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Un líder en la lucha contra el terrorismo; COLOMBIA

The Miami Herald
25 de Noviembre de 2008
Por: JAMES K. GLASSMAN

Colombia tiene tanta experiencia en terrorismo como cualquier otra nación en el mundo.  Desde 1964, grupos armados de derecha e izquierda se han encarnizado contra agricultores y líderes sindicales, secuestrado y ejecutado a funcionarios, estallado bombas en áreas urbanas,  bombardeado ciudades y traficado con cocaína.

Pero hoy en día, Colombia está triunfando frente al terrorismo y contra todo pronóstico, se ha convertido en un modelo internacional. Desde que Álvaro Uribe asumió la Presidencia en 2002, la tasa de homicidios ha reducido en un 40%, la de secuestros en 83% y la de ataques terroristas, en 76%.

Parte de este éxito se debe a la fuerza militar de esta nación, que ha expulsado a los terroristas de las FARC o Fuerzas Revolucionarias de Colombia de sus fortificaciones como Vista Hermosa, un municipio agrícola aproximadamente a 170 kilómetros de Bogotá,  que visité recientemente.

Pero la gran historia es que Colombia trabaja no solo con base en balas y defoliantes, también en ideas Colombia ha desarrollado un modelo antiterrorista en nuestro hemisferio que tiene poderosas aplicaciones en Norte de África, Sur Asiático y el Medio Oriente.

Pongamos como ejemplo a una tímida adolescente de nombre Flor quien dice que salió de su vivienda rural a la edad de 12 años para unirse a las FARC porque ello sería una “aventura”.
Pero muy pronto descubrió que ese fue un terrible error – una vida de brutalidad y aislamiento en la selva del centro de Colombia.  Una vez se está en las FARC, dice, se está allí de por vida. “Nos decían que nos matarían si tratábamos de escapar”.

Pero hoy, luego de siete años, Flor está afuera y con vida.  Ella es una entre 10,000 combatientes que han escapado de las FARC acogida por un vasto programa de “desmovilización y reintegración” que garantiza su seguridad y busca convertirlos en ciudadanos productivos.  Desde 2005,  se han desmovilizado cerda de 48,000 miembros de grupos armados, tanto de izquierda como de derecha, muchos mediante el fomento de sofisticados programas de comunicaciones estratégicas que incluyen mensajes de texto y videos estilo MTV dirigidos a los jóvenes combatientes de las FARC.

Mientras extremistas en todo el mundo justifican su violencia con una variedad de ideologías, lo que los grupos tienen en común es que raptan a jóvenes impresionables para que lleven a cabo sus delitos. Esta población de jóvenes es excepcionalmente vulnerable.  Un líder terrorista llena la brecha de oportunidad con lo que niños como Flor ven como el juego más seductor, uniendo “aventura” con una doctrina de odio, fantasía, ambición e histeria.

Colombia demuestra que este fenómeno no es exclusivo de las sociedades musulmanas.  Una efectiva estrategia antiterrorista debe socavar la ideología de un grupo extremista violento y desestabilizar su flujo de reclutamiento mediante la oferta de alternativas productivas para los jóvenes.  Estos simultáneos enfoques son lo que hemos intentado hacer recientemente en la guerra de ideas de Norte América en el exterior, como en países tan diversos como Arabia Saudi, Singapur y Gran Bretaña.

La estrategia está comenzando a funcionar.  El apoyo público a la ideología de al Qaeda', que justifica el asesinato de correligionarios musulmanes se ha ido debilitando casi en todas las naciones musulmanas. Pero, si bien el movimiento de combatientes extranjeros en Iraq se ha ido reduciendo de manera considerable, no se ha detenido el flujo de reclutamientos a nivel global.  Nuestra estrategia para detenerlo se denomina “desvío”, es decir, encauzar a jóvenes lejos de la violencia con atracciones en tecnología, deporte, cultura, educación y empresa.

Los colombianos han demostrado que pueden rescatar aún a jóvenes que por años han estado atrapados en un gruido extremista violento.  Con frecuencia, un excombatiente de las FARC puede encontrar una nueva identidad constructiva que combine idealismo con madurez y control, tal como un exterrorista del medio Oriente puede construir una identidad sobre los valores positivos del Islam.

La lucha contra el terrorismo también requiere un cambio de entorno.  Si la población le teme demasiado a levantarse contra la violencia, o lo que es peor, la condona, entonces los extremistas seguirán combatiendo.

En este año, el entorno en Colombia ha cambiado considerablemente luego de que un joven técnico desempleado de nombre Oscar Morales comenzó un movimiento anti-FARC utilizando el poder de organización de Facebook.com.  Muy pronto, 12 millones de personas marchaban contra las FARC en Bogotá y en 190 ciudades en todo el mundo.

El Departamento de Estado de los Estados Unidos se ha vinculado a un grupo público-privado, que incluye firmas de tecnología como Facebook, Howcast y Google, que reunirá en Nueva York a los organizadores anti-FARC en Colombia con aproximadamente otros 15 grupos anti-violencia a nivel mundial donde discutirán las mejores prácticas online.

Quizás, pronto veamos masas de jóvenes movilizándose contra la violencia irreflexiva de al Qaeda, el Taliban y otros terrositas en lugares como Kabul, Islamabad, Londres, Bali, Nueva Delhi y Ciudad de México.
No existe una causa más importante, y Colombia lidera este camino.

James K. Glassman es el Subsecretario de diplomacia y relaciones públicas del Departamento de Estado.
 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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