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Mayo 11     Versión imprimible

Palabras del Presidente Uribe en la instalación del 1° Congreso Internacional de Negocios

Bogotá, 11 may (SP). “Nos honra mucho a mis compañeros de Gobierno y a mí asistir a esta gran universidad, a su Seminario sobre Globalización de los Servicios.

Quiero rendir un homenaje a esta Universidad, a Monseñor Darío Castrillón, el gran Prelado, que como obispo de Pereira le dio un gran impulso. Le hacemos llegar un saludo muy afectuoso a Roma (Italia).

A sus actuales directivos, a nuestro Obispo, Tulio Duque Gutiérrez, en los tres años de mi periodo como Gobernador de Antioquia tuve la oportunidad de trabajar muy cerca con Monseñor Tulio Duque, y en estos años de la Presidencia también, por esta gran tierra de Risaralda.

Al rector, el Padre Darío Valencia Uribe, y a toda la comunidad de la Universidad.

Yo creo que hay una pregunta:

¿Es evitable la globalización?

Los científicos de las ciencias sociales dicen que no, que hay que enfrentarnos a un mundo crecientemente interrelacionado, además diverso.

Uno de los profesores que enseñan sobre el manejo de diversidad en el tema de la globalización, presenta un cuadro a dos columnas: en la primera columna dice qué pasa si manejamos mal la globalización, la diversidad; en la segunda columna dice qué pasa si la manejamos bien.

Si la manejamos mal no sacamos ventajas a las complementariedades, si la manejamos bien sí las sacamos.

Si la manejamos mal, en lugar de integrarnos, peleamos.

Si la manejamos bien evitamos peleas, nos integramos.

Si la manejamos mal no aprendemos los unos de los otros, si la manejamos bien aprendemos.

Si la manejamos mal vivimos en una serie interminable de luchas parroquiales, si la manejamos bien vivimos unidos en una lucha por la prosperidad.

Pienso que los chinos, a pesar de que han sido grandes pioneros de los avances científicos, nunca anticiparon la inutilidad de la Gran Muralla.

Pero más sorprendente los alemanes, que todavía en el siglo pasado creyeron aislar al mundo, aislarse y aislar a los demás con el Muro de Berlín.

Más sorprendentes aquellos científicos de la economía y de la ciencia política, que creyeron aislar modelos, como el modelo de Unión Soviética, a través de un esquema de economía interna ampliada, que lo protegían detrás de un muro imaginario que llamaban la Cortina de Hierro.

Más sorprendente Mao Tse Tung, que creyó que podía aislar a China de los procesos de globalización.

Cuando mi generación estaba en las bancas de la universidad, justo cuando nacía esta universidad en los años 70, no se pensó que se podían derrumbar esos muros.

A mi generación no le dejaron anticipar la posibilidad de que se presentara un proceso tan rápido, tan acelerado hacia la globalización, que derrotara esos muros.

La verdad, yo recuerdo haber estado en Alemania año y medio antes de la caída del Muro, y en Alemania Occidental todavía eso no se percibía.

Yo fui a visitarla, a mí me llevaron como una especie de contra, porque el furor en Europa era para recibir las Farc. Y estaba allí en esa delegación Braulio Herrera, él venía de las Farc, estaba en el Congreso, lo recibían como héroe en toda parte y a mí me tocaba una lucha dura, pero muy importante y formadora, para defender un modelo en Colombia diferente al modelo guerrillero. Y no se anticipaba todavía que se pudiera caer el Muro de Berlín.

Yo tenía buen estado físico, y recuerdo que al terminar una jornada de esas hice una carrera con Braulio alrededor del lago Einstein, en Hamburgo, y le sostuve el ritmo en los 14, 17 kilómetros del lago, del perímetro, y me dijo: ‘Usted tiene un estado físico bueno para la guerrilla’.

Le dije, le dije a Braulio: ‘He formado este estado físico a ver si contribuyo a derrotar la guerrilla y todas las fuerzas terroristas’. Y eso era año y medio antes de la caída del Muro. No, no dejaban ver.

Años antes a mí me habían formado en la universidad con la idea de que el mundo no tenía sino un camino, el camino hacia el comunismo. Y nos daban la oportunidad de escoger entre diferentes versiones: entre la versión china de Mao Tse Tung, la soviética, la más reciente de Cuba, el proceso de Ho Chi Mihn en Vietman, etcétera, pero no se veía que el mundo pudiera regresar a la libertad.

Y esos muros se derribaron, todos. Los muros jurídicos y de fuerza, y los muros de ladrillo, todos se derribaron. Increíble.

Uno se pregunta ¿Por qué se derribaron? ¿Porque la ciudadanía estaba ansiosa de libertades? Yo diría que no. Se derribaron porque la ciudadanía estaba bastante enojada por la pérdida en el avance de calidad de vida.

El pueblo de Alemania del Este, a través de las rendijas del Muro de Berlín miraba hacia Alemania del Oeste, y por supuesto, observaba una gran contradicción entre la calidad de vida del Oeste y el atraso en el Este.

Los soviéticos veían que su país tenía éxito en la carrera armamentista, pero el aparato productivo se había quedado en la obsolescencia y eso había retrasado la calidad de vida del pueblo soviético.

Las comunicaciones se empezaron a globalizar, y era inevitable que las buenas noticias de Alemania del Oeste llegaran a Alemania del Este, que las buenas noticias de Europa del Oeste llegaran a la Unión Soviética, que las buenas noticias de Japón pasaran el océano y llegaran a China, que las buenas noticias de Corea del Sur también llegaran a China.

Creo que un fenómeno de calidad de vida retrasada, que fue advertido porque los ciudadanos lo percibían, y comunicado por la globalización de las comunicaciones, contribuyó a derrotar esos modelos.

¿Cuál era el problema de esos modelos? Porque hay que poner cuidado que no vaya a pasar en la América Latina de hoy lo mismo.

Esos modelos anularon la iniciativa privada. Se anula la iniciativa privada y se anula la creatividad, se anula la laboriosidad, se estimula al ser humano a la pereza –eso ha ocurrido en los viejos y en los nuevos socialismos- y por supuesto, se elimina totalmente el camino hacia la prosperidad colectiva.

Entonces esos modelos se destruyeron, creo yo, por ese par de fenómenos.

Y uno se pregunta ¿Si no es evitable la globalización, es la globalización un camino para la prosperidad? Para tener la prosperidad que faltó en la Unión Soviética, y que faltó en China, y que faltó en Alemania del Este, aquella falta de prosperidad que derrocó esos sistemas.

Todo indica que ayuda, pero esa globalización necesita hoy unas revisiones que Colombia las está incluyendo en los nuevos tratados de comercio.

A mi juicio son: el capítulo de los Derechos Humanos, el capítulo de la defensa de los derechos de los trabajadores, el capítulo del respeto a las normas ambientales. Creo que esos tres capítulos son fundamentales en los procesos modernos de globalización.

Y entonces uno se pregunta ¿cuál es el camino de Colombia para esa prosperidad? Yo oigo hoy una serie de propuestas aisladas. Algunos dicen que quieren eliminar los parafiscales para poder generar empleo para que haya prosperidad colectiva.

Otros dicen que para resolver el problema fiscal hay que eliminar los estímulos a las empresas, a la inversión, y que hay que crear es estímulos al trabajo.

Me voy a referir a los dos temas.

Los parafiscales

Profesores como Jesús Botero, de Eafit, con modelos matemáticos han demostrado que si se eliminan los parafiscales se crean 200 mil empleos. La verdad es que eso es muy poco para las necesidades del país.

Y algunos de los proponentes de eliminar los parafiscales dicen: ‘Bueno, pero es que nosotros no vamos a eliminar al Sena ni a Bienestar ni a las Cajas, vamos a buscarles una fuente de financiación diferentes’.

¿De dónde, si esas entidades deben recoger este año casi 7 billones? Serían siete reformas tributarias.

Y también uno se preocupa de que en el evento que eso pudiera depender del presupuesto nacional se crea una enorme incertidumbre

¿Por qué? Porque esas entidades ya no van a tener la seguridad de sus propias rentas.

Y se crea una incertidumbre a una institucionalidad social que ha sido bien útil para Colombia.

Para las pequeñas empresas esto es muy útil, porque cuando las pequeñas empresas tienen sus trabajadores afiliados a estas entidades hay menos presión por salarios.

En una pequeña empresa donde los trabajadores disfrutan el beneficio de Bienestar Familiar, del Sena, de las Cajas de Compensación, hay menos presión por salarios, hay condiciones para más estabilidad y para mejor productividad.

Yo creo que Colombia al pensar en los parafiscales no puede pensar solamente en el recurso sino también en una institucionalidad social que ha servido mucho.

Creo que en estos años hemos avanzado en el Sena, en las Cajas de Compensación y en Bienestar Familiar.

El Sena es una de las 465 entidades del Estado reformadas en este Gobierno, donde se ha introducido la meritocracia, se ha erradicado la politiquería y yo creo que se muestra un gran avance cuantitativo y cualitativo.

Yo diría que en ese tema laboral hay otros aspectos que ver.

Si se eliminan esos parafiscales, uno se pregunta: ‘¿Bueno, por abaratar el empleo se va a generar empleo?’

El inversionista se hace otras preguntas: ‘¿Si hay condiciones de inversión? ¿Si hay mercado? ¿Si hay capacitación de los colombianos? ¿Si invierto allá?

Creo que ni para el inversionista ni para el país es conveniente que la estrategia sea abaratar el empleo.

Además me parece injusto pretender incorporarse a la globalización vía abaratar el empleo.

Y eso además va a ser rechazado. Yo creo que un gran rechazo contra la globalización hay que entenderlo es como una gran propuesta para exigir que la globalización se exprese en mejoramiento de calidad de los sectores más pobres.

Hace pocos días un organismo consultor internacional, que se llama Ernst & Young, nos entregó un estudio sobre la competitividad de las normas laborales en Colombia, en el contexto latinoamericano, y aparece que Colombia es cara en seguridad social, pero en lo demás es muy competitiva.

Sin embargo yo hice esta pregunta: ¿Por qué los críticos de nuestra legislación laboral no tienen en cuenta todas las reformas que hemos hecho?

Los mayores aquí recordamos lo que era este país antes de la Reforma de 1990.

Si no se hubiera hecho la reforma de los fondos de cesantías, quién sabe qué sería hoy de la empresa privada colombiana y de los trabajadores. La vieja retroactividad de las cesantías arruinaba empresas y defraudaba a los trabajadores.

Después hicimos esa reforma laboral del año 2002, que ha ayudado tanto al crecimiento del turismo en Colombia, de las clínicas, del sector servicios, uno de los temas de este seminario, que tiene que trabajar las 24 horas, domingos, lunes festivos.

Se ignora también otro aspecto: este país tiene –en medio de que es cara la seguridad social- tiene unas posibilidades grandes para generar empleo.

A mí me dicen: ‘No recuerde eso, que eso le crea crítica’, pero yo creo que esto hay que mostrarlo equilibradamente. Así como hay unas cosas caras que benefician a los trabajadores, también hay unas flexibilidades.

Entiendo que este país hoy tiene, Luz Estela (Arango de Buitrago, ex Ministra Consejera de la Misión de Colombia ante la Organización de Naciones Unidas), 900 mil trabajadores a través de agencias temporales de empleo.

¿Por qué de esa flexibilidad no hablan?

Este Gobierno no acabó las cooperativas de trabajo asociado. Ahí hay otra flexibilidad.

Sí se les ha exigido a esas cooperativas de trabajo asociado que remuneren justamente a sus asociados, que los afilien a la seguridad social, y Colombia tiene más de 600 mil trabajadores vinculados a través de esas cooperativas.

Nosotros reformamos el contrato de aprendizaje. Hoy no es un contrato laboral, sino de servicios. Tiene un costo muy inferior al que tenía antes. Y el que tenía antes de nada estaba sirviendo, porque ya Colombia sola contaba con 30 mil aprendices, hoy tiene 200 mil.

Y el año pasado introdujimos otra reforma.

Hasta ese Decreto se entendía que las empresas solamente podían tener un aprendiz por cada 20 trabajadores. Ahora se creó la figura de los aprendices voluntarios, que apenas se está empezando a aplicar; y se puede tener gran cantidad de aprendices, lo que es bueno para generar empleo, para el trabajador y para la empresa.

El año pasado se reglamentó la Ley 590 de 2000, para que las pequeñas empresas que nazcan el primer año solamente paguen el 25 por ciento de los parafiscales; el segundo año el 50 (por ciento); el tercer año el 75 (por ciento); el cuarto año el ciento por ciento.

Me decía el Ministerio de Comercio que ya hay más de 30 mil pequeñas empresas que han nacido y se han acogido a esa figura.

Y nosotros el 1° de mayo lanzamos el Decreto para reorientar el contrato sindical, a fin de estimular el sindicalismo de participación, el empresarismo fraterno.

Esto es: empresas más fraternas, que en lugar de contratar la tercerización con agentes externos, la contraten con agentes internos, con los propios trabajadores.

Y trabajadores más participativos, que en lugar de preocuparse solamente por sus reivindicaciones, se preocupen también por el éxito de la empresa.

En todo esto hay que aceptar que hay que ir mejorando.

Por ejemplo, si ustedes me preguntaran qué mejoramiento se requiere en las cajas de compensación, yo las he sentido faltas de compromiso, y lo digo como alguien que las ha defendido y las defiende permanentemente.

Las siento, a las cajas de compensación, que les falta compromiso para entregarle crédito a los sectores más pobres.

Un país con esa institucionalidad, con unas entidades que pueden recibir este año 2 billones 800 mil millones esas entidades deberían estar más comprometidas en el crédito popular.

Prestan, pero aseguradas. Prestan a los trabajadores afiliados. Yo creo que eso no es bueno, ojala este Gobierno hubiera tenido la oportunidad –yo todavía no tengo concebido el mecanismo- ojala el próximo Gobierno pudiera crear unos mecanismo más exigentes con las cajas de compensación, para hacer agentes de crédito masivo a los sectores más pobres de la Nación.

Incentivos a la inversión

El otro tema. Se ha dicho: bueno, para que haya prosperidad hay que quitar los incentivos a la inversión y trasladarlos a incentivos al empleo.

La globalización nos indica esto: mientras más nos integremos a la economía global, más competitivos tenemos que ser, más alta tiene que ser nuestra productividad.

Entonces uno se pregunta, y esta reflexión la dejo a consideración de ustedes, en una economía crecientemente global, en un país crecientemente integrado a la comunidad internacional ¿puede haber estímulos al empleo diferentes a los estímulos a la inversión? Yo no creo.

Uno no le puede pedir a unos agricultores en los llanos orientales, que hagan desarrollos de agricultura de precisión, para que el país sea competitivo, pero exigirles que en nombre de la generación de empleo aren con bueyes.

El país no puede desvincular el estímulo a la adquisición de tecnología, como la política fundamental de generación de empleo.

Además si a mí me dicen como empresario: ‘Nosotros no le vamos a dar incentivos para que invierta, le vamos a dar incentivos para que genere empleo’, y llega un momento en que como me quitaron los incentivos para invertir, yo no puedo adquirir la tecnología que requiero, ¿cómo va a generar empleo?

Uno no les puede decir hoy a unos arquitectos: ‘Miren, hagamos un edificio aquí con todo el rigor de las normas ambientales, un edificio que tenga la iluminación de la luz del día, climatizado para el día y para la noche, un edificio que recoja las aguas lluvias, que limpie las aguas residuales. Eso sí, me le ponen un ascensor de palanca, para generar empleo’.

Yo no le puedo decir al sistema de transporte masivo de Pereira, en el cual se ha hecho un gran esfuerzo, que en lugar de tener el sistema de recaudo computarizado independiente, ponga un muchacho en la puerta de cada bus a cobrar el pasaje para generar empleo.

Entonces aparece una pregunta: ‘¿Presidente, pero entonces qué hacemos con los sectores no calificados?’.

El país tiene que seguir haciendo un gran esfuerzo educativo, de formación. Y por supuesto, tiene que tener políticas remediales de empleo mientras todas las políticas estructurales van dando resultados.

Pereira es un modelo. Yo creo que aquí tenemos que acentuar las políticas remediales. En mi concepto van lentas y tenemos que revisar por qué.

Aquí hemos venido trabajando una serie de políticas, y nosotros tenemos que revisar por qué van lentas.

Por ejemplo ese plan de empleos remediales de 1.700, 1.900 empleos, todavía no los tenemos todos. Uno quisiera en estos dos meses, antes de que termine el Gobierno, poder dejarle a la ciudad un presupuesto de Acción Social para garantizar más de esos empleos hasta 31 de diciembre.

Y ojala en el proyecto de presupuesto que presente este Gobierno, y que tiene que aprobar el próximo Congreso y el próximo Gobierno –ellos lo discutirán y mirarán cómo lo aprueban- dejarle una partida de Acción Social a Pereira para esos empleos de emergencia en la vigencia fiscal de 2011.

Esto para concluir que en los estímulos a la inversión, hoy, en una economía global, son los estímulos que finalmente contribuyen al empleo.

Y cómo conecta uno esto, entonces si el tema no es este tema de trasladar estímulos de la inversión al empleo porque finalmente los de la inversión son los del empleo, si el tema no es el laboral, si el tema es esa integración con la globalización ¿cómo hace Colombia para tener prosperidad?

Yo creo en seis elementos: la seguridad, la promoción de la inversión, el acceso a mercado, la innovación productiva, una revolución educativa permanente e infraestructura.

La violencia en Colombia

Revisemos. Todos los años de violencia han creado en este país más pobreza y más desempleo y más desigualdad.

Yo los invito a ustedes a revisar la historia de Colombia con motivo de este Bicentenario (de la Independencia). Uno encuentra escasamente 47 años de paz en 200 años de vida independiente.

Siete años en el siglo XIX, en el Gobierno del Presidente Núñez, durante los cuales floreció la agricultura, la caficultura en esta Colombia Andina y la economía industrial en el Caribe.

A principios del siglo XX unos 40 años de paz. Terminó aquella guerra civil que se llamó de los Mil Días, de los 1.128 días en los últimos meses de 1902. El país quedó totalmente destruido, al año siguiente se independizó Panamá. Y tuvimos una relativa paz hasta principios de los años 40, cuando empezó nuevamente la violencia entre los partidos.

Después las guerrillas marxistas, el odio de clases, la imposición del modelo de la dictadura del proletariado, la reacción paramilitar, igualmente cruel, y el narcotráfico cooptando a unos y otros.

Diría yo que las generaciones vivas desde los años 40 hasta la fecha no han vivido un día completo de paz.

Yo diría que Colombia es un país que ha tenido buenos gobiernos, buenas políticas publicas buena ciudadanía ¿Y por qué no ha prosperado lo suficiente?
Darán sus respuestas economistas, sociólogos, politólogos. Yo creo que por un elemento transversal, que es la violencia.

Nuestra ciudadanía es muy buena.

Hace poco en el Foro Económico Mundial, en Cartagena, un medico norteamericano que visitaba por primera vez el país dijo: ‘Yo estoy asombrado, porque observo una sonrisa en la expresión de cada colombiano’.

Le dije: Qué bueno, médico, que lo haya notado, porque este país que ha sufrido tanto debería tener en la expresión de cada individuo amargura, derrota, resentimiento, odio, y hay sonrisa, hay alegría, hay desprevención.

Eso es una muestra de un capital social extraordinario.

Entonces la pregunta es: ¿Por qué con esas condiciones no hemos prosperado bastante? Yo creo que la violencia ha hecho mucho daño, desde la conquista.

Vengo haciendo una colección de frustraciones de Colombia a lo largo de su historia, por la violencia, y son muchas.

Mi generación se formó en la idea de que la lucha por la seguridad era de una categoría dictatorial, una pasó al fascismo.

Una buena revolución cultural que se ha dado en Colombia es que hoy la inmensa mayoría de los colombianos acepta que la lucha por la seguridad es la lucha por un valor democrático y por una fuente de recursos.

Hemos avanzado pero falta.

El avance de la Seguridad Democrática

Hemos derrotado en buena parte cultivos de droga, en buena parte, no totalmente; hemos derrotado mucho terrorismo narcotraficante, pero tenemos ese problema del microtráfico. Hay que pensar ese grado de relación que ha tenido con todos esos años de permisividad que fue la dosis personal.

Creo que hemos superado el paramilitarismo, hemos recuperado el monopolio que nunca debió perder el Estado para combatir a los delincuentes, pero todavía tenemos unas narcoguerrillas con capacidad de hacer daño.

Y hoy el país reclama por la seguridad urbana.

Antes un país afectado profundamente por el carro bomba, por el secuestro colectivo, no tenía mente para hablar del hurto callejero, del atraco al apartamento, del robo del vehículo, del robo de la moto. Hoy el país es más exigente. Y esto está bien.

En esto de la seguridad hay un proceso ciudadano como aquel proceso que (Abraham) Maslow describe sobre el requerimiento ciudadano frente a necesidades básicas insatisfechas: se satisface una y la ciudadanía no se declara satisfecha sino que requiere que la otra se satisfaga.

A mí me parece bien eso, en seguridad, me parece que es una gran ganancia un país que exige hoy en esa materia. Yo creo que ese es un elemento colectivo muy importante para que no se pierda este hervorcito de estos años en materia de seguridad.

Creo que es importante ver que los colombianos hoy denuncian sin temor cualquier violación de los derechos humanos, cualquier desatino, cualquier desafuero, eso es bien importante.

Este país se había ganado la descentralización pero la estaba perdiendo a manos del terrorismo.

El terrorismo no dejaba actuar a los alcaldes y se robaba los recursos de la descentralización.

El terrorismo abrió las compuertas para derrotar la descentralización y la compuerta de la corrupción sobre los presupuestos públicos.

La Seguridad Democrática empieza a derrotar esa corrupción y a recuperar esa descentralización.

Y esto se ha hecho con legislación ordinaria, sin legislación marcial, sin restricción de libertades, con absoluto respeto a las garantías civiles, a los derechos políticos.

Yo creo que ahí hay logros de importantes para reseñar.

Promoción de la inversión

El segundo elemento es promover inversión. A mi generación le hablaba de lo social, pero nunca le dijeron que había que promover inversión para que aparecieran los recursos para lo social.

Hoy, un número creciente de compatriotas reclama la inversión, que la entiende como un camino para producir los recursos para lo social.

Yo creo que eso es bueno.

Nosotros cómo hemos promovido la inversión y cuáles son los resultados.

Primero, la hemos promovido con la actitud política, sobre eso.

En America Latina uno podría decir que hay cuatro clases de gobiernos frente a la inversión: unos gobiernos que rechazan la inversión totalmente; otros gobiernos que la aceptan pero no la defienden, son pro vergonzantes pro inversión; unos terceros gobiernos que tiene una relación con la inversión personal: ‘Yo defiendo aquella empresa si me apoya, esta que no me apoyó la expropio’. Eso es una actitud no institucional frente a la inversión, sumamente dañina.

¿Cuál es la cuarta categoría, en la que yo creo? Gobiernos que entiendan que la inversión es un camino a la creatividad, a la calidad de vida, a la superación de pobreza, a la construcción de equidad; que la defiendan y que se relacionen con ella institucionalmente, no en función de inversionistas que son afectos o desafectos al Gobierno, que la relación sea institucional.

Ahí hemos querido ubicar la acción de este Gobierno en estos 8 años.

Y hemos avanzado en una serie de políticas. Por ejemplo, para que haya confianza en el saneamiento fiscal a pesar de que todavía tenemos déficit. Lo habíamos casi eliminado pero vino la crisis.

Yo creo que se dejan dos pasos muy importantes en el país:

Uno, haber desmontado el subsidio al combustible, eso nos estaría costando este año 6 billones ¿quién lo maneja? Y eso se ha desmontado por decisión política del Gobierno y porque el pueblo colombiano, valerosamente, ha recibido ese aumento en el precio doméstico del combustibles.

Dos, la reforma de 465 entidades del estado, en las cuales se ha eliminado corrupción, politiquería.

Por ejemplo, los muchachos de esta universidad, que tienen crédito en el Icetex deberán haber notado que el Icetex ha crecido enormemente y que no necesitan una recomendación política para ese crédito, que lo pueden mantener a través de Internet, con el respaldo de la universidad

En ese viejo Seguro Social pululaba la politiquería.

En la vieja EPS se gastaban en gastos de funcionamiento el 29 por ciento de los ingresos. En la nueva, sin politiquería, el 9 por ciento.

Las clínicas del Seguro Social, todas reformadas.

Esa es una lucha bien importante para el saneamiento fiscal.

El endeudamiento. Estamos endeudados, pero antes nuestra deuda pública representaba el 48 por ciento del PIB, ahora el 26.

Y algo bien importante: antes el 70 por ciento (de la deuda) estaba en moneda extranjera, ahora el 30 por ciento. Quiere decir que hoy el 70 por ciento de nuestra deuda pública está en moneda local. Eso nos fortalece, nos defiende frente a las crisis de la economía internacional. Yo creo que eso es un paso bueno.

Están los incentivos a la inversión –el doctor Eric (Duport, Presidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Pereira) generosamente hablaba de las zonas francas- y ahora que algunos dicen que los van a quitar, yo me pregunto: ¿Cómo los van a quitar cuando apenas estamos empezando a ser competitivos en materia de atracción de inversiones?

De pronto se puede pensar en quitarle la deducción del 30 por ciento a algunos sectores. Seguramente el sector petrolero en el futuro no lo va a necesitar ni el sector carbonero, que para este Gobierno fue muy importante lo del sector petrolero, porque nosotros estábamos a punto de empezar a importar petróleo, hoy, por fortuna, hemos salido adelante.

Cuando este Gobierno empezó me dijeron: ponga cuidado que usted en el año 2008 pierde la autosuficiencia.

Entonces yo me preguntaba: ¿Qué es la autosuficiencia? Nosotros nos consumimos 220, 230 mil barriles de petróleo, y si hubiéramos perdido la autosuficiencia estaríamos produciendo menos, sin embargo estamos produciendo 785 mil y vamos para un millón de barriles y el país puede llegar a millón y medio.

Pero hay que poner mucho cuidado –sin perjuicio de hacer cosas selectivas, como puede ser lo del petróleo- en no afectar esos incentivos.

Colombia tenía 11 zonas francas, hoy tiene 70, todas en construcción, ninguna del sector petrolero, todas como la de Pereira, en otros sectores, de gran importancia.

Y eso todavía no ha producido resultados, porque apenas se están instalando. Para tener éxito en esta globalización esa es una figura muy importante, la de las zonas francas.

El Ministro (de Comercio, Industria y Turismo) Luis Guillermo Plata y yo, al reunirnos con unos empresarios en un foro internacional, un empresario norteamericano que vive en China nos dijo: ‘Mire, yo tengo en China la empresa de confites más grande del mundo y quiero instalar una en América y nunca había pensado en Colombia, ya estoy pensando en Colombia’.

Entonces ahora que nos empiezan a ver en la pantalla de los destinos de inversión, yo no creo que podamos quitar los estímulos a la inversión.

¿Qué resultado hemos tenido en inversión extranjera y en tasa de inversión?

En inversión extranjera Colombia recibía entre 400 y 2 mil, 2 mil 100 millones de dólares al año; en los últimos años de 8 mil 500 para arriba.

El año pasado, en medio de la crisis, 9 mil 530 en inversión extranjera bruta, este año creciendo un 23 por ciento.

¿Cómo se mide la tasa de inversión? Es el porcentaje que representa la inversión total de un país en un año, en relación con el monto del producto. ¿De cien pesos del Producto (Interno Bruto) cuánto invertimos? Invertíamos 12, 14, a lo sumo 16 (pesos), en los últimos años por encima de 25 (pesos).

El año pasado, en medio de esta crisis internacional, Colombia tuvo la mayor tasa de inversión de América Latina. Me decían: ‘No, no puede ser. Presidente, tuvo que ser Brasil’. Brasil entre 16 y 17, nosotros 25,8.

¿Qué nos ha permitido eso?

Entre otras cosas, defendernos de la crisis. Nosotros en esta crisis pudimos haber llegado, nuevamente, a tasas de desempleo del 18, 20 por ciento, que el país tuvo a inicios de la década.

Nosotros en esta crisis pudimos haber sufrido una gran desafiliación de los trabajadores de la seguridad social. No se dio.

En esta crisis pudimos haber tenido un gran aumento de la deserción escolar y universitaria. Al contrario, seguimos creciendo población escolar y universitaria.

Yo no sé aquí en la universidad, padre Uribe (Darío, Rector de la Universidad Católica Popular de Risaralda) Valencia.

Yo tengo que mostrar los buenos parientes.

Pero ahora, por ejemplo, lo veíamos en Armenia. Allá estaba todos los rectores de las universidades. Todas esas universidades siguieron creciendo población universitaria.

¿Qué le pasó a Luis Enrique aquí? Aumentó cobertura en un año de tanta crisis y este año está mejorando otra vez.

En América Latina aumentó la pobreza. Aquí la disminuimos levemente el año pasado.

Alguien dice: ‘Bueno, pero muy poca disminución’. En todas las crisis anteriores había aumentado.

Y disminuimos todavía con más fuerza la pobreza absoluta y mejoró el coeficiente Gini.

Yo creo que cuidar la tasa de inversión es muy importante para tener éxito en la globalización.

Y, entonces, viene una pregunta, bueno, avanzamos en la seguridad y avanzamos en la inversión, pero se preguntan: ‘¿Y el acceso a mercados?’.

Entonces, el país tiene que pensar en cómo tiene un mercado interno fuerte y cómo accede a mercados externos.

Nosotros hemos procurado con esta política social tonificar el mercado interno.

Yo creo que dos millones y medio de Familias en Acción, 13 millones de usuarios en Bienestar Familiar, 93 mil créditos con tasa de interés subsidiada para vivienda, tasa de interés subsidiada para vivienda, todo eso tiene que ayudar en la demanda interna.

Acceso a mercados

Y acceso a mercados. Entre 1989 y el año 2003 Colombia tuvo apertura unilateral, nosotros abrimos nuestro mercado, se llenó de productos extranjeros, pero no accedimos a mercados.

En esos años solamente tuvimos el mercado andino, un acuerdo que a la postre resultó insuficiente con México, y tuvimos preferencias unilaterales de Estados Unidos y de Europa, que son muy precarias, porque la preferencia unilateral, como no hay seguridad de su vigencia futura no le da confianza a los inversionistas, dicen: ‘¿Para qué invierto en Colombia si yo no sé si los Estados Unidos van a renovar esas preferencias de acceso o no las va a renovar?’.

¿Qué hemos hecho en estos años? Acceso a mercados. El acuerdo Comunidad Andina-Mercosur, el acuerdo con Chile, el acuerdo con Perú, para ir más allá de las reglas mínimas de la Comunidad Andina; el acuerdo con tres países centroamericanos, ahora se negocia con Panamá; el acuerdo con Estados Unidos, con Canadá, con la Unión Europea, pero, además, conecta Suiza y sus socios, pero además otros acuerdos, porque en esto no hay que mirar solamente los acuerdos de mercado.

Quiero llamar la atención sobre otros dos acuerdos muy importantes: acuerdos de desmonte de doble tributación y acuerdos de promoción de inversiones. Este último lo hemos venido haciendo con China, con India.

Creo que es urgente terminar el acuerdo con Corea, nuestros hermanos del Asia Pacífico. Allá nos quiere por la participación colombiana en la guerra, y eso puede ayudarnos a abrir el camino para la participación de Colombia en toda la asociación de países del Pacífico. Acceso a mercados.

Pero si uno tiene seguridad, hay un gran propósito de seguridad que da confianza, hay normas para garantizar altas tasas de inversión con ese capítulo social tan importante que hablamos al principio, porque la inversión no es un fin en sí mismo, tiene que ser un medio para superar pobreza, para construir equidad.

Por eso, nosotros hablamos de esa responsabilidad social en la inversión, que es transparencia, que no haya evasión tributaria, que los contratos se adjudiquen con total transparencia, que es respeto a las normas ambientales, que es fraternidad en las relaciones laborales, no odio de clases, no capitalismo salvaje.

Innovación productiva

Si hay inversión y hay acceso a mercados viene otra pregunta: ¿Y si tenemos acceso a la Unión Europea y a Asia y a Estados Unidos y a Canadá qué les vamos a vender? Entonces, es ahí donde viene la necesidad de la innovación productiva, agregarle valor a lo que tradicionalmente producimos y desarrollar los nuevos sectores.

Por eso muy pertinente lo que decía el doctor Eric ahora, esa clasificación que ustedes tienen en Pereira entre los tres grupos.

Sí, yo creo que todos los días vamos a tener que buscar cómo obtenemos primas de café, vendiendo café con valor agregado, café producido en condiciones ecológicas, etcétera.

Yo le he dicho a mis coterráneos en Medellín: No pensemos que vamos a resolver el problema del empleo aquí, compitiendo en el mercado internacional con los chinos en confección básica.

El camino no es empobrecer nuestra mano de obra, exprimirla so pretexto de formalizar la economía y competir con los chinos. Nosotros tenemos que agregar valor, buscar cómo llegamos a nichos de mercado que paguen bien una prima de diseño.

El sector floricultor. Yo creo que ha sido un ejemplo. Yo lo conozco hace 35, 40 años y ese sector a base de investigación, de importación de tecnología, etcétera, le muestra al país hoy un gran variedad de flores y la llegada de una cantidad de mercados bien importantes.

Y en lo nuevo, sectores nuevos.

Yo veo de mucha importancia el sector de los biocombustibles.

El país apenas está empezando y ha logrado mucho. Nosotros podemos producir biocombustibles sin tumbar la selva y sin limitar la seguridad alimentaría.

Hoy somos el segundo en etanol, después de Brasil, y el primero en biodisiel, en Latinoamérica, a partir de aceite de palma africana.

Yo creo mucho en el ecoturismo, y aquí hay zona especialmente indicada.

Y creo mucho en el turismo de salud, y aquí hay zona especialmente indicada. Por eso hemos promovido las zonas francas de salud.

La medicina colombiana está muy bien acreditada y esos servicios no valen tanto aquí como en los países industrializados. Podemos ser muy competitivos en esa materia.

Creo mucho en la producción de medicamentos y de la industria cosmética, a partir de productos naturales.

Yo le insisto, cuando hablo con mis apreciados compañeros de trabajo, los alcaldes de Manizales, Pereira y la Alcaldesa de Armenia, les digo: ‘¿Qiubo de los call center, los business process outsourcing?’.

Ahí el país tiene una gran posibilidad. Cuando empezó el Gobierno en eso había tres mil empleos y ahora hay 70 mil, y esos son empleos de buen calidad, y eso es un sector que todos los días está evolucionando. En fin.

La producción de software, yo diría que hay mucho que hacer en el país.

Una de las cosas buenas que veo aquí es una gran conciencia de ir moviendo la caficultura hacia otros pisos térmicos, de ir diversificando y de ir introduciendo todos estos sectores nuevos de la economía.

Revolución Educativa

¿Pero cómo se hace una innovación? Una innovación solamente se hace con un proceso educativo.

Yo creo que hemos avanzado bastante estos años en cobertura y en calidad. Nosotros teníamos en cobertura, en la básica, 78 por ciento, hoy ciento por ciento; en la media 57 (por ciento), hoy llegando a 80 (por ciento); graduábamos 424 mil bachilleres, este año se deben graduar 737 mil; teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios, estamos llegando a un millón 700 (mil); la cobertura era del 21.6 (por ciento), hoy es del 35 (por ciento).

Estamos en plena reforma de la Ley 30. Yo creo que el país en los próximos dos o tres años puede llegar a una tasa de cobertura universitaria del 50 (por ciento).

En este Gobierno, venciendo muchas dificultades, pasamos del 21.6 (por ciento) al 35, 36 (por ciento).

Con la fuerza inercial, llegar a un tasa del 50 (por ciento), yo no lo veo difícil en los próximos tres años en Colombia.

Nosotros en este ratico que nos queda vamos a tratar de avanzar lo más que se pueda en la Ley 30, en la reforma, para fortalecer más la universidad colombiana, más al Icetex, para que no solamente crezca el Icetex en créditos sino también en apoyo de manutención a los estudiantes más pobres.

Y en Armenia propusieron algo bien interesante.

El país va ver crecer su Fondo de Regalías, por el crecimiento de la producción de petrolero, de la producción minera. Proponer en esta reforma de la Ley 30 que un porcentaje de ese crecimiento del Fondo de Regalías se dedique a esa Revolución Educativa.

 

Y se decía: ‘Bueno, pero es que la masificación va en contra de la calidad’. No, se ha demostrado, primero, que no redujimos calidad, y segundo, que la venimos mejorando.

Antes teníamos la prueba Icfes, ahora las pruebas Saber.

Tenemos ahora todas las universidades, todos los programas universitarios con el registro calificado, y vamos a terminar con un 20 por ciento de los programas universitarios con el registro de excelencia.

En cien años Colombia tuvo 120 ministros de educación, en estos ocho años una Ministra de excelente calidad, con un gran equipo, totalmente aislada de cualquier politiquería, protegida contra las eventualidades de la política. Creo que eso ha ayudado a que el país avance en el tema educativo.

Retos. Además de ese de pasar del 35 al 50 por ciento en cobertura universitaria, en primaria y bachillerato las coberturas nos han rebasado la infraestructura. Ahí queda un reto.

Me decía hoy el Gobernador del Quindío (Julio Cesar Espinosa) que en el Eje Cafetero no tanto porque en el Forec se hizo mucho en escuelas.

Pero por ejemplo sí tenemos un reto en conectividad, porque hemos avanzado mucho, pero con mucho desequilibrio regional.

Uno saca el promedio y dice: ‘En agosto el 80 por ciento de la matrícula pública de Colombia queda con una buena conectividad de banda ancha’. Pero cuando ya empieza a ver eso con desagregados regionales, los desequilibrios son profundos.

Retos: ¿Cómo vamos a llegar con la universidad a las zonas remotas del país, a la Costa Pacifica, etcétera?

Retos: Hemos avanzado mucho en nutrición infantil, pero apenas dejamos una primera cuota de 500 mil niños pobres, en escolaridad de niños menores de cinco años. Hay que llegar a esa plena escolaridad.

El Sena yo creo que un gran avance. Retos: fortalecer más la formación titulada en las zonas remotas.

Esa institución en formación titulada tenía 41 mil estudiantes, este año tiene 500 mil; en formación vocacional le llegaba a un millón cien mil colombianos, el año pasado le llegó a siete millones 857 mil colombianos.

Este año tiene cuatro millones de estudiantes en virtualidad, un millón en ingles.

Reto: Antenoche veíamos en el Consejo de Ministros o anoche, cómo resolver el problema de universidad en las zonas colombianas donde la mayoría de nuestros compatriotas son afrodescendientes, zonas muy pobres y bastante remotas. Yo creo que hay que hacer un gran esfuerzo con presencia de formación titulada del Sena allí.

Porque hoy gracias a un paso de la reforma educativa, que ha sido la educación por ciclos, el muchacho que termina una tecnología en el Sena puede entrar después a una universidad, completar los créditos y acceder al grado de educación superior, entonces eso quitó esa renuencia, esa reticencia de los jóvenes colombianos por las tecnologías.

A uno le decían: ‘No yo qué voy a estudiar tecnologías si me rezago, ahí me estanco’. Hoy no, hoy eso se ve como un paso.

Entonces qué bueno que en esas zonas estuviera el Sena con formación titulada en todas partes, y que apenas esos muchachos se gradúen de tecnólogos del Sena, por un programa virtual o presencial, en una universidad como la Universidad Autónoma, puedan completar los créditos que falten y acceder al grado de educación superior.

Reto: Completar la integración entre las tecnologías y el bachillerato. En el Manifiesto Democrático de cien puntos, usted recuerda, doctor (Fernando) Grillo que le entregamos a los colombianos hace ocho años, proponíamos que todos los bachilleres pudieran salir preparados, estimulados a trabajar, a emprender o a llegar a la universidad.

Este año el Sena tiene 500 mil bachilleres en ese proceso de integración, estudiantes de bachillerato. Reto: llegar a todos y llegar con buena calidad.

Reto: Un país que maneje muy bien su español y que maneje masivamente otra lengua. Apenas estamos empezando, tenemos un millón de estudiantes, estudiando inglés a través de Internet en el Sena, la mayoría de los profesores en San Andrés.

Miren, el desarrollo europeo, el manejo de muchos idiomas ayudó mucho, y en el japonés.

Yo fui viejo a una universidad extranjera. No pude ir joven, mataron a mi papá; y cuando fui viejo ya, con la mujer y unos hijos creciditos y los votos en Antioquia, yo tenía que ser muy cuidadoso, porque estudiando dije: yo no puedo venir aquí a hacer pereza, entonces tuve que estudiar con mucho juicio.

Además me dio mucha dificultad, porque yo ya maduro y enfrentado a unos muchachos de 25 años, que crecieron con todas las herramientas de los computadores. Yo pequeño tenía que jugar con trompos de palo, ellos jugaban con Nintendo.

Entonces tuve que hacer un esfuerzo muy grande, y recuerdo una de mis profesoras en una materia que nos hizo estudiar rigurosamente, sobre por qué había salido el Asia adelante.

Decía: ‘Mire, hay elementos accidentales y uno de fondo’. Que la guerra es accidental, que el plan norteamericano, con Yoshida en el Japón, es accidental.

Ahí hay otro tema, el de fondo: los japoneses en la dinastía Ming, en los años 1863, habían erradicado el analfabetismo, y todo el pueblo japonés estudiaba matemáticas.

Entonces ahí hay unos retos bien importantes que tiene el país en esa materia educativa.

Infraestructura

El tema de infraestructura. Yo admiro mucho estas ciudades andinas colombianas. A esta distancia del mar y ser competitivas.

Pereira a mí me sorprende. El Banco Mundial nos dice: ‘Colombia es el país que más ha avanzado en el ranking mundial de competitividad del Banco’, que se llama el Doing Business, es hoy el primero en los países americanos, inclusive por encima de Chile; y Pereira es la ciudad líder en Colombia, y enseguida tenemos ese alto desempleo aquí.

¿Dónde están esas condiciones? Nos vamos a tener que preocupar más ¿Por qué esa contradicción?

Entonces uno ve que se necesita el tema de infraestructura.

Este Gobierno deja contratos para tener la carretera rectificada y pavimentada de aquí hasta el Golfo de Tribugá, hasta Nuquí, en todo ese tramo se está trabajando, y ya se está trabajando de Nuquí para acá, de Nuquí a Cupirijo. Al doctor Juan Guillermo (Ángel, Gerente Presidencial para el Departamento del Chocó) le ha tocado manejar eso.

Creo que es bien importante lo de Autopistas de la Montaña, que nos conecta desde La Virginia a Urabá y al Caribe colombiano.

Yo tengo fe que antes de 20 días pueda venir a Pereira a presenciar la firma de la última adición de este Gobierno a Autopistas del Café.

Hemos tenido dificultades en eso, y me angustia mucho cada que vengo a Pereira y no está eso listo, porque hubo finalmente una diferencia con el contratista y el Ministerio de Hacienda por la tasa de retorno, por el costo del dinero.

Entonces el Ministerio de Hacienda dijo: ‘Mire, nosotros podemos conseguir un dinero más barato del que nos pide el contratista. Vamos a hacerlo no con financiación del contratista y extensión del periodo de concesión, vamos a hacerlo con pago del Gobierno al contratista’.

Está acordada ya una cifra de 201 mil millones que incluye varias obras, una allí en La Postrera, la terminación del Puente del Ascensor, que aquí llaman, helicoidal. Hay que ponerle un nombre, Juan (Guillermo Ángel). Yo creo que eso es una obra bien importante. Y quedan 70 mil millones para la variante Sur-Sur, 70 mil y un poquito.

Yo tengo angustia, y confío poder venir rápidamente a Pereira a firmar eso, a firmar eso.

Ha sido muy difícil, ha sido muy difícil, Mateo Restrepo ha estado dedicado a eso, pero yo confío que eso ya se abrió el paso.

Ustedes saben que Autopistas del Café era un pleito. Eso casi no lo desatrancamos, y ha avanzado bastante en este Gobierno. Y eso queda listo. Inclusive en esos 201 mil millones hay los primeros 19 mil millones para empezar la rehabilitación de Calarcá a La Paila.

Pienso que el Túnel del Segundo Centenario, en La Línea, esa doble cazada Bogotá-Buenaventura, también tiene que ayudar muchísimo.

Yo tengo fe que el país avance en eso.

Y a mí me preguntan: ‘Ah bueno, Presidente, pero es que ustedes se gastaron toda la plata en vigencias futuras’.

La única manera de hacer grandes obras es hacerlas en varios años, trascienden el periodo de un Gobierno, por eso hay que hacerlas con vigencias futuras.

¿En qué nos hemos gastado nosotros vigencias futuras? En los transmilenios. Este es el país que más sistemas de transporte masivo está haciendo. Fuera de que queda el de aquí, empezado y terminado en este Gobierno. Lo empezó la Alcaldesa Martha Helena (Bedoya) y lo inauguramos con su antecesor, apreciado doctor Israel (Londoño), y se está trabajando en obras, todavía no se ha terminado allá el final en Dos Quebradas y la avenida San Mateo.

¿En qué nos hemos gastado vigencias futuras? En todas estas carreteras, en todos los corredores de competitividad ¿En qué? Que en Autopistas de la Montaña ¿En qué? Que en la vía Bogotá-Villavicencio, hoy construcción de doble calzada; que en la Ruta del Sol, la Ruta del Sol eso tiene como 7 billones en vigencias futuras, es una carretera de mil 70 kilómetros en doble calzada.

Ahora, yo creo que al próximo Gobierno le queda un principio de infraestructura muy importante, adjudicado honorablemente, en el cual puede continuar sin temor.

Y tiene la posibilidad de disponer de algún porcentaje de Ecopetrol, para avanzar más con infraestructura.

Cuando empezamos nosotros el Gobierno –nosotros hemos hecho tres reformas en Ecopetrol: la laboral, la pensional y la de capitalización- pregunté yo cuánto vale Ecopetrol, y me dijeron 13 billones; y ahora le pregunté al Director de Planeación (Esteban Piedrahíta) hoy cuánto vale Ecopetrol, y me dijo: por ahí 120 billones. Ha pasado de 13 a 120 (billones). Le dije: no vaya a pedir 120 que se la arrebatan.

Ecopetrol vale bastante hoy. La primera aproximación es cuánto producía el país en petróleo y cuánto produce hoy.

Ecopetrol invertía al año 600 millones de dólares, el año pasado 7 mil (millones de dólares), este año 7 mil (millones de dólares). Entonces yo creo que el próximo Gobierno ahí tiene un filón importante para el desatraso de infraestructura.

Yo creo que el país con estos seis elementos: seguridad, promoción de inversión, acceso a mercados, el tema de innovación productiva, el tema educativo y el tema de infraestructura, puede entrar en la economía global para la prosperidad colectiva.

Cuando uno mira el desempleo en Colombia entre 2003 y 2007, que hubo un gran crecimiento de la economía, hubo una correspondiente reducción acelerada del desempleo.

Juan Luis Londoño, que bastante falta nos ha hecho, decía: ‘Mire, no se puede aislar el tema del empleo del tema del crecimiento’.

Y se presentó también una bien importante disminución de la pobreza en esos años.

Ahora, qué nos pasó en el último año y medio. Confluyeron dos crisis: esta crisis de la economía internacional y la crisis de Venezuela.

La verdad es que pensar en una gran actividad de integración a la economía global desde aquí, desde Pereira y desde esta universidad, es bien ilusionante para el país.

Yo los admiro a ustedes, como admiro a mis coterráneos allí en Medellín, porque a tanta distancia del mar han tenido una gran osadía para entrar en la economía internacional.

Ojala todos estos acuerdos de mercado y lo que está haciendo el país, nos den de verdad lo que esperamos: mejores oportunidades.

Los chilenos duermen tranquilos a pesar de los temblores, porque ellos tienen acceso a casi todos los países del mundo, a ellos se les cierra un mercado y no les preocupa, a nosotros se nos cierra un mercado y nos enferma.

Lo que no nos puede enfermar es la libertad de conciencia para votar el 30 de mayo, no por presiones externas ni por chantajes de mercados, sino en conciencia.

Los chilenos tienen acceso a cuatro mil 500 millones de consumidores, por sus acuerdos de mercado, nosotros a muy poquitos.

Qué bueno que en Pereira se piensa en esto de cómo integrarnos a la economía global.

Toda pregunta que quieran formular sobre estos temas, sobre los más complicados, sobre los temas difíciles del Gobierno, bien puedan hacerlo, es nuestro rector el que les da la palabra.

Muchas gracias”.


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