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Enero 22     Versión imprimible

Conferencia del Presidente Álvaro Uribe Vélez ante el Consejo Empresarial de América Latina (Ceal)

Ciudad de Panamá, 22 ene (SP). “Es muy grato estar hoy en Panamá en esta nueva reunión del Consejo Empresarial de América Latina (Ceal). Quiero, en primer lugar, rendir un homenaje a esta Patria hermana. Este año, el del Bicentenario de la Independencia, es un año que nos invita a repasar toda esa trayectoria de hermandad para poder inspirar el futuro.

Un homenaje al Presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, caracterizado por su franqueza, su capacidad ejecutiva, su defensa de las libertades, de la iniciativa privada, del gran complemento de la iniciativa privada y su validador que es la responsabilidad social.

Ustedes, apreciados empresarios de Ceal, han hecho un esfuerzo pedagógico inmenso por la iniciativa privada en América Latina, que merece todo nuestro apoyo y nuestro aplauso.

Asignación de responsabilidades para la recuperación de Haití

Nos conmueve Haití. Nosotros hemos venido desde Colombia haciendo allí varios esfuerzos: un esfuerzo con grupos especializados de rescate, con todas las ayudas; el esfuerzo general que está haciendo toda la comunidad internacional de alimentos, medicamentos, y ahora tenemos en Haití un buque de la Armada colombiana como buque hospital.

Creemos que ese gran reto de Haití exige una organización muy eficiente. Dada la experiencia de Colombia en procesos de reconstrucción, en atención de desastres, hemos venido sugiriendo que el camino para poder hacer una aplicación eficiente de recursos en Haití y poder recuperar este desastre en el menor tiempo posible, puede ser el camino de asignar responsabilidades por países: que tal país se haga cargo de la reconstrucción de estas escuelas, que tal país se haga cargo de la reconstrucción de esta área de vivienda, que tal país se haga cargo de la reconstrucción de estos edificios. Asignando responsabilidades por países, asumiéndolas cada país, podríamos avanzar más velozmente en la reconstrucción de Haití.

Eliminar la iniciativa privada es condenar a los pueblos de América Latina a vivir en la pobreza y la inequidad

Permítanme hacer una referencia general a la región. Yo he creído que no conviene a la región seguir en la división de izquierda y derecha. Es polarizante, no es práctica. Creo que ha hecho mucho daño en algunos países por cuestiones de fondo y en la mayoría por cuestiones de forma.

Tuvo alguna razón en el momento en que las dictaduras latinoamericanas hicieron que sus opositores trajeran las ideas de la izquierda democrática europea. Hoy, cuando todo el mundo dice estar sometido a la regla democrática, esa división parece haber superado las razones de antaño.

Nosotros creemos que América Latina tiene que trabajar es en función de un permanente mejoramiento democrático, que exige cinco parámetros: seguridad, libertades, cohesión social, respeto a instituciones independientes que colaboren armónicamente por los fines superiores del Estado, y transparencia. Y la transparencia en el Estado de Derecho la da el elemento que caracteriza al Estado de Derecho en nuestra época: la libertad para el más alto grado de participación de la opinión pública.

Las libertades son un valor democrático, pero la seguridad también lo es. Es bien importante. No puede proceder lo uno sin lo otro. Y una pregunta que hay que hacer a toda la opinión pública del continente es la siguiente: ¿la libertad de iniciativa privada hace parte o no hace parte del capítulo de las libertades esenciales?

Nosotros creemos que sí, que afectar la iniciativa privada es afectar las libertades esenciales. Nos parece imposible que se hable de libertades en un país que afecta la iniciativa privada, porque finalmente la iniciativa privada es una fuente de prosperidad que permite el disfrute colectivo de las libertades.

Finalmente la iniciativa privada es una fuente de autonomía que evita los abusos de los pobres. Finalmente la iniciativa privada con responsabilidad social, es un camino para superar pobreza y para construir equidad.

Sin un camino de prosperidad es imposible hablar de libertades. Y el único camino de prosperidad que se conoce hasta ahora en la historia de la humanidad, es el camino de respeto a la iniciativa privada.

Creo que todavía la historia no nos ha dicho por qué colapsó Unión Soviética, por qué el cambio de la China de Mao Tse Tung a la China de Deng Xiao Ping, por qué cayó el Muro de Berlín. Pudiéramos preguntar a los historiadores qué influyó más en esos procesos: ¿la falta de calidad de vida o la falta de libertades, aquellas que llaman formales?

Ambas variables pudieron tener influencia eficaz, pero pensaría uno, sin que los historiadores hayan dado la respuesta, que la influencia definitiva, la causa eficiente en el momento en que se presentaron esos procesos, fue la falta de calidad de vida.

Me imagino que los alemanes del Este, como lo acreditan muchos testimonios, por la rendijas del Muro de Berlín veían la prosperidad de occidente, veían cómo se rezagaba su calidad de vida. El pueblo soviético asistía atónito a una carrera armamentista y espacial y, al mismo tiempo, a una carrera de retroceso en materia de calidad de vida. China veía que, en medio de una filosofía que se había impuesto desde finales de los años 1940, el socialismo conducía a más y más pobreza.

La falta de calidad de vida se presentó por muchas consideraciones. Creo que hubo dos fundamentales: se afectó la iniciativa privada y se afectó el manejo privado de los procesos productivos.

En Unión Soviética se veía una empresa estatal obsoleta, una producción de bienes y servicio con mucha ineficiencia y de muy baja calidad, que privaba al pueblo soviético de estar a la altura de calidad de vida del pueblo de Europa Occidental.

Pienso que ahí hay unos puntos de referencia para mirar el futuro de America Latina. Eliminar la empresa privada, la iniciativa privada, es condenar a los pueblos de América Latina a vivir en la pobreza y en la inequidad.

Por más dinero que tenga un país, derivado de un recurso natural, si no se da la inversión privada llega un momento en que sus finanzas no son capaces de suplir vía subsidios toda la actividad que puede cumplir el sector privado.

Hasta ahora la regla de ineficiencia del manejo monopólico por parte del sector público de todas las actividades productivas, no ha sido excepcionada. Y cuando el único manejo que se ofrece es el manejo monopólico por parte del Estado, en la historia universal siempre el resultado ha sido catastrófico.

América Latina ha vivido en unas oscilaciones: unos años de neoliberalismo en los cuales se quiso destruir el Estado, se hizo un profundo daño, y después empezó otros países una tendencia nuevamente de estatismo, en la cual se ha querido destruir la iniciativa privada.

Y esto parece que no ha sido nuevo. Procesos estatistas en América Latina fracasaron, como la revolución boliviana en 1950. Fracasó la revolución de Velasco Alvarado en el Perú. América Latina conoce bien esas experiencias.

Yo diría que lo más importante ahora es buscar un gran equilibrio en América Latina: ni ese extremo de la eliminación del Estado, ni el que nos quieren proponer de la eliminación de la iniciativa privada. Necesitamos libertad de iniciativa privada, con un límite, con una exigencia, que es responsabilidad social.

Un Estado garante de la regla social de la equidad. De la equidad en la distribución, de la equidad en el pago de las obligaciones tributarias, de las obligaciones de seguridad social. Un Estado garante de la cláusula social, pero un Estado que no afecte la iniciativa privada. Ojalá América Latina logre ese equilibrio. Y hacia allá deberíamos orientar el mensaje político en toda nuestra región.

Las generaciones vivas de colombianos no han conocido un solo día de paz

La historia entre Colombia y nuestra hermana Panamá es una historia bien ilustrativa de lo que le ha pasado a Colombia en 200 años de vida independiente. Tuvimos la fortuna de estar integrados con Panamá entre 1823 y el 3 de noviembre de 1903. Y tuvimos la fortuna de vivir cerca y ahora tenemos la fortuna de estar en unos procesos de mayor profundización de nuestras relaciones.

He ido expresando ante mis compatriotas colombianos que Colombia ha sido un país con buenos gobiernos, con buenos líderes, con buenas políticas públicas, con un empresariado eficiente, con unos trabajadores inmensamente eficientes. Y me he preguntado: ¿por qué el país no ha tenido suficientes éxitos?

Seguramente historiadores, políticos, sociólogos, economistas, ahora que estamos en la conmemoración del Bicentenario, nos van a dar sus explicaciones. Creo que hay una: en 200 años de vida independiente apenas hemos tenido 47 años de paz.

Tuvimos siete años de paz en el Gobierno de Núñez, en la segunda mitad de los años 1800. Tuvimos 40 años de paz entre el final de la Guerra de los Mil Días, realmente fueron 1.128 días; concluyó en el segundo semestre de 1902. Quienes firmaron los pactos de paz dijeron que firmaban la paz no por convicción sino porque no había ya por qué que luchar. El país estaba destruido.

Y Panamá seguramente estaba cansada por nuestros descuidos. Por dedicarnos a alimentar la violencia interna, descuidamos nuestras responsabilidades en muchas partes del país.

El Acta de Independencia de Panamá es una bellísima acta. Es un acta de independencia sin resentimientos, de independencia solidaria. Uno la lee y se conmueve. Esa acta del 3 de noviembre de 1903 dice: hemos llegado a la mayoría de edad, nos separamos como hermanos, vamos a ejercer nuestros derechos de mayoría de edad.

Creo que cuando uno mira detalladamente esos episodios que se dieron entre 1823 y 1903, encuentra que la violencia de Colombia pudo ser una causa de fatiga de Panamá en esa vinculación con Colombia.

Esa violencia es causa de muchos atrasos. Y siguió esa violencia en el Siglo XX. Después de esos pactos de paz de 1902, vivimos en relativa paz hasta principios de los años 1940. Estalló la violencia entre los partidos, se superó a finales de los años 50 por los pactos del Frente Nacional, pero la triunfante revolución cubana seleccionaba en ese mismo momento a Bolivia y a Colombia como los dos países para replicar el nuevo modelo.

No habían terminado de desmontarse las guerrillas partidistas, y aparecieron las guerrillas marxistas con el propósito de adelantar una lucha política de odio clases, de instaurar la dictadura del proletariado. Y avanzaron en la idea de destruir el Estado de Derecho. Y fueron causantes del surgimiento de la reacción paramilitar, igualmente cruel. Y ambos terminaron cooptados por el narcotráfico. Y se puede decir que las generaciones vivas de colombianos desde 1940 no han conocido un día completo de paz.

Los pocos años de paz han sido de prosperidad. En los años del Presidente Núñez, se dieron los primeros proyectos industriales en el país, de colombianos, floreció la agricultura en la región andina. Y también en los años de paz del Siglo XX, hubo una importante prosperidad: el Gobierno del General Pedro Nel Ospina hizo una magnífica inversión en infraestructura; el Gobierno del Presidente López Pumarejo hizo una magnífica revolución democrática, que atendía por igual intereses empresariales de tener una economía moderna y, al mismo tiempo, intereses de reivindicación de derechos de trabajadores. Fue una revolución que no los enfrentó sino que los concilió. Y sin embargo, todos esos esfuerzos se fueron perdiendo por la violencia.

Los tres pilares de la confianza en Colombia

Nosotros, para construir confianza en Colombia, para profundizar la confianza en Colombia, hemos venido trabajando tres pilares: la seguridad con valores democráticos, la promoción de la inversión con responsabilidad social y la política social. Van de la mano, son inseparables.

Sin seguridad, la economía, por bien manejada que sea, no produce los resultados que se requieren en crecimiento, en competitividad, en empleo, en mejoramiento de la distribución. Y sin política social, es imposible validar, en un Estado de Opinión, un proyecto permanente de seguridad.

Tiene, pues, una acción determinante de unos de estos factores hacia los otros, y una acción de replica de los que inicialmente son consecuencia frente a los que inicialmente son causa.

Resultados tangibles e intangibles de la Seguridad Democrática

Hemos llamado democrática nuestra política de seguridad, porque comprendemos que la seguridad no es una categoría de la derecha, no es una expresión del autoritarismo, del fascismo. Es un valor democrático. La necesitan por igual todas las tendencias del pensamiento político. Hemos procurado que este proyecto de seguridad sea un proyecto de seguridad para todos los colombianos, independientemente de su afecto o de su desafecto por la administración presidencial de turno.

El país ha mejorado, pero reconocemos todo lo que falta. Teníamos una tasa de homicidios de 67 homicidios por cada 100 mil habitantes. El año pasado se sitúo en 32: una gran reducción. Pero la meta que tiene Colombia es llegar en el año 2019 a la tasa de homicidios de los países industrializados. Hemos avanzado muchísimo, pero todavía estamos lejos de la meta.

Era un país de 4 mil secuestros. Ahora acabamos de tener un año de 120 secuestros extorsivos, la mayoría en las regiones remotas, frente a nuestras grandes ciudades. Estamos derrotando el secuestro, y eso ha contribuido a generar mucha confianza en el país.

Hoy hay más exigencia de los colombianos en materia de seguridad. El tema de la seguridad es como el tema de las necesidades básicas: se resuelve un aspecto y se exige que se resuelvan los otros.

Veo que eso es positivo: un país más exigente. Antes un homicidio dolía en la familia, en el colectivo se sumaba; hoy todo el colectivo reclama. Lo mismo ocurre con un secuestro.

Antes los asesinatos, los actos terroristas, los secuestros, no dejaban que la ciudadanía prestara atención al tema del hurto de residencias, al tema del hurto a personas, del hurto al comercio; hoy cualquier hecho de hurto amerita y produce un gran reclamo ciudadano.

Diría que ese es un gran intangible, resultado de la política de Seguridad Democrática en Colombia: una creciente conciencia ciudadana exigiendo diariamente mejores resultados de seguridad.

Para dejar a un lado lo cuantificable, veamos otros intangibles: el país ha recuperado monopolios que nunca debió perder. Con el desmonte del paramilitarismo, se ha recuperado el monopolio del Estado para combatir a los criminales.

La palabra ‘paramilitar’ se utilizó para denominar bandas criminales privadas cuyo propósito era combatir a la guerrilla. Hoy en todo el territorio el combate a todas las organizaciones criminales está a cargo exclusivamente del Estado. Un monopolio democrático irrenunciable.

Colombia tiene un sistema de justicia que es independiente del Ejecutivo, y obra autónomamente. Pero en muchas regiones había sido desplazado y remplazado por el terrorismo. Líderes de la justicia no podían actuar, porque eran interferidos por los cabecillas del narcotráfico, del paramilitarismo, de la guerrilla. Hoy, fiscales y jueces en todo el país han recuperado las condiciones para poder administrar justicia. Es bien importante haber recuperado ese monopolio de administración de justicia.

De las víctimas se hablaba en los funerales, pero las víctimas no reclamaban por temor o porque lo encontraban inútil. Hoy, hay confianza para reclamar. Tenemos unas 270 mil víctimas que han registrado sus reclamos, y estamos en el proceso de repararlas. Proceso costoso, inmensamente costoso para nuestro fisco.

He dicho a las autoridades de justicia de Colombia y a los observadores internacionales, que la mejor reparación es el derecho a la no repetición. Que el derecho a la no repetición exige que el país no abandone la política de Seguridad Democrática. Nada ganamos con reparar a las víctimas de ayer, si no garantizamos a las nuevas generaciones el derecho a la no repetición.

Garantías a los procesos de descentralización

Nosotros hemos tenido un país que ha avanzado mucho hacia la descentralización. Elegimos por voto popular directo 32 gobernadores y mil 102 alcaldes. El Gobierno Nacional procura tener las mejores relaciones de gobernabilidad con ellos, para construir esa unidad de patria requerida, sin detenernos en el origen político de su elección. Es algo bien importante para el funcionamiento de nuestra democracia descentralizada.

Cuando nosotros empezamos, 400 alcaldes no podían actuar en sus municipios por amenazas del terrorismo. Hemos logrado rodear de garantías a todos los alcaldes y gobernadores de Colombia.

En diciembre sufrimos un retroceso que nos afecta muchísimo: la guerrilla secuestró y asesinó al gobernador del Caquetá. Estamos en la tarea de mirar cómo no quedan espacios por los cuales el terrorismo afecte a nuestras autoridades descentralizadas.

El 52 por ciento del gasto del Estado en Colombia lo realizan entidades territoriales. Es un país bastante, bastante descentralizado. Y uno de los compromisos del concepto democrático de seguridad es rodear de garantías esa descentralización.

Abiertos a la vigilancia internacional y con sujeción a la legislación ordinaria

Hemos adelantado esta política de seguridad abiertos a la vigilancia internacional. Allá entra cualquier organismo internacional de derechos humanos sin restricciones, sin visas. Dicen lo que quieran. El único riesgo es tener una discusión con el Presidente de la República.

Otros países, con problemas menores de seguridad, se negaron a la vigilancia internacional. Nosotros, con el desafío terrorista más grande que ha sentido la región, hemos estado totalmente abiertos a la vigilancia internacional.

Este proceso lo hemos adelantado con sujeción rigurosa a la legislación ordinaria, sin legislación de Estado de Sitio, sin legislación marcial, sin suspensión de libertades, sin censura de prensa.

No hace mucho tiempo la región conoció que, en nombre del rescate de la seguridad, se censuraba la prensa, se suspendían libertades. Diríamos que en Colombia ha sucedido todo lo contrario: en nombre de la Seguridad Democrática, se han venido profundizando las libertades, en la medida en que les hemos venido quitando las libertades ese enemigo que es el terrorismo.

Creemos que esto hay que mejorarlo todos los días, pero que están dados unos fundamentos democráticos bien importantes, para tener en el país una política que restablezca plenamente la seguridad. Fundada en la credibilidad de opinión, que a su vez se soporta en un concepto de seguridad eficaz y respetuoso de los derechos humanos.

La falta de iniciativa privada acaba con la creatividad empresarial y ‘apereza’ a todo el mundo

El segundo pilar en el que sustentamos nuestro camino de confianza es la promoción de inversiones, con la exigencia de la responsabilidad social. Nosotros creemos, lo repito profundamente, en la inversión privada.

Presidente Martinelli, usted que es una referencia política bien importante por su pragmatismo y eficacia, permítame compartir con usted una reflexión: en los pueblos en donde se ha limitado la iniciativa privada, se ha instaurado la pereza del pueblo. La falta de iniciativa privada acaba con la creatividad empresarial y ‘apereza’ a todo el mundo.

Cuando, para no hablar de ejemplos cercanos en los cuales se ha venido ‘aperezando’ a la ciudadanía porque se le han negado oportunidades de iniciativa, miremos el tema de Unión Soviética: cuando Gorbachov quiso regresarle el campo soviético a los empresarios del campo, ya no encontró a quien regresárselo. Hacer empresarios es muy difícil; destruir la vocación empresarial es muy fácil.

Pero tampoco encontró trabajadores. La gente se había burocratizado. Querían vivir solamente, así fuera en malas condiciones, de un salario del Estado, de unos subsidios del Estado. Y qué dificultades tuvieron para restablecer la dinámica del campo.

Esos procesos que van anulando la iniciativa privada, acaban con un valor muy difícil de construir, que es la vocación empresarial, y con la dinámica de toda la población trabajadora. Creo que eso hay que mirarlo en la región.

Promoción de inversiones con responsabilidad social

Nosotros creemos profundamente en la necesidad de promover inversiones con responsabilidad social. Cuando hablamos de responsabilidad social, ¿a que nos referimos? Tres, cuatro elementos, podrían ser muchos más: transparencia. Transparencia de las relaciones entre el Estado y los inversionistas, transparencia en la tributación, transparencia en la asignación de contratos, transparencia en los mecanismos de solución de disputas. La falta de transparencia ha creado exacerbaciones populares en muchos países, que han dado al traste con proyectos democráticos.

Es muy importante el compromiso de la inversión en temas tan sensibles como el tema ambiental, más allá de los mínimos legales. En un país en el cual empieza a crecer muchísimo la minería, como en Colombia, ese tema sí que es sensible (…).

La responsabilidad social es fundamental en las relaciones laborales. Se necesitan relaciones laborales de fraternidad. Hacen muchísimo daño las posturas de capitalismo salvaje o las posturas de odio de clases. Los inversionistas en la región tienen que hacer un gran esfuerzo para liderar proyectos fraternos de relaciones laborales.

Nosotros en Colombia todavía tenemos dificultades en algunos sectores de la economía. Y estamos buscando todos los días morigerar diferencias para crear ese equilibrio de la fraternidad, que se opone por igual a una idea de odio de clases en las relaciones laborales o a una actitud de capitalismo salvaje.

Creemos que la responsabilidad no se puede disociar de lo que ha sido esta última crisis de la economía; que hay que volver a pensar en los fundamentos del capital privado; que el capital privado no es un activo especulativo, es un activo de construcción de riqueza social. Ojalá el pensamiento capitalista del mundo hiciera esa revisión, ahora que, parece, empezamos a salir de esta última crisis de la economía.

Nosotros teníamos una tasa de inversión entre el 12 y el 14 por ciento; en los últimos años ha estado por encima del 25 por ciento. El año pasado, en medio de esta crisis de la economía, tuvimos una tasa de inversión del 25,6 por ciento. Es una tasa de inversión, comparativamente, bastante alta, sobre todo con una gran participación del sector privado. Una tasa de inversión del sector privado por encima del 20.

La inversión extranjera directa en Colombia tenía comportamientos entre 400 y 2 mil millones de dólares al año. En los últimos años hemos tenido un año 8 mil 500, otro año 6 mil 500, otro año 9 mil 74. Logramos un gran pico en el año 2008, de 10 mil 574 millones de dólares. El año pasado, hasta la fecha, por balanza cambiaria, tenemos contabilizados 8 mil 557 millones de dólares. Pero aún no ha entregado el Banco Central las cifras de aquello que entró por la balanza de capitales.

O sea que el año 2009, en medio de esta crisis, es un año de una inversión extranjera directa en Colombia, bruta, superior a 9 mil millones de dólares. Todavía no sabemos en cuánto superior va a ser. Estamos esperando la cuenta de la balanza de capitales.

Hemos hecho un gran esfuerzo para que esa tasa de inversión sea permanente. Uno lo ve en el caso de China: llevan 20 años con una tasa de inversión muy elevada, recibiendo del mundo una inversión extranjera de 57 mil, 65 mil millones de dólares año tras año, y apenas han reivindicado la pobreza a 400 millones de chinos.

La tasa de inversión para producir unos efectos importantes en el tejido social necesita ser una tasa alta y sostenida en el tiempo. Creo que América Latina no puede descuidar ese factor: cómo buscamos unas altas tasas de inversión, sostenidas en el tiempo, que con responsabilidad social nos ayuden a resolver el problema de pobreza y el problema de inequidad.

Aspectos macroeconómicos

Hemos trabajado los aspectos macroeconómicos, la Reforma del Estado, los incentivos a la inversión y las políticas de competitividad.

El país había alcanzado un endeudamiento del 48 por ciento del PIB. En 2008 lo habíamos bajado al 22 por ciento. Ahora, con lo que esperamos para 2009, puede situarse entre el 26 y el 27.
El déficit del Gobierno Nacional central lo habíamos bajado del 6,5 al 2,3. La política anticíclica nos ha obligado a subirlo nuevamente. Aspiramos que este alo terminemos con un déficit del Gobierno Nacional central alrededor del 4,4.

El déficit consolidado del país está aproximadamente en el 2,4. Ojalá podamos recuperar el ritmo de ingresos del Estado, y se recupera la economía para que el país continúe en la reducción que traíamos del déficit, especialmente del Gobierno Nacional central. Hemos reformado 430 entidades del Estado. Reformas muy importantes en Ecopetrol, en Telecom, en hospitales.

Reforma del Estado

Y seguimos reformando el Estado. En unos decretos que acabaron de expedirse anoche, se reforman otras tres entidades del Estado en el área de salud.

Por ejemplo, en la Empresa Colombiana de Petróleos hemos hecho tres reformas. La primera reforma fue una reforma laboral; la segunda, una reforma pensional; estas dos, para hacer la empresa sostenible en el largo plazo; y la tercera reforma, una reforma para permitir que hasta el 20 por ciento del capital de la empresa pudiera ser aportado por particulares.

Yo no creía, al inicio del Gobierno, que pudiéramos hacer esta reforma. Había conocido la oposición política en Colombia a este tipo de reformas. Y además en una América Latina en la cual se nos decía que el único camino es el camino de la estatización absoluta de los recursos básicos. Entonces no parecía posible que Colombia fuera una excepción sacando adelante esta reforma. Pero la sacamos adelante.

Cuando empezó el Gobierno, Ecopetrol tenía una capacidad para invertir 600 millones de dólares al año; el año pasado invirtió más de 6 mil (millones de dólares). Y el programa de inversión este año es de más de 7 mil millones de dólares.

Autosuficencia petrolera

Cuando empezó el Gobierno, se anunciaba que Colombia en el año 2008 perdería la autosuficiencia petrolera. Nosotros consumimos hoy 234 mil barriles de petróleo. Si hubiéramos perdido la autosuficiencia petrolera en el año 2008, estaríamos produciendo menos de 234 mil barriles de petróleo. Colombia terminó diciembre con una producción diaria superior a 720 mil barriles de petróleo. Y el país se apresta a llegar rápidamente a una producción de un millón de barriles de petróleo. Y es posible que para el año 2015 ó 2016, el país esté en millón y medio de barriles de petróleo.

Hay un gran esfuerzo de sísmica, de exploración, en Colombia. La seguridad y la política de promoción de inversiones han permitido que en todo el país haya inversión buscando petróleo.

El país también empieza a hacer un gran desarrollo de la minería. Muchos se preguntan: ¿por qué, con la misma cordillera andina de las riquezas minerales de Perú y de Chile, no las hemos tenido en Colombia? Allí tienen que estar. Se está haciendo un gran esfuerzo, y creo que eso empieza a darle réditos bien importantes a la economía colombiana.

Y me preguntan muchos: ¿y entonces qué va a pasar con la economía agrícola y con la economía manufacturera? Tienen que seguir creciendo. Estamos haciendo un gran esfuerzo. Y para que el país no se vaya a ahogar en el momento en que haya exceso de dólares por los temas mineros y petroleros, estamos en la adopción de la regla fiscal.

Para nosotros no son sectores excluyentes, son sectores complementarios. Entonces se requerirá una gran austeridad en el manejo fiscal, para evitar que el proceso revaluacionista afecte severamente los sectores tradicionales de la producción y de los servicios.

Incentivos a la inversión

Hemos introducido en el país una legislación tributaria de promoción de inversiones. Nosotros no creemos que se le pueda dar el mismo tratamiento al inversionista, al contribuyente que no invierte, del tratamiento que se le da al contribuyente que sí invierte.

Nos hemos propuesto una legislación tributaria de promoción a la inversión. Hay estímulos específicos y estímulos generales. Un estimulo general: cualquier inversión que se hace en Colombia tiene una deducción del 30 por ciento, que se puede hacer efectiva en el número de años que se requiera, posteriores al año de la inversión.

Un estímulo general de zonas francas especiales: hoy se pueden crear zonas económicas especiales en cualquier sitio del país, por uno o por muchos empresarios.

Mientras la tarifa de renta en Colombia es una tarifa del 33 por ciento, la tarifa en las zonas económicas especiales es del 15 por ciento. Y aquí en estas zonas no hay Impuesto al Valor Agregado ni arancel para importaciones o para el producto final.

Ya tenemos en este modelo 58 zonas en plena construcción. La legislación anterior había tenido en Colombia 11 zonas francas, y confiamos este año que el país pase de 70 zonas económicas en construcción bajo este modelo.

Tenemos unos estímulos específicos bien importantes a los biocombustibles. El país tiene una gran posibilidad en biocombustibles. Colombia no producía alcohol carburante; hoy es el segundo latinoamericano después de Brasil. Colombia no producía biodiesel; hoy es el primer latinoamericano con una producción de millón 800 mil litros al día.

Hemos introducido unos estímulos específicos a la madera. Aspiramos que Colombia pueda tener rápidamente tres millones de hectáreas en reforestación comercial.

Unos estímulos bien importantes al turismo: un hotel que se construye hoy en Colombia goza de 30 años de exención tributaria.

Y hemos introducido la ley que permite los pactos de estabilidad. Porque muchas personas preguntan: ¿y me dan garantía de estabilidad en estas reglas? Entonces hoy los inversionistas en Colombia pueden firmar pactos de reglas estables con el Gobierno, con una duración de 20 años.

Avances y retos en competitividad

En competitividad, nosotros tenemos avances y retos inmensos. El Banco Mundial, durante tres años, ha registrado a Colombia como uno de los países que más ha avanzado en ese escalafón que es el Doing Business. El año pasado nos puso como el primero de la región, aun adelante de Chile. Y en el Foro Económico Mundial Colombia avanzó el año pasado cinco puestos.

En ninguno de estos años nos hemos detenido. Tan pronto nos han dado una calificación, hemos emprendido las reformas para el año siguiente. Ahora estamos trabajando afanosamente, a ver si el país este año es capaz de volver a obtener la mención del Banco Mundial.

Infraestructura

Pero tenemos grandes dificultades: nuestra geografía, nuestras distancias. De Bogotá al Pacífico hay 580 kilómetros. Todavía tenemos una carretera muy estrecha, estamos construyendo una vía de mejores especificaciones, especificaciones de autopista.

Miren esta comparación: de La Paz al Pacífico, en un país mediterráneo como Bolivia, hay 540 kilómetros. Nosotros de Bogotá al Pacífico tenemos 580 kilómetros. Y de Bogotá al Caribe, mil kilómetros. Estamos asignando los contratos para la construcción de la Autopista que llamamos la ‘Ruta del Sol’ entre Bogotá y el Caribe.

Estamos también construyendo una carretera de gran importancia a lo largo del Caribe colombiano que tiene una línea de costa de 1.600 kilómetros. Y confiamos, si en algún momento se puedan disipar todas las dudas sobre la unión por carretera entre Colombia y Panamá. Hemos venido prudentemente trabajando con el Gobierno de Panamá, con sectores de opinión pública, y ojalá eso se diera.

Yo tengo sobre el particular una preocupación. Los bandidos no necesitan esa vía. Para ellos es mejor que esa vía no exista, porque a ellos les gustan los caminos traviesos, los atajos.

Y para los ambientalistas es mucho mejor tener hoy la manera, a través de buenas vías, de vigilar los parques, que tenerlos abandonados.

Uno teme que si nuestros países se mantienen de espaldas en esa vía, el día que nos demos cuenta ya vamos a encontrar El Darién destruido en sus valores ambientales.

Pero comprendo que es un tema muy delicado, que hay que seguir sobre el tema todos los días, con toda la paciencia y con toda la hermandad.

Interconexión eléctrica entre Colombia y Panamá

Ahora hemos dado, al ingresar Colombia al Plan Panamá – Puebla, un paso formidable, que es el acuerdo con Panamá para constituir la línea de interconexión eléctrica.

Con el Presidente Ricardo Martinelli, las cosas se han acelerado muchísimo; hoy es un tema de nuestra reunión bilateral. Confiamos que el 10 de marzo los dos gobiernos hayan concluido el acuerdo sobre todas las regulaciones. Y que en 2013, esa línea de interconexión esté en servicio.

Tiene un aspecto muy importante: casi 70 kilómetros serán kilómetros submarinos. Allí le vamos a dar un gran ejemplo a la región, y puede ser el paso inicial para la construcción de todo lo que es el Círculo del Caribe: una línea submarina de Colombia a República Dominica, a Puerto Rico, a Haití, a Cuba y al Golfo de México, para cerrar todo el circuito con el Plan Panamá – Puebla. Entonces le asignamos a esa integración la mayor importancia.

El capítulo social

Y nuestro principal afán por la competitividad es el tema de la educación. Ese tercer capítulo, que es el capítulo social para construir confianza en Colombia, está encabezado por el tema educativo.

Nosotros hemos podido en estos años avanzar en seguridad y al mismo tiempo en política social. Eso ha sido bien importante para la democracia.

En educación, por ejemplo, hemos pasado de una cobertura en educación básica del 78 por ciento, a una cobertura en educación básica del ciento por ciento.

En educación media, del 57 por ciento a más del 80 por ciento. Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios, y estamos llegando a millón 700 mil. Hemos avanzado muchísimo en los recursos de ciencia y tecnología.

Colombia tiene una institución que financia a los empresarios: el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena). Es una institución líder. Formaba a un millón cien mil colombianos por año, y el año pasado formó a siete millones 800 mil.

Se ha convertido en la institución líder en enseñanza del inglés como segunda lengua; hoy les llega a un millón de colombianos enseñándoles inglés como segunda lengua, a través de Internet.

Esa institución ha venido haciendo un trabajo bien importante en el Caribe, y aquí en nuestra hermana Panamá en la capacitación de trabajadores de las obras de ensanche del Canal. Es una institución que llena de orgullo a Colombia, que es bien útil para Colombia y para toda la región.

Hemos avanzado en banca para los sectores populares, microempresariales. Hemos avanzado en el tema de nutrición infantil: el país esta llegando a un ciento por ciento de nutrición infantil. Todavía tenemos un rezago enorme en lo que es la cobertura escolar para niños menores de cinco años. Yo les digo a mis compañeros de Gobierno: uno todos los días tiene que estar viendo es lo que nos falta.

Algún día asistía yo, con el Ministro de Comercio, a una reunión de microempresarios, y estaban bravos, reclamando, y el Ministro me dijo: ¿pero por qué, si nosotros hemos crecido los recursos de microempresarios, hemos pasado 300 millones de dólares a tres mil, cuatro mil millones de dólares, en crédito para los microempresarios.

Y le dije: porque los que han recibido el crédito los hemos visto en las presentaciones de ‘power point’ en la Presidencia de la Republica, pero aquí llegan los que no han recibido el crédito. En la Presidencia vemos el ‘power point’, y aquí vemos el ‘people power’. Aquí llega la gente a estas reuniones, la gente que tiene que reclamar; los otros ya tienen el crédito y están tranquilos.

El Gobierno nuestro es un Gobierno que vive en un contacto comunitario permanente que le exige mucho, porque son rendición de cuentas de dos, tres veces a la semana, y eso exige muchísimo.

El país tiene muchos faltantes. Acabamos de superar, con unos decretos que se expidieron anoche, una emergencia social en salud. Pero hemos avanzado mucho. Es un país con 46 millones habitantes, que tiene hoy 41 millones de ciudadanos asegurados en salud.

En esta emergencia nosotros gravamos la cerveza, los licores, los juegos, los cigarrillos; y eso nos garantiza dos pasos fundamentales en la salud: garantizar en el largo plazo la plena cobertura, la cobertura universal, y que el sistema para los trabajadores informales tenga el mismo conjunto de beneficios que el sistema para los trabajadores formales. Creo que es un gran avance social de Colombia.

El 30 de junio debemos tener unificado el plan de beneficios de los trabajadores informales, con el pan de beneficios de los trabajadores formales.

Entonces Colombia puede decir: un país con cuatro mil dólares de ingreso per cápita, todavía con unos desequilibrios sociales bien profundos, que ha dado un salto para lograr universalización en cobertura de salud, con un sistema de beneficios muy completo, tanto para los trabajadores formales como para los trabajadores informales.

Últimas decisiones económicas

En los últimos días hemos tomado un conjunto de decisiones económicas que creo que son congruentes. Se las resumo: primero, el Congreso de la República nos prolongó en diciembre un impuesto al patrimonio. Ese impuesto lo pagan los sectores más pudientes del país, y se llama el impuesto a la Seguridad Democrática.

Con estos recursos hemos financiado la seguridad, y eso ha dado mucha legitimidad política, porque hemos podido financiar con esos recursos la seguridad sin hacerlo a expensas de la política social.

Hemos podido llegar a muchas regiones con seguridad y, al mismo tiempo, con política social. Y con estos recursos se despeja el camino para que el país siga financiando la seguridad y no lo haga en demérito de la política social.

Acabamos de recortar 1,3 del PIB en gastos del presupuesto estatal, para garantizarle al país mejor sostenibilidad en sus finanzas públicas a futuro.

Y acabamos de decretar estos impuestos para cerveza, juegos, cigarrillos y licores, para garantizar la financiación que nos hacía falta en el área de la salud.

Y todo esto lo hemos hecho sin tocar, sin afectar las normas de promoción de inversiones. Los estímulos tributarios a promoción de inversiones se han mantenido totalmente intactos.

Entonces logramos avanzar en lo social, avanzar en la política de seguridad y al mismo tiempo avanzar en la política de promoción de inversiones.

El año pasado la situación económica nos fue muy difícil. Sin embargo, vamos a tener una economía que se comportó con un positivo entre 0,1 – 0,5. Ojalá este año podamos tener una mejor recuperación.

Y si ustedes me preguntaran cuál es el pensamiento elemental del Gobierno colombiano sobre el manejo económico, les diría: seguridad, promoción en inversiones, acceso a mercados y una competividad jalonada por un proceso educativo en mejoramiento continuo.

Acceso a mercados

Entre el año 1989 y el año 2002, Colombia tuvo una economía abierta unilateralmente, pero con muy poco acceso a mercados. Apenas teníamos acceso al mercado andino y un acceso derivado de un convenio todavía superficial con México. Nosotros aspiramos, en agosto de este año, tener acceso a 47 mercados.

Hemos hecho unos tratados bien importantes con muchos países, y tenemos todo el entusiasmo de hacer, en pocas semanas, como lo exige el dinamismo del Presidente Martinelli, el Tratado con Panamá.

Tiene que ser un tratado integral. Tratado de libre comercio, tratado de promoción de inversiones, tratado de seguridad recíproca en inversiones y tratado de desmonte de la doble tributación. Creo que si lo hacemos integral, nos queda completo y se puede constituir en un gran punto de referencia para toda la región.

Promoción de inversiones, acceso a mercados, seguridad y una política de competitividad liderada por la educación.

Muchísimas gracias, apreciados integrantes de Ceal”.

 


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