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Julio 16     Versión imprimible

Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez durante la clausura el V Foro Colombiano de la Micro y Pequeña Empresa en Medellín

Medellín, 16 jul (SP). “Quiero agradecer todo el esfuerzo de la Corporación para el Desarrollo de la Microempresa, adelantado en estos años. Con mucho gusto, para reconocer ese esfuerzo, conferimos hoy la Orden Nacional al Mérito. Destaco a todos sus integrantes, encabezados por la doctora María Lucía Castrillón Simmonds.

En todas las instancias del desarrollo, las pequeñas empresas, en unos países más prósperas, en otros menos, son finalmente las grandes jalonadoras. Las pequeñas empresas se convierten en los proveedores que facilitan todo el éxito de la gran empresa y, a su vez, de los distribuidores que facilitan una operación más competitiva de la gran empresa.

Quiero hacerles unos comentarios sobre algunas ideas que nos deja este Gobierno próximo a terminar, relacionadas con el tema que ustedes han venido tratando en este seminario.

Tema laboral

Primero: ¿depende la formalización de la política laboral? ¿Depende el empleo de la política laboral? Nosotros creemos que Colombia ha adelantado una serie de reformas laborales, que nos llevan a decir que hoy la respuesta es no. Y me voy a referir a algunos de los temas laborales.

Recientemente Colombia conoció un estudio contratado con el Ministerio, del consultor internacional Ernest & Young, que concluyó que nosotros no estamos mal en materia de derecho laboral comparado. Por supuesto, tenemos una seguridad social que es costosa.

Además hay que tener en cuenta lo siguiente: pienso que el país tiene un gran equilibro entre lo que llamaríamos las suficientes garantías de flexibilidad para las empresas y las suficientes garantías de estabilidad para los trabajadores.

Cuando se hacen estos estudios, se ignora que Colombia tiene una institucionalidad bastante peculiar. Nosotros contamos con 900 mil trabajadores vinculados a través de las agencias de empleo temporal. Y con 650 mil trabajadores vinculados a través de las cooperativas de trabajo asociado.

Al inicio del Gobierno dictamos un decreto, un reglamento constitucional para obligar a las cooperativas de trabajo asociado a cumplir con los mínimos de remuneración equivalentes al salario mínimo legal. Y a cumplir también con las afiliaciones a la seguridad social de sus asociados y con el pago de los parafiscales. Finalmente el Consejo de Estado declaró inexequible ese decreto.

Luchamos en el Congreso de la República hasta que se aprobó la Ley que cumplió el mismo objeto. No fue fácil. Mientras acudían a la Presidencia los integrantes de las cooperativas de trabajo asociado a defender la figura, las centrales obreras también decían que se había convertido la organización del cooperativismo del trabajo asociado en un gran oponente de la organización sindical.

Logramos una especie de consenso relativo, que se tradujo en la nueva ley. Creemos que es un buen paso, porque, además de exigir el pago de las obligaciones laborales, la afiliación a la seguridad social, el pago de los parafiscales, dice esa legislación que las cooperativas de trabajo asociado no pueden ser intermediarios laborales.

Corresponde ahora a la Superintendencia una rigurosa vigilancia, para que esas cooperativas sean verdaderos prestadores de servicios y no intermediarios laborales.

Otras instituciones bien importantes en Colombia. El doctor Darío Montoya como Director del Sena, con el Ministro Juan Luis Londoño (q.e.p.d.), sacaron adelante la reforma laboral del 2002, que introdujo gran flexibilidad al contrato de aprendizaje.

Le quitó su naturaleza de contrato de trabajo, lo redefinió en una naturaleza de contrato de servicios, le eliminaron unos extracostos que habían llevado a que Colombia solamente tuviera 30 mil aprendices. Hoy hay 200 mil.

Pero el año pasado la Dirección del Sena dio un paso adelante: produjo la norma que permite que las empresas, además de tener la obligación de contar con un aprendiz por cada 20 trabajadores, o en su defecto pagar la cuota monetaria con la cual se ha venido alimentando el Fondo Emprender, las empresas también puedan tener un número de aprendices voluntarios, sin techo, indefinido, siempre y cuando no sustituya la nómina.

Veo que ahí hay una gran posibilidad para todas las empresas y para la formalización de la economía. Confieso que si a mí me preguntan, en nuestra visión, cuál es el primer paso que se debe dar en la formalización de la economía, no vacilo en decir: la afiliación de los trabajadores a la seguridad social. Y este tipo de normas lo facilitan, lo permiten.

También quiero referirme al contrato sindical. En Colombia, como en todas las economías del mundo capitalista, se ha venido dando una gran desagregación de actividades empresariales, desagregación que se soporta en la tercerización.

Pues bien, las últimas reformas al contrato sindical anunciadas por este Gobierno el 1° de mayo en Popayán, facilitan mucho más esta figura, que crea condiciones para que las empresas no tengan temor en hacer contratos de tercerización con las propias organizaciones de los trabajadores, y para que los trabajadores se atrevan a dar el salto de pasar del sindicalismo tradicional reivindicatorio, a la organización de los trabajadores participativa, para que las empresas tengan más responsabilidades fraternas con los trabajadores y los trabajadores mayor interés en la sostenibilidad en la competitividad de las empresas.

Creo que al examinar el conjunto normativo en Colombia, uno encuentra que el tema de la formalización, del empleo, de la prosperidad, no depende hoy de la legislación laboral.

Seguridad social

¿Qué ha pasado en seguridad social? Nosotros hemos creado en estos años de Gobierno tres millones 200 mil nuevos empleos. De ellos, la totalidad se han afiliado a régimen contributivo de salud y también se han afiliado a riesgos profesionales. Hasta ahí diríamos que en los nuevos empleos hay un buen camino a la formalización.

¿En qué se han quedado rezagados? El rezago se ha presentado especialmente en la afiliación al sistema pensional. No obstante que se ha dado un gran crecimiento al sumar los trabajadores afiliados al régimen de prima media, más los trabajadores afiliados a los fondos de pensiones, ese crecimiento está por debajo de los tres millones 200 mil empleos creados en este Gobierno. Se ha aumentado el rezago.

También ha habido un crecimiento muy importante en la afiliación a las cajas de compensación, al Sena y a Bienestar Familiar.

Confío que el fenómeno que está ocurriendo en Colombia a partir de la Pila, que tanta dificultad dio en su implementación y en la asimilación comunitaria, va a hacer posible el sueño de que todos los nuevos empleos que se creen en Colombia estén afiliados al Sena, a las cajas de compensación, al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, y por ende a las entidades de seguridad social.

La Pila ha ayudado enormemente. La Pila ha traído simplificación y control de evasión. ¿Qué nos pasaba antes de la Pila? El empresario tenía muchos más trámites y más posibilidades de evasión.

¿Muchos más trámites por qué? Porque tenía que hacer una declaración y un pago para régimen contributivo de salud, que se podía multiplicar en número de EPS que afiliaran a los trabajadores de la empresa determinada.

Algo semejante ocurría en pensiones. Además un pago para el Sena, Bienestar Familiar y las Cajas, y otro pago para riesgos profesionales. Hoy hay una declaración y un pago.

Creo que esto simplifica y también corrige evasión. Cuando hay una declaración, cuando hay una declaración unificada, ya no es posible tener un salario para declararlo frente al sistema pensional, y uno inferior para declararlo frente al régimen contributivo de salud, que era muy frecuente.

Si el trabajador estaba ganando un millón de pesos, entonces en el sistema contributivo de salud lo ponían en el mínimo que exigiera la ley. Nuestro Gobierno ustedes saben que para los trabajadores independientes redujo la base de afiliación de dos salarios mínimos a un salario mínimo. Pero eso es un tema también importante para ayudar en la formalización. Pero siempre desde que adoptamos la Ley 100 la base de afiliación del trabajador subordinado ha sido un salario mínimo.

¿Entonces qué ocurría? Ganaba dos salarios mínimos: si estaba en los fondos de pensiones, el trabajador vigilaba para que se le declarara el salario por dos salarios mínimos. Porque como el sistema de capitalización individual define que la pensión estará en función de los aportes, los rendimientos, y la garantía de pensión mínima, el trabajador que está afiliado al sistema de capitalización individual es celoso y vigilante de que no haya evasión.

¿Pero qué ocurría? No lo evadían en el sistema pensional, pero sí en la salud. Entonces en la salud se daban muchos casos donde el trabajador de millón de pesos, siguiendo con nuestro ejemplo, lo ponían como trabajador de salario mínimo. Hoy con la unificación hay que declarar la misma base salarial para todas las obligaciones.

¿Qué nos queda pendiente? Nos queda pendiente el formulario de afiliación única. Se está trabajando en él. Es una de las tareas adelantadas que deja el Gobierno. Y estoy seguro de que el nuevo Gobierno va a continuar con el formulario de afiliación única, porque se ha discutido bastante con la Comisión Nacional de Competitividad, en la cual se ha hecho muy buena agitación de caminos para la formalización.

Ese formulario de afiliación única a la seguridad social, electrónico, debería estar listo para principios del año 2011. Y va a facilitar mucho la afiliación de las pequeñas empresas al sistema de seguridad social.

Ustedes han examinado en estos días también las normas de gradualidad, lo que se hizo al reglamentar la Ley 590 de 2000. Ya hay un buen número de empresas que se han acogido a ese reglamento.

Inicialmente yo era escéptico, pero vemos que ha servido. Ustedes conocen que en el primer año, cuando surge la pequeña empresa, hay obligación de pagar un 25 por ciento de los parafiscales, gradualmente, para llegar el cuarto año a pagar el ciento por ciento.

Pienso que las sociedades por acciones simplificadas también son un buen paso. Viceministra: ¿tienen ustedes ya alguna cifra de qué ha pasado con el surgimiento de sociedades por acciones simplificadas?

Viceministra de Desarrollo Empresarial, Claudia Liliana Ramírez: Tenemos un acumulado, desde enero de 2009 hasta la fecha, de 32 mil empresas creadas bajo este nuevo régimen.

Formalización de la economía y microcrédito

Presidente Álvaro Uribe Vélez: Creo que allí hay una gran posibilidad. Se ha venido planteando ahora por la Comisión Nacional de Competitividad una ley para que las nuevas empresas tengan un impuesto único.

Particularmente creo que ese es un buen ensayo que el país debe hacer. A todo eso hay que abrirle posibilidades. En aquello en lo cual el Gobierno nuestro ha sido opuesto, ha sido en la propuesta que se hizo el año pasado de eliminar los parafiscales. Porque en un país con tantas dificultades, los parafiscales han ayudado a sostener estas empresas tan importantes para la Nación, como son el Sena, Bienestar Familiar y las Cajas de Compensación Familiar.

Creo que hay un antecedente que se puede invocar, para recibir de manera muy positiva la propuesta del impuesto único para las nuevas pequeñas empresas, que es el antecedente del IVA simplificado.

En este Gobierno subimos el techo del IVA simplificado, y se ha multiplicado por cinco el número de contribuyentes. Ahí con el IVA simplificado hemos encontrado un buen camino hacia la formalización.

Pienso que si bien, como decía la doctora María Lucía Castrillón (Gerente de la Corporación para el Desarrollo de las Empresas), no se puede asimilar formalización con pobreza… Creo que está haciendo falta revisar los criterios para calificar la informalidad en la economía, porque uno encuentra muchas empresas pequeñas muy prósperas, y con unos ingresos muy altos, y sin embargo las tienen calificadas como empresas informales.

Si bien hay que revisar todos esos criterios, si bien hay que reconocer que la informalidad no es sinónimo de pobreza, de todas maneras en la medida en que una sociedad vaya avanzando en su ingreso y en su equidad, en la superación de la pobreza, se facilita muchísimo la formalización de la economía.

Hemos hecho un esfuerzo en todos estos años, con uno de los aspectos más críticos en materia de formalización económica: el microcrédito.

Se creó en Colombia el sistema de la Banca de las Oportunidades. Lo ha dirigido Carlos Moya, aquí presente. Ha sido un sistema en el cual han participado todos: bancos estatales y privados, de primero y de segundo piso. Y esa gama tan importante de organizaciones no gubernamentales dedicadas al microcrédito, que es un gran capital social que tiene Colombia.

Muchos países quisieran tener ese conjunto de organizaciones dedicadas al microcrédito. ¿Qué ha hecho el Gobierno? Estimular, reglamentar, proveer fondos, ayudar con garantías.

Nosotros hemos reformado 465 entidades del Estado. Una de las reformadas es el IFI. Le asignamos a Bancóldex la tarea de alimentar de crédito, como banco de segundo piso, a las organizaciones de microempresas.

Hemos pasado en estos años de un saldo de cartera que estaba en 5 mil millones, a un saldo de cartera que hoy está en 518 mil millones. Eso es el saldo que actualmente tiene Bancóldex en la cuenta de las organizaciones de microcrédito que han accedido a esos recursos de redescuento.

El Gobierno ha ayudado muchísimo con el Fondo Nacional de Garantías, con los Fondos Regionales de Garantías que operan bien en muchas regiones de Colombia, con las nuevas reglamentaciones.

Una solicitud que no pudo aceptar el Gobierno nuestro, no estuvimos de acuerdo, fue quitar el techo de usura. Nos parece que cuando todavía la tasa de interés es tan costosa para la pequeña, para la microempresa, es muy riesgoso, desde el punto de vista social, quitar el tope de usura.

Ojalá lo que viene pasando en el país en materia de reducción del horizonte inflacionario de largo plazo, de más confianza para el crédito de largo plazo y de menores tasas de interés, también se refleje en el costo del crédito para la microempresa, que sigue siendo un costo muy elevado.

Cuando estudiábamos la venta del Banco Cafetero, encontrábamos que en algún momento pensamos dejarlo exclusivamente para microempresas. Pero dijimos: poco vamos a hacer con él, porque tiene 280 oficinas, en un país donde hay que hacer una gran presencia allí en lugares donde no hay oficinas bancarias.

Se tomó la decisión de promover los corresponsales no bancarios y eso va bien, los reclaman en muchas partes del país, tenemos más de 5 mil, ha ayudado bastante, ojalá esos corresponsales no bancarios puedan ser potenciados para prestar un mejor servicio en la tramitación de créditos.

En este Gobierno se entregaron casi siete millones y medio de microcréditos. El año pasado se entregaron millón 700 mil microcréditos. Nos habíamos propuesto el año pasado millón y medio, como parte de la política anticíclica.

Creo que el desempleo no creció más en esta crisis de la economía, creo que la economía no decreció más en esta crisis, ustedes saben que a pesar de la crisis tuvimos un comportamiento positivo de 0,4 (por ciento), mínimo, pero si quiera no fue negativo.

Muchos creían que íbamos a volver a los niveles de desempleo de 2000 y del 2002, niveles del 18 por ciento; habíamos reducido el desempleo al 10,7 (por ciento), se nos volvió a situar en el 12 - 12.1 (por ciento).

No destruimos empleo, lo que pasa es que no pudimos crear por la crisis al ritmo que requerimos.

Pienso que esa irrigación de crédito ayudó muchísimo a evitar una mayor catástrofe en el empleo. No obstante, que la tasa de participación pasó del 56 - 57 por ciento al 63 - 64 por ciento.

Celebro lo siguiente: de esos casi 7 millones y medio de microcréditos, alrededor de millón 700 mil corresponden a personas que por primera vez recibieron un crédito institucional.

Fue un esfuerzo que, en compañía de Carlos Moya y de todo su equipo, se hizo semana tras semana en todas las regiones de Colombia: promover que los compatriotas hicieran ese tránsito de la usura, de su mercado negro financiero, al mercado institucional.

Y realmente en estos años crecimos la bancarización del 37 al 57 por ciento. Ese es otro camino de formalización.

Sin embargo, ahí hay una parte buena y una parte mala. La parte buena es haber crecido la bancarización en 20 puntos; la parte mala es que una bancarización del 57 por ciento todavía es una bancarización pequeña; ahí tiene Colombia otro reto inmenso.

¿Cuánto representaba la cartera del microcrédito cuando nosotros llegamos? Si ustedes suman la cartera frente a los microempresarios, frente a las Ong de microcrédito no vigiladas por la Superintendencia, y frente a las entidades vigiladas, esa cartera en el 2002 valía 732 mil millones.

Hoy vale más de 8 billones (de pesos). Cuando uno traduce eso a dólares es una cartera que pasa de 350 - 360 millones de dólares a 4 mil millones de dólares. Pienso que es un salto enorme, bien importante.

¿Cuánto representaba esa artera en el conjunto de la cartera del país? Representaba el uno y medio. ¿Cuánto representa hoy? El seis y medio. Quiere decir que el crédito microempresarial ha ganado espacio en lo que podríamos llamar la gráfica de distribución de crédito por tamaño empresarial en Colombia; ha ganado un espacio.

Y una pregunta: ¿se ha deteriorado la cartera por este esfuerzo de masificación? No. La cartera microempresarial en Colombia sigue siendo una cartera buena.

Otra pregunta: ¿qué nos falta? Fondos de capital de riesgo. Si ustedes me preguntaran: ¿faltantes para formalizar la pequeña empresa colombiana? Yo diría: fondos de capital de riesgo.

Hemos avanzado en el tema de crédito, tenemos el fondo Fomipymes, tenemos el fondo Emprender, pero no alcanzan, hay que avanzar muchísimo en capital de riesgo.

¿Puede ser avanzando exclusivamente con los fondos de garantías? Puede que sea. Puede que haya que crecer fondo Emprender, Fomipymes, ahí hay un camino, creo en la combinación de todas esas soluciones. Diría que tenemos la institucionalidad, pero nos faltan recursos. Es un reconocimiento que hago de temas que nos faltan.

Ahora, por la vía del crédito y los fondos de capital de riesgo se estimula mucho la formalización. Si uno le preguntara al Director del Sena si las empresas que han sido atendidas por el Fondo Emprender tienen o no sus trabajadores afiliados a la seguridad social, todas los tienen.

Y entonces ahí se da lo básico de la formalización. Y como tienen unas obligaciones contraídas con el Estado, por ese apoyo que el Estado les ha dado, pues para cumplir esas obligaciones tienen que ser contribuyentes de la seguridad social, contribuyentes de régimen complementario, recaudadores de IVA, etcétera.

Esos esfuerzos del Estado en capital de riesgo, en fondos de garantías, abren caminos muy importantes de formalización.

Yo quisiera llegar hasta aquí, felicitarlos; sea la oportunidad de agradecer a todas las instituciones que nos han ayudado en estos años en el tema de la microempresa, y a todos mis compañeros de Gobierno: de Bancóldex, del Ministerio (de Comercio, Industria y Turismo), de la Corporación, a Carlos Moya en Banca de Oportunidades, por el esfuerzo que han realizado estos años.

Creo que un país en el cual la cartera del microcrédito representa el 6 y medio de la cartera total, un país que dio el salto de 360 millones de dólares a 4 mil millones de dólares como cartera en poder de los microempresarios, sin deteriorar la calidad, es un país que hizo un esfuerzo, a pesar de todos los esfuerzos que nos hacen falta.

Muchas gracias”.


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