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Mayo 06     Versión imprimible

Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez en la Asamblea de Afiliados de la Cámara de Comercio de Bucaramanga

Bucaramanga, 6 may (SP). “A mis compañeros de Gobierno y a mi nos honra inmensamente acudir a esta asamblea en los 95 años de la Cámara de Comercio de Bucaramanga.

Quienes me han antecedido en el uso de la palabra, han referido no solamente el hecho fundacional, sino este recorrido de logros por el departamento. Diría yo que son 95 años liderando en ocasiones, coadyuvando en otras, uniendo esfuerzos en otras, para todo lo que ha sido la realización santandereana. Qué importante recorrido el de la Cámara de Comercio de Bucaramanga. Quiero rendir un homenaje a sus fundadores, sus directivos.

Doctor Juan Camilo (Montoya, Presidente de la Cámara de Comercio de Bucaramanga), ha sido muy importante para mis compañeros de Gobierno y para mi, actuar estos años con ustedes. Yo creo que ha sido un diálogo permanente de trabajo, de buscar donde hay un problema y cómo encontramos una solución; dónde hay una obra de infraestructura trancada y cómo la desatrancamos. La verdad es que no tengo palabras con qué agradecer.

Un día en el escenario de Confecámaras en Bucaramanga definimos este proceso para poder financiar a la Gobernación de Santander para sus planes departamentales. Al otro día, en este mismo escenario y con motivo de las reuniones convocadas por la Cámara de Comercio, el doctor (Eduardo) Remolina (ex gerente del proyecto Hidrosogamoso) nos hacía ver la importancia para Santander y para el país de la hidroeléctrica del río Sogamoso.

La verdad es que todo lo que haya podido hacer el Gobierno ha tenido ese gran apoyo, esa gran exigencia, esa gran veeduría de la Cámara de Comercio de Bucaramanga. Usted, doctor Juan Camilo, en su prematura madurez, es un líder muy importante para la región y para el país. Cuando hay jóvenes como usted, los mayores como yo tenemos esperanza en el futuro de la Patria. Yo quiero felicitarlo a usted y a todo su equipo por esa gran tarea.

Y expresar mi gratitud a la junta de la Cámara de Comercio. Por su conducto, apreciado doctor Alfredo Acevedo (Presidente de la junta directiva), toda nuestra infinita gratitud a la Cámara de Comercio. La verdad es que los pueblos no salen adelante sin esa conjunción de voluntad de todos los niveles de Gobierno, del sector público y del sector privado. Y aquí hay un gran articulador; muchas gracias doctor Alfredo.

La presencia del doctor Eugenio Marulanda (Presidente de Confecámaras), me obliga hacer llegar por su conducto un agradecimiento a las cámaras de comercio de Colombia. En estos años, con las cámaras de comercio hemos podido trabajar el programa ‘Colombia Crece’, los programas de Banca de las Oportunidades, iniciados en Bucaramanga por el doctor Alberto Montoya Puyana al inicio de nuestro primer Gobierno, en 2002; los programas de crédito a la mediana y a la pequeña empresa, el examen de los obstáculos de competitividad en todas las regiones de Colombia.

Convocados por la Cámara, con el apoyo de los gobiernos regionales y locales y mis compañeros del Gobierno Nacional, en muchas ocasiones aquí hemos examinado en reuniones de dos, tres días, los grandes obstáculos que deben resolverse para el desarrollo santandereano.

Muchas gracias a todas las cámaras de comercio, doctor Eugenio. Tendré que dar, cuando revivan discusiones en el futuro sobre las cámaras de comercio, el testimonio de su utilidad para los fines superiores de la sociedad colombiana.

Y me honra mucho, apreciados compatriotas santandereanos, el trabajo en estos años con ustedes, con sus gobernadores. Muchas gracias, doctor Horacio Serpa, Gobernador de Santander, por haber podido realizar este trabajo convergente a favor de esta su gran tierra. Nosotros sentimos un gran honor.

Muchas gracias a los alcaldes de Bucaramanga. Muchas gracias a su entusiasmo, a su aguerrida tarea ejecutiva, doctor Fernando Vargas (Alcalde de Bucaramanga). Muchas gracias a Luis Alberto Quintero (Alcalde de San Juan de Girón). Por fin, yo me mantenía muy triste porque aquella inundación de febrero de 2005, pudimos responder rápidamente en Bucaramanga, con un gran apoyo del entonces Alcalde, Honorio Galvis. Pero cómo nos retrasamos en San Juan del Girón, y por fortuna ya parece que nos estamos poniendo al día.

A todos ustedes muchas gracias por sus generosas palabras.

Desempleo, pobreza y parafiscales

Permítanme hacer unos comentarios sobre la situación general y una mirada al futuro de la Patria. Frente a un auditorio tan importante como el que integran ustedes, los empresarios de Bucaramanga, que le pueden decir con orgullo a Colombia que es la ciudad con más bajo nivel de pobreza en el país.

Nos afectan problemas como el desempleo, problemas como la pobreza. En estas épocas se discute mucho cómo revolverlos. Algunos dicen que hay que quitar los pagos parafiscales, otros dicen que los incentivos del Gobierno a la inversión causan un profundo hueco fiscal y que se deben eliminar. Permítanme referir a estos temas.

Cuando se propone eliminar los parafiscales, esa proposición implica quitarle recursos a la educación, quitarle recursos a la salud, quitarle recursos a la capacitación, quitarle recursos a la vivienda. Los modelos matemáticos han demostrado que con la eliminación de los parafiscales, escasamente se crearían 200 mil empleos y entonces nos mantendríamos en alto nivel de desempleo, pero habríamos perdido un gran recurso de inversión social.

Y algunos dicen: ‘no, es que no vamos a eliminar al Sena ni a las cajas de compensación ni a bienestar. Simplemente a sustituir esas rentas’. ¿De dónde? Esos parafiscales representan este año más de 6 billones y medio, reemplazarlos requeriría seis reformas tributarias.

Liderazgo empresarial de Bucaramanga

Y yo creo que hay algo bien importante. Bucaramanga ha demostrado que con una estructura de pequeña empresa, 39 mil pequeñas empresas, con gran laboriosidad, con enorme capital social, con gran solidaridad, ha sido capaz de avanzar en el proceso de reducción del desempleo cuando en el mundo el proceso es el contrario, y ha sido capaz de avanzar en el proceso de reducción de la pobreza.

Y siempre pregunto: ¿será que en Bucaramanga la estructura de pequeña empresa no puede pagar los parafiscales? Y me contestan: la evidencia muestra todo lo contrario. Cada día hay mas pequeñas empresas en Bucaramanga que se formalizan, le pagan al Sena, a Bienestar Familiar, a las cajas de compensación.

Creo, apreciados empresarios, que cuando la pequeña empresa, como en Bucaramanga cumple con estas obligaciones, hay más bienestar en sus trabajadores, satisfacción con la empresa y hay menos presión por salarios que no se puedan pagar. Y algunos dicen: ‘no, es que quitamos los parafiscales pero no quitamos esas instituciones. ¿Quién garantiza que sobreviva el Sena? El doctor Juan Camilo me exonera de referirme a cifras de ese enorme crecimiento, la revolución del Sena en estos años.

¿Quién garantiza que sobreviva Bienestar Familiar o las cajas de compensación si se quitan esos recursos? Y al país no le conviene perder esa institucionalidad. Es una institucionalidad social sui generis en América Latina.

El Sena, a no dudarlo, es la mejor institución de formación vocacional en América Latina. Bienestar Familiar, creado por el ex presidente Carlos Lleras, estimulado por el ex presidente Virgilio Barco y que en este Gobierno ha crecido bastante, es una institución admirada en el mundo. Y las cajas de compensación, que mucho tengan que mejorar pero qué bueno para Colombia tenerlas; son de utilidad pública y social, pero administradas como empresa privada por una coadministración entre empleadores y trabajadores. Es una institucionalidad bien importante para Colombia.

No es momento de quitar beneficios a trabajadores

Cuando de un lado se propone eliminar los parafiscales, de otro lado en las elecciones muchos dicen: ‘bueno, pero entonces lo que hay que hacer es eliminar la Reforma Laboral de 2002, la Ley 789’. Yo ceo que no es el momento de quitarle beneficios a los trabajadores ni de imponerle nuevas cargas a los empleadores, que obstaculicen el empleo.

Esa Reforma Laboral de 2002 trajo beneficios muy importantes. En este Gobierno –y Santander es epicentro–, se han construido 17 mil habitaciones hoteleras; un país que tenía 780 mil. En este Gobierno el país ha avanzado muchos en los servicios de salud: hemos pasado de 23 millones de colombianos asegurados a 43 millones, a pesar de toda la tarea que falta.

¿Cómo podrían operar estos sectores sin la Reforma Laboral del año 2002?

Y qué importante fue esa reforma del contrato de aprendizaje. El país escasamente tenía 30 mil aprendices, hoy 200 mil. Y voy a hacer una referencia, más adelante, a ese tema de aprendizaje.

Yo pienso que el tema no es el tema de querer reducir la prosperidad de Colombia a nuevas reformas laborales. El país hizo la de 1990; los mayores aquí presentes recordamos que de no haberse resuelto el problema de la retroactividad de las cesantías, la empresa colombiana estaba condenada a la quiebra y los trabajadores a que les defraudaran los ahorros.

El país hizo la Reforma Laboral del año 2002. Yo pienso que el tema es más profundo. El tema laboral hay que mirarlo más integralmente. Hace pocos días recibí un informe de una consultora internacional que se llama Ernst & Young. Esa entidad dice que Colombia tiene costos altos para pagar la afiliación de los colombianos a la seguridad social, pero que en el resto es competitiva.

¿Qué me preocupa? Que el tema laboral se examina parcialmente, porque se ven los costos para pagar la seguridad social, que en Colombia es importante como se distribuyen. En Chile todo lo paga el trabajador; aquí la mayor parte la paga el empleador. Lo que es bueno para que el país vaya construyendo equidad.

Y me preocupa muchísimo que se omiten temas. En estos días me refería a un tema laboral al cual voy a referirme de nuevo hoy y alguien me dijo: ‘Presidente, no se refiera a eso, porque con eso lo ataca la oposición’. Pero hay que preocupar tener la menor subjetividad y para hablar de los intereses superiores del país no se puede tener cálculo electoral.

Los que denuncian el alto costo de la seguridad social, ignoran que este país tiene flexibilidades importantes. En esta Patria nuestra hay también 900 mil trabajadores a través de agencias temporales de empleo, en esta Patria nuestra las cooperativas de trabajo asociado, que este Gobierno no eliminó pero que si las obligó a cumplir con la seguridad social de sus afiliados, tienen más de 600 mil trabajadores.

Nuevamente regreso al tema del contrato de aprendizaje. El contrato de aprendizaje pasó de ser un costosísimo contrato laboral, que había llevado a los empresarios a temerle a contratar aprendices, a un contrato de servicios flexibles, que nos ha permitido pasar de 30 mil aprendices a 200 mil. Y el año pasado la crisis nos forzó a otra situación. Hicimos otra reforma, las empresas pueden tener hoy no solamente el mínimo legal de aprendices –uno por cada 20 trabajadores, o en su defecto pagar cuota monetaria–, sino que pueden tener tantos aprendices voluntarios como puedan, lo que reflejan que hay una gran posibilidad para la empresa y una gran posibilidad para los trabajadores.

Este Gobierno ha participado activamente en los primeros de mayo. Nosotros no nos quedamos escondidos en la Casa de Nariño preguntándole a la Policía cuántos trabajadores protestaron, cuántas personas llevaron a la cárcel por disturbios. Tuvimos una activa participación en todos los primeros de mayo. Un día para el rescate de esa fuente de trabajo de Boyacá, Paz del Río; otro día para reunirnos con el sindicalismo de participación; el pasado primero de mayo con el sindicalismo alternativo, para compartir el decreto que facilita en Colombia enormemente el contrato sindical y que da la posibilidad de que las empresas, en lugar de contratar servicios de tercerización con entidades ajenas, los contraten con los propios trabajadores.

Tres caminos inseparables

Entonces me preguntan los compatriotas cuál puede ser el camino. Nosotros hemos trabajado, apreciados compatriotas, tres caminos inseparables. Los he repetido hasta el cansancio al oído de mis compatriotas, son sencillos, pero al mismo tiempo, profundos e importantes: la seguridad como un valor democrático, la confianza de inversión con responsabilidad social y la política social.

Y en el desarrollo de esos caminos pienso que hay seis elementos para la prosperidad de la Patria: la prosperidad es un valor de prosperidad colectiva, no es un valor de prosperidad discriminatoria. Esos seis elementos a mí juicio son la seguridad, la confianza de inversión, el acceso a mercados, la innovación productiva, una revolución educativa y el tema de la infraestructura.

En materia de seguridad creo que ha habido una buena revolución cultural. Antes los colombianos no reclamábamos la seguridad porque en alguna forma nos habían inhibido a hacerlo con la idea de que era una categoría fachista, una función dictatorial. Estos años han demostrado que la seguridad es un valor democrático, una fuente de recursos y así lo acepta la mayoría de mis compatriotas.

Hemos avanzado pero no podemos tranquilizarnos, falta mucho. Yo creo que hay avances no cuantificables, otros cuantificables. En los nos cuantificables destaco: hemos recuperado el monopolio del Estado para combatir a los violentos a los criminales. La palabra ‘paramilitar’ se utilizó en Colombia para denominar bandas privadas criminales cuyo propósito era combatir a la guerrilla. El Estado ha recuperado el monopolio para combatir a todos los criminales.

La Justicia de Colombia es independiente es autónoma, pero en muchas partes del país jueces y fiscales no podían actuar, habían sido desplazados por cabecillas guerrilleros o paramilitares. Hoy la justicia puede actuar en toda la Patria. Las víctimas no reclamaban por temor o porque lo encontraban inútil; tenemos 280 mil víctimas registradas, avanzamos en el proceso de la reparación administrativa.

Reparación total no hay, pero todo esfuerzo de reparación anula reacciones de venganza, gérmenes de odio.

Sin embargo, cuando yo les insisto a mis compatriotas que la seguridad no se puede descuidar, una de las razones es la mejor reparación es el derecho a la no repetición. Nada ganaríamos con reparar las victimas que hoy reclaman, si esta violencia continuara.

Descentralización

No estamos en un paraíso, al país le falta mucho; por el país no corren ríos de leche y miel, falta mucho. Pero también me decía un campesino de mi comarca: ‘Presidente agregue, ya no corren tantos ríos de sangre como en el pasado’. Ese camino, ese camino es bien importante. Otro intangible.

Este proceso de seguridad ha recuperado la descentralización. Colombia en el siglo pasado dio pasos muy importantes de descentralización, podríamos referirnos a algunos: el situado fiscal de la Reforma Constitucional del 68 del Presidente (Carlos) Lleras Restrepo. Las leyes 11 y 12 de la administración (Belisario) Betancur; la aprobación del acto legislativo de elección popular de alcaldes, propuesto por el entonces Senador Álvaro Gómez; la Constitución del 91, la elección de gobernadores; el Sistema General de Participaciones, de la cual fue constituyente muy destacado el Gobernador (de Santander) Horacio Serpa Uribe.

Pues bien. Nosotros nos posesionamos el miércoles 7 de agosto de 2002. Llegamos al Cesar al otro día antes que despuntara el sol, a empezar la política de Seguridad Democrática. Me decían: ‘nosotros no podemos dirigirnos a Bucaramanga, no podemos dirigirnos a Santa Marta ni a Riohacha, por los retenes de todos los grupos terroristas y además los grupos terroristas se roban las regalías’.

Y por la tarde llegamos a Florencia (Caquetá), a lanzar la Revolución Educativa y no había con quien; ningún alcalde estaba en su municipio por las amenazas del terrorismo.

Yo me pregunto ¿Qué estaba pasando con la descentralización, si 400 alcaldes de elección popular no podían desempeñar sus tareas por las amenazas del terrorismo?

¿Qué estaba pasando con la descentralización si los terroristas se robaban las transferencias y las regalías? Primero el Eln y las Farc se las robaban en Arauca, en Casanare y después entraron a competir con ellos los paramilitares.

La seguridad ha reestablecido la descentralización. Creo que hemos tenido un diálogo positivo y un esfuerzo para rodear de garantías a todos los gobernadores y alcaldes de Colombia, sin importar el origen político de su elección, en el propósito de construir gobernabilidad, que solo se da cuando se estimula un gran sentimiento de unidad de Patria dentro de la diversidad.

Y qué importante, señores comandantes de las Fuerzas Armadas, esa lucha contra el terrorismo, porque es el principio de recuperar en la mente de los colombianos el respeto a la ley.

La prepotencia, la arrogancia de los criminales trajo desprecio por la Ley, trajo desprecio por la rectitud. La lucha por la Seguridad Democrática recupera la rectitud, en la medida que todo el mundo tiene que saber que tiene que actuar de acuerdo con la Constitución y con la Ley. Recupera la rectitud en la medida que se taponan los caminos para robarse los recursos públicos de las entidades territoriales y de todo el Estado.

Y algo bien importante, apreciados compatriotas, esta política de seguridad no ha sido regida por la suspensión de libertades, por la legislación marcial. Ha sido regida por la legislación ordinaria, por el respeto a las garantías civiles, por el respeto a los derechos políticos; ha sido una política de seguridad con libertades.

Consolidar la seguridad para las nuevas generaciones

He dicho en las universidades en estos días que esta ha sido una política de seguridad sin represión. En el examen de la historia de la Patria, leyendo y releyendo a los historiadores, podemos decir que en 200 años de vida independiente, escasamente hemos tenido 47 años de paz.

Qué tristeza. Y un país con empresarios tan laboriosos como ustedes, con trabajadores de la más alta calidad, con buenos gobiernos y buenas políticas públicas en todas las épocas, creo yo, habría podido progresar mucho más de no haber sufrido esta constante de violencia.

Por eso el reclamo de que el país consolide la seguridad para que las nuevas generaciones puedan tener mejores oportunidades, con libertades.

Examinando el movimiento comunero, piensa uno que es el primer sacrificio que se le impone a nuestras luchas populares en nombre de la represión y marca un contraste de lo que es una política de seguridad con libertades.

Yo he creído que a los historiadores de Colombia les ha faltado hacer una asociación entre el movimiento comunero de Santander y los hechos fundacionales del estado de derecho.

Cuando se leen los propósitos de la Carta Magna, al principio del segundo milenio, en Inglaterra, que se considera uno de los orígenes del estado de derecho, esa lucha para que la monarquía se despojara del poder de derramar impuestos y se le fueran cediendo esas competencias al pueblo, es la misma lucha que en los años 1700, a finales, dio el movimiento comunero.

Una gran lucha para esa cesión, ese reconocimiento de competencias en la democracia, no en el monarca. Y ese movimiento fue sacrificado violentamente por la represión.

Cuando pienso en ese movimiento, creo que es muy importante trazar la frontera entre lo que es la lucha contra el crimen y la represión de la protesta, entre lo que es la lucha contra el crimen y la represión de las libertades.

Hace pocos días les decía a los estudiantes de la Universidad Nacional: yo he entrado a la Universidad Nacional al frente del Ejército y la Policía porque secuestraron al Rector, pero jamás he entrado a suprimir las libertades. Es bien importante. Esta bien que la universidad sea agitacional, pero no violenta; científica y critica, pero no violenta.

Al recordar los 50 años del fallecimiento del ex presidente Alfonso López Pumarejo, a quien se considera junto con el General Santos Acosta, como los padres de la Universidad Nacional de Colombia, leía una bellísima frase del ex presidente Alberto Lleras, sobre el ex presidente Alfonso López Pumarejo. Decía: ‘aquellos años de reformas tan importantes fueron presididos por Alfonso López Pumarejo que era el más implacable contradictor del caos’.

El proceso de reformas, el proceso de liberación democrática, no puede ser un proceso de caos, como el proceso de la seguridad no puede ser un proceso de represión.

El señor Gobernador (de Santander) recordaba cómo los colombianos han recuperado la capacidad de conmoverse. Cuando a mí me dicen hoy que hay reclamos por el hurto callejero, por el robo de la moto, del carro, por el hurto del comercio, por el hurto a las residencias, yo digo qué bueno que esos reclamos se den.

En un país abrumado, como estaba, por las masacres, la destrucción de municipios, los secuestros masivos, los ciudadanos no tenían espacio mental para reclamar por el hurto. Y en materia de seguridad ocurre lo mismo que pasa en materia de necesidades básicas, lo que dice Maslow (Abraham Maslow): ‘resuelta una, hay que resolver la otra’.

Quedan muchos retos

Por eso quedan muchos retos: de mejorar la seguridad urbana, de derrotar definitivamente las bandas criminales del narcotráfico, lo que queda de narcoguerrilla. El país tiene que apersonarse de esa batalla heroica de nuestras Fuerzas Armadas.

Creo, apreciados compatriotas, que otra revolución cultural es aceptar que si no hay inversión con tasas elevadas, no hay recursos para la política social. A mí generación la formaron en la universidad y en el debate político en la idea de que lo primero era lo social, pero no nos decían cómo. A medida que la vida nos ha enseñado, encontramos que eso tiene un cómo: hay que promover la inversión con responsabilidad social.

Colombia lo ha logrado estos años. El año pasado, en medio de enormes dificultades –dos dificultades, la de la economía internacional y la de Venezuela– Colombia tuvo la mayor tasa de inversión de América Latina: 25.8 (por ciento). En el pasado nuestras tasas de inversión oscilaban entre el 12, 14, picos del 16 (por ciento); llevamos cuatro años con tasas de inversión superiores al 25 (por ciento).

Y cuando la inversión extranjera en nuestro país era de 400, dos mil, dos mil 100 millones de dólares, irregular y baja, en los últimos años no ha estado por debajo de ocho mil 500. El año pasado, en medio de tantas dificultades: nueve mil 530 (millones de dólares). Este año, no obstante ser un año electoral, crece en un 23 por ciento.

Colombia no anula la inversión privada

Inversión con responsabilidad social. Y eso necesita decisión política para que se sepa que esta Patria no está en el propósito de otros países que quieren anular la inversión privada. Ahora, yo no creo en la inversión privada por fundamentalismo ideológico, lo creo por sentido práctico.

¿Por qué se cayó Unión Soviética, la China de Mao Tse Tung, el Muro de Berlín? Por falta de calidad de vida. En ese momento no se reclamaban las libertades, sino la calidad de vida. ¿Y por qué hubo ese rezago en calidad de vida? Porque se anuló la iniciativa privada.

Cuando se anula la iniciativa privada, los pueblos se aperezan, se muere la creatividad de los empresarios y de los trabajadores, todo el mundo se apelmaza, para nada sirven los procesos de investigación y desarrollo, y todo eso contribuye a que no haya competitividad, a que se muera el avance en calidad de vida.

La inversión no es un fin en sí mismo, es un medio de construcción de riqueza social. Como tal, hay que entenderla. Nosotros hemos hecho esfuerzos para la inversión, la reforma del Estado es de gran trascendencia.

Reforma del Estado

Quiero repetir la gran admiración que los colombianos sentimos por Martha Pinto de De Hart (Presidenta de Camacol, ex ministra de Comunicaciones), por lo que hizo en la reforma del Estado. El patrimonio del Estado colombiano hoy, en Colombia Telecomunicaciones vale dinero y tiene futuro; tenemos hoy un 50 por ciento menos una acción, y eso vale. Cuando teníamos el ciento por ciento en una empresa destruyendo valor, era negativa.

Hemos reformado 465 empresas del Estado. Las electrificadoras se han reformado, se acabó un clientelismo de la Nación. Y el esquema, como el que se convino con los parlamentarios y el Gobernador Horacio Serpa. Allá fueron todos a la Presidencia, y entonces nos pusimos a trabajar.

Y yo le he dicho a mis compañeros de Gobierno: el Gobierno no puede ser promesero ni desdeñoso. El Gobierno no puede hacer promesas porque al otro día –un Gobierno que le da la cara a la comunidad todos los días, al otro día le van a reclamar–, ni tampoco puede decirle a todo que no. El Gobierno tiene que ser un buscador de opciones.

Y nos dimos a la tarea de que se hiciera esa operación, que además de muchos beneficios para Santander, tiene uno muy importante para el país, se queda blindado el clientelismo.

Mal habríamos hecho de trasladar un clientelismo nacional a un riesgo de clientelismo departamental. Allí hay una reforma bien importante. Y qué bueno saber que esa empresa está presidida por uno de los santandereanos más destacados por su pulcritud, por su rigor, por su calidad de administrador público, como el doctor Carlos Alberto Gómez. Fue un gran cirujano en un problema muy grave que encontramos que se llamaba Ecogas.

Hemos reformado muchos hospitales, pero no hemos cerrado un hospital público. Es bien importante. Ojala esa reestructuración de los hospitales esté mejorando todos los días, para que no recaigan en la enfermedad.

Hemos avanzado en la reforma de las clínicas del Seguro Social. ¿Qué nos ganábamos, de tener el viejo Seguro Social, con los pacientes arrumados en los pasillos? O la vieja EPS, derrochadora, que gastaba un 28 por ciento de los ingresos en gastos de funcionamiento; la Nueva, un 9 por ciento.

Con la Nueva de las cajas de compensación y del Gobierno hemos pasado del derroche del Estado, de su desgreño, a una gran esperanza de eficiencia social.

Sabemos que las finanzas públicas han mejorado, pero no lo suficiente. Habíamos rebajado el déficit del Gobierno Nacional Central del seis y medio, siete (por ciento), al dos cuatro (2.4). Hoy es más difícil porque antes, entidades superavitarias, como Ecopetrol e Isagen, se contabilizaban en las finanzas centrales y reducían el déficit; hoy son independientes. Entonces ya la contabilidad central no tiene ese beneficio.

Creemos que va a quedar el déficit del Gobierno Nacional Central, en un cuatro y medio, no es bajo, pero la situación es más manejable porque el endeudamiento se ha reducido del 48 (por ciento) al 26 por ciento. Y antes era mucho más difícil de manejar el endeudamiento, porque el 70 por ciento del endeudamiento público era en dólares, nos golpeaba mucho más la crisis internacional. Hoy el endeudamiento público está representado un 70 por ciento en pesos, cuando la mayor parte de la deuda está en nuestra propia moneda, eso nos da una especie de protección frente a las crisis de la economía.

Incentivos y estímulos a la inversión

Muchas personas dicen: ‘bueno Presidente, pero es que hay, para resolver esos problemas del déficit, hay que eliminar los beneficios a las empresas para generar empleo’. Yo quiero que mis compatriotas discutan bien el tema. Nosotros introdujimos unos incentivos a las empresas; claro, unos incentivos a la inversión. Un hotel nuevo que se construye hoy en Colombia tiene 30 años de exención de impuesto de renta, pero paga predial, pero paga industria y comercio.

Pero paga predial, pero paga industria y comercio, paga cotizaciones a la seguridad social, ¿y cuánto ha ayudado la política de seguridad y esa política de estimulo al turismo?

Esas zonas francas, como los promisorios proyectos de aquí. Que bueno que vamos a entregar un país con 70 ó más zonas francas, teníamos 11, y en plena construcción, y dicen, ´no, es que son regalos a los ricos´. Son incentivos a la inversión.

Yo me pregunto, en una economía que quiere ser competitiva en el mercado externo ¿habrá incentivos a la inversión diferentes a los incentivos al empleo?

Algunos dicen, ´quitemos esos incentivos y solamente démoslos en función de los empleos que se creen´. Estos incentivos están condicionados hoy a crear empleos de buena calidad, sin intermediarios, con afiliación a la seguridad social.

Y les preguntan a ustedes como empresarios: ´¿qué les pasa a ustedes si mañana, o pasado mañana les quitan esos incentivos, y les dicen que solamente les da los incentivos cuando generen empleo, y no tienen incentivos para comprar la tecnología? Llega un momento en que no pueden generar empleo. ¿Cómo genera empleo, sino se avanza tecnológicamente?

Hoy el avance tecnológico es inseparable de la generación de empleo. Uno no puede, en un país que necesita ser competitivo, decir que va a generar empleo en un edificio moderno con un ascensor de palanca para que tenga un ascensorista. O que hay que ponerle a cada bus de Metrolínea una persona que cobre el tiquete en la puerta del bus para generar empleo, cuando hay unos sistemas computarizados. Lo que hay que hacer es capacitar a los colombianos para que todos tengan acceso al manejo de esa tecnología.

Yo quiero llamar la atención de los colombianos para mantener los estímulos a la inversión. A mí me preocupa mucho esto.

Hace unos meses un inversionista norteamericano en China le dijo al Ministro (de Comercio), Luis Guillermo Plata, en mí presencia, que el tenía la empresa más grande de producción de confites en China y que quería instalar una en América, y que por primera vez estaba pensado en Colombia. Que nunca había pensado en Colombia.

Y decía yo en mis adentros, ya nos están empezando a ver como un destino importante de inversión, y ahora que nos empiezan a ver vamos a quitar los estímulos. Yo creo que haríamos un gran daño.

Y pienso que la situación hoy es muchos más manejable. Miren, si nosotros nos hubiéramos reformado esta entidades del Estado, solamente en Telecom habría que pagar 500 mil millones al año de pensiones.

Los colombianos han hecho una reforma con mucho sacrificio que es la mejor herencia que este Gobierno le deja al próximo, el desmonte del subsidio a la gasolina. Contabilicen ustedes cuánto les costaba llenar el tanque de gasolina del carro hace ocho años y cuánto les cuesta hoy. Ustedes han evitado que el Estado tuviera que pagar hoy un subsidio de cinco billones.

Yo creo que esa son reformas de fondo, con mucho sacrificio del pueblo colombiano, que se han hecho para no tener que quitar la introducción de los incentivos al empleo, a través de estimular que el país avance tecnológicamente.

Pero si hay inversión los inversionistas se preguntan ¿y entonces a que mercados vamos a acceder? Yo creo que hay que seguir tonificando el mercado interno y acceder a mercados externos.

Política social evita deterioro del mercado

La política social, a la cual se refirió generosamente el doctor Juan Camilo, ha ayudado a evitar mayores deterioros del mercado interno en esta crisis.

El doctor Alberto Montoya Puyana, hace ocho años, cuando empezaba nuestro Gobierno, dijo en Bucaramanga, que debíamos entregar en el Gobierno cinco millones de microcréditos. En Banca de Oportunidades se entregaron siete millones 200 mil.

Cuando empezamos, la cartera para los microempresarios valía 732 mil millones; hoy supera los ocho billones. Eso ha ayudado bastante.

Miren, el año pasado en la crisis, América Latina aumentó la pobreza; Colombia la redujo. Ayer me decía un muchacho en la Universidad del Norte (de Barranquilla) ‘muy levemente’. Le dije sí, hombre, levemente; habríamos querido más velozmente, pero tienes que mirar el marco de crisis en que estamos.

El año pasado, mientras en América Latina hubo nueve millones de pobres más, aquí la redujimos. En esta crisis el Estado el año pasado, el Gobierno Nacional, no percibió 10 millones en ingresos que esperaba, sin embargo no les rebajamos un peso a las transferencias, en beneficio de la descentralización.

Estos años han permitido que los municipios colombianos hayan pasado en rentas propias –predial, industria y comercio, etcétera– de percibir tres billones 600 mil millones, a percibir ocho billones.

Eso mejora mucho la descentralización, que los departamentos hayan pasado de dos billones a cuatro billones en sus rentas. Reconociendo todo lo que falta.

Esta Patria es bastante descentralizada. El 52 por ciento de las inversiones del Estado en Colombia son hechas por las regiones.

Con esta tasa de inversión, el país sale adelante

Yo diría que nos hemos logrado defender en esta crisis, porque ha seguido creciendo la afiliación de los colombianos a la seguridad social en medio de la crisis, los hemos logrado atender.

Antes en una crisis los colombianos se desafiliaban masivamente a las cajas de las cajas de compensación del Régimen Contributivo; en esta crisis siguió aumentado la afiliación.

Antes en una crisis aumentaba enormemente la desescolarización, la deserción escolar y universitaria; hemos seguido aumentado la población escolar y universitaria. Yo creo que los hemos logrado atender en esta crisis, y si el país logra consolidar esa alta tasa de inversión el país sale adelante.

Es inseparable la inversión de la reducción del desempleo, el crecimiento de la reducción del desempleo. Entre 2003 y 2007 tuvimos una alta tasa de crecimiento y una acelerada disminución de la pobreza y del desempleo. Nos afectaron en este último año y medio estas dos crisis: la venezolana y la internacional.

Ayudar con la política social en el mercado interno y acceso a mercados. Usted se refería a los años de la apertura unilateral, doctor Juan Camilo. En efecto, Colombia entre 1989 y 2003, hizo la apertura unilateral al ritmo de nuestro mercado para llegar a productos extranjeros, pero no buscamos mercados, nos quedamos solamente con la Comunidad Andina.

Y un acuerdo, a la postre, insuficiente con México. Por eso los acuerdos de comercio de estos años. Yo creo que en la discusión de los acuerdos de comercio ya han cedido los fundamentalismos ideológicos, porque los hemos buscado. Porque así como mis compatriotas santandereanos, mis coterráneos antioqueños sienten la necesidad de exportar a Venezuela, tenemos que sentir la necesidad de exportar a todos los mercados del mundo.

Y esos acuerdos de comercio de ahora tienen unos elementos sociales bien importantes. El capitulo de protección de los derechos de los trabajadores, el capitulo de protección de los derechos humanos y el capitulo de respeto a las normas ambientales.

Mercados y revolución educativa

Pero si uno tiene seguridad, promoción de inversión, acceso a mercados, se tiene que preguntar ¿qué voy a vender allá?

La industria avícola en Santander, para exportar a China, tiene que estar en un mejoramiento tecnológico permanente. La industria manufacturera de muchas ciudades de Colombia en confecciones no va a compartir con los chinos en camisas de confección básica, tiene que estar agregando valor. El proceso de agregar valor es un proceso de todas las horas.

La economía no resuelve esos problemas quitándoles los incentivos a la inversión, o quitando los parafiscales, los resuelve agregando valor para poder competir exitosamente en los mercados a los cuales podamos llegar. Eso necesita una revolución educativa permanente.

La verdad es que cuánto mejor la revolución educativa para agregar valor, que quitar los parafiscales o quitar los incentivos a la inversión.

Nosotros graduábamos 400 mil bachilleres, este años se deben graduar 737 mil. Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios, ahora un millón 700 mil.

Queda en Congreso de la República un proyecto de ley para mejorar los recursos, más aún, a la universidad pública, y lograr una tasa universitaria del 50 por ciento, era del 21. Está en el 36 por ciento la tasa de cobertura universitaria, hay que llegar al 50 por ciento.

La revolución del Sena, de Bienestar Familiar. En los temas pendientes, si ustedes me preguntaran dos temas sociales pendientes, que son muchos, yo les voy a decir lo siguiente.

Educación de primera infancia, hemos avanzado mucho en nutrición infantil, vamos a lograr una cobertura en nutrición infantil sobre todos los niños pobres de Colombia menores de 5 años. Pero todavía estamos muy atrasados en cobertura escolar para niños menores de cinco años, solamente vamos a dejar 500 mil.

Si me preguntaran otro problema social grave. Hemos avanzado mucho en Régimen Contributivo de Salud, pero menos en afiliación al sistema pensional, hay nueve millones de trabajadores pobres que cuando cumplan edad de pensionarse, no van a tener pensión. Allí hay un problema social grave que enfrentar y yo quiero ser lo menos subjetivo con mis compatriotas en este balance final de Gobierno.

Este Gobierno dejó la reforma constitucional y la reforma legal para que el Estado les ayude con un beneficio de retiro permanente. Sé que los próximos gobiernos tendrán que hacer un gran esfuerzo para poder inyectarle recursos a esos instrumentos constitucionales y legales que nuestro Congreso ha aprobado a iniciativa de este Gobierno.

Infraestructura

Y el tema de infraestructura. Yo no me voy a referir lo que se ha hecho en Santander sino a lo que falta. Por ejemplo ¿para qué hablo de que el Plan 2500 hizo 235 kilómetros de vías municipales?

Yo miro la geografía de esta tierra y veo que de Los Curos a Málaga (Santander) hay más o menos 120 kilómetros sin pavimentar.

Si. Nosotros avanzamos en esta concesión del área metropolitana de Bucaramanga, pero queda pendiente lo que se llama el trayecto progresivo de Lebrija a Barranca, en doble calzada. Esta la cláusula contractual pero se necesitaran los recursos del presupuesto para esa doble calzada.

Y estas no son doble calzadas aisladas. Hay que pensar en la comunicación Cúcuta, Bucaramanga, los puertos del Pacifico, y en la comunicación Cúcuta-Bucaramanga-Panamá por el Caribe. Ahí tenemos muchos faltantes.

Al llegar a Barrancabermeja, entonces para irnos a Panamá tenemos que hacer toda esa doble calzada que cruce por Antioquia, que llegue a Montelíbano, a Urabá.

Al llegar a Barrancabermeja y cruzar el puente ‘Guillermo Gaviria’, tenemos que definir la carretera a Medellín, para llegar desde Bucaramanga cruzando por allá, a los puertos del Pacifico. Es una tarea que necesita propósitos de largo plazo.

He comparado estos 95 años de la cámara de comercio de Bucaramanga con una historia que relatan los norteamericanos, que es la visión de proyectos de largo plazo. Las grandes autopistas de los Estados Unidos no se hicieron de la noche a la mañana; se inauguraron en la administración del Presidente (Dwight) Eisenhower, pero se empezaron desde muchos años antes, de un propósito de mantener el rumbo.

Lo mismo la comunicación del Golfo de México con los lagos de Canadá. Los proyectos necesitan una gran persistencia; es mucho más importante la constancia que la plata.

Yo veo que se han empezado un poco de obras importantes con una chequera muy delgadita y eso me ha demostrado que es mucho más importante la constancia, la aplicación inclaudicable con el himno de Santander. jalonando adelante, ni un paso atrás. Es mucho más importante eso que la plata.

Y uno se pone a ver obras que faltan, de gran importancia. Esta mañana me preguntaba el Alcalde de Girón por la carretera que baja de Piedecuesta a Girón.

Ya se está diseñando por el contratista. Yo no creo que alcancemos a dejarla contratada. Eso es lo que se llama Piedecuesta, el anillo vial externo, eso baja por el valle de Guatiguará.

Hemos avanzado. Yo creo que la Concesión Comuneros muestra un buen estado de la vía pero es muy angosta. Esa doble calzada se requiere; yo creo que ahí nos queda un tema pendiente.

Son muchos los temas pendientes, pero trabajando todos, con una gran visión en procura del progreso colectivo, salimos adelante.

Yo siempre recuerdo, laguna vez que llegué a Palonegro y encontré una valla que decía allí: ‘quien pisa tierra santandereana es santandereano’.

Ese es un honor que cuesta, es una gran calidez hospitalaria que confiere un honor que cuesta y los gobiernos tienen que mantener una enorme preocupación por esta tierra.

En medio de todo lo que falta yo tengo que decirles que para nosotros ha sido muy grato trabajar con ustedes, porque aquí hay confianza, hay instituciones, hay una gran calidad humana y hay un gran sentido colectivo. Gran capital social.

Hace pocos días en el Foro económico Mundial, en Cartagena, un médico de un hospital internacional, esa clínica Johns Hopkins, que vino a hacer una alianza estratégica aquí, me decía: ‘he observado que los colombianos mantiene una risa, a flor de labios’.

Y le dije: médico siquiera la notó, porque nuestros compatriotas que han sufrido tanto, deberían tener no una sonrisa sino la mueca de la amargura y sin embargo aquí hay capital social. Y ese capital social se expresa en Santander de manera ejemplar.

Qué identificación tan importante entre el himno santandereano y la manera de proceder de sus habitantes; es difícil encontrar un himno que retrate tan bien la personalidad de un pueblo, como el himno santandereano.

Esto no ha tenido sino una cualidad estos ocho años de Gobierno, afecto por Colombia y afecto muy, muy especial por esta tierra.

Vamos atrabajar todos estos temitas, como el tema cultural, hasta el 7 de agosto a las 3:00 de la tarde que jure nuestro sucesor.

Señores comandantes: los trabajadores colombianos están un poco más tranquilos porque hay menos inflación. Eso no se le debe solamente al Banco de la República y al Gobierno; se le debe a las Fuerzas Armadas. Este país tiene más oferta de alimentos que hace ocho años, gracias a las Fuerzas Armadas y eso nos ha permitido defender el ingreso de los trabajadores colombianos.

Señores comandantes: un país tan afectado por la violencia, guerrilla, paramilitares; tiene un gran esperanza en ustedes. Pueblo, Constitución y Fuerzas Armadas para que las nuevas generaciones pueden vivir libres, pero libres de todas las amenazas, libres de la amenaza de la violencia.

Con mucho afecto, los saludo a todos ustedes, mis compatriotas santandereanos, en esta tierra de progreso sustentando sobre un músculo que no afloja: la capacidad de trabajo de ustedes.

Muchas Gracias”.

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