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  AÑO 2009  
     
 

El legado del maestro Rafael Escalona

Por: Freddy Padilla De León
El Heraldo
15 de mayo de 2009

Rafael Calixto Escalona Martínez, el maestro Rafael Escalona, estuvo unido a las Fuerzas Militares de Colombia desde su nacimiento, ocurrido en Patillal, Cesar, el 27 de mayo de 1927.

Era el séptimo de nueve hijos del coronel Manuel Clemente Escalona Labarcés, quien participó en la Guerra de los mil días, y de Margarita Martínez Celedón, sobrina de Rafael Celedón, influyente obispo presbiteriano de la diócesis de Santa Marta durante la segunda década del siglo XX.

Maestro Escalona: diste tanta felicidad a tu Patria que la Divina Providencia quiso que nos acompañaras hasta las puertas del fin del fin, llamándote para que el trece de mayo, día de la Virgen María, partieras pasando por el río Guatapurí y navegaras en tus versos hasta el mismo cielo, para que en compañía de otros juglares nos observaras desde la inmensidad, en la culminación de estos tormentosos años de terror y violencia.

El maestro Rafael Escalona –el juglar que compuso más de un centenar de canciones que son crónicas de la vida cotidiana: de la tierra, de los amigos, de la mujer y del amor– partió dejando un vacío difícil de superar.

Los cultores de los ritmos del Valle de Upar, los amigos de las crónicas verseadas en tardes y noches alimentadas por el brindis de unas copas de licor, los estudiosos de las notas tristes del acordeón… Todos lloran al Maestro, lloran al Rey Vitalicio del Festival Vallenato que silenció su canto, lloran al constructor de ‘La casa en el aire’, y lloran, según cuentan quienes tanto le han querido, al padre de más de una veintena de hijos e hijas.

Las letras del juglar nos recuerdan, como dijera en su canción ‘El testamento’, que el maestro era un estudiante de la vida, un enamorado del amor, que partía en busca de sueños “pero de recuerdo te deja un paseo”.

Dicen los conocedores de su obra que el Maestro Escalona compuso su primera canción cuando tenía 15 años. Desde entonces estaba decidido a labrar su propia senda que le condujera al Parnaso.

Amigo entrañable de sus amigos lloró el adiós de quienes se le adelantaron en el viaje sin regreso. Primero fue Jaime Molina, en 1978, al que le compuso un son; años después, en abril de 1992, fue el pintor Alejandro Obregón quien dejó quietos sus pinceles y sus óleos; en 2001, se despidió de Consuelo Araújo Noguera, la inolvidable ‘Cacica’, quien fuera asesinada cobardemente por las Farc; el 19 de noviembre de 2004 falleció su amigo el escritor Manuel Zapata Olivella, y hace poco menos de dos años, el 11 de julio de 2007, el ex presidente Alfonso López Michelsen emprendió la partida… La tristeza, poco a poco, se anidó en el alma del Maestro Escalona, y sólo el ropaje de sus elegantes paños la ocultaba.

Para el Maestro, los amigos eran el bálsamo de los días difíciles y la alegría de las noches eternas.

El compositor que los amigos despedimos con el corazón hecho pedazos, al decir de Zapata Olivella en nota escrita con ocasión de la publicación del libro La casa en el aire era: “maestro en ocultar sus propias heridas y misterios, Escalona no nos relata la piquería interior de toda su vida entre querer ser el trovador o el diablo del acordeón; nos oculta los regaños y jalones de oreja de doña Margot y del coronel Escalona, reclamándole menos cantos y más libros…”

El vallenato llora la ausencia del más grande de sus compositores… El más notorio de sus maestros…

Estas palabras, por supuesto, son de un soldado de la Patria conmovido por la ausencia de quien fuera, a través sus versos telúricos y sus crónicas precisas, inspirador de gratas veladas en nuestra juventud; y su música, acompañante de infinitas tertulias en nuestra vida.

Estas palabras, en consecuencia, no se parecen a las que él, como juglar de nuestra Patria enriquecía el devenir de su pueblo.

Maestro Escalona: desde la absoluta lejanía en que te encuentras brinda consuelo a los amigos… Concede resignación a tus hijos e hijas, y a tu amada Luz Marina Zambrano, y comparte con nuestro Ejército celestial, enviándole fortaleza Divina a los soldados de tierra, mar y aire en su incansable y heroica lucha por la paz, la tranquilidad y la prosperidad de los colombianos.

Descansa en la eternidad, emisario de la paz…

General Freddy Padilla de León

Comandante General

Fuerzas Militares de Colombia

 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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