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Los presidentes de Venezuela y Ecuador, fiadores de criminales que luchan contra la democracia colombiana

Editorial Washington Post
5 de marzo de 2008

El sábado pasado, las Fuerzas Armadas de Colombia lanzaron un golpe audaz contra las FARC, un grupo especializado en tráfico de drogas, secuestros y masacres de civiles y que ha sido calificado como una organización terrorista por Estados Unidos y Europa. Raúl Reyes, uno de los altos comandantes, y cerca de 20 guerrilleros, fueron muertos en un bombardeo en un campo de su propiedad, en la selva de Ecuador, a una milla o dos de la frontera con Colombia.

Este ataque fue comparable con aquellos que Estados Unidos ha realizado recientemente contra Al Qaeda en áreas sin ley de Pakistán, y esto mostró cómo el Gobierno democrático de Colombia podría estar ganando la batalla sobre estos asesinos pistoleros que han atormentado el país por décadas.

Ahora, este destacable éxito ha tratado de ser ocultado por la desmedida reacción del Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien ha sido denunciado por su apoyo y posible soporte financiero de las FARC. El señor Chávez abiertamente lamentó la muerte del señor Reyes y realizó un show, ordenando un despliegue de sus tropas en la frontera con Colombia, mientras advertía en voz alta que la guerra era posible.

Él impulsó al Presidente de Ecuador, Rafael Correa, cuya reacción inicial al ataque había sido mesurada, a imitar su reacción. Después cerró parcialmente su frontera con Colombia, un paso que hará empeorar la situación de escasez de alimentos en los supermercados de Venezuela.

Probablemente, Chávez y Correa podrían tener algo oculto. Las autoridades colombianas afirmaron que un computador incautado en el campamento de las FARC contenía evidencias de que Chávez recientemente le había entregado 300 millones de dólares al grupo subversivo y había sido financiado por el grupo terrorista cuando ocurrió en Venezuela la intentona golpista que encabezó en 1992.

Colombia afirmó que el Gobierno de Correa había estado negociando con Reyes la posibilidad de reemplazar oficiales militares ecuatorianos para que permitieran que las FARC establecieran allí una de sus bases.

En otras palabras, Correa y Chávez estaban apoyando a un movimiento armado con un reconocido récord de terrorismo y tráfico de drogas, contra un gobierno democráticamente elegido.  

El Presidente Álvaro Uribe se sintió obligado a ordenar el ataque al otro lado de la frontera. Él sabe que sus vecinos han dado refugio a los terroristas.

Hay una pequeña posibilidad de que esto conduzca a una guerra convencional, pese a la explosiva reacción de Chávez. La pregunta más interesante es cómo reaccionarán en Venezuela y Ecuador los ciudadanos del común. Las FARC son conocidas en la región por sus crímenes y su brutalidad. Muchos venezolanos han sido sorprendidos con la alianza de Chávez y este grupo terrorista. De acuerdo con el anterior ministro de Defensa de Chávez, Raúl Baduel, Chávez, en su celo por distraer la atención de la difícil situación económica del país y la derrota sufrida en el reciente referendo, cada vez se está volviendo más temerario. El principal peligro, sin embargo, podría ser para su propio país y su gobierno.

 

 

 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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