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Junio 03     Versión imprimible

Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez durante el inicio simbólico de construcción de zona franca de servicios de salud en Santander

Floridablanca, Santander, 3 jun (SP). “Muchas gracias. Qué esperanza tan grande le crean ustedes al país con este proyecto, surge de la laboriosidad, de la tenacidad firme del gran pueblo santandereano. El Gobierno que presido les rinde un tributo, porque Colombia va a cosechar las grandes victorias a través de los pasos victoriosos, y este es un paso de victoria. Los felicito de todo corazón.

Qué bueno esta unión entre la Fundación Oftalmológica de Santander y la Universidad Autónoma de Bucaramanga para sacar adelante la zona franca, auspicioso proyecto. Saber que se va a generar tanto empleo en el proceso constructivo y tantas posibilidades de emprendimiento, de ciencia y de empleo, en el momento en que empiece la operación. Los felicito.

Estos proyectos son posibles porque hay instituciones y hombres, seres humanos, instituciones como la Universidad, como la Fundación; seres humanos como Alberto Montoya, el Rector, el doctor Virgilio (Galvis, Presidente de la Junta Directiva de la Fundación Oftalmológica de Santander), las personas que con ellos laboran, en este par de entidades tan importantes para la Patria entera.

Estos productos son posibles porque hoy hay más optimismo en la Patria, porque hemos venido ganando en seguridad. Cuando yo estudiaba en la universidad pública, plantear una política de seguridad era de muy mal recibo, porque se asimilaba a un camino a la dictadura, con un camino al fascismo; creo que se ha presentado una buena evolución de cultura política en nuestros compatriotas.

Hoy grandes mayorías de compatriotas aceptan que la seguridad es un valor democrático y una fuente de recursos. ¡Qué bueno que para la prosperidad de las nuevas generaciones, Colombia pueda remontar todo el camino que aún queda para recuperar plenamente la seguridad.

En 200 años de vida independiente, escasamente hemos tenido 47 años de paz. Las generaciones vivas desde los años 40, no recuerdan un momento completo de paz; la violencia entre los partidos, que al terminar al final de los años 50 fue sucedida inmediatamente por la aparición de las guerrillas marxistas, la reacción igualmente cruel del paramilitarismo, ambos cooptados por el narcotráfico. Y eso le ha le ha traído al país mucha frustración.

Un país con esta capacidad de emprendimiento, como la demuestra el gran pueblo santandereano, un país con un gran sentido profesional, con una gran laboriosidad, con un gran sentido empresarial, con una gran población trabajadora, con capital social.

Hace poco, cuando estábamos en el Foro Económico Mundial, un médico que vino a Cartagena por primera vez, del Hospital Johns Hopkins, de los Estados Unidos, y que se propone adelantar una alianza estratégica con una Fundación médica en nuestro país, me decía que estaba admirado, que nunca había venido a Colombia, que por lo que él había leído de nuestra tragedia de violencia, esperaba encontrar unos colombianos de ceño fruncido, de expresión amargada; unos colombianos enrabiados, y que estaba feliz porque encontraba unos colombianos con una expresión de calidez, unos colombianos apuestos en lo positivo, unos colombianos desprevenidos, unos colombianos alegres. Ese es el gran capital social de la Patria.

Y uno se pregunta: ¿Y eso por qué no ha producido todos los resultados en prosperidad? Creo, apreciados compatriotas, que la violencia ha hecho mucho daño. En un ambiente que dé tranquilidad, estos proyectos se ponen a marchar, se sacan adelante; en un ambiente donde se imponga la violencia, estos proyectos de pronto no pasan de ser ideas, se dificulta muchísimo sacarlos adelante.

Por supuesto, estos proyectos también tienen un segundo elemento que los acompaña: la promoción de la inversión. A mi generación en el discurso político solo se le insistió en el tema de lo social, pero era vedado hablar de la inversión como fuente de lo social; había una especie de división de clases que impedía pronunciar determinados discursos. Creo que otra evolución cultural importante del país, es que las grandes mayorías colombianas entienden que para superar la pobreza, construir la equidad, financiar lo social, se necesita que el país sea capaz de ganar una gran tasa de inversión.

Hemos avanzado en confianza de inversión; la seguridad ha ayudado, han ayudado las políticas de todo orden, la reforma del Estado, la política de los incentivos tributarios, ha ayudado la ley de estabilización que se produjo en el Congreso de la República. Aquí ayudan estas normas.

Esta zona franca tiene la posibilidad de traer todos los equipos que requiere importar, sin arancel y sin IVA; eso le ahorra muchísimo. Los equipos que compre en el país, los puede comprar sin IVA. Una vez empiece a operar, no tiene que pagar IVA. Y si la sociedad que se constituye entre la Universidad y la Fundación es una sociedad comercial, no pagará renta del 33 por ciento, que es la tarifa ordinaria, sino renta del 15 por ciento. Además tienen todo el derecho a suscribir con el Gobierno un pacto de estabilidad en las reglas durante 20 años, lo que da un horizonte de certeza para la inversión.

Estos proyectos apenas empiezan en Colombia. Cuando nuestro Gobierno inició, Colombia tenía 11 zonas francas, hoy hemos aprobado 70, y confiamos que al final de junio y a final de julio, cuando nuestro Gobierno tendrá las últimas sesiones de aprobación de zonas francas, podamos aprobar otras 10.

Pero esto también tiene un gran significado social, las zonas francas tienen unos requerimientos de empleo. Obligan a que para poder mantener los beneficios de zona franca, todos los trabajadores tienen que ser vinculados directamente, sin intermediarios laborales, y debidamente afiliados a los esquemas de seguridad social.

Es que para nosotros, apreciados compatriotas santandereanos, la inversión no es una categoría ideológica, no es un capricho, no obedece a una actitud fundamentalista, es un camino práctico para poder lograr superar los altos niveles de desempleo, para poder superar pobreza, para poder construir equidad. Para que el país vaya pasando de los oficios básicos a los oficios de más agregado tecnológico, que por supuesto incorporan mejores ingresos para todos los colombianos.

Tenemos confianza en que Colombia siga con estos proyectos, apenas están empezando. Ustedes se dan cuenta, doctor Virgilio, señor Rector, doctor Gómez Gómez, apreciados compatriotas vinculados a este gran proyecto, que sacar estos proyectos adelante no es fácil.

Mejoría en indicadores

Concebir decisiones de inversión, convertirlas en proyectos, financiarlas, sacarlas adelante, toma mucho tiempo. En Colombia hemos pasado de ser un país que se dijo que era un Estado fallido, a que ahora lo califiquen como uno de los países que más está avanzando en el mundo en lo económico y en lo social.

La semana pasada nos dijeron que ya era uno de los países que se consideran en un gran milagro económico. Hace poco Naciones Unidas nos dijo que Colombia con Perú es el país que, después de China, más está avanzando en el índice de desarrollo urbano. También hace poco el Banco Mundial nos dijo que Colombia es uno de los países que más está avanzando en el índice de oportunidades. ¿Por qué? Porque la pobreza no se supera de la noche a la mañana. Entonces uno no puede quedarse en la medición de la pobreza de un día, sino que tiene que medir el proceso evolutivo.

El índice de oportunidades dice si un país está o no está en una trayectoria para superar pobreza. Los esfuerzos que Colombia ha hecho en educación, en salud, Familias en Acción, en todos estos proyectos, han permitido que el Banco Mundial diga que Colombia es uno de los países que más se está basando en la oferta de oportunidades para poder superar la pobreza.

Es muy interesante medir el índice de oportunidades, porque por ejemplo cuando se mide en un niñito, entonces ese índice puede decir: bueno, ¿este niñito de cuatro años, de los sectores más pobres, tiene alimentación o no la tiene? ¿Este niñito ya tiene cobertura escolar o no la tiene? ¿Su familia está en Familias en Acción o no está? ¿En el colegio hay nutrición a través de Bienestar Familia? ¿En el colegio hay gratuidad educativa? ¿Sus padres están afiliados al régimen subsidiado de salud? ¿Tiene condiciones para terminar bachillerato? ¿Tiene condiciones para que lo formen en una técnica, en una tecnología? ¿Le están dando posibilidades de acceder a la universidad?

Pero eso toma tiempo. Para que un niñito que empiece en cuatro años de edad, que se le ofrezcan todas las oportunidades que exige el índice de Naciones Unidas, se convierta ya en un joven mayor, que pueda ingresar a la vida laboral o a la vida del emprendimiento exitosamente, y convertirse en un registro de superación de pobreza, eso puede tomar 15 - 18 años.

Entonces por eso no basta con tomar la foto de la pobreza del día, sino el proceso evolutivo y el índice de oportunidades. Y en eso ha venido avanzando la Patria.

Cuando invito a mis compatriotas a preservar la confianza inversionista, lo hago porque escasamente llevamos cuatro años con una alta tasa de inversión, y superar los problemas toma tiempo.

Los chinos llevan más de 20 años con una alta tasa de inversión, y apenas han logrado superar la pobreza para 400 millones, de 1.300 millones de habitantes que tiene la China.

No me canso de repetir ante mis compatriotas experiencias, una de ellas reciente: el dueño de la fábrica de confites más grande de China, le decía al Ministro Luis Guillermo Plata, en mi presencia, que él quiere instalar otra igualmente grande en América, que nunca había pensado en Colombia, y que ahora empieza a pensar en Colombia.

Cuando Colombia empieza a estar allí, en la pantalla del radar de los grandes destinos de inversión, no podemos cerrar esa ventana del computador, hay que mantenerla abierta, visible, incontaminada, fuerte; una ventana con una gran luminosidad, una ventana que definitivamente esté atrayendo para Colombia toda la inversión que se pueda, doméstica e internacional, con responsabilidad social, en lo cual hemos insistido muchísimo en estos años.

Responsabilidad social, que es transparencia en las relaciones entre la inversión y el Estado; que es respeto al bienestar comunitario, por ejemplo, en normas ambientales; que es fraternidad en las relaciones laborales, todo lo contrario al odio de clases, al capitalismo salvaje.

Es muy importante construir esta confianza de inversión, para que los proyectos se vayan madurando, los proyectos vayan llegando, los proyectos vayan saliendo adelante. Yo pienso que este proceso de incorporar tanta fuente de inversión, que va a ser tanta fuente de empleo al país, es un proceso al que hay que darle tiempo, y es un proceso altamente conveniente.

Sé que tenemos dificultades fiscales. El año pasado la Nación dejó de recaudar 10 billones, de lo que aspiraba recaudar, y le cumplimos a las regiones.

En crisis anteriores, nosotros en Colombia, para cumplirle a las regiones al caerse los ingresos del Gobierno central, teníamos que rebajar las transferencias, le incumplíamos a las regiones. En esta ocasión le cumplimos a las regiones, le cumplimos a los departamentos, le cumplimos a los municipios, le cumplimos a las inversiones sociales, le cumplimos a la infraestructura; eso nos quitó la tendencia de reducción del déficit fiscal, ha vuelto a crecer.

Yo creo que hoy es manejable porque es más pequeño que en el pasado, porque el endeudamiento está en 20 puntos sobre el PIB, menos que en el pasado, porque este Gobierno ha desmontado el subsidio al combustible; el subsidio al combustible costaría 3 billones de dólares de no haberse desmontado; y porque hay una gran tasa de inversión en Colombia.

Es diferente enfrentar un déficit fiscal con una tasa de inversión del 12 por ciento, que con una tasa de inversión del 26. Cuando hay una tasa de inversión del 26, que en mi concepto es lo que hay que preservar, la economía supera todos estos ciclos difíciles, y la economía vuelve, a través de la inversión, a despegar con veloces crecimientos. Y eso le recupera y le incrementa los ingresos al Estado, y es lo que permite finalmente que el Estado pueda superar los déficits altos.

Por eso creo que hay que creer en la consecuencia de estos proyectos sobre el fisco, y no dejarse atemorizar para eliminar estos incentivos, que son tan importantes, como lo demuestra este gran proyecto de esta zona franca de salud aquí en el área metropolitana de Bucaramanga.

Si no tuviéramos esta alta tasa de inversión, nos hubiera ido peor en esta crisis de la economía. Nosotros, además de la crisis histórica de violencia, de la crisis internacional, hemos tenido la crisis específica con Venezuela. Nos ha defendido la tasa de inversión en Colombia. El año pasado en América Latina aumentó la pobreza, aquí disminuyó levemente, lo cual es excepcional en crisis, y todavía disminuyó más la pobreza absoluta y hubo un leve mejoramiento del coeficiente Gini de distribución del ingreso.

En otras crisis, asistíamos al incremento de la deserción escolar y universitaria; la Universidad Autónoma de Bucaramanga, todo el gran aparato escolar de Santander, dan testimonio de que a pesar de la crisis siguió aumentando la población escolar y universitaria, no se aumentó la deserción.

En otras crisis, se aumentaba sustancialmente la población sin seguridad social; en esta crisis hemos podido seguir aumentando la población afiliada a la seguridad social.

Es un camino de prosperidad, que se va marcando con proyectos como el de esta zona franca, lo único que resuelve el alto desempleo. El alto desempleo no creo que se resuelva quitando los parafiscales o derogando la reforma laboral de 2002. Creo que el alto desempleo lo resuelve el que el país mantenga un camino dinámico, sostenido, que haga posibles estos proyectos tan importantes como al que asistimos hoy en Bucaramanga.

Acceso a mercados

Y por supuesto, cuando hay una tendencia de seguridad, cuando hay una tendencia de promoción de inversión, hay que acceder a merados. El país hizo una apertura unilateral entre 1989 y 2003, pero solo tuvimos el mercado andino, un acceso insuficiente al mercado mexicano y las preferencias unilaterales.

De ahí que el Ministro Luis Guillermo Plata, el gran promotor de estas zonas francas, haya estado también al frente de la política de buscar mercados: el acuerdo con Mercosur, el acuerdo con Chile, el acuerdo de inversión con Perú, el acuerdo con tres países centroamericanos, el acuerdo con Panamá –en negociación-, el acuerdo con Canadá -superando ya el proceso de ratificación en el parlamento canadiense-, el acuerdo con los Estados Unidos -inexplicablemente congelado en su Congreso-, el acuerdo reciente con la Unión Europea, el acuerdo con China, el acuerdo con India, los acuerdos en procesos de negociación con Japón y con Corea.

Los chilenos, compatriotas santandereanos, los chilenos duermen con pánico esperando un temblor de tierra, pero no se ‘empanican’ cuando pierden un mercado porque tienen muchos. Colombia, con 46 millones de habitantes, necesita tener la posibilidad de acceder a todos los mercados del mundo.

En la medida que nosotros tengamos acceso a más mercados, eso es una señal de confianza, para que vengan más personas de la comunidad internacional a las instalaciones, a hacerse ver del personal médico del personal de esta zona franca que tendremos, Dios mediante, en dos años, a irrigar recursos a través del sector de la salud en el área metropolitana, en la Patria entera.

El acceso a los mercados con este tipo de proyectos está profundamente conectado. Si la ciudadanía de un país ve que ese país tiene acuerdo con otro, y que en ese otro país están ofreciendo unos servicios de salud de alta calidad a un menor costo, esa ciudadanía se entusiasma y dice: voy a buscar servicios de salud a otro país, los voy a buscar en Colombia, los voy a buscar en en el área metropolitana de Bucaramanga.

Y estos acuerdos de comercio hemos procurado que estén caracterizados por lo que llamaríamos el capítulo social de la nueva generación de acuerdos de comercio. El capítulo del respeto a los derechos de los trabajadores, el capítulo del respeto a las normas ambiéntales, el capítulo del respeto a los derechos humanos.

Por supuesto, el acceso a mercados exige innovación productiva; de ahí el esfuerzo que se ha venido haciendo para que los sectores tradicionales de la economía incorporen valor y se desarrollen nuevos sectores de talla mundial.

Uno ve en el tema avícola, que problemas fitosanitarios en el mundo, de transporte, de comercialización, seguramente nos van a llevar a que el mundo vaya sustituyendo, vaya llegando –no voy a hablar de sustitución de huevitos, porque incurriría en un problema-, que el mundo vaya llegando al huevo pasterizado, para mejorar la actual forma de mercadeo de ese producto del sector avícola, y así sucesivamente.

Yo les digo a mis coterráneos, le digo a mis coterráneos: miren, no pensemos que podemos llegar a los mercados a competirles a los chinos co confección básica; hay que llegar con productos de alto valor o con los nuevos productos. Aquí somos muy competitivos en este sector; la alta calidad de la medicina santandereana, sus costos relativamente bajos en el contexto internacional, nos hacen muy competitivos.

Yo sueño con venir a Bucaramanga dentro de unos años y ver que la concesión ya haya transformado el aeropuerto de Palonegro, que definitivamente esté esa calzada, el puente de Flandes, y que la ciudad esté atiborrada de turistas del extranjero buscando servicios de salud en Fosunab (zona franca de la Fundación Oftalmológica de Santander y de la Universidad Autónoma de Bucaramanga.

Educación

Pero también que les digan a esos turistas que mientras los están viendo los médicos, pueden ir por la mañana a pescar y a montar en lancha en HidroSogamoso, volver por la tarde a un gran hotel en Bucaramanga, seguir generando empleo, y al otro día a revisión a una clínica internacional de la mayor calidad. Eso está integrado.

Y todos estos procesos necesitan un gran espíritu científico. Ese espíritu nace de la universidad. Cuánto me agrada a mí que un gran colombiano, Gabriel Burgos, a quien debo gratitud incancelable por haberme acompañado estos años como Viceministro de Educación Superior, le entregue a otro gran colombiano, a mí noble amigo Alberto Montoya Puyana, el certificado de calidad institucional de la facultad de medicina de la Universidad Autónoma de Bucaramanga; eso es un hit bien importante. Poder decir que no solamente están certificados los programas, que no solamente tienen las certificaciones de excelencia, sino que también tienen la certificación de la institución como un todo. Ese es el gran apoyo para el éxito de esos programas.

El país en los últimos 100 años tuvo 120 Ministros de Educación; nosotros hemos tenido una Ministra de excelencia, con un equipo de excelencia, como el Viceministro Gabriel Burgos, con estabilidad, sin interferencia de la politiquería. Y creo que han logrado una gran tarea en estos años.

Un gran principio de Revolución Educativa. Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios, hoy nos estamos aproximando a millón 700 mil. Nosotros atendíamos 60 mil créditos a través del Icetex, hoy hay 300 mil 15 usuarios. Es una de las 465 entidades reformadas en las reformas contra la corrupción y la polítiquería, hoy no necesitan una recomendación política para un crédito; pueden acceder a ese crédito a través de Internet.

Colombia, diría, que en Murillo Toro y en otros ciudadanos ha tenido grandes pioneros de las comunicaciones. Los colombianos apreciaremos, a medida que pase el tiempo, la labor de esa gran Ministra de Comunicaciones, Martha de De Hart, que transformó el sector de las comunicaciones en Colombia, para que ese sector le pueda prestar un gran apoyo a una permanente revolución educativa de nuestra Patria. Ahí se va integrando todo.

Infraestructura

Y por supuesto, necesitamos infraestructura. Aquí hemos avanzado un poquito, es mucho lo que queda. Yo aspiro poder tener confianza con el nuevo Presidente de Colombia, y la estoy begrando a conseguir, estoy bregando a conseguirla, queridos amigos, porque voy a ser conchudo con el nuevo Presidente de Colombia. Para no molestarlo después del 7 de agosto, lo voy a molestar en el empalme. Y le voy a dejar unas deudas, y le voy a decir: ‘Yo no le voy a dejar deudas de parranda ni de restaurante; yo le voy a dejar deudas que son compromisos del alma con mis compatriotas’.

Y cuando le pase, le digo: ‘Hombre, Presidente, excúseme, yo le tengo que contar una cosita: este trabajo siempre exige superar muchos problemas, camine le entrego una boletita donde le voy a consignar las deudas con los santandereanos’. Le voy a decir: ‘Por allá en los últimos viajes a Bucaramanga, me recordaron que la doble calzada no podía llegar sino hasta Lebrija, sino que hay que bajarla hasta la presa, hasta la presa de HidroSogamoso y hasta Barrancabermeja.

Y apenas pude hacer dos contratos grandes, pero que no van a ser suficientes para la doble calzada Cúcuta-Bucaramanga, uno de Cúcuta-Pamplona, y otro que empiece en Bucaramanga, por unos 350 mil millones.

Le voy a decir: ‘Presidente, yo le dejo esas deuditas, pero sé que usted las va a pagar, por el bien de Colombia y por el bien de Santander, trabajando de buena fe, con amor a la Patria’.

Apenas el nuevo Presidente de Colombia me diga: ‘Pero usted me deja todas esas deudas, ¿y con que las voy a pagar?’. Le voy a decir: ‘No se preocupe, Presidente, no se preocupe, que ahí van quedando caminos que facilitan ese trabajo. Esos contratos los hemos adjudicados con honradez, con transparencia, en audiencia pública’.

Ecopetrol valía, cuando empezó el Gobierno, 13 billones, ahora me dijeron que vale 120. Le dije al Director de Planeación: ‘No vuelva a hablar de eso porque se lo arrebatan’. Ecopetrol es hoy, creo que después de Petrobrás, la empresa petrolera que más vale en America Latina.

Y entonces le voy a decir al nuevo Presidente: ‘De pronto, Presidente, si le queda pesada la carga de esta deuda que le dejo, si usted lo tiene a bien y el Congreso, vendan un poquito de Ecopetrol para poder pagar toda esta deuda de infraestructura con la comunidad santandereana’.

Hemos podido hacer un poquito, no mucho, pero lo hemos hecho, con afecto, con amor a Colombia, con compromiso con esta tierra.

El doctor Horacio Serpa, el Gobernador de Santander, me ha hecho recordar todos estos años el inmenso compromiso mío con Santander. Y hemos tratado de honrarlo, pero sé que es mucho más lo que falta que lo poquito que se ha podido hacer.

Confío que Colombia pueda seguir respondiendo frente a todas estas urgentes necesidades, aplazadas en esta gran tierra santandereana.

Por eso, como dice el himno de Santander, ni un paso atrás, apreciados compatriotas, sigamos trabajando por esta Patria.

Salud

Doctor Virgilio, creo que el Congreso nos va a aprobar esos recursos de la salud. Falta un poquito. Pero, mire, ya no va a haber que darle un millón de pesos al año para pagar la politiquería en las clínicas del Seguro Social; ahí hay un gran ahorro. De pronto se puede llegara a un acuerdo con las cajas de compensación para dedicar un punto de los cuatro, acabar de cerrar la financiación de la salud. Y claro que nos hace falta dinero.

Es que hemos pasado en estos años de tener 23 millones de colombianos asegurados, a tener 43 millones.

Cuando empecé la Presidencia, esta tierra santandereana tenía 500 mil afiliados a la seguridad social, al Régimen Subsidiado. Hoy Santander solamente tiene más de un millón cien mil afiliados, y eso cuesta.

Un país ya con 43 millones de afiliados, llegando a la plena cobertura, un país de 4 mil dólares de ingreso per cápita, que ha mejorado más la salud proporcionalmente que los Estados Unidos, un país con más de 40 mil dólares de ingreso per cápita, es un país que tiene que hacer un gran esfuerzo para avanzar en la salud.

A mí me gusta mucho, doctor Virgilio, ver cómo empezó nuestro trabajo por la salud en Santander, y cómo termina.

Cuando llegamos, estaba al borde de desaparecer el hospital Ramón Gonzalez Valencia, se hizo la reestructuración, se financió, salió adelante. Lo mismo se hizo con un gran porcentaje de la red hospitalaria de Santander.

Ahora: esas reformas hay que cuidarlas, hay que estarlas revisando todos los días, mejorando. Y ahora cerramos, gracias a la Providencia, estos ocho años de Gobierno, asistiendo a la generosa invitación que ustedes nos hacen para ser testigos del inicio de las obras de este gran proyecto, que honra a Colombia y que lo debemos al empuje de los santandereanos.

Los felicito. Muchas gracias”.

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