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  AÑO 2009  
     
 

Estrategia fiscal responsable

Por Óscar Iván Zuluaga,
Ministro de Hacienda y Crédito Público
El Tiempo, 30 de marzo de 2009

El Gobierno aseguró el financiamiento y preservó la liquidez. Ahora, a ejecutar.

En el último trimestre del 2008, la economía colombiana creció a una tasa negativa de -0,7 por ciento en términos anuales. En todo el año, el crecimiento económico fue de 2,5 por ciento, cifra inferior a la esperada por el Gobierno. ¿Cómo entender lo que está sucediendo?

Esta desaceleración no puede interpretarse aisladamente. El derrumbe de la actividad económica global es aterrador; calificado como el más severo de los últimos sesenta años. En el último trimestre del 2008, la economía mundial se contrajo entre 5 y 6 por ciento, lo cual nadie pronosticó. Resulta difícil para cualquier país esquivar el coletazo de semejante choque, aunque para muchos analistas y formadores de opinión, a posteriori, la magnitud del efecto era previsible, y las acciones a tomar, evidentes. Todos somos generales después de la guerra. Al respecto, resulta curioso recordar que hacia julio del 2008, la recomendación más apoyada por muchos de los visionarios analistas en el caso local era producir un sustancial recorte presupuestal, cercano a los 10 billones de pesos, lo cual, de haberse considerado, habría afectado en mayor medida el crecimiento económico del año anterior.

El Gobierno ha insistido en que Colombia no es inmune, pero se sostiene con convencimiento en que la economía está mejor preparada para hacerle frente a la crisis internacional. Los balances del sector real, financiero y público demuestran menores vulnerabilidades y los indicadores de liquidez y solvencia externa lucen adecuados. Hasta ahora, la evolución de los mercados de activos financieros no evidencia alteraciones atípicas en la percepción sobre los fundamentales económicos. Análisis técnicos, igualmente serios, coinciden en buena medida con este diagnóstico. Mal harían en pronosticar hecatombes, cuando los hechos objetivos hasta el momento no lo evidencian.

El Gobierno ha tomado decisiones importantes, aprovechando las oportunidades en términos de financiamiento. Dejar operar los estabilizadores automáticos, reflejando 5,5 billones de pesos de caída en ingresos en el balance fiscal, lo cual incrementó el déficit en 1,1 por ciento del PIB frente a la proyección inicial, es una postura fiscal contracíclica por excelencia, pero que no compromete la sostenibilidad de la deuda pública a largo plazo. Por esto mismo, la estrategia no se ha apoyado en una política de gasto desbordado, pero sí en la protección y dinamismo del gasto reactivador en infraestructura y apoyo social, buscando impulsar la demanda de bienes no transables y proteger a los sectores más pobres. No basta con anunciar un fuerte incremento del gasto público, su ejecución es lo fundamental, y si no encuentra financiamiento no sirve de nada. De esta manera, si se ejecuta lo que el Presupuesto tiene planeado, la demanda pública crecería en 2009 al menos 5,5 por ciento en términos reales, lo que refleja su carácter contracíclico, teniendo en cuenta el pronóstico de crecimiento revisado por el Gobierno a un rango entre 0,5 y 1,5 por ciento.

Por último, haber anticipado desde el segundo trimestre del 2008 la gestión de la financiación interna y externa de la Nación ha sido el punto neurálgico de la estrategia fiscal. Se tienen asegurados 3.400 millones de dólares de financiación externa y ya se ha logrado cerca del 45 por ciento de las colocaciones en el mercado interno, lo cual facilita la consecución de los recursos adicionales para financiar el mayor déficit fiscal anunciado el 26 de marzo y permite avanzar en las gestiones de financiamiento para el 2010.

La incertidumbre y la duración de la crisis son inciertas y se vivirán momentos menos favorables frente al pasado. El Gobierno ha actuado estratégica y responsablemente: primero, cuidando la credibilidad en la política económica; segundo, asegurando el financiamiento, que es lo que genera capacidad de gasto; y tercero, preservando la liquidez y la estabilidad del sistema financiero, sin lo cual no es posible pensar en superar más rápido el choque externo. La prioridad ahora es la ejecución.
 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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