La seguridad democrática de Uribe
Por: El Periódico
Abril 16 de 2009
Al Presidente Álvaro Uribe se le puede criticar muchas acciones de Gobierno, incluso su afán por perpetuarse en la Casa de Nariño gracias al trabajo juicioso de escuderos suyos en el gabinete ministerial y en el Congreso mismo.
Sin embargo, hay que reconocer el ‘norte’ que tiene desde el momento en que se ciñó la banda presidencial en el tórax: su política de Seguridad Ciudadana.
En los actuales momentos ni la misma oposición que tiene el Jefe de Estado puede desconocer los contundentes golpes que le ha propinado a la guerrilla, al narcotráfico y a los mismos paramilitares dentro de su estrategia.
Esta política de seguridad ha logrado que los colombianos puedan volver a transitar por las carreteras del país sin el alto riesgo de otras épocas, cuando en cualquier paraje había retenes de la subversión que determinaban en secuestros múltiples que, incluso, fueron bautizados como las ‘pescas milagrosas’.
La lista de golpes a la guerrilla es amplia y la encabezan comandantes de las Farc como Luis Edgar Devia, alias ‘Raúl Reyes’; logró capturar y extraditar a Ovidio Ricardo Palmera, alias ‘Simón Trinidad’ y Anayibe Rojas, alias ‘Sonia’, y las tropas dieron de baja a Tomas Medina Caracas, también comandante de las Farc.
Otra estrategia de Uribe ha sido la implementación de la política de recompensas, la cual determinó que el jefe de finanzas de las Farc, Iván Ríos, fuera asesinado por su propio guardia personal, quien –como prueba- llevó una mano de su comandante.
Adicionalmente, se puede decir que el Presidente también cuenta con suerte. Durante su mandato falleció el guerrillero más viejo del mundo Manuel Marulanda Vélez, Pedro Antonio Marín o ‘Tirofijo’, además de que se dice que Víctor Julio Suárez Rojas alias ‘Jorge Briceño Suarez’ o ‘Mono Jojoy’ se encuentra en lamentable estado de salud y que requiere de muchos medicamentos para mantenerse con vida.
Si bien Uribe no ha derrotado a la guerrilla, sí se puede afirmar que la ha debilitado y esto le ha generado réditos de popularidad que lo mantienen en la Casa de Nariño.
Pero sus golpes no se han focalizado solamente en la guerrilla, el narcotráfico también ha resultado afectado con la política de seguridad.
Con la captura ayer de Daniel Rendón Herrera, alias ‘Don Mario’ el Jefe de Estado golpeó el resurgimiento de los carteles de la droga en Colombia.
Antes de ‘Don Mario’ las autoridades ya habían detenido a Miguel Ángel Mejía Múnera, su hermano Víctor Mejía Múnera, Giraldo Rodríguez Herrera, alias ‘el Señor de la camisa roja’, Éver Veloza, alias ‘H.H’, Diego León Montoya, alias ‘Don Diego’, y el año pasado se conoció de la muerte de Wílber Valera, alias ‘Jabón’, en Venezuela.
A todo lo anterior se suma la extradición de los ex jefes paramilitares a los Estados Unidos, luego de que se comprobara que desde sus lugares de detención continuaban delinquiendo.
Pero las cuentas de Uribe no paran ahí. En su mandato se logró consolidar la operación de rescate más exitosa en la historia reciente del país: la operación Jaque.
En este procedimiento, que tuvo muchas críticas por la indebida utilización de los emblemas del Comité Internacional de la Cruz Roja, se logró la liberación de Íngrid Betancourt, los tres contratistas estadounidenses y once miembros de las fuerzas militares y de Policía.
Las decisiones del presidente Uribe le han costado muchos problemas que han ido desde diferendos diplomáticos con países vecinos, así como críticas de ONG internacionales sobre violación de derechos humanos.
Algunos de estos problemas han sido afrontados por el Jefe de Estado, como es el caso de los denominados ‘falsos positivos’, los cuales determinaron la muerte de inocentes por parte de los uniformados para mostrar resultados. El Presidente condenó los hechos y pidió responsables.
Como se observa, de Uribe se pueden decir muchas cosas, pero hay que reconocerle que su obstinación por derrotar la guerrilla y mantenerse en pie de lucha contra la delincuencia organizada y común, ha determinado un cambio en el país del que nadie puede afirmar que no son palpables. |