Mayo 28

   

Palabras del Presidente Uribe durante la celebración de los 123 años de la Sociedad Colombiana de Ingenieros

Bogotá, 28 may (SP). “El Ministro (de Transporte, Andrés Uriel Gallego) y mi persona acudimos a esta sesión solemne de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, muy orgullosos de lo que significa la Sociedad y cada uno de ustedes para el país.

En esta oportunidad, la ultima de nuestro Gobierno, quiero expresarles toda la gratitud, las felicitaciones por su esfuerzo permanente por los superiores intereses de la Patria.

Felicito a toda esta lista de excelencia de compatriotas condecorados hoy. Son hechos en favor de la Patria, inteligencias para el bien la Patria, personalidades éticas para el bien de los colombianos.

A todos, muchísimas gracias.

Muchas gracias por esa condecoración tan generosa y patriótica a los ingenieros militares de Colombia, representados aquí por el general Freddy Padilla de León, Comandante General de las Fuerzas Militares.

Nuestros soldados y policías han llegado estos años a muchas regiones de la Patria a recuperar la seguridad que nos había sido tan esquiva, pero no han llegado solamente con los fusiles de la República, han llegado también con las herramientas fecundas del trabajo, han llegado con los conocimientos de la ingeniería, han llegado con la política social.

Primero, cuando era difícil que la ingeniería nacional ingresara a Arauca para hacer la rectificación y pavimentación de la carretera Tame-Arauca por la situación de violencia, con recursos de regalías de Arauca intervenidos por el Gobierno Nacional. Decisión del Gobierno: se contrató con los ingenieros militares ese tramo tan importante que es la carretera Tame-Arauca, hoy en la esencia concluida.

En la misma región, el Gobierno ha contratado, con los ingenieros militares, y el contrato avanza en su ejecución, la Carretera de la Soberanía, de gran transcendencia para comunicar por tierras colombianas Arauca a través de Boyacá, para llegar a Norte de Santander y a su capital, Cúcuta.

Una de las carreteras más importante de la Patria para comunicar los Llanos Orientales con el Valle del río Magdalena, y buscar las salida más corta de los Llanos Orientales al Pacífico, está a cargo hoy esa obra de los ingenieros militares, contratada por este Gobierno: la carretera de La Uribe, en el Meta, a Colombia, en el Huila, en plena ejecución.

Los ingenieros militares de la Patria están en todas aquellas zonas donde hemos avanzado en el tema de seguridad, realizando unas obras de acompañamiento que hacen parte del plan social que se llama acción integral.

En los Montes de María la erradicación del terrorismo ha estado acompañada también por las reivindicaciones sociales y obras de infraestructura de gran trascendencia que adelantan los ingenieros militares de la Patria.

Y se les reclama en la Nación entera.

Cuando pienso en el futuro de las armas, apreciados compatriotas, he creído que el país no se puede descuidar un solo minuto en la consolidación de la seguridad y que también hay que pensar en un creciente uso futuro de los conocimientos, del profesionalismo, de la masa crítica acumulada por nuestras Fuerzas Armadas, para contribuir integralmente a la prosperidad nacional.

Aquí vemos cómo a los ingenieros militares se les reclama cada día más presencia en obras civiles en el territorio.

La Armada protegía 3 mil kilómetros de ríos navegables, hoy de los 16 mil kilómetros de ríos navegables protege 15 mil. Se ha convertido, a través de Cotecmar (Corporación de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo de la Industria Naval, Marítima y Fluvial), en su propia abastecedora de requerimientos de naves.

Con un enorme ahorro en costos para el país, hemos podido proveernos de estas naves, gracias a los avances científicos y constructivos de la Armada por intermedio de su empresa Cotecmar. Tiene un horizonte bien importante: contribuir más a la navegación civil, a la pesca; contribuir a los usos civiles, cuidar no solamente nuestros ríos del asalto de los criminales, sino también convertirse en policía ambiental en todos sus cauces, en todas sus vertientes.

Creemos que la aeronáutica militar tiene un gran futuro para usos civiles.

En efecto, con la Corporación de la Industria Aeronáutica se da un gran avance en esta materia. Y hay acuerdos bien importantes –como el acuerdo suscrito con Brasil- que potencian muchísimo nuestra Fuerza Aérea para hacer una gran contribución futura a los usos civiles.

Ninguna oportunidad mejor que esta, cuando al condecorar esta pléyade excelsa de compatriotas, se condecora también la bandera de las Fuerzas Militares de Colombia, para destacar sus esfuerzos y para pensar en su futuro.

Al expresar nuestra gratitud infinita a la Sociedad Colombiana de Ingenieros por este trabajo, que con el Ministro, su equipo, mi persona, hemos compartido a lo largo de estos ocho años, quiero también expresar mi infinita gratitud de ese diploma que llevaré conmigo hasta el último día de la vida con aprecio, admiración al rigor de los ingenieros de la Patria.

Factores para construir confianza

Hemos procurado estos años trabajar para construir más confianza en Colombia, impulsando la seguridad con libertades, como un valor democrático, la inversión con responsabilidad social y la política social.

Creo, apreciados ingenieros, que se han dado algunas transformaciones culturales en la Patria.

Cuando mi generación estaba en las bancas de la universidad se despreciaba la seguridad, se le entendía simplemente como un camino a la dictadura. Hoy las grandes mayorías de compatriotas reclaman la seguridad, se le reconoce como un valor democrático, como una fuente de recursos.

Cuando mi generación estaba en las bancas de la universidad se reclamaba lo social, pero no nos deteníamos a examinar las fuentes para financiar lo social. Hoy muchísimos compatriotas saben, son concientes que lo único que nos garantiza la fuente de financiamiento de lo social es una gran confianza de inversión, de lo contrario lo social queda siempre condenado al discurso insulso.

Hemos pensado en estos años en seis factores para la prosperidad nacional. Sin prosperidad no hay reducción del desempleo. Sin un camino continuado de prosperidad no hay superación de la pobreza, no hay construcción de equidad.

Esos seis elementos son: la seguridad, la promoción de la inversión, el acceso a mercados, la innovación productiva, la Revolución Educativa y la infraestructura.

Consolidar la seguridad

Hemos avanzado bastante en seguridad, pero la conciencia nacional tiene que poner muchísimo cuidado porque hay que consolidarla.

Esta mañana, reunido con el Ministro (de Transporte Andrés Uriel Gallego) -que es profesor de la Universidad Nacional- con el Decano de la Facultad de Ingeniería (Juan Correa) y con 60 de sus estudiantes, recordaba yo a esos jóvenes que esta Patria en 200 años de vida independiente sólo acumula 47 años de paz: siete años en el siglo XIX, alrededor del Gobierno del Presidente Núñez, que fueron de prosperidad, surgieron los proyectos industriales del Caribe, avanzó la agricultura, la caficultura en la Colombia andina, y 40 años escasos en el siglo XX entre aquellos acuerdos de paz de finales de 1902, que pusieron punto final a la Guerra de los Mil Días, y la reiniciación de la violencia entre los partidos a principios de los años 1940.

Terminada esa violencia por los pactos del Frente Nacional que lideraron los ex presidentes Alberto Lleras y Laureano Gómez, de inmediato fue sucedida por la violencia de las guerrillas marxistas, del odio de clases, del propósito de derrocar el Estado de Leyes, de sustituirlo por la dictadura, y obtuvieron la reacción igualmente cruel del paramilitarismo, unos y otros cooptados por el narcotráfico.

Las generaciones vivas desde los años 40 no han tenido un día completo de paz.

Cuando ha pasado por aquí esta mañana, una nómina de ingenieros destacados por la sociedad y por el Gobierno, pensaba yo: ‘Ah pocos países del mundo que se dan el lujo de tener esta nómina de ingenieros’.

Una calidad no excepcional sino bastante general.

Y cabría preguntarse: ¿Por qué una Patria como la colombiana, que es una Patria pionera en la ingeniería iberoamericana, con ética, por qué no ha tenido suficiente prosperidad en infraestructura?

Creo yo que la violencia ha sido un factor muy incidente.

Y la pregunta puede trasladarse de manera más general a la evolución de la Patria, una Nación con un gran capital social.

Hace pocos días un médico de los Estados Unidos que vino a Cartagena al Foro Económico Mundial, me decía: ‘Presidente, estoy sorprendido, es la primera vez que vengo a Colombia, y miro a los colombianos y encuentro una sonrisa sincera, genuina, no hay tensión ni amargura’.

Le dije yo: ‘Qué bueno médico que lo haya advertido. Esos son mis compatriotas. A pesar de tanto sufrimiento mis compatriotas expresan la sonrisa de la inocencia, expresan siempre la calidez de la esperanza, no la mueca amarga de la derrota a la que nos ha querido someter el terrorismo’

Y me he preguntado: ¿Una Patria con ese capital social por qué no ha prosperado lo suficiente?

Seguramente con motivo del Bicentenario, los historiadores, los politólogos, los economistas, los sociólogos darán muchas explicaciones.

He creído yo, apreciados compatriotas, que una causa eficiente de falta de prosperidad de la Patria ha sido ese sino de la violencia.

Al otro día del grito de Independencia, el General Santander que contaba apenas con 18 años y acababa de graduarse en el Colegio de San Bartolomé, fue enrolado en un ejército, pero no en un ejército para consolidar la Independencia, sino en uno de los dos bandos de nuestra primera Guerra Civil: el de los Centralistas, que emprendía el recorrido hacia Boyacá a enfrentarse al ejército descentralista, que desde las provincias unidas de Tunja comandaba don Camilo Torres.

Y descuidamos el grito de Independencia.

Y por embarcarnos en la violencia entre nosotros vino la reconquista, a sangre y fuego.

Y perdimos en el cadalso esa gran generación de la iluminación: los discípulos de Mutis.

Nariño, no obstante que había sido uno de los promotores del error, se quejaba en la bagatela y decía: ‘Pusimos el primer huevo de la Independencia y no lo consolidamos, por la violencia entre nosotros’.

Hay que poner muchísimo cuidado para consolidar la seguridad, apreciados compatriotas.

Son tantos los atentados verbales y de acusaciones a la seguridad, que uno, en estos días finales de Gobierno se ve en la obligación de repetir ante los compatriotas la necesidad de no abandonar un caminito que se ha abierto en estos años, para que las nuevas generaciones puedan vivir en un país seguro, que les dé mejores posibilidades de prosperidad.

Promoción de inversión

Un elemento bien importante es la política de promoción de inversiones. Yo creo que ha venido resultando bien.

En medio de la crisis, de tres crisis que hemos vivido nosotros, la de violencia, la crisis de la economía internacional, la crisis específica con Venezuela, Colombia tuvo el año pasado la mayor tasa de inversión de América Latina: 25.8 (por ciento), la de Brasil se situó entre el 16 y el 17 (por ciento).

Nuestra tasa de inversión oscilaba entre el 12 y el 16 (por ciento), en los últimos años ha estado por encima del 25 por ciento, y este año está creciendo.

El 60 por ciento de las empresas consultadas están adelantando proyectos de inversión.

Colombia tenía una inversión extranjera entre 400 y 2.100 millones de dólares, en los últimos años ha estado por encima de 8.500; el año pasado, en medio de la crisis, 9.530 (millones de dólares), en los tres primeros meses de este año ha crecido un 23 por ciento.

Muchos compatriotas me preguntan: ‘¿Pero por qué con esas tasas altas de inversión todavía tanto desempleo y tanta pobreza?’.

Porque apenas se han sucedido en pocos años, porque necesitan proyección en el largo plazo.

La China, a la que se le introdujo un nuevo camino después de terminar la época de Mao Tse Tung, por parte de Deng Xiao Pin, esa China con más de 20 años de altísimas tasas de inversión, apenas ha reivindicado de la pobreza a 400 millones, de mil 300 millones de habitantes.

Hay que perseverar, apreciados compatriotas.

Pero esa confianza de inversión nos permitió pasar de un escepticismo tremendo sobre la posibilidad de avanzar en obras de infraestructura, a un gran proyecto de infraestructura que hoy se ejecuta en el país entero.

En todas las crisis anteriores nuestra economía había decrecido, en la crisis de ahora nuestra economía creció levemente, no obstante que América Latina decreció en el 1,7 (por ciento).

En ausencia de la confianza de inversión habría sido imposible financiar esas obras de infraestructura que vienen contribuyendo a que la economía no retroceda a pesar de la crisis.

En las crisis anteriores siempre había aumentado la pobreza.

El año pasado la pobreza aumentó en América Latina y en Colombia disminuyó, levemente, pero disminuyó. ¿Por qué? Porque hay una gran confianza de inversión en el país.

Un día un banco internacional, al otro día los calificadores suizos, dicen los primeros: ‘Colombia, uno de los nuevos gigantes, un gran destino de inversión’. Y los otros: Colombia, el país que más puntos gana en el escalafón de competitividad’.

Los caminos hay que estarlos mejorando, pero los buenos caminos no se pueden abandonar.

Recuerdo a mi profesor Michael Porter definir aquello del mejoramiento continúo: hay que tener un objetivo, perseguirlo con tenacidad, moverse en una franja, mejorarse dentro de esa franja, pero no abandonar esa franja.

El camino de la inversión es bien importante, como el camino de la seguridad. ¿Y cómo se relacionan mutuamente? La seguridad estimula la inversión y la inversión hace financieramente sostenible la seguridad.

La importancia del acceso a nuevos mercados

Pero la inversión también pregunta por mercados. He ahí la importancia del acceso a mercados.

Entre 1989 y el año 2003 Colombia hizo una apertura unilateral. Abrió su mercado para productos extranjeros, pero no accedimos a mercados.

En ese mismo período, que se conoce con el nombre del período de la apertura, nosotros simplemente tuvimos acceso al mercado andino y un acceso insuficiente al mercado mexicano.

Hemos procurado en estos años abrir mercados para los compatriotas.

Chile es un gran ejemplo. El pueblo chileno puede dormir con temor a los temblores, pero no duerme con temor a perder un mercado, porque tiene tantos, que un mercado no le altera su economía.

Hemos procurado que Colombia diversifique mercados, por eso el acuerdo Comunidad Andina-Mercosur, el acuerdo con Chile, el acuerdo con Perú para profundizar las normas andinas de reglamentos de inversión, el acuerdo con tres países centroamericanos, ahora la negociación con Panamá, el acuerdo con Canadá en proceso de ratificación en el Parlamento canadiense, el acuerdo con los Estados Unidos pendiente en su Congreso, acuerdos de comercio, acuerdos de desmonte de la doble tributación, acuerdos de promoción de inversiones, acuerdo con China, acuerdo con India, acuerdo con Suiza, con el conjunto de países que con Suiza tienen un mercado común, los países Efta.

Ahora la negociación con Corea, donde nos quieren, aprecian el valor de los colombianos en la guerra, nuestro gran camino al Asia Pacífica.

Esos acuerdos tienen hoy las normas de protección del medio ambiente, de los derechos de los trabajadores, de los derechos humanos. Dan una gran posibilidad para la internacionalización de todas estas actividades, de las de ustedes, apreciados compatriotas.

Esta semana, para facilitar la exportación de servicios, el Gobierno produjo la norma jurídica que le suprime el IVA a la exportación de servicios. Lo habíamos mirado en la Comisión Nacional de Competitividad y era un reclamo proveniente con mucha fuerza de varios sectores, entre esos sectores los ingenieros colombianos.

Desde hace tres días, cuando expedimos el decreto que interpreta que la exportación de servicios no debe ser objeto del gravamen al valor agregado, se crean mejores condiciones para exportar servicios como los servicios de ingeniería.

Nosotros, cuando hemos pensado en el tema de la seguridad, de la promoción de la inversión, del acceso a mercados, hemos pensado también en otra pregunta: ¿Y qué venderle a esos mercados?

Por eso hay que vivir en un proceso permanente de innovación productiva, y ese proceso lo sustenta una Revolución Educativa permanente y un gran propósito de investigación, de lo cual son pioneros los ingenieros colombianos.

Avances en infraestructura

Y nuestra Patria tiene que remontar un gran atraso en infraestructura. Yo miro esta Capital con asombro y con admiración, a más de 580 kilómetros del Pacífico, bajando una cordillera y cruzando otras dos, a más de mil 70 kilómetros del Caribe, y una ciudad con esta prosperidad.

Hemos procurado en estos años dar el tránsito de un Gobierno que empezó con un gran temor por la situación fiscal, a un Gobierno que deja un conjunto de proyectos de gran trascendencia.

Si miráramos solamente Bogotá, podemos decir lo siguiente:

Cuando empezó el Gobierno había en Bogotá 34 kilómetros de Transmilenio, hoy hay 84 (kilómetros), 20 en construcción y una nueva fase para empezar.

Hemos cumplido rigurosamente con el aporte del 70 por ciento.

En Cali, en Pereira, en Barranquilla, en Bucaramanga empezamos desde cero en este Gobierno los sistemas de transporte masivo, y esos ya están operando.

En construcción Soacha (Cundinamarca), en construcción Área Metropolitana de Medellín, en construcción Cartagena y para empezar construcción otras nueve ciudades colombianas, encabezadas por Santa Marta y por la ciudad de Pasto.

Bogotá ve avanzar hoy la construcción del nuevo Dorado, su aeropuerto, por la concesión, para convertirse de nuevo en uno de los más importantes de la región latinoamericana.

Hemos ensayado el sistema de concesión grupal de aeropuertos, con éxito. Creo que es mucho mejor para el país el sistema de concesión grupal de aeropuertos que el sistema de concesión individual de aeropuertos.

Bogotá asiste hoy al proceso de construcción de carreteras de buenas especificaciones, para comunicarla con sus principales destinos económicos.

En plena construcción la doble calzada de Bogotá a Buenaventura; concluida la parte sustancial del Túnel del Boquerón ‘Guillermo León Valencia’, en proceso de instalación los equipos electromecánicos; en plena construcción el Túnel de la Línea, que se debería llamar del segundo centenario.

Nunca imaginé yo que pudiéramos asumir con los compatriotas vallecaucanos el compromiso de adelantar la doble calzada Buga-Buenaventura, parte sustancial de este trayecto.

Buenaventura es un ejemplo. El país está invirtiendo hoy allí mil millones de dólares en infraestructura portuaria.

La figura de las zonas francas ha sido fundamental para el equipamiento portuario.

Cartagena, por ejemplo, dos puertos que movilizaban 300 mil contenedores, este año movilizan millón 600 mil. Profundizamos el canal de acceso a la bahía y ahora el reclamo, por el crecimiento de la economía en la bahía, es que hay que construir el canal paralelo, para que los barcos puedan desplazarse en ambas direcciones.

Pero esta doble calzada Bogotá-Buenaventura no termina en Bogotá. De los 240 kilómetros de Bogotá a Sogamoso (Boyacá) faltan 35 kilómetros.

Y de ese gran conjunto de vías de competitividad se avanza en la carretera de Sogamoso a Cusiana, a lo cual, si se le suma la carretera a la que ya me refería de Tame-Arauca, le permitirá al país tener una buena carretera en muchos tramos, con condiciones de autopista entre Buenaventura-Bogotá y la capital araucana.

El Gobierno empezó con una enorme dificultad con la concesión del Llano, porque se debían 60 mil millones en inversiones para que el concesionario la recibiera, pero hemos podido terminar contentos porque está en marcha ese gran proyecto de la doble calzada de Bogotá-Villavicencio, que hoy ha recibido el Premio Nacional de Ingeniería a quienes lo han concebido.

Apreciados compatriotas, la Ruta del Sol es una gran expresión de confianza en Colombia. En plena construcción la doble calzada Bogotá-Villeta, adjudicados de Villeta a San Roque los dos tramos, entregados a los contratistas.

Y en plena licitación el tramo de San Roque a Santa Marta, con las derivaciones al este a la ciudad de Valledupar y al oeste a Plato, el Carmen, el corredor de los contenedores de Cartagena.

Contratos adjudicados con transparencia

Hemos procedido con total honradez.

Permítanme decir al final de este Gobierno, que el mayor esmero que hemos tenido el Ministro (de Transporte, Andrés Uriel Gallego) y yo, primero cuando él era Secretario de Obras Públicas de Antioquia y yo tenía el honor de ser Gobernador de ese departamento, y ahora en el honor que la Patria me ha conferido, de trabajar desde la Presidencia durante ocho años, en la compañía del Ministro, nuestro gran esmero ha sido la adjudicación transparente de los contratos.

Primero introdujimos un decreto, el decreto de los prepliegos, figura después llevada a las normas legales de contratación.

La difusión del prepliego ha dado mucha confianza, porque solamente después de un análisis crítico se adoptan los pliegos definitivos.

La generalización de la audiencia pública para deliberar sobre los análisis de las propuestas y para tomar la decisión final de adjudicación también ha sido muy útil.

La verdad es que cuando hace unos meses se adjudicaban esos dos tramos tan importantes de la Ruta del Sol, yo me preguntaba en mi interior, con grata sorpresa: ‘Algo pasa, que esta es una adjudicación que se ha recibido tranquilamente’.

La transparencia es la mejor fuente de tranquilidad.

Y al cabo, ya en los días finales del Gobierno, el Ministro y mi persona la podemos reivindicar mirando a los colombianos a los ojos.

Unos años difíciles. Cuando yo me pregunto por qué las concesiones de primera generación estaban todas en pleito cuando empezó este Gobierno, hubo algunas razones, la más importante de ellas, la violencia impidió que se cumpliera con los tráficos mínimos.

Algunas de esas concesiones cuando empezó nuestro Gobierno apenas recaudaban en peaje un 30 por ciento de lo inicialmente estimado. Eso introdujo un tremendo desequilibrio, desató un conjunto de reclamaciones muy costosas al Gobierno.

Es otro ejemplo que muestra cómo es de importante para la prosperidad de la infraestructura colombiana ir acompañada del tema de la seguridad.

Vigencias futuras

Tengo fe que en los años que vienen el país vea germinar toda esta semilla que se ha sembrado en infraestructura.

Cuando muchos colombianos dicen que el Gobierno por qué ha comprometido cuantiosísimas vigencias futuras, los próximos gobiernos las van a disfrutar.

Porque lo bueno para la comunidad no es que se acuerde de los gobiernos que empezaron las obras sino que las asocie con los gobiernos que las concluyan.

Unas obras iniciadas con honradez dan toda la tranquilidad al nuevo Gobierno para que las adelante y las concluya. Para eso se dejaron las vigencias futuras.

Si ustedes revisan las vigencias futuras de nuestro Gobierno que hoy se controvierten en el análisis económico preelectoral, encontrarán que esas vigencias futuras están relacionadas con todas estas grandes obras de infraestructura.

Es la única manera de sacar estos proyectos adelante: cuando los compromisos presupuestales superan el corto plazo de los gobiernos.

Mi gratitud a todos ustedes, apreciados ingenieros de Colombia. Que ustedes le sigan dando prosperidad a esta Nación.

El tema del empleo, de la pobreza, no se resuelve quitando los estímulos fiscales a la inversión ni quitando los parafiscales de las cajas de compensación, el Sena y Bienestar Familiar, ni desde otra óptica proponiendo el desmonte de la reforma laborar de 2002, ese tema se resuelve con un conjunto de seis acciones que construyan la prosperidad de Colombia. A todas ellas está vinculada la ingeniería.

Cuando me preguntan algunos compatriotas: ‘Presidente pero es que este gobierno ha dejado comprometidos recursos muy voluminosos de los presupuestos futuros en esas grandes obras ¿qué harán los nuevos gobiernos?’.

Tienen la posibilidad de sacar adelante estas grandes obras, y tienen la posibilidad de empezar otras.

Ecopetrol

Cuando empezó el Gobierno pregunté a mis compañeros en cuánto se estimaba el valor de Ecopetrol, y me dijeron en 13 billones.

Más adelante nosotros hicimos tres reformas en Ecopetrol. Es una de las 465 entidades del Estado reformadas en este Gobierno; que Ecopetrol, que Telecom, que las clínicas del Seguro Social, que tantos hospitales.

Clínicas y hospitales donde pululaba el clientelismo, la corrupción, y los hemos reformado para ponerlos al servicio de los superiores intereses del Estado.

Cuando emprendíamos la tercera reforma de Ecopetrol, la de la capitalización –yo siempre pensé que era imposible, que los fundamentalismos ideológicos que han sustentado al Estado burocrático impedirían adelantar esa reforma- pregunté cuánto vale Ecopetrol, y me dijeron 20 billones.

Cuando empezó el Gobierno invertía 700 millones de dólares, en los últimos dos años los niveles de inversión de Ecopetrol se han situado alrededor de siete mil millones de dólares.

El país estaba condenado a perder la autosuficiencia petrolera en el año 2008. Nosotros recibimos el Gobierno en 2002, advertidos de que en 2008 se perdería la autosuficiencia petrolera. Quiere ello decir que podríamos haber llegado en 2008 a producir menos de 234 mil barriles por día, que es lo que requiere Colombia, y estamos produciendo 785 mil (barriles por día), y el país va aceleradamente a producir millón 200, millón y medio.

Hace pocos días le pregunté al Director de Planeación (Esteban Piedrahita) cuánto puede valer Ecopetrol hoy.

Me dijo: ‘Presidente 100 billones, 120 (billones)’.

Le dije no, mucho más.

Y me dijo: ‘¿Pero por qué, Presidente, si cuando empezamos valía 13, valía 20 (billones)?’.

Y dije: Si usted sale a la calle con una oferta de 100 billones, de 120, con ese pedido, se la quitan.

Pienso, apreciados ingenieros, que el próximo Gobierno tiene la posibilidad de vender un poquito de Ecopetrol, para darle otro gran impulso al desastraso de infraestructura de la Patria.

Situación fiscal

Ahora, la situación fiscal no es fácil. Nosotros habíamos bajado muchísimo el déficit del Gobierno Nacional Central, lo habíamos bajado del 6,5 (por ciento) al 2,3 (por ciento), va a quedar en el 4,5 (por ciento).

¿Pero qué pasó? El año pasado mientras la Nación perdió 10 billones en sus ingresos por la crisis, sostuvimos la inversión, sostuvimos las transferencias a las regiones ¿Para qué? Para que no se nos cayera la economía, y logramos que la economía no se cayera.

Sin embargo, hay que tener tranquilidad sobre las medidas que ha tomado el Gobierno.

Reformas del Estado

La situación fiscal es difícil pero manejable, inmanejable sería si no hubiéramos introducido muchas reformas.

Me refiero a tres de ellas:

Las reformas para generar confianza de inversión. Ojala no echemos para atrás esas reformas, ojala no espantemos la inversión con los anuncios de grandes derrames de impuestos, porque eso es matar las posibilidades de generar dinámicamente empleo.

Una segunda reforma: la reforma de la administración pública ¿Qué sería del fisco hoy, entregándole anualmente un billón de pesos a las clínicas del Seguro Social o entregándole 500 mil millones a Telecom para pagar pensiones?

Una tercera reforma: el desmonte del subsidio al combustible. Mis compatriotas, estoicamente, han asimilado en estos ocho años un crecimiento enorme del precio interno del combustible.

Pero cuando uno ve las noticias de Grecia, recuerda la Venezuela del segundo Gobierno de Carlos Andrés Pérez y aquellos países que por no hacer reformas a tiempo dejaron acumular problemas y estallaron con movilizaciones populares confrontadoras de la democracia, uno piensa que ha hecho bien Colombia estos años en hacer ese aumento del precio interno del combustible, para desmontar el subsidio.

Si no hubiéramos desmontado ese subsidio, este año ese subsidio le costaría tres mil millones de dólares al fisco.

Yo creo que en presencia de una alta tasa de inversión, de la reforma del Estado, del desmonte del subsidio del combustible, de la valorización de activos como Ecopetrol, y fundamentalmente, en presencia de la confianza de inversión, la situación fiscal de la Nación es manejable.

Hay que creerle más al crecimiento de los próximos años, que dejarse atemorizar para introducirle al país cargas de impuestos que vuelvan a debilitar las tendencias de inversión.

El General Santander nos dejó muchos legados, uno entre todos ellos muy bello. Cerca a la hora de su muerte, en los últimos destellos de lucidez dijo: ‘La última hora hábil de mi vida es la primera en la que dejo de dedicarme a la causa de la independencia, del bienestar y de la libertad de la Nueva Granada’.

Apreciados ingenieros, ojala la vida nos de la oportunidad de que la muerte nos sorprenda con devoción y amor a Colombia, y con la posibilidad de servirla siempre.

Muchas gracias”.

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