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Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez en la clausura de ‘Colombia Compite 2010’

Bogotá, 19 mar (SP). “Permítanme hacer una referencia a este gran esfuerzo que ustedes han realizado, no sin antes agradecerles inmensamente y felicitarlos.

Es un esfuerzo que empieza a mostrar perseverancia, sostenibilidad. No fue flor de un día, sino que se ha venido consolidando. Y permítanme ubicarlo en lo que el Gobierno piensa es un programa de generación de empleo, de prosperidad para nuestro país, de crecimiento.

Los años 2003-2007 tuvieron en la economía colombiana un alto crecimiento y también una gran disminución del desempleo. A mitad de 2008 empezamos a sentir los efectos de la crisis internacional. No obstante que pudimos seguir generando empleo, que no destruimos empleo, el empleo generado fue muy inferior a las necesidades del país, y entonces perdimos la dinámica que traíamos en disminución del desempleo.

Lo que sí queda claro entre los años 2003 y 2007 es que un alto crecimiento de la economía se constituye en el gran motor de generación de empleo, de disminución del desempleo. Pienso que el tema no depende de más reformas laborales, no depende de reformas laborales que les creen dificultades a los empresarios o que les quiten beneficios a los trabajadores.

Las sucesivas reformas laborales de Colombia, la Ley de 1990, la Ley Laboral de nuestro Gobierno, han logrado en Colombia un relativo equilibrio en las normas laborales. El año pasado se intentó, por parte de algunos congresistas, desmontar la Reforma Laboral de 2002, que porque no había ayudado en la generación de empleo.

Uno se pregunta qué habría sido del tema del empleo en el sector turístico, en el sector hospitalario, en el sector de los almacenes de cadena —que tienen que trabajar de día y de noche, domingos y festivos-, de no haber sido por esa reforma. Y qué habría sido de la necesidad de crecer en Colombia el aprendizaje a través del Sena y poder disponer de recursos para fondos, como el Fondo Emprender, de no haber sido por esa reforma.

Por fortuna, las mayorías del Congreso evitaron que se echara para atrás esa reforma. Pero también el Gobierno ha sido claro que lo que se propone desde el punto de vista opuesto no es solución: la eliminación de los parafiscales. Estudios como el del profesor Jesús Botero, de Eafit (Escuela de Administración Finanzas y Tecnología), demuestran que solamente se generarían 200 mil puestos de trabajo por una sola vez y que no resuelve problemas estructurales que hay que resolver en Colombia para eliminar los altos niveles de desempleo.

Nosotros ubicamos el tema como un resultado de la combinación de seis elementos: seguridad, promoción de la inversión, acceso a mercados, innovación productiva, una permanente revolución educativa y el desatraso en infraestructura.

Voy a hacer unos comentarios sobre cinco temas y al final uno sobre seguridad. Les pediría a ustedes que vayan revisando en su memoria un recuento de la historia de Colombia para que conjuntamente, al final de esta intervención, hagamos el ejercicio de tratar de contabilizar en cuántas ocasiones la violencia ha frustrado la prosperidad colectiva en nuestro país.

Inversión y estímulos

El tema de la promoción de inversión ha sido énfasis de este Gobierno. Nosotros, en el propósito de construir confianza en Colombia, hemos venido trabajando la recuperación de la seguridad, la promoción de la inversión y la ampliación de las coberturas sociales.

En estos años el país ha pasado de una tasa de inversión del 12, 14 por ciento, años pico del 16 (por ciento), y llevamos ya cuatro años con una tasa de inversión superior al 25 (por ciento). Al mirar América Latina el año pasado y ponderar el sector público y el sector privado, Colombia tiene la tasa de inversión más alta de la región, en el 25.3 (por ciento); en el Brasil estuvo entre el 16 y el 17 por ciento.

Al mirar la Inversión Extranjera Directa, mientras en el mundo el año pasado cayó en un 29 por ciento, Colombia tuvo su segundo año récord. Antes nos movíamos en un rango entre 400 y 2 mil millones de dólares de Inversión Extranjera Directa. En los últimos años, 8 mil 500, 6 mil 500, 9 mil 78; año record 2008, 10 mil 570; el año pasado —sin incluir la subcuenta de compensación de diciembre- 9 mil 530 millones de dólares inversión extranjera bruta en nuestro país.

Algunos colombianos dicen ‘bueno, pero con esa tasa de inversión tan alta ¿por qué todavía tenemos altos niveles de desempleo y de pobreza?’ Por muchas razones. Déjenme referir a dos: a esto hay que darle tiempo. Y segundo, el desempleo nuestro no es porque hayamos desocupado capacidad productiva, sino porque no hemos instalado la suficiente capacidad productiva.

China desde la llegada de Deng Xiaoping registra una tasa de inversión alta, se convirtió en el mayor captador de inversión extranjera en el mundo. Años entre 57, 58 mil, 70 mil millones de dólares de Inversión Extranjera Directa, continuamente. Pero en 20 años solo han reivindicado de la pobreza 400 millones, de una población total de mil 300 millones.

A esto hay que darle tiempo. Por eso a mí me preocupa cuando algunos dicen ‘quiten los estímulos a la inversión, los tributarios, que eso no ha servido’. ¿Cómo que no ha servido? Ha tenido una influencia determinante en la elevación de las tasas de inversión, en la instalación de capital físico y de capital humano en nuestro país.

Hay que darles tiempo. A mí me preocupa que se confunda en Colombia el estímulo a la inversión, desde el punto de vista tributario, con lo que algunos llaman gabelas a los ricos. El país, que necesita acelerar la construcción de capital físico y de capital humano, tiene que darle un tratamiento diferente al contribuyente que invierte, que aquel que se le da al contribuyente que no invierte. Nosotros creemos que es fundamental en la tributación el tema de los estímulos a la inversión y el tema de los contratos de estabilidad; que den una garantía de largo plazo al inversionista.

Hace no muchos meses, un ciudadano extranjero nos decía al Ministro Plata (Luis Guillermo Plata, Ministro de Comercio, Industria y Turismo) y a mi, que había instalado en China la fábrica de confites más grande del mundo; que jamás había pensado en Colombia, que antes lo único que conocía de Colombia era una noticia de violencia y que ahora que necesita escoger un país en América para instalar una sucursal de esa fábrica, está pensando en Colombia.

Tomar decisiones de inversión en nuestra Patria no es un fenómeno que se dé de la noche a la mañana; requiere tiempo. Colombia apenas empieza a aparecer con fuerza en la pantalla del computador mundial de destinos de inversión. Por eso hay que poner mucho cuidado para que esas medidas que se toman para estimular la inversión, persistan; que se mejoren, pero que no se desmonten. Las decisiones de inversión toman tiempo, los procesos de inversión exigen tiempo para poder madurar.

Cuando uno ve un fenómeno como el desempleo de Estados Unidos o el que se presentó en Argentina en la crisis de 2002, encuentra que es un fenómeno que deja ociosa un alto porcentaje de la capacidad productiva instalada. Entonces, cuando se va recuperando la demanda hay más rapidez para recuperar el empleo, porque basta con volver a proveer de empleo la porción de capital, la porción de capacidad productiva instalada que quedó ociosa.

En nuestro país toma más tiempo, porque nosotros estamos es en un proceso de instalación y modernización de capacidad productiva. Creo que hay una diferencia que hace entender por qué en esos países que ya tienen esa capacidad instalada, la recuperación del tema del empleo es más veloz que en medios como el medio colombiano.

Si a mí me preguntaran ¿y para mantener en el largo plazo la tasa de inversión? Diría, por supuesto, la seguridad, los estímulos, el buen manejo de la economía, no tener dudas políticas.

Restricción a la iniciativa privada

A mi generación la formaron en la idea de que había que resolver lo social, pero nunca nos formaron en la idea de que lo social necesitaba una fuente de recursos que es la inversión. Tarde nos tuvimos que dar cuenta que sin una gran promoción de la inversión es imposible obtener los recursos para poder superar pobreza, para poder financiar las coberturas sociales.

América Latina ha vivido unos extremos muy peligrosos: o la eliminación del Estado o la eliminación del sector privado. Hay que tener mucha personalidad para que eso no nos contamine.

La eliminación, la restricción de la iniciativa privada que se da en países de América Latina, no es la primera vez que ocurre. Y en las ocasiones anteriores fue desastrosa.

Basta mirar los procesos estatizadores del Brasil, a partir de 1930; la Revolución Boliviana de 1950, la Revolución de (Juan) Velasco Alvarado en el Perú, el colapso de Unión Soviética, de la China de Mao Tse Tung, la caída del Muro de Berlín, sobre lo cual los historiadores todavía no nos han dado suficientes respuestas, sí parece tener un fenómeno común, una causa determinante: el rezago en calidad de vida por la obsolescencia de los sectores productivos, por la adopción del monopolio de producción estatal, por el marchitamiento de la iniciativa privada.

La iniciativa privada, su falta, crea muchas perturbaciones. Por rico que sea un país en recursos naturales, por capacidad que tenga para subsidiar a sus ciudadanos por la venta de recursos naturales, si marchitan la iniciativa privada tarde que temprano llega al fracaso.

La falta de iniciativa privada elimina la creatividad, apereza los pueblos, por supuesto, elimina la voluntad de desarrollo científico. Yo diría que este no es un tema de fundamentalismos ideológicos, sino algo más profundo; tiene que ver con el progreso de la calidad de vida del ser humano, con la disciplina del trabajo, con la evolución científica de la humanidad.

Mantener una férrea voluntad política a favor de la iniciativa privada es un presupuesto necesario de nuestra Patria en este momento donde en otros países de América Latina se restringe la iniciativa privada.

Por supuesto, eso tiene contraprestación, la responsabilidad social. Promoción de la inversión con responsabilidad social que es transparencia de la relación de la inversión y el Estado en la tributación, en la contratación, en la solución de disputas.

Responsabilidad social

Responsabilidad social en un país que aumenta su producción de minerales, de actividades extractivas en crecimiento, es observancia rigurosa de las normas ambientales. Responsabilidad social en un país que ha sufrido la violencia es disposición a crear fraternidad laboral en las relaciones entre empleadores y trabajadores, por oposición a aquello que debemos rechazar, a relaciones conducidas por el odio de clases o por capitalismo salvaje.

Responsabilidad social es darle al capital el concepto de factor de construcción de riqueza social, no de generador de olas especulativas.

Creo yo que la determinación política, la responsabilidad social, el manejo macroeconómico, la seguridad, los estímulos tributarios, las normas como la norma de estabilidad, son fundamentales para que el país pueda convertir esto que ha sido un mejor crecimiento de la inversión en el corto plazo, continúe consolidándose hacia el largo plazo y produzca sus efectos benéficos sobre el nivel de vida la superación de la pobreza y su presupuesto, que es la generación masiva de empleo de buena calidad.

Entonces, hay seguridad y hay promoción de la inversión. ¿Qué más se necesita? Creemos nosotros acceso a mercados.

Los inversionistas dicen ‘invierto y ¿qué accesos a mercados tengo? Eso obliga estar en una permanente tonificación del mercado interno y acceder a mercados externos.

Diría yo que una de las características que ha tenido Colombia en esta crisis, es que la ha resistido bien, no solamente desde el punto de vista financiero sino desde el punto de vista social. Hasta ahora se ha relevado la capacidad que ha tenido Colombia para resistir financieramente esta crisis.

Quiero hacerles algunas anotaciones que demuestran la fortaleza que ha tenido Colombia para resistir socialmente esta crisis. Primero, no destruimos empleo. Es la primera crisis en la cual no disminuye la afiliación de los trabajadores a la seguridad social; al contrario, ha seguido aumentando la afiliación al Régimen Contributivo, a riesgos profesionales, a pensiones, a cajas de compensación, a Bienestar Familiar, al Sena.

Es la primera crisis en la cual no ha aumentando la deserción escolar ni tampoco ha aumentando la deserción universitaria. Al contrario, hemos seguido aumentando en medio de la crisis la escolaridad y también la población universitaria.

Se han hecho grandes esfuerzos para ello: los programas sociales, Familias en Acción, Bienestar Familiar, el Sena, la gratuidad educativa, etcétera. Pero se requiere un proceso continuo para mejorar la capacidad adquisitiva interna, la tonificación del mercado interno, y acceso a mercados externos.

Acceso a mercados

Entre 1989 y 2003 nosotros abrimos nuestro mercado, hicimos la apertura, para que llegaran los bienes y servicios extranjeros con aranceles eliminados o reducidos. Pero no accedimos a mercados. En ese mismo periodo el único acceso a mercados fue mantener el de la Comunidad Andina y un acuerdo con México que a luz de los requerimientos de hoy. ha sido superficial.

En estos años el equipo del Ministro Plata ha logrado el acuerdo de Comunidad Andina-Mercosur- Yo le preguntaba ahora al doctor (Camilo) Llinás (Presidente de la Asociación Colombiana de Fabricantes de Autopartes, Acolfa), si ya el sector de autopartistas está trabajando con su homologo en el Brasil. Hay que perderle el miedo y llegar. Yo creo que allí hay una gran posibilidad.

Se ha hecho el acuerdo con Chile, que paradojalmente, después de haber fundado la Comunidad Andina en la época del Presidente (Eduardo) Frei en Chile y el Presidente (Carlos) Lleras Restrepo en Colombia, fue el primero en abandonar la Comunidad Andina.

Hoy están bastantes tonificadas las relaciones económicas entre Colombia y Chile. Un acuerdo de inversión con Perú para ir más allá de las normas Andinas; el acuerdo con tres países Centroamericanos, ahora se empieza a negociar el acuerdo con Panamá. El acuerdo con Estados Unidos —en algún momento lo ratificará el Congreso norteamericano-, el acuerdo con Canadá.

Avanza acuerdo con Canadá

Las excusas que debemos ofrecer a ustedes para empezar algo tarde este evento se dieron porque estábamos pendientes de una conversación telefónica con el jefe del principal partido de oposición de Canadá, el señor (Michael) Ignatieff. Y ayer hablamos con el Primer Ministro (Stephen) Harper. Han logrado en Canadá un acuerdo entre el Gobierno y el principal partido de oposición para ratificar el acuerdo de comercio con Colombia.

Me dijo ayer el Primer Ministro Harper que cuándo. Yo le dije, cuanto antes. Y hoy me pregunto el profesor Ignatieff —distinguidísimo profesor del Derecho, de Ciencias Políticas, presidente del principal partido de oposición- y le dije: pues yo siempre le tengo que entregar a mis sucesores problemas. Déjeme entregarle alguna cosita buena, déjeme entregarle ese tratado para balancear algo las cargas de la transición.

Hace pocos días se concluyó la negociación con la Unión Europea. Y esto empieza a tener, apreciados compatriotas, un gran significado. Diría yo que empieza a tener las diferencias entre lo que es la globalización tradicional y la globalización social, porque estos acuerdos empiezan a contener el capítulo de Derechos Humanos, el capítulo de respeto a las obligaciones ambientales y el capítulo de respeto a los derechos de los trabajadores.

Yo creo que esos tres capítulos legitiman en los sectores más reacios a estos acuerdos, la necesidad de contar con estos acuerdos. Pero además, ha empezado el Gobierno a buscar los acuerdos con Asia. Espero que los primeros capítulos del acuerdo de asociatividad económica con Japón queden consolidados en este Gobierno, antes del 7 de agosto y que podamos dejar bastante avanzada la negociación con Corea.

Nuestros hermanos asiáticos que nos quieren por la participación en la guerra, que quieren ser el camino expedito de la vinculación de Colombia a la economía asiática del Pacifico.

Necesitamos ser socios de todos los países del mundo, ingresar a todos los mercados del mundo.

Chile, con 16 millones de ciudadanos, tiene un mercado de 4 mil 500 millones de consumidores. Lo nuestro era muy restringido, tiene que pasar a un mercado enormemente grande.

Esto necesita mucha decisión política, porque esos tratados hoy no se consiguen fácilmente. El tratado que suscribimos con China, que es apenas un tratado de promoción de inversiones, demoró cuatro años de negociaciones.

Miren lo que ha pasado con Estados Unidos, que había tenido un antecedente en el primer gobierno del Presidente (Alfonso) López Pumarejo en 1935. Después de ese antecedente, de tantos años de fracaso y frustración, el primer obstáculo que tuvimos en nuestro Gobierno fue la falta de consenso al interior del Gobierno.

El segundo obstáculo, los sectores de la oposición colombiana. El tercer obstáculo, el Presidente (de Estados Unidos, George W.) Bush dijo: ‘¿Y cómo vamos a hacer tratados bilaterales? Para eso está la propuesta del Tratado de Libre Comercio de las Américas’. Demoraron mucho tiempo en darse cuenta que había obstáculos políticos insalvables a la zona de libre comercio de Las Américas. Y entonces ahí sí aceptaron la necesidad de los tratados bilaterales.

Después la negociación, la dificultad con muchos sectores colombianos de la economía, de la producción, de los servicios, dificultades comprensibles. La ratificación en nuestro Congreso, la Corte Constitucional; todavía el obstáculo no superado del Congreso de los Estados Unidos.

Esto toma tiempo y necesita mucha firmeza para mantener el rumbo, mejorándolo, apreciados compatriotas.

Entonces hay seguridad o por lo menos voluntad de seguridad, hay políticas de fomento de la inversión, hay acceso a mercados. Y viene la pregunta que ustedes responden. ¿Y qué vamos a vender?

Yo veo que algunos países de América Latina se van a recuperar más rápidamente de esta crisis que Colombia. Miren la contradicción: muchos de ellos tuvieron crecimiento negativo el año pasado, nosotros tuvimos un levísimo crecimiento positivo.

Pero muchos de ellos que tuvieron crecimiento negativo van a mostrar crecimientos de recuperación positivos más fuertes que los iniciales nuestros. No solo por el fenómeno que los economistas llaman ‘del rebote’, sino por otra consideración: ellos tienen unas ofertas exportables mucho más fuertes que las nuestras.

Modernizar la oferta exportable

Entonces uno veía que se está recuperando muy rápidamente Chile, que Perú, que Brasil; tienen mucho que venderle a China, la India, al Asia, nosotros muy poco. Yo creo que ahí también aparece la necesidad de modernizar nuestra oferta exportable.

Por eso yo los felicito a ustedes en el sector privado y a mis compañeros del Gobierno encabezados por el Ministro Plata.

Esta mañana el equipo del doctor (Viril) Sokoloff (Fundador y Director de la firma investigadora de inversión 13D Research) nos visitó en la Presidencia, nos hizo la exposición que ustedes le escucharon, y uno se siente muy entusiasmado viendo esas posibilidades para Colombia.

Cuando estábamos en el capitulo de nanotecnología, expuesto por el profesor (Klaus) Grossman, y ahora que Luis Guillermo, el Ministro, decía como con algo de nanotecnología la persona supera una inhabilidad para caminar, empieza con mucha restricción y después va obteniendo un autoimpulso que lo lleva a poder participar en las pistas de atletismo. Lo único que yo deploro es que eso no esté ya para aplicarlo nosotros esa medicina, a ver si en estos 140 días de Gobierno, somos capaces de producir con toda la energía mejores resultados para esta Patria.

Revolución Educativa

Pero ese proceso, que requiere todo lo que ustedes han hablado, lo que se ha hecho, lo pendiente, necesita una quinta respuesta: una Revolución Educativa permanente.

Colombia en los últimos cien años tuvo 124 ministros de educación. Ahora ha tenido una Ministra (Cecilia María Vélez White) de la mayor competencia durante ocho años, que no hemos permitido que la interfiera la politiquería, para que se pueda dedicar solamente a su trabajo.

En Educación Básica pasamos de una cobertura del 78 al ciento por ciento; en Educación Media del 57 casi al 80; graduábamos 424 mil bachilleres, este año nos vamos a aproximar a 750 mil. Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios, una cobertura del 21.6; estamos llegando a un millón 700 mil, una cobertura cercana al 36 por ciento.

Se ha aprobado una nueva Ley de Ciencia y Tecnología. Aquí nos acompaña el doctor (Juan Francisco) Miranda (Director de Colciencias), su gestor. En medio de las dificultades fiscales es un año récord de presupuesto de investigación en nuestra Patria.

Un país caracterizado por dedicarle poco dinero a la investigación pero por producir muy buenos resultados en la investigación, a pesar del poco dinero.

Eso que no se dice en los análisis internacionales es una gran ventaja de Colombia, la productividad de la inversión en investigación.

Ya los profesores no se escogen por recomendación politiquera; por concurso. Teníamos 60 mil estudiantes financiados por el Icetex (Instituto Colombiano de Créditos y Estudios Técnicos en el Exterior), ahora 300 mil. Ya no necesitan una tarjeta de un directorio político. Es una de las 431 instituciones reformadas. Ahora acceden al Icetex a través de Internet.

Ya no tenemos solamente la prueba Icfes (Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior). Tenemos las Pruebas Saber, que en todos los momentos del proceso de la enseñanza nos van diciendo cómo van los estudiantes en diferentes campos.

Además, para medir la pertinencia y para medir la calidad de los universitarios, las pruebas Ecaes (Exámenes de Estado de Calidad de la Educación Superior), y el observatorio laboral, de la suerte en emprendimiento y en sus tareas laborales, de los egresados universitarios.

Colombia es hoy el país latinoamericano que más está exponiendo sus estudiantes a competir con los estudiantes de los países desarrollados en pruebas de ciencia y de tecnología.

El Sena (Servicio Nacional de Aprendizaje) ha hecho una gran revolución. Le debemos un inmenso homenaje al Sena, a Darío Montoya su Director. Ha pasado de millón 100 mil estudiantes por año, el año pasado 7 millones 860 mil. Tenía 41 mil colombianos matriculados en programas técnicos y tecnológicos, hoy tiene 500 mil.

Hemos avanzado en lo que se llama la educación por ciclos, para quitar la resistencia de los colombianos a las técnicas y a las tecnologías. Hoy el muchacho que se gradúa de técnico o de tecnólogo en el Sena puede ir posteriormente a una universidad, completar los créditos y acceder al grado de Educación Superior.

El Sena le enseña ingles a través de Internet a un millón de colombianos, la mayoría de los profesores desde San Andrés. ¿Se imaginan ustedes lo que ha ayudado para mejorar el ingreso de nuestros compatriotas de San Andrés? La transmisión es satelital, pero ya se está instalando un cable entre el Golfo de Morrosquillo y el archipiélago, para hacer del archipiélago una gran potencia en materia de informática.

Diría yo que en todo esto apenas tenemos tendencias positivas pero incipientes. Por eso la emisora popular, en la costumbre de hablarle todos los días a una emisora popular de la Patria, cuyo nombre más me llama la atención, es una emisora de Soacha (Cundinamarca) que se llama Radio Rumbo, para poder decirles a mis compatriotas, con afecto a la Patria, que hay apenas unas tendencias positivas pero embrionarias. Que mejoremos el rumbo, pero que no lo cambiemos, que mantengamos el rumbo en permanente mejoramiento, que no lo estanquemos pero tampoco lo abandonemos.

Desatraso en infraestructura

El país empieza a tener un desarrollo importante en infraestructura, un desatraso en infraestructura. Bogotá va a tener el aeropuerto más importante de la región latinoamericana, en plena construcción.

Y para referirme sólo a la capital, a esta ciudad ejemplar, que a mil kilómetros del Caribe y a 580 del Pacífico ha logrado tanta prosperidad. Cuando empezó nuestro Gobierno, tenía 34 kilómetros de Transmilenio; hoy 84, en construcción otros 20.

Todas las vías de Bogotá para su competitividad quedan contratadas y en ejecución de doble calzada. La vía a Tunja, Duitama, Sogamoso; ya construyéndose una vía, de una calzada pero de muy buenas especificaciones, entre Sogamoso y Yopal, que continúa con un tramo que hicimos entre Tame y Arauca.

La vía Bogotá-Buenaventura en plena construcción en doble calzada, en plena construcción en todos los trayectos; en plena construcción el túnel de La Línea, ojalá lo llamáramos el Túnel del Segundo Centenario.

Vamos a ver si el Domingo de Ramos podemos inaugurar en Melgar el túnel de allí, que hace parte de esa doble calzada y que hemos propuesto que se llame Guillermo León Valencia, para rendir honor a un ex presidente de Colombia, referencia de honradez y de firmeza.

Yo no pensé que este Gobierno fuera capaz de poner en funcionamiento la construcción de esa doble calzada y un tramo dificilísimo, Buga-Buenaventura, está en plena construcción. En plena construcción hoy la doble calzada Bogotá-Villavicencio. En plena construcción la doble calzada a Villeta.

Hechos los contratos más grandes de la historia de infraestructura, los contratos de Villeta al Cesar, a San Roque. Ahora en licitación el tercer tramo de esa Ruta del Sol: San Roque-Santa Marta, con dos laterales, uno al este, hacia Valledupar y otro hacia el oeste, a Calamar, el Carmen, el corredor de los contenedores de Cartagena.

Nuestra Patria necesita ese sexto elemento: el desatraso en infraestructura.

Reflexión en el Bicentenario

Voy a proponerles un ejercicio a ustedes. Estamos en el Bicentenario, el Grito de la Independencia. Uno leyendo los historiadores, indagando por la historia, con amor a Colombia, llega a muchas conclusiones: Colombia ha tenido buenos gobernantes, empezando por (Antonio) Nariño, (Francisco de Paula) Santander, (Simón) Bolívar, (Rafael) Núñez, muchos del siglo XX. Buenas políticas públicas, buenos liderazgos, pero no ha tenido suficiente prosperidad.

Economistas, sociólogos, politólogos darán respuestas. Yo he venido asomando una: la violencia nos ha creado muchas frustraciones. Ayúdenme a contar algunas frustraciones de la violencia en nuestra historia.

El que tenga una me lo va contando, levante la mano. Yo empiezo con una: La violenta destrucción que hizo la cultura chibcha de la cultura agustiniana, allí hay un principio de violencia de enorme gravedad.

Después, el que quiera hacer un aporte en esto, porque es muy importante el recuento de los principales hechos de violencia que han frustrado la prosperidad colectiva de la Patria. No para dolernos, sino para comprometernos a que las nuevas generaciones vivan una Patria diferente, una Patria segura, que tendrá que ser una Patria más próspera.

La violencia de la conquista destruyó otra gran posibilidad: la cultura chibcha. La violencia entre nosotros, a partir del grito de Independencia, otra frustración, no se consolidó la Independencia, sino que llegamos a la Patria Boba.

La violencia produjo otra frustración: Aquellos alumnos que formó (José Celestino) Mutis —en 2008 se cumplió el segundo centenario de la muerte de Mutis-, todos esos alumnos que pudieron ser los generadores de una gran época de prosperidad en Colombia, por la Patria Boba llegaron al cadalso.

La violencia interna enemistó para la historia a Bolívar y a (Francisco de) Miranda. La violencia interna llevó al fusilamiento esperanzas como el General (Manuel) Piar, como el Almirante (José Prudencio) Padilla.

La violencia interna nos frustró la posibilidad de tener a Bolívar como gobernante. Lo tuvimos como el guerrero de la Independencia, pero le pudo dedicar muy poco tiempo al gobierno, porque tenía atender la violencia interna, regresaba del sur y tenía que salir de urgencia a Caracas a disuadir al General (José Antonio) Páez del propósito de desintegrar la Gran Colombia, o al sur a disuadir a (José María) Obando y al general Juan José Flores del mismo propósito.

La violencia interna nos ha producido magnicidios frustrantes. El primero, el del 4 de junio de 1830, (Antonio José de) Sucre en Berruecos, en la misma montaña el Presidente electo Julio Arboleda. Después el magnicidio del General (Rafael) Uribe, de Jorge Eliécer Gaitán, de Luis Carlos Galán, de Álvaro Gómez Hurtado.

La violencia interna nos produjo tres hechos simultáneos muy tristes: Bolívar salía en su último viaje desde Bogotá a morir en Santa Marta. Poco antes había salido Santander al exilio por la violencia interna, y el mejor general de la Independencia, el Mariscal Sucre, salía hacia el sur a buscar la muerte en Berruecos.

En 1832, al regresar del exilio, se elige Presidente a Santander, hay una gran revolución educativa, pero la gran violencia interna la frustra. La violencia interna frustra lo que pudo ser un gran desarrollo a partir de la Constitución de 1863, con líderes tan importantes como Aquileo Parra, como (Manuel) Murillo Toro.

La violencia interna no permite que ese histórico Gobierno de Núñez produzca más resultados en el largo plazo. En ese siglo XIX apenas hubo escasamente siete años de paz, que fueron de prosperidad en las industrias del Caribe, en la agricultura andina, en el Gobierno de Núñez. Pero apareció otra Guerra Civil, la de 1895, después la de los Mil Días. Se firman los acuerdos de paz con un país destruido; queda el país tan deprimido que se separa Panamá.

La violencia interna no nos permitió prestarle atención a la joya de la corona, que era Panamá. Se separaron por nuestro descuido. Los historiadores han medido el influjo con esa separación tuvo la política del ‘gran garrote’ del Presidente (Teodoro) Roosevelt, pero todavía no han medido el influjo que tuvo la política del gran descuido nuestro.

La violencia interna sólo nos permitió una tregua entre 1902 y el principio de los años 1940.

Las generaciones vivas de 1940 a la fecha no hemos vivido un día completo de paz. La violencia entre los partidos culmina con los pactos del Frente Nacional de los ex presidentes Alberto Lleras y Laureano Gómez, a finales de los 50.

Inmediatamente surgen las guerrillas marxistas, del odio de clases, de la sustitución del Estado de Derecho por la dictadura del proletariado. Crecen y generan la reacción, igualmente cruel del paramilitarismo, unos y otros, cooptados por el narcotráfico.

Hoy, una de las derivaciones ventajosas de la Política de Seguridad Democrática, es que los colombianos han perdido el temor a reclamar.

Hay 280 mil victimas que han presentado sus reclamos y se esta haciendo un gran esfuerzo por repararlas. Que reparación total no hay. La consecuencia práctica de la reparación es anular el odio y la venganza. De nada valdría reparar las victimas de hoy si no garantizamos a las nuevas generaciones el Derecho de No Repetición.

Mantener y mejorar el rumbo

A mi me formaron en una escuela política que subestimaba o rechazaba la seguridad, hacia pensar que todo crimen tenía una causa social y que en lugar de ejercer autoridad frente al crimen había era que resolver los problemas sociales, inicialmente, desconociendo que el crimen los ha agravado.

Los años nos han llevado a una conclusión opuesta: la seguridad no es una actitud de la dictadura, es una fuente de recursos. La seguridad un valor democrático. Persistir en ella, apreciados compatriotas, es bien importante.

Todas estas tendencias son polluelitos que apenas están germinando. Cuando los escucho a ustedes, ese gran esfuerzo, pienso en lo que decía Nariño cuando el Grito de independencia: este apenas es el primer huevo, hay que consolidarlo.

Esto son apenas polluelitos que están asomando las plumas. Hay que cuidarlos, cualquier aguacero los apesta y los mata.

Por eso, al felicitarlos y darles las gracias y comprometer a nuestro Gobierno a trabajar intensamente estos 140 días que nos faltan, a ver cómo avanzamos con ustedes en esto, tengo que volver a decir: Mejoremos el rumbo pero no abandonemos el rumbo.

Muchas gracias”.


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