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Palabras del Presidente Uribe durante el conversatorio en la Universidad Autónoma de Colombia

Bogotá, 13 may (SP). “Es para mí un gran honor regresar a la universidad. En estos años de Gobierno he tenido la oportunidad de realizar con ustedes, varios conversatorios en este foro.

Hoy me conmovió mucho al entrar, que sus directivos me hicieron un recorrido por la casa que bien ha remodelado la universidad, donde murió Jorge Eliécer Gaitán, y eso recuerda la historia de violencia de la Patria, que tantas frustraciones ha tenido.

Los magnicidios de Colombia no empezaron ni terminaron con el asesinato del doctor Jorge Eliécer Gaitán.

Cuando el Libertador, avanzaba en la primera campaña en Venezuela, el propio ejército del Libertador pudo cometer un magnicidio al fusilar al general (Manuel) Piar.

Más adelante, en 1928, otros grandes fueron llevados al fusilamiento. La historia nos cuenta que fueron fusilados muy importantes dirigentes del país, porque se les consideraba autores del atentado contra el Libertador, de aquella noche del 25 de septiembre de 1928.

Uno de ellos, el almirante (José Prudencio) Padilla, el héroe naval de la Guerra de la Independencia, de la única batalla naval de la Independencia, la Batalla de Maracaibo.

También, coinciden muchos historiadores que Padilla nada tuvo que ver en el intento de asesinato del Libertador.

Cuando el Libertador, en 1830, iba en su viaje final que culminara con su muerte en Santa Marta, recibió la noticia de que el mejor de sus discípulos, a quien él más amaba, Antonio José de Sucre, había sido asesinado en Berruecos.

El Libertador estando en Bogotá envía a Sucre a hacer unas gestiones a Caracas, a Venezuela, para disuadir al Vicepresidente Páez de la desintegración de la Gran Colombia. Esas gestiones fueron infructuosas.

Sucre venía de regreso, pero se le había asignado otra tarea, la tarea de ir al sur a evitar que se separara el Ecuador, dirigido entonces por el general Juan José Flores, y que consigo se llevara a Pasto, al frente de cuyo Gobierno se encontraba el general (José María) Obando.

Sucre tenía mucho interés porque además su señora y su hija vivían en Quito, y él quería reencontrarse con su familia.

Quiso hacer ese viaje por Cali-Buenaventura, embarcarse a Guayaquil por el Pacífico y subir del Pacífico a la cordillera a Quito, pero cuando regresó de Venezuela a Bogotá, don Domingo Caicedo, entonces Vicepresidente de la República, le dijo que hiciera el viaje mejor por el Cauca.

El primer atentado lo sufrió Sucre cuando fue a cruzar el río Magdalena, pero pudo sobrevivir. Después lo asesinaron en la montaña de Berruecos, el 4 de junio de 1830.

En los días del primer semestre de 1828, cuando se celebraba la Convención de Ocaña, el Libertador no llegó a Ocaña, estuvo en Bucaramanga, en una temporada.

El coronel Luis Perú de Lacroix, francés, al servicio del ejército libertador, escribió un bellísimo libro que se llama El Diario del Libertador en Bucaramanga. Tal vez fue una de las pocas jornadas de reposo que tuvo el Libertador.

Cuenta el coronel Perú de Lacroix, que tuvieron tertulias muy interesantes sobre la vida del Libertador y él las fue relatando en ese diario.

Una noche le preguntaron al Libertador cómo clasificaba él los generales, y dijo: ‘Los mejores son aquellos que son buenos en el campo de batalla y en la oficina. Los segundos, los que son buenos en el campo de batalla así sean malos en la oficina. Y los peores, los que siendo buenos en la oficina, son malos en el campo de batalla’.

Y le dijeron: ‘Bueno Libertador, y con esos criterios ¿quién es el mejor?’. Y sin duda contestó: Sucre.

Imaginen ustedes, con ese alto aprecio del Libertador por Sucre, en quien veía a su sucesor, cual sería el dolor que el cuerpo del Libertador somatizó, cuando recibió la noticia de la muerte de Sucre. Eso agudizó su enfermedad.

Y después vinieron otros magnicidios.

En la misma Berruecos, en los años 1860, muy al inicio, fue asesinado el Presidente electo Julio Arboleda.

Y al entrar esta noche a esta universidad, recordaba que aquí cerca hay otro proyecto semejante: la casa donde murió Rafael Uribe Uribe en octubre de 1914.

Uno de los héroes de la Patria, tan importante en el parlamento como en la lucha social, cierto que participó en muchas guerras civiles, pero fue un gran constructor del entendimiento, y su muerte la azuzaron sus propios correligionarios.

A mí me da mucha tristeza leer la historia, porque era una de las figuras más destacadas del liberalismo y la mala interpretación que el liberalismo de la época hizo de las formidables tesis y acciones de Uribe Uribe, se convirtió en una especie de instigación al crimen.

Y el país en el siglo XIX vivió escasamente siete años de paz, alrededor del Gobierno de Núñez, que fueron de prosperidad.

Y en el siglo XX vivimos aproximadamente 40 años de paz: entre 1902, cuando se puso fin a la Guerra de los Mil Días –y uno de los firmantes de esos acuerdos de paz fue Rafael Uribe Uribe- hasta principios de los años 40, cuando se reinició la violencia de los partidos.

Pero ese interregno estuvo afectado por hechos dolorosos, como el asesinato de Uribe Uribe en 1914.

La violencia entre los partidos se reinicia a principios de los años 40. Asesinan a Gaitán. Esa violencia se mantiene.

A finales de los años 50, los expresidentes Alberto Lleras y Laureano Gómez jalonan el Frente Nacional, se hace la paz entre los partidos, pero ya aparecen las guerrillas marxistas y el país encuentra otro motivo para seguir derramándose en sangre.

Era la propuesta de sustituir la lucha ideológica por el fusil, el argumento democrático por la lucha violenta de clases, el Estado de leyes por la dictadura.

Y se genera la reacción igualmente cruel del paramilitarismo, y unos y otros son cooptados por el narcotráfico.

Y esto nos lleva a decir que desde los años 1940 hasta la fecha, las diferentes generaciones colombianas no han vivido un día de paz.

Creo que Colombia habría podido tener mucha más prosperidad, de no haber sido afectada por tanta violencia en todos los tramos de su historia. Son incontables las frustraciones nacionales por la violencia.

Por eso este Gobierno se propuso adelantar tres políticas: la política de seguridad con libertades democráticas, sin represión; la política de promoción de la inversión con responsabilidad social y la política social con resultados.

Cuando yo estaba en las bancas de la universidad se despreciaba la seguridad, no se podía hablar de seguridad porque eso se tomaba como una apología de la dictadura.

Hoy las grandes mayorías de Colombia entienden que la seguridad es un valor democrático y una fuente de recursos.

La seguridad es un principio fundamental para la prosperidad colectiva, es una fuente de recursos para poder adelantar políticas sociales, que a su vez legitiman los esfuerzos de seguridad y de promoción de inversiones.

He dicho a mis compatriotas que no estamos en un paraíso, pero que hemos avanzado.

Hace poco cuando en un foro campesino afirmaba que en el país apenas hay unas pequeñas tendencias positivas que debemos fortalecer, que en el país no corren ríos de leche y miel, se levantó un campesino a decir: ‘Presidente, pero ya no corren esos caudalosos ríos de sangre’.

Creo que hemos avanzado, apreciado Presidente de la Universidad.

Los intangibles de la seguridad

Y hemos avanzado en unos elementos intangibles bien importantes.

Primero, hemos recuperado monopolios que el Estado no debió perder.

La palabra paramilitar se escogió en Colombia para señalar los grupos privados criminales cuyo objeto era combatir a la guerrilla. Hoy el Estado ha recuperado el monopolio para combatir a todos los criminales.

Tenemos guerrillas en un proceso de debilitación y tenemos bandas criminales del narcotráfico, que se integran en su propósito criminal de ese negocio, pero el Estado ha recuperado el monopolio para combatir a todos los criminales.

La justicia en Colombia es autónoma, independiente, pero en muchas partes no podía administrarse porque cabecillas guerrilleros y paramilitares la habían desplazado. Hoy, gracias a la Seguridad Democrática, la justicia se ejerce en todas partes.

Cuando yo llegué a la Presidencia, los colombianos sumidos en el pánico y en la desconfianza no denunciaban, las víctimas no reclamaban; hoy tenemos inscritas 320 mil víctimas formulando sus reclamos.

Avanzamos en un proceso no tan veloz como quisiéramos, porque tenemos muchas restricciones fiscales para repararlas. Reparación total no hay, pero todo esfuerzo de reparación contribuye a que no haya reacciones de odio.

Creo sí, que la más importante reparación es el derecho a la no repetición. Nada ganaría Colombia en hacer este esfuerzo de reparación si no cesa la violencia.

Este país estaba asistiendo al desplome de la descentralización.

Este país luchó mucho por la elección popular de alcaldes, por el aumento de los recursos para la descentralización.

Cuando nosotros llegamos a la Presidencia, 400 alcaldes de Colombia no podían desempeñarse en sus municipios por las amenazas terroristas. Hoy todos se desempeñan, gracias a las garantías de la Seguridad Democrática, que se han otorgado a todos sin detenernos en el origen político de su elección.

El crecimiento de la criminalidad avanzó mucho en el proceso de corromper al país.

Cuando nosotros llegamos, encontramos que los grupos criminales habían asaltado los presupuestos de las regiones.

Primero las Farc y el Eln se robaban las regalías de Arauca, y después entraron los paramilitares a competir con ellos.

La criminalidad creó todas las condiciones para que avanzara la corrupción.

Es bien importante destacar esto:

Este proceso de seguridad ha sido un proceso con libertades, sin legislación de estado de sitio, con legislación ordinaria, con respeto a las garantías civiles, con respeto a los derechos políticos.

Creo que es distinto este proceso electoral a muchos del pasado.

Recuerdo las dificultades en mis campañas para Senador, Gobernador de Antioquia, Presidente de la República.

Colombia tuvo muchos años en que la política vivía amenazada de sangre y fuego por el narcotráfico, el paramilitarismo, las guerrillas.

Gracias a la Seguridad Democrática la política se puede ejercer hoy en Colombia de manera más libre.

Yo diría que los procesos electorales que ha conducido este Gobierno han permitido que Colombia tenga una política más libre.

Me refiero al proceso electoral de 2003, referendo y elecciones regionales, 2006 Congreso y reelección presidencial, 2007 autoridades regionales, y el proceso de ahora.

Creo que es bien importante poder decir que hemos avanzado en la construcción de la seguridad sin sacrificar las libertades.

Promoción de la inversión

Pero hemos acompañado la seguridad de la política de promoción de inversiones.

La verdad es que cuando yo estaba en las bancas de la universidad –y soy egresado de la universidad pública- se hablaba de lo social, pero no se decía de dónde iban a salir los recursos. Es bien importante saber cuál es la fuente de los recursos.

La promoción de inversiones es una gran necesidad. La promoción de inversiones requiere decisión política, requiere manejo de la economía y requiere otros elementos, como acceso a mercados; requiere innovación productiva; requiere infraestructura.

En materia de voluntad política yo dividiría los gobiernos de América Latina en cuatro categorías: primera categoría, gobiernos abiertamente opuestos a la inversión. Yo discrepo, creo que eso hace un daño enorme.

La eliminación de la iniciativa privada en las diferentes fases de la historia ha eliminado la creatividad, ha anulado el efecto de la ciencia, ha negado la tecnología, ha aperezado la mente, ha disminuido la laboriosidad del ser humano y ha afectado la calidad de vida.

Para mi generación el colapso de Unión Soviética, de la China de Mao Tse Tun y la caída del Muro de Berlín, se dieron súbitamente, porque no habíamos podido anticipar en las aulas de la universidad que eso vendría, y la historia está en mora de explicar qué causó esos colapsos.

Yo creo que fue la falta de calida de vida, porque anularon la iniciativa del ser humano, se estancaron en el desarrollo y finalmente todo el mundo quedó sumergido en la pobreza.

Los soviéticos veían un gran avance en armas nucleares, pero un gran estancamiento en calidad de vida, por la obsolescencia de un aparato productivo que había negado la iniciativa privada.

Los alemanes del este cuentan que se enteraban de los progresos de Alemania Occidental por las personas que lograban mandar un mensaje a través del Muro de Berlín.

Y se necesitó esa revolución para derribar el Muro de Berlín, para que Alemania del Este empezara a ganar la misma calidad de vida de Alemania del Oeste, y así sucesivamente.

La segunda categoría de gobiernos en América Latina diría yo que corresponde a aquellos gobiernos que no se oponen a la inversión, pero que no la defienden.

La tercera categoría es la de gobiernos que son amigos o enemigos de la inversión, no de manera institucional sino de manera personal. Si se entienden con un inversionista le permiten actuar, si están en descuerdo con él lo expropian.

Y la cuarta categoría es la categoría donde se cree en la necesidad de la inversión, se le defiende, y además hay una relación con la inversión institucional, no en función de amigos o de adversarios. Ahí hemos procurado, apreciados jóvenes, ubicar este Gobierno en estos años.

Y hemos dicho: inversión con responsabilidad social.

Creemos que la responsabilidad social se tiene que dar en transparencia en las relaciones entre la inversión y el Estado, transparencia en la tributación, en los contratos.

Ayer por ejemplo, con otra experiencia que será para mi inolvidable, una de las tantas en la solución de problemas comunitarios que hemos vivido en este Gobierno, fue en el Cesar, en La Loma, siete horas de un proceso que continuará.

De un lado la comunidad, en otro sitio el Gobierno y también los inversionistas, en el mismo lugar público.

La tesis nuestra ha sido: la inversión tiene que servir a la comunidad y para servir a la comunidad necesitamos la inversión.

Cuando algunas comunidades protestan hay algunos gobiernos que simplemente las reprimen o toman el otro camino, van y expulsan a los inversionistas.

Nosotros lo que hemos hecho es garantizar la inversión y exigir que se atiendan las aspiraciones de la comunidad, en un diálogo intenso, en todas esas zonas de la Patria, a lo largo de estos años, para exigir también otros elementos de responsabilidad social, el respeto al medio ambiente, y unas relaciones laborales no dirigidas por el capitalismo salvaje, tampoco por el odio de clases, pero sí dirigidas fraternamente.

Este Gobierno, que tiene bastante oposición, durante estos ocho años se ha reunido periódicamente con las centrales obreras de Colombia, cada mes, cada dos meses; hoy tuve con ellos una reunión de cuatro horas y hemos tenido un diálogo importante.

A mí me sorprende que tanta oposición, haya habido en Colombia mucha crítica, sí, lo que está bien, pero pocos paros.

Diría yo que por la manera como me presentan mis adversarios, esta Patria podría haber vivido estos ocho años en permanentes paros, huelgas de maestros, de funcionarios del Estado, etcétera.

Y hemos tenido mucha agitación democrática pero al mismo tiempo un mínimo de paros.

Yo no he relevado esto públicamente, pero empiezo a hacerlo a esta hora final del Gobierno, porque yo creo que a eso ha contribuido que el país se siente más libre y más escuchado.

Creemos que eso ayuda a construir responsabilidad social en la inversión

¿Cuáles son los resultados de la inversión?

En inversión extranjera el país tenía más o menos niveles de inversión extranjera entre 400 millones de dólares y 2 mil, 2 mil 100 (millones de dólares) al año. En los últimos años 8 mil 500, 6 mil 500, 9 mil 78, 10 mil 578, y el año pasado inversión extranjera bruta (de) 9 mil 530.

Semejante crisis de la economía, nosotros afectados por dos crisis de la economía: la internacional y la crisis con Venezuela, y tuvimos un segundo año récord en inversión extranjera.

La tasa de inversión, esto es: cuánto se invierte en función del producto. Antes los colombianos por cada cien pesos que producíamos invertíamos 12, 14. En los últimos años la tasa ha estado por encima del 25. El año pasado fue la más alta de América Latina: 25,8, Brasil 16, 17.

Y algunos preguntan ¿Pero por qué tenemos todavía tanto desempleo y tanta pobreza?

Porque eso no produce resultados de la noche a la mañana.

China, en más de 20 años desde que asumió Deng Xiao Ping, ha tenido 60, 70 mil, 55 mil millones de dólares de inversión extranjera al año, y tasas de inversión del 30, del 40 por ciento, y apenas ha logrado reivindicar de la pobreza a 400 millones, de mil 300 millones de chinos.

Esto exige tiempo, unas continuidades dinámicas con mejoramiento.

Competitividad

Hemos avanzado en niveles de competitividad. Por ejemplo en el Doing Bussines, del Banco Mundial, somos hoy el primer país Latinoamericano.

Y es muy importante ahora, que nuestro Presidente (de la Universidad) citaba a las Naciones Unidas, el Informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas el año pasado, dijo que Colombia y Perú son los países que más han avanzado en desarrollo humano en los últimos años, después de China.

El Banco Mundial conceptúa que Colombia es uno de los países que mejor, que más ha incrementado el índice de oportunidades.

Una cosa es la oportunidad y otra cosa es la eliminación de la pobreza. Entre el día que un niño pobre empieza a estudiar y el día que puede entrar a la vida laboral activa, pueden pasar 18, 20, 22 años.

No solamente se puede tomar la fotografía de la pobreza en un momento, sino medir el índice de oportunidades que hoy se destaca en Colombia, y lo destacan organismos internacionales.

Es importante anotar esto.

Entre 2003 y 2007 tuvimos un buen desempeño de la economía, un buen crecimiento, y decreció muchísimo el desempleo y la pobreza.

¿Qué nos pasó en 2008 y 2009? Nos afectaron estas crisis. Sin embargo, mientras en América Latina la economía decreció 1,7 (por ciento), aquí logramos crecer el año pasado un poquitico, pero crecimos 0,4.

Mientras en América Latina aumentó el año pasado la pobreza, aquí desminuyó un poquito, pero desminuyó. Es la primera vez en una crisis de esta magnitud que Colombia logra una disminución de pobreza.

Y mejoró el coeficiente Gini de distribución del ingreso.

He preguntado a las universidades colombianas, a los colegios, si con motivo de esta crisis ha aumentado la deserción. No aumentó, siguió creciendo la población escolar y universitaria.

Lo que pasa es que tenemos un política social hoy intensa, dos millones 900 mil Familias en Acción y 300 mil 15 estudiantes apoyados por el Icetex, sin politiquería.

He preguntado a las cajas de compensación, al Sena, a la seguridad social si con motivo de la crisis se desafiliaron los colombianos, y a pesar de todo lo que falta para tener plena cobertura, siguió creciendo el aseguramiento.

Yo creo que en medio de la crisis tan honda, tan honda, hemos logrado defendernos.

Ahora, yo tengo mucha confianza en que si hay inversión y hay seguridad, el país va prosperando.

Acceso a mercados

Y entonces pregunta: ‘¿Bueno, y si hay seguridad y hay inversión, a quién le vamos a vender?’. La respuesta es: acceso a mercados.

Por eso hay que mejorar el mercado interno, a lo cual contribuye mucho la política social, y acceso a mercados.

Y sobre acceso a mercados, que es un tema bien importante, así lo comprendí en el temario de la convocatoria de esta noche, creo que el tránsito que hemos hecho, apreciada comunidad, es de un país que entre 1989 y 2003 hizo una apertura unilateral de su economía, abrió el mercado para que se llenara de bienes y servicios del extranjero, a un país que en estos años lo que ha hecho es buscar mercados para poder enviar nuestros bienes y generar aquí empleo. Un proceso que toma tiempo.

Casualmente estábamos en la Presidencia, ultimando detalles para suscribir la semana entrante el acuerdo con la Unión Europea, buscando resolver un problema del sector lácteo.

En estos años hemos hecho el acuerdo Comunidad Andina-Mercosur, el acuerdo con Chile, con Perú, para ir más allá de las reglas andinas con Perú, con tres países centroamericanos, ahora negociamos con Panamá; el acuerdo con Canadá, que yo confío se va a aprobar próximamente en el Congreso canadiense; el acuerdo con los Estados Unidos, estancado en el Congreso norteamericano.

El miércoles entrante debe formarse el acuerdo con Europa. Creo que es un gran salto en la dirección correcta.

Hemos negociado acuerdos con Cuba, con China, con India, estamos negociando con Corea, con Singapur.

Y no solamente hay que pensar en acuerdos de comercio, sino también, apreciados jóvenes, en acuerdos de promoción de inversiones y de desmonte de doble tributación.

Si por la misma inversión se cobra impuesto tanto en Colombia como en Ecuador, la inversión se desmotiva. Hay que cobrar impuestos en uno o en el otro. O en el uno por lo que corresponde a ese país, y en el otro por lo que corresponda a él. Es bien importante eso del desmonte de la doble tributación.

Esta noche les refería yo a unos distinguidos comunicadores que cubren la Presidencia de la República, que hay unos elementos que caracterizan los nuevos tratados de comercio. Esos elementos son tres, que los estamos incluyendo en todos nuestros tratados: primero la obligación de respetar los derechos humanos; segundo la obligación de respetar los derechos de los trabajadores; y tercero la obligación de respetar las normas ambientales.

Cuando firmemos el tratado con Europa, los trabajadores colombianos ya no tendrán solamente la Constitución, la ley y los jueces para protegerlos, sino también un socio comercial de Colombia, la Unión Europea, que en virtud de ese tratado puede exigirnos el respeto a los derechos de los trabajadores.

Innovación productiva

Si hay seguridad, promoción de inversión y acceso a mercados. Viene otra pregunta: ‘¿Qué se va a vender en esos mercados?’. Por eso la respuesta es innovación productiva.

En estos años hemos venido estimulando que se agregue valor en la producción tradicional, y que el país despegue en nuevos sectores.

Antes de ayer les decía a mis compatriotas de Pereira: ‘Nosotros no podemos pretender que vamos a vivir de vender café verde, en sacos de fique. Hay que procurar cómo ese café tiene agregado industrial, cómo se produce en condiciones ambientales de los más exigentes estándares, cómo se produce café especial’.

Le he dicho a mis coterráneos en Medellín: ‘Nosotros tenemos que quitarnos la idea de que vamos a ser competitivos con los chinos, con manufactura, con confección básica. Tenemos que quitarnos la idea de que entonces vamos a tener unos salarios tan bajos como los chinos, para poder ser competitivos’.

La inversión no es para reducir los salarios, al contrario, es para que haya más empleo y haya mejores condiciones de ingreso.

Nosotros, por ejemplo en el caso de la confección básica, tenemos que buscar sustituirla por confección con alto valor, por ejemplo agregado en materias primas, agregado en costura, en impresión, etcétera, para tener más valor.

Y hemos venido trabajando nuevos sectores de la economía que creo que van a ser promisorios en el país ¿Cuáles? Biocombustibles.

Hoy somos el segundo en America Latina en etanol, después de Brasil; el primero en biodiesel de palma.

Y el país tiene condiciones, porque Colombia puede crecer los biocombustibles sin tumbar la selva y sin afectar la seguridad alimentaria.

Estamos promoviendo las zonas francas de salud. Colombia por la localización geográfica, el costo de la medicina, su calidad, es un país muy competitivo para atraer turistas en busca de servicios de salud.

Estamos promoviendo la producción de medicamentos y de cosmética a partir de productos naturales.

El software, el call center. La ciudad de Manizales ha logrado reducir sustancialmente su desempleo gracias a los call center que han venido instalando allí.

Y ese es el principio de una cadena donde está el Business Process Outsourcing, que permita por ejemplo que un ingeniero colombiano venda sus servicios a través de Internet a un usuario que esté en otro continente.

Creemos mucho en el desarrollo de todos esos sectores

Revolución Educativa

¿Y qué necesita eso? Una Revolución Educativa.

Colombia en 100 años tuvo 120 ministros de educación. En este Gobierno, en ocho años, una Ministra de condiciones de excelencia, que no ha dependido de la politiquería, que ha estado libre de politiquería, haciendo una buena labor.

Nosotros graduábamos 400 mil bachilleres, ahora 737 mil; teníamos un 78 por ciento de cobertura en educación básica, estamos llegando al ciento por ciento; un 57 por ciento en educación media, estamos llegando al 80 por ciento; teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios, una cobertura del 21,6, estamos llegando al 36.

Y tenemos un proyecto de ley para reformar la Ley 30 en el Congreso.

Estoy seguro que el país en los próximos tres años pueda alcanzar una cobertura universitaria del 50 por ciento.

Tenemos los años con los presupuestos mejores para Colciencias, a pesar de todo lo que falta. Y la institución se reformó.

Decían: ‘¿Bueno, pero van a masificar la educación y qué va a pasar con la calidad?’.Ahora los profesores se nombran por concurso, no por recomendación política.

Antes no teníamos sino las pruebas Icfes, ahora las pruebas Saber. Tenemos las pruebas Ecaes para los egresados universitarios, y también el observatorio laboral para los egresados universitarios.

El Sena es una de las 465 entidades reformadas por este Gobierno, de allá se erradicó la politiquería.

Antes formaba un millón de ciudadanos al año, el año pasado siete millones 857 mil; tenía matriculados en programas técnicos y tecnológicos a 41 mil colombianos, este año 500 mil; ahora le enseña inglés, a través de Internet, a un millón de colombianos.

Antes los jóvenes colombianos no querían estudiar una técnica o una tecnología, porque consideraban que era la condena al estancamiento. Hoy no, porque hicimos una reforma. El joven que se gradúe de una técnica, en una tecnología, puede ir en un momento posterior a la universidad, le reciben esos créditos, completa los que hagan falta y accede al grado de educación superior.

Por supuesto, faltan muchas cosas. Por ejemplo, en primera infancia hemos avanzado mucho en nutrición. Bienestar Familiar atendía en Colombia entre niños y escolares cinco millones 900 mil, hoy tiene 13 millones de usuarios, pero apenas estamos empezando con educación de primera infancia para niños menores de cinco años de los sectores pobres. Este Gobierno solamente alcanza a dejar 500 mil.

Bogotá y Medellín tienen una muy buena infraestructura de colegios de básica y de media, en el resto del país no. Ahí hace falta un gran desatraso.

Nosotros dejamos un gran avance en conectividad, pero todavía desequilibrado. Así como hay unas regiones de la Patria que han avanzado mucho en conectividad, en otras todavía hay muchas deficiencias.

Dejamos en plena instalación un cable submarino de la Costa Caribe a San Andrés, porque la mayoría de los profesores de inglés del programa del Sena están en San Andrés, para que ese cable ayude a hacer de San Andrés un gran sitio de revolución tecnológica a favor de toda la comunidad isleña y de todo el país.

Entonces hemos tratado de avanzar en todos estos elementos.

Yo diría que hay unas buenas tendencias, todavía pequeñas, pero se que el diálogo aquí es intenso, y quiero terminar para poder escuchar las preocupaciones que ustedes tengan, y procurar responderlas.

Es nuestro rector quien les da la palabra, yo tomaré atenta nota y procuraré responderles.

Muchas gracias por darme la oportunidad nuevamente de estar en esta gran Universidad Autónoma”.

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