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  AÑO 2009  
     
  Cohetes para terroristas
Editorial - The Washington Post
Julio 31 de 2009

¿Habrá alguna consecuencia por el apoyo material de Venezuela a la insurgencia colombiana?

Cuando el Gobierno colombiano reveló el año pasado, pruebas de que el Gobierno de Venezuela había colaborado con el grupo rebelde, conocido por tráfico de drogas y terrorismo, otros Gobiernos de Latinoamérica y los Estados Unidos prefirieron, en su mayoría, mirar hacia otro lado. La evidencia estaba contenida en los computadores incautados en el controversial asalto militar, por parte de las Fuerzas Armadas, a una base guerrillera en el Ecuador. El Presidente venezolano Hugo Chávez, denunció que los correos electrónicos y documentos eran una falsedad, y las potenciales consecuencias de concluir que Venezuela estaba apoyando una organización terrorista, que está en contra de un gobierno democrático –lo que podría incluir sanciones obligatorias por parte de los Estados Unidos y referir el caso al Consejo de Seguridad de la ONU- eran más de lo que la Administración Bush estaba preparada para contemplar.

Ahora Colombia ha hecho pública una evidencia que será aún más difícil de ignorar. En un asalto militar a un campo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), un grupo oficialmente catalogado como terrorista por los Estados Unidos y la Unión Europea, las Fuerzas colombianas incautaron  unos sofisticados lanzacohetes Suecos. Una investigación Sueca confirmó que éstos habían sido vendidos originalmente a la Armada venezolana por la fábrica de armas Saab. Además, los correos electrónico encontrados en los computadores incautados en Ecuador, parecen referirse a la entrega de las armas en una reunión llevada a cabo en 2007 con dos generales venezolanos, incluyendo al Director de Inteligencia Militar, Hugo Armando Carvajal Barrios.

Colombia le pidió privadamente al Gobierno de Chávez una explicación acerca de los cohetes hace varios meses; Suecia la está pidiendo ahora también. Pero la única respuesta ha sido la bravuconería pública del caudillo venezolano, quien el martes retiró su embajador de Colombia y amenazó cerrar la frontera comercial. Si cumple con esto, las autoridades estadounidenses antidrogas podrían estar complacidas: un reporte publicado la semana pasada por la Oficina de Responsabilidad del Gobierno de EE.UU. dice que Venezuela ha creado un “ambiente permisivo”  para las Farc, lo cual ha permitido que el grupo aumente significativamente su tráfico de cocaína a través de la frontera. “Al permitir que los grupos armados ilegales eludan la captura y al proveer apoyo material, Venezuela ha extendido una cuerda de salvamento a los grupos armados ilegales de Colombia, y su existencia continuada pone en riesgo la seguridad ganada por Colombia con la ayuda de Estados Unidos” informó la oficina de Gobierno.

Todo esto suena como un espantoso apoyo material al terrorismo – lo cual eleva la pregunta si el Departamento de Estado  analizará si el Gobierno del señor Chávez o sus altos mandos pertenecen en su lista de estados patrocinadores del terrorismo. El Departamento del Tesoro de la Administración Bush impuso unas sanciones el año pasado al general Carvajal, y a algunos otros oficiales, por apoyar el tráfico de drogas de las Farc. Pero esto difícilmente cubre el suministro de cohetes a una organización terrorista. Por el momento, el Departamento de Estado está ocupado aplicando sanciones a los miembros del Gobierno de facto de Honduras, culpable por deponer uno de los clientes y emuladores del señor Chávez. Quizá pronto pueda girar su atención hacia aquellos en el hemisferio que han sido descubiertos tratando de darle la vuelta a un Gobierno democrático, al proveer a los terroristas con armas avanzadas.

 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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