Bogotá, 29 jun (SP).“Acudimos a este acto hoy con la mayor intensidad en las fibras del patriotismo. Qué bueno que ahora en las vísperas del 20 de Julio, cuando habremos de conmemorar los 200 años del Grito de Independencia, continuemos con estas actividades que empezamos hace dos años, cuando al conmemorar los 200 años de la muerte del sabio (José Celestino) Mutis, en Mariquita (Tolima), se definió que se debería activar toda esa ruta de Mariquita y convertirla en una gran ruta de turismo histórico y cultural.
Y qué bueno que después de que nosotros dijimos que el 20 de Julio no podía seguir siendo una fecha pasiva para los colombianos, mucha gente salía a pasear aprovechando el festivo, pero se estaba perdiendo el entusiasmo para enseñarle a los niñitos lo que significa el 20 de Julio, para reflexionar sobre la Patria.
Yo creo que eso ha empezado a recobrarse cuando tomamos la decisión de llevar el desfile militar al Archipiélago (de San Andrés y Providencia).
Y aquel día en el Archipiélago dijimos: ‘Y con la ayuda de Dios dentro de un año –dijo usted, general (Freddy) Padilla- en Leticia, pero con un gran concierto nacional’.
Y cómo ha venido creciendo ese concierto nacional. Empezó en Leticia, siguió en Tame (Arauca) y este año tiene que batir todo el récord, teniendo como epicentro la Plaza de Bolívar (en Bogotá), donde está la Casa del Florero.
Y también hubo aquella bella idea, que nuestras Fuerzas Armadas hagan una representación de lo que fue la gesta de los Llanos (Orientales) al Puente de Boyacá, y se hizo esa cabalgata hace un año, que nos dejó un intendente asesinado, que hace parte hoy de la lista de los héroes de la Patria.
Jamás podremos olvidar aquel Consejo Comunitario de Pisba (Boyacá), cuando esperamos que llegaran allí nuestros compatriotas que estaban en esa representación. Iban aquel día encabezados por el señor general (Edgar) Vale y el señor general (William) Pérez, y cuando yo vi que los caballos llegaron sudorosos y pasados, yo les miraba los hijares y los veía con mucha agitación, y los veía con asoleo y los veía bastante juagados.
Me preguntaba: ¿Y entonces qué sería hace 200 años, que había menos alimentación para los caballos y de pronto una genética menos fuerte? Estaban muy sanjuaneados ahora hace un año, ¿cómo sería hace 200 años?
Y llegaron nuestros hombres, sudorosos y con alguna palidez. Y pensaba yo: ¿Y cómo sería hace 200 años?
Y pensaba: ¿Cómo hubo alimentación para ese ejército, aclimatamiento, si a uno pasar de un aire acondicionado a una temperatura amable le produce un gripa que lo obliga a tomar antibióticos 10 días? ¿Cómo sería para los soldados de la Patria subiendo de Tame a Pisba y después bajando al Puente de Boyacá?
Hay que pensar en todo esto, en las odiseas de la Patria, y estas representaciones han ayudado muchísimo, muchísimo.
Yo creo que el principio científico nacional se da con Mutis, por eso qué bueno en un país que tiene que entusiasmarse por la ciencia –que lo viene haciendo- ver allí donde se juntan la ciencia, la historia y la cultura, y que este Bicentenario le deje a los colombianos una ruta para siempre, un camino obligado que lo tengan que recorrer las escuelas, las familias, los visitantes internacionales, un camino obligado en las rutas de la cultura y de la ciencia del mundo, un camino obligado en la ruta del turismo ecológico, esa Ruta.
Yo le rogaría –no está hoy el Alcalde de Honda, pero he estado conversando con él en estos días, le cumplimos con un aporte, creo que es de 18 mil millones para proteger el centro de Honda muy amenazado por el río Gualí- entonces le rogaría a la señora Ministra (de Cultura, Paula Moreno), a la señora Consejera del Bicentenario (María Cecilia Donado) anotar eso en los aportes del Bicentenario: la protección del centro.
El Alcalde incluso me invitó para que lo acompañara en estos días para poner la primera piedra en las obras, porque el dinero, el aporte del Gobierno Nacional está aprobado, desembolsado, y yo no alcanzo a ir.
Sería bueno que ustedes, señora Ministra, señora Consejera, miraran a ver quién va, y Helena (Bermúdez, Secretaria Privada de la Presidencia) que alguien del Ministerio del Medio Ambiente, porque eso es muy importante: proteger ese gran centro histórico.
Se nos acaba la Ruta si dejamos destruir esa belleza, que es el centro histórico de Honda, bien amenazado por el río Gualí.
Y qué bueno que vayamos a tener ahora también el recuerdo de la Ruta de la Libertad en el tramo de Boyacá
Qué bueno que vayamos a tener el recuerdo de la gesta comunera.
Voy a escribir unas líneas para el informe del 20 de Julio del Congreso (de la República) rescatando esta tesis en la cual he venido pensado mucho, y quiero someterla al examen riguroso de los historiadores:
En la fundación del Estado de Derecho, que es el Estado que somete al gobernante a la ley externa, la historia de la humanidad reconoce la carta de Juan sin Tierra en Inglaterra, a principios del segundo milenio, pero yo creo que hay que incorporar a la gesta del Estado de Derecho a los comuneros.
Porque ¿cuál era la propuesta esencial de los comuneros? El monarca no puede derramarnos arbitrariamente impuestos, necesitamos participar en la definición de esos impuestos.
Y eso es muy parecido a lo que se había presentado 600, 700 años antes en Inglaterra. Yo creo que es otro paso trascendental en el camino de construcción del Estado de Derecho.
Qué bueno reivindicarlo, reivindicarlo en este momento de la historia.
Yo voy a ver cómo escribo unas líneas sobre el tema para el informe al Congreso de la República del 20 de Julio, lo que representa la Revolución Comunera en el recorrido histórico de formación del Estado de Derecho.
Y qué bueno reivindicar la Ruta de Ocaña ¿Por qué esa convención? ¿Por qué Ocaña? Lo único que sé es que fue una Ley de 1827 la que definió que fuera Ocaña (Norte de Santander) ¿Por qué se definió Ocaña? Yo no lo sé. El señor (José Eusebio) Caro todavía era muy joven.
Alguno de los historiadores nos debería ayudar ¿Por qué se definió Ocaña?
Asistente: Presidente, buenos días. Porque Ocaña a la vez estaba lo suficientemente apartado de todas las tribulaciones que estaban pasando en Santa Fe, pero estaba también en una ruta importante que venía desde Venezuela a conectar con el río Magdalena.
Presidente Álvaro Uribe Vélez: Hay que indagar algo más, porque sí, está bien, cuando al Libertador lo derrotan en lo que podríamos llamar la primera batalla de la independencia en Venezuela, que él llega a Cartagena a pedir refuerzos ¿y en Cartagena quién lo recibe? ¿Manuel Rodríguez Torices? si la memoria no me falla, y él empieza a armar ese nuevo ejercito, y se viene a Tenerife (Magdalena) y a Mompox (Bolívar), y va subiendo por el río a Gamarra (Cesar) y de ahí se va por el camino de Ocaña (Norte de Santander) y llega a Cúcuta.
Yo no sé si en ese recorrido vino a Tunja o no, pero lo cierto es que las provincias unidas que estaban reunidas en Tunja, bajo la presidencia de don Camilo Torres, le dieron apoyo.
Yo no sé si el alcanzó a venir hasta Tunja en ese momento para recibir ese apoyo o fue a distancia, porque el recorrido que narran los historiadores habla de ese camino: Cartagena-Tenerife–Mompox–Gamarra–Ocaña.
Y se habla del apoyo que le dan las provincias unidas que estaban reunidas en Tunja, pero yo no he encontrado en los libros de historia la certeza de que en ese momento el Libertador haya venido hasta Tunja a recibir ese apoyo. Lo cierto es que sí lo recibió. Y entonces sigue a Cúcuta, y la campaña va muy bien, se le llama Campaña Admirable, pero termina nuevamente derrotado en Venezuela. Son momentos muy difíciles,
Ahora, ahí hay una circunstancia que vincula a Ocaña.
Y la otra es la de las señoras Ibáñez: Bernardina y Nicolasa.
¿La señora del capitán de la Independencia que murió en la Guerra es Bernardina o Nicolasa?
Es Bernardina, no. Yo creo que el capitán muere en una batalla en los alrededores de Cúcuta, y ella queda viuda jovencita, y Nicolasa acompañó al general Santander.
De Nicolasa se dice que fue la que le pidió al general Bolívar que no fusilaran al general Santander, que le dieran libertad, que ella incidió mucho para que le conmutaran la pena por el exilio.
De Nicolasa se dice que fue quien cuidó los bienes, yo diría que también la honra del general Santander, mientras el general Santander estuvo en el exilio.
Las dos son muy importantes en la historia de la Patria. Nacidas en Ocaña ¿Tiene que ver eso con la Convención?
La verdad es que es muy importante definir por qué se hizo en Ocaña, por qué no asistió el Libertador.
Ahora, yo creo que la convención finalmente es más importante por las proclamas que nos deja el Libertador, que por los propios resultados de la Convención, que la Convención terminó en un fracaso. Fue un hito en la serie de fracasos que nos condujeron, por las rencillas internas, a la desintegración de la Gran Colombia.
Entonces algunos dicen: ‘La Constitución decía que el Libertador como Presidente no podía ir a la Convención de Ocaña’. Otros dicen que él se auto restringió.
Pero se ubicó en Bucaramanga, y cuando va haciendo el recorrido de Bogotá a Bucaramanga le informan de la rebelión en Cartagena –supuesta rebelión, otros hablan que no fue rebelión, que fue una rencilla entre dos personas- y ordenan traer preso al almirante (José Prudencio) Padilla, el héroe de la única batalla naval de la Independencia, que fue la batalla de Maracaibo (Venezuela).
Y el almirante Padilla llega preso a Bogotá, y lo fusilan acusándolo de ser partícipe de aquel atentado contra el Libertador en la noche del 25 de septiembre de 1828, pero muchos textos de la historia dicen que él no participó en ese atentado, que ese fue un fusilamiento sin causa.
Y Luis Perú de Lacroix, escribe ese bellísimo libro que se llama el Diario del Libertador en Ocaña.
Como no va a Ocaña, el Libertador diría yo que una de las pocas temporadas de medio reposo es la temporada de Bucaramanga.
La historia dice que donde él reposó definitivamente fue en una casa de campo donde había vivido (el general) San Martín, cerca de Lima (Perú), que ahí tuvo un tiempo de reposo. Yo no recuerdo cómo se llama esa casa, es bastante mencionada en la historia, y parecería que esos días de Bucaramanga también le permitieron tener unas tertulias reposadas.
Y el libro de Luis Perú de Lacroix deja enseñanzas y también es muy agradable.
Por ejemplo una noche empiezan a hablar con el Libertador: ‘¿Cómo califica usted, Libertador a los generales?’
Y dice: ‘Los mejores son los que son buenos en el campo de batalla y buenos en la oficina; los segundos son los que son buenos en el campo de batalla y malos en la oficina, y los peores los que siendo buenos en la oficina son malos en el campo de batalla’.
En el liderazgo contemporáneo hay que estar es en el campo de batalla, en la calle, en el contacto con los ciudadanos. Hoy hay que gobernar con el celular y con la ciudadanía.
La política de orden público tiene que ser en la calle.
La verdad es que las oficinas deberían ir quedando en este momento de la historia, cuando tenemos un teléfono chiquito en un bolsillo que nos permite comunicarnos con todo el mundo, las oficinas deberían ir quedando de reliquias.
Yo creo que va a ver que escribir un libro sobre liderazgo diciendo: ‘Líderes a la Calle’, y empezarlo con lo que decía el general Bolívar en aquellas noches de las tertulias de Bucaramanga.
Y también dice Luis Perú de Lacroix, destaca las habilidades del Libertador para la doma y el manejo de los caballos, y su agilidad. Paraba el caballo aquí, él tomaba una distancia, se impulsaba, saltaba, ponía las manos en el anca del caballo y no quedaba en el lomo ni en la nuca, sino que el Libertador pasaba por las orejas y la cabeza del caballo y salía adelante.
De una agilidad y de una fuerza el Libertador ¡Qué centauro era el Libertador!
Pero también el Libertador empieza en esas tertulias de Bucaramanga a corregir leyendas, porque habían dicho que el Libertador se había atravesado el (río) Orinoco a nado con las manos atadas y él dice: ‘No, no, no exageren tanto, no exageren la nota’.
Parece que llegando en una de las campañas del Orinoco, vieron una patrullera atracada a 150 metros y con algún oficial del Ejército que era un hombre corpulento, con fama de muy buen nadador, apostaron para llegar hasta la patrullera.
Dice el Libertador que se amarró una mano y llegó a la patrullera, que estaba a 150 metros, pero que le ganó el oficial del Ejército, que era bastante corpulento, bastante fuerte y un gran nadador.
¿El Libertador se amarró las dos manos o una, mi General? Una
¿El oficial se amarró las dos manos? Bueno.
Ah, él iba con las dos manos y el Libertador con una sola.
Es bien importante mirar todo eso.
Lo que escribe el Libertador con destino a la convención de Ocaña hay que leerlo, es muy bello.
Por ejemplo la mejor apología, la mejor definición de por qué la Fuerza Pública, lo escribe el Libertador desde Bucaramanga, dice, en un mensaje que le envía la convención de Ocaña: ‘Considerad, legisladores, que la energía de la Fuerza Pública es la salvaguardia de la flaqueza individual, es la amenaza que aterra al criminal y es la esperanza de la sociedad’.
Bellísimo eso.
Y más adelante en el mismo mensaje les dice: ‘Considerad, legisladores, que sin fuerza no hay virtud, y sin virtud perece la República’.
Yo creo que esas dos o tres frases de ese mensaje deberían estar inscritas en las puertas de entrada de los cuarteles de la Patria, señores generales.
Por qué no antes del 7 de agosto ayúdenme que en alguna institución militar o policiva de Colombia, en su puerta, esté grabada en unas letras sencillas pero visibles, esa frase tan bella del Libertador: ‘Considerad, legisladores, que la energía de la Fuerza Pública es la salvaguardia de la flaqueza individual, la amenaza que aterra al criminal y la esperanza de la sociedad’.
Y más delante el mismo mensaje dice: ‘Sin fuerza no hay virtud y sin virtud perece la República’.
La fuerza transparente de las Fuerzas Armadas de Colombia, es la garantía de la virtud.
Es un momento para pensar sobre todo esto que sucedió en aquellos episodios de nuestra historia”. |