Bogotá, 21 abr (SP). “Acudo con mucho orgullo de colombiano a sumar mi voz en este homenaje de la Universidad Nacional de Colombia a Alfonso López Pumarejo, quien le dio el impulso definitivo y quien tuvo la visión de orientarla con los principios de la autonomía, la libertad de cátedra, a los cuales acaba de referirse el Rector (Moisés Wasserman).
Me han propuesto presentar el tema si Colombia tiene una educación creíble. Primero, quiero hacer unas referencias –también sin pretensiones históricas, simplemente como hombre público- al proceso histórico.
Revoluciones educativas
La revolución educativa del General (Francisco de Paula) Santander tuvo dos etapas: aquella anterior al exilio que empezara en 1828 y la de 1832, cuando al regresar del exilio fue elegido Presidente de la República. Diría yo que ambas fueron de efectos efímeros, por los sucesos que sobrevinieron. Tuvo una discrepancia profunda con la manera de orientar la educación con el Libertador (Simón Bolívar).
Los enfrentamientos de la época no permitieron que prosperara un modelo ni el otro, Ambos coincidían en la necesidad de darle un gran énfasis a la educación, pero indudablemente hubo una gran diferencia: el Libertador, en alguna forma sentía el imperativo de que la iglesia y las organizaciones semejantes continuaran al frente de la educación. El General Santander puso lo que llamaríamos pilares para tener una separación con la iglesia en materia de orientación de la educación.
Los sucesos que se dan en Venezuela, en Ecuador, en la Convención de Ocaña de 1828, el atentado del 25 de septiembre de 1828, esos tres viajes finales, el viaje de (Antonio José de) Sucre al sur, su viaje póstumo; el viaje del General Santander al exilio y el viaje del Libertador a encontrar su hora final en Santa Marta, cierran el capítulo que frustró esa revolución educativa.
Cuando el General Santander regresa en 1832, después de haber sido elegido Presidente y empieza la segunda fase de su revolución educativa, en mi concepto, examinando algunos historiadores, también fue efímera, porque vino la Guerra de los Supremos (1839-1842) e inexplicablemente (José María) Obando, que había acompañado las tesis de una educación civil del General Santander, de una educación con un gran liderazgo del Estado, Obando en la Guerra de los Supremos abandona las tesis de Santander. Y no obstante su repetido discurso de lealtad a esas tesis, la Guerra de los Supremos se desata en nombre de las tesis opuestas.
Y el Rector nos ha dado un punto muy importante sobre esa nueva revolución educativa que trata de incorporarse con el General Santos Acosta, de qué fracasó. Por excesos en la misma visión liberal de la época. Pero yo diría que hubo otro factor. Uno encuentra una constante en ese período de 1863 a 1886. En mi concepto esa constante tiene dos elementos: unos líderes de valores democráticos extraordinarios –bastaría mencionar a (Manuel) Murillo Toro, a Aquileo Parra-, pero al mismo tiempo un país con una inestabilidad que no permitía que algo bueno prosperara.
Ese periodo de de 1863 a 1886 es un periodo con 30 guerras civiles. Yo diría que eso anuló todos los esfuerzos que se habían hecho para avanzar en el tema universitario de Colombia. Se estancó mucho la educación.
Sin acento regional quiero hacer esta afirmación: tal vez hubo una excepción, la sustracción de Antioquia de ese proceso de las guerras civiles, el trabajo allí del General (Pedro Justo) Berrio), la presencia de la misión alemana. Eso logró un avance relativo de Antioquia en materia de educación en aquel periodo frente al país en general. Y diría yo que hubo una determinante política: Antioquia prefirió avanzar en el proceso educativo que estar inmersa en las guerras civiles de aquel momento.
Ese proceso termina con los pactos de paz de 1902, con la separación de Panamá. El país queda destruido. En nada se pensaba distinto a reconocer que el país estaba destruido. En uno de esos tres pactos de paz, en la Hacienda Neerlandia en el Magdalena, allí acude el General Florentino Manjarrés, en representación del Gobierno del General Rafael Uribe, en representación de las fuerzas insurgentes.
Y este último dice: ‘Hemos hecho la paz, no porque estemos convencidos de la paz, sino porque destruimos la Nación. Nada hay por qué pelearnos, el país está, todo está por reconstruir’. Y agrega una frase muy conmovedora, dice: ‘Nuestros padres y nosotros mismos creemos que hacíamos Patria, con los fusiles destructores de la violencia. La única manera es hacerla con las armas fecundas del trabajo’.
El país queda postrado, deprimido. Hay unos avances importantes en obras públicas en el Gobierno de (Rafael) Reyes. Gobiernos, diría yo, decentes en una Colombia deprimida. Que Carlos E. Restrepo, que el doctor (José Vicente) Concha, que Marco Fidel Suárez.
Otro Gobierno importante en obras públicas, bastante dinámico y con los recursos de la indemnización de los 25 millones de dólares de Panamá, que la pagó los Estados Unidos, el Gobierno del general Pedro Nel Ospina.
Pero podríamos decir que en ese proceso de 1902 a la llegada de Alfonso López Pumarejo, el avance educativo no fue significativo. Y ahí aparece otro aspecto bien importante de Alfonso López Pumarejo, rompe una tendencia histórica. Yo sumo a este gran reconocimiento que hace la Universidad nacional a uno de los más grandes de Colombia.
Buenos gobiernos y poca prosperidad
Cuando uno mira a los historiadores, los lee con pasión de Patria con motivo de este Bicentenario, desde mi punto de vista yo encuentro que le país ha tenido buenos dirigentes, buenas políticas publicas, buenos gobiernos en términos generales, un gran comunidad académica, una gran comunidad empresarial, un clase trabajadora laboriosa, ética, y piensa uno que el país no ha tenido mayor prosperidad seguramente por múltiples razones. Yo he querido aportar al debate una: una constante de violencia.
Una constante de violencia que se ha dado en estos 200 años de vida independiente, que se dio antes. Basta leer el libro del profesor (Luis) López de Mesa para mirar uno toda esa frustración que se le da a lo que habría podido ser el gran desarrollo de la ciencia del país si la violencia no nos hubiera impedido conocer los avances de la cultura agustiniana. Si la violencia no nos hubiera impedido conocer la violencia de la conquista, los avances de la cultura chibcha. Si la violencia no hubiera frustrado tantos procesos importantes en el país.
Hace dos años, cuando conmemorábamos los 200 años de la muerte de (José Celestino) Mutis, yo les preguntaba a los historiadores qué pasó. Esa generación tan importante de científicos que podríamos llamar la generación de la iluminación, que se formó con Mutis ¿por qué no le aportó a Colombia mayores beneficios?
Por que la violencia en que nos embarcamos nosotros al día siguiente del Grito de la Independencia entre nosotros mismos, porque después del Grito de la Independencia no nos dimos a la tarea de consolidarlo, sino que desatamos la primera guerra civil entre nosotros, permitió que viniera esa reconquista de la crueldad y que fueran llevados todos al cadalso.
La revolución de López Pumarejo
Tantos procesos que se frustraron. Y fue tan hondo el proceso de Alfonso López Pumarejo que hoy podríamos decir es base, es base para una revolución educativa permanente en Colombia.
Fue tan profundo que a pesar de todas las dificultades entre su primer Gobierno y la Colombia de hoy, porque después de eso, de su segundo Gobierno, ya aparece nuevamente la violencia entre los partidos que había cesado en 1902.
Termina esa violencia entre los partidos con los pactos del Frente Nacional entre los expresidentes Alberto Lleras y Laureano Gómez. Viene el aparecimiento de las guerrillas marxistas, la reacción igualmente cruel del paramilitarismo, unos y otros cooptados por el narcotráfico.
Las generaciones vivas desde 1940 no han vivido un día de paz. Tantas dificultades y sin embargo la revolución educativa de Alfonso López se mantienen hoy como la gran base para pensar en el proceso educativo del país.
Ha resistido tantos años de dificultades, tiene que ser y lo digo para el examen, nuevamente, de los historiadores, que se ha resistido tantas dificultades es porque esa revolución fue muy, muy profunda.
Diría yo que esa es una revolución para enfrentar los fundamentalismos de todos los momentos, porque aquella libertad de cátedra que se propuso en aquel momento en nombre de la ciencia, contra la universidad confesional, es también la libertad de cátedra que hay que invocar en cada momento posterior cuando aparecen los nuevos confesionalismos.
A mí me tocó en la universidad pública de los años setenta, mirar con asombro cómo se quería imponer un nuevo confesionalismo, cómo el marxismo no se presentaba como una ciencia ni se presentaba como una postura ideológica, una doctrina política, sino que se le asumía como un fundamentalismo que inexorablemente estaba determinando el futuro histórico y político de los pueblos.
Ese principio de libertad de cátedra de Alfonso López Pumarejo es fundamental frente a los fundamentalismos de todos los momentos.
Como el principio de la autonomía universitaria, como el principio de la separación entre la revolución y la revuelta, el principio de la separación –en el cual él insistió mucho-, entre la agitación y la demagogia.
Yo creo que son temas del discurso político de Alfonso López Pumarejo bien importantes para ser repasados en la Colombia de nuestros días.
Cuando uno lee a Alfonso López Pumarejo se inspira en la necesidad de que el país tenga una universidad científica, masiva, agitacional, más no una universidad violenta.
Alfonso López Pumarejo hizo la revolución a favor de la modernidad de los empresarios, no contra los trabajadores, y la revolución en favor de los derechos de los trabajadores, nunca contra la modernidad empresarial.
Yo diría que –en una palabra que a él no le gustaba-, uno podría decir que fue una revolución para la prosperidad colectiva del país, donde había un gran dinamismo para remover todo lo arcaico, pero al mismo tiempo en el fondo un gran sentido de construir fraternidad en la sociedad colombiana.
Seguridad depende se seis elementos
Yo pienso que la prosperidad colombiana hoy puede depender bastante de seis elementos: la seguridad con valores democráticos, que es diferente de la represión. El segundo elemento la promoción de la inversión con responsabilidad social, el tercer elemento el acceso a mercados.
Me parece que entre 1989 y 2003 el país abrió su economía pero no accedió a mercados. El Gobierno actual ha hecho un gran esfuerzo en esa materia.
Pero viene una cuarta pregunta. Bueno, sí se avanza en la seguridad, sí se avanza en la promoción de inversión, si se avanza en el acceso a mercados ¿Cómo vamos a hacer competitivos, cómo vamos atener mayores niveles de productividad? ¿Cómo vamos a aprovechar eso para poder superar pobreza, construir equidad? Y entonces la respuesta es, con una gran innovación productiva.
Y viene la otra pregunta ¿Y cómo se logra esa gran innovación productiva? Un proceso educativo de revolución permanente. Por supuesto, hay un tema específico para el país, que es el tema de infraestructura.
Educación, punto fundamental
Para nosotros la educación en este Gobierno ha sido el punto fundamental para atar la política social con la política de seguridad y con la política de promoción de inversiones.
Nosotros hemos creído que la política de seguridad y la política de promoción de inversiones son fundamentales para la prosperidad colectiva del país y que la política social es su gran validador. Y que así como las dos primeras se constituyen en una fuente de generación de recursos para la tercera, la tercera es el legitimador democrático de la razón de ser de las dos primeras. Y que por supuesto la política social tiene que tener como eje la política educativa.
Hemos querido ponerle toda la atención a esta política. Yo creo que en los últimos 100 años Colombia tuvo alrededor de 118, 120 ministros de Educación, era un Ministerio cenicienta.
Nosotros hemos querido dar una señal clara. Un Ministerio con estabilidad de ocho años, una Ministra (Cecilia María Vélez White) de condiciones de excelencia. Controvierte con el Rector Wasserman, pero los dos con un gran rigor y con calidades excepcionales. Y la Ministra acompañada de un gran equipo, sin estar determinados por la politiquería.
Yo sí quiero reivindicar en este Foro de la Universidad Nacional que hemos garantizado estabilidad y hemos garantizado que la política educativa no dependa de la politiquería, que la política educativa dependa de su concepción, de sus fines, de los mecanismos para lograr sus objetivos.
Eso yo creo que es un punto político bien importante en el cual en este Gobierno se da un cambio a una tradición de inestabilidad y de politiquería en el manejo de la educación colombiana durante muchos años.
En educación básica nosotros hemos pasado de un 78 por ciento, estamos logrando un ciento por ciento de cobertura. Con salvedad de las ciudades de Bogotá y Medellín, donde ha habido unos grandes avances en infraestructura, reconocemos que en el resto del país las coberturas han rebasado la infraestructura. Ahí hay necesidad de acelerar el proceso de desatraso en materia de infraestructura.
En educación media nosotros hemos logrado pasar del 57 por ciento; yo creo que vamos a dejar una cobertura del 80 por ciento.
Cuando este Gobierno empezó y veíamos las cifras de julio de 2002, Colombia tenía menos de un millón de estudiantes universitarios. Hoy, al sumar los estudiantes matriculados en programas tecnológicos, que de acuerdo con la incorporación del principio de educación por ciclos, pueden en cualquier momento posterior entrar a la universidad, completar los créditos y acceder al titulo de educación superior, el país está llegando a 1 millón 700 mil estudiantes en este nivel. Hemos pasado de una cobertura del 21,6 a una cobertura de 36 por ciento.
Crecimiento de la universidad pública
Creo que ha habido algo muy importante, la universidad pública colombiana ha crecido enormemente en estos años. Los directivos de la Universidad Nacional dicen que ha sido mayor el crecimiento por su propio esfuerzo que por los aportes presupuestales del Gobierno. Si así es me parece bien, porque eso demuestra un gran manejo de los recursos públicos. Eso contradice un argumento que se quiso esgrimir de ineficiencia en el manejo de la universidad pública.
Por supuesto, hemos tenido que atender dificultades enormes en otras universidades públicas, sobre todo en el tema pensional. Que en la Universidad de Cauca, que en la Universidad (Industrial) de Santander, que en la Universidad del Atlántico.
¿Ustedes recuerdan en qué estaba la Universidad del Atlántico? Al borde de desaparecer. Entonces el Gobierno si ha hecho muchos esfuerzos en el conjunto de la universidad pública.
Pero cuando yo repasaba anoche las cifras de la Universidad Nacional y la aspiración de la Universidad Nacional de tener más recursos del Estado, yo me preguntaba ¿bueno, pero por qué voy a ir yo a este Foro a ocultar que el Gobierno…?
Yo no me opongo a que el Gobierno acepte que ha sido mayor el resultado de la Universidad Nacional en estos ocho años de Gobierno, que el aporte del presupuesto. Si eso me parece bien, eso dice bien por la universidad pública, eso dice que en la universidad pública, que se acaba aquella disculpa.
Porque a mí me tocó oír muchas veces ¿pero por qué apoyo a la universidad pública si derrocha, si es ineficiente, si el gasto por estudiante es de tanto? O sea que yo eso, en lugar de ocultarlo, lo aplaudo, apreciado Rector y apreciada comunidad de la Universidad Nacional.
Y me parece que ha pasado otra cosa buena en estos años, que se ha reaprestigiado mucho la universidad pública, y eso ha permitido que se vaya superando ese debate entre universidad pública y privada. Si yo comparo hoy ese tema con lo que veía hace ocho años, veo que ese debate está bastante, bastante superado, y que el país hoy tiene, yo diría que la noción es universidad masiva científica, y que eso ha superado el debate entre universidad pública y universidad privada.
Hemos avanzado también en Icetex (Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior), algo que no le gusta mucho a la universidad pública, pero que es bien importante.
Cuando este Gobierno empezó, el Icetex tenía 60 mil estudiantes con crédito, hoy tiene 300 mil 15. Yo creo que hay un gran avance. Esa es una de las 465 entidades del Estado reformadas.
Ustedes saben que antes se necesitaba en muchas ocasiones una tarjeta de un directorio político para acceder a un crédito en el Icetex, hoy por Internet, a través de una universidad. Yo pienso que allí hay un gran avance en cobertura y en transparencia.
Y dando otro paso, que la nueva ley que está en curso en el Congreso de la República puede ayudar mucho, que no solamente financiarle al estudiante la matricula, sino también ayudar a financiar a los sectores más pobres su manutención.
Anoche hablaba con la Ministra y hace dos días en la Universidad Autónoma de Occidente con el Vicerrector, creo que en los 100 días que le quedan al Gobierno podemos dar un avance en la siguiente dirección.
A mí no me asusta la cartera de difícil cobro en el Icetex, que es del 14 por ciento. ¿Por qué? Por el gran crecimiento que ha habido de los créditos hacia los sectores más pobres de la Nación. A mí me parece que eso no es un problema.
Y yo creo que lo que hay que crear allí, en mi concepto, es un camino con dos elementos: primero, dar toda la posibilidad de que el estudiante pague con un porcentaje de sus ingresos después de egresado. Y segundo, exigir más actitud de cumplimiento que cuantía.
Me decían unos jóvenes en Cali antier: ‘bueno sí, a mi me prestaron, pero es que yo no alcanzo a pagar las cuotas’. Me parece bien importante que en el Icetex la política sea exigir más actitud de cumplimiento que cuantía.
Si usted tiene que llevar seis pesos un día y no puede llevar si no uno, tenga actitud de cumplimiento, dé la cara, vaya, no espere que lo embarguen y que le nombren un abogado. Acuda al Icetex a decir: ‘mire, yo tengo toda la voluntad de cumplimiento pero no tengo los seis pesos para esta cuota, sino un peso’.
Yo creo que si este Gobierno nuestro en estos 100 días pudiera aclimatar esos dos caminos, dejaríamos una base bien, bien importante.
El avance del Sena
Creo que hemos hecho un gran avance con el Sena (Servicio Nacional de Aprendizaje), otra de las instituciones reformadas. Allí se introdujo la meritocracia. El Sena ha pasado de capacitar un millón 100 mil colombianos por año, el año pasado capacito en oficios vocacionales 7 millones 857 mil.
Tenía cuando empezó el Gobierno matriculados en programas técnicos y tecnológicos 41 mil colombianos, este año 500 mil. Y se convierte en la primera entidad de enseñanza del ingles como segunda lengua en Colombia, con un millón de estudiantes a través de Internet.
Nosotros dejamos en plena instalación un cable submarino a San Andrés, porque hoy la mayoría de los profesores de ese programa del Sena enseñan desde San Andrés a través de una conexión satelital. El cable submarino va ayudar muchísimo en ese proceso y ayudar a hacer del archipiélago un gran centro de informática.
Yo quiero felicitar a la Universidad Nacional por todo ese esfuerzo en San Andrés; bellísimo, bellísimo. Ojala la Universidad Nacional en San Andrés se convirtiera en un sitio obligado de los paseos que les ofrecen a los turistas allí, vale la pena conocerla. Y me sorprende que es muy desconocida. Le pregunto a mucho turista que va a San Andrés si fueron a la Universidad Nacional y no van.
No es una idea frívola, yo creo que es una posibilidad de que la Universidad muestre ese gran logro y de que todo el visitante tenga un motivo adicional para respetar a la Universidad.
Bien importante en el tema de calidad, el mejoramiento de la empleabilidad del Sena. En estos años la empleabilidad del Sena ha pasado de niveles del 40 por ciento y en ocasiones ya niveles entre el 70 y el 92.
Educación por ciclos
Y bien importante la educación por ciclos, porque sin la educación por ciclos, sin esa posibilidad de que el tecnólogo entrara después a la universidad, completara créditos y accediera al grado superior. Ustedes saben que había en Colombia una gran aversión por las técnicas y tecnologías. Yo creo que al introducir este esquema de la educación por ciclos propedéuticos es crearle la expectativa cierta al estudiante de tecnología de que puede ingresar después a la universidad, acceder al grado superior, yo creo que se ha venido combatiendo eficazmente esa aversión.
Y bien importante también, no nos quedamos solamente en la integración de la tecnología con la superior, si no de la técnica y de la tecnología con la básica y con la media.
Colombia en estos años de Gobierno ha pasado de graduar 424 mil bachilleres, este año gradúa más de 730 mil. Y ya tenemos unos 300 mil estudiantes de bachillerato que están integrados con el Sena. Yo creo que bueno para el país cumplir la meta de que todos los bachilleres de Colombia salgan con una gran promoción de competencias cívicas, de competencias matemáticas, de competencias en el manejo del lenguaje, de competencias laborales, lo que los prepara para la vida del emprendimiento y para la vida de la universidad.
Esa integración de entidades como el Sena con la básica y con la media es bien, bien importante.
Yo creo que la Ley de Ciencia y Tecnología del año pasado es un gran avance. Y este año en medio de las restricciones fiscales tenemos nosotros en Colombia un récord presupuestal en materia de asignación de recursos a Colciencias (Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación).
Cuando leo los documentos de los bancos multilaterales, de los grupos de estudios de universidades, sobre el tema de investigación, la constante es Colombia invierte muy poquito, comparativamente, cuando se le mira la inversión en investigación como porcentaje del producto. Lo que no se dice es el gran resultado, la alta productividad de la investigación colombiana.
Cuando uno ve tantos buenos resultados en investigación en el tema médico, en el tema de los transplantes, en el tema de la biología, en el tema de Cenicaña (Centro de Investigación de la Caña de Azúcar de Colombia), Cenicafé (Centro Nacional de Investigaciones del Café), biocombustibles, tantos, tantos programas de investigación en Colombia, encuentra que el país con muy poquitos recursos ha obtenido grandes logros.
Y mantener ese gran dinamismo en la productividad de la investigación, es bien importante. Que cuando el país pueda tener mayores recursos para la investigación, no se pierda la disciplina de la productividad.
Creo que ha sido bien importante en la política de este Gobierno el concurso para los profesores de secundaria y de bachillerato. El nombramiento de esos profesores generalmente se hacía por recomendación política; el concurso ayuda muchísimo. Había mucha resistencia al concurso, se ha venido superando,. Había mucha resistencia a las pruebas periódicas. Eso se ha venido superando.
Y no hicimos la reforma facilista del estatuto de los profesores, que consistía simplemente en darles a todos mejores posibilidades de remuneración. Yo creo que lo que se hizo no fue lo más popular pero es lo más serio, que es la adopción de un nuevo estatuto más exigente y también menos avaro en materia de remuneración.
Creo Viceministro (de Educación, Gabriel Burgos) que ya tenemos 60 mil profesores en el nuevo estatuto. 70 mil, ya logramos 70 mil. Yo creo que eso es un logro muy importante. Seguramente habríamos tenido menos dificultades, habríamos tenido nosotros menos contradicción si simplemente hubiéramos reformado el viejo estatuto. Yo creo que haberle creado este estatuto paralelo ha sido bien interesante.
Colombia, adelante en pruebas de calidad
Con el proceso de masificación se dijo ‘sí, van a masificar educación pero se va a acabar calidad’. No se cayó la calidad y además de las pruebas del Icfes introdujimos las pruebas Saber. Y además sacamos adelante la nueva ley de las pruebas Ecaes (Exámenes de Calidad de Educación Superior). Y además esta el Observatorio Laboral de los Egresados Universitarios y el Observatorio de Emprendimiento, que permite estar haciendo periódicas mediciones de pertinencia.
Colombia es el país hoy que, más exigente en pruebas domésticas de educación de toda América Latina y el país de América Latina que más está exponiendo a sus estudiantes a competir con los estudiantes de ciencias y de matemáticas de los países industrializados.
Yo tengo fe que la persistencia del país en estas exigencias nos van a llevar a destacarnos más temprano que tarde en estas pruebas. Hemos venido, pues, trabajando en el tema de la cobertura, el tema de la calidad, el tema de la pertinencia, el tema del nivel técnico tecnológico vocacional y la ley del año pasado de Colciencias, el tema de investigación científica.
Creo que la reforma a la Ley 30 que ha sido presentada por la señora Ministra, diría yo que no con un consenso total con la comunidad educativa, con la comunidad universitaria, pero sí con un buen nivel de acuerdos, yo creo que ayuda mucho. Ayuda en materia de financiación respetando todos los principios que giran alrededor de la autonomía universitaria, y es bien útil también para avanzar en aquello de apoyar a los estudiantes de los estratos más pobres en el tema no solamente de la matrícula, sino en el tema del mantenimiento.
Otros avances sociales
Creo que hay programas que han ayudado mucho, Familias en Acción. Dicen ‘no, es que ese es un programa remedial no estructural. Ese es un programa social paternalista no estructural’. Los programas sociales paternalistas remediales son aquellos que no producen impactos en el cambio de la estructura de distribución del ingreso.
Familias en Acción, con la gratuidad educativa que ha introducido este Gobierno en básica y secundaria, con el gran avance en Bienestar Familiar, Familias en Acción es un programa que garantiza hoy que 2 millones 600 mil familias colombianas de los sectores más pobres, estrato uno y desplazados, puedan asegurar el ciclo total educativos de sus hijos. Yo creo que ese es un gran avance para el país.
Y un programa que ayuda a asegurar ese ciclo educativo de los sectores más pobres, no puede ser un programa subestimado con el tratamiento peyorativo de que es un programa paternalista. Es un programa profunda, profundamente estructural.
Y me refiero finalmente a dos temas, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y el tema de conectividad. Con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en estos años de Gobierno –otra entidad reformada-, hemos pasado de atender 5 millones 900 mil niños a atender casi 13 millones.
El país esta logrando una plena cobertura alimentaria en primera edad, todavía con algunas dificultades. Hemos pasado de 122 días a 180 días. En la alimentación de niños que no estaban en los hogares comunitarios, menores de cinco años, empezamos en cero y tenemos hoy millón 600 mil. Estamos logrando plenas coberturas en departamentos como el departamento del Chocó, que es fundamental par el tema educativo.
Reto en primera infancia y conectividad
¿Qué diría yo, cuál es un gran reto, un gran reto que tenemos ahí? El gran reto que tenemos ahí es el reto de la cobertura escolar de la primera infancia. Reivindico que nosotros en este Gobierno dimos un gran salto en nutrición de primera infancia, pero apenas empezamos el tema de cobertura escolar de primera infancia.
Ojala en agosto, al entregar el Gobierno, podamos decir que ya están escolarizados en primera infancia de los estratos pobres de la Nación 500 mil niñitos. Estamos haciendo ese gran esfuerzo. El año pasado terminamos con 300 mil niñitos.
El tema de conectividad avanza bastante. Nosotros aspiramos que el 80 por ciento de la matrícula pública de Colombia en agosto ya tenga conectividad con banda ancha. Pero reconozco un problema, el problema de los desequilibrios regionales. Unas ciudades, unas regiones donde hemos avanzado muchísimo, otras donde todavía estamos sumamente retrasados.
En la oración fúnebre del Presidente Alberto Lleras en las exequias del ex presidente Alfonso López Pumarejo hay unos párrafos bellísimos. En uno de ellos dice: ‘Pocas veces volverá a haber una tan fanática consagración al interés público, una tan inextinguible sed de creación y la sensación de tener el derecho, la obligación y el privilegio de remodelar el destino de Colombia. Pero la revolución, si la había, no degeneraba en revuelta, ni la agitación que era constante se truncaba en demagogia. Sobre esa época y esa gente presidía el más implacable adversario del caos’.
Qué bueno reivindicar en el país a Alfonso López Pumarejo como el más implacable adversario del caos.
Yo he procurado durante todos estos años de Gobierno visitar las universidades y mi visita genera un debate tremendo, tremendo.
Entonces, eso me ha permitido decir hemos adelantado una política de seguridad que no de represión. He entrado a la Universidad Nacional por la afugia de un secuestro, nunca a reprimir las libertades. Creo en el principio de la autonomía universitaria, creo en el principio de la libertad de cátedra, de la universidad crítica y científica, pero es muy importante saber diferenciar entre la crítica y la violencia.
La violencia finalmente anula la crítica y el proceso de la historia lo demuestra. El caos y la violencia no permitieron los frutos de la revolución de Santander ni los frutos de la revolución de Santos Acosta. Ese implacable contradictor del caos que fue Alfonso López Pumarejo nos da un gran ejemplo par que el país avance todos los días en su proceso crítico y científico, sin caos y sin violencia.
Muchas gracias”. |