Agosto 06

   

Palabras del Presidente Uribe en la ceremonia de conmemoración del Día del Ejército y reconocimiento al Alto Mando Militar

Bogotá, 6 ago (SP). “El señor Vicepresidente de la República y mi persona acudimos en una última ocasión en el ejercicio de nuestras funciones a este campo de la Escuela ‘José María Córdova’ –campo de inspiración y campo que nos ha permitido una mayor integración con nuestros compatriotas, especialmente en los momentos difíciles- a horas de que asuma la Presidencia de la República el doctor Juan Manuel Santos Calderón, para destacar al Ejército de la Patria en su día.

Hoy terminan una tarea exitosa quienes nos han comandado en estos años. A ellos rindo un homenaje desde el alma. Cada vez que se menciona su nombre o se hace mención a las Fuerzas, el pueblo colombiano aplaude espontáneamente.

Señor general Freddy Padilla de León (ex Comandante de las Fuerzas Armadas), nuestra gratitud inmensa.

Señor general Jorge Ballesteros (ex Comandante de la Fuerza Aérea Colombiana), nuestra gratitud inmensa.

Señor almirante David René Moreno Moreno (Jefe del Estado Mayor Conjunto), nuestra gratitud inmensa.

Señor almirante Guillermo Barrera Hurtado (Comandante de la Armada Nacional), nuestra gratitud inmensa.

Señor General Óscar Enrique González Peña (Comandante del Ejército Nacional), nuestra gratitud inmensa.

Señor general Luis Alberto Ardila Silva (Segundo Comandante y Jefe del Estado Mayor del Ejército), nuestra gratitud inmensa.

Señor general Edgar Ceballos Mendoza (Director de la Escuela Superior de Guerra), nuestra gratitud inmensa.

Ya ven cómo en el corazón nuestro hay un sello que se lee ‘gratitud’ por su tarea, apreciados comandantes. Gratitud que llevaremos hasta el último día de la vida por su patriotismo, su iniciativa, su combatividad, su transparencia, su solidaridad con todos sus compatriotas.

Desde hoy empiezan a ejercer sus nuevas funciones, para acompañar desde mañana al Presidente Juan Manuel Santos, el almirante Edgar Augusto Cely Núñez como Comandante General de las Fuerzas Militares.

Almirante: su seriedad, su decoro, su combatividad, la esperanza de sus compatriotas, merecen todo su éxito. Estaremos con la ilusión de ver cada uno de sus éxitos, apreciado almirante.

Señor vicealmirante Álvaro Echandía Durán: jamás olvidaremos su tarea en el Pacífico, en la inteligencia, en las operaciones especiales. Nos llena de ilusión que usted sea el Comandante de la Armada. Todos los éxitos, apreciado almirante.

Mayor general Gustavo Matamoros Camacho: le corresponde a usted ser el Jefe de Estado Mayor Conjunto; ha estado a nuestro lado en Arauca, en la división que tiene como sede la capital de la República, en el Comando del Caribe. Usted tiene una estirpe de combatientes en favor del orden constitucional. Todos los éxitos, señor general Gustavo Matamoros Camacho.

Señor mayor general Julio Alberto González (nuevo Comandante de la Fuerza Aérea).

Como nuestras instituciones armadas, tienen hoy no solamente la certificación de Icontec, sino alguna que con todo respeto califico como la más importante: la calificación de los ciudadanos y la calificación de la comunidad internacional.

Asume usted el mando de la Fuerza Aérea Colombiana, la Fuerza hoy con más pericia, con más precisión, con más eficacia en el continente. Todos los éxitos, apreciado general González.

Mayor general Alejandro Navas Ramos, Comandante del Ejército, nuestro compañero en (la Fuerza de Tarea) Omega, en las operaciones especiales.

General, yo no podré olvidar aquel sábado, mientras departíamos en un Consejo Comunitario con nuestros compatriotas del Chocó sobre sus afugias y necesidades, esa llamada del Ministro, del general Padilla, al general Naranjo (Director de la Policía) y a mí, quienes nos encontrábamos en Quibdó, esa conversación con usted, a contarnos la Operación Camaleón.

Su llegada como Comandante del Ejército no tiene sino un problema: los colombianos queremos muchas operaciones Camaleón; tenemos fe en ellas y sabemos que en pocas horas, que en pocas horas, volverán las nuevas noticias para que esta Patria derrote totalmente el secuestro, la criminalidad, el narcotráfico. Todos los éxitos, apreciado general Navas Ramos.

Estas Fuerzas han procedido integradas; el trabajo de estos ocho años; la buena voluntad de los comandantes, la labor integrada; la tarea de (los ex ministros de Defensa) Martha Lucía Ramírez, de Jorge Alberto Uribe, de Camilo Ospina, de nuestro hoy Presidente Juan Manuel Santos, y la suya, apreciado Ministro Gabriel Silva, es una tarea que ha fusionado estas Fuerzas.

Todas las Fuerzas sienten alegría, como la sentimos todos los colombianos, de que el señor general Óscar Naranjo Trujillo continúe como Director de la Policía.

Nuestro aprecio, mi general, nuestra fe en su tarea y en la Policía de la Patria.

Muy apreciadas familias de los comandantes salientes: muchas gracias por el apoyo, muchas gracias por esa calidez del hogar que les ha dado a ellos la tranquilidad para poder avanzar en la lucha; muchas gracias queridas familias, porque su sacrificio ha sido para que ellos le den tranquilidad a las familias de nosotros, el resto de los colombianos.

Y ahora que vuelven a sus hogares, la familia esté más tranquila, pero no del todo porque los necesitamos en la reserva activa, porque nuestra generación tiene que morir en la reserva activa, con plena disposición, para que las nuevas generaciones vivan una Patria en paz, una Patria solidaria, una Patria amable; para que las nuevas generaciones conozcan la historia de la tragedia pero no la vivan.

Muy apreciadas familias de los comandantes entrantes: gracias porque su sacrificio, su angustia, su compañía, crea ese calor del hogar que les da a ellos toda la tranquilidad del alma para poder reponerse en sus energías, en la plenitud de su espíritu, a servir a Colombia.

Hoy hemos condecorado con las medallas del Ejército a esta nomina excelsa de altos comandantes. Y condecoramos a un grupo significativo, a ese grupo al que los colombianos debemos la operación Camaleón.

¡Qué gratitud!

¡Qué gratitud tenemos por ellos!

Es una deuda incancelable. Morirá la nuestra y morirán muchas generaciones, y no habrá manera de cancelar esa deuda con estos compatriotas que han hecho quedar bien el nombre de Colombia, de la eficacia de las Fuerzas Armadas, de la adhesión de las Fuerzas Armadas a los Derechos Humanos.

Yo pensaba que era muy difícil obtener las certificaciones de calidad para las instituciones del Estado. Las certificaciones de calidad se presumían para la empresa privada. Pero cómo hemos avanzado. Escasamente, y por cuestiones de trámite, nos quedan dos ministerios sin certificaciones de calidad, y las Fuerzas han adquirido la certificación de calidad.

Aquí el Icontec ha entregado al Comandante saliente del Ejército, general Óscar González Peña, y al general (Alejandro) Navas Ramos, su actual Comandante, la ratificación de la certificación institucional de calidad

¡Qué bueno!

Podemos decir: Tenemos el Ejército más combativo del mundo, tenemos el Ejército más comprometido del mundo y tenemos el Ejército con la certificación de calidad más exigente, aquella que solamente se atrevían a entregar a las empresas privadas más destacadas del mundo.

Aquí esta con nosotros el doctor Cristian Salazar, representante de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos.

Hace meses me visitó en la oficina y me dijo: ‘Presidente, en el último tiempo solamente se han presentado cuatro violaciones, y las estamos investigando’.

Le dije: Apreciado doctor Cristian, no estamos contentos, porque nosotros no queremos cuatro ni tres ni dos ni una, nosotros estamos trabajando con nuestras Fuerzas para que haya cero violaciones de derechos humanos.

Tengo que decirle a usted, doctor Cristian, en ese diálogo fraterno y sincero que hemos tenido, que estas Fuerzas Armadas merecen la certificación de calidad por sus procesos internos, por su transparencia; merecen la certificación de calidad de los colombianos por su heroísmo y por su responsabilidad.

Aquí no ha habido voluntad distinta a la de sancionar con el mismo consentimiento de las Fuerzas cualquier violación de derechos humanos.

La Procuraduría ha expresado que en los últimos tiempos el número de quejas por violación imputable a las Fuerzas es el menor en 15 años.

Al recibir esta certificación de calidad, señor general González Peña y señor general Navas Ramos, ustedes están recibiendo además de lo del Icontec dos certificaciones de los colombianos: la certificación por su heroísmo y su transparencia, y los colombianos les mandan otra certificación que dice: ‘Nosotros los ciudadanos de Colombia queremos a la Fuerza Pública de la Patria, tenemos todo el cariño por sus integrantes y los rodeamos de confianza’.

En medio de la emoción de esta tarde, a pocas horas de partir, desde este campo de inspiración, quiero decir, señores comandantes salientes y señores comandantes entrantes, que ustedes se tienen que sentir muy orgullosos porque ustedes dejan una Fuerzas Armadas y comandan unas Fuerzas Armadas preparadas para ser las mejores del mundo en eficacia y en transparencia.

Han avanzado enormemente en quitar esa penetración del narcotráfico corrosivo de la sociedad colombiana y que es finalmente la causa determinante de todas las atrocidades de la Patria.

Están preparados. Durante estos años han obrado para que las Fuerzas tengan el mejor récord, el récord impecable en materia de eficacia y en materia de observancia de los derechos humanos.

Muy apreciados oficiales que están ascendiendo: cuando les pregunten por esta Seguridad Democrática miren con ojos desafiantes y miren a la frente a sus interlocutores, y defiéndanla porque ustedes la han hecho. Yo he sido simplemente el animador y ustedes han avanzado en esta Seguridad Democrática para todos los colombianos.

Hace diez años un observador inglés decía: ‘Si Uribe gana en Colombia con esa propuesta de seguridad, Colombia va para la dictadura’. Hace poco regresó y dijo: ‘Me equivoqué. Colombia lo que ha hecho con esta propuesta de seguridad es fortalecer la democracia’.

Ustedes están combatiendo al terrorismo más rico del mundo sin legislación marcial, sin estado de sitio, con absoluto respeto a las garantías individuales, con absoluto respeto a los derechos políticos.

Eso honra a las Fuerzas Armadas de Colombia.

Quiero rendir un homenaje a los ministros de Defensa, a Gabriel Silva Luján, nuestro Ministro de este último año: su rectitud, su solidaridad, su firmeza sin ambigüedades, su compañerismo, son marcas que llevamos en el alma.

Muchas gracias Gabriel y muchas a su señora Mariana.

Damos la bienvenida a ese gran patriota, a Rodrigo Rivera Salazar, desde mañana nuestro Ministro de la Defensa.

Expreso mi gratitud al prelado, a nuestro Obispo Fabio Suescún Mutis, a los sacerdotes que han acompañado a las Fuerzas y que nos han acompañado todos, todos estos años.

Muy apreciado Ministro, muy apreciados comandantes: muchas gracias por ese esfuerzo por nuestra seguridad personal.

Ustedes en la Presidencia de la República han estado representados estos años por dos héroes: el señor general Flavio Buitrago Delgadillo y el señor almirante Roberto Amaya Kerquelen. A ellos nuestra gratitud y aplauso. En todas las horas, con su rigor, con su disciplina, con su sentido del orden, hicieron que todo ciudadano que estuviera con nosotros tuviera que sentir respeto por las Fuerzas Armadas.

Quiero rendir mi testimonio de gratitud a Jorge Mario Eastman, su lucha decorosa de todas las horas, con prudencia y con firmeza; el ejemplo de su rectitud.

Quiero rendir mi testimonio de gratitud a Alejandro Arbeláez (Viceministro de Defensa). Prácticamente hizo un receso entre su servicio militar, que no fue fácil. Él como soldado patrullaba las torres de energía de los campos de los alrededores de Medellín, cuando el narcotráfico las destruía. Sacó un receso para estudiar su carrera y volver a las Fuerzas Armadas.

Y no tuvo temor para que fuera encargado de la Gobernación de Arauca para apoyar a las Fuerzas Armadas, y se ha integrado con hermandad con ustedes como Viceministro.

Quiero rendir un homenaje al general (en retiro) Fernando Tapias. Tuvo la humildad de los grandes, de Echandía y de ejemplos semejantes.

Regresó de ser el Cmandante General, el académico apreciado, el caballero distinguido, a asumir un viceministerio para ayudar a manejar toda la orientación de los recursos de la Seguridad Democrática.

He tenido un gran compañero de lucha, un gran defensor de las Fuerzas Armadas en la Patria y allende los mares: el Vicepresidente Francisco Santos, a quien expreso toda mi gratitud.

Ustedes se han excedido conmigo. Yo ya diría, con el color de este pelo, que por fortuna me lo gasté en los ocho años de la Presidencia, que soy un viejo regañón, caprichoso y exigente.

La única cualidad que tuve con ustedes fue quererlos.

Se han excedido en su compañía, en su lealtad, en su combatividad.

Mañana, cuando yo regrese al más bello oficio de todos, al de simple ciudadano de Colombia, y oiga el Himno Nacional, me pondré la mano en el pecho en señal de orgullo por las Fuerzas Armadas de mi Patria, por cada uno de sus integrantes.

Ya hoy tuve permiso del Presidente Santos, obtuve permiso del Ministro Rodrigo Rivera, para ser desde mañana miembro de los cooperantes de las Fuerzas Armadas, con tres armas: el cariño a la institución, el afecto de cada uno de ustedes y un celular, porque Colombia tiene que tener el monopolio eficaz de las armas en sus fuerzas institucionales, unas fuerzas institucionales eficaces y transparentes y una ciudadanía desarmada.

Mañana a las 4:00 de la tarde espero estar en la base de datos de la reserva activa. Y el albergue de ustedes en los comandos de Policía y en las brigadas, lo utilizaré para trotar con los soldados y policías en la madrugada, a fin de mantenerlos activos hasta el último día de la existencia, en la disposición de trabajar por Colombia y por la seguridad de nuestros compatriotas.

Las insignias que me han entregado las llevo como expresión de la generosidad de ustedes.

Los quiero mucho, soldados y policías de mi Patria.

No olviden aquella bella consigna del Libertador desde Bucaramanga a la Convención de Ocaña: ‘Considerad legisladores que la energía de la Fuerza Pública es la única salvaguardia del débil, es la fuerza que aterra al criminal y es la esperanza de la sociedad entera’.

Y agregaba el Libertador: ‘Nuestros soldados son la fuerza que garantiza la virtud, y sin virtud perece la República’.

Soldados y policías de mi Patria: ustedes, la Constitución y el pueblo son la razón de la virtud de la República.

Muchas gracias, muchas gracias”.

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