Bibliotecas Públicas, más vivas que nunca

Por: Paula Moreno, Ministra de Cultura
Periódico El Tiempo
Sábado, 5 de Diciembre de 2009

En Cereté (Córdoba), los niños enfermos aceleran su proceso de sanación gracias al milagro de las historias que les leen los Amigos de la Biblioteca Municipal; en el resguardo Guambía (Cauca), la comunidad étnica accede a la biblioteca para comparar su conocimiento ancestral con las ideas occidentales y así tener dos visiones del mundo, y en la cárcel de mujeres de Cali, las internas cuidan los libros como su mayor tesoro porque, sin duda, son su única ventana al mundo, su verdadero plan de libertad.

Esas historias comenzaron a gestarse en 2003, cuando el Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas surgió como respuesta a una realidad precaria. No había servicios bibliotecarios en más de 300 municipios de Colombia y en aquellos donde existían, las colecciones estaban desactualizadas o en mal estado y los servicios eran mínimos. Además, había un bajísimo índice de lectura nacional que nos ubicaba en el puesto 30, entre 35 países de la región. Desde entonces se trazó la meta de lograr que el 100 por ciento de los municipios del país tuviera una biblioteca pública. El acceso al libro de la población colombiana era vital para cambiar una situación de inequidad en la distribución y el acceso al conocimiento.

En seis años, con el apoyo de entidades públicas y privadas, hemos alcanzado un cubrimiento del 99 por ciento en el país, se han entregado 943 dotaciones de libros y equipos tecnológicos a cabeceras municipales y corregimientos, y se han capacitado más de 11 mil personas, entre bibliotecarios, maestros y promotores, sin contar con la conformación de más de 31 redes departamentales de bibliotecas. La meta de cubrimiento se cumplirá en 2010, y esa perspectiva nos abre la necesidad de afianzar lo construido en esta primera etapa.

Vale la pena resaltar que en este momento circulan más de 2 millones de libros en las bibliotecas públicas del país, y esos volúmenes son el único acceso al libro que tienen muchos colombianos.

Colombia cuenta con 353 librerías y casi el 80 por ciento de la oferta está concentrada en las tres ciudades principales (Cali, Medellín y Bogotá). Y a pesar de que el sector editorial es líder en exportaciones, dentro del país continúan los bajos índices de lectura. Sin embargo, hay cambios significativos: aunque el 59 por ciento de los colombianos asegura no leer libros, según la encuesta sobre prácticas de consumo cultural, las bibliotecas públicas están generando una nueva situación: un 57,7 por ciento de los niños entre 5 y 11 años leyó libros el último año y el 52,5 por ciento visitó una biblioteca pública en los últimos doce meses.

Desde 2008, el Plan empezó a atender poblaciones en condición de desventaja o vulnerabilidad, como reclusos de centros penitenciarios, víctimas y testigos de la Fiscalía General o personas con discapacidades sensoriales. De igual manera, estamos  implementando un enfoque diferencial con comunidades étnicas con el ánimo de ofrecer bibliotecas de todos y para todos.

Esas bibliotecas dotadas entran ahora en la etapa de crecer, afianzarse y convertirse en bibliotecas vivas, en espacios donde las comunidades interactúen y se encuentren. La Ley que cursa actualmente en el Congreso de la República, que cuenta además con un amplio respaldo de los legisladores y de la sociedad civil, busca darle sostenibilidad a la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, en el marco de una política integral donde se regule su funcionamiento, se establezcan las competencias, se incorporen elementos fundamentales como la conectividad y se incentive la participación de otros sectores en su fortalecimiento.

Tenemos las bases para lograr ese país de lectores con el que soñamos. En esta nueva etapa, nuestras metas se focalizan en lograr la conectividad de todas las bibliotecas públicas del país, avanzar con el sector editorial en nuevos esquemas que permitan masificar la venta del libro en más municipios, crear nuevas estrategias con los libreros, incentivar la producción y circulación editorial regional y articular planes de fomento a la lectura con el sector educativo, que enriquecerán culturalmente nuestra sociedad.