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Abril 18     Versión imprimible

Palabras del Presidente Uribe en el Consejo Comunal de Seguimiento número 282

Cajicá, Cundinamarca, 18 abr (SP). “Es muy grato estar nuevamente hoy en la Sabana, aquí en Cajicá, para compartir con ustedes, con nuestro buen compañero de trabajo, el señor Gobernador (de Cundinamarca), Andrés González; con la señora Alcaldesa (de Cajicá, Fabiola Jácome Rincón) con quien tanto hemos trabajado en estos años de Gobierno, y con todos ustedes, lo que podríamos llamar una reunión para examinar cómo puede el Gobierno, en estos 102 días que nos quedan, avanzar en temas que han venido estimulándose en estos años.

Para mis compañeros de Gobierno y para mí ha sido muy grato trabajar con nuestros compatriotas de Cundinamarca.

No tengo sino gratitud. La guardaré hasta el último día de mi vida, la integración con mis compatriotas de todos los municipios cundinamarqueses.

Por eso acudo hoy con inmenso afecto, con inmenso respeto a Cajicá, para poder hacer este examen final, para poder impulsar esta recta final de apenas 102 días.

Ayer en Villavicencio le hice un largo recuento al país sobre lo que ha sido la Política de Seguridad Democrática, y sobre lo que ha sido la lucha del Gobierno contra la corrupción y la politiquería, que empieza con 465 entidades del Estado reformadas.

Reformadas las clínicas del Seguro Social, de ellas eliminada la corrupción y la politiquería.

Reformadas tantas empresas del Estado; eliminados los auxilios parlamentarios; incorporado el concurso para seleccionar los maestros, para seleccionar los notarios.

Hemos avanzado en la carrera administrativa, se han incorporado otros 120 mil cargos.

Nosotros, apreciados compatriotas, hemos reformado entidades tan importantes como Icetex.

Antes muchos estudiantes para acceder a un crédito de Icetex necesitaban irse a un directorio a que les entregaran una tarjeta de recomendación política. Hoy pueden acceder a través de Internet.

Hemos buscado hacer de la contratación en Colombia un ejemplo de transparencia.

Por eso, primero en el Decreto 2170, después en la Ley 1152, incorporamos la figura del prepliego. Antes de adoptar un pliego de condiciones, de abrir una licitación, hay que difundir ampliamente el prepliego para que no haya licitaciones confeccionadas al tamaño de los intereses de algún eventual proponente.

Todas las licitaciones públicas en este Gobierno han sido objeto de una gran discusión en audiencias públicas, que ha garantizado transparencia.

Por eso hemos adjudicado con aceptación de los proponentes, con tranquilidad de la comunidad, las mayores contrataciones de infraestructura vial de que de cuenta la historia del país.

Infraestructura

Cuando miramos en ese tema de infraestructura, lo que es Bogotá y su conurbación, donde están estos municipios de la Sabana que físicamente –así no jurídicamente- pero físicamente, se han integrado con Bogotá, podemos ver que se deja un proceso muy importante de infraestructura.

Diría yo que en construcción las dobles calzadas, que ayudarán enormemente en la competitividad en esta conurbación de Bogotá, de esta gran Sabana.

De la doble calzada allí de Briceño a Sogamoso, de 240 kilómetros se han construido 200. En plena construcción los otros 40 (kilómetros).

La carreta que baja de Sogamoso a Yopal en plena construcción, para dejar allí una carretera de excelentes especificaciones.

La carretera de Yopal a la capital de Arauca, pavimentada, falta un tramo donde se está instalando un puente sobre el río Casanare, el puente de San Salvador.

De Bogotá a Buenaventura contratada toda la doble calzada, en plena ejecución.

Ya se dio al servicio, con algunas restricciones, el Túnel Guillermo León Valencia, de Melgar. Se están instalando los equipos electromecánicos.

Y estamos en plena construcción del Túnel de La Línea, que ojala se llamara el Túnel del Segundo Centenario.

Yo admiro muchísimo esta Sabana de Bogotá, estos municipios, la gran ciudad.

Me parece que hay un esfuerzo de competitividad muy grande. Y me pregunto ¿Cómo se ha logrado tanta prosperidad a tanta distancia del mar?

De La Paz (Bolivia) al Pacífico hay 540 kilómetros; La Paz, la capital de la Nación boliviana sin costa.

De nuestra Bogotá al Pacífico hay 580 kilómetros, por eso el afán de construir esa doble calzada, en plena construcción. Y el tramo más difícil en plena construcción es el tramo Buga–Buenaventura.

De Bogotá al Caribe hay mil 70, mil 100 kilómetros. En plena construcción la doble calzada de Bogotá a Villeta. Adjudicados los contratos más grandes de la historia vial de Colombia: uno de Villeta a Puerto Salgar (Cundinamarca), entregada ya la carretera para su mantenimiento y su construcción al contratista.

También, adjudicado, perfeccionado el contrato, entregado el tramo entre Puerto Salgar y San Roque, en el Cesar; y en pleno proceso la licitación para construir la doble calzada entre San Roque, en el Cesar, que es el tercer tramo, hasta Santa Marta. Y así queda asegurada toda la doble calzada de la Sabana de Bogotá al Caribe.

Ese tramo de San Roque a Santa Marta tiene dos derivaciones: una derivación al este, a la ciudad de Valledupar, y otra derivación al oeste, de Bosconia (Cesar), a Plato (Magdalena), Calamar (Bolívar), El Carmen (de Bolívar) para el ingreso a los puertos de Cartagena a través de lo que se llama el corredor de los contenedores.

Y está en plena construcción la doble calzada a Villavicencio.

Ayer el señor ex ministro, Senador electo Juan Lozano, nos acompañó a Villavicencio. Hay 120 frentes de construcción. Queda contratada esa doble calzada que va a facilitar mucho más la conexión de Bogotá con Villavicencio.

Y contratada y en plena ejecución la carretera de allí del Sisga (Cundinamarca) al Llano, lo que se ha llamado la vía alterna al Llano.

Y contratada y en plena ejecución la carretera que baja de Chiquinquirá (Boyacá) a Puerto Boyacá. A principios del Gobierno habíamos hecho un tramo importante, y ahora quedó contratado el resto.

Y contratada y en plena ejecución una carretera que si bien discurre por territorio santandereano, es de gran importante para la meseta cundiboyasence: es la carretera del Carare (Santander); la carretera que baja de Vélez–Landázuri–Cimitarra al río Magdalena. Habíamos hecho al principio del Gobierno un tramo muy importante, y está en ejecución el tramo que resta.

Hemos trabajado en estas dobles calzadas de la Sabana: en la de Madrid–Mosquera a Facatativá, que va buscando por la vieja carretera, a Villeta.

En esta que viene a Chía, a Cajicá, confío que en pocos días podamos inaugurar, ya concluida, la doble calzada a Zipaquirá, la variante de Zipaquirá, el intercambiador vial.

Y hoy, estamos ya iniciando la construcción de la doble calzada de Ubaté hacia Zipaquirá.

Estamos haciendo un gran esfuerzo.

Ojala este Gobierno pudiera alcanzar para dejar contratada toda la doble calzada de Ubaté a Bucaramanga. Ojala podamos hacerlo.

Y me preguntan qué se le deja al próximo Gobierno.

Primero se le deja un plan de obras en acción de gran importancia, unas obras contratadas con toda la transparencia.

Y segundo, el próximo Gobierno encuentra una Ecopetrol bastante valorizada, un país que debería estar produciendo 230 mil barriles de petróleo y está produciendo 785 mil, y en pocos meses estará produciendo un millón, y se apresta a completar una producción de millón y medio de barriles de petróleo, lo que se ha recuperado gracias a la Seguridad Democrática, a la confianza de inversión en Colombia.

Ecopetrol queda valiendo tres o cuatro veces más. El próximo Gobierno tiene la posibilidad de vender un poquito de Ecopetrol, para financiar un conjunto de carreteras muy importantes que todavía necesita el país.

Los parafiscales

Si ustedes me preguntaran, apreciados compatriotas, qué se necesita para el empleo, para la prosperidad, yo les diría que el tema no es quitar los parafiscales ni tampoco derogar la reforma laboral del 2002.

Algunos dicen: ‘Es que para generar empleo hay que quitar los parafiscales’.

Cuidado con eso. Afectamos instituciones de gran importancia como el Sena, las cajas de compensación, Bienestar Familiar, que en este país han avanzado enormemente.

Yo diría que el tema es un tema más de fondo.

Los estudiosos nos han dicho que si se quitan los parafiscales escasamente se generarían 200 mil empleos y no seguiría una carrera dinámica de generación de empleo.

Y estamos de acuerdo con ellos. Quitamos los parafiscales y hacemos un daño a la política social, y eso no se nos compensa en una generación dinámica y permanente de empleo.

¿Entonces qué es lo que ha venido pensando este Gobierno a lo largo de estos casi ocho años?

El país necesita, para avanzar en prosperidad, para generar empleo con más dinamismo, empleo con afiliación a la Seguridad Social, para crear condiciones de emprendimiento, seis elementos.

Creo yo compatriotas que son: la seguridad, un elemento; la confianza inversionista; el acceso a mercados; la innovación productiva; una Revolución Educativa permanente; e infraestructura.

No se puede aflojar en la seguridad

Sobre seguridad hemos avanzado, pero no podemos descuidarnos.

Yo veo aspectos positivos y aspectos de preocupación.

Un aspecto positivo: una gran revolución cultural. A mi generación la formaron en la idea de que la seguridad era una categoría dictatorial, fascista.

Mis compatriotas hoy, en lo que podríamos llamar una gran revolución cultural, aceptan la seguridad como un valor democrático, como una fuente de recursos. Yo diría que allí hay algo bien importante para la seguridad.

Me preocupa que todavía tenemos dificultades: dificultades con la Farc, con las bandas criminales, con el narcotráfico, con la inseguridad urbana. Mis compatriotas hoy reclaman más seguridad urbana, que no se reclamaba hace 8 años.

Hace ocho años estábamos tan abrumados, tan anonadados por los carros bombas, por los secuestros masivos, que nadie se acordaba de un robo callejero, nadie se acordaba del atraco a una residencia, nadie se acordaba del hurto a un establecimiento de comercio.

Hoy el país es más exigente, lo reclama y me parece que esta bien.

El país hoy nos reclama que haya más preocupación para eliminar el hurto a personas, a establecimientos de comercio, el hurto a residencias. Es bien importante que en el país se haya despertado esa gran tendencia a exigir que haya más seguridad.

Eso está bien, pero tenemos unos riesgos que no nos permiten bajar la guardia. Va a depender es del pueblo colombiano, de su exigencia, que se mantenga un política de seguridad que no afloje, para que las nuevas generaciones puedan vivir tranquilas en nuestra Patria.

La violencia

Cuando uno repasa la historia de Colombia con motivo de este segundo centenario se encuentra que este país ha tenido buenos presidentes, buenas políticas públicas, buenos dirigentes, y uno se pregunta por qué no ha prosperado lo suficiente.

Porque ha habido mucha violencia.

Cuando vengo a esta Sabana y empiezo a ver esta belleza de paisaje andino, de Cundinamarca y de Boyacá, e inmediatamente el ser humano queda imbuido por los acontecimientos de la historia, por ese contraste entre la meditación de la historia y la reflexión sobre el futuro, me parece ver también aquí unos episodios que el país no puede desconocer.

Al siguiente día del 20 de julio de 1810, por esta Sabana partió un ejército hacia el norte, en el cual se encontraba enrolado Francisco de Paula Santander, de apenas 18 años.

Ese ejército no iba a consolidar la independencia frente a los españoles. Era el ejército centralista del general Nariño, que se disponía a enfrentar al ejército federalista de Camilo Torres, de las provincias unidad de Tunja.

Nosotros en lugar de consolidar la independencia, desatamos la primera guerra civil, la violencia ente nosotros, apreciados compatriotas.

Hace dos años, cuando conmemoramos los 200 años de la muerte de (José Celestino) Mutis, yo me pregunté: ¿Bueno, por qué esa generación de alumnos de Mutis, de tanta importancia, no alcanzó a dejarle a Colombia un mejor legado de investigación, de ciencia, de prosperidad? Porque los mataron, porque los llevaron al cadalso.

¿Y por qué los llevaron al cadalso? Porque la guerra interna entre nosotros permitió la reconquista sangrienta de Morillo y Sámano, y entonces toda esa generación de la iluminación pereció asesinada en el cadalso.

Yo voy a hacer para el 20 de julio un trabajo, el trabajo de enumerar cada una de todas las frustraciones nacionales derivadas de la violencia.

Como esa frustración, como otra, nosotros frustramos la posibilidad de tener al Libertador administrando el Gobierno por más tiempo, porque se tenía que dedicar a la violencia interna.

Porque regresaba triunfante del sur, y los amagos de separación con violencia en Venezuela, para desintegrar la Gran Colombia, o en el Ecuador, inmediatamente lo obligan a ocuparse de enfrentar esos acontecimientos, y nos privaban a tener el Libertador como gobernante.

Y cuando regresa Santander del exilio, asume la Presidencia de la Nueva Granada en 1832 y realiza una gran revolución educativa sobre la cual la historia ha escrito grandes volúmenes.

Pero esa revolución educativa no perdura porque viene nuevamente la violencia, la Guerra de los Supremos y todos aquellos acontecimientos violentos entre 1848, 1853, 1857 por donde pasa José Ignacio Márquez, (José María) Obando, José Hilario López, también el General Melo, presidente dictador de la República durante un cortísimo periodo.

Y llega el Gobierno de don Mariano Ospina Rodríguez y sigue la violencia, y entonces viene la Constitución de 1863. Y la Constitución 1863, aplaudida en el momento y en el examen histórico posterior, produjo muy buenos líderes, pero no alcanzaron a producir todos sus resultados

¿Por qué, apreciados compatriotas?

Porque entre 1863 y 1886 hubo 30 guerras civiles, 30 guerras civiles en el corto espacio de tiempo de 23 años no daban la oportunidad para que líderes como Aquileo Parra, como (Manuel) Murillo Toro pudieran derramar sobre el país la totalidad de los beneficios para los cuales estaban habilitados sus talentos.

Vino el Gobierno de (Rafael) Núñez. El Gobierno de Núñez nos dio paz, infortunadamente corta, pero ese periodo de paz de siete años, quizás el único periodo de paz del siglo XIX, permitió que prosperara la agricultura y la caficultura en la Colombia andina, y permitió que florecieran las primeras industrias en la Colombia caribe.

Pero no duró.

Vino la guerra civil de 1895 y después la guerra civil de los Mil Días, de los mil 128 días, que termina con aquellos pactos de paz de 1902.

En uno de ellos –fueron tres pactos de paz- en uno de ellos en el departamento del Magdalena, el General Rafael Uribe Uribe dijo: ‘Hemos hecho la paz no porque estemos convencidos de la paz, sino porque el país está destruido. Acabamos con el país, no hay nada por lo que podamos pelearnos’.

Y agregó: ‘Nuestros padres y nosotros mismos pensamos que la manera de hacer Patria era con los fusiles destructores de la violencia. Hoy, con la Patria destruida, toda por reconstruir, sabemos que la única manera de hacer Patria es con las herramientas fecundas del trabajo’.

Buena lección, pero habíamos hecho un daño enorme.

Otra frustración de la violencia: se separó Panamá. Era la cabeza del momento.

Se separó no solo por la política del gran garrote del Presidente Theodore Roosevelt, y del interés norteamericano en el Canal, sino por nuestro descuido. Descuidamos a Panamá por estar inmersos nosotros en la violencia interna.

Y por aquellos años se da el magnicidio de Uribe Uribe, otra frustración.

Los magnicidios nos han frustrado de grandes líderes. Pero antes nos habían frustrado de Arboleda, presidente electo, asesinado en las montañas nariñenses.

Y el 4 de julio de 1830 nos habían frustrado asesinando al más importante de los discípulos de el Libertador, al Mariscal Sucre.

Pero esos magnicidios no terminan en 1914, con Uribe Uribe. Después viene el magnicidio de Gaitán, el de Luis Carlos Galán, el magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado.

La violencia nos frustró que el país hubiera recibido beneficios de estos grandes líderes, sacrificados justamente por esa constante de violencia que ha afectado a nuestra historia.

En ese periodo de relativa paz, solamente dura hasta principios de los años 1940, cuando emerge de nuevo la violencia entre los partidos.

Y habíamos tenido gobiernos muy buenos en ese periodo.

Basta citar el de López Pumarejo. Diría yo que fue el Gobierno de la prosperidad integral, de la prosperidad empresarial y de la prosperidad de los trabajadores.

No es como algunos, oportunistamente para agitar banderas electorales lo presentan, como un Gobierno en contra del sector empresarial. Era todo lo contrario. Fue el Gobierno que hizo el tránsito de la Colombia feudal a la Colombia de la modernidad empresarial, y el que al mismo tiempo reivindicó los derechos de los trabajadores.

Yo diría, cuando nosotros hablamos hoy de inversión con responsabilidad social, que eso tiene un gran antecedente doctrinario en la visión del país que tenía Alfonso López Pumarejo, en la visión del Estado y de la sociedad.

Pero reaparece la violencia entre los partidos a principios de los años 1940, y miren lo que ocurre: creo yo que entre los años 1940 y la actualidad, las generaciones colombianas no han tenido un solo día de paz.

A finales de los 50 termina la violencia entre los partidos gracias a los pactos del Frente Nacional, de los expresidentes Alberto Lleras y Laureano Gómez, e inmediatamente empieza la violencia de las guerrillas marxistas, del odio de clases, de la aspiración de sustituir un Estado de Derecho por la dictadura del proletariado, de hacer la política solamente a través de los fusiles.

Y esas guerrillas generan la reacción igualmente cruel del paramilitarismo, y el narcotráfico coopta a los unos y a los otros, y es lo que todavía no hemos podido superar.

Doscientos años de vida independiente, con escasos 47 años de paz, nos obligan a decir que con la política de seguridad no se puede correr riesgos, apreciados compatriotas, que la política de seguridad, como un valor democrático, necesita toda la fortaleza para que no sea reversible.

Por eso es muy importante en estos días meditar sobre el alcance de la política de seguridad.

Y además de la seguridad, para la prosperidad y el empleo necesitamos confianza en inversión, y Colombia la viene logrando.

Inversión, pobreza, nuevos mercados

En medio de la crisis de la economía, el año pasado Colombia obtuvo el segundo año récord en inversión extranjera directa. La inversión extrajera se movía en nuestro país entre 400 y dos mil millones de dólares, y ahora en los últimos años ha estado por encima de 8 mil 500 (millones de dólares).

El mayor año fue 2008, con 10 mil 578 millones de dólares, y el año pasado, cuando la inversión extranjera se estancaba en el mundo entero, en Colombia lo tuvimos en 9 mil 530 millones de dólares.

Y en 2009, en medio de la crisis, la tasa de inversión de Colombia es la más alta de América Latina con el 25,8 (por ciento).

Antes, por cada cien pesos que producíamos, invertíamos 12, 14. En los últimos años hemos estado invirtiendo por encima de 25 (pesos) y el año pasado tuvimos ese campeonato.

Pero también esa confianza ha permitido que superemos esta crisis con menores dificultades.

Apreciados compatriotas, en esta crisis en América Latina los pobres han aumentado en nueve millones, en Colombia en 2009 se redujo la pobreza, no en la escala que lo hubiéramos querido, pero hubo una reducción de la pobreza que es bien importante dado lo que sucedió en el mundo, en la economía en general y lo que sucedió con la pobreza en América Latina.

Y en mayor proporción en 2009 se redujo la miseria absoluta.

En las crisis anteriores, se aumentaba la deserción escolar y universitaria, gracias a la confianza en Colombia, en este Gobierno, en esta crisis ha venido aumentando la población escolar y la población universitaria.

En las crisis anteriores de la economía se desafiliaban los trabajadores a la seguridad social, se reducían los ingresos del Sena, del Régimen Contributivo, de Bienestar Familiar, de las cajas de compensación, de las administradoras de riesgos profesionales, gracias a que ha habido un mayor dinamismo, confianza en Colombia, hemos podido pasar esta crisis, continuando con el crecimiento de las afiliaciones a la seguridad social.

Promover la inversión es fundamental, es el único camino para poder tener prosperidad, para poder tener empleo de buena calidad, para poder tener las mejores condiciones de emprendimiento.

Pero eso también necesita acceso a mercados.

Entre 1989 y 2003 nosotros abrimos unilateralmente la economía, pero no accedimos a mercados.

Por eso el afán de este Gobierno del acuerdo CAN-Mercosur, del acuerdo con Chile, del acuerdo con Perú, con tres países centroamericanos, ahora la negociación con Panamá, del acuerdo con Canadá, con los Estados Unidos, con la Unión Europea; además de los acuerdos de comercio, los acuerdos de promoción de inversiones, los acuerdos de desmonte de la doble tributación.

El acuerdo con China, el acuerdo con India, ahora el acuerdo con Corea, nuestro hermano asiático, el país coreano que nos quiere, que nos agradece la participación en la guerra, para que 46 millones de colombianos puedan acceder con su trabajo a todos los mercados del mundo y haya prosperidad para nuestra Patria.

Pero cuando hay seguridad, cuando hay promoción de la inversión, cuando hay acceso a mercados, surge otra pregunta ¿Y qué vendemos en esos mercados?

El país no va a ser competitivo si solamente quiere vender confección básica, para citar un ejemplo.

Hay que agregarle valor a nuestra producción, a nuestros servicios; hay que pensar en los nuevos sectores en los cuales Colombia puede ser un jugador de talla mundial; hay que pensar en los biocombustibles, en el procesamiento de los alimentos; hay que pensar en los servicios de salud para la comunidad internacional, para eso las zonas francas de salud; hay que pensar en la producción de medicamentos; hay que pensar en la producción de cosmética; hay que pensar en los call center.

Yo no dejo de repetir un gran ejemplo: Manizales, una ciudad con agudas crisis económicas y de desempleo, que tuvo un desempleo del 24 (por ciento), lo ha reducido al 16 y va a terminar este año con casi 10 mil empleos en el tema de los call center.

En todos esos sectores Colombia tiene que desarrollar las ventajas que potencialmente la favorecen.

Revolución Educativa

Y eso requiere una Revolución Educativa permanente, para agregarle valor al sector productivo.

Para innovar se necesita educación.

En los últimos cien años, Colombia tuvo 120 ministros de Educación. Nuestro Gobierno ha tenido una sola Ministra de excelencia, y trabajando con todos los secretarios de Educación del país. Y a ellos les rindo un homenaje, a la política de Educación del gobierno de Cundinamarca, al doctor Álvaro Díaz, al Gobernador. Hemos logrado avanzar.

Teníamos una cobertura en educación básica del 78 por ciento, está en el ciento por ciento. Una cobertura en educación media del 57, está en el 80 por ciento.

Claro que nos hace falta infraestructura. La cobertura ha rebasado la infraestructura.

Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios, nos estamos acercando a millón 700 mil.

Financiábamos escasamente 70 mil estudiantes con el Icetex, hoy financiamos 300 mil 15 estudiantes a través del Icetex.

El Sena, otro caso ejemplar de eliminación de la politiquería, ha pasado en este Gobierno de formar millón cien mil personas. El año pasado formó 7 millones 857 mil personas.

Tenía 41 mil colombianos matriculados en proyectos técnicos y tecnológicos, hoy tiene 500 mil.

Le está enseñando inglés a través de Internet a un millón de colombianos, la mayoría de profesores desde San Andrés.

Este Gobierno deja en pleno proceso de ejecución, la instalación de un cable submarino para hacer de San Andrés un gran centro de revolución de la informática.

El Congreso nos aprobó la Ley de Ciencia y Tecnología, y confiamos que el nuevo Congreso, con senadores de la talla del doctor Juan Lozano, el nuevo Congreso va a seguir dándole un gran impulso, un gran impulso al tema educativo en nuestra Patria.

Es imposible mantener una revolución productiva, innovarle valor a la economía, agregarle valor a la economía, si no hay una revolución educativa que le de sustento, y por supuesto el tema de la infraestructura.

Pero además de estas vías, nosotros dejamos en plena construcción –gracias a la concesión en Bogotá- un aeropuerto que se tiene que transformar.

El General (Gustavo) Rojas Pinilla construyó Eldorado. En aquel momento se pensó que no se necesitaba, que bastaba con el Aeropuerto de Techo, y hoy Eldorado nos quedó pequeño, totalmente estrecho, por eso está en plena construcción toda esa concesión de Eldorado, que tiene que hacer del aeropuerto uno de los mejores del continente americano.

Tren de Cercanías

Confío también que podamos avanzar en estos 102 días que nos quedan, para dejar el primer documento Conpes para el Tren de Cercanías.

Es importante el proyecto del Tren de Cercanías, que tanto entusiasmo ha recibido del Gobernador (de Cundinamarca) Andrés González y del Ministro (de Transporte) Andrés Uriel Gallego. Es una necesidad el Tren de Cercanías.

Tenemos angustia de que Planeación Nacional nos ayude para dejar el primer documento Conpes del Tren de Cercanías, que venga a complementar el esfuerzo de los transmilenios.

Bogotá, cuando empezó este Gobierno, tenía 34 kilómetros de Transmilenio, hoy tiene 84 (kilómetros). Tenemos 20 (kilómetros) en construcción, y dejamos financiada la nueva etapa.

Pero además, empezamos de cero y están operando los transmilenios de Cali, Pereira, Bucaramanga y Barranquilla; en construcción en Medellín, el Área Metropolitana; en Soacha (Cundinamarca), en Bogotá; en construcción en Cartagena; en construcción en otras ciudades colombianas.

Para empezar construcción en Montería, para empezar construcción en Sincelejo, para empezar construcción en Pasto, para empezar construcción en Santa Marta.

A uno el dicen: ‘Es que Chile ha avanzado mucho en infraestructura’.

Están haciendo un Transmilenio. La capital chilena está a 140 Kilómetros del Pacífico, ya sabemos las distancias nuestras, y aquí estamos construyendo 9 transmilenios, y hay otros diez transmilenios para empezar la construcción.

El país necesita mucho. Esto es muy pequeño frente a las necesidades del país, pero lo importante es tener un camino.

Cuando yo pienso en ese tema de la Seguridad Democrática, la confianza de inversión, la política social con resultados, creo que ahí puede haber un buen rumbo para el país.

Uno de mis profesores me decía: ‘Los pueblos necesitan tener definido un rumbo claro, interiorizarlo, trabajar por ese rumbo, mejorarlo continuamente, no estancarlo, tampoco abandonarlo’.

Un rumbo de Seguridad Democrática, de confianza de inversión con responsabilidad social, de política social con enorme disciplina de trabajo en el sector público de Colombia, corrigiendo errores, introduciendo mejoramientos, pero sin abandonar ese rumbo, puede ser útil, útil para la Patria.

Anoche me dijo un compañero de Gobierno: ‘Presidente, lo veo con una sinusitis hace 15 días. Viene de Villavicencio, se va a ir para Cajicá’.

Le dije: No te preocupes, que cuando tengo la oportunidad de reunirme con compatriotas cundinamarqueses no hay enfermedad que me abata, porque he recibido de mis compatriotas cundinamarqueses, he recibido de mis compatriotas cundinamarqueses un apoyo, y hemos construido con ellos un colegaje, una solidaridad, una manera de entendernos, que me produce gratitud hasta el día final de mi existencia.

Mis compañeros de Gobierno y yo, el señor Gobernador, señora Alcaldesa, apreciados compatriotas de Cajicá y de Cundinamarca, venimos hoy a decirles que sentimos afecto por esta gran tierra cundinamarquesa, sentimos gratitud por ustedes.

Queremos trabajar bien estos 102 días de Gobierno que nos quedan, y queremos tener la oportunidad de contar con trincheras para trabajar por la Patria con ustedes por Cundinamarca y por Colombia, hasta el último día de la existencia.

Gracias Cundinamarca”.


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