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Por el libre comercio en Las Américas

 

Por Carlos M. Gutiérrez
Secretario de Comercio de los Estados Unidos

La semana pasada, en Medellín, Colombia, una delegación de Estados Unidos con miembros de ambos partidos se trasladó en el Metro Cable, un moderno sistema de transporte por cable aéreo, sobre Santo Domingo Savio, otrora un vecindario violento y agobiado por la pobreza. Vimos una comunidad revitalizada gracias a líderes como el presidente Álvaro Uribe de Colombia y el alcalde Fajardo de Medellín, que están limpiando las calles, combatiendo a los narcoterroristas y atrayendo la inversión.

Una comunidad que alguna vez estuvo en manos de los barones de la droga ha sido transformada. Los niños ahora pueden jugar en la calle y los padres tienen la oportunidad de trabajar y lograr que su familia se supere.

Colombia es un fabuloso ejemplo del éxito de una política exterior formulada por ambos partidos. Estados Unidos ha contribuido con casi $5,000 millones al Plan Colombia, un programa para promover el proceso de paz, combatir la industria de las drogas, revitalizar la economía y afianzar la democracia. Desde el 2000, el número de secuestros ha disminuido en 76 por ciento, de ataques terroristas en 61 por ciento y de homicidios en 40 por ciento. Además, Colombia ha alcanzado grandes logros en la atención de salud y educación de sus familias y niños.

Colombia y sus vecinos Panamá y Perú, los cuales también visitamos la semana pasada, tienen tratados pendientes de libre comercio con Estados Unidos. En conjunto, estos mercados representan más de 75 millones de consumidores y $246,000 millones en PIB. Los tres se encuentran entre las economías de crecimiento más acelerado en el mundo. Dichos tratados aumentarán las exportaciones de Estados Unidos a estos mercados en desarrollo.

Colombia se encuentra en un momento crucial. Con nuestra ayuda, puede continuar avanzando y acogiéndose a los principios de democracia, justicia, estado de derecho y expansión de la prosperidad o, de lo contrario, retornar a los años de violencia y corrupción.

En el pasado, los países latinoamericanos infestados por movimientos guerrilleros y cárteles de traficantes drogas han reaccionado con dictaduras, ley marcial y la cancelación de elecciones. Notablemente, el cambio radical en Colombia se ha logrado a la vez que el país ha permanecido fiel a los principios democráticos.

La economía de Colombia creció 8 por ciento el primer trimestre de este año y ha crecido 5.2 por ciento anualmente desde el 2002. La pobreza ha bajado de 60 por ciento en el 2000 a 45 por ciento en el 2006. Colombia tiene un largo camino por recorrer, pero merece congratulaciones por su progreso.
En Estados Unidos, hay quienes quieren concentrarse en el legado de violencia y narcotráfico que ha plagado a este país durante varias décadas, en vez de concentrarse en el progreso y futuro lleno de esperanza de Colombia. El presidente Bush quiere ayudar a Colombia a continuar por el sendero de la prosperidad y seguridad. Tenemos ante nosotros la oportunidad de hacer precisamente eso.

El Congreso debe aprobar estos tratados de libre comercio. El Congreso ya permite que 90 por ciento de los productos de dicho país ingresen libres de aranceles a nuestros mercados. Estos pactos les darán a nuestros agricultores y trabajadores las mismas preferencias que el Congreso ha otorgado a los colombianos. Sabemos que los mercados abiertos son beneficiosos para nuestra economía. Desde el 2001, nuestro intercambio comercial con los países con los que tenemos tratados de libre comercio en el hemisferio ha aumentado considerablemente: 60 por ciento.

Florida, que ocupa el séptimo lugar en exportaciones en el país, es un portal de exportación con envíos de mercadería a 222 puntos en el mundo. Debido a sus vínculos con América Latina, los agricultores, trabajadores y empresas de Florida se beneficiarán enormemente con estos acuerdos.

Florida exportó $1,600 millones a Colombia en el 2006, un total que ocupa el segundo lugar entre los estados y representa 23 por ciento de las exportaciones de Estados Unidos a Colombia. Los envíos de Florida a Panamá se incrementaron 84 por ciento del 2002 al 2006, hasta alcanzar $578 millones el año pasado. Las exportaciones a Perú ascendieron a $658 millones.

Los tratados de libre comercio no sólo incentivan las exportaciones de Estados Unidos, sino que ayudan a exportar el buen gobierno, prácticas comerciales óptimas y respeto por el estado de derecho, lo cual es muy beneficioso. Estos acuerdos comerciales afianzan alianzas importantes al promover la libertad económica y las oportunidades en un momento en que, en el hemisferio, hay quienes promueven precisamente lo contrario.

Nuestros vecinos en la región, en su gran mayoría, van por el camino correcto. Hoy, la Conferencia de las Américas del Miami Herald es un foro importante para hablar sobre el futuro de nuestro hemisferio. Este no es el momento de darles la espalda a los amigos en la región, la cual incluye a Cuba, un país tristemente estancado en el pasado y que se ha aislado de reformas democráticas y la libertad económica.

La historia juzgará severamente el rechazo de estos tratados de libre comercio, especialmente en el caso de Colombia. Denegar el acuerdo comercial con Colombia sería un error garrafal de política exterior que Estados Unidos no se puede dar el lujo de cometer. Por el bien de nuestros exportadores, nuestra seguridad nacional y nuestros aliados, éste es un momento que requiere del liderazgo de Estados Unidos. Nuestra participación política y económica continua no hará sino crear una región más segura y próspera, y un futuro de esperanza y oportunidades.

El Nuevo Herald
20 de septiembre de 2007

   
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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