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Rodear al Presidente Uribe
Editorial del diario El Colombiano
Jueves, 18 octubre 2007
Las personas comunes y corrientes, las que tienen más sabiduría que títulos académicos, y los pocos verdaderamente sabios que el mundo ha dado en todas sus épocas, dicen, con profunda humildad, que más que casualidades hay causalidades.
¿Será, entonces, simplemente casualidad lo que está sucediendo en Colombia? ¿Lo que le está sucediendo al Presidente Uribe? El eco en muchos lugares del planeta, ¿también será casualidad?
¿O todo esto tendrá su causa y responde a una conspiración o complot que se viene armando desde hace un tiempo en distintos puntos cardinales y en distintas esferas de diferentes poderes? ¿O responderá a fuerzas oscuras urgidas de poder o nostálgicas de lo que fue y ya no es? ¿O urgidas del caos pretérito que les permitía actuar a sus anchas aquí, en el vecindario, y allende los mares?
En entrevista que le hizo EL COLOMBIANO y fue publicada el domingo pasado, 14 de octubre, el Presidente Uribe explicó, con claridad total, lo que ya había explicado ante otras grabadoras y micrófonos. Pero, como dice ese pueblo sabio, no hay peor sordo que el que no quiere oír, ni peor ciego que el que no quiere ver, ni peor mudo que el que no quiere hablar. ¿O será que Colombia es un país de sordos, miopes y autistas? Nos negamos a creerlo.
Daniel Samper Pizano, en su columna Cambalache del 10 de octubre en El Tiempo (columna que vale la pena leer completa) escribió: “Sólo entonces entendí que (un amigo español) leyó un refrito internacional de las noticias colombianas sobre las 'denuncias' de Virginia Vallejo y creyó que si la prensa recogía noticias tan gordas es porque eran verdaderas, y si las noticias eran verdaderas, el sátrapa debía estar tambaleando. Como en Birmania” (...) Las 'acusaciones' de Vallejo contra Uribe ocasionan grave daño, pues muchos lectores ingenuos nos ven como una nación de idiotas gobernada por un paramilitar narcotraficante". Y Samper da al final una lección de lo que ya no es, pero debe ser, el periodismo de investigación.
¿Será simple casualidad que The New York Times del 8 de octubre dedique un párrafo de su editorial a pedir que se aplace la firma del TLC con Colombia?
¿Por qué el director de El Nuevo Herald de Miami, Humberto Castelló, defendió con tanta contundencia a su corresponsal en Colombia, Gonzalo Guillén y de paso, quizás por ignorancia, lesionó al Presidente Uribe y a Colombia en su fama, honra y dignidad en la reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, celebrada a pocas cuadras de las instalaciones del Herald?
¿Por qué Enrique Santos Calderón, Vicepresidente de la SIP, no defendió a Colombia, al Presidente de Colombia y a las instituciones colombianas, pensando en el bien común y demostrando ser el patriota que debe ser?
¿Por qué El País de Madrid publicó el domingo 14 una corresponsalía de su periodista en Bogotá, y la revista Time del lunes 15 un artículo parecido al del diario madrileño, escrito por su corresponsal en Bogotá? Ambos artículos podrían calificarse de novelones bastante parecidos a los publicados por medios colombianos de circulación nacional.
Es un deber de colombianos rodear al Presidente Uribe. Se lo merece. Muchos nos equivocamos en el pasado por quedarnos con los rumores y no buscar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Hoy, de la mano de la mejor escuela: la vida y los años, afirmamos que el Presidente Colombiano es transparente, honesto, limpio, digno, capaz y trabajador.
Al rodear a Álvaro Uribe, estamos apoyando la institucionalidad democrática y el Estado de Derecho, institucionalidad y Estado de Derecho que fuerzas oscuras quieren destruir. El primer blanco directo es el Presidente. ¿Qué y quiénes seguirán después? Dios guarde al Presidente Uribe y a Colombia.
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