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  AÑO 2009  
     
 

Jaque... ¡Operación perfecta!

Por: General FREDDY PADILLA DE LEÓN. Comandante General de las Fuerzas Militares

La Operación militar Jaque –orgullo del pueblo colombiano, del Gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, de las Fuerzas Armadas y, particularmente, del glorioso Ejército Nacional– se suma a una serie de operaciones inolvidables que comenzaron con la gesta libertadora y permanecen en el corazón de los colombianos y de los soldados de la Patria.

Como Comandante General de las Fuerzas Militares, en mi condición de comandante general de la Operación Jaque, destaco un asunto sobresaliente para la historia de nuestro Ejército: la concepción de la operación –que permitió redireccionamientos posteriores del alto mando y del Gobierno de Colombia– y el inicio de su ejecución son atribuibles al personal de oficiales subalternos, suboficiales y civiles de la inteligencia militar con experiencia en estos asuntos. Es decir, fue un proyecto que nació de la base misma de la inteligencia militar.

Nuestra historia consigna la incidencia que ejercieron tres operaciones en el éxito de la Operación Jaque: la Operación Tifón, el 28 de abril de 2007, que permitió consumar el escape y la libertad del subintendente John Frank Pinchao; la Operación Fénix, el 1 de marzo de 2008, en la cual se causó la muerte en combate al segundo hombre de las Farc –que para efectos prácticos fungía como principal–; y la Operación Elipse, en febrero de 2008, que facilitó observar a los ciudadanos estadounidenses en poder de las Farc, cuando ellos se bañaban en el río Apaporis (en el suroriente colombiano). La segunda de las operaciones se realizó con aporte de inteligencia valiosísima de la Policía Nacional y con una demostración de enorme pericia de nuestros pilotos de la Fuerza Aérea.

Es de anotar que para la ejecución de la Operación Jaque fueron procesadas informaciones suministradas por desmovilizados y por el subintendente Pinchao, héroe de la Patria, quien tuvo la determinación y la suerte al huir de sus opresores y recuperar su libertad. Y, fue analizado un enorme archivo de inteligencia de las agencias del Estado. 

Artífices y apoyo

En nombre de todos los colombianos y de las Fuerzas Armadas de Colombia agradezco la voluntad política y la firme determinación del señor Presidente de la República, quien valerosamente asumió la responsabilidad y autorizó la realización de la Operación Jaque, en presencia del señor ministro Juan Manuel Santos –quien se comprometió con el tema tan pronto tuvo conocimiento del mismo– y mía.

Nunca serán suficientes las palabras para elogiar el valor y la determinación del grupo de oficiales, suboficiales y civiles de la inteligencia militar del Ejército, así como la de los pilotos de los helicópteros de la Aviación del Ejército involucrados en la operación que tuvieron el temple y la audacia de materializar con creces todo lo planificado para el éxito rotundo de esta misión que permitió la libertad de nuestros compañeros, recientemente ascendidos en los escalafones militar y policial: sargento mayor José Ricardo Marulanda Valencia, sargento viceprimero Miguel Arteaga y sargento viceprimero William Humberto Pérez Medina, secuestrados el tres de marzo de 1998 en El Billar (Caquetá); mayor Juan Carlos Bermeo Cobaleda, sargento primero Erasmo Romero Rodríguez y sargento viceprimero Amaón Flórez Pantoja, secuestrados el tres de agosto de 1998 en Miraflores (Guaviare); y del capitán Raimundo Malagón, secuestrado el cuatro de agosto de 1998, en Uribe (Meta).

Junto a ellos recuperaron su libertad: sargento viceprimero de la Policía Julio César Buitrago Cuesta, secuestrado el tres de agosto de 1998 en Miraflores (Guaviare); intendente de la Policía Armando Castellanos Gaona, secuestrado en 1999 en La Arada (Tolima); mayor de la Policía Vianey Javier Rodríguez Porras, secuestrado el primero de noviembre de 1998 en Mitú (Vaupés); sargento viceprimero de la Policía John Jairo Durán Tuay, secuestrado el tres de agosto de 1998; los ciudadanos estadounidenses Thomas Howes, Keith Stansell y Mark Gonsalves, secuestrados por las Farc el 13 de febrero de 2003 cuando la avioneta en que viajaban se accidentó en Caquetá, y la ciudadana colombo-francesa Ingrid Betancourt, secuestrada el 23 de febrero de 2002, en Montañitas (Caquetá).

También debo reconocer el sobresaliente planeamiento, ensayo y puesta en ejecución de la Operación adelantados por un pequeño grupo élite conformado por los Estados Mayores y Comandantes de la Jefatura de Operaciones Especiales del Comando General de las Fuerzas Militares, del Comando del Ejército, de Inteligencia Militar y de la Aviación del Ejército, que permitió la planificación y puesta en ejecución del Curso de Acción No.1, hasta su culminación con la libertad de los secuestrados, y el Curso de Acción No. 2 (Plan ‘B’), con pleno alistamiento en espera de la orden para iniciar el despliegue del cerco humanitario, en caso de que el primer curso de acción hubiese fallado.

La Operación Jaque fue una operación planificada, comandada y ejecutada por colombianos pertenecientes a las Fuerzas Militares, con particular relevancia en el Ejército.

Entre los generales debo destacar el compromiso y firme determinación del general Mario Montoya Uribe, del mayor general Carlos Suárez Bustamante, del brigadier general de la Fuerza Aérea Tito Saúl Pinilla Pinilla, del brigadier general Ricardo Díaz Torres y del brigadier general Javier Enrique Rey Navas.

Y, entre los oficiales superiores, fueron invaluables los aportes al éxito de la operación impartidos por el coronel Juan Carlos Rico Arenas, el coronel José Óscar García Bate, el coronel Jorge Andrés Zuluaga López, el teniente coronel Jorge Eduardo Mora López y el teniente coronel Raúl Flórez Cuervo, así como por los hombres y mujeres bajo su mando.

Igualmente, debo agradecer el apoyo brindado por el Gobierno de Estados Unidos y sus Fuerzas Armadas para esta operación, en los aspectos relacionados con inteligencia de imágenes y capacidad de comunicaciones de última generación.

Reconozco –para precisión histórica– que desde el mismo momento en que se produjo el secuestro de los tres ciudadanos estadounidenses y el asesinato de Thomas Janis y de nuestro compañero el sargento viceprimero Luís Alcides Cruz, el 13 de febrero de 2003, se inició una decidida colaboración dirigida a optimizar la recopilación de inteligencia sobre este delicado asunto.

Igualmente, el Plan Colombia permitió la transferencia de tecnología de punta y experiencia, con particular énfasis, en las áreas de inteligencia y operaciones especiales que fueron fundamentales en el logro de los altos niveles de capacidad profesional que hoy tienen nuestras Fuerzas Armadas.

Para la conducción y mando de la Operación Jaque, en sus dos fases, se requirió del apoyo de tecnología de punta en comunicaciones, la cual permitió el seguimiento minuto a minuto de toda la operación desde la Sala de Comando y Control en el Cuartel General de las Fuerzas Militares en Bogotá.

Sin embargo, los verdaderos protagonistas de la Operación Jaque son los colombianos de bien, que vibraron de alegría e inmenso orgullo al compartir con sus Fuerzas Militares la más importante gesta heroica de la historia reciente de la Patria. Son los compatriotas que se sintieron admirados y felicitados por la humanidad, por lo que, por supuesto, tienen derecho a escribir su propia versión de los hechos, en la que él o ella, o sólo él o ella sea el protagonista principal de esta apasionante historia.

Las acciones de honor fueron registradas tanto por quienes adelantaron la Operación Jaque, como por quienes permanecían bajo el oprobio de las cadenas. Nunca me cansaré de repetir y exaltar las palabras del hoy capitán Malagón, quien a sabiendas de que permanecía bajo el poder de sus secuestradores –que eran los dueños de su libertad y de su vida– se atrevió a decir con honor y orgullo: "Excúseme, tengo solamente una cosa que decir: he estado encadenado durante diez años. Yo soy el teniente Malagón del glorioso Ejército Nacional de Colombia”.

Sin lugar a dudas, las Fuerzas Militares y la Policía Nacional perseverarán hasta lograr que el último de los compatriotas secuestrados recupere su libertad. A los padres, madres, esposas e hijos del personal militar y policial secuestrado nuestra voz de aliento y el compromiso solemne para que un día no lejano vuelvan al seno del hogar del que fueron violentamente arrancados.

La Operación Jaque fue calificada por la comunidad internacional como impecable, sin antecedentes en la historia, única en su clase. Como producto del talante y el esfuerzo humano hay que reconocer que, en medio del éxito rotundo, hubo errores, entre los que quisiera mencionar el más significativo de ellos: el ego. Nuestro ego pudo más que el sentido de la prudencia y la seguridad. Cada quien fue dando a conocer fragmentos de la operación que resaltaban su participación. Fueron tantos los medios de comunicación del mundo y nacionales que entrevistaron por horas a quienes se identificaron como protagonistas, que al final se dieron a conocer aspectos que a mi juicio hubieran brindado más beneficio a la tranquilidad de la sociedad colombiana de haber permanecido en secreto. Y, con ello, se perdió una ventana de oportunidad operacional contra el terrorismo. No obstante lo anterior, la calidad humana de nuestros hombres y su profesionalismo, nos permite aseverar que habrá nuevas ideas, nuevas acciones, nuevos héroes, en unas Fuerzas Militares y un Ejército glorioso que da lo mejor de si por la paz, la felicidad y la prosperidad con responsabilidad social de los compatriotas.

 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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