia va a emprender un proyecto de seguridad. Será guerra, todo se lo van a gastar en la guerra y no habrá nada para lo social. El Impuesto al Patrimonio ha permitido financiar la seguridad en compañía de la política social. ¿Qué tal que nosotros en estos años hubiéramos hecho seguridad sin política social?

Seguridad sin represión

Si algo distingue hoy a la seguridad en Colombia es que es una seguridad sin represión. Analizándolo esta semana con el Presidente del Foro Económico Mundial (profesor Klaus Schwab), le decía, es que es sin represión, es sin legislación marcial; es con todo el respeto a los derechos políticos a las garantías ciudadanas.

Pienso yo, apreciados compatriotas, que si hubiéramos adelantado un proceso de seguridad sin acompañarlo de política social, la seguridad de pronto habría sido insostenible sin represión. Y cuando la seguridad es sustituida por la represión, la seguridad se vuelve inestable, porque genera todo el desprecio comunitario.

Yo creo que es bien importante vincular el Impuesto al Patrimonio a esto. Ha permitido financiar la seguridad en compañía de la política social, lo que ha ayudado que haya una Seguridad Democrática, no represión. Y lo que ayuda en una sociedad democrática a darle sostenibilidad a un proyecto de seguridad. Por eso hemos dicho que, desde el punto de vista político, para este país es fundamental ese tipo de impuesto para ayudar a financiar la seguridad.

Creo que ha ayudado mucho en este tema de la promoción de inversión la ley que permite firmar los pactos de estabilidad en las reglas de juego por 20 años. Eso ha dado confianza. Ahí hay unos elementos importantes en los cuales se vinculan estas políticas económicas al tema de la promoción de inversiones.

Ahora, ¿va a sacrificar el país la economía productiva por la economía minera y petrolera? De ninguna manera. Nosotros compartimos y el Ministro de Hacienda está trabajado en eso, la necesidad de dejar la Regla Fiscal.

Política social y mercados

Pero también hay que tener en cuenta esto. Miren, esto: el Gobierno abolió desde el año 2004 la práctica de las adiciones presupuestales. No hicimos adiciones presupuestales ni en los años de elecciones. Yo creo que en este momento no se ha destacado —se volvió común- en un año de elecciones y bien competidas y difíciles como esta ni hubieran notado que el Gobierno hubiera tramitado una adición presupuestal bien grande para aceitar maquinarias electorales. No lo hicimos. Al contrario, le recortamos al gasto público más de un punto del PIB, 5 billones 900 mil millones. Yo creo que ahí hay una práctica bien importante de disciplina fiscal y que todo esto da confianza y ayuda a la inversión.

Me lo preguntan los inversionistas. ‘Bueno, pero yo si invierto en Colombia, ¿dónde voy a vender mis productos? Entonces la respuesta es mercado interno y acceso a mercados. La política social en alguna forma ha venido tonificando el mercado interno. Sin la política social yo creo que la situación el año pasado en materia de capacidad adquisitiva de los sectores populares habría sido tremendamente grave.

Un informe que también nos ha dado Planeación Nacional es éste: en los últimos años, de acuerdo con la Cepal, el apoyo per cápita a los pobres ha pasado en Colombia de 200 a 412 dólares. Eso es bien, bien interesante. El índice de oportunidades ha mejorado; antes la política social restaba 9, 10 puntos de la pobreza; hoy resta casi 14.

Entonces eso muestra unas variaciones en la política social que van ayudando a tener mercado interno y en materia de acceso a mercados externos, donde nos ha ayudado tanto el doctor Hernando José, yo creo que el país ha hecho una variación en estos años. Ha pasado de una apertura unilateral a un acceso a mercados. Entre el año 89 y el año 2003 nosotros hicimos una apertura pero no accedimos a mercados. Abrimos unilateralmente nuestra economía.

Acuerdos de comercio

¿Qué mercados teníamos? Teníamos el Mercado Andino y un acuerdo de comercio que finalmente resultó insuficiente con México y que ahora se está revisando. Y dependíamos también de unas preferencias unilaterales de Europa y de los Estados Unidos, preferencias que por su unilateralidad, que es precariedad, no dan confianza para que se instalen los inversionistas. Creo que lo que se ha hecho estos años es bien importante en esa materia, pero toma tiempo. Porque hoy es muy difícil lograr esos acuerdos de comercio.

Yo les voy a contar algunas dificultades que tuvimos en el acuerdo con Estados Unidos. La primera fue el consenso al interior del Gobierno. Muchos compañeros de Gobierno decían ¿pero cómo nos vamos a poner en eso? Nos derrota Estados Unidos. Yo recuerdo las discusiones en el Consejo de Ministros: lo que hay que hacer es renovar las preferencias. Y dijimos, pero es que nosotros más que comercio estamos buscando inversión en Colombia y las preferencias no garantizan inversión.

Después cuando le propusimos eso al Presidente (George W.) Bush, él dijo: ‘no. ¿Cómo vamos a hacer acuerdos bilaterales? Lo que necesita es el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas’. Y solamente al año, cuando ya se vio que no había condiciones políticas en el continente para avanzar en ese acuerdo, se aceptó esto.

Y después vino el señor (Robert) Zoellick aquí, que era el Director Comercial de los Estados Unidos, hoy presidente del Banco Mundial, y nos dijo en una mesa de la Presidencia: ‘bueno, si vamos a hacer el acuerdo hay que poner todo sobre la mesa’. Y lo primero que miramos fue a los asesores del Ministerio de Agricultura. Qué tema tan difícil.

Y cuando fuimos a cerrar la negociación, faltaban tres semanas para la elección parlamentaria de 2006. Y a mí me dijeron ‘escondan eso, no lo vayan a cerrar ahora. Esperen a que pasen las elecciones’. ¿Y por qué? Los procesos electorales son para que el país tome decisiones de fondo. Entonces me dijeron ‘no, vea. Es que la encuesta dice lo siguiente: el 56 por ciento de los colombianos se oponen al tratado y solamente un 25 por ciento está a favor’.

Les dije: pues hagamos pedagogía. En lugar de esconder el tratado, trasnochemos más, amanezcamos en la televisión recibiéndoles a los colombianos preguntas sobre el tratado y despejando dudas. Esto es muy difícil. Y después, cuando todo se quedó listo y aquí se aprobó, entonces vinieron las dificultades que tenemos en Estados Unidos.

Vive mucho más tranquilo Chile con acceso a un mercado de 4 mil 500 millones de habitantes, que nosotros con accesos tan restringidos. Tengo fe que antes del 7 de agosto quede aprobado el de Canadá por el acuerdo que allí han hecho el Gobierno y el principal partido de oposición para aprobar el tratado con Colombia.

Empezamos ahora un proceso muy difícil con la Unión Europea porque falta la rubrica y tendrá que ir a la ratificación del Parlamento Europeo. Y pienso que a esos tratados de comercio hay que sumarles con más intensidad los tratados de promoción de inversión y desmonte de la doble tributación. Esos tratados de desmonte de la doble tributación despejan ahí una gran duda, porque a uno le dicen ‘bueno, ¿por qué por esta fábrica que tengo en Colombia con capital chileno, por qué me cobran impuestos en Chile y por qué me cobran impuestos en Colombia?’

Agregar valor con nuevos sectores

Eso todos los días aparece con más fuerza como una barrera a la inversión. Entonces acceso a mercados. Pero cuando uno accede a mercados viene otra pregunta: ¿Y qué vendemos. Vamos a vender manufactura básica, a competir con los chinos? Qué difícil’. Por eso el proceso que ustedes han venido liderando con el Ministro (de Comercio, Industria y Turismo, Luis Guillermo) Plata, y que esto mostrando ahora el doctor Hernando José: agregarle valor a la producción tradicional de Colombia e incorporar nuevos sectores económicos que en Colombia puedan ser de talla mundial.

Yo creo que ahí ustedes se han puesto con sector privado y el Ministerio, los compañeros del Ministerio, de Proexport, etcétera, hayan puesto una tendencia bien importante, porque nada ganamos con tener inversión, acceso a mercados si no mejoramos la oferta productiva, lo que se llama la canasta exportadora.

Y entonces viene otra pregunta: ¿y eso cómo lo hacemos? Eso necesita una Revolución Educativa permanente y ahí juega el papel de Colciencias muchísimo.

Yo no voy a hablar ahora del tema educativo, porque ese es un tema que apasiona mucho. Les echo un discurso muy largo. Yo vivo muy contento con eso, aplaudo todos los días a la Ministra /de Educación, Cecilia María Vélez), al Director del Sena (Darío Montoya). Colombia tuvo en 100 años 120 ministros de Educación.

Y la verdad es que uno se pone muy contento de ver que esta señora con un equipo independiente, todos de la más alta calidad. No han dependido de las vicisitudes de la política, es bien interesante. Todas nos han dependido de las vicisitudes de la política sino de la capacidad de cumplir unos objetivos.

El Sena, institución líder

Entonces a eso se le suma el Sena, que ha hecho una revolución tremenda. Yo creo que el Sena hoy es la institución líder en América Latina y el Caribe de formación vocacional. Yo lo he comparado con la brasilera. Proporcionalmente es mucho más grande la del Sena en Colombia y para honra de los empresarios colombianos, la brasilera solamente forma personas de las empresas contribuyentes. Aquí el Sena está abierto a todos los colombianos.

Y en esto de competitividad. Lo que está haciendo, enseñando el inglés por Internet a un millón de colombianos, la mayoría de los profesores desde San Andrés. Ahí se está empezando a instalar el cable submarino para hacer de San Andrés una gran potencia en materia informática. Ojalá el Sena participara en el Consejo de competitividad.

Algunas fricciones Sena-Colciencias. Son fricciones entre complementarios, entonces hay que estarlas resolviendo todos los días. Yo creo que ambos se necesitan en el Consejo de Competitividad. Porque alguna experiencia en algún país de Europa, mostrar un desarrollo muy acelerado unos años, construyendo infraestructura con un subsidio de la Unión Europea o haciendo edificios, eso produce una burbuja, pero no produce una revolución estructural de competitividad en el largo plazo.

Colombia tiene sí, reconoce uno un déficit muy grande en construcción. Pero nosotros no podremos toda la vida pensar que la solución es poner a nuestros compatriotas a trabajar con un carro de cemento y de mezcla en una construcción. O sea que esto de la Revolución Educativa es fundamental en todos sus componentes.

Faltantes

Si ustedes me preguntaran faltantes ahí, les voy a mencionar dos, tres: uno en conectividad. Las cifras de conectividad son muy buenas, pero con desequilibrios regionales, porque todavía hay muchas regiones de Colombia con muy mala conectividad.

Dos, si bien hemos logrado en educación básica un ciento por ciento, salvo Bogotá y Medellín, tenemos un gran atraso en infraestructura, las coberturas han superado la infraestructura.

Y tres, el país con las administraciones (Carlos) Lleras Restrepo, Virgilio Barco y ésta, creo yo, ha avanzado muchísimo en nutrición infantil. Nosotros en este Gobierno hemos avanzado en Bienestar Familiar, de cinco millones de usuarios a 12 millones, pero todavía estamos muy atrasados en cobertura de primera infancia en los sectores pobres. Yéndonos muy bien dejamos 500 mil niñitos en esa cobertura.

Y definitivamente lo que dicen los científicos de la competitividad es que la promoción de la investigación debe empezar desde los tres años. Incluso hablan otros que debe empezar desde una edad todavía inferior. Entonces ahí tiene el país que hacer un gran esfuerzo en cobertura educativa para niñitos menores de cinco años.

Infraestructura

Y por supuesto, el sexto punto es el programa de infraestructura y logística. Yo admiro mucho una ciudad como Bogotá. Ayer hacía la cuenta de la longitud de la vía esa que llamamos Ruta del Sol, es de más de mil 100 kilómetros. Una ciudad a más de mil 100 kilómetros para llegar al Caribe, 580 kilómetros para llegar al Pacífico. La Paz, uno mide ahí con una reglita de La Paz al Pacífico, y tiene 540 kilómetros; de aquí al Pacífico 580.

Pero yo creo que el país deja una tendencia muy importante de infraestructura y lo que pasó el año pasado, primero eso no se logró por azar; eso lo veníamos buscando desde el principio. Lo que pasa es que las carreteras se ven cuando se están construyendo, pero eso antes tiene un proceso de financiación, de proyectos, etcétera. Y yo creo que el país va por el camino de tener un gran desatraso. Queda en condiciones de hacer 400 kilómetros de doble calzada por año. Cuando empezó el Gobierno teníamos 52 kilómetros de doble calzada, ahora quedan mil.

¿Y eso cómo lo vincula uno con competitividad? Hablemos solamente de Bogotá. Este Gobierno deja todas las vías de Bogotá avanzando en doble calzada, la del Llano, la de Boyacá. Y la de Boyacá ya se está construyendo la que va, en una sola calzada —pero mejorándola sustancialmente- de Sogamoso a Yopal. Y prácticamente dejamos Yopal-Arauca en una vía muy buena, que la construimos con el Ejército. Y ahí se está haciendo un puente, sobre el río Casanare, que le va a quitar a ese recorrido hora y media.

Hacíamos las siguientes cuentas: es muy posible que en un año, el trayecto Bogotá-Yopal sea de cuatro horas y media, cuatro horas y súmele otras dos y media para llegar a Arauca. Queda la Ruta del Sol, hoy en ejecución hasta Villeta. Ayer los señores de Odebrecht (constructora de Argentina) me dijeron que ya recibieron el trayecto que a ellos les corresponde, con sus socios, que es el trayecto de Puerto Salgar; un trayecto de 500 kilómetros hasta San Roque en el Cesar. Y los otros contratistas ya reciben el trayecto que corresponde de Villeta a Puerto Salgar.

Y está en licitación el trayecto de San Roque a Santa Marta, que el Gobierno aspira a dejarlo adjudicado y contratado; que tiene dos ramales, uno al este de Valledupar, y otro al oeste para desde Bosconia, sin dar la vuelta por Barranquilla, irse directamente al puerto de Cartagena.

Gobiernos anteriores hicieron la privatización portuaria: gran paso, valeroso. Creo que este Gobierno, con la creación de condiciones de confianza de inversión y la adopción del esquema de zonas francas para los puertos, ha ayudado mucho a la inversión portuaria. La Sociedad Portuaria de Cartagena movía en un año 100 mil contenedores; este año dos puestos de Cartagena mueven un millón 600 mil contenedores.

Aparecen nuevas necesidades. Anoche allá, antes de salir de Cartagena, apareció ahí una necesidad de 70 millones de dólares para hacer el segundo canal de acceso a la bahía. Porque el crecimiento es tal, que ya se espera que en los próximos años haya una gran congestión, una fila de barcos con un costo de espera muy grande. Entonces ahí tiene el país un reto.

Yo creo que queda, por lo menos, un buen caminito de desatraso en infraestructura. Que el tema ha sido muy difícil. Yo les confieso dificultades, ajenas y propias.

Ajenas: encontramos todas las concesiones en pleito. Qué difícil resolver esos pleitos. El pleito de aquí de Bogotá al río Magdalena, el de Commsa, duró diez años por resolverse. Nosotros lo resolvimos al principio del Gobierno y la solución la echó para atrás el Consejo de Estado. Hubo que volver a empezar desde cero.

Segundo, teníamos una ingeniería muy quebrada, un gran temor de los extranjeros de venir a invertir al país. Tercero, no había proyectos y cuarto, un gran miedo nuestro. Yo le pedía dinero a los ministros para poder financiar infraestructura, al equipo económico, y me decían: ‘¿cómo con este déficit? Usted empeñado en ese tema de la seguridad. ¿Cómo nos va a poner a financiar infraestructura?’. Entonces eso ha tenido dificultades, pero yo creo que arranca bien y se ha hecho con algo bien importante, toda esa contratación se ha hecho con toda la honorabilidad.

Estos contratos que recientemente se han adjudicado, de esos valores, con esa gran competencia, esa gran puja, si no se hubiera hecho con todo ese cuidado, en publicitar los prepliegos, amplia discusión de los prepliegos, de los pliegos, las audiencias públicas, la discusión pública y en televisión, del análisis de las propuestas, eso podría estar convertido en un semillero de pleitos. Yo tengo fe en eso, apreciado doctor Hernando José (Gómez Restrepo) y apreciado doctor José Alejandro (Cortés Osorio Presidente del Consejo Privado), que el país va despegando ahí en infraestructura.

Y yo estoy seguro que lo continuarán y lo acelerarán los gobiernos que vengan, porque además hay que decirles, políticamente eso les conviene, porque en términos de votos la gente vota por el que inaugura la obra, no por el que la empieza. Qué voy a decir yo en el futuro ’voten por mi, por allá en un pueblo de Llano, que el Gobierno nuestro adjudicó la doble calzada Bogotá-Villavicencio’, no se van a acordar de eso, se van a acordar del que la inaugure. Entonces hay que darle ese argumento político al nuevo Gobierno.

Muchas gracias. Lo que ustedes han hecho es muy, muy importante.

Si ustedes me preguntaran algunas ventajas para invertir en Colombia, yo diría: primero hay un reconocimiento mundial. Pero mundial hoy ¿a qué? A la buena gerencia de Colombia. Yo creo que eso hay que aprovecharlo. Se lo dicen a uno en toda parte.

Le he dicho a la doctora Alicia Arango, que desde la Secretaría Privada de la Presidencia le ha tocado manejar toda la agenda: usted me abre campo a cualquier hora para recibir a inversionistas que lleguen.

Inversionista que llegue al (aeropuerto) Eldorado, no me lo deja pasar por aquí sin que venga a la Presidencia, o yo voy a buscarlo. Y eso lo hemos cumplido al pie de la letra.

Por eso (al Foro Económico Mundial) vino el doble de los que fueron a Brasil o a México. Y esos foros de Brasil y México del año pasado y el antepasado fueron aburridos. El de Cartagena fue con un gran entusiasmo. Eso lo vivió el doctor Hernando José.

Todos reconocen que Colombia tiene una gran gerencia, una gran clase trabajadora, y que Colombia tiene con quién asociarse.

En otros países dicen: ‘bueno, yo quiero llegar allá, pero me da mucho miedo, porque el sector privado no tiene sentido de asociación o es incumplido, no es confiable’.

Hay mucha confianza internacional en el sector privado colombiano. Dicen: ‘en Colombia encontramos con quién asociarnos’. Yo creo que a eso hay que sacarle ventaja para la competitividad del país.

Cuidar la buenas tendencias

Yo creo que hay unas tendencias buenas, faltando mucho. Cuidémoslas, porque apenas son embrionarias.

Algún amigo mío me decía, buen analista: ‘hombre, ustedes han ganado la guerra contra el terrorismo. No es que quedan, lo que vienen es escaramuzas después de ganar la guerra. Todavía tienen la añoranza de que se pueden recuperar, sobre todo si encuentran refugio en el extranjero.

Un terrorista refugiado en el extranjero dice: ‘Por aquí no pueden llegar por mí, salvo una ocurrencia del Presidente Uribe. Y entonces yo aquí me cuido mientras se va Uribe y vuelvo a Colombia’.

Hay que ponerle cuidado a eso. Yo creo que quedan unas tendencias, pero embrionarias, que hay que cuidarlas.

Y hay un elemento aquí que no se puede olvidar: Porque la competitividad tiene que tener ese gran soporte en la libertad de iniciativa privada, que hoy está en entredicho en algunos países de América Latina.

Los viejos comunismos mostraron algo que van a sufrir los comunismos plebiscitarios, mostraron que la gente se apereza. Cuando se elimina la libertad de emprendimiento la ciudadanía se apereza. Y hoy es comprobable en algunos países.

Segundo, que esos países hicieron avances en armas, pero la ciencia no avanzó para el aparato productivo; se volvió obsoleto en perjuicio de la calidad de vida. Yo creo que los proyectos científicos no avanzan donde hay restricciones a la iniciativa privada. Lo ha mostrado la historia de la humanidad.

Por eso es muy importante defender este régimen de libertades, apreciados compatriotas.

Vamos a ver en estos 119 días, hablando con el doctor Hernando José, con sus directivos, cómo podemos lograr algunas cositas que están pendientes.

Muchas gracias”.


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