Popayán, Cauca, 27 mar (SP). “Antes de empezar, quiero rendir tributo a un gran amigo de todas las horas, fallecido recientemente, a don Luis Eduardo Garrido. Uno de los soportes más sólidos de nuestra política de Seguridad Democrática, padre de la doctora Ximena Garrido Restrepo, quien hasta hace poco se desempeñó en la Presidencia de la República como gerente presidencial para estar en la Presidencia a toda hora haciéndole seguimiento a los compromisos con el Cauca y hoy es la Cónsul de Colombia en Londres. Que don Luis Eduardo nos ayude desde el cielo.
¿Qué día es hoy, Ministro (de Transporte) Andrés Uriel (Gallego)? César (Mauricio Velásquez, Secretario de Prensa). ¿Qué día es hoy, fecha?
27, faltan 3. ¿Marzo tiene 30 ó 31? 4 y 7: 11, y 120: 131. Menos 2 (Jueves y Viernes Santo): 129 días de trabajo, compañeros de Gobierno, para que trabajemos con toda la ilusión, con todo el amor, con todo el afecto a Colombia.
Miguel (Peñaloza, Consejero para la Competitividad y las Regiones), apunte en el acta. Buenaventura, hablemos ahora porque hay que agilizar pagos a los contratistas de la doble calzada. Cositas pendientes.
Segundo, que Invías autorice —esto es de ayer en mi visita a Buenaventura- un regreso en la doble calzada que hicimos, de lo que se llama la vía alterna interna. Está pendiente de que Invías, al Puerto de terminal de contenedores de Buenaventura —uno de los puertos privados hoy de esta gran inversión en Colombia—, le hace falta allí un retorno.
Miguel, el Gobierno no puede terminar sin dejar el contrato de ese pedacito que falta para contratar toda la doble calzada Buga-Buenaventura, que es ese pedacito de Buga-Mediacanoa. A ver si el Director Nacional de Planeación, el doctor Esteban Piedrahita, y el Ministro de Obras dejan eso listo.
Miguel, anoche en Armenia, con el cuerpo de gobernadores de la Nación, a quienes les agradezco tanto sus generosas palabras a mis compañeros de Gobierno y a mí, uno de los temas del Quindío, si bien ya hoy es posible irse por doble calzada Armenia-Pereira, y venirse por doble calzada de Pereira a todo el Valle del Cauca y el pedazo que falta está en construcción, de todas maneras va a quedar en ese complejo, faltando una vía muy importante por doble calzada, que es Armenia-La Paila. Y veo dificultades para que este Gobierno la saque. Eso hay que tenerlo en un memorando de temas puntuales para el próximo Gobierno. Pero debe quedar en el acta correspondiente a anoche, para que me hagan el favor y le hagan seguimiento todos los días, que ya hicimos cuentas, son 129 apenas.
Salvo una tragedia de la naturaleza hay que quedarnos quietecitos pidiéndole al Creador que nos ayude. (Carlos) Moreno (de Caro, ex senador), es lo que toca. Miguel, del acueducto regional del Quindío. Y empezamos en el Cauca con unos temas bien importantes, que dependen de Acción Social, en el tema de acción integral para estos cuatro municipios con los cuales acabo de reunirme. (Corinto, Caldono, Jambaló y Toribío)
También me decían ‘Presidente, hay unas grandes carreteras en el Cauca en construcción’ Pero allá me decía la señora Alcaldesa de Caldono (Enelia Salinas): ‘pero a mí me van a dejar sin pavimento. ¿Por qué no se brega a hacer un ensayo en el Cauca con esas nuevas mezclas? Siquiera un kilómetro para empezar lo de Caldono.
Y me decían los alcaldes del norte: ‘Presidente, en este Gobierno se ha electrificado mucho en el Macizo, hacía el sur, pero todavía tenemos unos problemas de electrificación en el norte. Ojalá poder dejar esos proyectos.
Reflexión en el Bicentenario de la Independencia
Voy a pedirle al señor Gobernador (del Cauca), doctor Guillermo Alberto González, que nos haga un resumen de los presidentes caucanos, del contexto en el cual les tocó vivir. De (Tomás Cipriano de) Mosquera y de (José María) Obando y de (Julio) Arboleda, y de José Hilario López, porque estamos en el Bicentenario de la Independencia de la Patria.
He venido refiriéndome ante mis compatriotas a lo que ha sido la frustración por la violencia a lo largo de la historia de Colombia. 200 años, escasos 47 años de paz. Por eso ha habido tanta frustración en la Patria y es preciso recordar en Popayán algunas frustraciones por la violencia.
Cuenta el historiador Luis López de Mesa que la primera frustración nacional se dio cuando la cultura chibcha violentamente derrotó, destruyó a la cultura agustiniana.
Y la segunda frustración nacional se da por otro motivo de violencia, cuando la conquista derrota violentamente a la cultura chibcha.
Y la tercera frustración se da por otro motivo de violencia, cuando empezamos la guerra civil, al día siguiente el Grito de Independencia y en lugar de consolidar la independencia, la frustramos por esa primera guerra civil.
Y así hay una serie de frustraciones nacionales, que he venido relatando desde mi condición de ‘ser público’ —no de historiador, que no lo soy—, para expresarle a mis compatriotas la necesidad de una reflexión.
Hemos tenido buenas políticas públicas, un gran pueblo, laborioso, con un gran capital social: la espontaneidad. Un pueblo que con tanta violencia y tantas dificultades, jamás se ha resentido. Pero deberíamos haber tenido mucha más prosperidad colectiva y no la hemos tenido. Y una gran causa, una concausa muy importante en esa frustración ha sido la violencia.
Escasos siete años de paz en el siglo XIX, escasos 40 años de paz en el siglo XX, las generaciones vivas no hemos vivido un solo día de paz. Las generaciones desde 1940 nacimos en la violencia entre los partidos. Cuando no había terminado ésta por los pactos del Frente Nacional, entre los ex presidentes Alberto Lleras y Laureano Gómez, ya empezaban las guerrillas marxistas. El país se inundaba en sangre, más desempleo, más pobreza, más inequidad y lo único que consiguieron fue traer la reacción igualmente cruel del paramilitarismo. Y unos y otros terminaron cooptados por el narcotráfico.
Y esta Patria ha tenido apenas 47 años de paz. Nuestro deber es garantizarle un país seguro y en paz a las nuevas generaciones, para que Colombia pueda tener en la paz uno de los requisitos esenciales para la prosperidad colectiva.
En el Cauca hemos mejorado pero todavía los reiterados hechos de violencia no nos dejan sentir esa mejoría. Ojalá, apreciados comandantes, en los 129 días que le restan a este Gobierno podamos mostrar un gran avance, porque si bien hay unos hechos que han mejorado, porque ya se ha reducido la violencia en unos sectores del territorio caucano —antes imperaba en todo el departamento—, porque de todas maneras la ciudadanía respira una libertad que había perdido por la violencia, nos quedan unos sitios del departamento aun con permanente presencia de los grupos terroristas. Ojalá los podamos derrotar, apreciados comandantes.
Confianza, seguridad, inversión y política social
Hemos trabajado estos años para construir confianza en Colombia sobre tres políticas: la seguridad, la promoción de la inversión y la política social. Permítanme decir esto: nos ha tocado vivir la crisis económica más dura del planeta desde 1930. Sin embargo, Colombia ha salido adelante. Mientras en México la economía cayó más de 6, en Brasil el 1,7 —en casi todos los países del mundo la economía cayó—, aquí creció 0,4 (por ciento).
Mientras el turismo en todo el mundo cayó, aquí creció el 10 por ciento. Mientras la inversión extranjera tuvo una caída del 30 por ciento en el mundo, aquí en 2009 tuvimos el segundo año record en inversión extranjera. La confianza de inversión nos ayudó apreciados compatriotas.
Ayer Planeación me entregó esta cifra: la tasa de inversión de Colombia el año pasado fue del 25.8. De cada peso que produjimos se reinvirtieron 25.8 centavos; antes solamente se reinvertían 12, 14.
Ahora es bien importante cómo ha crecido esa tasa de inversión, la más alta de América Latina al ponderar el sector público y el sector privado. Por la seguridad y por esa confianza inversionista, no nos pasó lo que nos pasó en otros países que se presentó esa caída vertical de la economía. ¿Qué hubiera sido de nuestra Nación? Por una crisis menos severa —la de 1999— la economía en Colombia cayó en aquella época el 4 y medio por ciento. Ahora, con una crisis más severa, y la economía en lugar de haber caído creció levemente el 0,4.
Eso indica, apreciados compatriotas, que el país tiene unas buenas tendencias a pesar de todos sus problemas, y que hay que bregar a mantener esas tendencias para que el país salga adelante.
Crecimiento de Colombia en medio de la crisis
Desde Popayán, en esta víspera de la Semana Santa, quiero invitar a mis compatriotas a que hagamos todo el esfuerzo para que la economía vuelva a crecer al ritmo que creció entre 2003 y 2007. Vuelva a crecer por encima del 6 por ciento, para que ese crecimiento con fraternidad, con responsabilidad social, nos permita reducir severamente el desempleo, nos permita superar la pobreza y nos permita avanzar en la construcción de una sociedad equitativa. Esa es una invitación que quiero formular hoy desde Popayán.
Y miremos lo social. ¿Qué pasó en América Latina el año pasado con la crisis? Hubo 9 millones más de pobres. ¿Qué pasó en Colombia? En Colombia, gracias a nuestras políticas sociales, el año pasado mientras en el mundo entero aumentaba la pobreza, mientras aumentaba la pobreza en América Latina en 9 millones de pobres, en Colombia se redujo la pobreza como me lo anticipó en la mañana de ayer Planeación Nacional y como lo certificará en dos semanas una comisión de científicos sociales, independiente del Gobierno, que ha venido examinando las cifras de pobreza.
Qué importante poder decir que, a pesar de nuestras dificultades de pobreza, en un año de crisis cuando en América Latina los pobres aumentaron en 9 millones, en Colombia disminuyó la pobreza. Ese es un logro que nos anima a pensar que en pocos años podemos tener la cifra de que la pobreza no exceda el 15 por ciento.
Le he pedido a Planeación que haga una solicitud justa a la Comisión de Pobreza. Es presentar la cifra de pobreza que se da antes de contabilizar los apoyos del Estado, y la cifra de pobreza que se da después de contabilizar los apoyos del Estado. Porque una cosa es la pobreza sin los apoyos del Estado y otra cosa es la pobreza cuando ya se tiene en cuenta la gratuidad educativa, cuando se tiene en cuenta que pagamos 2 millones 840 mil Familias en Acción, cuando se tiene en cuenta que hemos pasado de 5 millones de beneficiarios de Bienestar Familiar a 12 millones de beneficiarios de Bienestar Familiar.
Una cosa es la pobreza sin Banca de Oportunidades, y otra cosa es la pobreza con Banca de Oportunidades. En el Gobierno nos habíamos propuesto entregar 5 millones de microcréditos, y vamos a pasar por encima de 5 millones 300 mil microcréditos.
Cuando empezó el Gobierno, a pesar de todo lo que falta, apreciados compatriotas, los microempresarios de Colombia tenían créditos que sumaban 732 mil millones. Óigase bien, vamos a terminar el Gobierno con créditos para los microempresarios que superan 8 billones. Eso es un salto formidable. Por eso nosotros queremos estas tendencias en las que hemos venido trabajando.
Apreciados compatriotas, en las crisis anteriores yo les preguntaba como simple ciudadano o como Gobernador de Antioquia o como senador de la República a las cajas de compensación qué les pasó y me decían: por la crisis se nos salieron los afiliados.
Ahora les pregunto a las cajas de compensación qué les ha pasado. Y me dicen: Presidente a pesar de la crisis, gracias a la política social del Gobierno hemos continuado aumentando afiliados. En las crisis anteriores las personas se retiraban de Régimen Contributivo de Salud. Ahora, a pesar de la crisis, gracias a la política social del Gobierno, ha venido aumentando la afiliación de los colombianos al Régimen Contributivo de Salud.
Salto en educación
Antes en la crisis, los niños se retiraban de las escuelas y los jóvenes de las universidades; aumentaba la deserción escolar y la deserción universitaria. Ahora, a pesar de la crisis, ha venido aumentando la población escolar y la población universitaria. Graduábamos 424 mil bachilleres; este año vamos a graduar cerca de 750 mil bachilleres. Atendíamos en el Sena a un millón 100 mil colombianos; el año pasado 7 millones 860 mil colombianos. Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios; estamos llegando a millón 700 mil.
Y dejamos radicado en el Congreso de la República, a consideración del nuevo Congreso y del nuevo Presidente, un proyecto de ley para inyectarle más recursos a la universidad pública de la Patria, a fin de que en los próximos años se incorporen a la vida universitaria otros 500 mil jóvenes de los estratos pobres de Colombia.
Financiábamos 60 mil muchachos en el Icetex; hoy financiamos más de 300 mil. Y ya no necesitan recomendaciones de los directorios políticos para obtener un crédito universitario. Esa es una de las reformas que se ha introducido. Ahora acceden por Internet al Icetex y a través de su universidad pueden obtener el crédito.
Hemos trabajado la Seguridad Democrática, la confianza de inversión y la política social; es un todo indivisible. Invito a mis compatriotas a que consideremos que estas son buenas tendencias. Por eso deseo de corazón que mi Patria no abandone el rumbo; que lo mejore pero que nunca lo abandone.
Me ha tocado mucho en estos días un discurso del General (Antonio) Nariño, el traductor de los Derechos Humanos, el precursor de los Derechos Humanos, y me he preguntado ¿qué pasaría en su mente que produjo ese discurso? Él lanzó la primera guerra civil, al otro día de la independencia.
A propósito Moreno de Caro ayúdeme, un compatriota cartagenero que fue uno de los primeros presidentes de la Patria Boba. Desde ayer estoy echando cabeza y no he logrado dar con su nombre. El Gobernador dice que (José María del) Castillo y Rada; hay otro. Yo lo voy a buscar esta noche.
Al otro día del grito de Independencia el General (Francisco de Paula) Santander, de 18 años, quien acababa de graduarse en el Colegio San Bartolomé, se enroló en el ejército. Él creyó que iba a combatir contra los españoles, pero lo llevaron fue a combatir contra los propios nuestros.
En lugar de dedicarnos a consolidar la independencia, emprendimos una guerra civil —la primera—, entre los centralistas dirigidos desde Bogotá por el General Nariño, y los federalistas dirigidos desde Tunja por Camilo Torres. ¡Qué triste! Y Nariño después dijo: ‘pusimos el primer huevito de la independencia pero no lo cuidamos, no lo consolidamos. Por habernos dedicado a pelear entre nosotros mismos, pasamos de la Independencia a la Patria Boba, a la reconquista sangrienta de (Juan) Sámano y (Pablo) Morillo, al cadalso de la generación de la Iluminación.
El sabio (José Celestino) Mutis, que murió en 1808 —hace dos años conmemoramos en Mariquita (Tolima) los 200 años de su muerte—, formó unos discípulos que podrían haber sido la generación de la Iluminación de Colombia. Entre ellos estaba el sabio (Francisco José de) Caldas, quien fundara en mi departamento lo que hoy es la Universidad de Antioquia, de la cual yo tengo el honor de ser egresado en Derecho y Ciencias Políticas.
Pues bien, toda esa generación de iluminados del sabio Caldas, en lugar de haberle podido revertir a Colombia su posibilidad con una gran contribución científica, llegaron al cadalso. Pasamos de la esperanza a las cenizas, todo por nuestra violencia interna.
Por eso yo quiero decir, compatriotas, que tenemos una deuda con las nuevas generaciones, una deuda para que las nuevas generaciones vivan en un país, seguro, próspero y equitativo. Lo podemos lograr. Esta Patria tiene todas las virtudes, todas las posibilidades.
Consolidar la seguridad
Hoy estamos reparando victimas del terrorismo. 280 mil víctimas que antes no reclamaban, ahora sí, porque tienen confianza en la determinación de seguridad del Estado, ahora sí reclaman. Y las vamos a reparar, estamos haciendo un esfuerzo. Pero de nada servirá ese esfuerzo si no consolidamos la seguridad.
¿Qué tal reparar hoy para que al país mañana de nuevo lo inunden en sangre? La mejor reparación, la fundamental que se exige, es aquella que se llama el derecho a la no repetición. Que las nuevas generaciones de colombianos no tengan que vivir la tragedia de inseguridad y de violencia que han vivido casi todas las generaciones de la Patria.
Estas políticas (Seguridad Democrática, confianza inversionista y política social) apenas son tres polluelitos que acaban de salir de la cáscara, están apenas despuntando plumas, por entre la piel de esos polluelitos se les asoman las primeras leves plumas. Hay que cuidarlos, hay que cuidarlos.
No se yo cómo llaman en el Cauca unas gallinitas pequeñas que se parecen a las de la Independencia: ‘quicas’. En el Caribe colombiano las llaman ‘quiriques’. En mi tierra antioqueña las llaman ‘cubanas’ y aquí ‘quicas’. Bueno piensen esto: ustedes sacan unas gallinitas ‘quicas’, ellas empiezan a poner, ponen tres huevitos, uno de la Seguridad Democrática, otro de la confianza de inversión y otro de la política social.
Esos ustedes las echan, ellas sacan los tres huevitos, salen de la cáscara los tres polluelitos. ¿Qué ocurre si cuando salen de la cáscara ustedes los dejan solo, los abandonan? Se salen a la manga, viene un aguacero, los apesta y los mata.
Cuidado, compatriotas. Que no vaya a venir el aguacero de la indolencia, que no vaya a venir el aguacero del apaciguamiento, que no vaya a venir el aguacero de la debilidad porque nos dejan matar, nos dejan apestar los polluelitos que hemos empezado de la seguridad, la confianza de inversión y la política social. Cuidado con esos descuidos, apreciados compatriotas.
Liberación de secuestrados
Yo tengo que confesarles a ustedes una contradicción que me jalona en el alma desde ayer en Buenaventura. Cuando ayer el CTI (Cuerpo Técnico de Investigaciones), la Fiscalía y las Fuerzas Armadas me dijeron en Buenaventura que ese carro bomba lo puso el frente ‘Manuel Cepeda Vargas’ de las Farc, con el frente 30 de las Farc —hoy frentes guerrilleros totalmente entregados al narcotráfico—, yo sentí una gran tristeza por todo lo que veníamos progresando en Buenaventura.
Un gran avance en Buenaventura para tener este retroceso, y enseguida me pregunté bueno ¿pero qué voy a hacer? Como Presidente responsable del orden público acepté unas condiciones para que liberaran a (Pablo Emilio) Moncayo y a (Josué Daniel) Calvo, y entregaran los restos del mayor Guevara. Hay que darles unas facilidades a estos bandidos de la guerrilla para que los liberen. Y esto es un atropello, una felonía. Nos pidieron esas garantías desde principios del año pasado; las dimos. No los liberaron. Han aplazado la liberación simplemente para hacer ahora proselitismo electoral, y fuera de eso, en la víspera de la liberación, nos ponen este carro bomba en Buenaventura, nos asesinan a estos compatriotas, nos dejan heridos a otros compatriotas y nos hacen esta destrucción. Y dije: ‘yo debería revocar la decisión de las facilidades’.
Y sin embargo, pensamos lo siguiente: por encima de todo está el dolor de la madre del mayor Guevara, que por lo menos quiere estar segura del destino final de los restos mortales de su hijo. Y por encima de todo está el dolor de la familia de Calvo y de la familia de Moncayo.
La verdad que nosotros, por esas circunstancias, no vamos a poder revocar las condiciones otorgadas para que los liberen. Y por otra: me dijo la inteligencia policiva y militar: ‘Presidente, esos bandidos están esperando que, como reacción al carro bomba, usted salga enfurecido y le diga al país que no permite dar facilidades para la liberación. Y entonces así ellos se lavan la mano, pretenden quedar como unos príncipes y van a decir: los íbamos a liberar y el Presidente no dejó’.
Al oír ese consejo de las Fuerzas Armadas, dije: ‘Esa disculpa no se la vamos a dar a esos bandidos’.
Pero espero lo siguiente: así como el Gobierno mantiene la decisión de entregar facilidades para que devuelvan a los secuestrados, no quiero que esto sea una señal de debilidad. No quiero que sea un precedente de debilidad. Que los compatriotas no vayan a pensar: ‘Uribe, de salida, se aflojó: cuando le faltaban 129 días, el hombre se arrugó, le pusieron un carro bomba en Buenaventura y se arrugó frente a esos bandidos y les permitió el show de la liberación’.
No vayan a pensar así, compatriotas. Aquí nos arrugaremos el día que el Creador nos llame al juicio final. Antes, no. Por eso, este tiene que ser un año de reflexión para fortalecer, para acerar el espíritu de los colombianos. Ninguna debilidad. Simplemente no darles argumentos a estos bandidos para que llegaren a justificar la no entrega de los secuestrados.
Porque ofrecieron entregar los restos del mayor Guevara, y ahora ya andan buscando echarse para atrás. ¿Será que no van a mentir otra vez? ¿Será que nos van a mentir como en tantas ocasiones?
Recuerdo un amanecer a la 1:00 de la mañana. Me llaman por teléfono y me dicen: ‘Presidente, en Europa está de día, las Farc acaban de entregar un comunicado en el cual advierte, comunica, que los diputados vallecaucanos murieron en un enfrentamiento entre las Farc y el Ejército’.
¡Oh dolor! Empezamos a trabajar el Ministro de Defensa de entonces, doctor Juan Manuel Santos, los Altos Mandos y mi persona. Yo les dije: ‘No vamos a salir con declaraciones inoportunas, prematuras, esperemos’.
Y los periodistas angustiados me acosaban: ‘Presidente, su reacción’.
Nos dedicamos desde las 2:00 de la mañana hasta las 12:00 del día, con las Fuerzas Militares, a recorrer todos esos sitios. Y cuando tuvimos comprobado que allí no se había presentado ningún operativo militar frente a la guerrilla, pudimos decirle al mundo: ‘La narcoguerrilla de Colombia ha mentido’. Lo dijimos entre las 12:00 del día y la 1:00 de la tarde. ‘Es falso que allí se haya presentado un enfrentamiento del Ejército con la columna narcotraficante guerrillera que tenía secuestrados a los diputados. Los mató las Farc’.
Dios premia la buena fe. Cómo quedó rápidamente revelada ante el mundo la mentira de las Farc y la buena fe de nuestro Gobierno, nuestro apego a la verdad.
Cómo sufrimos aquel 31 de diciembre de 2007 — 2008, en Villavicencio: una delegación internacional, insultos internacionales, que porque nosotros no permitíamos que esos bandoleros de las Farc devolvieran al niño Emmanuel. Le habían mentido al país, ya no lo tenían, habían negociado con el niño. Y quedó nuevamente al descubierto su mentira. Y quedó de presente nuevamente la buena fe del Gobierno.
Espero que ahora no hayan mentido de nuevo. Hemos dado garantías para que liberen a Calvo y Moncayo, a pesar de que pusieron el carro bomba de Buenaventura. Hemos dado garantías para que entreguen los restos mortales del mayor Guevara, a pesar de que estallaron el carro bomba de Buenaventura.
Esperamos entonces en las próximas horas que regresen al seno de su hogar Calvo y Moncayo, y que la familia del mayor Guevara pueda hacer la santa sepultura de los restos mortales del mayor Guevara. Que no nos engañen.
Esperamos que haya alivio en esas familias. Pero los colombianos no le podemos aplaudir estos gestos al terrorismo, ni nos vamos a dejar desorientar del terrorismo. Nunca debió secuestrarlos. Cómo nos han engañado manteniéndolos en la tortura durante tantos años.
Además de que quieren hacer este ‘show’ electoral, y en la entrada de la Semana Mayor, el pueblo colombiano en su gran mayoría se mantendrá firme al lado de una bandera: la necesidad de derrotar el terrorismo, de recuperar la seguridad, como un camino sólido para la prosperidad colectiva de la Patria.
Gratitud con el Cauca
Apreciados compatriotas del Cauca: vamos a mirar hoy cómo el Gobierno puede hacer los últimos pero eficaces esfuerzos en estos 129 días de trabajo antes del 7 de agosto.
Y le voy a pedir la Gobernador que nos ayude para todos los colombianos con una reseña sobre Mosquera, José Hilario López, quien liberó todos los esclavos, y el General Obando. Porque es un año de profunda reflexión por el Bicentenario del Grito de Independencia. Y a Moreno de Caro, que me ayude buscando uno de los cartageneros que fue Presidente en la Patria Boba.
¡Que viva Colombia! ¡Qué viva el Cauca! Y que los colombianos vengan a esta bella ciudad de Popayán en la Semana Santa.
Aquí hay una delegación del Perú a la cual tuve oportunidad de saludar esta mañana. Impresionados con la belleza de Popayán, el Cauca; a la expectativa de su Semana Mayor.
Esta semana las autoridades del Cauca y la Junta Pro Semana Santa, su Presidente, el doctor (Felipe) Velasco Melo, me entregaron la Alcayata de Oro, esta gran distinción que he querido traer hoy.
Para los colombianos no familiarizados con el término, es el término de nuestra lengua castellana para significar el soporte con que los cargueros descansan en las largas procesiones. La alcayata es el soporte que es reemplazado, que reemplaza el hombro del carguero; es el soporte sobre el cual reposan las imágenes.
Esa alcayata la entregan a quienes llevan muchos años de cargueros. Yo la comparto con mis compañeros de Gobierno. Es un alto honor, inmerecido, porque lo único que nosotros hemos hecho es animar con espíritu patriótico esta gran tierra del Cauca durante ocho años e invitar a los colombianos, en la víspera de la Semana Santa, en el sábado de víspera de estos últimos ocho años, a que se vuelquen masivamente al Cauca, para este acto de fe que hoy es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, las procesiones de Semana Santa en Popayán.
En este último sábado de víspera del actual Gobierno, mi gratitud, apreciados compatriotas del Cauca y payaneses. Ha sido un alto honor, una oportunidad de fe, de amor a Colombia, de adhesión a sus valores, de admiración al Cauca, haber compartido con ustedes ocho sábados de víspera para animar ante el espíritu de los colombianos todo el significado de esta tierra, en la historia, en el presente y en el futuro de Colombia.
Muchas gracias”. |