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  AÑO 2009  
     
 

Los mercados, verdaderos jueces del manejo económico

Por: Óscar Iván Zuluaga
El Espectador
01 de mayo de 2009

Los mercados son los evaluadores más rigurosos del manejo económico de un país. En momentos difíciles, como el que atraviesa la economía mundial, cuando la aversión al riesgo se eleva sustancialmente, la selectividad de los mercados se agudiza y su nivel de tolerancia se reduce. Los mercados no sólo opinan, actúan de manera implacable.

Nadie previó la magnitud de la crisis financiera internacional y Colombia no ha sido ajena. Ha comenzado a sentir sus efectos. En particular, el crecimiento se viene desacelerando rápidamente, al igual que en la mayoría de países del mundo. Para dar un ejemplo, la industria decreció 11.6% real en el primer bimestre. En Brasil, la caída alcanzó 17%, en Chile, 11.5%, en México, 11.1%, en Alemania, 20.3% y en Japón 38.4%, para no seguir con la interminable lista de registros negativos. Lo anterior obedece a la fuerte contracción del comercio internacional y al deterioro de las expectativas a nivel global. Pese a ello, en este contexto sombrío, los mercados han podido evaluar las condiciones económicas fundamentales de cada economía y han reaccionado consistentemente.

Un repaso al comportamiento de los mercados desde el momento en que se agudizó la crisis, en septiembre de 2008, permite discernir la percepción de los mismos sobre la economía colombiana. Los spreads de la deuda soberana y la prima de los credit default swaps han aumentado en magnitud similar al incremento observado en los países de la región con grado de inversión. La devaluación ha sido ligeramente menor frente al promedio regional y ello se ha logrado sin una reducción del nivel de reservas internacionales. La tasa de interés de la deuda interna ha disminuido y los precios de las acciones han caído menos que el promedio regional.

Lo dicen también las opiniones de externos calificados. El Director Gerente del FMI afirmó en días pasados: “Colombia tiene una trayectoria sostenida de políticas económicas apropiadas, así como fundamentos económicos y marcos institucionales muy sólidos. Las autoridades colombianas han respondido adecuadamente a los retos creados por la crisis financiera mundial y han demostrado estar comprometidas a continuar con esa firme trayectoria”. Justamente, por estas razones, el Fondo recibió con beneplácito la solicitud de Colombia de acceder a la línea de crédito contingente de la entidad, por un monto de US$10.400 millones, decisión orientada a prevenir eventuales situaciones extremas de iliquidez externa.

En relación con la política fiscal y sin desconocer que hay camino por recorrer, no pueden ignorarse tampoco los avances. La mejora en el balance del GNC (excluyendo la transferencia al ISS) fue de 4.0 puntos del PIB entre 2002 y 2008; 2.7 puntos obedecieron a esfuerzos en ingresos y 1.3 puntos a reducciones del gasto. Ello difiere del ajuste de 1999-2002, que alcanzó 0.7 puntos del PIB y se dio exclusivamente por el lado de ingresos; el gasto aumentó en 2.5 puntos del PIB. Así mismo, entre 2002 y 2008, el gasto del GNC (excluyendo la transferencia al ISS) creció 5.2% y la economía lo hizo a una tasa cercana a 5%. Al respecto, no puede olvidarse, por ejemplo, el período 1990-1994, también de auge, cuando el gasto público creció a una tasa promedio de 11.9% real mientras la economía lo hacía a una tasa cercana a 4%. Para mencionar también, el consumo público creció 4% entre 2002 y 2008;  este mismo porcentaje fue de 4.9% en Chile y de 5.2% en Perú. Por último, con el fin de seguir motivando la discusión, resulta interesante mencionar que según un indicador construido recientemente en un estudio del Banco Mundial, Colombia es el segundo país en América Latina, después de Chile, con mayor espacio para llevar a cabo políticas fiscales anticíclicas.

La tendencia favorable en las finanzas públicas se ha estancado temporalmente debido a los efectos de la crisis. Pero el compromiso del gobierno ha sido la implementación de una estrategia anticíclica que no ponga en riesgo la sostenibilidad fiscal de mediano plazo. Por ello, ésta no ha consistido en producir un fuerte incremento del gasto. Y es que no todas las medidas anticíclicas se llevan a cabo por el lado del gasto. Parte importante de la política en Colombia se ha dado por el lado de los ingresos, dejando operar los estabilizadores automáticos, que no es otra cosa que dejar reflejar la caída en ingresos tributarios, como consecuencia del ciclo, en el balance fiscal. Esta estrategia es técnica y altamente recomendada, como por ejemplo, por el FMI. En cuanto al gasto, si se ejecuta lo planeado, la demanda pública crecerá 5.5% real en 2009, porcentaje mayor al crecimiento económico previsto, lo que refleja un impulso fiscal a la demanda interna.

En materia de financiamiento, la estrategia adoptada ha sido oportuna y ágil. Desde inicios de 2008, el Gobierno procedió con diligencia en la consecución de recursos de la banca multilateral. En 2009, se han lanzado dos emisiones en los mercados internacionales, cada una de US$ 1.000 millones, con demandas proporcionalmente elevadas y con condiciones financieras favorables. Así mismo, se ha colocado más del 55% de las necesidades de deuda interna y los papeles se han valorizado. Ello no ha significado menores recursos disponibles para las empresas y los hogares, pues el canal del crédito sigue operando, como tampoco un incremento en las tasas de interés, que han reflejado rápidamente las decisiones de política monetaria. Es más, la acelerada colocación interna se ha dado paralelamente con emisiones de bonos corporativos cuyo monto alcanza los $4.7 billones en lo corrido de 2009.

La política anticíclica repercutirá en el nivel de deuda sobre PIB, revirtiendo la tendencia del indicador en los últimos años y eso exigirá esfuerzos adicionales a futuro. Sin embargo, este aumento ha sido prudente si se compara, por ejemplo, con el de los países desarrollados. El FMI estima que en 2009, el indicador de deuda/PIB estará alrededor de 100% para las economías avanzadas. Para Colombia, la deuda bruta como porcentaje del PIB  del GNC estará por debajo de 40%.

Las acciones de política también han contribuido a facilitar el acceso del sector privado al financiamiento a través de las líneas de Bancoldex, del fortalecimiento del programa de garantías del FNG y de los incentivos para la compra de vivienda.

Todo lo anterior se ha acompañado de una política monetaria anticíclica, que desde 2006 se propuso evitar un crecimiento desbordado del crédito y de la demanda agregada. Lo anterior, junto con la reducción de la inflación y la flexibilidad cambiaria, le han permitido al Emisor una disminución históricamente significativa de sus tasas de interés; 400 pb en cuatro meses. La política financiera ha remado en el mismo sentido, actuando de manera contracíclica. Prueba de ello es la reserva voluntaria constituida por las entidades financieras con cargo a las utilidades del año anterior, todavía satisfactorias.

En resumen, atravesamos momentos difíciles, pero también hemos sido bien tratados por los mercados. Estos y diversos analistas autorizados ponderan los esfuerzos en el manejo  económico interno en los últimos años y las acciones tomadas, en la dirección correcta, en la coyuntura actual. Ello sólo se puede lograr con un equipo técnico que actúa en favor del interés general y con elevado profesionalismo. Por eso nos sentimos capitanes del barco en estos mares tormentosos. Sería bueno que los críticos de la política económica hicieran análisis globales, basados en la objetividad histórica y libres de apasionamientos.

 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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