Mayo 11

   

Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez al instalar conversatorio con estudiantes de la Universidad la Gran Colombia en Armenia

Bogotá, 11 may (SP). “Me honra muchísimo esta mañana estar en la Universidad La Gran Colombia de Armenia. Quiero rendir un homenaje a la Universidad, a sus directivos. Es una gran obra de la Patria, al servicio de la ciencia y al servicio de la solidaridad.

Durante muchos años he tenido el privilegio de la amistad y de la cercanía con el doctor José Galat, uno de los colombianos ejemplo en su solidez ética.

Quiero valorar este gran esfuerzo de la Universidad en Armenia. Doctor Bejarano, por su conducto, felicitación a todo el equipo de la Universidad y el gran esfuerzo de la Universidad.

Nosotros decimos que en estos años el numero de estudiantes universitarios de Colombia ha pasado de menos de un millón a cerca de millón 770. Y eso se va ratificando con todas las cifras. Ahora nos decía en el avión el doctor Galat que la Universidad La Gran Colombia ha pasado de algo más de 2 mil a algo a más de 15 mil, y que tienen una gran presión por el crecimiento.

Me han propuesto el tema de las universidades regionales, el alcance a la cobertura educativa en el país y el tema de la alianza Universidad, Empresa, Estado.

Sin perjuicio de preguntas de ustedes sobre todos los temas, permítanme enmarcar estos temas en lo que ha sido la conducción de este Gobierno. Nosotros hemos trabajado por el tema de la seguridad con valores democráticos, por el tema de la confianza de inversión con responsabilidad social y por el tema de la cohesión social.

Hemos tenido pocos años de paz

Nunca pensé que lo que los colombianos conocemos como los tres departamentos del corazón cafetero, pudieran ser afectados por la violencia, pero lo fueron.

Entonces cuando aquí, además del café, de la diversificación en muchas áreas, irrumpía una gran posibilidad del turismo, todo se afectaba porque este departamento, que lo pensamos los colombianos antaño inmune a la violencia, había sido penetrado por la violencia. Bastante hemos progresado estos años, reconociendo lo que falta.

Apreciados estudiantes y directivos: cuando uno examina la historia de la Patria en estos dos siglos de vida independiente, encuentra que la Patria ha tenido buenos gobernantes, buenas políticas públicas, buenos líderes. Y uno se pregunta por qué Colombia no ha tenido más prosperidad.

Respuestas darán historiadores, sociólogos, sicólogos, politólogos, economistas. Pienso que la violencia nos ha traído muchas frustraciones. Solamente hemos tenido escasos 47 años de paz: siete años en el siglo XIX alrededor del Gobierno del Presidente Núñez, que fueron de prosperidad. Nacieron proyectos industriales de gran importancia en el Caribe colombiano y en esta Colombia Andina prosperó la agricultura y la caficultura en particular.

En el siglo XX apenas tuvimos 40 escasos años de paz. Empezó la paz en aquel último trimestre de 1902, cuando se le puso punto final a la Guerra de los Mil Días, pero terminó la paz en aquellos primeros años de 1940, cuando reapareció la violencia entre los partidos, golpeó bastante al Quindío.

Esa violencia termina a finales de los años 50 con los pactos del Frente Nacional, liderados por los ex presidentes Alberto Lleras y Laureano Gómez, pero no hay paz. Aparecen las guerrillas marxistas del odio de clases, aquellas que querían sustituir el argumento en la emulación política por la violencia, la idea por el fusil, el Estado democrático por la dictadura del proletariado. Y en generaron la reacción igualmente cruel del paramilitarismo, y unos y otros cooptados por el narcotráfico, pesadilla que todavía no hemos superado.

Por eso, apreciados compatriotas, no desisto en invitar a toso los colombianos para que este esfuerzo que se ha hecho en materia de seguridad cree un compromiso en todos los colombianos para avanzar en seguridad, para no abandonar el rumbo de la seguridad, mejorándola todos los días.

Colombia frente a la crisis

El segundo esfuerzo que hemos hecho es el de la política de promoción de inversiones. Creo que en el país se han dado dos revoluciones culturales importantes. Cuando yo era joven se despreciaba la seguridad, se le trataba con desdén, la referencia ella era peyorativa, se entendía la seguridad como un camino a la dictadura, como una actitud fascista.

Hoy la inmensa mayoría de los colombianos reconoce que la seguridad es un valor democrático, una fuente de recursos; ahí hay una revolución cultural importante.

La semana pasada le preguntaba a un niño crítico, inteligente, en la Universidad del Norte en Barranquilla, le dije: ‘¿Cuantos años tienes?’. Me dijo: ‘Diecisiete’. Le dije: ‘Cuando empezó este Gobierno escasamente tenías nueve añitos; está muy bien que tu generación reclame un mejor futuro para el país, pero hay que tener memoria; falta mucho, pero hay que saber de dónde venimos’.

Creo que esta seguridad con libertades democráticas va conquistándole al país mejores oportunidades; por eso pienso que no se puede abandonar, que hay que perfeccionarla todos los días, pero no desistir, no abandonarla.

Colombia se ha defendido en esta crisis de la economía, y eso valida el tema de la confianza de la inversión. En esta crisis, en América Latina creció la pobreza; en Colombia se disminuyó levemente. Primera crisis profunda de la economía, en Colombia dos causas de crisis: la crisis internacional y la crisis particular con Venezuela.

En ocasiones anteriores una crisis de la economía aumentaba aquí enormemente la pobreza; ahora logramos, a pesar de la crisis, que siguiera disminuyendo. Que no mucho, es cierto, pero logramos disminuirla a pesar de la crisis y disminuyó más la pobreza absoluta y hubo una ligera mejoría del coeficiente Gini de distribución del ingreso.

En esta crisis, los gigantes económicos de América Latina vieron caer sus economías, la nuestra creció un poquito.

Le decía ahora al Gobernador y doña Ana Maríaa (Arango Álvarez), la Alcaldesa: ‘En crisis anteriores los gobiernos disminuyeron las transferencias’. Decían: ‘A nosotros se nos caen los ingresos, en el Gobierno central, tenemos que disminuirles las transferencias a las regiones’. A pesar de la caída de ingresos del Gobierno Nacional, no se le disminuyeron las transferencias a las regiones.

Con algo muy importante, veía lo siguiente: los ingresos de los municipios en estos años han pasado de un poco más de dos billones a algo más de ocho billones, y los de los departamentos, de cuatro billones a algo más de ocho billones. Eso hay que deflactarlo aún, porque es una cifra en pesos corrientes, hay que convertirla en pesos constantes.

Ayúdeme Mateo (Restrepo, Alto Consejero para la Política Anticíclica) en el Ministerio de Hacienda, a ver cómo nos mandan el dato, en pesos constantes, de la evolución de recursos propios.

En crisis anteriores, los colombianos abandonaban masivamente la seguridad social; en esta crisis seguimos avanzando en cobertura de seguridad social. En crisis anteriores, se presentaba una gran deserción universitaria y escolar; en esta crisis hemos logrado seguir aumentando la población escolar y universitaria.

¿Qué les pasó en la Universidad del Quindío, el año pasado con la crisis? ¿Hubo deserción aquí en la Universidad de la Gran Colombia?

Sostenibilidad en número de estudiantes. Todavía tenemos en el país una alta deserción, alrededor del 40 por ciento, muy inferior a la que teníamos.

Lo que resalto de esta crisis es que en lugar de haberse aumentado la deserción, logramos seguir aumentando la población. ¿Qué le pasó a nuestro Rector, en la Universidad del Quindío, con la deserción en esta crisis?

Pero no se le aumentó la deserción con motivo de la crisis, es importante. Estos testimonios son muy importantes ante el país y ante el mundo. La primera crisis que podemos mostrar que en lugar de haberse aumentado la deserción escolar y universitaria, esas poblaciones siguieron creciendo; el país tuvo la mayor tasa de inversión en América Latina el año pasado: 25.8 (por ciento).

Me dicen: ‘No, no puede ser, Brasil’. Les dije: ‘Busquen Brasil, entre 16 y 17 (por ciento)’.

Y dicen: ‘No, que solamente ha crecido en Colombia la inversión petrolera y minera’. Miren, apreciados estudiantes, nosotros hemos desagregado la tasa de inversión. Primero, ¿qué es la tasa de inversión? Es el porcentaje que representa la inversión de un año en relación con el monto del producto. Un producto de 500 billones, el producto colombiano vale hoy más, una tasa de inversión del 25,8 (por ciento) quiere decir que en Colombia se invirtieron 125 billones; eso es algo muy importante.

Y me preguntan: ‘Ah, pero sólo en petróleo’. No, miren, lo que ha pasado por ejemplo en industria, turismo, en el sector servicios, en el comercio, en agricultura: ha habido unas tasas de inversión enormes. Este país pasó de tener cuatro millones de hectáreas de agricultura a tener cinco millones, a pesar de todo lo que falta.

En industria: cuando uno desagrega la tasa de inversión hay que mirar, por sectores, cuánto era el porcentaje sobre el PIB del equipamiento del sector industrial al año; era el cuatro por ciento, subió al nueve, hoy está en el ocho (por ciento).

Y la segunda pregunta que hacen: ‘¿Para qué una tasa de inversión tan alta si todavía hay mucha pobreza?’. Hay que dar tiempo, hay que dar tiempo, eso no se logra resolver de la noche a la mañana, y todavía tenemos unas regiones sin inversión.

Anoche veíamos en el Consejo de Ministros el tema de sitios de la geografía del país donde viven, mayoritariamente, compatriotas afrocolombianos, el Chocó, todavía allí no hay tasas de inversión, muchos sitios del país donde no tenemos tasas de inversión.

Pero en esto hay que persistir. Un ejemplo de que la persistencia sirve: China, lleva más de 20 años con una alta tasa de inversión, tasas de inversión del 30 ó 40 por ciento del producto. Apenas han reivindicado 400 millones de chinos de la pobreza, de una población de mil 300 millones. O sea que en eso hay que persistir.

¿Cuál es la revolución cultural que aquí se ha dado? Cuando yo era joven se hablaba mucho de lo social, pero no se hablaba de las fuentes para financiar lo social; creo que hoy los colombianos empiezan a aceptar mayoritariamente que se necesita, para resolver el problema social, mantener una alta tasa de inversión.

Política social

Y por supuesto, la seguridad y la inversión necesitan el acompañamiento de una tercera política: la política social, encabezada por la política educativa.

Nosotros hemos procurado, en estos años de Gobierno, que la Seguridad Democrática esté acompañada por la política social. A ninguna parte del país hemos llegado solamente con los soldados; los soldados de la Patria han sido acompañados han sido acompañados de más salud, de más educación, de más Familias en Acción, de más Bienestar Familiar, de más Sena, etcétera.

Por eso el Impuesto al Patrimonio, un gravamen alto, lo pagan los sectores más pudientes del país, pero ha hecho posible que los colombianos hubiéramos avanzado en el camino de que la política de seguridad no llegue sola, sino acompañada de la política social.

Grave hubiera sido llegar solamente con la política social, con la política de seguridad; creo que la política social es un gran validador. Esas tres políticas creo que son inseparables: la política de seguridad, la política de promoción de inversiones y la política social.

Ahora, ¿qué papel juega la universidad? La universidad es fundamental en todas ellas. Por ejemplo, la educación encabeza la política social, porque una política social hay que distinguir si es una política remedial o una política estructural.

Una política es estructural cuando garantiza que hay un mejoramiento en la distribución de la riqueza y en la calidad de vida; se supera pobreza y se construye equidad. Pues bien, la educación es lo único que lo logra, en el mediano y largo plazo, pero hay que persistir.

¿Qué ha pasado en educación en estos años? Nosotros teníamos una cobertura en educación básica del 78 por ciento, estamos llegando al ciento por ciento; de educación media era del 57 (por ciento), estamos llegando al 80 por ciento; graduábamos 400 mil bachilleres, este año vamos a graduar alrededor de 737 mil; teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios, estamos llegando a millón 700.

El Icetex, una de las 465 entidades del Estado reformadas, donde hemos eliminado politiquería. Hoy para obtener un crédito en el Icetex no se necesita una recomendación política; basta hacer la solicitud por Internet, y con el apoyo de la universidad. El Icetex atendía 60 mil estudiantes, hoy atiende 300 mil 15 estudiantes.

El Sena. El Sena atendía millón 100 mil personas por año, el año pasado, siete millones 857 mil.

Una de las grandes revoluciones del Sena es la virtualidad; este año pasan por el Sena 4 millones de colombianos en formación virtual; un millón de colombianos aprendiendo inglés a través del Sena, en virtualidad.

El Sena tenía 41 mil colombianos que estaban matriculados en programas técnicos y tecnológicos, este año 500 mil.

Con una revolución que se la debe el país a la Ministra de Educación (Cecilia María Vélez) y al Director del Sena (Darío Montoya): hoy el muchacho que termina una tecnología no se estanca. Gracias a lo que se introdujo que es la educación por ciclos, ese muchacho puede en cualquier momento posterior ir a una universidad, cursar los créditos que hagan falta para acceder a un título de educación superior. Creo que ese es un gran paso.

Tengo que rendir un homenaje a todo el sector educativo, a los secretarios de educación, a la manera cómo han trabajado con la Ministra, a ella misma. Es que el país en 100 años tuvo 120 ministros de educación, unos muy buenos, pero no les daban tiempo; ahora en ocho años ha tenido una Ministra de condiciones óptimas con un gran equipo, que no ha habido interferencias politiqueras. Creo que presenta unos buenos resultados.

Antes en el país había una gran aversión, los muchachos no querían saber de una tecnología y las cifras los indicaban. Era yo candidato a la Presidencia y el informe que obteníamos era que, mientras en los países industrializados se graduaba un profesional por cada diez tecnólogos, en Colombia era al revés: por la renuencia, el rechazo de los muchachos a las tecnologías, por temor a estancarse, aquí se graduaba apenas un tecnólogo por cada diez profesionales.

Las últimas cifras están indicando que de cada cien graduandos en Colombia, 76 son profesionales y 33 tecnólogos.

No hemos podido invertir, pero se ha cerrado mucho la brecha, porque es que el tecnólogo sabe hoy que ahí no se estancó, que puede seguir estudiando indefinidamente. A medida que está trabajando o emprendiendo, puede seguir estudiando y puede llegar a ser doctor, a ser un PHD. Creo que ese es un paso muy importante.

En ciencia y tecnología hemos avanzado. Hay una gran reforma de Colciencias, este año Colciencias tiene un presupuesto récord. Diría que lo más importante son los esfuerzos que se han hecho con los niñitos: el país hoy tiene miles, miles de grupos de niñitos que están siendo inducidos a la ciencia, donde empieza la vocación científica.

Algunos han dicho: ‘Bueno, pero es que por esta masificación se ha afectado la calidad’. De ninguna manera. Nosotros antes teníamos las pruebas Icfes, hoy tenemos las pruebas Saber. Las pruebas Saber van midiendo vocaciones y mejoramientos en todas las etapas. Que cómo se va en matemáticas, que cómo se va en el lenguaje. Y las pruebas Saber primero nos mostraron que la masificación no afectó la calidad, y segundo vamos mejorando.

Segundo, ya los maestros no entran por politiquería, entran por concurso.

Tercero, tenemos más de 60 mil maestros en el nuevo estatuto. Y el nuevo estatuto es más exigente es requisitos para garantizar la calidad, pero también es menor avaro en remuneración.

¡Qué bueno poder decir que de los 300 mil maestros del sector público en Colombia, ya tenemos 60 mil en el nuevo estatuto!

Tercero, el país ha avanzado mucho en las certificaciones de calidad de las universidades. Nosotros vamos a dejar el 20 por ciento de los programas universitarios de Colombia con el certificado de excelencia, no con el registro básico calificado donde está el ciento por ciento, sino un 20 por ciento con el registro de excelencia. Las universidades han aumentado muchísimo la proporción de profesores con maestría, de profesores con doctorado.

Y las pruebas Ecaes. Colombia hoy está midiendo la calidad de los egresados universitarios, y felicito a la universidad por haber tenido buenos resultados en la pruebas Ecaes.

Y tenemos el observatorio laboral de los egresados universitarios, para saber cómo les va yendo a los muchachos en la vida laboral y del emprendimiento, una vez terminan.

Colombia es el país latinoamericano que hoy más expone sus estudiantes a las pruebas de matemáticas y de ciencias, con los estudiantes de países industrializados. Y el país latinoamericano más exigente en pruebas domésticas.

¿Qué falta? Hemos avanzado mucho, pero falta mucho. Por ejemplo, en primera infancia, hay un gran avance en nutrición infantil: en este Gobierno hemos pasado de 5 millones 800 mil usuarios de Bienestar Familiar a 13 millones, pero apenas logramos la primera cuota en escolaridad de niños pobres menores de 5 años. Este Gobierno termina con 500 mil niños de primera infancia en escolaridad; llamemos eso la gran cuota inicial.

¿Qué falta en básica, qué falta en media? Infraestructura. Los alcances de cobertura han desfasado totalmente la infraestructura. El país tiene que hacer un gran esfuerzo en esa materia. Ahí estamos con alcaldes, gobernadores, construyendo 50 megacolegios, colegios de excelencia en los sectores más pobres, para que los estudiantes más pobres tengan colegios de excelencia.

¿Qué falta? La conectividad. Nosotros vamos a dejar en agosto el 80 por ciento de la matrícula pública con conectividad, pero todavía hay muchos desequilibrios: en unas partes del país hay un gran avance, en otras partes del país todavía hay retraso.

En cobertura universitaria. Sí, ha sido un gran salto del 25 al 36 por ciento, pero el país tiene que llegar al 50 por ciento. O sea que este gran salto no es para bañarnos en agua de rosas. Ahora, sí quiero dar ejemplo para que el Gobierno haga una rendición de cuentas con toda objetividad, decir qué es lo que hemos logrado y qué falta. Creo que nosotros no nos podemos tranquilizar porque hemos pasado en una cobertura universitaria del 21,6 al 35 – 36, hay que llegar al 50 por ciento.

En este momento hay en curso en el Congreso de la República un proyecto de ley de la Ministra, respetando todos los principios de autonomía de la Ley 30, para aumentar presupuestos y para lograr que haya más presupuesto para el programa del apoyo al mantenimiento de los estudiantes más pobres.

Porque nosotros ya pusimos las primeras semillas, no solamente aumentamos créditos del Icetex para matrícula, sino que también pusimos la primera semilla de unos auxilios de sostenimiento a los sectores más pobres, pero insuficiente. Eso hay que crecerlo totalmente. Por eso esa propuesta de reforma a la Ley 30.

Entonces hay grandes avances, pero el Gobierno también tiene que reconocer todo, todo lo que falta, apreciada comunidad académica.

Universidad regional

La universidad regional. El país tiene que crecer simétricamente, equilibradamente. Diría que hoy, más que de universidad regional, lo que tenemos que hablar es de la diferencia entre la posibilidad de en grandes centros urbanos y las regiones remotas del país.

Diría que la diferencia no es hoy entre Bogotá y Armenia, donde están niveladas en posibilidades de acceso a la universidad; la diferencia es entre lo que podríamos llamar, de un lado, Bogotá y Armenia, y lo que podemos llamar, de otro lado, la Costa Pacífica, para no hablar sino de un lugar remoto.

¿Qué posibilidades ve uno allí? El país tiene ya presencia de algunas universidades en esas zonas remotas, que han avanzado, no se puede negar; voy a referirme a algunos puntos que creo para que el país tenga más avance en esas zonas.

Primero: creo que las universidades que estén allí, en su autonomía, deben ofrecer a los muchachos de esas regiones la posibilidad de que allá estudien los primeros años de todas las carreras, en una especie de estudios generales, y después los trasladan para el último año, los dos últimos años, a los sitios del país donde tengan las facultades de las carreras específicas, a completarlas.

Nosotros hemos intentado hacer eso con la universidad Nacional en San Andrés y en Leticia, pero todavía es precario.

Otro punto, se lo observaba anoche a mis compañeros, pensando en las universidades para los sectores remotos donde viven mayorías de nuestros compatriotas afrodescendientes: impulsar mucho lo del Sena; es que el Sena es gratuito; que en esas regiones haga una gran presencia la formación técnica y tecnológica del Sena, con la advertencia: ‘Muchachos, es que ustedes ya no se tienen que quedar allí’. Quien se gradúa de técnico o de tecnólogo en el Sena, puede entrar después a completar los créditos y a adquirir un grado de educación superior.

Otro mecanismo, a mí me parece muy difícil, que cualquier universidad llegue a esas zonas y a todos los municipios. Los costos. Una población estudiantil muy dispersa, muy difícil tener un edificio como este en toda población. Creo mucho en la virtualidad.

La virtualidad esta produciendo una gran revolución. Cuando yo era Gobernador de Antioquia, que certificamos la educación, fue el primer departamento que la certificó en Colombia, se descentralizó, entonces ya empezó el departamento a manejar la educación, y me llegaban profesores de todos los municipios a decirme: ‘Gobernador, trasládeme al Valle de Aburrá’. ‘¿Y por qué quieres venirte?’. ‘Gobernador, porque tengo que hacer un posgrado, una maestría’. Hoy no. Hoy ya con la virtualidad los maestros pueden hacer maestrías en cualquier sitio del país, siempre y cuando haya un buen Internet.

Creo que hay que hacer un gran esfuerzo en materia de virtualidad, para poder ofrecerles a los compatriotas de esas regiones remotas todas las posibilidades universitarias. Estos son algunos de los temas en que hemos pensado.

Acciones para sectores pobres

Ahora: ¿qué se está haciendo para los sectores más pobres de la Nación? Primero, se ha aumentado, a pesar de la crisis de la economía, las transferencias de educación a departamentos y municipios.

Segundo, se han aumentado sus ingresos propios.

Tercero, en esas transferencias habido un aumento mayor para el tema educativo.

Cuarto, hay unas contribuciones adicionales del Gobierno Nacional. Quinto, en muchas partes se ha introducido ya la gratuidad. Sexto, el Gobierno Nacional está garantizando gratuidad para unos seis millones de niños, con un giro que les está llegando directamente a los rectores; el año pasado les llegó un giro por 180 mil millones (de pesos), para unos cinco millones y medio de niños a todos los establecimientos de educación del país.

Está el tema de Familias en Acción; nosotros hoy estamos pagando dos millones y medio de Familias en Acción, de un total de dos millones 900 mil, porque ya muchas se han graduado.

¿Para qué es ese subsidio? Para garantizar que las familias más pobres puedan mantener a sus hijitos en el colegio. ¿Cuál es la condición de ese subsidio? Que acrediten la asistencia escolar de sus hijos.

El país tiene una serie de programas de estos de gran importancia. En Bienestar Familiar, ya les hablaba del crecimiento. Uno de los grandes obstáculos es que la familia dice: ‘Yo no lo puedo mandar porque no tiene alimentación’. Nosotros arrancamos un programa para niñitos menores de cinco años, de cero, ya tiene hoy millón 650 mil niños en alimentación.

Los restaurantes escolares cuando empezó el Gobierno tenían dos millones 200 mil niñitos, hoy tienen cinco millones. El programa era de 122 días, este año es de 180 días. Entonces eso va ayudando a ver cómo vamos supliendo necesidades.

El tema de la alianza universidad, empresa, Estado. Es una necesidad. Cuando yo estudiaba en la universidad pública, en la universidad había un gran odio por la empresa privada, y en la empresa privada una gran desconfianza por la universidad. Creo que se ha venido dando otra revolución en el país: la necesidad de entender esa alianza universidad-empresa-Estado.

La universidad es la caja de resonancia de los problemas de la sociedad, y tiene que ser el laboratorio experimental, donde se produzca un efecto de réplica sobre la sociedad en general proponiéndole soluciones.

Por eso creo mucho en la universidad crítica, científica, masiva, experimental, pero no en la universidad violenta. La revolución más importante del siglo pasado en materia universitaria, podemos decir que la hizo López Pumarejo con la Universidad Nacional, pero no fue de desorden ni de violencia; todo lo contrario.

El ex presidente, Alberto Lleras refiriéndose a esos años, dijo que López Pumarejo había demostrado que hacía unas grandes revoluciones, pero al mismo tiempo era el más implacable opositor al caos.

En las discusiones que he tenido en muchas universidades públicas, me dicen: ‘Ah, sí, pero es que usted entró con la tropa a la Universidad Nacional’. ‘Sí, entré a rescatar el Rector, que lo habían secuestrado, pero no afecté a la libertad de cátedra’.

La Fuerza Pública, para que no haya engaños, lo he dicho abiertamente, se lo dije a la Fuerza Pública, desde el 7 de agosto de 2002 hasta cuando jure el nuevo Presidente, ahora el 7 de agosto que viene, la orden ha sido: ‘Donde allá violencia, entren; que hay violencia en la universidad, entren, y por cuenta mía’.

Eso sí, lo que es la libertad de cátedra, la libertad de ciencia, la libertad de ideas, la libertad de conciencia, eso se respeta, se respeta totalmente.

Me parece que esa alianza universidad, sector privado, es bien, bien necesaria. Porque garantiza pertinencia; esa alianza le va indicando a la universidad cuáles son las necesidades de la sociedad. No puede ir la sociedad por un lado y la universidad por otro.

En el Japón hubo un problema en la década de los ochenta, y en los Estados Unidos. El Japón tuvo un divorcio y también los Estados Unidos. En el Japón el programa de investigación científica lo radicaban exclusivamente en el sector privado. Entonces se atrasaron las universidades del Japón por falta de esa alianza.

Y en los Estados Unidos ocurrió todo lo contrario: la investigación la hizo aisladamente la universidad, sin concurso del sector privado, y entonces las universidades norteamericanas terminaron vendiéndole muchos resultados de investigación a empresas de países distintos a los Estados Unidos.

Dos fracasos de dos colosos de la economía, por haber tenido en unas décadas separadas a la universidad y a la empresa privada, nos demuestran la necesidad de mantener esa alianza universidad-empresa privada.

Elementos para la prosperidad

Creo profundamente en seis elementos para la prosperidad del país. Yo no creo que la prosperidad del país dependa de que quiten los parafiscales o que quiten los incentivos de inversión. Si le quitan los parafiscales, lo que se le hace un daño es muy grande a la institucionalidad social y se genera muy poquito empleo, como lo han dicho modelos matemáticos de profesores especializados en la materia.

Y creo que si se quitan los incentivos a la inversión, se hace mucho daño a un país que apenas está empezando a tener unas tasas de inversión elevadas.

Creo en seis elementos: el tema de la seguridad, la promoción de inversiones, el acceso a mercados, la innovación productiva, el tema educativo y el tema de infraestructura.

Y la educación pasa por todos, la educación pasa por todos, la educación es fundamental para garantizar que la seguridad permita producir todos sus logros. Es imposible sin educación que los logros de la seguridad se traduzcan en un gran beneficio para la sociedad.

La educación es fundamental para darle respuesta a dos elementos: a la política de promoción de inversiones y a la política de accesos a mercados.

Uno dice: si hay promoción de inversiones en Colombia y hay accesos a mercados, ya Colombia no está en la apertura unilateral, donde solamente abrimos la economía, nosotros dejamos que el país se inundara de productos extranjeros pero no accedimos a mercados. Ahora Colombia está accediendo a mercados. Pero viene la pregunta: ¿y qué les vamos a vender a esos mercados?

Ahí es donde se necesita tener un gran concepto de innovación productiva, agregarle valor a lo que se produce y desarrollar los nuevos sectores de la economía, y eso necesita sustento en una gran proceso educativo y en una gran alianza universidad-empresa.

Nosotros creo que nos va mal si solamente pretendemos vender café verde, hay que vender café con todos los días más agregado, para eso se necesita la alianza universidad-empresa.

Yo les digo a mis coterráneos en Medellín: olvidémonos de que vamos a competir con los chinos produciendo nosotros confección básica, nosotros necesitamos producir confección que les llegue a unos nichos de mercado importantes, que valga más, y eso necesita una gran integración del sector educativo con el sector productivo.

El país tiene que desarrollar nuevos sectores. El Ministro de Comercio, Luis Guillermo Plata, ha venido, en concertación con el sector privado, buscando cuáles son los nuevos sectores. El país tiene gran posibilidad en los biocombustibles, el país tiene gran posibilidad en el turismo y salud, sí que la tiene el Quindío, sí que la tiene el Quindío.

Cuando hemos mejorado el aeropuerto y hemos bregado a crear condiciones para que vengan turistas del extranjero, uno piensa en ese turismo de salud, y el país tiene esa posibilidad, porque el país tiene muy buena medicina acreditada, y el país tiene un acceso a los servicios de salud a menor costo que en la comunidad internacional.

El país puede ser un gran productor de medicamentos y de productos cosméticos, con una gran base de productos naturales.

Veo que el país está llegando a 70 mil empleos en el Call Center y en los Business Proceses Outsourcing; una gran integración hay también con el Sena. Eso muestra la integración sector privado-comunidad educativa.

La ciudad de Manizales ha aprovechado esto, las condiciones que este Gobierno ha creado. Creo que la Universidad de Manizales va a terminar este año con más se 10 mil empleos de buena calidad en el Call Center. Y eso le ha ayudado a la ciudad de Manizales a reducir drásticamente el desempleo.

Entonces uno ve que la educación es un elemento que pasa por todas partes, en un país que quiera salir adelante con esos seis puntos, que creo que son seis puntos para la prosperidad nacional.

Convocatoria a estudiantes contra el consumo de droga

Quiero lanzarles a los estudiantes colombianos un reto desde la Universidad Gran Colombia. La verdad es que los colombianos nos tenemos que sentir golpeados con un informe de Naciones Unidas y de otros organismos, en el cual aparece que los universitarios colombianos son los mayores consumidores de droga del continente.

Nos tenemos que quitar ese San Benito. ¿Por qué? Creo que la universidad colombiana tiene que reaccionar. Creo que es muy importante en estos días que la universidad colombiana se vuelque a la calle a rechazar la droga.

Veo las caras de todos ustedes, gente juiciosa, muchos estudian dos horas por la mañana, se van y trabajan ocho horas, estudian otras dos horas por la noche y llegan a trabajar hasta medianoche.

Muchas mujeres colombianas se levantan a las 3:00 de la mañana, atienden sus hijitos, el marido, se van para una universidad de 6:00 a 8:00, van y trabajan hasta las 6:00 de la tarde, vuelven a clase de 6:00 a 8:00, y enseguida se van para la casa a trabajar hasta las 12:00 de la noche, y medio concilian el sueño entre las 12:00 de la noche y las 4:00 de la mañana.

Para que nos vengan a decir ahora que es el país que tiene la mayor cantidad de universitarios involucrados en la droga. Hay que revelarse contra eso y rechazar la droga.

Aquí ha hecho mucho daño la permisividad con la droga. Ese cuentico de la dosis personal, en nombre del libre desarrollo de la personalidad, ¿qué fue lo que logró? Tan defendido eso por tantos sectores de la política, ¿qué fue lo que logró? Miren: lo que logró fue: aumentar la criminalidad en los jóvenes y que ahora a Colombia le dieran el título del país que tiene más cantidad de universitarios consumiendo droga. Hay que quitarnos eso.

Este Gobierno se demoró mucho pero lo logró: en diciembre se aprobó el acto legislativo para poder ilegalizar la droga en todos los aspectos. Es que en el mundo hay mucho que dicen, y muchos colombianos: ‘El tema de la droga se resuelve legalizándola’. La tuvimos legalizada todos estos años, tuvimos legalizado el consumo, además injustamente. Un país haciendo este esfuerzo tan grande contra la producción, contra el tráfico, contra la riqueza ilícita, y con esa permisividad con el consumo, con el consumo legalizado.

¿Y qué resultado nos trajo tantos años de legalización del consumo? Aumento de criminalidad juvenil, aumento de microtráfico, y que al país le dieran el título de que tiene la población universitaria mayormente consumidora de droga.

Eso hay que revertirlo. Un primer paso fue ese acto legislativo de diciembre. Ahora estamos en las leyes que lo habrán de desarrollar. Naciones Unidas nos ayuda, y ahora empieza el 14 de mayo una campaña muy importante contra el consumo de droga.

Yo sí quiero proponerles a todos los estudiantes colombianos que se vuelquen ordenadamente a la calle a rechazar la droga, que el mundo sepa que aquí lo que prima es una población universitaria juiciosa, trabajadora, abnegada.

A mí que no me digan que la señora que se levanta a las 4:00 de la mañana a despachar al marido y a los hijos, que se va a la 6:00 de la mañana hasta las 8:00 a una universidad, que trabaja hasta las 6:00 de la tarde, que de 6:00 a 8:00 vuelve a la universidad y que de 8:00 a 12:00 prepara tareas y atiende el hogar, a mí no me digan que es consumidora de droga.

Entonces creo que el país tiene que revelarse contra eso. Y la verdad es que si en el medio nuestro hay una ‘socialbacanería’ consumidora de drogas, decirles: ‘Pónganse las pilas, que por ustedes no pueden aquí seguir sancionando al país, diciendo que es el país con más universitarios vinculados en la droga’.

Y esa droga, es que estos años han traído mucho daño, estos años de permisividad. Nosotros hemos derrotado el paramilitarismo, estamos derrotando la guerrilla, hemos reducido sustancialmente los cultivos, y si a mí me preguntaran: ‘Presidente, ¿problemas de orden público que quedan en Colombia que a usted lo preocupen?’. Microtráfico.

Y una cantidad de asesinatos en los grandes centros urbanos por microtráfico. Pero fue que no podíamos enfrentar la droga por la dosis personal. Entonces uno legaba a un colegio y le decía la rectora: ‘Presidente, esto está lleno de distribuidores de droga aquí a tantas cuadras’. Iba la Policía y encontraba dosis personal, y que ya se habían retirado del perímetro de la escuela y no había manera de meterlos a la cárcel. Eso es muy grave. Contra eso el país tiene que reaccionar.

Ahora, ¿cómo relaciono esto con el respeto a la ley? La droga y la criminalidad son los factores que inducen a tener desprecio por la ley. Una política de Seguridad Democrática sometida a la ley y una política de erradicación de drogas, son los caminos para recuperar el respeto a la ley.

¿Qué respeto a la ley podíamos reivindicar aquí si en muchas partes del país, los líderes, los cabecillas guerrilleros y paramilitares habían desplazado a los jueces y a los fiscales, o hacían ir a los gobernadores y alcaldes amenazándolos, o se robaban las regalías de las regiones?

Arauca y Casanare, primero esas regalías se las disputaban el Eln y las Farc a sangre y fuego, y después entró en la disputa el grupo paramilitar.

¿Qué respeto a la ley hay cuando el consumidor de droga entra en un proceso de alienación, de enajenación, que lo lleva a no conocer las fronteras éticas, que lo lleva a olvidarse de sus principios, que lo lleva a desconocer las fronteras legales? ¿Qué respeto a la ley puede haber con esta permisividad por la droga cuando la droga está vinculada a todos los crímenes?

Yo lo he dicho, sin actitud pendenciera, con la Corte Suprema: ¿cómo se va a decir en Colombia que la droga no es un delito de lesa humanidad? El narcotráfico, los grandes delitos que ha habido en Colombia han estado impulsados por el narcotráfico, empecemos por el holocausto de la Corte Suprema.

El holocausto de la Corte Suprema lo hizo una guerrilla y el narcotráfico. Creo que Colombia tiene que hacer unas reflexiones en esa materia.

La verdad es que anoche leí ese informe de Naciones Unidas y quedé muy molesto, y pensé ahí mismo en esa mujer colombiana que trabaja de cuatro de la mañana a doce de la noche, entre el hogar, el estudio y su actividad laboral. Y dije: ¿por qué la maltratan? Esa mujer es una universitaria. ¿Por qué están diciendo que este país es el país que mayor cantidad de universitarios tiene en el consumo de droga?

Dije: ¿qué hacer? Dije: yo, como Presidente en este ratico que me queda, hablar más del tema y bregar a actuar contra el tema, pero también pedirle a los universitarios de Colombia: quieran o no este Gobierno, gústeles o no este Gobierno, de acuerdo con su conciencia, aprecien este Gobierno, pero por favor, por su bien, por su respetabilidad, quítense ese Inri de que es el país en el cual los universitarios mayormente consumen droga.

Aquí hasta hace unos años, el pasaporte de Colombia era motivo de estigma. Entonces ahora a decir que ese universitario de Colombia va a ser motivo de estigma. Eso no se puede permitir. Creo que hay que sacudirse ese San Benito, hay que revelarse por parte de los estudiantes colombianos contra la droga. A eso los invito”.
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